¡AMAR, VENERAR Y... DESOBEDECER!... ¡NO
TIENE SENTIDO!
Podían haber revelado el verdadero
contenido de las palabras de la Virgen, pero sólo han hecho una pantomima en la
que ha primado la mentira y el engaño.
¡La Iglesia Católica lo ha callado! ¿Por
qué se ha querido así, clamorosamente, desobedecer a la desconsolada llamada de
María?
"Satanás reina sobre los más altos puestos,
determinando la marcha de las cosas. Él, efectivamente, logrará introducirse
hasta la cumbre de la Iglesia... ¿No es evidente que lo ha conseguido ya? ¿Se
quiere o no impedir que este "gran castigo" caiga sobre todo el género
humano?
Callar una amonestación tan apremiante y
tan imperiosamente necesaria, significa querer la completa perdición de la raza
terrestre. Los Jefes de Estado de todo el mundo, de todos los pueblos de la
Tierra deben saber, conocer el grave contenido del "mensaje de Fátima", si
queremos evitar el trágico fin que golpeó a los sodomitas y a los gomorras de
bíblica memoria.
¡El castigo sería terrible! "Fuego y humo
caerían del cielo y las aguas de los océanos se volverían vapor, y la espuma se
alzaría revolviendo y hundiéndolo todo. Millones y millones de hombres morirían
de hora en hora, y aquellos que quedasen en vida envidiarían a los
muertos"...
Esto dice el mensaje de la Madre del Dios
viviente.
¿Se debe a toda costa ignorarlo, por la
conveniencia de una Curia dirigida por un Pontífice decrépito cuya palabra
pronto hará estremecer al mundo? Los signos de los tiempos nos lo recuerdan y
nos invitan a meditarlo, a tenerlo todos los días presente en nuestra mente,
porque el "gran castigo" podría acontecer mañana...
Callar este acto de celeste amor significa
perversidad, desobediencia. Significa desear el fin de la especie humana sobre
este planeta. ¿Quién quiere esta gran tragedia? ¿Es el príncipe de este mundo
que incita a la Bestia para alcanzar sus macabros fines? ¿Quiénes son los
insensatos y los partidarios de Satanás?
¿Son los partidarios de la guerra, los
sembradores de hambre, los tiranos, aquellos que especulan sobre la piel humana?
¿Son los violentos, los perseguidores de la libertad y de los humanos derechos?
¿Son los sanguinarios, los nuevos emperadores, los belicistas locos del poder?
¿Son los corruptores, los corruptos, los corruptibles y todos los perversos
comerciantes del mal, de la muerte y de la destrucción? ¿Son éstos los impíos
que producen angustia, miseria, ruínas en todos los países? ¿Son éstos los
partidarios del Maligno que le ayudan a reinar y a determinar la marcha de las
cosas que cada día nos aterrorizan y nos envilecen?
Meditemos seriamente y demos las respuestas
a estas preguntas, ahora que los terribles hechos del futuro están ya tan
cercanos y las profecías prontas a cumplirse. Pensemos bien: el tiempo se acorta
y cuanto ha sido dicho, escrito y transmitido, inevitablemente, se
realizará.
José García Álvarez