Hay que saber ver sin ver.
Ver y no ver no es una utopía: vemos un árbol y vemos a quién lo creó. Pero,
¿qué decir de aquél que aún viendo el mismo árbol y las mismas cosas, no ve
quién lo hizo? No es ciego, mas su vista no alcanza más allá de lo que desea
ver.
Algunos quieren ir más
deprisa de lo necesario, pero no hay que precipitarse. Tengamos en cuenta,
tratando de menesteres espirituales, que no corre más aquél que va más ligero
con la misma carga que otro que va más despacio y con igual carga, porque
mientras el primero se puede resbalar y tropezar, no sucede así con el segundo,
que igual llega al final del camino y quizás antes, porque es prudente y seguro.
Si la mecha de una vela se enciende, no se apaga hasta que se acaba la cera.
Asimismo, si nuestro corazón se llena de Luz y Amor, éstos no se apagan hasta
que llegan a fundirse en la llama del Padre.
Que la Paz sea con
todos.
José García
Álvarez