Estimados
amigos:
¿Por qué? ¿Por qué nos obstinamos en no querer comprender? A pesar de los signos
evidentes, no buscamos realizar los equilibrios necesarios para remontar, sin
excitación y sin sufrimientos excesivos, el cambio que está en el orden de la
Ley Creadora Superior, que nosotros siempre queremos ignorar obstinadamente. El
renovamiento debe ocurrir forzosamente y no hay ninguna posibilidad de frenarlo,
de evitarlo. Nuestro planeta está sufriendo una seria y rigurosa intervención de
naturaleza cosmo-física y en consecuencia, nosotros también sufrimos y
sufriremos los efectos de esta intervención si no nos predisponemos
positivamente y si no armonizamos los equilibrios naturales que nuestra acción
ha comprometido seriamente; las convulsiones serán extremadamente negativas y
los efectos muy dañinos en todos los sentidos.
Nuestro planeta sufre un ciclo de crecimiento, de adelantamiento en sus
estructuras astrofísicas y también un Ciclo, no menos importante, de
Purificación. ES LA LEY DE LA CREACIÓN. Ley que nosotros deberíamos conocer,
porque sabemos que estos ciclos son activos y también están presentes en nuestra
naturaleza biofísica-psíquica-espiritual. ¡Nuestro mundo vive! Nuestra presencia
sobre el planeta que habitamos no ha sido por azar, así como tampoco lo es la
presencia de las enzimas y todos los otros elementos que constituyen la
estructura y la vitalidad de una célula. Nuestra positividad o nuestra
negatividad son determinantes para un crecimiento evolutivo pacífico o
convulsivo de nuestro mundo.
De la forma como van las cosas, la convulsión es inevitable y el
renovamiento estará lleno de efectos que no serán buenos. De ello advierten las
profecías de todos los tiempos y nosotros ya podemos preveerlos si miramos los
acontecimientos con conciencia y con sentido de cuerda responsabilidad. Nuestro
planeta vive, repito, y una ley de hierro lo dirige. Si nosotros "sus enzimas"
estamos enfermos, debemos hacer todo lo posible por curarnos y ponernos en
condiciones de sobremontar positivamente el renovamiento del
mundo.
El ofrecimiento es dado a todos. A cada uno de nosotros, la
elección.
Que la paz sea con todos.
José García Álvarez