LOS LÍMITES TERRITORIALES EN EL
OCCIDENTE DE MÉXICO
APUNTES PRELIMINARES
Hirineo
Martínez Barragán
Guadalajara
Jalisco, México, mayo 2002
Presentación
En México, los
límites territoriales de los estados federados y municipios están indefinidos o
son confusos, lo cual propicia que en la franja de frontera existan espacios
donde ninguna entidad geopolítica reconozca su pertenencia o a la inversa, donde
dos o más entidades reclaman dominio sobre un mismo espacio geográfico. Tal
indefinición en los límites territoriales ha derivado en múltiples conflictos
entre estados y entre municipios, pero también entre los lugareños que ven
afectados sus intereses materiales y transgredida su identidad
territorial.
Ante los agudos problemas sociales,
económicos y políticos que se han venido presentando en las zonas de frontera,
las diferentes instancias de gobierno ya han emprendido acciones para resolver
algunos de los problemas específicos, tanto por la vía amistosa buscando la
conciliación y el acuerdo, como por la vía contenciosa cuando los acuerdos no se
logran y existe la imperiosa necesidad de darles solución, como es el caso de la
Controversia Constitucional 3/98 que se refiere al conflicto territorial entre
Jalisco y Colima, así como la controversia Constitucional que se refiere al
conflicto de límites entre Campeche, Quintana Roo y Yucatán.
Así pues, como parte de una tarea
imprescindible para esclarecer los límites territoriales pero también como un
quehacer fundamental para entender y explicar la geografía actual, en el
Departamento de Geografía de la Universidad de Guadalajara, México, desde hace
dos años se ha perfilado y desarrollado la investigación denominada en términos
genéricos Los procesos regionales y las demarcaciones territoriales de
Jalisco, de la cual aquí se presentan algunos avances.
Justificación
La indefinición, confusión y conflicto en que a la fecha
ha derivado la cuestión territorial, responde a una situación de origen, pero
también a la imprecisión de los decretos, el desconocimiento geográfico, la
falta de memoria histórica e incluso la falta de voluntad política auque se
hayan formado algunas comisiones para discutir conflictos y tomar acuerdos
particulares de límites, pero sin la continuidad y la voluntad para tener
actualizado el tema.
Es importante decir que desde hace más de
un siglo no se altera en lo formal la frontera estatal y desde hace medio siglo
no se constituyen nuevos municipios en Jalisco, pero la territorialidad (el
proceso modificador de territorios) no ha terminado, ahora más que nunca, las
relaciones extralocales están presentes y los procesos de territorialidad
continúan, sujetos o sobreimpuestos a la base de la división
político-administrativa o incluso al margen de ella.
Las nuevas rearticulaciones de territorios
son una realidad que altera fronteras, sin embargo, en tanto no se clarifiquen y
exista la correspondencia entre lo formal y lo real, no es posible saber con
certeza sobre qué bases se negociarán territorios o diseñaran políticas para
ceder, ganar o permutar territorios.
Para que opere una entidad geopolítica debe
contar con un territorio claro y objetivamente delimitado, principio que no
cumplen los municipios y el estados de Jalisco. Como ejemplo, en la localidad de
El Platanar municipio de Cuautitlán, su pueblo que se declaraba jalisciense
(altamente identificado con su territorio), desde hace más de una década
demandan garantías a los gobiernos estatal y municipal por las tropelías de
caciques, políticos y empresarios colimenses sin que a la fecha se hayan
atendido debidamente sus demandas; entre los reclamos de los habitantes de El
platanar y de otros pueblos vecinos, están las garantías individuales, el
derecho al libre tránsito y el acceso a los recursos vitales. Son gente que
reclaman un lugar para vivir, que reclaman "su territorio", el que desde siempre
apropiaron y organizaron, no quieren otro que desconocen, que lo sienten como
ajeno; por eso y con todo, prefieren vivir allí.
El espacio
geográfico como construcción social
Delimitar y
separar territorios, ejercer el dominio sobre los mismos, son actividades
espaciales que de acuerdo a la época histórica forman parte de la naturaleza
social de la especie humana. Así, el territorio y el espacio constituyen esferas
de dominio y de competencia que genera la sociedad y que ha generado de forma
abundante a lo largo de la historia. Por ello aquí trataremos de espacios
creados y concebidos que responden a la dimensión social humana, de suerte tal
que “Concebir el espacio como una construcción social surge de la propia
condición social de la especie humana”.
Hablar de territorios tiene dos
acepciones, la primera se refiere a la base fisiográfica donde se soporta la
vida y el quehacer socioeconómico, la segunda trata del ámbito jurisdiccional de
un órgano de gobierno asociado a una entidad geográfica como país, estado o
municipio. El
espacio geográfico debe ser entendido como una dimensión de las relaciones
sociales al mismo tiempo que la sociedad humana se desarrolla como espacio,
es la obra de múltiples
agentes individuales y colectivos; es decir, “El espacio social es la materialidad
física que la sociedad genera en los procesos de producción y de relación
social. Es también la imagen que nos hacemos de esa realidad social”; por ello
debemos estar atentos de las “múltiples prácticas sociales que intervienen en la
construcción y reconstrucción del espacio geográfico, prácticas económicas,
tanto en la esfera productiva como en la de la reproducción, prácticas
políticas, prácticas culturales, se producen a escalas que varían de lo
doméstico a lo planetario y se inscriben en coordenadas espacio temporales
precisas”.
Los procesos sociales montados e insertos
en una dimensión física-natural, tienen una dimensión temporal y una dimensión
espacial, es decir son dinámicos y varían con el tiempo.
Los procesos sociales constructores de espacios son desiguales y diferenciados
lo cual con frecuencia se “traducen en la división y fragmentación de la
superficie terrestre en unidades espaciales de rango político. El elemento que
las distingue es la presencia de un límite de un bordo o frontera, establecido y
reconocido. Se identifica un tipo de vinculación entre un grupo social y un
territorio, su materialidad es ante todo, cartográfica, aunque se proyecte de
forma empírica.”
En el campo de las materializaciones del espacio social, el Estado es la
principal y más relevante forma del territorio, pero no la exclusiva.
El Estado moderno representa, la manifestación más elaborada de las prácticas
territoriales humanas, mientras tanto, La frontera es el signo del territorio y
la soberanía la manifestación del dominio sobre el mismo, “el Estado adquiere
madurez moderna en el momento en que la frontera adquiere una categoría
objetiva, empírica, comprobable”.
Territorio y región constituyen conceptos clave para
identificar dos modalidades del espacio producido por los procesos de
diferenciación y por las prácticas del poder, el análisis de los procesos
sociales formadores de espacios desde la perspectiva y metodología diferenciada
de territorio y región, permiten indagar determinadas dimensiones de la realidad
geográfica, además de identificar y analizar de manera específica una cierta
dimensión de las prácticas espaciales del poder y su incidencia en los procesos
de desarrollo y de construcción del espacio; permiten además, identificar y
analizar los procesos de polarización y concentración de poder político y
económico. Estando siempre presente la dicotomía de territorio y
territorialidad, en donde la primera se refiere a las unidades geopolíticas
formalmente establecidas, mientras que la segunda se refiere a los procesos
regionales desarticuladores de viejos territorios y formadores de otros
nuevos.
2.
La evolución territorial del
Occidente de México
Partiendo del
entendido que los territorios son construcciones sociales, México accede a su
época independiente (1824) subdividida políticamente por 19 estados y 4
territorios, habiendo perdido dominio entre 1821 y 1824 sobre casi todo centro
América, y dejando como asunto pendiente el territorio del Soconusco (hoy parte
del estado de Chiapas). Es en estas fechas cuando se fijan las condiciones y
bases para perfilar la división territorial que actualmente (2002) rigen en
nuestro país, pues salvo el segundo período centralista, en ningún otro momento
se hicieron planteamientos con suficiente fuerza para que trascendiera en una
división territorial más congruente con la organización espacial de su tiempo;
por el contrario, la división territorial primigenia permanentemente se ha
venido retomando y ajustando, sin dar cabida a una revisión completa que origine
unidades territoriales más congruentes con las organizaciones geopolíticas del
presente. Ver mapa de las intendencias, las cuales pasaron a convertirse en
Estados y Territorios de la Federación mexicana.
Las principales modificaciones hechas al
mapa político de México que se perfilaron con posterioridad a la independencia
fueron la creación del Distrito Federal y la declaratoria de Colima y Tlaxcala
como territorios de la Federación. Así mismo en 1830, Sonora y Sinaloa son
separados para formar cada uno su propio Estado. Durante el año de 1832 se
ratifica el tratado fronterizo de 1819 entre México y Estados Unidos. En 1835
Aguascalientes y pueblos de su jurisdicción se separan de Zacatecas y quedan en
calidad de territorios. Así el resultado es que hasta 1835 el país se dividía en
20 estados, 6 territorios y un Distrito Federal.
Por lo que respecta al occidente de México, Jalisco nace
como estado según el pronunciamiento de Tlaquepaque en junio de 1821 y durante los primeros
meses de la etapa independiente el estado de Jalisco conservó la extensión
territorial correspondiente a la Intendencia de Guadalajara, territorio que
corresponde actualmente a los estados de Jalisco, Nayarit y Colima,
113,006 km2, hoy Jalisco tiene 80,137 Km2.
El 16 de junio de 1823 es proclamado el
Plan de Gobierno Provisional del Nuevo Estado de Jalisco, mismo que se hace
público el día 22, donde se precisa; "La provincia conocida hasta ahora con el
nombre de Guadalajara se llamará en lo sucesivo Estado Libre de Xalisco... la
división del Estado sería la misma que había tenido tanto la Provincia como la
Intendencia [formada por] 28 partidos”; en la lista de los partidos no precisa
límites, se concreta a la asignación de lugares para cada cabecera de Partido y
a referir sus colindancias. Un criterio que se aplicó para efectos de
delimitación territorial y asignación de lugares, fue el llamado principio de
cercanía y accesibilidad, el cual definía por esa vía de manera implícita los
límites de cada partido, salvo cuando de manera explícita se señalaba una
frontera o se asignaban lugares a partidos vecinos, aun cuando estos no fuesen
más cercanos o accesibles.
La primera modificación territorial de
Jalisco se consumó el 30 de enero de 1824, cuando el Congreso Federal dispuso la
separación del Partido de Colima.
El 27 de marzo es presentado el dictamen sobre la división territorial,
realizado por una comisión especial, aprobado y publicado el 27 de mayo de 1824,
en él se dispone que los Partidos deberán llamarse Departamentos. El 14 de
noviembre de 1824, se publicaron diez artículos adicionales al Plan de División
Provisional y para cuando se hace pública la Constitución Política del Estado de
Jalisco,
se asientan otras dos disposiciones.
En el tránsito de partidos a departamentos,
siete de los antiguos partidos no alcanzaron a constituirse en departamentos; de
entre ellos Colima pasó a ser territorio de la Nación y aparecieron seis nuevos
centros jurisdiccionales ya denominados partidos, lo cual alteró la estructura
territorial interna y la externa (con la separación de Colima), pues aún cuando
se mantuvieron 20 cabeceras territoriales, la mayoría sufrieron transformaciones
en sus fronteras, al anexar lugares de los Partidos desaparecidos y ceder
espacios para los nuevos Departamentos. Por ejemplo, el antiguo Partido de
Tomatlán se integra al Departamento de Mascota y este último cede Cuautla y
Tepospisaloya a Autlán. Por otros rumbos, Hostotipaquillo se anexa a Tequila;
Real de San Sebastián a Mascota; Santa María del Oro se reparte entre Ahuacatlán
y Compostela; Tala se incorpora a Zapopan; Teocaltiche y San Juan de los Lagos
emanan de Santa María de los Lagos, etc.
El Plan de División Provisional (27 de
marzo de 1824), describe parcialmente las fronteras de cada uno de los
Departamentos, sin embargo en la mayoría de los casos se siguió dejando a la
memoria histórica y al juicio de cercanía y accesibilidad, los alcances
territoriales de cada Departamento. Ocho meses después, se publican diez
artículos adicionales, el primero funda al partido de Atotonilco, con esa villa,
la de Arandas y la de Ayo el Chico.
En el marco de la Constitución Política del
Estado de Jalisco (18 de noviembre de 1824), en el punto cuatro se asienta que
el territorio de Jalisco es el mismo excluyendo el territorio de Colima. En el
punto seis, se consigna que mientras no se verifique una exacta división del
Estado, este se dividirá en ocho Cantones, a los que deberán sujetarse sus
respectivos departamentos, (ver mapa de José María Narváez 1824). Así mismo, en
el capitulo VIII punto 172, precisaba que habrá ayuntamiento en los pueblos que
junto con su comarca reúnan mil o mas habitantes,
también llamados municipalidades. Para 1825, Victoriano Roa consignaba 133
pueblos con ayuntamiento.
Años después (1828) Jalisco logra acuerdos
con el estado de Guanajuato para la aprobación de la línea divisoria.
También se produjo la separación de La Yesca, Apozolco y Amatlán de Jora del
cantón de Tepic para incorporase al de Etzatlán el 17 de febrero de 1835; y el
decreto 620 del 30 de abril de 1835 que suprime todos los ayuntamientos, salvo
los de las capitales cantonales.
En otro orden de idea, entre 1821-1824 la
población Jalisco (incluido Nayarit), era de 656,810 habitantes.
En extensión territorial, para 1830 se le asignaban al Estado 33,800 millas
cuadradas,
por su parte Narváez decía que el territorio jalisciense medía 79,371.13
Km2. En aquel período el Cantón de Tepic era el más extenso, con el
26% del territorio estatal, en contraste Guadalajara apenas concentra el 5% de
la superficie. En Guadalajara se cultiva el 8.8% de la superficie del
Cantón y se realiza la mayor actividad económica de todo el estado:
manufactureras, comerciales y burocráticas. En términos contrarios Tepic reporta
los índices más bajos en el uso del suelo, una de las densidades poblacionales
menores y las prácticas comerciales poco importantes.
Las zonas más pobladas de aquellos tiempos,
son las que estaban mejor ubicadas por la cercanía a centros o rutas comerciales
(Guadalajara-México-Tepic-centros mineros), tales como el Centro, Los Altos de
Jalisco y la ciénaga de Chapala; a eso puede obedecer los niveles de
fraccionamiento cantonal, pero el de Lagos puede responder a la amenaza de su
separación para constituirse en estado junto con León.
Las regiones periféricas, como El Sur, La
Costa y El Norte, mantenían los territorios más extensos y las densidades de
población menores, seguramente por su remota ubicación, falta de caminos, bajos
índices en el uso del suelo, así como pocos nexos con otras regiones y con el
centro. Lo anterior es posible causa de la desapercibida expansión sobre
territorio jalisciense tanto de Colima hacia el occidente y el norte, como de
Nayarit hacia el oriente, que generan los actuales conflictos
limítrofes.
Durante el período del centralismo (del 3
de octubre de 1835 al 13 de junio de 1843), los Estados pasan a ser
Departamentos y se produce un debate sobre la demarcación y continuidad de los
territorios que no logra trascender. Mientras tanto en 1835 Texas declara la
guerra al Gobierno de México y para el siguiente año se erige la República
Texana. Así mismo para el año de 1840 Yucatán proclama el federalismo y su
separación de México declinando esa postura tres años después. Mientras que en
1842 fue resuelta y formalizada a favor de México la situación del Soconusco Ese
cambio de
denominación a las unidades territoriales aplica para Jalisco en 1837, que luego
es revocado el 18 de septiembre de 1846 para retomar el plan de división
Provisional de 1824, junto con las adiciones hasta el 13 de marzo de
1837.
De nuevo en el federalismo pero con las
secuelas del centralismo, Texas celebra el tratado de anexión con los Estados
Unidos del Norte, aprobada después por aquel Congreso. Así mismo en 1846 se
dispuso que rigiera de nuevo la Constitución de 1824, mientras se publicaba la
nueva, designándose una junta nacional legislativa, misma que planteaba entre
otras cosas, que “los gobernadores de los departamentos nuevos que carecen de
Constitución particular, normara el ejercicio de sus funciones por las del
Estado cuya capital esté más inmediata”;
este decreto erigía en Estados a todos los Departamentos existentes, por lo
tanto, resultaba que en este tránsito, las californias juntas, Nuevo México,
Aguascalientes y Texas (solo de manera hipotética), por primera vez pasan a ser
Estados, Colima y Tlaxcala recuperan su condición de territorio, así mismo el
Distrito Federal, es restablecido.
El siguiente año se promulgó el “Acta
Constitutiva y de reformas de los Estados Unidos Mexicanos”, que en suma
restablece la Constitución de 1824, la cual rigió hasta 1853. En los debates de
la misma se planteó la creación del Estado de Guerrero segregándole territorio a
Puebla, Michoacán y Estado de México, lo cual no llega a su estado definitivo.
Por otra parte, aquí se planteaba que los estados de la federación serían los
que se expresaron en la constitución de 1824 y que, conforme a ella, fueron
formados con posterioridad; en consecuencia Aguascalientes, Nuevo México, Alta
California y Baja California vuelven a quedar en calidad de territorios mientras
que Texas se reintegra a Coahuila. Ver mapa.
Respecto a la frontera con Estados
Unidos, el tratado de Paz, Amistad y Límites, se firma en 1848, mismo que fue
sancionado por decreto el 2 de mayo del mismo año, con lo que México pierde
definitivamente la mitad norte de su territorio, quedando la división
territorial formada por 21 Estados (donde ya aparecía Guerrero en calidad de
estado concesionado pero que hace definitiva su situación el 27 de Octubre de
1849), 3 territorios y el Distrito Federal.
Durante el segundo régimen Centralista
(22 de abril de 1853-15 de mayo de 1856) estuvo normado por las “bases para la
administración de la República, hasta la promulgación de la Constitución”, misma
que cancelaba las legislaturas locales anunciando en sustitución un reglamento;
en ese se dispone que los Estados pasen a llamarse Departamentos; también se
erigen en territorio el Istmo de Tehuantepec, así como, la Isla del Carmen
separada de Yucatán, igual que se crea el territorio de Sierra Gorda
(Guanajuato), así como el distrito de Aguascalientes es erigido en Departamento.
Mientras que unos meses después es aprobado el tratado de la Mesilla.
Así, hacia 1855 el territorio nacional
estaba dividido en 22 departamentos, 6 territorios y un Distrito Federal; sobre
esa base se implanta el estatuto Orgánico Provisional (código la fragua), en
este se mantiene la división inmediata anterior aunque con la denominación de
Estados en lugar de Departamentos, y se instala el nuevo Congreso Constituyente,
el cual se mantuvo hasta que fue sancionada la Constitución Federal de 1857,
la cual contenía siete artículos sobre división territorial (el 43 y 46 los mas
importantes), teniendo como antecedente extensos debates; de ello resultaron
como división interna del país 24 Estados, un territorio y respecto a lo que
denominaron Estado valle de México se decía que éste accederá a esa condición
cuando los poderes federales sean trasladados a la ciudad de Aguascalientes, por
lo tanto los Estados en vigor solo eran 23. Ver mapa.
En 1862 se erige en Estado de la
Federación el distrito de Campeche de la península de Yucatán con el mismo
territorio y límites, y un año después es ratificado y queda como definitivo.
También para 1862 se formaron 3 distritos militares en el Estado de México. En
1864 se decretó la separación de Coahuila y Nuevo León rescatando el primero su
antiguo territorio. La creación definitiva del Estado de Coahuila de Zaragoza se
hace en 1868, así mismo un año después quedan erigidos definitivamente como
nuevo Estado de la Federación los distritos militares de Hidalgo y
Morelos.
Por la frontera sur en 1878, México y
Guatemala acuerdan nombrar una comisión de estudios para fijar la línea
divisoria, y el 1° de mayo de 1883 se pública por decreto el tratado logrado, lo
que en definitiva arregla el asunto del Soconusco. En 1884, se produjo la
primera reforma al artículo 43 de la Constitución, la cual recogía todas las
modificaciones y creaba el nuevo territorio de Tepic, por lo tanto el mapa de
división política agregaba a su configuración los Estados de Campeche, Coahuila,
Hidalgo y Morelos, así como el nuevo territorio de Tepic. En 1902, se hace la
segunda reforma al artículo 43 que consistió en la creación del territorio
Federal de Quintana Roo.
Además de las creaciones y
supresiones de entidades geopolíticas entre 1874 y 1910 se produjeron diferentes
convenios y disposiciones para arreglar o fijar límites; entre ellos Puebla y
Veracruz han tenido 11 convenios, Estado de México y el Distrito Federal dos,
Puebla con Tlaxcala dos, Oaxaca con Veracruz dos, Jalisco con Michoacán uno,
igual que Tlaxcala con México, Veracruz con Hidalgo, Coahuila con Durango y
Nuevo León, Hidalgo con Querétaro, Michoacán con Guerrero, Nuevo León con
Tamaulipas, Aguascalientes con Zacatecas y finalmente Oaxaca con Puebla.
Siguiendo con los procesos de
reestructuración y formalización de los territorios mexicanos en 1917 la nueva
Constitución incluye siete artículos sobre división territorial (del 42 al 48),
además eleva a la categoría de Estado el territorio de Tepic. De esa manera el
territorio nacional queda dividido en 28 Estados, 2 territorios y el Distrito
Federal.
En lo que respecta a la organización
Territorial interna de los Estados Federados, durante los períodos
Constitucionalistas, desde 1824 hasta 1917, estos se dividían en Cantones o
Distritos, Departamentos y Municipalidades, pero a partir de 1917 la nueva
Constitución establecía que los Estados tendrían “como base su división
territorial y de su organización política, el municipio libre.....”, Jalisco se
dividió en 8 cantones desde la promulgación de su propia Constitución el 18 de
Noviembre de 1824 hasta 1878 cuando se creó el Noveno cantón (Ciudad Guzmán);
así mismo el 18 de Junio de 1870 el Departamento de Mascota se erige como 10°
cantón; el 3 de Noviembre de 1869, Teocaltiche se erige en 11° cantón; el 15 de
enero de 1872, los Departamentos de Ahualulco y Tequila se erigen en el 12°
cantón; Chapala se erige en 7° Cantón el 30 de diciembre de 1896, quien toma el
orden nominal del segregado territorio de Tepic en 1859. Ver mapa.
Eliminados los cantones, Jalisco entra al régimen con 104 municipios en 1915 y
actualmente cuenta con un total de 124.
Al cierre dichos cantones la población de
Jalisco (según Censo de 1910) se distribuí de la siguiente manera: Guadalajara
285,889 (45.7Hab/Km2), La Barca 171,226 (24.7Hab/Km2),
Ciudad Guzmán 142,331 (15.4Hab/Km2), Lagos 98,459
(18.0Hab/Km2), Teocaltiche 89,568 (26.3Hab/Km2), Autlán
79,750 (10.5Hab/Km2), Sayula 79,720 (15.8Hab/Km2),
Colotlán 78,988 (4.6Hab/Km2), Ameca 68,016 (21.4Hab/Km2),
Ahualulco 66,216 (12.5Hab/Km2), Mascota 53,356
(4.8Hab/Km2), Chapala 53,336 (6.1Hab/Km2), para que la
suma estatal sea de 1,208,855 habitantes(13.9Hab/Km2).
En síntesis el mapa político nacional ha sido
producto de múltiples tensiones sociales, pero también el territorio ha sido el
contenedor político de las luchas. “Es el espacio de las prácticas territoriales
del Estado, el ámbito de la gestión, del control, de la programación y
planificación, de la ordenación, de la atribución funcional y social, es, por
consiguiente un espacio privilegiado del análisis geográfico además... permite
hacer manifiesta la diferencia nacional, la denominada identidad nacional... Las
prácticas territoriales forman parte de la dinámica interna de los Estados, y
los procesos territoriales caracterizan el desarrollo del Estado...” Así mismo,
el territorio estatales y municipales “es el marco por excelencia de las
prácticas espaciales de los agentes sociales, en todas sus escalas. Como marco
administrativo, marco legislativo, marco de asignación de recursos, marco de
intervención, marco de programación, marco de conflicto entre los intereses de
diversos agentes, individuales y colectivos, y con la propia administración o
poderes del Estado... espacio político por excelencia, definido por bordes o
fronteras reconocidos, que pueden ser establecidos como una línea continua en el
mapa... Las prácticas territoriales... la división y ordenación de distintas
entidades espaciales, a diversas escalas, con límites definidos y reconocidos,
con competencia precisas en el ámbito de tales límites, como espacios delegados
del poder político del Estado o como espacios constituyentes del propio Estado,
forman parte de la propia naturaleza de poder... El producto de estas
prácticas... son los distintos territorios que se suceden, aparecen, se
disuelven, se consolidan, se incrementan, o se transforman a lo largo del
tiempo, como entidades estatales. Y son las diversas formas de organización que
el poder pone en marcha en su control, gestión y dominio del propio territorio
estatal”.
CONCLUSIONES
Como se puede
leer en los apartados anteriores, las demarcaciones territoriales al interior de
México son procesos inacabados de la configuración del mapa político nacional,
por su parte el aspecto de fronteras y más específicamente el de límites
territoriales precisos reconocibles y formales, es un asunto postergado
sistemáticamente: durante el porfiriato se emprendieron acciones decididas que
estaban encaminadas a estudiar y a resolver las indefiniciones territoriales que
existían, sin embargo este asunto no tuvo continuidad, además de que a los
acuerdos logrados no se le dio el seguimiento correspondiente, por lo cual
muchas referencias se perdieron con el tiempo, generándose franjas territoriales
cuyos límites son confusos, ambiguos y conflictivos, pues a lo ancho de esa
franja dicho límite puede desviarse según desde donde se plantee, dejando
decenas o cientos de kilómetros cuadrados como territorios potencialmente en
disputa.
Como hemos venido sosteniendo, las
entidades geopolíticas, son espacios sociopolíticos en construcción que se
materializan y formalizan en la superficie terrestre; de igual manera las
fronteras y más particularmente el límite territorial, es una construcción
social que se materializa y se hace tangible en el cauce de un río, en la cresta
de una montaña, en la ceja de una barranca, en la cerca de un lindero agrario,
en una línea imaginaria que se traza desde una coordenada a otra,
etc.
Ahora bien, reconocer, precisar y
formalizar límites, sustentados o no en una barrera natural sirve principalmente
para demarcar ámbitos jurisdiccionales de ejercicios de gobierno y de
administración pública; así mismo, sirve para circunscribir los derechos y
obligaciones de los ciudadanos y de las empresas o instituciones que se
establecen dentro de su jurisdicción o que están de tránsito por el mismo. No se
trata pues de una barrera física como tal, sino del significado que representa
en el organigrama funcional de los territorios federados.
Ahora, en tiempos de globalización cuando
las fronteras físicas o barreras naturales se trasponen de manera rápida y con
poco esfuerzo, dadas las modernas vías y medios de comunicación, se exige mayor
claridad y precisión en el reconocimiento y señalamientos de los límites
geopolíticos, pues el intenso tránsito en algunos tramos entre una entidad y
otra (frontera México–U.S.A, Jalisco–Guanajuato, Guadalajara-Zapopan), así como
la gestación de procesos económicos y sociopolíticos en zonas de frontera,
requieren de límites precisos y reconocibles que clarifique los ámbitos
jurisdiccionales dentro de continuos socio-económicos y políticos. Pues existen
lugares fronterizos cuyos procesos locales perfilan situaciones para convertirse
de puntos periféricos a centros nodales.
Tener límites precisos y reconocidos
formalmente, hoy y siempre proporcionan certeza en los alcances jurisdiccionales
de ejercicios de gobierno y de administración pública, así como certeza en la
adscripción de asentamientos humanos, de empresas y de instituciones, de los
recursos naturales, de la infraestructura, así como de los focos emisores de
contaminantes, etc. de otra manera, es decir sin límites precisos y
reconocibles, las zonas de frontera conforme más se transiten y dinamicen, serán
más caóticas y conflictivas.
Precisar y formalizar límites no
significa establecer barreras, por el contrario permitirá mayor fluidez en el
tránsito entre dos entidades geopolíticas que en esa medida se verán cada vez
más unidas por un límite, pues favorecerá la vida en armonía de los habitantes
que viven en la zona fronteriza de uno y otro lado de la línea.
Las entidades federales y los municipios
junto con el Distrito Federal, forman un organigrama territorial sumamente
complejo de operar y de analizar, donde interactúan diferentes actores y niveles
de gobierno, instancias económicas y sociales, cuyos ámbitos de adscripción y de
competencia deben ser claramente reconocidos y delimitados en pro de la
vida en armonía del “verdadero” federalismo y del buen gobierno, de lo contrario
se generarán traslapes y huecos con los correspondientes problemas, igual que en
cualquier organigrama funcional de una institución o empresa pública ó
privada.
Finalmente por todo lo antes dicho, es
fundamental atender en la zona de frontera la cuestión de límites territoriales,
pero también es importante repensar la configuración formal de los territorios
estatales y municipales de México, para que ésta se ajuste cada vez más a las
organizaciones territoriales reales que se perfilan actualmente y las que se
proyectan a corto plazo, donde no basta identificar y definir el centro como
tradicionalmente se ha hecho, en todo caso es tanto o más importante precisar el
límite territorial, pues ello favorecerá la armonía y funcionalidad territorial
de México en su ámbito ambiental, social, económico y político. En la frontera
de Jalisco con sus colindantes pocos son los tramos donde los límites no son
divergentes, pero además ya se han hecho manifiestos de varias zonas en
conflicto donde los gobiernos colindantes reclaman para sí mismos
territorios.
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