PUERTO VALLARTA: UN DESTINO
MADURO
Stella Maris Arnaiz Burne
Antecedentes
Al comienzo
de los años 40’s, en la región costera de Jalisco las viejas explotaciones de
plata habían pasado a formar parte de la historia y los recuerdos de las épocas
de abundancia, y el oro verde, esa mágica fruta que transformó a la América
Central y Las Antillas, también había muerto y no de causas naturales, sino
atravesada por un decreto de expropiación de la reforma agraria Cardenista.
Así la
explotación de plata y plátano es reemplazada por la pesca del tiburón, el que
con sus aletas y aceite del hígado había pasado de ser un depredador a una
fuente de riqueza; pero todo esto comenzaba a acabarse, ya que el mundo que
emergería de la segunda post-guerra sería diferente.
En 1940 se
construye lo que hoy es un monumento al tesón y el servicio amable de Puerto de
Vallarta, el Hotel Rosita, que seguía los pasos del Hotel Gutiérrez, luego
conocido como el Océano y pocos años después, en 1949, se levantan el hotel
Paraíso y el Central, que fueron el destino de los primeros turistas aventureros
que llegaban del centro del país y de Estados Unidos (Munguía 1997).
Pero los
osados no llegaban por instinto, ya que el camino lo inician los primeros
anuncios sobre este paraíso perdido, cuando en 1942, en la revista Modern
México, publicada en New York se presenta un anuncio de un sexto de página sobre
Puerto Vallarta.
La
aventura, según los anunciantes comenzaba en Guadalajara donde un avión, el de
la compañía de los hermanos Fierro, los anunciadores, llevaría a los turistas a
un “lugar primitivo donde cazar y pescar” (Fideicomiso de Turismo Puerto
Vallarta 2000).
En la
década de los cincuenta se unen la leyenda y realidad que aparentemente
transitaban caminos diferentes. Freddy Romero “descubre“ Vallarta y con él, un
movimiento de defensa a lo que hoy es la identidad de esta región, el pueblito
mexicano.
A mismo
tiempo, en 1954, la Compañía Mexicana de Aviación inicia los vuelos a
Puerto Vallarta proveniente de Guadalajara, así comienza la competencia de las
aerolíneas por los jóvenes destinos de playa, Puerto Vallarta y Acapulco,
competencia que inicialmente ganó la perla de Guerrero, un reinado que duró
poco, ya que hoy Puerto Vallarta es un destino de fama mundial, con grandes
perspectivas.
En los 60‘s
se amplia el universo del puerto, cuando Mexicana de Aviación inaugura el vuelo
Los Ángeles - Mazatlán - Puerto Vallarta, logro obtenido por la alianza
existente entre nuestra línea mexicana y la famosa Pan American Airlines. Pero a
esta expansión originada en la explosión del nuevo turismo, se le une la leyenda
una vez más.
En 1964, se
filma en este destino “La noche de la Iguana”, para muchos el comienzo del
turismo en Puerto Vallarta, para otros, un hecho histórico cultural excepcional;
pero son estos íconos los que van marcando la historia de un destino
turístico.
Y la lucha
por las rutas aéreas continuaba. En 1965 se instala en Puerto Vallarta la
compañía Aeronaves de México, luego conocida como Aeroméxico, comenzaban a
posicionarse las líneas aéreas, mientras el pueblo aún mantenía su imagen y en
donde los burros apoyan a los taxis y las canoas reemplazaban a los futuros
puentes.
Con
Guillermo Wolf se construye un nuevo icono en el mundo mágico de Vallarta, la
cúpula que hoy es el signo en la arquitectura colonial del puerto. Eran los años
del posicionamiento, donde las estrellas, los hombres de negocio y los
aventureros construían desde la barra de los bares frente al mar el destino de
Vallarta con ideas diferentes, alguna de las cuales se hacían realidad en una
residencia de algún famoso.
El Estado descubre el turismo
En Puerto
Vallarta, el Estado participa en su desarrollo, pero son los inversionistas los
que acompañan esas inversiones en infraestructura con hechos, como son los
alojamientos y servicios de apoyo al turismo; ésta es una voluntad compartida
entre empresarios y gobierno, eso lo diferencia para bien o mal de los grandes
centros que se inician en la década de los 70´s.
En 1968, el
gobernador de Jalisco, Francisco Medina Ascencio, logró obtener para Puerto
Vallarta, la categoría de ciudad, requisito necesario para lograr
financiamientos públicos, para las obras necesarias de este centro turístico.
(Munguía 1997)
La nueva
década se inauguró con infraestructura urbana mínima y una cumbre internacional,
la reunión entre los presidentes Richard Nixon de Estados Unidos y Gustavo Díaz
Ordaz de México.
Luis
Echeverría Álvarez, el presidente que inicia la nueva etapa del turismo bajo
control del Estado, crea el Fideicomiso de Bahía de Banderas, con el objeto de
desarrollar el sur del Estado de Nayarit. Tres años después, en 1973 se crea el
Fideicomiso de Puerto Vallarta.
A partir de
1973 se empiezan a construir los grandes hoteles, pero también surge el
crecimiento desordenado de la población, apareciendo los asentamientos
irregulares y su problemática, la cual hasta la fecha no ha sido posible
resolver.
En 1980 se
inaugura el hotel Buganvilias Sheraton y en 1982 el país sufre la devaluación de
la moneda, pero lo que para México era una situación de crisis, para Puerto
Vallarta era una buena época, el año de 1983 fue especialmente bueno, pues la
afluencia turística extranjera creció en forma considerable, al ver aumentado su
poder adquisitivo en casi un 100%, lo que se consideró la clave del éxito fue el
mantener los precios en pesos.
Entre 1980
y 1990 la población de Puerto Vallarta aumentó de 57,028 habitantes a 111,457 y
para 1985 la afluencia turística y los inmigrantes exigían, por un lado, la
construcción de nuevos hoteles y por el otro lado, la oferta de opciones
residenciales para sus empleados y directivos. El centro de Puerto Vallarta
resultaba insuficiente para dar cabida a estas construcciones y nadie deseaba
ver la línea de su horizonte plagada de edificios altísimos que hubieran dado al
traste con la atmósfera pueblerina de la ciudad. Aparece entonces el promotor
inmobiliario autor de Marina Vallarta. Este desarrollo, impecablemente planeado,
aloja desde una escuela, edificios de condominios y residencias unifamiliares
hasta hoteles gran turismo y cinco estrellas.
Los
trabajos de dragado para crear la zona de peines con sus 450 embarcaderos
iniciaron en 1986 y para 1990 ya estaba dando servicio. En 1993 la marina quedo
totalmente terminada, en esta área se construyeron, entre otros, los
hoteles y condominios, con el siguiente número de cuartos: Westin Regina (280),
Club Regina Condominiums (441), Mayan Palace (298), Marriot Casa Magna (433),
Meliá Puerto Vallarta (355), Velas Vallarta (220), Villas Pacífico y Embarcadero
Pacífico (260) y Nautilus (99) (Universidad de Guadalajara - Asociación de
Empresarios de Bahía de Banderas 2001).
Los
primeros años de la década de los noventa fueron difíciles para Puerto Vallarta.
Aunque el turismo nacional se incrementó, los extranjeros dejaron de venir. En
1993 el destino ocupaba el quinto lugar entre los destinos de playa del país;
antes estaban Cancún, Acapulco, Mazatlán y Veracruz.
Había que
reaccionar con fuerza ante la pérdida de competitividad y el 31 de mayo de
1996 se constituye el Fideicomiso de Turismo de Puerto Vallarta encargado de
manejar fondos provenientes del dos por ciento de impuesto gravado a los hoteles
por concepto de habitación ocupada.
A
diferencia de otros centros vacacionales, Puerto Vallarta decide emplear 100 por
ciento de este dinero en la promoción del destino. Los esfuerzos individuales de
los hoteles y del fideicomiso, de restaurantes, proveedores de servicios y
actividades recreativas, de dueños de galerías de arte y de quienes protegen el
medio ambiente hacen el milagro y Puerto Vallarta empieza a ganarse el segundo
lugar de destino mexicano en el mundo.
De los Hoteles pioneros a los tiempos
compartidos
La oferta
de hospedaje con que cuenta Puerto Vallarta está constituida por 17,297 unidades
rentables, de las cuales 8,634 pertenecen a establecimientos de categoría gran
turismo, cinco, cuatro y tres estrellas y 6,349 a condominios.
La
hotelería tradicional muestra en las primeras cuatro categorías poco
dinamismo
en los últimos 12 años,
ya que los establecimientos de categoría gran turismo han aumentado en tan solo
un 20.9% su capacidad instalada, destacando la categoría de 5 estrellas como la
más dinámica al crecer en un 67.2%, en tanto que los de categoría 4 y 3
estrellas han aumentado su número de unidades en un 47.3% y en 40.0%
respectivamente.
La
categoría que ha mostrado un mayor crecimiento, la de cinco estrellas, sólo ha
crecido a un ritmo anual del 6.7%, destacando el avance que se mostró en el
período de 1988 a 1990, que fue del 57%, por haberse incorporado a esta
categoría, establecimientos que no reunían la calidad de servicios para ser
considerados como tales y después éstos pasaron a una categoría inferior.
Las
categorías inferiores, como son los establecimientos de 2 y 1 estrella, han
visto disminuida su oferta de unidades, ya que muestran un decremento del 29.9%
y del 11.3%, la razón es que algunos establecimientos se han reclasificado, al
incrementar la calidad y número de sus servicios, pero es de destacarse el poco
dinamismo mostrado por la oferta hotelera.
Es
notable el incremento mostrado por la oferta considerada como extra hotelera,
donde principalmente los condominios, los departamentos y suites han mostrado un
mayor dinamismo, lo que ha repercutido en los patrones de consumo de los
turistas.
El
crecimiento de este tipo de oferta tiene su explicación en el hecho de que
representa una demanda más estable, es decir, sin grandes estacionalidades en su
ocupación, además de que la recuperación de la inversión se logra en un plazo
menor.
La ocupación y su
historia
Los
coeficientes de ocupación se han mostrado más o menos estables durante los
últimos años y podrían considerarse aceptables en función de la marcada
estacionalidad que presenta la demanda de un destino turístico de playa, como lo
es Puerto Vallarta y que la ocupación u oficio de los demandantes está
caracterizado por ser empleados, de empresas ya sean éstas, públicas o privadas,
además de que la estancia promedio varía en función de la categoría de
establecimiento de hospedaje que se usa.
La
estacionalidad de la demanda está basada en los períodos vacacionales,
destacando como el mes de más baja ocupación, el de septiembre.
Aunque la
preferencia de los consumidores nacionales es mayor en la categoría de 3
estrellas, estos establecimientos muestran bajos coeficientes de ocupación, lo
cual se debe a que los usuarios tienen una estancia reducida en el destino.
No así en
los de categoría gran turismo y cinco estrellas, con preferencias menores pero
con estancias mayores, lo cual se manifiesta en su ocupación registrada.
Puerto
Vallarta recibió una afluencia turística de 1.662,799 turistas hospedados en el
año 2000, de los cuales 723,688 fueron nacionales y 939,111 extranjeros,
conservándose la tendencia en cuanto a la estructura de la demanda, que ha sido
dominada históricamente por el turismo extranjero que aportó el 56% del
total.
La
afluencia turística registrada en el año 2000 es inferior en un 1.84% a la
recibida en 1999, merced a la baja de un -2.97% del turismo nacional y al -0.95%
del extranjero.
Históricamente la afluencia
del turismo nacional ha crecido en los últimos 12 años en un 76.7% lo que
significó un crecimiento medio anual del 6.64%, en tanto que el turismo
extranjero creció sólo en un 32.4% en el mismo período lo que representó una
tasa media anual del 2.7%, lo que en el turismo total significó que la tasa
media anual sólo fuera del 4.05% a partir del año de 1988.
Las
categorías de hospedaje utilizados por el turismo nacional han sido
dominantemente los establecimientos de 3 estrellas, mientras que la preferencia
del turismo extranjero ha variado, el los años de 1988 -1989 prefirieron los
hoteles de cuatro estrellas y el los años de 1990 a 1992 utilizaron en mayor
medida los establecimientos de gran turismo. Esta tendencia cambió para el
período de 1993 a 1996 en que los establecimientos de su preferencia fueron los
de cinco estrellas, regresando en los años siguientes a los de cuatro
estrellas.
Los visitantes
La
frecuencia de visitas de la demanda que se ha observado en Puerto Vallarta, en
el período de 1996 al año 2000, muestra que en los casos de la demanda nacional
y extranjera, quienes visitan el destino por primera ocasión son la mayoría.
La demanda
extranjera demuestra que la repetitividad de viaje a Puerto Vallarta es del
21.63%, indicador que es inferior al registrado en el año de 1987, que fue del
32.72%, pero superior a la registrada en 1986, que fue de tan solo 12.80% y
también bajo en comparación de otros destinos turísticos, ya que lo que debe de
buscar es la compra constante del producto.
El turismo
nacional ha tenido una tendencia mejor al mostrar en el año 2000 un 58.22% de
fidelidad al destino, marcadamente inferior a la registrada en 1999, que fue del
63.68%, pero superior a la de 1996 que fue de tan solo el 21.36%.
En año de
1996, está marcado como el año que registró menor índice de retorno.
El
destino deberá preocuparse por la tendencia que marca el turismo mundial hacia
un turista profundamente infiel y que será difícil hacerlo repetir un destino,
por lo que deberá tratar de crear vínculos emocionales entre el cliente y el
destino.
Turistas y transporte
El medio de
transporte utilizado por la demanda nacional que llega a Puerto Vallarta ha sido
el autobús, con un porcentaje promedio del 50.31% y el 28.17% automóvil, por lo
que en un 78.48% utilizan estos medios de transporte.
El uso
del avión como medio de traslado a Puerto Vallarta ha disminuido en forma
considerable, ya que en el año 2000 fue utilizado por tan solo el 14.5% de la
demanda, participación que ha sido mayor en años anteriores, ya que en el
período de 1988 al año 2000 lo utilizó el 20.68% del turismo nacional.
Esta
tendencia a la disminución ha sido provocada por el constante incremento de las
tarifas aéreas y a la falta de una mayor competencia entre las mismas.
El
turismo extranjero ha preferido históricamente la utilización del avión
(82.04%), como medio de transporte para arribar a Puerto Vallarta, con índices
entre el 60 y el 93%, en el período de 1988 al año 2000, destacando también la
utilización de los cruceros y yates con el 10.64%, lo que representa que la
demanda extranjera ha preferido estos medios de transporte en un 92.68%.
Origen de los visitantes y la
derrama
El
mercado emisor más importante de turismo extranjero para Puerto Vallarta, ha
sido al igual que en el resto del país, Estados Unidos, con participaciones
entre el 55.71% y el 58.61%, seguido por Canadá con una tendencia hacia la
recuperación de este segmento, al pasar 18.36% al 24.18%, notándose además, una
disminución del turismo europeo que ha bajado del 24.84% al 15.32%, lo que
denota una pérdida del 9.52 puntos en un período de cuatro años.
Conclusiones
Para
concluir, analizaremos algunos variables que nos permiten visualizar los
profundos cambios que se han dado en la actividad turística en Puerto
Vallarta.
·
¿Cómo han cambiado nuestros
turistas?
El destino hoy recibe visitantes muy diferentes a los que recibía al
comienzo de los 90´s.
En los turistas extranjeros, el cambio fue drástico, ya que los ejecutivos
descendieron de un 8.69% a un 0.14%, y junto a ellos, los independientes
bajaron de ser un 31% a un 0.55%.
Así, los empleados tomaron el lugar de éstos pasando de ser una minoría
insignificante en 1990 con sólo un 0.41% del total a llegar hoy a un
74%.
Junto a este cambio, los jubilados prácticamente desaparecieron del escenario,
ya que en 1990 representaban un 23% y hoy apenas llegan a un 1.7%.
Este cambio de grupos sociales se refleja en la educación, ya que de los que hoy
nos visitan, un 69% tiene sólo la educación primaria y un 21% tiene secundaria,
quedando un 10% entre profesionistas y universitarios sin terminar la
carrera.
A nivel de los visitantes nacionales, los cambios van por igual camino, ya que
para 1990 arribaban entre los visitantes un 3.3% de ejecutivos, y hoy son apenas
un 0.27 %; lo mismo ocurrió con los independientes que pasaron del 22% al
2.8% y de los jubilados que eran un 25% y hoy llegan sólo a un 1.3%.
Los empleados también ocupan este lugar mayoritario a comienzos del 2000 al
representar el 59% de los visitantes, a los que complementan gente dedicada a
las tareas del hogar.
Los nacionales tienen un nivel educativo mayor, ya que un tercio, el 34% tiene
estudios secundarios y técnicos, otro tercio son universitarios, y el restante
tiene educación básica.
En síntesis, de estos indicadores podemos deducir una primera conclusión
importante para apoyar la hipótesis del agotamiento del modelo y la caída del
turismo por este desgaste y desfase del destino.
El cambio de los turistas de un grupo mayoritario de clase media alta a alta
y su reemplazo por un grupo de nacionales y extranjeros de clase media baja a
baja, se expresa también en términos educativos, y esta síntesis de baja cultura
y nivel económico, nos muestra un perfil de visitante de un lugar maduro y
al comienzo del deterioro.
·
Índice de retorno
¿Vuelven
los turistas o sólo una vez les es suficiente? En el caso de los que
adquieren tiempo compartido, la tendencia inicial es al regreso y luego a los
intercambios que derivan de esta situación .
La fidelidad al destino, una característica de los turistas europeos respecto de
la Costa del Sol, de las Baleares o Canarias, en la primera etapa del
turismo masivo, o de los turistas de América del Sur respecto de ciertos íconos
del turismo, como Punta del Este, Mar del Plata o Viña del Mar, es hoy historia
antigua.
Sin embargo, hay regresos a otras experiencias en la misma región o simplemente
una visión conservadora que lo hace regresar al turista al mismo destino. En el
caso de los destinos masivos, éstos han ido perdiendo, en general, la batalla
del retorno.
Con respecto a los turistas extranjeros, los que vienen sólo una vez y no
regresan pasaron del 87% al 78%, una reducción de casi diez puntos. Así mismo,
hay un incremento del 2% de los que regresan una o dos veces, pasando en
esta década del 12% al 15%, aunque los que han repetido más el destino pasaron
de 0.5% a un 4.9%.
Los nacionales que vienen por primera vez y piensan regresar pasaron del
78% al 41% hoy; los repetidores de dos veces por oposición crecieron del 14% al
doble, y los que vienen más veces pasaron del 2.3% al 12%.
Como síntesis, podemos decir que en la medida en que el turismo se masifica y
baja de niveles culturales y económicos tiende a ser más estable en los
extremos, los que vienen una vez y no regresan, y los repetidores, que logran
enamorarse del destino y la región.
Un bajo índice de retorno, porque la gente llega con los paquetes baratos y así
se deja llevar por el mercado en base a sus reducidas oportunidades económicas,
sin tomar en consideración otros elementos del destino.
·
Una nueva distribución del gasto
¿Cómo
gastaban ayer y en qué gastan hoy los turistas? En la última década se han dado
grandes cambios en materia de consumo y gasto del turista, derivado de nuevos
hábitos.
En 1990, los dos rubros más importantes en que invertía el turista extranjeros
eran alojamiento, un 30% y alimentos un 34%, siendo la diversión un 7%, el resto
eran gastos varios.
Una década después, el alojamiento se mantiene en un 30%, pero los alimentos
bajan a un 16% , mientras la diversión pasa de ser un gasto marginal a ser
un tercio del total del gasto del turista.
Los turistas nacionales presentan un esquema similar, con el gasto alojamiento
que se mantiene toda la década en un 30%, los gastos de alimentos se reducen a
un 35%, ya que bajan del 30% al 20% y la diversión crece a un ritmo igual que
los extranjeros, tiene un incremento del 250%, y pasa a ser un tercio del gasto
turista .
Como síntesis, podemos decir que:
Se ha
dado un cambio en el gasto turista dando más importancia a la diversión, menos a
la alimentación, posiblemente por los todo-incluido o en los tiempos
compartidos, las cocinetas; pero el cambio es significativo, hay más opciones de
diversión, hay mayor consumo.
·
Cambio de gustos, cambio de
espacios
Hace una
década Puerto Vallarta era un destino de sol y playa efectivo, no había otras
opciones más que las mínimas para lograr una experiencia diferente a los baños
de mar. Esa situación ha cambiado radicalmente en una década y éste es uno de
los indicadores más importantes en la ratificación de las megatendencias
mundiales.
Al comienzo de la década de los 90´s, los extranjeros iban a la playa en un 75%;
hoy esta presencia se ha reducido al 27%, casi en 200%. Los turistas nacionales
han reducido su presencia en playa en un 50%, ya que para ellos éste es un
destino playero, más que de otras opciones, como se plantea por parte del
turismo extranjero.
Pero el paseo del malecón pasó de ser un recorrido de los locales a un paseo
obligado de los visitantes; así los extranjeros triplicaron su presencia en
éste, ya que a comienzo de los 90´s iban sólo un 27% y hoy concurren un 73%.
Los visitantes nacionales mantienen la tendencia, ya que a comienzo de la década
pasada era un atractivo para el 40% y hoy lo es para el doble, el 83%.
Con respecto al centro histórico, “el pueblito mexicano”, los extranjeros
pasaron de una presencia que significaba un tercio a un 98%, o sea, estamos
hablando de un lugar obligado, un sitio que no se puede perder el
extranjero.
Los centros comerciales no existían en 1990, por ello sólo el 35% de los
extranjeros iban de compras; en la actualidad es el 90%. Y en los turistas
nacionales, el cambio fue similar, pasaron del 8% a un crecimiento diez veces
mayor, del 81%.
Lo más significativo es lo cultural, lo artístico, lo artesanal, lo típicamente
mexicano. Así tenemos que los nacionales no visitaban, porque no había, museos y
galerías; hoy el 30% visitan galerías de arte y museos, un segmento en pleno
auge en Puerto Vallarta.
El turismo extranjero tuvo una respuesta más agresiva, ya que pasó de un 2% a un
48%, lo cual significa que uno de cada dos extranjeros van a galerías de arte,
museos, compran artesanía de calidad, obras de arte; en síntesis, consumen lo
más representativo de la región: su cultura.
Como primer resumen podemos decir que:
El
gusto por la playa ha cambiado por nuevos segmentos, las galerías de arte, los
museos, el centro histórico, los centros comerciales, hay un cambio en los
gustos, un llamado a abrir nuevos segmentos, donde el turismo cultural es la
vanguardia.
·
Derrama
Los
análisis globales sobre derrama para el año 2000 dan resultados que no siempre
coinciden con los estudios a partir de encuestas, por ello veremos ambos para
poder sacar una conclusión sobre esta variable fundamental del modelo de
desarrollo del turismo.
Según el Gobierno del Estado, la derrama del turista extranjero en Puerto
Vallarta fue de $108.680,989 para un total de casi 57,000 visitantes, unos de
paso, otros alojados en casas y un grupo en hoteles. Los nacionales generaron
$286.478,740 en todo el año pasado.
Esto nos da una idea muy general sobre la derrama, por este motivo, para ajustar
la misma, vamos a integrar los resultados de dos estudios a partir de un
muestreo, como se señala a continuación.
Según el Estudio de Potencialidad y Competitividad para el desarrollo turístico
de Puerto Vallarta, el gasto promedio aproximadamente del visitante nacional es
de $1,000 por día, que incluye el alojamiento y los gastos locales, excepto la
transportación desde su lugar de origen.
Para los extranjeros, el gasto promedio se sitúa entre los 100 y 300 dólares, lo
cual da una media de más de 200 dólares, que incluye todo, pero que por lógica
quedan fuera de esta estadística los paquetes, que no pasan de 600 dólares la
semana por persona.
En otro estudio, solicitado por el Fideicomiso de Promoción de Puerto Vallarta ,
la diferencia es significativa ya que consideran al gasto medio en 75 dólares
para el turista extranjero, sin considerar alojamiento ni pasaje aéreo que son
parte del paquete.
Los estudios de la derrama nos dan una idea aproximada del gasto turista en su
estadía , los cuales están en el promedio medio de los lugares similares del
Caribe y Centroamérica, muy por debajo de los costos en Estados Unidos, Canadá y
Europa .
De toda la información existente, la de la derrama es la más difícil de aceptar,
por ello debemos combinar dos concepciones las estadísticas y la de los actores
económicos. Los primeros la ven normal y los segundos, la ven cada vez más
reducida.
El gasto turista se reduce en ciertas áreas, como la de los alimentos por el
dominio de los todo incluido, el de ciertos servicios que se venden con el
paquete y quedan como libres, las opciones de diversión.
En síntesis, Puerto Vallarta es hoy un destino maduro, en su doble concepción,
ha cumplido un ciclo del que tradicionalmente tienen los destinos turísticos, y
el segundo, derivado del cambio que se ha dado en las preferencias del turismo
en el mundo. Ambos coinciden y lo importante es al analizar los datos que
tenemos del destino, encontrar esos indicadores, porque allí están las
contrapropuestas que hace el turista, los nuevos estímulos que tiene hoy, las
nuevas ideas que lo llevan a viajar, el nuevo imaginario que los mueve a buscar
una opción diferente en su tiempo libre.
BIBLIOGRAFÍA
MUNGUÍA (1997) Panorama histórico de Puerto Vallarta y de
la Bahía de Banderas. Ed.
Secretaría de Cultura. Gobierno de Jalisco – Ayuntamiento de Puerto Vallarta.
México.
FIDEICOMISO DE TURISMO DE PUERTO VALLARTA (2000). Vallarta 2000. Ed. FTPV. Puerto
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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA – Asociación de Empresarios de Bahía de
Banderas (2001) Bahía de Banderas a
futuro. 2000 – 2025. Ed. Universidad de Guadalajara. México.
2001.
SECRETARÍA DE TURISMO DEL GOBIERNO DE JALISCO (2001) Estadísticas de Turismo. Ed. Secretaría de Turismo.
Gobierno de Jalisco. México.
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Humboldt. Salta, Argentina. Octubre de
2001.