RELACIONES ENTRE EDUCACION Y TERRITORIO.
UN
ESTUDIO DE CASO
Silvia
Mira
Olga
Quitarrá
Rosa
Fittipaldi
Universidad Nacional del
Sur
Los
desequilibrios regionales en torno a la educación son una realidad manifiesta en
América Latina. Su identificación plantea innumerables cuestiones de orden
metodológico que aún no han sido suficientemente
estudiadas.
El nexo entre
educación y territorio es una condición poliédrica, con muchas entradas para su
análisis desde el plano disciplinar. Aquí se aborda el tema desde la vertiente
geográfica, por considerar que los aspectos distributivos de la educación son
relevantes para la elaboración de diagnósticos socioeconómicos frente a
situaciones críticas.
En
este trabajo intentamos un doble camino. Por un lado, en la macroescala, conocer
el estado del sistema en el área de estudio, a partir de registros oficiales
extraídos de las fuentes de información existentes. Por otro, bajando la escala
a la realidad local, tomar la escuela como unidad de análisis básico para la
ponderación de la misma, mediante el estudio de casos.
Ambos niveles de análisis corroboran que una misma situación respecto
a la educación, puede mostrar resultados distintos según las perspectivas que se
utilicen en su análisis. Ello nos lleva a algunas reflexiones sobre el uso
cuidadoso de estadísticas en este tipo de análisis y a valorar la articulación
de escalas espaciales en la interpretación del fenómeno que nos
ocupa.
Consideramos que el tema de la educación a todos atañe y por ser una
problemática abierta a la interdisciplina, su debate debe ser continuo en la
ciencia, de compromiso en la sociedad y de profundo cuestionamiento desde lo
axiológico. En este sentido marcha nuestra propuesta.
¿Por
qué la dimensión espacial en los diagnósticos sobre el sistema
educativo?
La conflictiva relación entre opulencia y
pobreza impone su sello y condiciona la distribución de la educación en los
territorios. El propósito de este trabajo es aportar elementos teórico-prácticos
para contribuir al tratamiento de esta temática desde nuestra especificidad
científica.
En él consideramos la educación como uno de
los aspectos más demostrativo del desarrollo que puede alcanzar una población.
Esta circunstancia se une al hecho de que casi todos los componentes
caracterizadores del fenómeno educativo provienen esencialmente del contexto
sociocultural donde desarrolla su existencia la población y se reflejan, de
manera inmediata, sobre una de sus franjas más sensibles: la población escolar.
Por lo tanto, los niveles de educación alcanzados por un grupo social, su
inclusión o exclusión del sistema
educativo, así como los años de permanencia en el mismo, son tomados en esta
propuesta como indicadores de peso para ponderar la realidad social imperante.
Pero también en este trabajo,
apuntamos a penetrar en estos problemas considerando que las condiciones de vida
de los alumnos, detectadas a través de la escuela,
conducen al conocimiento de la calidad de vida que se manifiesta en sus hogares.
Por ello nos decidimos por un doble camino: por un lado, en la macroescala, conocer la realidad
educativa del área de estudio, a través de registros extraídos de las fuentes de
información existentes y examinando su repartición espacial, lo que nos lleva a
estudios abarcativos, cuya principal finalidad reside en las comparaciones y en
la detección de las disparidades territoriales que presenta el fenómeno en
cuestión en un área acotada; por otro, en
la microescala, tomar la escuela como unidad de análisis básica para la
ponderación de esta realidad, mediante el estudio de casos. Es aquí cuando se
confrontan los índices teóricos con lo vivencial, lo regional con lo local, en
un marco donde la singularidad de cada punto del territorio resume la
convergencia de distintos problemas sociales.
Nexos entre educación y
desarrollo.
La repartición de la población y su
caracterización desde el punto de vista educativo representan, junto a otros
factores, una base sólida para planificar y dirigir los procesos que apuntan a
mejorar la calidad de vida, de una manera ordenada y estratégica. La aceptación
de los cambios y la difusión de las innovaciones están estrechamente vinculados
con los niveles culturales que alcanza un grupo social y de hecho, con el
bienestar al que aspira. Las transformaciones, para concretarse con éxito, deben
propagarse de abajo hacia arriba, a partir de los requerimientos sociales, en el
marco de proyectos de desarrollo regionales o locales sustentables, articulados
al mundo global. La educación, bajo este planteo, desempeña un papel
significativo, no sólo con referencia a la capacitación técnico-profesional que
puede impartirse institucionalmente y que va a repercutir sobre las modalidades
de vida de la población, sino
también por el nivel cultural que, con efecto multiplicador a través de
la escuela, llega a cubrir gran parte de la malla social.
El
nexo entre sistema educativo y estratificación social es significativo para el
tema que nos ocupa. Medido a escala regional, el
fenómeno educativo nos acerca a una visión de conjunto del estado de situación
de una población, y a las disparidades que en ese aspecto se evidencian. La
alfabetización, la formación de recursos humanos en los distintos niveles de
enseñanza, el grado de profesionalidad, se relacionan estrechamente con la
calidad de vida imperante, pero sobre todo se ligan al impulso endógeno que acompañen los planes de desarrollo
previstos para mejorar situaciones. A modo de ejemplo, los años de escolarización determinados
oficialmente como obligatorios, pueden considerarse como una unidad que
cuantifica el valor de la educación en un país.
No se desconoce que cada
individuo, hoy habitante del mundo, está llamado a impulsar las
transformaciones. Pero su capacitación para hacerlo dependerá no sólo de sus
condiciones intelectuales, sino también del marco de sustentación brindado por
el sistema educativo de procedencia. Si bien no se desconoce que hoy desde el
plano individual las exigencias de una mayor eficiencia impulsan las necesidades
de formación y crecimiento inherentes a cada persona, es a través del efecto
cascada y la retroalimentación generada por el sistema educativo, que los
cambios podrán difundirse en todas las escalas territoriales y llegar a amplios
sectores de la sociedad, con un alcance integrador en vistas a una distribución
más equitativa del desarrollo.
Por eso consideramos de validez
partir de un diagnóstico del estado de situación del sistema educativo regional,
con una revisión de las características de la población vinculadas a los niveles
de enseñanza en un área determinada, para acercarnos luego a la realidad
vivencial de la escuela, marco desde donde pueden impulsarse las acciones para
el cambio.
Atendiendo a ello la
programación de este estudio se dividió en dos etapas: la primera, encuadrada en
el macroanálisis regional, se cumplió
sobre la base de la información censal del último relevamiento1; la segunda,
actualmente en curso, baja con el microanálisis a la escala local, y toma
las escuelas como punto de partida para la investigación. Aquí no sólo se
utilizan las estadísticas oficiales procedentes de cada establecimiento, sino
también información más detallada, de orden cualitativo, que nos permitirán
acercarnos a las situaciones críticas.
Primera etapa: desde el macroanálisis
regional.
Se analiza en esta etapa, desde la
óptica geográfica, la distribución espacial de algunos indicadores relacionados
al sistema educativo en el área considerada.Para estudiar el fenómeno a este
nivel, aceptamos la división territorial definida desde el ámbito administrativo
por la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires: la Región
XIV, integrada por once distritos escolares, coincidentes con otras tantas
jurisdicciones político-administrativas del sur bonaerense. Son ellos los
partidos de Bahía Blanca, Cnel. de Marina L. Rosales, Cnel. Dorrego, Cnel.
Pringles, Cnel. Suárez, Puán, Municipio Urbano de Monte Hermoso, Patagones,
Saavedra, Tornquist y Villarino. Sobre esta extensión se desarrolla la primera
parte de nuestro estudio.
El primer paso en esta etapa se cumplió
rastreando la información del Censo de Población 1991, en la certeza que, con el
próximo relevamiento censal, se puedan seguir cotejando los mismos parámetros
para medir la evolución de la situación analizada. Estos datos nos permitieron
ponderar las características seleccionadas sobre el total de población de cada
distrito escolar (o partido), lo cual favoreció el diagnóstico
demográfico-educativo global de estas jurisdicciones. Los datos censales se
refieren a los niveles tradicionales de estudio: preescolar, primario,
secundario, terciario y universitario, ya que en el último relevamiento no
estaban aún vigentes las reformas, cuestión que se deberá contemplar al analizar
los datos del próximo censo.
En un segundo paso se
construyeron cuadros estadísticos, donde aparecen los efectivos numéricos
escolares absolutos de cada uno de los once partidos que integran la Región XIV,
así como los índices que se elaboraron con base porcentual para cada nivel de
educación tratado y según sus características predominantes. Esta información
permitió la confección de
cartogramas representativos, fundamentales para la interpretación de
situaciones.
En esta fase
quedó definido el perfil demográfico del sur bonaerense desde el punto de vista
educativo, teniendo en cuenta el grado de alfabetización de la población total
del área, niveles de enseñanza alcanzados por totales y por sexo, estado de la
asistencia escolar, asistencia escolar según establecimientos públicos o
privados, niveles educativos completos e incompletos, los excluidos del sistema,
índices de perseverancia escolar y razón de dependencia escolar.
Esta
parte de nuestra investigación, realizada sobre una base demográfica regional,
permitió sintetizar algunas características relevantes de la educación en los
distritos escolares analizados:
·
En
términos globales las jurisdicciones tratadas no manifiestan grandes
disimilitudes en cuanto a las características educativas de la población,
exhibiendo esta región administrativa buenos niveles en la repartición espacial
de los indicadores utilizados, como grado de alfabetización, concurrencia a los
establecimientos escolares, niveles educativos alcanzados.
·
En
lo que hace a la distribución de las características estructurales de la
población escolar, esto es edad y sexo, se observó en toda el área un estado de
equilibrio, lo que indica la proyección de histogramas normales de sustentación,
representativos de poblaciones sin gran variabilidad poblacional, sin aluviones
o éxodos masivos que compliquen el perfil demográfico alcanzado en el
área.
·
Otro aspecto interesante es el de la población
que ha completado sus estudios en algunos de los niveles Aquí otra vez las
cifras vuelven a mostrar una distribución equitativa para toda la región,
bajando los porcentajes en relación al grado de participación en cada uno de los
niveles analizados, a medida que se avanza desde el primario al
universitario.
·
Puntualmente,
registramos proporciones llamativas de población que no completó sus estudios en
alguno de los niveles considerados, pero se infiere una tendencia a la mejora de
la situación, ya que las edades más afectadas por esta característica negativa
es la franja superior a los 40 años, mejorando notablemente la completud en
edades más bajas, circunstancia indicativa de mejores niveles de accesibilidad y
permanencia en el sistema en las últimas décadas.
·
Otra
característica positiva de este estudio de situación es el posicionamiento de la
mujer en el sistema, con permanencia alta en los tres niveles educativos
analizados y su ascenso en ellos, a diferencia de los varones que en los últimos
niveles aparecen con menor participación. Las mujeres tienen presencia menor en
el nivel universitario, pero mayor en el secundario y el
terciario.
·
Es
destacable un elevado número de personas con niveles de formación superior al
primario y que ya han salido del sistema. Por lo tanto, pareciera no haber
existido un fenómeno de deserción preocupante en épocas inmediatas anteriores en
lo que atañe al nivel primario.
· Es
en el nivel secundario donde se verifican las mayores proporciones de estudios
incompletos, de lo cual inferimos un alto grado de deserción escolar. Observamos
así que en la edad de inserción en el mundo de trabajo, gran cantidad de
estudiantes han optado por abandonar sus estudios.
·
En
términos generales se manifiesta una buena asistencia escolar para las edades
correspondientes al nivel primario, que indica una relación equilibrada
educando-escuela. La proporción mayor de los que nunca asistieron a la escuela
aparece en las edades más altas. De esto se desprende que el sistema ha
incrementado su captación en las últimas décadas.
·
Otro aspecto a tener en
cuenta es que la asistencia escolar por partido se presenta con grandes
similitudes en el área considerada. En el área más del 98 % de la población
total ha asistido a establecimientos escolares. Es interesante destacar que en
los registros “no
asiste pero asistió”
y
“nunca asistió”, los guarismos son
bastante similares en todas las jurisdicciones.
·
Es
observable una sobrepermanencia importante, en lo que a edad concierne, de los
jóvenes dentro del sistema, sobre todo en los niveles secundario, terciario y
universitario, posiblemente porque deben repartir su tiempo entre estudio y
trabajo. Este rasgo se hace más marcado en el nivel medio, donde se destaca un
trasvase cada vez más importante en edades tardías hacia el nivel
superior.
·
Según
estimaciones de la población escolar basadas en las cohortes de 1991, se espera
un leve aumento en todos los niveles, según la evolución natural de las cuantías
poblacionales.
·
En
toda la región observamos que el mayor peso de la población escolar se encuentra
en el nivel primario, descendiendo notablemente los guarismos, a menos de la
mitad, en el nivel secundario. En los niveles terciario y universitario, la
proporción señala menos del 4 % en todas las jurisdicciones, excepto
Bahía Blanca, dadas sus características de centro universitario, con un 8.3. %
de su población estudiantil participando en este nivel.
·
En cuanto a la asistencia escolar por sexo y los
índices de masculinidad, se verifican distribuciones equilibradas en toda la
región tratada, con pequeñas fluctuaciones: mayor cantidad de varones en las
escuelas primarias, mayor cantidad de mujeres en el nivel secundario, baja
participación de varones en el nivel terciario y de mujeres en el universitario,
distribución estadística que no difiere de la verificada para el resto del país
y da cuenta de una transferencia educativa equilibrada respecto a ambos
sexos.
·
Respecto a la población que en algún momento
concurrió a establecimientos educativos, pero que no completó sus estudios, las
estadísticas son exiguas, resultando las más altas para los niveles primario y
secundario. Se destaca aquí que estas cifras se consideran como características
estáticas y remanentes de la población y no en función de la dinámica escolar
que se presenta, y medible por otros indicadores como los niveles de
escolarización y de deserción escolar. De la observación de las estadísticas
podemos inferir que se han dado en la escuela primaria los mayores porcentajes
de población que ingresa y finaliza sus estudios, en relación a la que no los
completan. Para el secundario los valores cambian, ya que es el nivel que se ve
más afectado por ciclos no cumplimentados, en tanto que también se verifica que
el nivel terciario muestra la mejor relación entre población ingresada a él y
que culmina sus estudios.
·
En relación a la asistencia escolar según
establecimiento público o privado, se verifican para la fecha del censo, altos
porcentajes de concurrencia a establecimientos estatales para todas las
jurisdicciones, análogos a los que aparecen en las escalas provincial y
nacional, aunque en algunos distritos existe una leve tendencia hacia la
concurrencia a establecimientos privados.
·
En cuanto a los efectivos que no ingresaron al
sistema pueden ser dos los motivos de exclusión: porque no tienen edad aún para
hacerlo, es decir en los primeros escalones etarios considerándoselos entonces
alumnos potenciales, y los que no lo hicieron y ya pasaron las edades escolares
naturales. Los alumnos potenciales aparecen con una distribución equilibrada en
todas las jurisdicciones; en cambio los excluidos superando edades escolares
naturales, muestran diferencias en su repartición, con dos partidos de altas
tasas: Villarino y Patagones con un 6 % de su población total sin concurrir
nunca a la escuela. En cuanto a la estructura por sexo en la categoría de
excluidos se constata una mayor cantidad de mujeres que se hace todavía más
numerosa en las jurisdicciones donde se localizan los principales núcleos
urbanos del área.
·
Se
destacan como elevados los efectivos en edades de ingreso preescolar y que
quedan excluidos del sistema, probablemente por carencias del servicio. Este
fenómeno se registro para la fecha del censo en todas las jurisdicciones de la
región. En cambio, en el nivel primario las estadísticas señalan una buena
relación entre la población en edad escolar y su concurrencia a establecimientos
educativos. El nivel secundario muestra también fluctuaciones en algunos
partidos, circunstancia que habría que analizar de manera más pormenorizada .
Casi todos estos datos difieren de los del total del país.
·
Otro indicador para considerar es el grado de
perseverancia escolar de la población infantil, obtenido de la relación de niños
hasta de 12 años que aún asistían en el momento del relevamiento censal al nivel
primario, o ya lo habían finalizado. La misma definición se tomó para la
población del nivel secundario, considerándose como edad tope los 18 años. En el
nivel primario estos índices muestran en general un buen estado de situación
para el Distrito Escolar XIV. Sin embargo, para el secundario la situación es
difícil en algunas jurisdicciones como Villarino y Coronel Pringles.
De las estadísticas censales surgió un diagnóstico favorable del
estado de situación del sistema educativo para la Región XIV. Pero ¿qué ocurre
cuando bajamos el análisis a la escala local?
Segunda etapa: el
análisis desde la microescala.
Aparece en esta etapa de nuestro trabajo la escala local como una
dimensión de ajuste a las situaciones reales, necesaria en todo estudio que
pretenda ser útil para el diseño de estrategias frente a cuestiones
territoriales críticas, tal como la distribución de la educación en términos de
equidad. Actualmente estamos desarrollando esta fase de nuestra investigación2.
Existe una variada gama de indicadores
para medir la situación de bienestar social. Una manera de abordar algunos de
esos aspectos sociales se logra con el Indice de Necesidades Básicas Insatisfechas
( NBI) que se construye a partir de la combinación de cinco situaciones que
se detallan en la Fig. 1 .
Fig. 1 . Indicadores para la detección del
índice de necesidades básicas insatisfechas (NBI).
·
Cantidad de personas que viven por cuarto en
cada hogar . Si se superan las tres personas por
cuarto, se cataloga ese lugar como “hacinado”.
·
Vivienda. Abarca desde las más lujosas hasta
las chozas de barro y paja.
·
Asistencia escolar. Se observa si en los
hogares hay, por lo menos, un niño que está en edad escolar y no asiste a la
escuela.
·
Condiciones sanitarias. Se presta atención a la
existencia o no de retretes en los hogares.
·
Capacidad de subsistencia. Se mide el número de
personas de los cuales se hace cargo cada trabajador dentro del hogar al que
pertenece.
Este
indicador, que elaboró el INDEC sobre la base del Censo Nacional de Población y
Vivienda en 1991, está directamente relacionado con la calidad de vida de la
población estudiada, considerando que un hogar presenta NBI cuando cumple por lo
menos una de las condiciones establecidas. Resultó de gran utilidad en nuestro
estudio retomar estos mismos criterios para la elaboración de encuestas por sondeo a nivel escuela,
para detectar situaciones de dificultad o
riesgo en la población escolar. Dichos sondeos permitirán un cotejo con las
estadísticas registradas en cada establecimiento según los criterios presentes
en la Fig.2.
Fig. 2 CATEGORIAS PARA LA DETECCION
DE MATRICULAS DE RIESGO SOCIO ECONÓMICO
|
Grupo
I: matrícula domiciliada en villa de emergencia.
|
Grupo
II: matrícula domiciliada en asentamiento.
|
Grupo
III: matrícula domiciliada en Institutos de menores tutelados u otro tipo
de hogares múltiples.
|
Grupo
IV: matrícula atendida en Centros Educativos Complementarios para alumnos
con dificultad de aprendizaje.
|
Grupo
V: alumnos en cuyas familias se cumplan al menos cuatro de las siguientes
características: |
·
Niños que
pertenecen a familias numerosas(4 o más
hijos). |
·
Niños cuyo
padre es trabajador temporario o desocupado. |
·
Niños cuya
madre es trabajadora temporaria o desocupada. |
·
Niños en
situación de extrema precariedad de la
vivienda. |
·
Niños con
padre o madre analfabetos o con escolaridad
incompleta. |
·
Niños que
tienen hermanos desertores o repitentes
reiterados. |
·
Niños que
registran índices de inasistencia elevados respecto de la media normal
para su año
(salvo casos de enfermedad). |
·
Niños que
trabajan. |
·
Niños con
permanencia discontinua en el núcleo familiar
primario. |
·
Niños y
núcleo familiar que no poseen cobertura social
alguna.
|
Fuente:
Dirección de Escuelas Primarias de la Provincia de Buenos
Aires.
En este
sentido, consideramos conveniente seleccionar, en una primera aproximación, el
centro urbano primacial dentro del contexto espacial que venimos analizando,
esto es la ciudad de Bahía Blanca. De los once distritos que conforman la Región
XIV de la Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires, Bahía
Blanca constituye un nodo jerárquico representativo para el análisis, no sólo
por su relevancia demográfica, sino también por su múltiple funcionalidad, sobre
todo en lo que concierne a su papel como centro de servicios educativos en todos
los niveles, y por ser sede administrativa de los mismos. En este estudio ya se
analizaron todos los establecimientos escolares de EGB de la ciudad de Bahía
Blanca para dos años lectivos, 1997 y 1998, dejando para una próxima fase el
estudio del resto de los distritos que integran esta región
administrativa.
En esta etapa se incorporaron datos obtenidos de fuentes de
información directa, como los aportados por la Dirección de Escuelas de la
Provincia de Buenos Aires para la Región XIV, así como los procedentes de la
Dirección de Psicología y Asistencia Social Escolar de la Provincia de Buenos
Aires sobre los setenta y cinco establecimientos escolares urbanos localizados
en Bahía Blanca. Mediante el tratamiento estadístico de los datos obtenidos de
estas fuentes para cada establecimiento, llevados al análisis espacial con la
elaboración de cartogramas, es posible caracterizar la población escolar bajo la
óptica que es de nuestro interés, verificándose las desigualdades territoriales
existentes en esta ciudad en torno a los parámetros utilizados .La realidad
de cada escuela es singular, propia de la población escolar que concurre a
ella.
El primer paso de nuestro trabajo a escala
local, se cumplió a través del análisis de la información recabada sobre la
matrícula de Primero a Octavo Año de la EGB, tomando como fuente los datos
obtenidos de la Dirección de Educación Primaria de la Provincia de Buenos Aires.
Teniendo en cuenta los indicadores socioeconómicos establecidos según la Fig. 2
, obtuvimos una caracterización de los alumnos y sus familias para los años 1997
y 1998 en la ciudad de Bahía Blanca, resumidos en cinco grupos de
riesgo.
Las
categorías señaladas en dicho cuadro sirvieron de base para un posterior
reagrupamiento de las matrículas escolares de riesgo según la situación de
dificultad de origen social, resultando la clasificación sintetizada en la Fig.
3.
Fig.
3
Condiciones de riesgo según reagrupamiento de
categorías.
1. Matrícula
de alto riesgo socio-económico: los
que se incluyen en tres o más de los grupos
establecidos.
2. Matrícula
con riesgo moderado: sólo
comprendidos en uno o dos de dichos grupos.
3.
Matrícula sin detección de riesgo socio económico: no pertenecían a ninguno de ellos.
En
un segundo paso estos datos fueron
cartografiados, según la localización de cada establecimiento escolar en el
radio urbano. Se observó que aproximadamente el 70 % de la matrícula escolar de
la ciudad no se encuentra dentro de los grupos de riesgo, mientras que el 30 %
restante, comprendido dentro de matrículas de riesgo, posee más de la mitad de
la población escolar en condiciones de riesgo moderado.
Como
resultado inmediato de la distribución territorial de los indicadores de riesgo
socioeconómico de la población escolar en la ciudad de Bahía Blanca, se comprobó
que la población escolar con alto
riesgo socioeconómico concurre, mayoritariamente, a establecimientos
localizados en el área céntrica de la ciudad y en algunos barrios periféricos.
Debemos recordar que focalizamos nuestro estudio en escuelas estatales y, por lo
tanto, gratuitas.
En cuanto a la situación que presenta la zona
céntrica, señalamos que los habitantes de algunos sectores de la periferia,
generalmente de escasos recursos económicos, envían a sus hijos a las escuelas
del centro, bien porque este sector es más accesible desde todos los puntos de
la ciudad, dadas las condiciones de
convergencia de las líneas del transporte colectivo justificada por el
monocentrismo prevaleciente, o porque los padres que trabajan en el centro,
traen consigo a sus hijos en sus diarios desplazamientos. De este modo,
escolares con distinto grado de riesgo, integran los contingentes de las
escuelas céntricas.
Los establecimientos con población escolar bajo
riesgo moderado se encuentran
distribuidos, de manera asimétrica, en distintos puntos de la ciudad,
circunstancia que no permite una zonificación y amerita estudios de casos.
En el otro extremo, existen establecimientos
que sostienen poblaciones escolares
con riesgo nulo, localizados en
determinadas unidades territoriales, tres barrios en el total de la ciudad,
donde tales características coinciden con los niveles socioeconómicos de la
población allí afincada.
En cada establecimiento se vienen desarrollando distintos programas
de ayuda relacionados con problemas específicos que atañen a los escolares y a
sus grupos familiares, a cargo de profesionales del trabajo social, psicólogos y
consejeros. El acceso a esa información es de suma importancia para nuestro
diagnóstico y en este sentido la escuela emerge, una vez más, como una de
análisis incuestionable cuando se trata de captar las condiciones de vida que
desarrolla una gran parte de la población. Bajo esta premisa, nos proponemos
cotejar los programas desarrollados en cada establecimiento y su distribución en
la ciudad de Bahía Blanca, con el fin de profundizar el análisis espacial que
venimos realizando.
Otro tema importante, agendado para nuestros próximos pasos en esta
investigación, es el relacionado con la participación de las organizaciones
intermedias vinculadas a la escuela y las actividades de ayuda que las mismas
propician. Cooperadoras escolares, clubes de madres, asociaciones de exalumnos,
instituciones de padrinazgo, cumplen con actividades ajustadas a las necesidades
de cada establecimiento y sus programas se transforman en indicadores
representativos de las situaciones reales.
De esta forma intentaremos establecer una
correlación directa entre distintos parámetros para aproximarnos a un
diagnóstico socio-económico de la comunidad escolar de Bahía Blanca, tema
estrechamente vinculado a las situaciones de pobreza, desigualdad e inequidad
hoy presentes.
A esta altura del estudio en curso ya podemos
realizar algunas consideraciones a partir del análisis de la
microescala:
·
En Bahía Blanca es muy baja la población escolar en situaciones de
riesgo.
·
No existe
correlato espacial evidente entre situaciones de riesgo escolar y territorio en
la escala local como consecuencia de la desaparición del criterio radio de influencia de cada escuela según
los domicilios de los escolares para el ingreso, sobre todo en los escalones
superiores de EGB.
·
La escuela sin base territorial, acrecienta la diversidad
socio-económica de los alumnos concurrentes a cada establecimiento, dando lugar
a marcadas desigualdades en la población escolar, situación que debe
contemplarse en las futuras estrategias para el mejoramiento del sistema, para
no agravar las condiciones de inequidad que, a partir de esta situación, se
manifiestan.
·
En la distribución de los grupos de riesgo prevalece un marcado
predominio de alumnos en cuyas familias se cumplen, al menos, cuatro
características señaladas en el grupo V de dificultad. El 30% de los
establecimientos educativos considerados, que tienen su matrícula inserta en
algunas de las categorías de I a V, adolecen, total o parcialmente, de los
requerimientos necesarios para alcanzar una buena calidad de vida.
Como factor indirecto, la
convergencia de comunicaciones hacia el área central, los beneficios obtenidos
para el pasaje escolar, la complejidad social de algunos sectores céntricos, así
como los desplazamientos por trabajo de los progenitores, puede considerarse
factores gravitantes para que las escuelas localizadas en este sector urbano,
reúnan las mayores conflictualidades por la diversidad en la composición
socioeconómica de la matrícula escolar. Por lo tanto, estos establecimientos
pueden ser representativos para potenciar hipótesis de trabajo sobre equidad educativa.
A medida que se toma contacto directo con la
realidad bajando la escala de análisis a la escuela, los problemas vinculados
con el funcionamiento del sistema educativo se hacen más palmarios. Muchas de
las consideraciones que sirvieron en la etapa del macroanálisis, no tienen
validez ahora cuando la unidad de análisis es el establecimiento escolar, con su
realidad cotidiana, sus necesidades y sus conflictos. Hay una relación evidente
entre el desempeño de los alumnos, la deserción escolar y el ausentismo, con las
condiciones de estructura familiar, pobreza y desempleo de los progenitores,
situación que sólo se aprecia cuando se estudia la singularidad de cada
establecimiento. Estas relaciones quedaron enmascaradas en la macroescala, donde
la tendencia al tratamiento de índices estadísticos a nivel regional, no refleja
fehacientemente las rupturas que existen en el tejido
social.
ALGUNAS
PROPUESTAS
De
lo dicho hasta aquí se desprende que los problemas educativos no tienen una
distribución homogénea en el espacio, que son dinámicos y que la veracidad que
se logre con su estudio dependerá del manejo correcto de las escalas de
análisis. Estas consideraciones nos conminan a dar continuidad a este tipo de trabajo para observar no
sólo las diferencias que surgen a lo largo del tiempo, sino también sus
asimetrías en la distribución espacial, ratificando la relación directa entre el
funcionamiento del sistema educativo y los procesos
territoriales.
Las
propuestas que presentamos sobre este tema son:
·
Trabajar los problemas relacionados con estos aspectos, desde la
interdisciplina.
·
Recomendar el ajuste de escalas y la visión espacial y de entorno
para el trazado de estrategias válidas, retomando la base territorial de cada
establecimiento.
Emplear
el análisis espacial secuenciado para el estudio de situaciones de desigualdad,
donde queden localizadas las zonas, que por contener alta matrícula de riesgo,
requieren un mayor compromiso en la planificación del sistema.
·
Respetar los mismos parámetros para la detección de matrículas de
riesgo en todos los niveles y
distritos educativos, lo que hará factible no sólo el análisis evolutivo
de las situaciones sino también la comparación con otras áreas.
·
Canalizar las necesidades observadas desde el diagnóstico y las
detectadas por los trabajadores sociales, hacia la elaboración de proyectos
comunitarios y acciones preventivas a partir de grupos de apoyo formado por
profesionales idóneos, a los que sería conveniente integrar los actores
involucrados en los problemas.
·
Impulsar el seguimiento de casos conflictivos, investigando sus
causas y trazando estrategias de apoyo hasta su efectiva resolución.
·
Promover planes de formación docente adecuados a la problemática
de inequidad educativa planteada desde la realidad inmediata. Los educadores
están experimentando situaciones nuevas, muy alejadas de aquel simple lema
“enseñar a leer y escribir”, y en cambio se han convertido, en muchos casos, en
agentes de contención de comunidades con serios déficit sociales y económicos,
debido al empobrecimiento y la marginación que sobrellevan. Para ello, se
necesitan planes de acción que encaren, mediante tácticas adecuadas, el
mejoramiento real de las situaciones de conflicto detectadas.
·
Establecer objetivos claros, para las distintas dimensiones o
escalas, con controles efectivos para que éstos se cumplan con autonomía, en
aquellas comunidades que concentran mayores fracasos escolares, a consecuencia
de las situaciones analizadas.
·
Trabajar los contenidos actitudinales desde la realidad y
priorizar en el proyecto institucional, sustentado desde cada escuela, el marco
axiológico.
En el camino del cambio.
Las
sociedades actuales se caracterizan por estar sometidas a transformaciones
profundas y rápidas, en estado de permanente dinamismo. El sistema educativo no
escapa a esta situación y demanda constantes reformulaciones para cumplir con
este desafío. Desde el plano científico al político, los discursos que tocan
este tema son coincidentes en reiterar que la educación es la herramienta
potenciadora para el cambio, fundamental para conocer el mundo y articularse a
él. Pero ¿cuánto se hace en este sentido? .
Para que este cambio deseado
por la sociedad en su conjunto se logre en plenitud, no sólo es necesario el
conocimiento de lo que acontece en el mundo, sino también de lo que está
ocurriendo dentro del propio sistema educativo. Sin una mirada reflexiva sobre
los aspectos concernientes a la educación, sin autocrítica y con simples
paliativos ante situaciones de hecho, será imposible realizar transformaciones
genuinas, estratégicamente planificadas en concordancia con las necesidades y
requerimientos de la sociedad.
La
escuela no debe transformarse sólo en un lugar de contención de alumnos, sino en
un ámbito donde el nivel de exigencia, conocimientos y responsabilidades,
establezcan las bases de esa transformación necesaria. Actualmente, las demandas
del individuo, exigen otros lenguajes comunicacionales, para poder enfrentar las
exigencias del tiempo presente y para que en el futuro tenga la capacidad de
decidir en los diferentes ámbitos de su vida. Por eso, formar un alumno en este
nuevo tiempo va más alla de brindarle información. Es prepararlo para aprender a resolver conflictos,
interesarlo por la necesidad de revertir situaciones vinculadas a la inequidad y a la
exclusión, enseñarle a hacer,
pero fundamentalmente a ser y a convivir en armonía en y con el planeta,
aspectos muy relacionados a
nuestra disciplina geográfica, y presentes en el nexo
escuela-territorio.
El compromiso asumido por
cada establecimiento escolar frente a los cambios, en especial por su efecto
social multiplicador, es incuestionable y determina un ámbito propicio para
reforzar actitudes bajo un cuadro axiológico. La escuela se convierte, junto a
la familia, en factor culturalizante, inspiradora de proyectos en común en un
tiempo dado, lugar donde se refuerza el sentido de pertenencia a las comunidades
y donde se ejercitan las conductas de socialización.
De lo expuesto,
concluimos que en todo estudio de diagnóstico para la mejora de situaciones
relacionadas con la educación, la institución escolar deberá privilegiarse como
la unidad de análisis básica, articulada a su entorno, a partir de la cual se
materializa el sistema educativo. Sin desconocer la importancia de su
vinculación a otras escalas espaciales para una mejor comprensión de las
situaciones problemáticas, la utilización de la escala local, determinante de las
singularidades geográficas y del acercamiento a lo cotidiano, será la dimensión
propicia para concretar este tipo de estudio, primer tramo a recorrer en esta
proyección de cambios.
Bibliografía
Aguerrondo, I. (1996): El planeamiento educativo como instrumento
de cambio. Troquel. Buenos Aires.
Argentina. Censo Nacional de Población y Vivienda.
(1991). Resultados definitivos. Total del
País. INDEC. Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos. Buenos
Aires.
Delors, J.(1996): La educación. Informe de la UNESCO de la
Comisión Internacional sobre la
Educación para el Siglo XXI. Santillana. Madrid.
Filmus, D. (1996): Estado, sociedad y educación en la Argentina
de fin de siglo. Troquel. Buenos Aires.
Quitarrá, O. et.alt. (1994): Red educativa regional. Tomo I.
Documento Técnico. Universidad Nacional del Sur.
Tedesco, J.C. (1987): El desafío educativo: calidad y democracia.
Grupo Editor Latinoamericano. Buenos Aires.
Van Gelderen, A.M.; Espinosa, G.L. (1996): La escuela argentina en transformación.
Santillana. Buenos Aires.
Woodford, P.E.,
Schmitd, C. (1993): Sociology and social
service. Library of Congress. Mac.Graw-Hill.
U.S.A.
Uno de los temas centrales en la cuestión territorial está
relacionado con los niveles educativos que alcanza la población, aspecto no
tratado con la suficiente profundidad desde nuestra disciplina, a pesar de su
importancia en la elaboración de diagnósticos operativos que sirvan de base para
el diseño de estrategias de política social, frente a situaciones
críticas.
La educación emerge como un
barómetro incuestionable cuando se trata de captar las condiciones de vida que
desarrolla una gran parte de la población actual en nuestros países del Cono
Sur. Muchos de sus componentes caracterizadores provienen del contexto
sociocultural y se reflejan de manera inmediata sobre una de sus franjas más
sensibles: la población escolar.
Para estudiar el fenómeno,
aceptamos la división territorial definida desde el ámbito administrativo por la
Dirección General de Escuelas de la Provincia de Buenos Aires: la Región XIV,
integrada por once distritos escolares, coincidentes con otras tantas
jurisdicciones político-administativas del sur bonaerense. Sobre esta extensión
se desarrolla nuestro estudio, apoyado en fuentes estadísticas oficiales, tanto
a nivel censal como de registros pormenorizados para cada distrito escolar.
En
este trabajo intentamos, un doble camino. Por un lado, en la macroescala,
conocer la realidad educativa en el área de estudio, a través de registros
extraídos de las fuentes de información existentes. Por otro, considerar la
escuela como unidad de análisis básico para la ponderación de esta realidad,
mediante el estudio de casos.
Desde el macroanálisis, apuntamos a
los niveles de educación alcanzados por la población, su inclusión o exclusión
al sistema educativo, así como su permanencia en el mismo, tomados en esta
propuesta como indicadores de peso para conocer la realidad social imperante en
el espacio de estudio. Pero también creímos necesario penetrar más profundamente
en estos problemas desde la escala local, a partir de cada establecimiento
escolar. Ambos niveles de estudio corroboran que una misma situación, puede
mostrar resultados dispares según las escalas utilizadas en su tratamiento.
Se desprende de ello una serie de
recomendaciones para el uso cuidadoso de estadísticas en este tipo de análisis y
el rescate de la articulación de
escalas espaciales para interpretar las diferencias entre igualdad y equidad en
el sistema educativo, tema medular cuando se trata de mejorar
situaciones.
1 Las estadísticas
consideradas se incluyen en un estudio más amplio sobre veintisiete jurisdicciones
bonaerenses realizado para el análisis de situación demográfica de las mismas
(Quitarrá et.alt.;1994).
2 Esta presentación es
parte del Proyecto General de Investigación “Territorio, educación y calidad de
vida”, subsidiado por la Secretaría General de Ciencia y Técnica de la
Universidad Nacional del Sur, y que contara con evaluación externa.
Ponencia enviada al Segundo Encuentro
Internacional Humboldt. Mar del Plata, Argentina. Octubre de
2000.