DESASTRES ECOLOGICOS Y SOCIALES DE LOS
INCENDIOS
DE VEGETACIÓN EN LA ZONA MEDITERRÁNEA DE
CHILE
Víctor
Quintanilla Pérez
Departamento Ingeniería Geográfica
Universidad de Santiago de Chile
RESUMEN
Se presenta la incidencia
que tiene el habitante urbano en el origen de los incendios forestales que se
producen en las montañas costeras de la Quinta Región de Chile central
(32º-33ºlat.sur). Los fuegos vegetales, todos causados por el hombre en Chile,
se originan por causas diversas como: juegos de niños, las quemas de basurales,
las actividades de paseo y campings y las quemas agrícolas, entre las
principales causas.
Los habitantes de viviendas
modestas localizadas en la periferia urbana de las ciudades de Valparaíso, Viña
del Mar y Quilpué, (800.000 habitantes la aglomeración) provocan los incendios
de matorral en las colinas. Por otra parte, los fuegos causan también daños
graves a la población quemando a veces un número considerable de casas como ha
ocurrido en la región durante los veranos de los años,1968,1972,1987 y 1994;
particularmente debido a la acción intensa de factores meteorológicos como
fuertes vientos y altas temperaturas.
ABSTRACT
Results
are presented for the influence of urban inhabitants on the origin of forest
fires produced in the coast mountains of the Va Region Central Chile.(32º and
33º lat. S.) The vegetation fires, all man caused,have different origins such
as: children play games,garbage ignition, recreational activities and
agricultural wastes fires.
Inhabitants
of modest houses, located in urban periphery of the cities of Valparaíso, Viña
del Mar and Quilpué (800.000 persons) are responsable for the bush fires in the
hills. Besides of this, forest fires promote a serious damage to the population,
burning a lot of houses during the years 1968,1972,1987 and 1994 specially due
to the intensive action of meteorological factors, such as strong winds and high
temperatures.
Introducción
Cada año los incendios
desvastan miles de hectáreas de espacios forestales o subforestales en las
regiones mediterráneas y pueden ocasionar verdaderos desastres: centenares de
hectáreas se pierden en humo, dramas humanos, perjuicios económicos,
debilitamiento y denudación de suelos. Es en este contexto que en diversas
ocasiones, numerosos sectores de la Quinta Región de Chile Central han sido
noticia en los medios de comunicación.
La intensa expansión de la
población en esta Región ha adquirido
en el último decenio una tasa creciente de desplazamiento hacia las
laderas de colinas próximas a los centros urbanos.
Ello ocurre con ciudades
como Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué y Villa Alemana.(Figura 1). Estas
poblaciones periféricas son en gran parte responsables de los fuegos de matorral
silvestre que se desencadenan durante los veranos.
En el transcurso de sendos
proyectos FONDECYT (nº 1990894) y DICYT- USACH nº 019812), destinados a
investigar los cambios ocasionados en la vegetación nativa por efecto de los
incendios, debimos estudiar también el rol que desempeña el ser humano en el
origen de estos siniestros. Con frecuencia detectamos que el habitante
urbano(sobre todo el de las poblaciones periurbanas) es responsable del origen
de los fuegos. Parte de este estudio y reflexiones, exponemos a continuación en
este trabajo.
En Chile desde el punto de
vista político administrativo, el país se divide en 12 regiones ordenadas por
números romanos. Así la Va Región en la cual se encuentra nuestra problemática
de estudio, se localiza aproximadamente entre los 32 y 33 grados latitud
sur.
Características de los fuegos de vegetación en el colinaje costero
de la Quinta Región de Chile.
La Quinta Región presenta
clima de tendencia mediterránea con período seco prolongado de casi seis meses,
durante el cual aumentan los vientos del tipo surweste. La vegetación
predominante es de bosque esclerófilo frecuentemente intervenido en quebradas y
laderas de umbría y de matorral esclerófilo también alterado, en vertientes de
solana y en medias laderas.(Quintanilla,1976). Las áreas del piemont en contacto
con los valles, muestran predominio del espinal de Acacia caven acompañado a menudo de un
estrato arbustivo abierto, bajo y espinoso expuesto a una permanente
intervención y donde en general la mayoría de los arbustos son caducos de verano
y las hierbas, son terófitas o geófitas con descanso estival.(Montenegro et al
1981); cualidades éstas que le otorgan a las formaciones vegetales un alto
índice de combustibilidad. Por otra parte ni siquiera algunas áreas de parques
nacionales de la región, han escapado al efecto devastador de los incendios.(F. Saiz, R.
Villaseñor,1991).
Los sectores de contacto
entre la vegetación arbustiva con matorral degradado abierto y las poblaciones
periféricas a la ciudad, poseen una gran cantidad de espacios abiertos,
numerosos senderos y abundante cantidad de desperdicios y basura dispersa que
elimina la gente de dichas poblaciones. Estos elementos se transforman durante
el verano en los agentes de combustión más comunes, que dan inicio a los
siniestros. La quema de basuras no controladas, generan a menudo fuegos que se expanden en el
matorral y el bosque. Generalmente el incendio que activa el poblador- y que se supone
lo hace de manera inconsciente- es el fuego de matorral degradado el cual por lo demás se quema en
alto porcentaje en la región.(Figura 2).
En términos nacionales la
Quinta Región casi siempre ha
estado a la cabeza del número anual de incendios por temporada (noviembre a
abril del año siguiente) y por otra parte a nivel provincial se comprueba que la
provincia de Valparaíso-Viña del Mar, es quien mayor número de fuegos y
hectáreas quemadas registra por temporadas. Se da por tanto la tendencia que la
provincia que posee mayor población, es a su vez la que registra mayor cantidad
de incendios anuales.(Figura 3).
Las comunas con mayor
cantidad de siniestros forestales en un período controlado de 35 años son:
Valparaíso, Viña del Mar, Quilpué, Villa Alemana, Quintero, Olmué y Limache (Que
alcanzan en conjunto a más o menos los 880.000 habitantes y todas ellas insertas
en la denominada provincia de Valparaíso). (Figura 4).
La incidencia de la
población en los orígenes de los incendios.
- Causas del
fuego.
En una primera aproximación
hay que distinguir entre los incendios naturales, es decir ajenos totalmente al
hombre, y los provocados directa o indirectamente por él. Actualmente la
importancia comparativa de los primeros ha descendido notablemente, hasta el
punto de que menos del 4% sobre el total de los incendios registrados en Chile
en los últimos años, son imputables a causas naturales en especial desencadenados por rayos
durante las tormentas.
Por lo que se refiere a los
siniestros ligados de una u otra forma a las actividades humanas, pueden
desglozarse en múltiples causas.
Son frecuentes los que se
inician a partir de quemas de vegetación poco interesante para agricultores o
ganaderos, que posteriormente no son dominados y prenden en los bosques
adyacentes, como es el caso frecuente de quema de rastrojos en tierras de
dominio cereal. También son numerosos los siniestros provocados accidentalmente
por los campistas - en su mayoría de procedencia urbana - que suelen desconocer
los peligros reales de los incendios y arrojan en forma indiscriminada colillas
o cerillas encendidas y abandonan fuegos no completamente apagados. El aumento
del nivel de vida medio en la población, unido a la mejora que los transportes
han experimentado en los últimos años, han conducido a un incremento notable en
el número de paseantes y visitantes en bosques y áreas silvestres, con el
consiguiente aumento de fuegos por imprudencia. La responsabilidad de los
turistas en los incendios de vegetación se pone claramente de manifiesto en las
estadísticas, según las cuales es mucho mayor el porcentaje de fuegos que
comienzan en día festivo o víspera de festivo, que los que se inician en día
laborable.
En la Figura número 5 se
observa la relación existente entre la mejora de las comunicaciones y accesos a
los cerros con el número de incendios. Se aprecia que la mayoría de los fuegos
se inician en las proximidades de las vías transitables, siendo menores los que
empiezan cerca de una vivienda o de un área habitada y sólo una tercera parte,
aproximadamente, comienzan en pleno cerro
o bosque.
Existen así mismo otras
prácticas humanas en esta Región que a veces desencadenan fuegos accidentales
frecuentes como son por ejemplo, los juegos de niños y el tránsito de personas.
Si se analiza la figura número 8 referida a las causas de incendios a nivel
nacional de una temporada en Chile, observamos que en la Quinta Región
alcanzaron un alto índice las causas de siniestros atribuídas a juegos de niños,
a personas en tránsito y a otras diversas sin determinar.
De todas maneras, queda en
evidencia que al menos en esta región del país la mayoría de los incendios de
causa conocida, son provocados intencionalmente por el
hombre.
De menor importancia
cuantitativa, pero no por ello menos peligrosos, son los fuegos provocados por
los incendiarios, es decir, por individuos mentalmente perturbados( a menudo muy
jóvenes) que queman los cerros con ideas de venganza contra el mundo en general,
o para salir del anonimato. El pirómano típico obedece a un impulso, acompañado
del vivo placer, de ver provocar fuego.
Por lo que se refiere a la
Quinta Región, de acuerdo a la información proporcionada por la CONAF
(Corporación Nacional Forestal) para 10 temporadas de fuego y hasta el bienio
1994-1995, se detecta aún una mayor proporción de incendios originados por
causas menores y determinadas en un 39%, le siguen en importancia los fuegos
provocados por niños que juegan con fuego en un 35%, a continuación los
provocados por descuidos: camping, picnic en un 19% y repartiéndose el resto
entre los desencadenados por quemas de desechos forestales y agrícolas y los
intencionales, en un 7%.
Una causa indirecta del
mantenimiento del monto de incendios forestales en la Región, está relacionada
con la disminución del consumo de leña por la población rural. La madera que
antes se utilizaba para alimentar chimeneas y hornos, ha sido sustituída por
combustibles derivados del petróleo y ella se acumula en los cerros o colinas,
junto con las plantaciones de eucaliptos y pinos, (Eucaliptus globulus, Pinus
insigne var. imbricata) incrementando el peligro potencial de fuego. Además ha
disminuído notablemente la población que antes vivía del monte y estaba
interesada en su conservación ya familiarizada en el terreno, por lo que quería
y podía combatir el fuego desde sus comienzos.
Actuación sobre las causas
de origen humano en los fuegos de vegetación en la Quinta Región y los efectos
ecológicos
Los incendios forestales
también traen como consecuencia efectos desastrosos en la población y ello
ocurre particularmente en la Quinta. Región. Debido a la alta recurrencia y
número de siniestros en cada temporada se creó hace ocho años, un plan de
emergencia. Este está coordinado por la CONAF y participan entidades como el
Cuerpo de Bomberos, Carabineros de Chile, el Ministerio de Salud, La Cruz Roja,
el Ejército y Armada entre otros. El sistema opera al máximo para Valparaíso y
Viña del Mar por el riesgo que implica la llegada del fuego a la población de
los cerros vecinos de las ciudades. Con ello muchas poblaciones periféricas
modestas quedan en contacto con quebradas de abundante vegetación de matorral.
Por tal razón, numerosas viviendas han sido destruídas en los pasados años en
esta Región. Doscientas casas en 1968 en cerros de Viña del Mar(población Gómez
Carreño), 305 en 1972 en cerros de Valparaíso y 62 casas en 1994 en población
alta de un extenso barrio denominado Rodelillo en Valparaíso; además de
situaciones de casas aisladas en otros años. Pero lo más sensible ha sido,
también la muerte de cinco personas.
En febrero de 1999 un
incendio forestal quemó 35.000 hectáreas de bosque nativo, matorral y
repoblaciones en la llamada región del Bío-Bío(VIIIa Región) y de las cuales
17.000 has. correspondían a terrenos privados y empresas afiliadas a la
Corporación Nacional de la Madera (CORMA). Por otra parte los daños alcanzaron a
viviendas e infraestructuras agrícolas de comunas rurales como Bulnes, Quirihue,
Hualqui, Chiguayante y Mulchén y sectores próximos a la ruta Cocepción a Bulnes.
Durante una semana se sucedieron 8 focos de fuego casi al mismo tiempo
transformándose algunos de ellos en una cortina de fuego de 3 kms. de ancho por
25 de largo.
En la última década (Según
Merino 1996), estos impactos sociales se han presentado fundamentalmente en la
comuna de Viña del Mar, pues es donde se han sucedido el mayor número de
incendios en tanto que es en la comuna de Quilpué donde se ha quemado más
superficie en el mismo período.
Es evidente que frente a
este problema y riesgo grave durante el verano, se precisa implementar también
un plan de educación ambiental frente al fuego y al respeto del recurso vegetal.
Esto se intentó años atrás por parte de la CONAF y en un taller dirigido en la
zona por el ingeniero forestal
Guillermo Julio(1992) se realizó un estudio para conocer qué percepción tenía la
gente del recurso bosque en la provincia de Valparaíso. La respuesta no dejó de
ser una sorpresa, considerando que la inmensa mayoría de las personas
encuestadas contestó que no lo conocían. ¡ Cómo se puede cuidar algo que no se
conoce!. Cuando hablamos de educación, nos referimos enseñar a las nuevas
generaciones la importancia de los recursos naturales, el valor de un
ecosistema, saber qué es un árbol, qué importancia tiene la vegetación para un
río, su importancia ambiental y económica. El beneficio directo de educar
contribuye también, a disminuir los incendios.
Los números de siniestros
parece que se incrementan más durante cada temporada de verano en la Quinta
Región. Un aumento del 30% experimentó la superficie quemada durante la última
temporada de alto riesgo forestal de 1998-1999 en comparación con el período
1996-1997 mientras que el número de incendios de este tipo, se incrementó en un
33% con respecto a la temporada anterior, según el informe entregado en julio de
1999 por la Oficina Regional de Emergencia (OREMI) de la Quinta
Región.
En tal documento se observa
que en la temporada 1997/1998 se quemaron 5.483,01 hectáreas, en tanto que en el
período anterior la superficie arrasada por el fuego llegó a 3.030,56 hectáreas
y aumento para la región, en 3.200 para el bienio 1998-1999 Estas son cifras
preocupantes por el impacto ecológico, ambiental y económico que
representan.
Sin embargo debe consignarse
como hecho positivo que en la última temporada de riesgo de combustibilidad, no
se registraron emergencias urbanas derivadas de incendios como otros años. Desde
el punto de vista de las cifras se califica al bienio 1998-1999 como una mala
temporada, pero también es importante destacar el que los incendios se hayan
registrado fuera del área urbana, lo que indica que las acciones entre la CONAF,
el Cuerpo de Bomberos y los municipios fueron efectivas. Estos consistían sobre
todo en concientizar a los vecinos para que desmalecen en los cerros, los
alrededores de sus casas y limpiando las quebradas de basurales para evitar
fuegos. La mayoría de los siniestros se concentró en áreas rurales, a excepción
del incendio que ocurrió en el sector urbano-rural de Torquemada, más al norte
en Concón durante enero de 1998,
donde las condiciones extremas que presentaba el clima en el momento que
se produjo el fuego obligó a quienes combatieron la emergencia, que debieron
extremar sus esfuerzos para combatirlo.
Actualmente la legislación
chilena es muy liviana para penar a los responsables, particularmente porque es
difícil localizar “infraganti” al autor del fuego. Luego la determinación
precisa de las causas con los respectivos elementos de prueba, es una tarea que
exige con frecuencia mucha rigurosidad y certeza.
Los impactos que producen un
incendio en las comunidades vegetales, de acuerdo a los daños que provoca se
pueden clasificar en pérdidas de
tipo económico, biológico y social.
La evaluación de los daños
causados por un incendio suelen jerarquizarse en dos grupos: pérdidas directas y
pérdidas indirectas.
En las pérdidas directas se
agrupan aquellas que corresponden a valores susceptibles de medirse y contarse
fácilmente. Representan pérdidas materiales: plantaciones, maderas,
construcciones, cercos, etc. Las pérdidas indirectas son los valores
intangibles, aquellos difíciles o imposibles de calcular, ya que las
consecuenciass sólo se pueden observar después de meses o años. Se refieren
principalmente a los perjuicios causados al suelo, las fuentes de agua y a la
comunidad misma por las pérdidas de sus beneficios biológicos y
sociales.
En la región mediterránea de
Chile, se estima que la magnitud de los daños indirectos es casi diez veces
superior al valor de los daños directos. El bosque esclerófilo y el bosque
mesófito de esta zona del país, comenzó a ser eliminado y alterado con fuego
desde principios del siglo XVI y en consecuencia los escasos remanentes que
restan en algunos rincones montañosos, son los testigos vivientes de este
desastre ecológico.
Una de las más graves
alteraciones ocurridas por los sucesivos incendios en Chile, ha sido la
modificación florística de las comunidades vegetales. Plantas invasoras de
carácter arbustivo como las bambúseas Chusquea cumingii y Chusquea quila al igual que la Rosácea Rubus ulmifolius y el arbusto
europero introducido Ulexeuropaeus;
se han expandido principalmente gracias al impacto del fuego sobre las
comunidades nativas, atendiendo que aquellas poseen una gran capacidad de
colonización. Curiosamente estas especies son a su vez, altamente inflamables.
Las cuencas hidrológicas
localizadas aproximadamente entre los 34º y 37º Sur(donde la pluviosidad anual
fluctúa entre los 450 y 800 mms.) han sido alteradas intensamente por la
eliminación de un porcentaje importante de la cubierta forestal a través de las
técnicas del fuego(o roce) y la tala. En algunos casos, la posterior
incorporación de ganado en estos terrenos aceleró procesos erosivos. Los
deterioros causados en estas áreas por erosión, sedimentación, embancamiento de
ríos, e inundaciones; fueron intensos. Más al norte entre las latidudes 33º y
34º S., las reservas de agua han disminuído
considerablemente.
En las colinas periféricas
de Viña del Mar existen dos microcuencas denominadas Quebradas de las Siete
Hermanas y El Quiteño y que actúan como pequeños afluentes del estero Marga
Marga quien atraviesa esta ciudad. En estas quebradas existe una vegetación
esclerófila de características húmedas y se encuentra también una importante
población de palmas chilenas (Jubaea
chilensis (Mol) Baillon) que alcanza a 3.000 individuos. Lamentablemente
estos relieves se han quemado cuatro veces sólo en el último decenio, afectando
enormemente al alterado renoval de bosque esclerófilo, como también al cortejo
florístico que acompña a la palma y por su puesto, igualmente a este especie.
(Figura 5).
Por otra parte los fuegos
han ejercido una acción en el valor del pastoreo. En las laderas
precordilleranas andinas de la zona mediterránea, los incendios forestales han
afectado notoriamente en la escacez de pastos y otros vegetales, alimentos
indispensables para la conservación de la ganadería; lo cual ocasiona un
importante daño económico a los ganaderos. También ha habido una consecuencia en
el valor recreativo del medio. Superficies importantes de paisajes de la
cordillera de la costa se han transformado por el impacto del fuego. En muchos
lugares de Chile central arrasados por incendios, fundamentalmente se encuentran
troncos calcinados y cenizas, lo que perjudica la belleza natural de la región y
perdiéndose numerosos lugares que antes se dedicaban a la recreación y
esparcimiento de la comunidad.
En último término entonces,
estos efectos actúan sobre el valor del medio ambiente. Incluye la destrucción
del medio en el cual habitan animales, aves y microorganismos que mantienen el
equilibrio biológico.
Tipos de impactos de los
fuegos forestales en infraestructuras humanas de la Quinta Región y los efectos
sociales.
Desde los años 60 la
regularidad de numerosos incendios
en la Quinta Región, ha sido una característica permanente de las temporadas de
verano. Numerosas viviendas y otras infraestructuras se han quemado desde
entonces como destacamos a continuación para algunas temporadas de fuegos.
(Fuente Lanza y Urrutia , 1993).
En la primera semana de
Enero de 1963 se produjo un incendio catastrófico para Valparaíso y Viña del
Mar. Gigantescos incendios forestales afectaron a la zona, provocando graves
daños en bosques quemados, instalaciones destruídas, cubriendo una lluvia de
cenizas a ambas comunas y elevando considerablemente la temperatura, Se queman
refugios de la Caja de Previsión de Carabineros y otro del Banco del Estado. A
raíz de este incendio, las autoridades estimaron necesario contar con un cuerpo
especializado de guarda bosques.
En la primera quincena de
Enero de 1965 se quemaron más de 100 has en sectores de cerros de El Olivar cerca de Achupallas,
también en el fundo de la CORFO(Corporación Nacional de Fomento) en Concón bajo
y en el fundo Rodelillo del cerro Placeres, en los cerros de Viña del Mar
extendiéndose hacia el Salto y afectando aquí al jardín botánico.
El 26 de Enero de 1968,
después de corrido El Derby en el Sporting Club de Viña del Mar los cuidadores
juntaron los boletos y desperdicios y los quemaron: Las llamas tomaron rápido
crecimiento y papales encendidos cayeron en árboles del Granadilla Country Club
llegando a áreas verdes vecinas. Las llamas subieron las colinas por Santa Inés
y al día siguiente arrasaron los bosques y matorrales atravesando el camino y prendieron fuego casas de la
población Gomez Carreño. La falta de agua en los lugares altos, el fuerte viento
y el calor ayudaron en la propagación del fuego. Primero se quemaron 42 casas
con 680 damnificados. Se temió que el fuego avanzara a los cercanos polvorines
de la Armada ubicados en el sector Las Salinas. En los mismos días hubo 4
incendios forestales en las partes altas de Viña del Mar, dos en fundos de
Limache y uno en Quillota.
El 1º Enero de 1969, se
desencadena un incendio forestal en partes altas del sector Rodelillo. El viento
lo propagó hacia las áreas de colinas con alta concentración de habitantes y
denominados como Forestal, Las Achupallas, Reñaca, Recreo Alto, y Sta. Julia y
hacia el litoral norte en altos de Concón.
En los días siguentes,
nuevos focos se produjeron desde el Tranque Sur hasta Chorrillos, en la Quinta
Vergara, en la Quinta Rioja y en los fundos de Valparaíso, El Vergel, el
Colorado, Quebrada Casablanca, Curauma, Laguna Verde, el Sauce, el Obregón y
Orozco. Hubo operativos de preparación de evacuación en poblaciones de Recreo
Alto, Santa Julia, Nueva Berlín, Gabriela Mistral, Villa Montes, Villa Landa
norte e Irene Frei, donde se quemaron 3 casas. Pobladores evacuaron sus
viviendas dejándolas mojadas para evitar que ardieran.
A mediados de Febrero de
1971, surge un incendio forestal en las inmediaciones del Lago Peñuelas que
consumió una parte importante de plantaciones de pino. Las llamas avanzaron más
de 8 kilómteros, hasta los faldeos de cerros de la ciudad de Quilpué y cercanías
de la ciudad de Villa Alemana. Cuatro días demoraron más de 800 hombres entre
bomberos, carabineros, fuerzas armadas y voluntarios para extinguir el
siniestro.
2 de Febrero de 1972. Un
gran incendio forestal deja grandes daños. 1035 damnificados, varios heridos,
400 casas humildes quemadas de las poblaciones Las Palmeras, Gabriela Mistral,
Santa Julia, Reñaca Alto de los campamentos René Schneider, Elmo Catalán, Salvador
Allende. Se queman 1115 has. de árboles, pastizales y siembras de trigo
arrasadas, postes telefónicos y de electricidad quemados; daños en una fábrica
de ladrillos de Reñaca Alto. El área siniestrada abarcó principalmente una zona
comprendida entre la ciudad de Casablanca y los cerros de Valparaíso, Viña del
Mar y sobre todo otra área populosa denominada Reñaca
Alto.
Entre el 2 y 13 de Enero de
1973 se suceden varios incendios. El primero comenzó el día 2 en un predio de
eucaliptos quemándose 2000 has en cerros altos de Valparaíso y el día 13
ardieron bosques cercanos al aeródromo Rodelillo.
El 15 de Enero de 1974, se
producen cinco focos de incendios forestales en los cerros y fundos de parte
alta de Valparaíso, quemándose 200 has. de bosques y pastizales. A raíz de estos
siniestros, el gobierno promulgó una “bando” prohibiendo el uso del fuego en
lugares de picnic y recreación.
El 30 de Diciembre de 1976
se queman en la Quinta Región 4.000 has. de bosques nativo y plantados,
pastizales y viviendas modestas. El
sector más afectado fue Rodelillo donde 300 familias perdieron sus casas y
enseres. Aquí muere además el primer mártir brigadista de la CONAF. Otro
incendio de matorrales en cerros formó un cordón de fuego entre las localidades
de San Antonio y Santo Domingo, amenazando poblados y produciendo daños en
tendidos de cables de electricidad y de teléfonos.
Desde fines de 1984 y Enero
de 1985 se registraron 2830 incendios según los registros de la CONAF y de los
cuales, el 72% ocurrían en la Quinta Región.
Entre Noviembre de 1991 y
Enero de 1992 se censaron 703 siniestros en la Quinta Región que destruían sobre
1.600 has. de árboles, matorrales y pastizales. Uno de los incendios que se propagó aún más rápidamente impulsado
por el viento, fue el que se declaró el 22 de Enero en las cercanías de la base
aeronaval de Torquemada en Concón. y en ese día, también se inciaron otros 10 fuegos en
los cerros de la ciudad de Valparaíso.
El 17 de Febrero de 1992 una
capa de humo cubrió Santiago como consecuencia de los incendios que se
produjeron en bosques cercanos al puerto de San Antonio, aumentando la
contaminación de la capital cinco veces sobre lo normal.
El 2 de Enero de 1996, 800
has. de matorrales, bosques incluída la palma chilena(Jubaea chilensis) Mol.
Baillon ,se quemaron por un incendio forestal a partir de un fuego iniciado
en el fundo Tranque Las Cenizas extendiéndose hacia las quebradas del fundo Las
Siete Hermanas y alcanzando hasta los cerros periféricos de la ciudad de
Quilpué. Durante el día hubo que cerrar la ruta 68(carretera que conecta con
Santiago, la capital) en el acceso hacia Viña del Mar.
El 14 de Febrero de 1997 se
vuelve a quemar el mismo lugar, nuevamente originándose el incendio en el Fundo
Las Cenizas, ardiendo 1.500 has. de pastizal, matorral, bosque y quemándose
decenas de palmas chilenas. El incendio duro 3 días generando un alza notable de
las temperaturas en la costa y una lluvia de cenizas durante el período del
siniestro.
El 16 de Enero de 1998 se
desencadena un incendio en los cerros altos del pueblo de Concón y el viento
lleva el fuego a los alrededores de la base aeronaval de Torquemada y pone
además en riesgo a la industria Ambrosoli y en estado de alerta a la Refinería
de Petróleo de Concón ,situada a 300 mts. de la orilla del
mar.
En la mayoría de los casos
el origen o causa de estos incendios en la zona central de Chile, reside en las
llamadas quemas ilegales. Desde antiguo se ha utilizado en el país el uso del
fuego para eliminar en los campos, residuos ya sea agrícolas o forestales a
pesar que estos pseudodesechos son reutilizables de alguna forma y no sólo como
leña, carbón o astillas.
En consecuencia a los daños
socioeconómicos anteriormente señalados con numerosos ejemplos, pueden citarse
otros importantes y complementarios Por ejemplo el valor de la madera: en este
rubro se deben considerar las pérdidas relacionadas con el material en
crecimiento y aquellas que ya no tienen valor comercial. Alrededor de un 15% de
madera de buena calidad, se pierde en los incendios de bosque nativo de Chile
mediterráneo.(Quintanilla, 1998).
Los daños ocasionados en
cultivos, sistemas de pastoreo y en la producción forestal; constituyen otro
efecto económico social de estos siniestros lo cual ha afectado en forma
importante, a la llamada zona del
secano costero de esta región del país.
Conclusiones
La Quinta Región es una de
las regiones de Chile que anualmente registra el mayor número de siniestros por
temporada de los llamados incendios forestales. Todos ellos son causados por
diferentes actividades humanas, particularmente por los habitantes de los
barrios periféricos de las poblaciones de los cerros de las ciudades costeras y
en los cuales se concentra más del 40% de la población de Viña del Mar y sobre
todo de Valparaíso. Estos barrios efectúan algunas labores domésticas en el
matorral degradado cercano de las colinas en que viven(consumo de leña,
construcciones provisorias, rústico carboneo, recreación, eliminación de
desechos, fabricación casera de ladrillos).
En cinco ocasiones, desde
1967, estos fuegos han alcanzado hasta las mismas poblaciones quemándose
numerosas viviendas y algunas casas aisladas, aparte de los daños a otras
infraestructuras. La eliminación y quema de basura junto a los juegos de los
niños, son las causas más comunes como origen de los incendios en los cerros
vegetados. La apertura de huellas de inmobiliarias, de ductos de gas que
atraviesan cerros, de senderos y su tráfico en suelos de pendientes; va
constituyendo otra causa corriente que desencadena estos siniestros. En las
quebradas donde crece Jubaea chilensis (la palma chilena),
la búsqueda de sus frutos y ramas, también suele ser causa indirecta de
surgimiento de fuegos.
A medida que la expansión
urbana periférica se acentúa hacia las partes altas de Valparaíso, Viña del Mar,
Quilpué y Villa Alemana; los riesgos de aparición de fuegos irá acrecentándose,
paralelo a la mayor o menor disponibilidad y proximidad de biomasa vegetal
seminativa combustible.
Referencias
bibliográficas
- Chile Forestal. 1997. Número 27. INFOR-
CONAF. Santiago.
- Julio. G. 1991.: Distribución espacial y
cronológica de los incendios forestales en Chile. in: Ciencia e Invest.
Forestal, vol.5. Santiago.
- Julio G. 1992: Diseño de índices de riesgos
de incendios forestales para Chile. In: Revista Bosque nº 21. Universidad
Austral de Chile. Valdivia.
- Lanza L. C., Urrutia R. 1993. Catástrofes de
Chile(1541-1992). Editorial de La Noria, 439 pp., Santiago.
- Merino F. 1996: Determinación de riesgos de
incendios forestales, cuencas Aconcagua y Marga-Marga. Memoría de título de
geógrafo. 144 pp. Universidad de Chile. Santiago.
- Quintanilla V. 1976. Biogeografía de la
Quinta. Región. in: Rev. Geográfica de Valparaíso, 6,38-58. Instituto Geografía.
Universidad Católica de Valparaíso.
Quintanilla V-.1996.: Efectos de los incendios en la vegetación
esclerófila de Chile central: un estudio de caso. Rev. Meridiano.Nº 2, 50-56.
Centro de Estudios A. Humboldt. Buenos Aires.
Quintanilla V.1998. Antecedentes sobre las causas y efectos de los
incendios forestales en áreas urbanas de la Va Región de Chile. Rev. Estudios
Urbanos I. Universidad Austral de Chile. 8-104
- Saiz F., Villaseñor R. 1991. Incendios
forestales en el Parque Nacional La Campana,Sector Ocoa, Quinta Región, Chile.
II: Efecto sobre el estrato arbustivo-arbóreo vol 21. 15-26, Anales Museo Hist.
Natural de Valparaíso.
-
Tarrega R.L. 1992. Los incendios forestales en
León. Ediciones de la Universidad
de León. 147 pp. España.
FIGURA
1
FIGURA
2
FIGURA
3
Ponencia presentada durante el Segundo Encuentro Internacional
Humboldt. Mar del Plata, Argentina. Octubre de
2000. |