“POLÍTICAS NEOLIBERALES:
¿ ALTERNATIVA VIABLE
PARA UNA MEJOR INSERCIÓN
DE LA PERIFERIA
EN LA REVOLUCIÓN
CIENTÍFICO- TECNOLÓGICA MUNDIAL?”
Julia Igoa
(*)
Universidad Nacional del
Centro
Introducción
El presente trabajo consta de tres partes; en la
primera se describen los profundos cambios en el contexto internacional,
originados en una verdadera Revolución Científica y Tecnológica Mundial
(iniciada a partir de la crisis petrolera de 1973) determinante de nuevos
patrones de comportamiento, tanto en los países industrializados como en los que
no lo son, generando una agudización de la brecha tecnológica ya existente entre
los mismos.
Esta problemática se aborda
en la segunda parte, donde se describen las diferencias sustanciales que
determinan como principales “sujetos y objetos” de este fenómeno los países industrialmente avanzados,
mientras que, por otro lado, nos encontramos con la realidad periférica
latinoamericana, actuando esta última, sólo como objeto de las transformaciones
globales. Estos países menos desarrollados adoptan, en su mayoría, políticas
neoliberales como vía de inserción en el nuevo contexto
internacional.
Por ultimo, en la tercera
parte, se indagan los efectos (o procesos) señalados, tomando como estudio de
caso, el modelo de desarrollo político y económico que caracteriza a la
Argentina en los años ’90, para arribar de este modo a las reflexiones finales,
que buscan responder al interrogante clave de este trabajo: Políticas
Neoliberales ¿alternativa viable para una mejor inserción de la periferia en la
Revolución Cientifíco-Tecnológica Mundial?.
Se intenta entonces,
demostrar que: la revolución cientifico-tecnologica y las políticas económicas
neoliberales que adoptan los países marginados son dos variables que se hallan
estrechamente vinculadas con la crisis periférica de los años ’90.
Revolución Científico-Tecnológica Mundial: un nuevo contexto
internacional
Vivimos
inmersos en un proceso de “mundialización”, que ha tenido diferentes
significados en cada uno de los países, de acuerdo a su modelo de desarrollo
interno y a la posición que ocupan en este nuevo marco mundial. Dicho proceso
tiene rasgos sustanciales que han determinado su mayor impulso y posterior
aceleramiento, a partir fundamentalmente, de los años ’70, con un cambio clave
en los procesos productivos, fruto de las transformaciones provocadas por: “La
Revolución Científico-Tecnológica Mundial”, quien tiene su origen en la crisis
petrolera de 1973.
Esta revolución –definida
por la emergencia y consolidación de disciplinas científicas rudimentarias e
incluso inexistentes, y la difusión de un conjunto de nuevas tecnologías
centradas en la microelectrónica (computadoras, telecomunicaciones,
automatización, robótica, inteligencia artificial), biotecnología (ingeniería
genética, cultivo de tejidos, fijación de nitrógeno); nuevos materiales (fibras
compuestas, fibras ópticas, arcillas especiales); energía (células
fotovoltáticas, conservación energética, energía eólica y geotérmica) y las
ciencias espaciales y oceánicas- ha tenido un impacto tal que, ha determinado el
nacimiento de un nuevo paradigma tecno-productivo con los consecuentes efectos
socio-políticos en la conformación del sistema internacional, originando a la
vez, nuevas industrias basadas en
dichas tecnologías como nucleos dinámicos de ese
paradigma.
El mismo responde a la
necesidad de aumentar la productividad, pero esta vez por medio de la
incorporación de tecnología y conocimiento en forma intensiva, desprendiéndose
de la dependencia de la mano de obra, de los recursos naturales y de la energía.
Es así que el nuevo patrón productivo debió desvincular el proceso de
acumulación de capital (en estancamiento) de las restricciones provenientes de
la naturaleza como insumo de la acumulación. Esta limitación general, puede
identificarse más específicamente como el conjunto de recursos naturales, por
una parte, y la fuerza de trabajo por otra.
Las características de la
fuerza de trabajo de las que se buscó independizarse como sostiene Daniel
Azpiazu son: “…sus limitaciones orgánicas, las que tiene en cuanto al hombre es
naturaleza (la fuerza y habilidad física, ciertas capacidades intelectuales, la
capacidad máxima de trabajo, etc.); y sus limitaciones históricas dadas por las
peculiaridades de la fuerza de trabajo en cada sociedad y época determinada.”
Por otro lado, debemos
considerar que a lo antedicho se le suma otra característica que ha determinado
el desarrollo de uno de los “insumos claves” de este nuevo paradigma, es decir,
del “Complejo electrónico”, y es precisamente el hecho de que, como sigue
sosteniendo Azpiazu: “…los comportamientos económicos (y sociales) están menos
determinados por los individuos y la competencia entre ellos que por las grandes
organizaciones.”
Haciendo hincapié en dicho
complejo electrónico, el autor resalta, además, que la introducción de sus
tecnologías (como por ejemplo la microelectrónica) ha tendido claramente a
resolver la doble restricción proveniente de la oferta de la fuerza de trabajo
en general y de la fuerza de trabajo calificada en particular, y
consecuentemente del costo de mano de obra, no sólo por su efecto directo sobre
el volumen del empleo requerido por unidad de producto, sino también por el
efecto indirecto sobre el nivel salarial que tiene la reducción de la demanda de
mano de obra, a través de la tasa de desocupación.
De esta manera, se ha
definido un nuevo paradigma tecnológico-económico surgido como respuesta ante la
crisis de los años ’70. En el mismo, el “insumo básico” (que subyace como
complejo electrónico) es precisamente el stock tecnológico
mismo.
La solución, entonces, se
asentó en estas nuevas tecnologías, que permiten que el proceso de acumulación
de capital continúe, en palabras de Azpiazu: “…El mismo insumo fundamental del
capital sería, a partir de esta Tercera Revolución Industrial, la ciencia, cada
vez menos separada de la tecnología, y a través de la tecnología, de la
capacidad de acumulación de capital; o –en otros términos- de la reproducción
ampliada del capitalismo de organización”.
Esta gran transformación
económica puede ser abordada también, a través del análisis de sus consecuencias
socio-estructurales y políticas, siendo más que interesante y oportuno para
ello, seguir los enfoques que al respecto realiza Daniel Bell de la que denomina
Sociedad post-industrial, limitando el estudio de la misma solo en su
“estructura social” (es decir, económica, tecnológica y el sistema de trabajo)
en la que visualiza cinco dimensiones:
1. El pasaje de la economía
productora de mercancías a una productora de servicios;
2. La preeminencia de clases
profesionales y técnicas;
3. La centralidad del
conocimiento teórico como fuente de innovación y formulación política de la
sociedad;
4. El control de la tecnología
y de las contribuciones tecnológicas, y por ultimo;
5. La creación de la tecnología
intelectual para eficentiar la toma de decisiones.
Así el autor afirma que:
“…la fuente más importante del cambio estructural en la sociedad, -el cambio en
los modos de innovación, en la relación ciencia con la tecnología y en la
política- lo constituye el cambio en el carácter del conocimiento (es decir) el
crecimiento exponencial y la especializacion de la ciencia, el surgimiento de
una investigación sistemática a través de inverciones para la I&D…”, puede
decirse entonces que la actitud hacia el conocimiento define al sistema de
valores de una sociedad.
Lo anterior está
significando las nuevas pautas internacionales de comportamiento sobre las que
se rigen y determinan el accionar competitivo de los países industrialmente
avanzados (Estados Unidos, Unión Europea, Japón). De ahí que una economía para
alcanzar un alto grado de desarrollo debe poseer capacidad de producir bienes y
servicios con alto valor agregado, dependiendo ello en última instancia, del
desarrollo científico y tecnológico del estado y de la calificación profesional
de su fuerza de trabajo.
En este nuevo contexto se
visualiza una postura claramente distintiva por parte de los países que
conforman la periferia latinoamericana, quienes a diferencia de los mejores
posicionados en el nuevo sistema mundial, - de acuerdo a las variables ya
destacadas -, padecen una “crisis” vinculada a las características de sus
políticas económicas de inserción en el sistema internacional de los años
’90.
América Latina. Las políticas
“neoliberales”, ¿alternativa viable para una mejor inserción en la Revolución
Científico-Tecnológica Mundial?
Llevando el análisis al campo geográfico delimitado
por los países de América Latina, observamos que los mismos son “objeto” de una
inserción casi pasiva, en el nuevo
sistema internacional; debido ello a dos factores escenciales: 1) la Revolución
Científico y Tecnológica Mundial –que ha actuado afectando negativamente a estos
países menos avanzados , siendo que agudizó el grado de subordinación entre
éstos y los industrialmente avanzados- y 2) las políticas económicas
neoliberales adoptadas por la periferia –que basadas en la apertura económica,
la desregulación, la privatización, el ajuste estructural, etc.; parecen actuar
en detrimento de la generación de un crecimiento económico endógeno, sustentado
por el desarrollo local de ciencia y tecnología, vinculadas a los procesos
productivos, lo que significaría el desplazamiento de las ventajas compatrativas
“tradicionales”, que ya no son funcionales al nuevo paradigma productivo que
rige la economía mundial-.
Roberto Bisang sostiene que: “ El eje de los cambios
ocurridos a nivel internacional responde centralmente a la aparición coordinada
de una serie de nuevas tecnologías, fenómenos que, desde el punto de vista
local, es visualizado como un veloz desplazamiento de la frontera técnica internacional, la
aparición de nuevas formas organizacionales y la redefinición de los espacios de
competitividad de las firmas”. La magnitud y potencialidad de estas
modificaciones han derivado en el hecho de estar sujetas a cambios permanentes
conformando un proceso no acabado pasible de ser analizado con precisión. Por lo
tanto , es de esperar ocurra algo similar con los nuevos modelos de producción
que se estan delineando y con los procesos de su difusión hacia los países menos
desarrollados ”.
Haciendo hincapié en el
paradigma neoliberal adoptado por la mayoría de los países latinoamericanos,
cabe destacar que el mismo comienza a consolidar su presencia a partir de la
década del ’80, momento en que la región sufre la crisis del endeudamiento
externo que dio lugar a una reorientación
de los recursos del Estado, y a una reducción del gasto público
priorizándose el destino de los fondos hacia el pago de la deuda. Además, se
privilegió un modelo económico sustentado en las exportaciones - que reemplazó al ya agotado modelo de
industrialización por sustitución de importaciones- en detrimento del desarrollo endógeno.
Petras y Vieux consideran
los efectos negativos de la política económica neoliberal al remarcar el
significado de “ajuste estructural”
que implicó la apertura exterior, es decir, la abolición de medidas
proteccionistas para permitir la entrada de productos extranjeros, con su
secuela de cierre de fábricas y, en segundo lugar, el descenso de los salarios
reales.
Esto contribuye desde luego,
a la erosión de aquellas actividades económicas locales que representan un mayor
valor agregado (actividades industriles y comerciales asociadas a la ciencia y
tecnología), imponiéndose en este sentido, ahora, el accionar de los agentes
extranjeros.
El enfoque de la teoría de la dependencia tiene como
pilar, precisamente, el análisis de la penetración de los CONTRAS (Conglomerados
transnacionales) en la industria latinoamericana, observando así las
implicaciones de ello en la conformación del empresariado nacional, el
desarrollo científico-tecnológico y su vinculación con el proceso
productivo.
Osvaldo Sunkel sostiene:
“Este nuevo sistema tiende a concentrar la planificación, y la utilización de
los recursos humanos, naturales y de capital, así como el desarrollo de la
ciencia y tecnología, en el “cerebro” del nuevo sistema industrial: los
tecnócratas del CONTRA de las organizaciones internacionales, y de los gobiernos
de los países desarrollados.”
Lo anterior está indicando
que la dependencia en materia económica se manifiesta de manera muy notoria en
los países de América Latina, por la falta de articulación entre actores clave,
quienes por el contrario, en los
países industriales avanzados conforman un sistema . Así, en nuestra región no existe en realidad un “sistema C y
T”(de ciencia y tecnología), aunque los tecnócratas emplean esta denominación
por simple reflejo imitativo.
Según el triángulo
Sabatiano, se plantea en primer lugar, la necesidad de contar con una infraestructura CyT que incluye
fundamentalmente la parte pertinente del sistema educativo – en particular
sectores de las universidades- y las actividades de investigación y desarrollo
extrauniversitarios. En América Latina -aún en los países con mayor grado de
desarrollo CyT- esta infraestructura es marcadamente más débil que en los países
del centro.”
Por otra parte, “el gobierno (otro vértice importante),
no muestra capacidad para formular estrategias CyT que formen parte integral de
las estrategias de desarrollo de mediano y largo plazo, sin desconocer el
Proyecto de Plan Plurianual de CyT 1998-2000.. Tampoco muestra capacidad de
orientar su poder de compra las desiciones tecnológicas de las empresas públicas
ni la política fiscal de manera de generar o inducir demanda de conocimientos
científicos y tecnológicos sobre la infraestructura de CyT. En este aspecto la
diferencia con lo que ocurre con los países industrialmente avanzados, es
también marcada.”
“En cuanto a la estructura productiva, señala el autor
que es patética porque la innovación proviene más y más de fuentes estranjeras a
través de patentes, licencias, know-how, acuerdos y radicación masiva de
compañías extranjeras. A esta debilidad , se agrega la falta de nexos
esenciales, articulaciones entre los tres vértices analizados (infraestructura
CyT, gobierno y estructura productiva), que ayudarían a superar la dependencia
en CyT y cerrar la brecha existente.
Para analizar de manera más específica esta crítica
situación latinoamericana se abordará el caso de Argentina y sus características
en los aspectos que se vienen desarrollando, remarcando un actor clave en el
diseño del modelo económico de inserción: el sector empresarial nacional.
Tomando como punto de
partida el factor científico y tecnológico, el núcleo de las instituciones de
CyT es de carácter nacional, ya que dependen presupuestaria y
jurisdiccionalmente de diversos estamentos del Poder Ejecutivo de la Nación. En
este ámbito y a pesar de la existencia de un gran número de instituciones, el
grueso de la actividad queda acotado a un conjunto relativamente reducido, que
funciona desde hace más de tres décadas, algunos de ellos son organismos
especializados (el CONICET, el INTA la CNEA) y el resto es el conjunto de las
universidades nacionales.
Estas cuatro instituciones
concentran más de las tres cuartas partes de los recursos humanos y monetarios
del sistema en su conjunto. De estas se desprenden otras, existiendo así, una
multiplicidad de las mismas que actúan en ámbitos: provinciales o municipales;
organizaciones no gubernamentales (fundaciones y otras asociaciones civiles sin
fines de lucro, emprendimientos empresarios innovadores), universidad,
instituciones gubernamentales, (que tienen habilidades funcionales como la
educación , el control de las normas de calidad, etc.). En este complejo se
observa la inexistencia de un marco legal e institucional que actúe como ente de
coordinación global tendiendo a cohesionar a las instituciones en un plan de
actividad contenedor de largo plazo .”
Se agrega a lo anterior el
hecho de que la gran cantidad de instituciones, su génesis temporal y las
múltiples jurisdicciones administrativas, casi necesariamente desembocan en
problemas de superposición de objetivos y duplicación de esfuerzos. Esto es, la
conformación estructural del
conjunto de instituciones introduce una dinámica funcional que,
independientemente de la excelencia de algunos entes y de la calidad de los
investigadores-, abre serias dudas respecto de la eficiencia del sistema en su
conjunto.
Empero, el mayor conflicto
está dado por el origen de las instituciones de CyT en Argentina, siendo que las
mismas fueron generadas y modeladas bajo la idea de producir ciencia y técnica
como lo aconsejaban las carencias
del modelo sustitutivo y los rasgos centrales del contexto internacional
vigentes en dicho momento; ello derivó en organizaciones “pirámidales” y con
funcionamiento centrípeto que más allá de sus éxitos, se aislaron del sistema
productivo. Resulta casi obvio que este tipo de instituciones no es plenamente
funcional cuando se examinan los requerimientos actuales del sistema productivo,
donde se incorporan otros conceptos de tecnología, a la vez que hay notables
modificaciones en el escenario tecno-productivo privado local e internacional.
Es importante recalcar la
concentración de las inversiones públicas en ciertas áreas, en el CONICET (cuyo
presupuesto es del orden de los 189,6 millones de dólares, absorbe el 25,15% del
presupuesto ), el INTA (que absorbe con 113,4 millones de pesos anuales, el
15,04% ) y, la CNEA, (con 112,1 millones de pesos, el 14,87%). Estas tres
instituciones tienen asignado el 55,06% del presupuesto total. Mientras que
el del las universidades se aproxima a los
123,8 millones de pesos anuales y representa el 16,42%. En cuanto a la inversión
privada, la misma es de 319 millones de pesos anuales, el 0,12% del producto
bruto interno ( mínima si se la compara con algunos países centrales quienes
destinan 109.000 millones de dólares anuales, el 1,53% del PBI en el caso de
Estados Unidos; 53.431 millones de dólares, el 1,96% del PBI en Japón; 22.363
millones de dólares anuales, el 1,49% del PBI en Alemania).
Un hecho significativo ha
sido precisamente, la reducción de los fondos destinados a este sector; debido a
algunos cambios en el origen de los mismos y a los ajustes inflacionarios. De
allí el máximo recorte a las inversiones en equipamiento, minimización de los
gastos operativos y reducción en los salarios. Esto ultimo significa (debido a
la ineficiencia de los mecanismos de ajuste) la emigración de personal más
capacitado ( ya sea al sector privado y / o exterior); con lo cual las
instituciones se “descapitalizan” en su recurso más valioso: el capital humano.
Sumado a ello la falta de inversiones conduce a un rápido envejecimiento del
parque de capital ( físico y humano) que posee la institución”.
A las características
generales que se vienen describiendo se suma otro elemento clave, que comienza
básicamente en el ’76 a partir del cambio en el régimen político y económico del
gobierno: la llegada al Ministerio de Economía con amplio respaldo de los
sectores empresariales de José Martinez de Hoz, quien representó la línea
neoliberal.
Tomando esta última
variable, las políticas económicas neoliberales, podemos analizar a las mismas
en dos planos que reflejan su infuncionalidad en la incesante Revolución C Y T’
Mundial.
Por un lado, el efecto de
estas políticas al exterior: con el incentivo a la entrada de las empresas
transnacionales ( y su posterior efecto sobre el desarrollo local de CYT) y; por
otro lado, su impacto al interior:
las privatizaciones de las
empresas estatales, relacionadas en su mayoría con las actividades vinculadas a
los servicios ( que generan grandes beneficios a corto plazo para el sector
empresario nacional que participó de las mismas , fomentando así su escaso
interés por las inversiones a largo plazo –como lo es la CYT vinculada a los
procesos productivos-). Se observa así, una terciarización de la economía
nacional, y a la vez, una concentración de capital en los grupos económicos
activos en estos cambios.
En los años ’90 ,se
visualiza entonces, una “supervivencia y reforzamiento de monopolios (u
oligopolios) legales, con la consiguiente consolidación de mercados protegidos,
en condiciones que aseguran bajos o nulos riesgos empresarios, considerables
márgenes de libertad para la fijación de precios y tarifas, y manifiesta
debilidad regulatoria devienen,
naturalmente en beneficios o “cuasi rentas de privilegio” para las empresas o
consorcios que resultan adjudicatarios de las privatizaciones .”
Por otro lado, la nueva
estratégia de ciertos grupos empresariales, de estructuras de conglomerados, con
una diversificación multisectorial, les ofrece potencialidades económicas y
financieras diferenciales, respecto de aquellas firmas que dependen
exclusivamente de las posibilidades de crecimiento que pudieran emanar del
sector de actividades en el que operan y/o del aprovechamiento de su
especialización mediante la inversión y la incorporación del progreso
técnico”.
Si tomamos como ejemplo a
uno de los grupos nacionales económicos de mayor peso, Perez- Companc,
visualizamos un claro reflejo de lo antes mencionado, puesto que esta compañía
desarrolla una gran diversidad de actividades como: las petroleras, ganaderas,
la industria alimenticia, transporte de trenes de carga, construcciones civiles
(embolsó ciento de millones
con las grandes obras públicas que licitó el estado) y nucleares, pesqueras, de
servicios como el turismo, suministro de gas y luz, hotelería y, maneja , a
traves de sus compañías entre el 15y 20% de los negocios de la bolsa.
Lo importante a señalar, “es
que el quinto y más espectacular salto de este grupo, se produjo en el período
comprendido entre 1989 y 1993, siendo que su facturación paso de 800 millones a
otra de casi 2 mil millones de dólares,” algo paradójico
si se considera el incremento en
conjunto de la economía nacional. Ello permite ver que, el crecimiento de
los grupos económicos locales no se
ha basado en la expansión paralela de la economía argentina”.
En este sentido hay que
considerar, cómo la política económica favoreció a estos sectores, tomando para
ello algunas cifras del Presupuesto Nacional 1987. En este documento puede
leerse con claridad que el estado transfirió al sector privado 4 mil millones de
dólares. Pero que los privados invirtieron en el país 2800 millones de dólares,
teniendo en cuenta que el monto que les fue entregado tenía por fin que tomaran
más mano de obra, se hicieran más eficientes ( por medio, por ejemplo, de los
programas de promoción industrial) .
Habiendo caracterizado hasta
aquí, el funcionamiento económico al interior del país, bajo el marco del
paradigma neoliberal, resta entonces establecer la relación con el factor
externo que cobra importancia: la transnacionalización, y su posterior efecto
sobre la economía argentina.
Al observar el ranking de las primeras cien empresas que funcionan en el
país, de las cuales, si bien en los primeros puestos siguen reinando las
compañías argentinas, de este total sólo 41 son nacionales, incluyendo
generosamente en esta categoría a compañías que teniendo una presencia de
capital abrumadoramente extranjero , son vistas como empresas locales, tal es el
caso de YPF, Exxel Group o las propias empresas telefónicas. Dominan así, las
extranjeras, dedicadas a los servicios y a la industria
alimenticia.
En primer lugar se halla YPF, luego Coca Cola y en tercer y cuarto lugar,
los grandes de la economía argentina, Perez- Companc y la organización Techint.
En este posicionamiento es clara la internacionalizacion de la economía,
considerando que de las 20 empresas que ingresaron al ranking en el año 1999,
sólo 4 son nacionales : Loma Negra, Correo Argentino, Orígenes y Metrovias, el
resto son extranjeras o con una mayoría accionaria en dichas manos.
Cabe señalar ahora , qué ha
causado esta extranjerización respecto al desarrollo CYT local vinculado a los
procesos productivos industriales. En este sentido, la élite local ha delegado
nuevamente el liderazgo del proceso de adecuación y cambio técnico a empresas
extranjeras a las cuales se asocia, generalmente en una posición de segundo
rango.
Lo anterior tiene su
correlato perjudicial en tres ámbitos diferentes:
1)Debilita la
integración del sistema productivo interno mediante los eslabonamientos entre
las actividades líderes y el resto del sistema: las filiales de empresas
extranjeras tienden a abastecerce de la producción a cargo de los grupos
locales. Las dificultades actuales del sistema nacional de ciencia y tecnología
se explican, principalmente por la extranjerización de las empresas públicas y
las dinámicas, el comportamiento de los grupos locales y la fractura de sus
vínculos con el sector productivo.
2) En la medida en que las
utilidades de las filiales no se reinvierten, y se remiten al exterior,
disminuye la capacidad interna de acumulación.
3) La transferencia al
exterior de utilidades e intereses genera nuevas demandas de divisas. Como las
transacciones externas de filiales suelen tener un saldo deficitario, el proceso
de extranjerización contribuye al agravamiento del desequilibrio estructural del
balance de pagos”.
Conclusiones:
La
constante Revolución Científico- Tecnológica Mundial ha sido y es un fenómeno de
capital importancia, puesto que ha determinado un contexto en el cual se vuelve
imprescindible contar con un potencial científico y tecnológico abundante y una
forma apropiada de organización que permita aprovecharlo. Cualquiera sea el
punto de partida, persiguiendo objetivos vinculados a lograr una óptima
inserción en la economía mundial, los éxitos dependerán en última instancia, de
la capacidad en adoptar y adaptar los réquisitos impuestos por el nuevo
paradigma productivo.
Considerando la competitividad
en la inserción internacional de los países de América Latina, la misma presenta
rasgos críticos debido a la endeble articulación entre el diseño de las
políticas públicas vinculadas con la infraestructura científico- tecnológica y
el sector productivo público y privado.
La
presencia desmesurada de empresas transnacionales acorde con las políticas
económicas neoliberales adoptadas por los gobiernos, constituye una de las
causas generadoras de la problemática en cuestión, debido a que ingresan su alto
grado de desarrollo tecnológico ( que no se adapta a las necesidades locales)
aplicado a sus procesos productivos, desincentivando la “investigación y desarrollo” de
origen nacional.
En el caso
particular de Argentina, se observa otro factor que actua en detrimento de las
actividades científico- tecnológicas, la actitud empresarial. Esta última parece
funcionar de acuerdo a ciertos beneficios obtenidos a corto plazo por medio de:
la participación en la privatización de aquellas empresas públicas vinculadas a
los servicios ( lo que implica la transferencia y consolidación de reservas de
mercados olígopólicos o monopólicos) y;
el desarrollo de una estructura empresarial de tipo conglomeral (con una
amplia diversificación multisectorial). De esta manera, los patrones de
comportamiento del sector empresarial nacional se alejan cada vez más de las
inversiones a largo plazo y por ende, de la búsqueda de competitividad a través
de la incorporación de progreso técnico e innovación.
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