El comercio internacional contribuye de manera significativa al
crecimiento económico, considerándose que un incremento del 1% equivale al 2%
del Producto Interior Bruto (Rodríguez, G. 1997). En base a ello, algunos
analistas, citados por Cepal (1999; IV), como por ejemplo Krueger, o el Banco
Mundial, han hecho hincapié en la importancia de las exportaciones como motor
del crecimiento y destacan las mejoras en materia de eficiencia y el aumento de
la productividad…, hasta tal punto que el comercio y acceso a los mercados
mundiales permitiría que la economía de un país o región logre la escala mínima
de producción y las economías de escala que, a menudo, no alcanzan en el mercado
interior ni con la demanda interna. Además, el libre comercio internacional
puede suponer "la mejor opción para una correcta asignación de recursos a nivel
internacional, siendo los que permiten a las naciones alcanzar altos niveles
de desarrollo" (Nadal, A. 1997; 25).
Sin embargo, en el contexto de globalización, para muchos
territorios no existe igualdad de oportunidades, porque la historia y las
dotaciones de recursos naturales y humanos constituyen estructuras de simetría
irregular, cuya eficiencia productiva orienta una jerarquización de áreas y
países hegemónicos dentro del intercambio internacional. Las críticas que se
formulan al proceso de globalización analizan, en primer lugar el fenómeno de la
desindustrialización y la competitividad como una especie de darwinismo
social aplicado a los países, como puede observarse en el trabajo de Javier
Contreras sobre México y Zacatecas (1998). De hecho, junto a los indiscutibles
beneficios de la globalización existen una serie de efectos negativos, llamados
colaterales, que afectan a amplios territorios y colectivos humanos que, al no
ser competitivos, caen o persisten en un estado de desgracia que los acerca a
"una pobreza lógica". No es un descubrimiento, y es un secreto a voces que, la
mejora general de los indicadores económicos en Latinoamérica no ha "percolado"
ni repercutido en la mejora de la población más débil y en muchos lugares, en
torno al 40% y más de sus habitantes, viven bajo la línea de la pobreza,
soportando altos niveles de cesantía, inseguridad, falta de ingresos y de
solidaridad (Cepal, 1999), ante la merma del papel del estado y su cobertura
social para lograr la competitividad. Para el aumento de ésta, se acude al
recorte de los costes laborales no salariales, que van a ser soportados en mayor
medida por los trabajadores, porque cuanto mayor es el grado de globalización,
más necesidad hay de cobertura social, pero cuanto mayor cobertura social
existe, más difícil, se dice, es integrarse con éxito en el proceso de
globalización.
En este contexto, aunque el comercio permite a todos los países
sobrepasar los límites impuestos por sus dotaciones de recursos y consumir
combinaciones de bienes situados fuera de las posibilidades de sus fronteras, el
mismo ha colocado y perpetuado al ámbito latinoamericano en una posición de
subordinación con respecto a los grandes bloques comerciales, que siguen siendo
Estados Unidos, Europa y Japón, hecho que debe colocar al neoliberalismo
en una suerte de duda, si se toma como antídoto para solventar los retos del
desarrollo.
Pero la solución no es fácil porque los términos del
intercambio se complejizan. La globalización económica mundial teje una red que
privilegia las formas de comercio intrasectorial y especialmente
intraindustrial e intrafirma de bienes y estimula el comercio de servicios,
frente a las formas tradicionales que hacían hincapié en el comercio
intersectorial. De otra parte, la libre circulación de capitales hace que la
inversión extranjera transfiera a las periferias las tecnologías de alta
productividad que, combinadas con salarios periféricos bajos, genera ganancias
de la que se apropian las transnacionales, para ser reinvertidas o remitidas a
las casa matrices, bajo formas de muy difícil control o justificación y que
constituyen el núcleo de la acumulación capitalista a escala mundial.
El proceso de captación de beneficios de las empresas
trasnacionales suele comenzar por la instalación de empresas subsidiarias en
zonas procesadoras de exportaciones en regiones periféricas, desdibujando las
tradicionales condiciones de intercambio de productos primarios desde la
periferia a los centros… Los términos de intercambio siguen respondiendo a las
predicciones de la teoría cepalina sobre la materia, pero el sistema
centro-periferia pasa a responder gradualmente a otra lógica, a medida que el
comercio intersectorial de bienes retrocede incluso en el eje Norte-Sur.
La dotación de recursos naturales pierde importancia en el
balance de ventajas comparativas que son crecientemente reemplazadas por las
esconomías de escala c especialización, aprovechadas por las empresas
transnacionales en la búsqueda de sus ventajas competitivas. Los centros siguen
siendo los mismos que hegemonizaron las relaciones políticas y económicas
internacionales durante este siglo y los términos del intercambio, a veces con
deterioro, siguen las mimas pautas que antaño, aunque con otras formas, porque
el paradigma del desarrollo de los centros está cerrando la transferencia de
la población de las actividades industriales a los servicios, a quién le
corresponde el protagonismo. Las periferias, procesadoras de exportaciones
manufactureras, realmente no han superado el paradigma industrializador,
entendido en su día como motor de desarrollo, sino que han deteriorado y
perpetuado los términos de intercambio, ofreciendo productos con costos
laborales y ambientales prohibitivos en los centros. Por otra parte, la
exportación de productos de agricultura templada desde los centros, no desdibuja
la relación de los términos de intercambio porque procede de explotaciones muy
mecanizadas, de alta productividad por persona, uso de biotecnología e incluso
transferencia "solidaria de otros sectores". Los centros son exportadores de
alimentos y manufacturas producidos con alta tecnología y, cada vez en mayor
medida de servicios internacionalmente comercializables.
A pesar de todo, la revolución tecnológica y la transformación
de las economías fordistas en flexibles pueden estar perfilando un nuevo
escenario donde, siguiendo a Armando di Filippo, se reduce la función
locomotora del crecimiento que en las periferias cumplían los centros,
independizando en grado creciente los niveles de actividad de ambos polos. Solo
la convergencia de la productividad permite discriminar otros factores
competitivos, así los países periféricos exportan manufacturas con costos
ambientales y laborales más baratos por unidad de producto (Di Filippo, A.,
1998).
La insersión externa
Una de las características más importantes de las economías
latinoamericanas ha sido el continuo esfuerzo de su sistema productivo por
satisfacer la demanda del mercado externo, ya sea por imposición colonial,
intereses de la oligarquía o la propia inercia que supuso, en el circulo vicioso
y perverso de la pobreza definido por Myrdal, no encontrar un mercado interno
adecuado para satisfacer las necesidades del proceso de acumulación
capitalista.
En el proceso histórico de inserción internacional,
Latinoamérica se empezó a especializar en la exportación de productos
primarios, alimentos, minerales y productos energéticos, e
importación de manufacturas, con un gran inconveniente: la elasticidad de la
demanda y valor añadido de sus productos exportados es escaso, frente a la mayor
de las manufacturas. Ello vino agravado porque las estrategias de aumentar la
producción, con sobreesfuerzos exportadores, no se vieron compensadas con el
aumento del dinero líquido, sino con la caída de los precios en un mercado muy
concurrido por productos primarios. A partir de aquí se inicia un círculo
vicioso, de deterioro en los términos de intercambio que se trató de amortiguar
con la creación de stokajes que regulase los precios en el mercado,
especialmente de productos agrarios, pues sufrían grandes fluctuaciones debido a
fenómenos meteorológicos y a la especulación, pero la iniciativa no tuvo
éxito.
Ante tales expectativas, la actuación del estado y la
política de sustitución de importaciones (Presbich, 1984), iniciada a partir
de los años 30, fue un balón de oxígeno para las esperanzas del desarrollo
Latinoamaricano. Pero, transcurridas una décadas, se descubrió que se mantuvo
una industria subsidiada, con un mercado interno seguro y una falta de
motivación para la innovación y el crecimiento y, como es lógico, su falta de
competitividad en los mercados internacionales colocó a la industria
latinoamericana en una posición de desventaja frente a los centros.
Este menoscabo de la potencialidad regional se vio deteriorado
por lo exiguo de los mercados para los que trabajaban, que no reunían las
economías de escala suficiente para ser competitivos. Sólo en los países con
amplios mercados internos, la política de sustitución de importaciones
tuvo un "relativo éxito, como pudo ser el caso de Brasil, México o Argentina.
Sin embargo, aún en estos países, las manufacturas son rubros de segundo orden,
ya superados por la tecnología de los centros.
Con los condicionamientos históricos recientes, la economía y
el concepto de desarrollo se muestra extremadamente flexible (Alburquerque,
1990), el capital se internacionaliza y se exige desde los foros internacionales
una economía de libre mercado como panacea de la competitividad,
especialización internacional y desarrollo, ocultándose, con frecuencia,
barreras no arancelarias impuestas por los países desarrollados, tales como
cuotas de entradas, fuertes controles sanitarios... A ello no es ajeno la
profunda revolución tecnológica que dinamiza constantemente un mercado con una
fuerte elasticidad de la demanda en los productos manufacturados.
Ante tal situación, el papel del comercio en Latinoamérica no
puede entenderse sin el análisis de la estructura del comercio actual, en
que el comercio internacional se observa una declinación sistemática, a partir
de 1967 de las materias primas y, desde 1980 de productos energéticos.
Los estudios de la Cepal (1989-90), han puesto de manifiesto la
existencia de productos dinámicos con un crecimiento en comercio mundial entre
1975-1987 de más del 0,05; estancados, que son aquellos que modificaron su
participación entre el 0,05 hasta menos de 0,05, y en retroceso a aquellos que
disminuyeron en más de 0,05. Una metodología más reciente, de
Cananálisis, "se basa en la evaluación del nivel de penetración y
participación de los países en un ámbito específico. La competitividad se
vincula a participación de mercado de un país en un sector dado de actividad
comercial… Obviamente Can tiene sus limitaciones. La principal se refiere al
hecho que no explica los factores que subyacen en la competitividad detectada y
no separa la competitividad lograda en bases sostenibles a largo plazo de
aquella alcanzada de forma espúrea" (Bonifaz, J.L, 1999; 27).Tanto, en el
análisis tradicional como en el Canálisis, se llega a identificar el dinamismos
de los sectores comerciales. En el Cananálisis se llega a distinguir en la
matriz de competitividad sectores de Estrellas Nacientes, de Estrellas
Menguantes, en Retroceso y de Oportunidades Pérdidas ( Bonifaz, J.L., 1999; 47).
Los sectores más dinámicos son las manufacturas de alto
contenido tecnológico como industrias electrónicas, informática y
telecomunicaciones o de la automatización industrial y maquinaria para oficina e
informática. También forma parte de los sectores más dinámico el agregado
químico de plásticos y materias textiles. Los sectores estancados están
esencialmente compuestos por los productos energéticos, mientras que los
regresivos lo forman los denominados "productos básicos y materias
primas".
Atendiendo a esta metodología resulta que, aunque algún país
Latinoamericano como Brasil, Méjico, o incluso Países de Reciente
Industrialización, tengan en las manufacturas una importante partida del
comercio, puede suceder y de hecho es así, que la tendencia sea al estancamiento
o retroceso, frente al fuerte dinamismo que la tecnología está imponiendo en los
países centrales (Alburquerque, 1990).
La especialización regional le ha asignó a Latinoamérica el
intercambio de materias primas, especialmente alimentos y minerales a cambio de
productos manufacturados. Este hecho le ha colocado en una situación crítica de
cara a la obtención de divisas tan necesarias para su desarrollo. . Desde
finales de los años 60, cuando Latinoamérica representaba el 6,5% del comercio
mundial, la Región ha ido perdiendo importancia de forma pronunciada
(Cepal,1989;112), pasando de un 5,4 en 1975 a un 4% en 1987. En 1991 América
Latina no llegaba a concentrar el 4% del comercio internacional y en 1997
sobrepasó el 5%. Ello confirma un mejor desempeño coyuntural de la
actividad comercial y una mayor "integración internacional", porque en 1998, por
razones ya expuestas, aunque se sigue manteniendo porcentajes de participación
en el comercio mundial que ronda el 5,5%, las exportaciones han caído en
torno a 2 puntos.
Sin embargo, en una región tan amplia existen perfiles de
exportación que se distancian de la tendencia general: Brasil y Méjico han
extendido su participación comercial en todos los sectores, tanto dinámicos como
estancados como regresivos, mientras que el resto de los países, incluidos los
exportadores de petróleo han disminuido su participación en el comercio mundial.
El enorme peso de los productos básicos, que en su mayoría figuran como
regresivos, genera perfiles poco halagüeños para el desarrollo comercial.
Hasta ahora, y de ahí la necesidad del cambio
estructural, numerosos países de la Región se han especializado en
exportaciones que dependen casi exclusivamente de la disponibilidad de recursos
naturales, los cuales son exportados con un grado de procesamiento muy reducido,
o mano de obra barata que sólo interviene en una etapa de la cadena productiva.
Con respecto a los países productores de petróleo, tales como Venezuela o
Ecuador, se confirma un comercio dominado por la presencia del petróleo bruto y
sus derivados, dentro de una franca tendencia al estancamiento y retroceso. Las
exportaciones de café suponen para algunos países una dependencia extrema, hasta
tal punto que en Colombia, Costa Rica, Salvador, Guatemala, Honduras y Nicaragua
suponen más un componente principal las exportaciones, en las que cualquier
ajuste de precios o desarreglo climatológico puede hacer naufragar toda
previsión. Otros países, dependen, en gran medida, de la minería del cobre como
Chile y no faltan repúblicas "bananeras" como Ecuador.
La polarización del déficit comercial en productos dinámicos y
de excedentes en los estancados y regresivos permite diagnosticar un fuerte
desajuste del comercio latinoamericano con respecto a las tendencias mundiales
y, resulta imprescindible que se realicen esfuerzos dirigidos a la
identificación de los productos dinámicos de la Región que puedan competir y
sentar las bases para un desarrollo sólido.
Pero, lo más grave de la situación es la "concurrencia
productiva" de muchos países de la Región en materias primas y alimentos,
con una elasticidad de la demanda francamente escasa. Ello, además, dificulta el
comercio intrarregional, que busca la variedad fuera de las fronteras
latinoamericanas. Así, la región tiene que salir al mercado con fuertes
desventajas comparativas: producción concurrente y estancada o en
retroceso, que no le permiten realizar maniobras estratégicas, ya que su mercado
interno carece de productos dinámicos y posee escasa oportunidades para el
intercambio intrarregional. Así, aunque ha habido un repunte de las
exportaciones intrarregionales en los últimos años, todavía son insuficientes
para concebir un fuerte nervio de comercio interno que cohesione a la
región.
En defintiva, Latinoamerica perpetua un Modelo Primario
Exportador hacia fuera ya que la subvaloración de los recursos naturales y de la
fuerza de trabajo presentan un diferencial a favor de los países centrales que
lo demanda y se traduce en la obtención de excedentes que favorecen la
acumulación de capital, a pesar de que en las nuevas relaciones de intercambio,
el comercio de manufacturas cada vez responde menos a los cánones de
especialización productiva tradicional. El proceso de globalización productiva
se perfila en la distribución de los eslabones de la cadena productiva en
múltiples países y regiones, que conduce a un producto manufacturado final, pero
no se debe identificar con un avance en el proceso de desarrollo, sino con un
mejor aprovechamiento de ventajas comparativas por parte del capital.
Las crisis periféricas y la construcción de modelos
Tradicionalmente, la inserción internacional de América Latina
y el proceso de modernización de las políticas comerciales no logra cambiar la
especialización exportadora de la región, que depende de pocos productos o de
pocos mercados. Esta opción exportadora, en busca de un mercado que no posee,
por la atomización regional y escaso poder adquisitivo, se ve desfigurada
por catástrofes naturales. El impacto del huracán Mitch en Centroamérica
redujo drásticamente las expectativas de exportación de Centroamérica… o el
fuerte descenso de precio de los productos básicos, asociado a problemas de
sobreoferta y de retracción de la demanda, mermó su valor comercial. Ello
acusa la vulnerabilidad de la oferta exportadora de los países latinoamericanos
y las continuas crisis periféricas, a las que, sólo en teoría, pueden hacer
frente países con producción y mercados de dimensiones adecuadas. De esta forma
no puede hablarse de diversificación en países como los que conforman el ámbito
Centroamericano o del Caribe.
Recientemente, las crisis de las economías latinoamericanas fue
responsable de la llamada generación perdida en la década de los 80, como tiempo
de retroceso en los indicadores generales del desarrollo. Las rápidas y
profundas mutaciones tecnológicas, la deuda externa… deterioraron la posición de
Latinoamérica en el modelo de inserción internacional, hasta tal punto
que la Región experimentó un sustancial retroceso comercial, con una
representación en el comercio mundial que apenas rondaba el 4%.
Ahora, con la nueva expansión y proceso integrador del
capitalismo mundial, Latinoamérica aparece, sobre todo después de la crisis
asiática, como un área de negocios emergente, destino de inversiones
externas. Aunque el principal socio comercial e inversor es Usa, el intercambio
con Europa se ha incrementado de forma notable. La balanza comercial de
América Latina con la Unión Europea ha pasado de un monto negativo de 3.381
millones de $ en 1993 a otro, también negativo de14.324 en 1997 (Irela, 1999),
siendo los principales clientes Alemania, Italia y España. En el caso de esta
última es necesario repuntar las intensas relaciones culturales que han
conducido fuertes transferencias de servicios y capitales a Latinoamérica,
especialmente a Argentina, donde destaca telefónica… En realidad, España
constituye la segunda potencia inversora en Latinoamérica, abarcando su ámbito
de acción casi todo el espacio latinoamericano así incluso "en la segunda mitad
de los años noventa Venezuela se incorpora, con algo de retraso al espectacular
proceso de expansión de la empresa española en Iberoamérica" (O.C.V., 1999;
39).
Sin embargo, el sector comercio mantiene todavía una cierta
estructura rezagada, cuya continuidad puede comprometer el desarrollo de
la región. Hoy, tras una fase optimista que abarca los años 1995-97, se aprecia
un estancamiento generalizado, cuya responsabilidad se identifica con "La crisis
financiera internacional y los sucesivos desastres climáticos que asolaron a
varios países de la región y se reflejaron en un deterioro de la situación del
sector externo en la mayoría de los países" (Cepal, 1999; 7) El valor de las
exportaciones regionales disminuyó por primera vez en doce años… debido una
pronunciada caída de los precios sólo parcialmente compensada por un aumento de
los volúmenes exportados. En promedio, el valor de las ventas regionales
disminuyó en un 8% y en ella tuvo incidencia la crisis de Asia iniciada a
finales de 1997. La caída promedia de precios fue del 15% para los minerales y
bebidas tropicales y de más del 10% para los alimentos y materias primas
agrícolas… El precio del petróleo se contrajo … Las ventas de productos
manufacturados fueron las de mejor desempeño…(Cepal, 1999). Así se desaceleraron
las importaciones y se deterioró la relación de intercambio.
El comportamiento asimétrico entre la Unión Europea y
América Latina, debido al predominio de las exportaciones de productos básicos
de esta última región y la importación desde Europa de productos con un alto
valor agregado presupone una persistencia de los términos del intercambio y si
bien Usa recibe manufacturas del Latinoamérica, existe un predominio del ámbito
maquilador y de productos de la retaguardia tecnológica…, cuya estructura
no parece cambiar porque "hay una tendencia entre las empresas transnacionales
hacia la creación de redes de producción autosustentables integradas
regionalmente en torno a cada uno de los tres polos -Usa, Japón y La Unión
Europea- con sus respectivas sinérgias." (Cepal, 1996). Los grandes bloques
comerciales han organizado una red y sistema de intercambio, a los cuales se le
conectan diferentes paises periféricos, que en una relación de dependencia que
debilitan sus posiciones, tanto en sus relaciones intrarregionales como
internacionales.
Partiendo de la base de que todas las sociedades tienen ante sí
un desafío de "especialización internacional", de cuyo éxito o fracaso depende
el desarrollo y las posibilidades que la transformación del modelo de
producción "fordista en flexible" ofrece a cada país, mediante el comercio
internacional, la economía ha ofrecido paradigmas y modelos continuos porque si
se lograra comprender bien las causas del buen desempeño económico y exportador,
se podrían entender mejor los factores que influyen en el crecimiento y
desarrollo…
La Cepal quizás ha sido el organismo que más paradigmas
y explicaciones sobre el modelo de desarrollo ha patentado. Tras la estrella de
Raul Presbic y su explicación de los procesos de acumulación capitalista en la
dialéctica centro-periferia, (Presbich, 1984), se ha avanzado poco. La mayor
parte de las veces se trata de explicar la realidad de las crisis
latinoamericana, a posteriori, con visiones mecanicistas, desde mi punto de
vista, muy alejadas de la realidad porque enfrentan o confunden el desarrollo
con de un sistema mecánico, donde el economista o el planificador no pasa de ser
un relojero, perdiéndose las ricas interrelaciones que presentan los sistemas
territoriales
El intercambio desigual y el deterioro del mismo en un modelo
de crecimiento hacia fuera, llamado Primario Exportador, fue el anclaje que
permitió hasta muy entrado los años 70 explicar la situación de rezago
latinoamericano con respecto a los países más desarrollados. Posteriormente
fueron crecimiento, austeridad, competitividad y equidad los paradigmas que
explicaron la década perdida de los 80, porque se mostraron para latinoamérica
"casilleros vacíos". En torno a ellos se generó estériles discusiones
sobre cual se debía primar o cual era la fórmula para lograr el mayor
crecimiento económico, la austeridad.
La década actual, presidida por transformación
productiva con equidad y sustentabilidad ambiental aparece como tiempo de
repunte de indicadores económico, que se ven escasamente reflejados en una
sociedad, donde gran parte de su población vive bajo la línea de la pobreza. Hoy
aparece como asumido la existencia de "ideas fuerza" que articulan el discurso
de la Cepal y, para ello se elaboran sofisticadas herramientas que expliquen el
modelo… Canplus es un programa para el análisis del comercio internacional
basándose en indicadores de la competitividad. Especialmente diseñado por la
Cepal para América Latina, permite investigar el comportamiento de las
exportaciones manufactureras de la región, demostrando un cambio: las
exportaciones manufactureras hacia Usa experimentaron un fuerte crecimiento,
estancándose o retrocediendo hacia otros destinos. En ellos, las ventas de
México han tenido un papel esencial, pero los rubros más importantes de la
región exportables han tenido un escaso contenido tecnológico…
Las nociones de competitividad, comercio internacional y
crecimiento económico forman una argamasa conceptual sobre la que a veces se han
levantado fructíferas construcciones intelectuales, por ejemplo, la teoría de la
ventaja comparativa, pero que también ha servido, en otras ocasiones, como
reclamo intelectual para la adopción de políticas comerciales equivocadas"
(Rodríguez, G., 1997; 20). En recientes y relativos éxitos de países emergentes,
ha habido una búsqueda de la esencia del modelo que ha sido puesto continuamente
como ejemplo a seguir. La literatura económica denominó al modelo de desarrollo
de Asia Oriental modelo de los Gansos Voladores… donde el ciclo de vida
de los productos tendría forma de V invertida porque, a medida que un producto
va perdiendo su posición en los mercados mundiales, empieza a ser sustituido por
otro para el que la ventaja comparativa es creciente, dada la nueva estructura
económica del país (Nadal, A. 1997; 25)…
La evidencia empírica actual revela el fracaso de los
modelos, que no son más que remedos de alguna experiencia coyunturalmente
exitosa e imposibles de trasladar a sistemas territoriales distintos. "La
ciencia económica tradicional, en el esfuerzo de aislar lo económico se ve
obligada a tal cantidad de supuestos e hipótesis que finalmente queda reducida a
un marco formal y lógico pero ahistórico. Se trabaja sobre modelos altamente
irreales, abstracciones que finalmente se traducen en recomendaciones erróneas
en términos de política… La comunidad científica, como señala Khun, tiende a ser
relativamente estable. En ciencias sociales y, sobre todo en ciencias económicas
dicha estabilidad se inclina a asumir un carácter conservador, que finalmente
niega una pretendida actitud política para adquirir un claro papel tendente a
legitimar el poder establecido… Así, la ciencia económica, según Attali y
Guillaume, no busca ni encuentra, sino que esconde… La fascinación del modelo,
la sofisticación y alarde perfeccionista del instrumental operativo… sigue
operando dentro de la mecánica clásica" (Biffani, P.,105-107).
Globalización y regionalismo abierto
La emergencia del comercio intrarregional y la necesidad de
encontrar nuevos nichos de mercado o mercados más amplios ha originado una
cierta proliferación de acuerdos bilaterales, multilaterales, de integración y
de libre comercio. Actualmente Latinoamérica se inserta en la llamada
globalización y regionalismo abierto, "plenamente compatible con el aperturismo
de las naciones y el trasnacionalismo de las empresas… el regionalismo abierto
es un preferencialismo que crea comercio entre los miembros del acuerdo..." (Di
Filipo, 1999).
Según Armando Di Filippo, caben distintir entre regionalismo
verticales y horizontales, asimétricos y simétricos, en función de la
vinculación geográfica de países: entre el norte y el sur, entre países del sur,
o entre países del norte; y sus prefererencias sean recíprocas o no. Así, puede
calificarse como regionalismo abierto vertical y simétrico el Acuerdo de Libre
Comercio de América del Norte … y como de regionalismo abierto horizontal y
simétrico al Mercado Común del Sur.
En realidad, la integración de Latinoamérica en mercados más
amplios se perfila a través de acuerdos hemisféricos de libre comercio y uniones
aduaneras subregionales, además de los ya clásicos y coyunturales acuerdo
bilaterales o multilaterales.
Los acuerdos hemisféricos de libre comercio constituyen
áreas de mercado que incluyen, además, compromisos "en materias de servicios, de
inversiones y de propiedad intelectual, así como movimientos temporales de
personas adscritas a la prestación de algún tipo de servicios" (Di Fillipo,
1999). La Asociación para el Libre Comercio de América del Norte, es decir
ALCAN, y la Asociación de Libre Comercio para las Américas, o sea ALCA, no
acogen la posibilidad de formular políticas comerciales, tributarias o
cambiarias comunes ni el libre movimiento de personas porque Usa no puede
supeditar sus políticas nacionales a limitaciones de países subdesarrollados, de
ahí que el libre comercio, entendiendo la movilidad de mercancías y capitales
sea la máxima concesión hecha.
ALCA aparece todavía como un proyecto, aunque se espera que las
negociaciones estén concluidas para el año 2005, a partir del cual se iniciará
el desarme arancelario. En la negociación están presentes 34 países, entre los
que destaca Usa, cuyo producto interno bruto es superior, en cerca de 4 puntos,
a los 33 países restantes. Esta asimetría y la heterogeneidad y debilidad de los
países latinoamericanos, fácilmente puede augurar la hegemonía de Usa.
Mientras tanto, ALCAN, como acuerdo hemisférico en pleno auge,
agrupa a México, Usa y Canadá, presenta un espacio claramente articulado con dos
socios menores, Mexico y Canadá, cuyas exportaciones e importaciones tienen como
destino y origen en un 80% a Usa. Sin embargo el impacto socioeconómico y
territorial es bien diferente. Canadá tiene un nivel de vida similar a Usa,
con costos laborales y ambientales similares, frente a ello, México ha
experimentado internamente una grave desindustrialización y un activo comercio
intraindustrial en la frontera norte, en zona procesadora de exportaciones,
cuyas industrias maquiladoras aprovechan ventajas de localización y menores
costes ambientales y laborales. En este caso, México aporta mano de obra barata,
recursos naturales y un gran mercado a la economía ALCAN, que permite la libre
circulación de mercancias y capitales, pero no de personas.
Las Uniones Aduaneras subrregionales, en teoría,
pretenden conseguir uniones aduaneras, cuyo objetivos final es la constitución
de mercados comunes: el Mercado Común Centroamericano, el Caricom, comunidad del
Caribe, la Comunidad Andina y el Mercosur. ALADI conforma un conglomerado laxo
formado por los países de Mercosur, la Comunidad Andina, México y Chile. Sin
embargo sus situaciones son muy dispares.
El MCCA tiene unos 30 millones de personas y 1000 $ de PIB pc.;
presentando un situación es delicada porque, aunque se está consolidando un
arancel externo común, la pobreza de su mercado interno y las catástrofes
naturales son un lastre difícil de salvar.
El CARICOM conforma una comunidad de 6 millones de personas y
2737 $ de PIB pc.; con arancel externo común, pero un mercado tan exiguo que en
absoluto puede ser autónomo.
La CA tiene 100 millones de habitantes y en torno a los 2000$
PIB pc.; aunque es un mercado de tipo medio, y ha establecido un arancel externo
imperfecto, lo extenso del territorio y su heterogeneidad (Bolivia, Colombia,
Ecuador, Perú y Venezuela), dificultan su integración.
MERCOSUR con 207 millones de personas y 3500 de PIB pc. Ha
aumentado su comercio intraregional hasta alcanzar más del 22% de los
intercambios totales y mantiene importantes relaciones con Usa, pero también con
Europa. De las cuatro uniones aduaneras, sólo Mercosur presenta cierta
coherencia porque ha liberalizado el comercio entre sus miembros y ha
establecido un arancel externo común, contando con un mercado suficiente para
crear economías de escala y lograr competividad.
De los viejos a los nuevos caminos
Modelo colonial, revolución independentista, modelo primario
exportador, sustitución de importaciones, relaciones centro-periferia, inserción
internacional, globalización y regionalismo abierto…, han sido caminos esbozados
por la historia latinoamericana para explicar los logros o perversidades del
desarrollo. Sin embargo, ninguno de ellos ha satisfecho social y económicamente
a la mayor parte de sus generaciones, antes bien, han cumplido una la función
social ofreciendo al poder justificaciones que sostienen la estructura en un
persistente crecimiento hacia fuera. La desconexión del modelo, cada vez
resulta más utópica, por cuanto el nuevo paradigma que guía el desarrollo
capitalista, el dominio tecnológico, se encuentra en los países industrializados
y exige, para moverse en el modelo, que las regiones en desarrollo se abran al
comercio como medio de absorber conocimientos y adaptarlos.
Las recetas para conseguir la especialización productiva, que
exige el modelo, son fáciles, pero los caminos no son están construidos.
Latinoramérica deben enfrentar desafíos como:
-Necesidad de ampliar el número de productos exportables
-Identificar los sectores que en la práctica tengan mayores
ventajas comerciales
-Traspasar las fronteras proteccionistas que los países
desarrollados levantan frente a cualquier éxito comercial.
-Afianzar sus mercados internos y regionales.
Se trata de un proceso complejo en que las metas no siempre se
alcanzan porque cada especialización se constituye en una exploración de
posibilidades en competencia con los países del Norte que juegan con grandes
ventajas comparativas de recursos financieros, potencial acumulado de
ciencia, tecnología y capital humano. Así, el vuelo del ganso no
siempre está garantizado.
El gran desafío estratégico de la región debe enfrentar
factores de orden externo que condicionan el comercio de la
Región, tales como las tendencias, que lleva a aumentar la participación en el
comercio mundial de los países del Norte; la creación de numerosos productos
sintéticos, capaces de sustituir las materias primas, lo que hace pensar en la
imposibilidad de especializaciones estáticas y la dependencia tecnológica del
centro (Gatto, 1990; Robinson, 1983), que hace que se adopten estrategias y
tecnologías inapropiadas.
Sin embargo, múltiples factores internos a la región
causan un fuerte lastre comercial, como la producción concurrente de productos,
que además, aparece en retroceso o estancada en la demanda mundial; la pobreza
del intercambio intrarregional, que no facilita la cohesión y articulación de un
verdadero mercado interno; la dispersión de esfuerzos con la creación de
"diferentes mercados no operativos"; el enfrentamiento y consideración de países
rivales, a pesar de formar parte de la región (Bonifaz, J.L. 1999; 44); el
futuro papel de las Pymes que, aprovechando el potencial
tecnológico, pueden operar con economías de escala y flexibilidad
suficientes para no perecer en la competencia internacional, impulsando el
desarrollo local y la falta de homogeneidad social, inseguridad ciudadana y
riesgo interior para la inversión de capitales productivos.
Por encima de todo, Latinoamérica debe descubrir su papel en el
modelo de acumulación y desarrollo capitalista, porque la defensa del modelo
a ultranza vela el proceso y los mecanismos que el centro mantiene para
sostener sus niveles de vida y su posición hegemónica: Barreras no arancelarias:
subsidios a la exportación, restricciones voluntarias a las exportaciones,
cuotas de importación, barreras sanitarias, administrativas…
El modelo permanece a lo largo de la historia, lo que cambia
son las formas de manifestarse. Esto ha sido magistralmente descrito por Bifani
(1997, 92-98): "En realidad, la desigualdad en el intercambio es imputable a una
relación entre países desarrollados y en desarrollo, cualquiera que sea el
producto que se intercambie… el intercambio desigual se produce cuando un país,
a través de los bienes que exporta, proporciona más trabajo incorporado del que
recibe de las mercancías que exporta … La inmovilidad de la mano de obra y la
presión de una oferta relativamente abundante de la misma en los países
periféricos explicaría esos bajos salarios …Samir Amin señala que el desarrollo
no puede ser explicado exclusivamente con base en las teorías de las relaciones
económicas internacionales… se da un intercambio entre formaciones sociales
diferentes de las cuales unas constituyen el centro y otras sus periferias…El
proceso de generación de excedentes y como éste es distribuido, tanto
internamente como en el sistema externo, mediante el proceso de transferencia
hacia formaciones sociales dominantes, es ese proceso de transferencia y
distribución dominante el que en último término, define el proceso de
acumulación en el que está la base del desarrollo".
Ante tal situación sólo es posible pensar que el comercio como
motor del desarrollo en Latinoamérica se debe volcar hacia una mayor
colaboración e integración Regional, que debería pasar por una fase de
"sustitución de importaciones" y especialización regional acordada a nivel
latinoamericano. En definitiva, aunque la desconexión no es posible ni
aconsejable, la creación de un auténtica Unión Latinoamericana podría
abrir las puertas a un verdadero mercado que cohesionase y fundamentase el
desarrollo futuro.
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