DESASTRES Y VULNERABILIDADES
EN LA QUEBRADA DE HUMAHUACA (JUJUY,
ARGENTINA)
Castro, Hortensia
Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía y
Letras,
Universidad de Buenos Aires.
Resumen
Si bien no concitan la atención de los medios de
comunicación y de los ámbitos político y académico, los "pequeños" desastres
suelen impactar con mayor frecuencia y mayores efectos acumulativos en las
poblaciones latinoamericanas que los "grandes desastres"; es el caso de los
numerosos derrumbes, sequías, torrentes, pequeñas inundaciones y plagas, entre
otros, que se registran continuamente en el área.
Este trabajo se propone centrar su atención sobre
ese tipo de eventos, tomando como estudio de caso una serie de fenómenos
asociados (torrentes de barro, deslizamientos, derrumbes e inundaciones) que se
registran en las zonas áridas y semiáridas del Noroeste argentino, en especial
en la quebrada de Humahuaca (provincia de Jujuy). Allí esos eventos se
transforman frecuentemente en desastres en tanto desencadenan la destrucción de
viviendas y campos de cultivo y el deterioro de la infraestructura ferrovial,
sanitaria y de riego, además de provocar en ocasiones muertos y heridos.
Nuestros objetivos generales son indagar sobre los componentes que intervienen
en la conformación de desastres en el área, identificando los principales
elementos y procesos de amenaza y vulnerabilidad, y analizar los principales
cambios que se han registrado al respecto a partir de 1930.
Introducción
Si bien existen diferentes tipos de eventos
naturales que derivan en desastres, los que más concitan la atención, tanto en
los medios de comunicación como en los ámbitos político y académico, son los
denominados "grandes eventos", es decir, aquellos que derivan en un elevado
número de muertos y vastas pérdidas económicas; tal es el caso de la erupción
del Nevado del Ruiz (Colombia), en 1985, o las inundaciones de los años 1982-83
y 1991-92 en la Cuenca del Plata. Sin embargo, existe un considerable número de
eventos que podemos denominar, comparativamente, "pequeños" pero que impactan
con mayor frecuencia y mayores efectos acumulativos en las poblaciones
latinoamericanas que los anteriores; es el caso de los numerosos derrumbes,
sequías, torrentes, pequeñas inundaciones y plagas, entre otros, que se
registran continuamente en el área.
Centraremos aquí nuestra atención sobre este
último tipo de eventos, tomando como estudio de caso una serie de fenómenos
asociados (torrentes de barro, deslizamientos, derrumbes e inundaciones) que se
registran en las zonas áridas y semiáridas del Noroeste argentino, en especial
en la quebrada de Humahuaca (provincia de Jujuy). Allí esos eventos tienen una
marcada relevancia a raíz de sus efectos sobre la población local; dichos
fenómenos se transforman frecuentemente en desastres en tanto desencadenan la
destrucción de viviendas y campos de cultivo y el deterioro de la
infraestructura ferrovial, sanitaria y de riego, además de provocar en ocasiones
muertos y heridos.
Cierta bibliografía, así como la percepción de
gran parte de la población del área, indican que la magnitud de estos fenómenos
o eventos ha aumentado a lo largo de las últimas décadas (Argentina-MOSP, 1988;
PROSA, 1988). Atendiendo a ello, este trabajo se propone como objetivos
generales indagar sobre los componentes que intervienen en la conformación de
desastres en el área y analizar los principales cambios que se han registrado al
respecto a partir de 1930. Para ello, luego de una breve presentación de las
características ambientales de la Quebrada y de las condiciones de vida y
trabajo de su población, se expondrán las principales elementos y procesos de
amenaza y vulnerabilidad y se precisarán sus cambios y permanencias.
Ambiente y condiciones de vida en la quebrada de
Humahuaca
La Quebrada se encuentra surcada, a lo largo de
sus 166 km de extensión, por el río Grande; sus características ambientales
fundamentales son la aridez y la torrencialidad de las
precipitaciones.
Su configuración orográfica origina, entre otros
factores, un clima desértico, con grandes amplitudes térmicas diarias y
precipitaciones estivales; éstas presentan un gradiente latitudinal entre el sur
y el norte del área (900 y 200 mm anuales, respectivamente) y otro altitudinal
entre el fondo del valle y las altas cumbres.
Tales condiciones climáticas originan, a su vez,
una importante meteorización física, que se traduce en la presencia estival de
derrumbes, deslizamientos y torrentes de barro. Los torrentes, por ejemplo,
presentan efectos diversos y combinados. Sus materiales frecuentemente suelen
cubrir viviendas, caminos, parcelas agrícolas y canales de riego. Además, en
ciertas ocasiones los torrentes suelen provocar el endicamiento del río Grande,
siendo éste el principal origen de las frecuentes crecidas e inundaciones de ese
río; tal el caso de lo acontecido en la localidad de Volcán en el año 1945. Sin
embargo, la acumulación de sucesivos torrentes ha dado lugar, en ocasiones, a la
formación de importantes conoides sobre los que se asientan algunas localidades,
como el caso de la ciudad de Tilcara que se asienta sobre el conoide del río
Huasamayo; también algunos conoides de gran magnitud y antigüedad son
aprovechados para la actividad agrícola, dada su elevada fertilidad.
A lo largo de este siglo se han construido
diversas obras para la prevención de los eventos descriptos, fundamentalmente de
las crecidas e inundaciones. Estas obras, como los muros de contención y los
gaviones, protegen principalmente a las principales localidades del fondo de
valle y a la infraestructura ferrovial; están situadas en su gran mayoría sobre
la margen derecha del río Grande (tanto el tendido ferrovial como casi todas las
localidades del área se localizan sobre ella) y, junto a otros factores, habrían
alterado el comportamiento de ese río al originar procesos de sedimentación de
su cauce en esa margen (Igarzábal y Rivelli, 1996).
Según los últimos datos censales disponibles, en
la quebrada de Humahuaca viven casi 21.000 personas. Como resultado de una
tendencia que se incrementa en las últimas décadas, el 66% de esa población
reside en localidades urbanas y rurales situadas en el fondo del valle
(Argentina-INDEC, 1992 y 1995; Arzeno y Castro, 1998).
Las condiciones de vida de esta población
muestran, en términos generales, signos de elevada precariedad. Los porcentajes
departamentales de población con NBI rondan entre el 28 y el 38% del total,
siendo aún más elevados en el caso de la población rural dispersa.
Aproximadamente el 70% de las viviendas ocupadas del área presentan algún tipo
de déficit, es decir son casas tipo B o ranchos de acuerdo a las definiciones
censales; en las áreas netamente rurales estos porcentajes son aún más altos. Un
32% de la población total utiliza para consumo doméstico el agua procedente de
canales, ríos o arroyos (Arzeno y Castro, 1998).
La base económica de esta población está
constituida, fundamentalmente, por las actividades agrarias, en particular la
agricultura. Se trata de una agricultura diversificada, en la que se combinan
cultivos para el consumo familiar (como maíz y papa) con cultivos comerciales
(sobre todo hortalizas, frutales y flores), dirigidos a los mercados urbanos de
San Salvador de Jujuy, Tucumán y Santiago del Estero, entre los más
importantes.
Tal actividad tiene un carácter marcadamente
estacional, ya que se realiza -bajo riego- entre los meses de noviembre y marzo,
cuando la disponibilidad hídrica es mayor. Se trata de una actividad realizada
en pequeñas explotaciones (la gran mayoría de los productores no supera las 3 ha
de superficie), bajo una organización de carácter familiar; por ejemplo, sólo el
6% de la mano de obra permanente corresponde a trabajadores no
familiares.
A lo largo de las últimas dos décadas se ha
producido un incremento de las superficie y la producción agrícola comercial, en
desmedro de aquella destinada a la autosubsistencia; este proceso es mucho más
relevante en el sector central de la Quebrada, que comprende a Maimará, Tilcara
y Huacalera, donde la superficie con aptitud agrícola es relativamente mayor.
Además, este tipo de producción se estaría intensificando, tanto por un aumento
en el uso de agroquímicos como por una ampliación en el período de cultivo, lo
cual ha incrementado la demanda de agua para riego (Arzeno y Castro,
1998).
Las fuentes de trabajo alternativas son escasas;
se destacan sólo la actividad comercial minorista y el empleo público. En
particular, el proceso de reestructuración del estado iniciado a principios de
la década de 1990 ha alterado el mercado de trabajo local, sobre todo por el
cierre del ramal Jujuy - La Quiaca del FF.CC. Belgrano que transitaba por el
área. Asimismo, la reestructuración -y el cierre en algunos casos- de muchas
minas de la Puna ha agudizado la situación laboral en el área. Frente a ello,
muchos de esos ex-mineros y ex-empleados estatales han optado por dedicarse a la
actividad agrícola comercial.
El análisis de los desastres y las condiciones de
riesgo
En general, se tiende a conceptualizar un desastre
como la ocasión en que ciertas sociedades o grupos sociales sufren una serie de
daños o pérdidas físicas y diversas alteraciones en su funcionamiento cotidiano
o rutinario (Caputo et al., 1985; Hewitt, 1996; Lavell, 1996).
A pesar de esa coincidencia inicial, se han
difundido sobre la temática dos tipos básicos de literatura: una que enfatiza el
análisis de los fenómenos, eventos o amenazas naturales que se convierten en
desastres (como terremotos, aluviones, huracanes, inundaciones, etc.) y otra que
se concentra en la respuesta social a esos eventos, las consecuencias económicas
y políticas que generan y los mecanismos de recuperación que se adoptan. Más
allá de sus diferencias, ambos tipos de análisis presuponen que "los desastres
son desviaciones del funcionamiento social "normal" y que la recuperación
significa un regreso a la normalidad" (Blaikie, et al., 1996: 32).
Frente a esas concepciones que interpretan a los
desastres como eventos extraordinarios (y hasta extra societales), en los
últimos 20 años se están consolidando otros planteos y marcos conceptuales que
centran su atención ya no en los eventos o las respuestas sociales, sino en cómo
una sociedad crea las condiciones para que un evento se convierta en un desastre
(Blaikie, et al., 1996); es decir, se trata de indagar sobre las
condiciones de vida y de trabajo de una sociedad (o de un determinado grupo
social) que la hacen vulnerable a tales eventos o amenazas (Maskrey, 1985). El
concepto de vulnerabilidad cobra, entonces, especial relevancia en este marco,
entendiendo por tal a "las características de una persona o grupo desde el punto
de vista de su capacidad para anticipar, sobrevivir, asistir y recuperarse del
impacto de una amenaza" (Blaikie et al., 1996: 30); entre esas
características se destacan las relativas a estatus socio-económico, etnicidad,
edad, género e incapacidad física y mental.
Bajo estos enfoques se quiere enfatizar,
particularmente, que tanto las causas como las consecuencias del desastre son
producto de procesos sociales que existen en el interior de la sociedad (Lavell,
1996). Se opta, entonces, por indagar sobre el proceso que lleva al desastre
como resultado, es decir, se prioriza el análisis de las condiciones de riesgo
en que vive una sociedad o grupo social y cómo las ha construido y
modificado.
Así, una condición de riesgo es analizada e
interpretada como el resultado de la convergencia de ciertos procesos que
generan vulnerabilidad y la exposición física a una amenaza; tal la propuesta
del modelo de presión y liberación (PAR) elaborada por Blaikie et al.
(1996: 45-74) para el análisis de los desastres.
Estos planteos nos permiten operativizar el
análisis de nuestro caso, entonces, en términos de situaciones de amenaza y
condiciones de vulnerabilidad de la población.
Al respecto cabe destacar, por un lado, que las
principales amenazas naturales en la quebrada de Humahuaca tienen un carácter
fuertemente estacional (estival). Entre esas amenazas se destacan los
deslizamientos y derrumbes, sobre todo en los sectores sur y medio de la
Quebrada donde el plano aluvial es muy estrecho (a veces no supera un kilómetro
de ancho). También se destacan los torrentes de barro, sobre todo los que
descienden periódicamente por las quebradas transversales de mayor longitud y
mayor volumen de material erodable; tal el caso de las quebradas de Arroyo del
Medio, Tumbaya Grande, Huichaira, Huasamayo, de la Huerta y Yacoraite.
Finalmente se distinguen las crecidas del mismo río Grande y posterior erosión
de sus márgenes, sobre todo luego de lluvias torrenciales abundantes en las
cabeceras de sus tributarios, y las inundaciones, como resultado de la
combinación de las dos amenazas anteriores.
Por otro lado, cabe señalar que las condiciones de
vulnerabilidad de la población del área resultan de una compleja trama de
elementos y procesos. Entre éstos se destacan:
- las características del sitio en que se asienta
la mayor parte de la población y donde desarrolla sus actividades. Tal como
señalábamos anteriormente, más de dos terceras partes de la población reside en
las terrazas bajas del río, en su cauce extraordinario o en algunos grandes
conoides, todos sitios altamente expuestos a las amenazas detectadas. Esta
inseguridad se potencia por la coincidencia espacial vivienda-trabajo para gran
parte de esa población; ello es aún mayor en aquellos casos en que, por procesos
de sedimentación del cauce, las viviendas y parcelas quedaron a una cota más
baja que el lecho del río y registran ocasionalmente anegamientos por desbordes
del cauce.
- la calidad de las viviendas: si bien se está
expandiendo el uso de bloques de cemento y chapas en la construcción de las
viviendas, muchas de las casas del área continúan siendo de adobe, lo cual las
hace sumamente inseguras ante una inundación.
- la escasez de obras de prevención y/o mitigación
de las amenazas y la falta de mantenimiento de las existentes. Algunas obras,
como la construcción de muros de contención realizados por la empresa
Ferrocarriles Argentinos, aún protegen a la población y construcciones de la
margen derecha del río Grande, pero también han potenciado procesos de erosión
en la margen opuesta. Cada vez más, el tipo de obras que se realiza tiene
carácter perentorio, ya que no suelen superar uno o dos veranos; es el caso de
los gaviones y "patas de gallo" que protegen, sobre todo, los centros urbanos y
las tomas de agua para riego.
- coincidencia del período de mayor actividad
agraria del área con el de mayor probabilidad de eventos. Esta coincidencia
temporal lleva a la posibilidad de pérdida de la producción por inundaciones o
torrentes y a la dificultad de transportar y comercializar la cosecha por cortes
de ruta relacionados con derrumbes, deslizamientos o torrentes. Una situación
aún más riesgosa registra gran parte de los productores localizados en la margen
izquierda del río Grande, quienes -ante la escasez de puentes- ven dificultada
la comercialización de su producción ante cada crecida del río Grande; esta
situación es particularmente notoria en el tramo
Cieneguillas-Tilcara.
- la situación de precariedad general en que vive
la mayor parte de la población del área, tal como reflejan los indicadores sobre
necesidades básicas señalados en el apartado anterior.
Las condiciones de vulnerabilidad mencionadas
resultan de la convergencia de una serie de procesos, entre los que se destacan
el incremento general de población asentada en el fondo de valle y su
urbanización, la expansión y relativa modernización agrícola y la disminución de
las fuentes alternativas de empleo, entre otros. Además, cabe señalar -aunque su
análisis excede el objetivo de este trabajo- que estos procesos y condiciones se
refieren a una población cuya economía presenta una inserción periférica y cuyo
acceso a las estructuras de poder provincial y nacional es sumamente
limitado.
Cambios y permanencias en las condiciones de
riesgo
Mencionábamos inicialmente que existe una fuerte
percepción -confirmada en alguna bibliografía- en cuanto a que los eventos
señalados habrían incrementado su magnitud a lo largo de las tres últimas
décadas. Luego del análisis realizado, cabe replantear esas ideas y preguntar si
se están registrando mayores eventos o mayores impactos o, de acuerdo a los
términos utilizados en el apartado anterior, si han variado las amenazas o si se
ha modificado la vulnerabilidad de la población a lo largo de ese
período.
Una primera aproximación a estos planteos nos
lleva a indagar sobre las variaciones anuales de las precipitaciones, en tanto
éstas son -dada la dinámica natural del área- el factor disparador inicial de
las amenazas identificadas. El análisis de los registros de volumen de las
precipitaciones anuales, disponibles para el período 1934-1990 y para diferentes
lugares de la quebrada, indica la presencia de oscilaciones en torno a la media
anual, pero no la existencia de una tendencia definida hacia un aumento en el
monto de precipitaciones que hubiera provocado un aumento en la magnitud y/o
frecuencia de los eventos; en general se observa la alternancia de breves
períodos (de 10 a 15 años) con registros superiores e inferiores a la media
anual(Bianchi y Yañez, 1991). Además, si bien algunos de los desastres ocurridos
en el área, como el de 1985, coinciden con registros de precipitaciones muy
superiores a la media, otros desastres no coincidieron con montos elevados (como
el caso de la inundación de Volcán en 1945); a su vez, se detectaron años con
registros de precipitaciones muy superiores a la media que no derivaron en
desastres para la población del área (tal el caso del año 1954 en Tilcara o 1963
en Volcán).
Por otro lado, ciertos procesos analizados en los
apartados anteriores nos indican que las condiciones de vulnerabilidad (y, por
lo tanto, de riesgo) de la población son mayores actualmente que, por ejemplo,
en la década de 1930. Primero, porque es mayor la proporción de población que
vive en sitios inseguros. Segundo, porque la relevancia económica del fondo de
valle también es mayor, dado el proceso de expansión agrícola; en particular, la
escasez relativa de agua para riego que perciben los productores tal vez se
relacione con esta expansión más que con un incierto decrecimiento de las
precipitaciones.
Quizás la percepción sobre mayores eventos (en
realidad, mayores impactos) se construya en gran medida por la mayor
disponibilidad de información sobre ellos. En las primeras décadas de este
siglo, por ejemplo, estos eventos sólo tenían presencia en los diarios
provinciales en relación a la interrupción del servicio ferroviario, de gran
relevancia regional.
Finalmente cabe señalar, sin embargo, que ciertos
aspectos de la vulnerabilidad de esta sociedad están disminuyendo a lo largo de
las últimas décadas. Al respecto se destaca, en primer lugar, el cambio en los
materiales de construcción de las viviendas, que las convierten en edificaciones
menos inseguras. En segundo lugar, han aumentado las condiciones de
transitabilidad del área; por un lado, por la pavimentación -en la mayor parte
de su tramo- de la ruta nacional Nº 9 y, por otro, por la disponibilidad de
maquinaria vial que despeja en pocas horas los accesos principales obstruidos
por derrumbes o torrentes. En tercer lugar, el asentamiento concentrado de la
población actual ofrece más ventajas, en cuanto a la prestación de servicios
básicos y la asistencia de emergencia, que el patrón de asentamiento disperso
que prevalecía en las primeras décadas de este siglo en el área.
Bibliografía
Argentina - INDEC (1988) Censo Nacional
Agropecuario 1988. Resultados generales, Provincia de Jujuy.
Argentina - INDEC (1992), Censo Nacional de
Población y Vivienda 1991, Población por localidad de más de 500 habitantes,
Buenos Aires (inédito).
Argentina - INDEC (1995), Censo Nacional de
Población y Vivienda 1991, Localidades de 499 o menos habitantes, datos
definitivos (inédito).
Argentina - Ministerio de Obras y Servicios
Públicos (1988): "Caracterización de la Quebrada de Humahuaca", Tomo Nº 29,
Programa nacional para la conservación de la infraestructura, MOSP-PNUD,
Buenos Aires.
Arzeno, Mariana y Hortensia Castro (1998):
Caracterización socio-ambiental de la quebrada de Humahuaca (Jujuy,
Argentina), Proyecto Ambiente y Sociedad en los Andes: estrategias y
políticas, Instituto de Geografía (FFyL-UBA), Buenos Aires.
Bianchi, R. y C. Yañez (1991): Las
precipitaciones en el Noroeste argentino, INTA - EERA Cerrillos,
Salta.
Blaikie, P. y Brookfield, H., comp. (1991) Land
degradation and society, Routledge, Londres.
Blaikie, P., T. Cannon, I. Davis y B. Wisner
(1996): Vulnerabilidad: el entorno social, político y económico de los
desastres, La Red - ITDG, Bogotá.
Caputo, M. A., J. Hardoy y H. Herzer (1985):
Desastres naturales y sociedad en América Latina, GEL, Buenos Aires.
Chayle, Waldo y Pablo Agüero (1987):
"Características de la remoción en masa en la cuenca del río Grande (quebrada de
Humahuaca, Jujuy)", Revista del Instituto de Geología y Minería, Nº 7,
UNJu, San Salvador de Jujuy (107-121).
García Acosta, Virginia, coord. (1996/97):
Historia y desastres en América Latina, vol. I y II, La Red - CIESAS,
Bogotá.
Hewitt, Kenneth (1996): "Daños ocultos y riesgos
encubiertos: haciendo visible el espacio social de los desastres", en Mansilla,
Elizabeth (ed.), Desastres: modelo para armar. Colección de piezas de un
rompecabezas social, La Red, Lima.
INDEC-CEPA (1994): Mapas de la pobreza en la
Argentina, Documento de Trabajo Nº 4, Ministerio de Economía y Obras y
Servicios Públicos, Buenos Aires.
Igarzábal, A. P. y F. Rivelli (1996): "Incidencia
del cono del Arroyo del Medio en el desajuste del río Grande (quebrada de
Humahuaca, provincia de Jujuy), Actas de XIII Congreso Geológico
Argentino y III Congreso de Exploración de Hidrocarburos, Tomo IV:
187-199.
Lavell, Allan (1996): "La gestión de los
desastres: hipótesis, concepto y teoría", en Lavell, A. y E. Franco (eds.),
Estado, sociedad y gestión de los desastres en América Latina: en busca del
paradigma perdido, La Red - FLACSO - ITDG/Perú, Lima.
Maskrey, Andrew (1985): "Huaicos e inundaciones en
el valle del Rímac, departamento de Lima, Perú", en Caputo et al.:
Desastres naturales y sociedad en América Latina, GEL, Buenos
Aires.
Prieto, M. del R. y R. R. Jorba (1991): "Las
anomalías climáticas en la cuenca del Plata y el NOA y sus consecuencias
socioeconómicas. Siglos XVI-XVII y XVIII", en Leguas Nº 1,
Tucumán.
PROSA (1988): El deterioro del ambiente en la
Argentina, FECIC, Buenos Aires.
Ponencia presentada en el Primer Encuentro
Internacional Humboldt. Buenos Aires, Argentina. Noviembre de
1999. |