GÉNERO Y TRABAJO
PROCESOS GLOBALES Y SU INCIDENCIA
LOCAL
Prof. LETICIA NORA GARCÍA
Universidad Nacional de La Pampa
Facultad de Ciencias Humanas
Resumen
Se parte del supuesto que los procesos globales tienen efectos
desiguales a escala local e individual y por lo tanto, las crisis económicas
deben ser reinterpretadas desde una perspectiva de Género, ya que efectan de
forma distinta a varones y mujeres. La presente ponencia retoma algunas
apreciaciones sobre Jefaturas Femeninas,Trabajo y Familia, surgidas del trabajo:
Mujeres Populares de la Localidad de Toay, Provincia de la Pampa.
En el mismo se pretende visibilizar las situaciones cotidianas
que enfrentan mujeres jefas de nivel socioeconómico bajo, ya que sus contextos
familiares aparecen aún más amenzados por la crisis.
Palabras claves: Familia, Mujer, Trabajo, Mercado de
trabajo
GÉNERO Y TRABAJO
PROCESOS GLOBALES Y SU INCIDENCIA LOCAL
Prof. LETICIA NORA GARCÍA
Universidad Nacional de La Pampa
Facultad de Ciencias Humanas
Introducción
La ciudad, como la sociedad ha estado basada a lo largo de la
historia en el trabajo de las mujeres, subordinadas a los hombres en la
estructura de la familia patriarcal. Los actuales procesos de transformación a
escala planetaria modifican en profundidad la relación entre ciudad y mujer,
planteando una nueva problemática urbana. Una de ellas es la incorporación
masiva de la mujer al trabajo remunerado, por lo que se ha modificado la
organización de la vida cotidiana en la ciudad, al tiempo que han cambiando las
relaciones de poder entre géneros en el seno de la unidad familiar.
Uno de los efectos sociales más importantes de la nueva
economía informacional global es la entrada masiva de la mujer en la población
económicamente activa de todos los países, tanto en situación de asalariadas
como de trabajadoras autónomas. (Borja y Castell, 1997)
El trabajo, la familia y los mercados laborales han sufrido una
profunda transformación en el último cuarto de este siglo debido a la
incorporación masiva de las mujeres al trabajo remunerado, en la mayoría de los
casos fuera del hogar, tendencia generalizada a nivel mundial.
Naturalmente, la mujer ha venido desempeñando tradicionalmente
trabajo socialmente productivo, tanto en las tareas de la casa y el cuidado de
los niños como en el cultivo de la tierra o en la ayuda a las actividades
remuneradas del hombre/cabeza de familia. Lo nuevo es que aún manteniendo la
mayoría de las actividades mencionadas, la mayoría de las mujeres en casi todos
los países industrializados y una proporción que crece rápidamente en las
economías urbanas de los países en vías de industrialización, se incorporan al
mercado de trabajo.
Ahora bien, por qué la expansión del empleo ha tenido un cariz
femenino en la nueva economía? Borja y Castell argumentan que no es la fuerza
física, ni la habilidad de sus manos, ni su facilidad para sonreir lo que ha
determinado la condición laboral de la mujer. Lo que la ha convertido en un
trabajador altamente deseable en la nueva economía informacional global es la
posibilidad de prestar un servicio equivalente por menor salario y en
condiciones laborales mucho más precarias que las de sus compañeros masculinos…
Pero aún hay algo más importante que el nivel de salario: la flexibilidad del
trabajo. En una economía cambiante, con constantes interacciones globales, y
entre lo local y lo global, las empresas y los mercados de trabajo, han
necesitado liberarse de las trabas de la legislación social conquistadas por las
luchas obreras de la sociedad industrial. El trabajo a tiempo parcial, la
subcontratación, el empleo temporal y los procesos de informalización de la
economía son mecanismos escenciales del nuevo modelo de producción flexible.
Esta coincidencia también está relacionada con el género.
Puesto que el trabajo de las mujeres se ha considerado tradicionalmente
complementario de los ingresos de los hombres en la familia, y las mujeres
continúan siendo las responsables de sus hogares y sobre todo de la crianza de
los hijos, la flexibilidad laboral se ajusta, también a las estrategias de
supervivencia para ocuparse de ambos mundos al borde de un ataque de
nervios."(Castell,1998)
En cuanto a los países pobres, las mujeres forman la mayor
parte de la fuerza de trabajo de la economía informal urbana, la otra cara de la
globalización, sector indispensable para asegurar la vida de las ciudades en la
mayor parte del mundo. Así, según la UNDP (1995), en Bolivia las mujeres
representaban la mitad de los trabajadores del sector informal y sólo una cuarta
parte del sector formal.
Así pues, los procesos de informacionalización y globalización
de la economia, así como las políticas de reestructuración empresarial y ajuste
macroeconómico, se han basado en buena medida, en una incorporación masiva de la
mujer al trabajo remunerado, en condiciones de discriminación, así como el
mantenimiento de la función múltiple de la mujer como productora y educadora de
niños, gestora del hogar y agente de organización de la vida cotidiana, más
importante que nunca en las condiciones del nuevo modelo de urbanización.(Borja
y Castells, 1997).
Otros estudios plantean que la crisis económica y los efectos
de las políticas de ajuste sobre el empleo y el ingreso de los varones, aparecen
como los factores gravitantes en la tendencia a prolongar una mayor presencia de
las mujeres en el mercado de trabajo.
El Informe de Naciones Unidas señala que "las crisis económicas
y los programas de estabilización y ajuste han impuesto penurias cada vez
mayores a gran parte de la población del mundo en desarrollo, en particular en
países gravemente endeudados, y han afectado en particular a la mujer" (Naciones
Unidas, 1992,p.95 en Martínez, Moya, Muñoz, 1995). Estos procesos globales
tienen efectos desiguales a escala local e individual, y por tanto las crisis
económicas también deben ser reinterpretadas desde una perspectiva de Género, ya
que afectan de forma distinta a hombres y mujeres.
Desde esta perspectiva hay que plantear el modo en que las
crisis económicas modifican los comportamientos familiares, qué
estrategias se generan desde este nivel y cómo afectan las relaciones de
género.
El presente artículo retoma algunas apreciaciones, acerca de
jefaturas femeninas, surgidas de un trabajo sobre Mujeres Populares de la
localidad de Toay, provincia de La Pampa. En el mencionado trabajo se abordan
algunas líneas de análisis centradas en identificar y explorar, condiciones y
experiencias que se dan en el lugar de trabajo y en el hogar referidas a
contextos de la vida cotidiana de mujeres y varones de estrato socioeconómico
bajo deToay.
Tomar como contexto de estudio, una localidad de 7000
habitantes pareciera ser excesivamente puntual. La realidad de esta provincia es
que la mayoría de las localidades Pampeanas tienen menos de 10.000 hab. y en
ellas se advierte que los procesos de la globalización de la economía impactan
de manera diferencial con respecto a localidades de más de 10.000 y más de
50.000 habitantes en aspectos tales como: políticas de ajuste, debilitamiento
del estado, cierre de fuentes laborales.
Desde esta perspectiva, visibilizar el cotidiano local, a
partir de variables como género y clase permitiría reinterpretar los procesos
globales e individuales en el espacio.
Jefaturas femeninas: situación que se agudiza en localidades
pequeñas
En términos generales las jefaturas femeninas se asumen cuando
no hay presencia de compañero, (separadas, viudas) aunque, ante la crisis de la
familia patriarcal están surgiendo otras situaciones.
Datos de Naciones Unidas, muestran una tendencia general
ascendente en la proporción de hogares cuya cabeza de familia es una mujer,
entre mediados de los años ¨70 y mediados/ finales de los ochenta.
Ejemplos son los de: Colombia, ascendió de 17,5% a 18,4 %;
República Dominicana de 20,7% a 25,7%; Perú 14,7% a 19.5%
Datos extraídos de "Perfil de los hogares con NBI", preparado
por INDEC, en Estudios 24 (Mayo, 1996)5 demuestra que las localidades
pampeanas del rango de Toay (2000 a 10.000 hab) presentan los mayores niveles de
liderazgo femenino, aproximadamente el 31,53%.
Comparativamente el Censo 1991 representaba para el conjunto
nacional el 22,6 % de Jefaturas femeninas. Esto demuestra la significatividad
del análisis de las mujeres y las unidades familiares para visibilizar el rol
femenino en espacios tan críticos.
Seguidamente se presentan algunos datos a fin de identificar
algunos aspectos generales según jefaturas femeninas y masculinas, cruzando en
algunos casos la condición de necesidades básicas insatisfechas.
- Con respecto a la condición de actividad económica es notable el número de
Jefas Inactivas6 aproximadamente un 84,4% de las cuales el 70%
tiene más de 65 años.
- Existe una diferencia notable en los niveles de ocupación de mujeres Jefas
y no Jefas, el 86% de las jefas entre 25 y 45 años están ocupadas mientras que
para el mismo grupo de edad de mujeres no jefas solamente lo está el 49 %.
La misma comparación para los varones representa un 98% para
los jefes y 90% para los que no tienen jefaturas de hogar.
- La otra variable a tener en cuenta es la presencia o ausencia de compañero
o cónyuge.
Dentro de las mismas jefaturas femeninas con NBI respecto a
hogares multipersonales existe un 41,98% de mujeres solas de las cuales un
70.12% son Inactivas, un 26.14% Ocupadas y un 3.73% Desocupadas .Las edades con
mayor proporción de mujeres con cónyuges son las menores de 25 años y las edades
de 25 a 44 son las que registran los mas bajos indicadores . Si se cruza este
último dato con los niveles de ocupación se advierte una elevada incidencia de
mujeres Jefas entre 25 y 44 mayoritariamente solas y ocupadas.
Comparando la situación familiar de Jefes Varones, la relación
presencia o ausencia de cónyuge se invierte. Existe un 80.42 % de Jefes varones
con cónyuge mientras que la misma situación para las Jefas Mujeres es solo el
11,36 % .
- También la composición familiar difiere en las jefaturas según sexo.Una de
las características es que los hogares con jefaturas femeninas albergan un
10.25% de nietos y los hogares con jefes solo el 1.98%.Esto demuestra cuán
instalada está la "obligación reproductiva" en las mujeres.
¿En qué trabajan Jefes y Jefas de Hogares con NBI?
- Si comparamos la categoría ocupacional entre ellos surgen manifiestas
diferencias.
La primera es que el 65,1% de las Jefas son Jubiladas y
Pensionadas contra un 29,53 % que corresponde a los Jefes en la misma
situación.
- En cuanto a las activas ocupadas, la categoría de empleada doméstica
engloba al 44,9 % de las mujeres siendo inexistente para ellas la categoría de
patronas o socias.
Educación y condición de actividad.
Datos de la Encuesta Permanente de Hogares, Octubre 1997 para
el aglomerado Santa Rosa - Toay, arrojan un 68% de Jefes y Jefas en la condición
de "ocupado".
Los niveles de instrucción: Superior y Universitario completo
tienen un 94,1 % de personas ocupadas, le siguen Secundario Completo e
Incompleto y el Primario completo desciende a 67,3%.
- Las/os jefas/es sin instrucción y con Primaria Incompleta tiene los
valores más bajos de ocupación (32,5% y 49,2 % respectivamente).
Pero el interés se focaliza en aquellas jefaturas con NBI; y la
única fuente al alcance que separa jefaturas según sexo y condición de
necesidades básicas, es el ya citado "Estudios 24",1996 de INDEC. El mismo
revela que existen diferencias según sexo y condición de NBI en cuanto al nivel
educacional alcanzado.
Para todos los niveles que implican más años de educación, la
diferencia favorece a los jefes varones. La excepción la constituye justamente
el nivel más bajo donde el 76.3% de las jefas inactivas nunca asistió a
la escuela o tiene la primaria incompleta. Recordemos que las jefas inactivas
son el 84,4 % en las localidades del rango de Toay.
En la categoría "educación primaria completa o secundaria
incompleta" los jefes varones con NBI nuevamente hacen la diferencia: más del 30
% para ellos y solo el 7 % para ellas. A medida que aumentan los años de
estudios las diferencias se disipan aunque los varones tiene valores más altos
que las mujeres.
- Habría que resaltar que los niveles de máxima desocupación en Jefes y
Jefas con NBI se ubican en la categoría "nunca asistió y Primaria Incompleta".
Haciendo una lectura del perfil educativo de las Jefas y Jefe se puede deducir
cuán vulnerables son la mayoría de los hogares liderados por mujeres con
necesidades básicas insatisfechas.
Contexto de estudio
Toay se halla aproximadamente a 11 km. de la ciudad de Santa
Rosa cabecera del departamento homónimo, reúne más del 90 % de la población del
mismo.
Análisis demográficos de la Dirección general de Estadísticas y
Censos estiman para 1999 unos 7696 habitantes para el departamento. El censo
1991 arrojó para la localidad unos 6260 habitantes. Según el Informe
Socioeconómico de Toay y su área de influencia (ob.cit.1994) la ciudad de
encuentra con graves problemas económicos y sociales.
Paulatinamente fue perdiendo fuentes laborales, hecho que
deterioró la calidad de vida de los habitantes.
Los datos de la Encuesta Permanente de Hogares onda Mayo 1995 y
Mayo 1997 para el Aglomerado urbano Santa Rosa Toay, demuestran algunas
tendencias.
Mientras la población aumentó un 10,6%, la población
económicamente activa lo hizo en un 17,6% y la población desocupada un
41,24%.
Es indudable que tenderá a aumentar todavía más, porque la
creación de empleo crece a menor proporción que la cantidad de personas que se
van incorporando al mercado de trabajo.
Datos de la misma fuente sobre ocupación según sexo, demuestran
un marcado aumento en el sector femenino, aproximadamente un 5,48% por encima de
los varones; cifra que no es proporcional al aumento de las jefaturas de hogares
femeninas.
En un lapso de dos años, 2195 ( 17,54%) mujeres entraron en
esta nueva categoría, aunque, no todas se encuentran ocupadas .
En cuanto a la distribución espacial por sexo se pudo comprobar
que los espacios más críticos tiene un 2,15 % más de mujeres, mientras que los
espacios ocupados por estratos socioeconómicos Medio Bajo y Medio Medio
predominan los varones. Habría que advertir que la localidad para ese mismo año
tenía un índice de masculinidad de 107,1%. Estas áreas ocupadas por más mujeres
que varones tienen los valores más altos de la localidad en la relación
población - viviendas ( sobrepasan los 3 habitantes por unidad habitacional).
Ponencia enviada al Primer Encuentro Internacional Humboldt. Buenos
Aires, Argentina. Noviembre de 1999.
|