El turismo, un modelo del capitalismo y la
construcción de los “paraísos”
Alfredo Cesar
Dachary
Stella Maris
Arnaiz
Centro Humboldt/ Universidad de
Guadalajara
México
El turismo, que emerge como un modelo de consumo masivo en la
segunda mitad del siglo XX aunque sus antecedentes efectivos están el siglo XIX,
ha sido una de las actividades dentro del sistema capitalista que más se ha
manipulado a fin de distorsionar su verdadera función, que inicialmente se la
definió como algo exótico, el movimiento de extranjeros.
En la segunda mitad del siglo XX pasó a ser conceptualizado por
contraste en el mundo industrial como, “la industrias sin chimeneas”, pero en
los setenta, los graves impactos detectados en las sociedades de acogida le
quitaron el velo de pureza a esta compleja actividad y comenzó a desarrollarse
una perspectiva crítica.
El turismo, como modelo de desarrollo dentro del capitalismo,
reproduce y, a la vez, aloja una doble contradicción: la más oculta es hacia
dentro de sí mismo como “producto” porque se presenta una copia “maquillada” de
la realidad que se vende como la realidad misma, haciendo de lo transformado una
nueva verdad, cuya principal función es la de responder a los imaginarios que
tiene el hombre en su perspectiva de la búsqueda incesante de nuevos objetos de
consumo, en este caso, de ocio y placer (McCannell,
2003).
La segunda contradicción complementa a la primera, ya que el
turismo como modelo se le ubica siempre como una actividad desvinculada del
sistema en que se genera y, por ello, se presenta como un “hecho emergente” que
hace realidad los sueños del turista, la respuesta del genio al deseo del
viajero.
Esta doble distorsión enmarca y amortigua los impactos del
turismo, haciéndolo un modelo aparentemente “neutral” que responde al deseo del
ocio, ocultando así los grandes costos de un complejo negocio, que deben
asimilar las sociedades de acogida.
La industria emergente en el siglo XVIII y XIX recicló la mayor
parte de los campesinos expulsados del campo pero con un elevado costo humano y
social, que hizo olvidar a los inmigrantes rurales la negra historia del mundo
rural, para idealizarla como un paraíso perdido y este hecho, a su vez, terminó
constituyendo la base de un futuro imaginario del turismo: el del mundo
rural.
El
turismo hoy promueve una reocupación de territorios y poblaciones y en la
mayoría de los casos logra ser aceptada como una alternativa por éstas, lo cual
le permite además de transformar, adecuar e integrar estos pueblos y regiones a
este modelo dentro del sistema mundial dominante.
Por ello, el turismo como modelo es inexplicable si no está
referenciado a la totalidad, un sistema en permanente transformación a
consecuencia de los grandes cambios tecnológicos-económicos, que readecuan al
modelo y las consecuencias sociales, políticas y
culturales.
El turismo puede considerarse, según Yamashita (2003), un marco
ideológico de la historia, la naturaleza y la tradición; un marco que tiene el
poder de dar nueva forma a la cultura y a la naturaleza según sus propias
necesidades, lo que significa que éste está enraizado en las relaciones de
poder.
Hay varios ejemplos tradicionales desde las islas “paraísos”, en
el caribe, Pacifico e indico, a las regiones, como es el caso de la Patagonia o
la selva misionera.
La Patagonia ha sido narrada de dos maneras, la real y la mágica,
esta última como una región virgen, con grandes espacios sin alterar, cono
muchos recursos, donde se han dado hecho “exóticos” reyes, o pequeñas
republicas, como un lugar para ir a vivir y triunfar y un paraíso del turismo,
de aventuras o de la naturaleza.
La otra visión es diferente, una zona aislada , estéril, fría,
dominada por latifundios extranjeros, donde se han dado las grandes masacres de
pueblos originarios, y los asesinatos masivos de trabajadores en huelga, donde
el petróleo ayer fue una esperanza y hoy con vaca muerta y la fractura es una
amenaza.
Hoy el paraíso de los conservacionistas con sus reservas y grandes
parques nacionales que promovieron inicialmente los militares para controlar una
zona de frontera y hoy las ONG, que tienen una visión acorde al conservadorismo
mundial.
El turismo se asocia al ecologismo y la conservación en la visión
mágica de la región, la realidad y la lucha por los recursos naturales son la
otra cara.
Esta ponencia será
expuesta en el Panel Turismo y Geografía durante el XVI Encuentro
Internacional Humboldt, a desarrollarse entre los días 06 y 10
de octubre próximos en San Carlos de Bariloche, provincia de Río Negro,
Argentina.