EL SISTEMA URBANO DE CHILE EN LOS ALBORES DEL SIGLO
XXI
Dídima Olave Farías
Magister en Geografía
Directora Departamento de Investigación-Campus
Chillán
RESUMEN
Una revisión de la población de Chile en la segunda mitad del siglo XX
muestra un rápido crecimiento del proceso urbanizador. Pasando de un 60% en 1952
a un 83,5% en 1992 los habitantes urbanos. Así mismo, el patrón de distribución
permite observar que los centros urbanos se distribuyen en todo el territorio
nacional, concentrándose entre la IV y la X región del país.
Sin embargo, este proceso no es exclusivo de Chile. Un estudio del Banco
Mundial, sobre tendencias de crecimiento demográfico en los países
subdesarrollados, muestra que éstas son semejantes en todo el mundo y, muy
especialmente, en América Latina.
En 1980 cerca de la mitad de los latinoamericanos (166 millones), vivían en
sistemas urbanos sobre 20.000 habitantes. Así mismo, los sistemas urbanos
nacionales han manifestado, a fines del siglo XX, una creciente gravitación de
las ciudades de 100.000 y más personas. Alrededor de 600 de estas urbes
concentran más de la mitad de la población total de la región, destacando entre
ellas las aglomeraciones y conurbaciones (CEPAL 1989).
Frente a este grave proceso de urbanización que vive el continente
Latinoamericano y que, de acuerdo con las estadísticas, deberá continuar hasta
el próximo siglo, conviene revisar con cuidado cuáles pueden ser sus efectos en
Chile.
INTRODUCCION
Una revisión de la población de Chile en la segunda mitad del siglo XX
muestra un rápido crecimiento del proceso urbanizador. Pasando de un 60% en 1952
a un 83,5% en 1992 los habitantes urbanos. Así mismo, el patrón de distribución
permite observar que los centros urbanos se distribuyen en todo el territorio
nacional, concentrándose entre la IV y la X región del país.
Sin embargo, este proceso no es exclusivo de Chile. Un estudio del Banco
Mundial, sobre tendencias de crecimiento demográfico en los países
subdesarrollados, muestra que éstas son semejantes en todo el mundo y, muy
especialmente, en América Latina. (Tabla 1 y Figura 1).
En 1980 cerca de la mitad de los latinoamericanos (166 millones), vivían en
sistemas urbanos sobre 20.000 habitantes. Así mismo, los sistemas urbanos
nacionales han manifestado, a fines del siglo XX, una creciente gravitación de
las ciudades de 100.000 y más personas. Alrededor de 600 de estas urbes
concentran más de la mitad de la población total de la región, destacando entre
ellas las aglomeraciones y conurbaciones (CEPAL 1989).
Para el año 1994, aparecen en Latinoamérica un número de 24 urbes con más de
un millón de habitantes, de éstas, cuatro son megalópolis (N.U., 1995), que
figuran entre las 15 más grandes aglomeraciones del planeta que, a su vez,
presentan también una concentración de las actividades económicas y agudos
problemas que han traído disminución de su Calidad de Vida.
Esta situación ha llevado a una serie de desventajas que se han acrecentado
en las últimas décadas y que tornan cada día más difícil la vida a los
habitantes de los grandes centros urbanos, tales como déficit de viviendas,
escasez de áreas verdes, congestionamiento de tránsito, deseconomías de escala y
muy especialmente contaminación ambiental. Estos problemas han motivado el
sentimiento de malestar generalizado en la población de estas ciudades.
Considerando la problemática de las metrópolis la ONU ha apoyado el
fortalecimiento de las ciudades intermedias, a fin de conformar un sistema más
equilibrado de ciudades. Así, en la mayoría de los países latinoamericanos, se
observa hoy día su desarrollo ya sea a través de procesos espontáneos o
dirigidos, ciudades que merecen una atención especial por parte de los
planificadores con el propósito de evitar en ellas el surgimiento de fenómenos
caóticos irreversibles como ocurre en las grandes aglomeraciones.
De este modo los asentamientos humanos de rango medio aparecen como factores
de desarrollo socio-espacial y ambiental alternativos a las formas concentradas
de urbanización; así como también, a las formas alternativas de "polos de
desarrollo" que han demostrado un escaso éxito en su aplicación.
Otras ventajas que estas ciudades presentan es el aparecer como eficientes en
ciertas economías de escala; tener una relación sustentable con su entorno
natural y generar un tipo de gestión participativa.
Frente a este grave proceso de urbanización que vive el continente
Latinoamericano y que, de acuerdo con las estadísticas, deberá continuar hasta
el próximo siglo, conviene revisar con cuidado cuáles pueden ser sus efectos en
Chile.
EL SISTEMA URBANO CHILENO
En las cifras de 1982 todos los sistemas urbanos chilenos aparecían con
predominio de población urbana sobre la rural; pero mientras la red urbana Norte
presentaba un 93% de su población urbana, la red central alcanzaba al 80%, la
red de Concepción y La Frontera, en la VIII y IX región del país mostraban un
65%, mientras el sistema de redes transversales del Norte Chico tenía un 61% de
población urbana. En cambio, los dos sistemas urbanos del extremo sur: el de
centros de base agropecuaria de la X región de Los Lagos, y el sistema austral
(XI y XII Región), solamente llegaban a un 53% y 50%, respectivamente.
Considerando las tendencias de crecimiento demográfico generales en el mundo
y proyectadas estas tendencias en el incremento poblacional chileno hacia el
2.020 se puede estimar que para una población total entre 16 a 20 millones, es
posible prever una población urbana entre 13 y 16 millones dentro de un plazo de
no más de 20 años. Como la población urbana en el año 1992 alcanzó la cifra
aproximada de 9 millones, es perfectamente normal esperar un crecimiento mínimo
de 4 y un máximo de 7 millones de personas urbanas para Chile en los próximos
veinte años. La pregunta natural es ¿dónde se localizará este nuevo contingente
de población urbana si los centros mayores se encuentran saturados y con graves
problemas de superpoblación?.
Por otra parte, conviene reflexionar acerca de la verdadera dimensión del
fenómeno urbano en el presente. Todas las cifras presentadas, además de ilustrar
la magnitud de la organización actual, obligan a reconocer que en pocos años la
"Ciudad" tradicional ha debido sufrir profundas y trascendentales
transformaciones, no sólo en su estructura física sino también en su espacio
económico y social (Bodini, 1985).
La verdad es que el "nuevo fenómeno urbano" que ha pasado a sustituir a la
antigua ciudad, conserva sólo el nombre tradicional; porque el proceso cultural
que contiene requiere de nuevas perspectivas de análisis. La ciudad actual ha
pasado a constituir un mundo social mucho más complejo, donde están
representados la gran mayoría de los estratos socio-económicos y culturales de
un país. En su interior se encuentran todas las tendencias, valores, modelos y
elementos humanos positivos y negativos que cada sociedad genera. Este nuevo
"mundo urbano" que se presenta claramente en las grandes urbes que han
caracterizado el siglo XX y fue reconocido primeramente en la notable
descripción y análisis del fenómeno urbano del noroeste de Estados Unidos
(Gottman, 1961). Sin embargo, este proceso urbano ha ido avanzando hasta
alcanzar todos los rincones del planeta. Grandes ciudades existen hoy en todos
los países y el crecimiento y masificación de la vida urbana no sólo afecta a
las ciudades capitales como también centros de tamaño medio que perciben un
proceso de población creciente y una complejidad cada día mayor en sus
actividades y en sus interacciones espaciales.
Esta situación, proyectada al territorio nacional muestra hoy día un conjunto
de centros urbanos de tamaño medio que están cruzando el umbral de los 100.000
habitantes los cuales se deben preparar para enfrentar su rápida transformación
física, social y cultural, para convertirse en áreas urbanas mucho más
complejas, pero, a la vez, también más ricas y desafiantes como expresiones de
vida humana. Desde Arica hasta Punta Arenas a lo menos diez centros de tamaño
medio pueden ser mencionados en esta situación (Bodini, 1985).
Así en el territorio de Chile, de acuerdo al último Censo de Población y
Vivienda (1992) aparecen cuatro áreas urbanas: El gran Santiago, conglomerado
urbano, Valparaíso-Viña del Mar, y ciudades menores, en el Centro Sur del país,
Concepción-Talcahuano, y recientemente la conurbación Serena- Coquimbo en la IV
región. De estas áreas ya presentan condición atrofiante las tres primeras para
su población, además su emplazamiento comienza a sentir el límite de su
capacidad de carga, presionado por la ocupación de su espacio en áreas de riesgo
físico, incrementados por procesos provocados por el hombre que inciden en
fuertes impactos por la construcción de complejos urbanos e industriales,
procesos que desestabilizan los riesgos naturales del sitio urbano. Estas tres
áreas metropolitanas se han visto afectadas en las últimas décadas por estos
impactos y ha experimentado un deterioro la ciudad en calidad ambiental.
El cuadro Nº2 permite observar la dinámica de las ciudades mayores del país
entre 1952 y 1992 (Martínez, 1997). Aparecen sólo seis ciudades que superan los
200.000 habitantes y dos superan los 500.000, sin llegar a los 800.000
habitantes, exceptuando el gran Santiago que es el área metropolitana
nacional.
En este contexto el sistema urbano nacional difiere en tamaño a los centros
urbanos a otro países de latinoamérica como México, Brasil, Argentina, pero
también es diferente a países de centro américa como algunas de América del sur
(Ecuador, Uruguay y Paraguay). Referente a estos últimos, el número de ciudades
medias en Chile es mucho más elevado.
Las ciudades intermedias mayores del país alcanzan un número de 12 y su
tamaño va de 100.000.- a 200.000 habitantes (Mapa 1). Los dos conjuntos de
ciudades mayores del país en 1992 aglutina el 61% de la población chilena. Un
número mayor de centros urbanos en Chile, están entre los 20.000 y 99.999
habitantes concentrados entre la IV y X Región del país, con un dinamismo
destacable. Estas características hacen de Chile una país de Ciudades
Intermedias, asentamientos que en el siglo XXI mantendrán sus patrones un
dinamismo demográfico con un rol importante en la vida urbana nacional y algunos
con carácter global.
Las ciudades intermedias de Chile, según Hernández H. (1994), exhibirán un
heterogeneo comportamiento, estimándose que algunas de ellas crecerán a tasas
mayores que la metrópoli nacional. Aquellas localizadas en las proximidades a
Santiago presumiblemente crecerán absorbiendo externalidades de la capital
nacional (Rancagua). También aquellas urbes alejadas tenderán a difersificar sus
funciones.
Entre las ciudades intermedias mayores un número de ellas ya han presentado
un crecimiento intercensal (1982-1992) notorio, sin perder su tamaño medio en
relación a Santiago. Este incremento está unido a situaciones de mayor vitalidad
económica. Caso especial es el de Serena que conforma la conurbación
Serena-Coquimbo, ciudad que expresa un auge en actividades modernas vinculadas
al turismo que la transforma en una urbe residencial, con actividades económicas
diversas para fomentar su dinámica turística, es la aglomeración que muestra el
mayor crecimiento: 29,6% en la década. Este incremento poblacional también esta
ejerciendo un peso sobre la capacidad de carga del sitio urbano, ocupándose
áreas planas y altas con riesgos litorales propios de un clima simi-árido.
En el Centro Sur, la ciudad de Temuco, con un aumento intercensal de 29% en
la década, capital de la IX región ha recibido población de su entorno
rural-urbano, generado por la atracción de sus servicios y funcionalidad,
pasando a ocupar el 5º lugar en tamaño entre los centros urbanos del país. Su
emplazamiento comienza a sentir la presión hombre-naturaleza, rebalsando sus
límites en construcción.
Lo antes señalado motiva especial interés hacia los estudios ambientales y de
Calidad de Vida en las ciudades medias, ya que en ellas dada la magnitud e
intensidad de los problemas presentados, la mayor de las veces es posible buscar
mecanismos que impidan que éstos se vuelvan irreversibles, como ya sucede en la
metrópolis de Santiago.
Los aspectos referidos conducen a evaluar el comportamiento en estos centros
urbanos y entregar resultados para las políticas de gestión local que permitan
ofrecer a sus habitantes una mejor Calidad de Vida, asegurando niveles
satisfactorios para el siglo XXI, que eviten la emigración hacia las áreas
urbanas mayores.
El mapa Nº 1 muestra la localización de los asentamientos de nivel Intermedio
y áreas urbanas metropolitanas de Chile. Como se observa, estos centros
presentan un carácter litoral al norte de Santiago, en cambio al sur de esta
aglomeración se sitúan, en la depresión intermedia del país, corresponden en su
gran número a los de tamaño menor y mayores de 100.000 habitantes, todos con un
fuerte hinterland agrofrutícola y forestal.
Es importante señalar que a nivel nacional el ímpetu de la urbanización está
en disminución en las últimas década y el crecimiento de las ciudades será
eminentemente natural, desapareciendo la desruralización en muchas regiones del
país, por lo tanto el incremento urbano de las ciudades más grandes después del
año 2000 será muy poco, aunque la población urbana del país seguirá aumentando
(CELADE, 1991). Entonces cobra especial interés la dinámica económica social de
la ciudad chilena, la modalidad de gestión y su inserción en la economía
mundial.
CONCLUSIONES
Es evidente que a partir de la segunda mitad del siglo en Chile ha tenido
lugar un proceso fuerte de urbanización, la población del país se concentra en
ciudades.
Primero fueron las grandes urbes las que presentaron el mayor porcentaje de
crecimiento, siendo receptoras del proceso migratorio rural-urbano y urbano
menor a centros mayores. Las ciudades medias a partir de la década del 60,
comienzan esta misma dinámica de población. Solamente en 1980 se inicia la
disminución de la desruralización, lo que trae como consecuencia que al
finalizar este siglo el crecimiento urbano sea eminentemente natural.
Otro hecho importante es el crecimiento experimentado en número y tamaño de
las ciudades medias distribuidas en todo el territorio nacional. Un número
importante de estas ciudades son de rango uno a nivel regional, ocasionando una
transformación en su dinámica urbana.
En consecuencia, la ciudad Chilena en los albores del siglo XXI, ha cambiado
su carácter y su escenario es de gravitación diferente a nivel regional y
nacional. Además algunos de estos centros urbano se revelan como ciudades
emergentes para enfrentar la globalidad.
.
FIGURA Nº1
AMERICA LATINA: PROYECCIÓN DE POBLACIÓN TOTAL Y URBANA 1920-2000

Fuente: Bodini, 1985

BIBLIOGRAFIA
BUENO, O. 1984: "Cidades media e organizacao do espaco no Brasil". Revista
Geografía e Ensino. Bello Horizonte, Brasil.
BODINI, C.C. H., 1982: "Geografía Urbana". Colección Geográfica de Chile.
Instituto Geográfico Militar. Santiago-Chile.
CARAVACA, B. J., 1998: "Los nuevos espacios ganadores y emergentes". EURE –
Artículo en Revista Latinoamericana de Estudios Urbanos Regionales". Santiago de
Chile.
CEPAL, 1979: "Población, Urbanización y Asentamientos Humanos en América
Latina. Situación Actual y Tendencias futuras (1950-2000)". Conferencia
Latinoamericana sobre Asentamientos Urbanos. México D.F., Noviembre 1983.
CEPAL, 1983: "Algunas implicancias de la distribución espacial de la
población de América Latina". Versión Preliminar. Chile, 1983.
CEPAL, 1989: "La crisis urbana en América Latina y El Caribe": Reflexiones
sobre alternativas de solución. N. U. – CEPAL, Santiago de Chile.
CEPAL, 1991: "Gestión Urbana en Ciudades Intermedias". Comisión Económica
para América Latina y El Caribe". México, 1991.
HERNANDEZ, H., 1994: "Población Chilena: Dinámica Demográfica Prospectiva y
Problemas". Revista Tiempo y Espacio. Universidad del Bío-Bío, Chillán,
Chile.
INE, 1992: Censo Población y Vivienda. Instituto Nacional de Estadísticas,
Santiago, Chile.
MARTINEZ, P. J., 1997: "Urbanización, crecimiento urbano y Dinámica de la
Población de las Principales ciudades de Chile. 1952-1992". Revista de Geografía
Norte Grande, Instituto de Geografía. P. Universidad Católica de Chile.
Santiago-Chile.
CALIDAD DE VIDA EN CENTROS URBANOS DE OVALLE Y
CHLLAN.
LOCALIZACION GEOGRAFICA Y AREA DE INFLUENCIA
Las ciudades intermedias, Ovalle en la IV región y Chillán en la VIII región,
están localizadas ambas en la depresión intermedia y su rango jerárquico es de
3er. Orden en sus regiones.
Ovalle es considerada una de las ciudades significativas dentro del
sistema de la IV Región, es a la vez, una de las ciudades medias del sistema
urbano nacional. Capital de la Provincia de Limarí, fue fundada en 1831 para dar
respuesta a las necesidades administrativas de la época. Se sitúa en la comuna
de su mismo nombre y dista 88 km de la ciudad de La Serena y a 411 km de
Santiago, Capital del país. Su población alcanza a 50.000 habitantes en el
último Censo 1992.
Se encuentra emplazada en las terrazas fluviales del río Limarí, presentando
un plano urbano del tipo estrella, derivado del tradicional damero, el cual
abandonó por su reciente expansión, posee un clima semiárido continental.
Constituye un importante centro para el valle del Limarí, cuya dotación de
recursos agropecuarios permite sustentar una actividad agrícola cada vez más
pujante, que en los últimos años ha experimentado una transformación y
modernización en lo que a tecnología se refiere para el apoyo de la actividad
productora de uvas de exportación de la región.
Desde el punto de vista de funcionalidad en su contexto regional, Ovalle se
presenta como una ciudad primada por el número de funciones que ella
registra.
Su rol nodal lo ejerce un área de influencia con su hiterland y las ciudades
mayores regionales de primer rango. Con Santiago tiene una relación secundaria
más distante en su proyección nacional. Hoy se abre al sistema económico
internacional por las condiciones climáticas regionales que permiten ofrecer
variedad de productos agrícolas de exportación en su entorno rural.
La ciudad de Chillán está localizada en el centro del país a 400 km de
distancia de Santiago. Pertenece a un dominio climático mediterráneo de
condición continental y su sitio en el valle central de Chile está relacionado
con los procesos geográfico físicos acontecidos en la Cordillera de Los Andes
localizada al Este. Emplazada en cuatro unidades geomorfológicas y plataforma
piedemontaña, terrazas fluviovolcánicas, paleocanales, terrazas fluvioglaciares.
La evolución de los procesos físicos andinos y los sistemas de escurrimiento
antiguos y actuales determinan la distribución y características del nivel
freático que aparece cercano a la superficie del suelo, factor importante en los
riesgos de anegamiento e inundaciones que afectan al área urbana en períodos
invernales. Acompaña este tipo de riesgos de carácter sísmico que actúa sobre la
mayor parte del sitio de la ciudad.
Cuenta con una población de 148.000 habitantes en el Censo de 1992, con una
tasa de crecimiento de 1,5 proyectándose como un centro urbano de 230.000
personas para la mitad del siglo XXI.
Su área de influencia geográfica de mayor acción es con la ciudad de
Concepción, capital de la VIII Región del país, así mismo tiene una fuerte
relación con los centros urbanos vecinos lo que hace que éstos aparezcan
subordinados incidiendo los servicios que ella ofrece como capital provincial.
Sin embargo, tiene una activa relación de flujos hacia la V región por el Norte
y X región por el Sur. Como así mismo, salen flujos diarios de productos
agrofrutícolas desde su entorno rural hacia el exterior.
OBJETIVOS
-
- Aplicar un enfoque integrado y sistémico con variables controlables y de
percepción para abordar la problemática de Calidad de Vida en Ciudades
Intermedias de Chile.
-
- Evaluar comparativamente la aplicabilidad de la metodología a generar en
medios ambientes regionales diferentes: Chillán en la VIII Región y Ovalle en
la IV región.
METODOLOGIA
En el diagrama se puede observar la secuencia de la metodología generada que
presenta un carácter interdisciplinario, integrado, aplicado en Ciudades
Intermedias del país, con medios geográficos diferentes como son Ovalle en una
región semiárida y Chillán con clima templado.
Ambas ciudades fueron divididas en Unidades Espaciales denominadas Unidades
Estructurales Urbanas, realizadas con una metodología específica (Olave F.,
Bodini H., 1995).
Las dimensiones consideradas fueron: naturales, sociales y económicas,
comunicaciones, recreación y amenidades, equipamiento comunitario, más la
dimensión perceptiva, sometidas a un análisis multivariado que permitió
simplificar el número de indicadores que contribuyeron a determinar los niveles
de Calidad de Vida para las dos ciudades.
Finalmente, estos resultados se complementan con las matrices integrales para
cada unidad, y la cartografía de síntesis correspondiente a cada variable que
condujo a un Atlas de Calidad de Vida para los dos centros urbanos
investigados.
RESULTADOS
Al comparar los resultados obtenidos en las dos ciudades del estudio se
advierten sectores con diversos niveles de Calidad de Vida como consecuencia de
factores naturales, demográficos, sociales y socioeconómicos.
La evaluación comparativa de la aplicabilidad de la metodología desarrollada
para medir Calidad de Vida en Ciudades Intermedias, permite establecer, en
relación con los patrones espaciales de estas ciudades lo siguiente:
-
- En ambas ciudades el valor más alto corresponde al núcleo central, debido
principalmente a su dotación de equipamiento y a la preferencia residencial
subjetiva. Sin embargo, las condiciones de antigüedad de la construcción
generan ciertas limitantes en calidad de vivienda y además se advierten
algunos problemas de contaminación.
-
- En la periferia se advierten básicamente dos circunstancias. La periferia
antigua y la reciente:
-
- En la primera se observan áreas bajas en niveles de Calidad de Vida, con
hacinamiento, carencia de equipamiento, bajos ingresos y serios problemas de
salud y alimentación.
- En estas áreas juega un rol muy importante las condiciones naturales del
emplazamiento, además de la precariedad socioeconómica, ya que algunas
unidades están emplazadas en áreas de riesgos naturales. Esto se ve
incrementado con la presencia de contaminación de aguas y sólidos.
- En las áreas periférica de expansión reciente, se produce diferenciación
social. Algunas áreas se presentan como sectores exclusivos que logran altos
niveles de Calidad de Vida, aunque no se cuente con la suficiente dotación de
equipamiento Comunitario y de Recreación y Amenidades.
- El resto de estas unidades está sometido a reglamentos de infraestructura
que aseguran una Calidad de Vida al menos Media o Media Inferior.
- Además se advierten la presencia de Unidades con alto nivel de Calidad de
Vida Media o Media Superior próximos al núcleo central, que corresponden a
sectores consolidados con cierta antigüedad.
-
- Un punto digno de mención especial es que de un total de 29 Unidades de
Chillán y 32 de Ovalle a las cuales se aplicó esta metodología, solamente dos
en la primera ciudad y cinco en la segunda merecieron la calificación de Nivel
de Calidad de Vida Inferior, lo que demuestra que si bien existe
heterogeneidad las carencias no alcanzan los niveles críticos de las ciudades
mayores.
A su vez los sectores con Calidad de Vida Superior no se localizan en áreas
exclusivas.
Con respecto a condiciones disímiles observadas en las ciudades de estudio,
éstas están en relación con:
Los diferentes tipos de emplazamiento urbano: Chillán se desarrolla sobre una
Unidad geomorfológica de plataforma piedemontaña sin grandes desniveles.
Mientras la ciudad de Ovalle está emplazada en un estrecho valle que obliga la
ocupación de terrazas con grandes desniveles.
Otra diferencia importante corresponde al tamaño de población de ambas
ciudades. Mientras Ovalle apenas supera los 50.000 habitantes, Chillán se acerca
a los 150.000 habitantes.
CONCLUSIONES
La hipótesis planteada quedó demostrada al aplicar una metodología integrada
e interdisciplinaria que contempla la dimensión Objetiva y Perceptiva, cuyos
resultados se compilaron en matrices integradas y en cartografía temática y de
síntesis las que permitieron demostrar claramente las diferencias en Niveles de
Calidad de Vida Urbana.
Estas condiciones presentadas en Chillán y Ovalle hacen aún más notables las
semejanzas en su patrón de desarrollo concordante con los niveles de Calidad de
Vida en estas Ciudades Intermedias del país.
De acuerdo a los resultados de la metodología elaborada y aplicada se puede
recomendar la comprobación de este patrón como hipótesis para investigar la
Calidad de Vida en las Ciudades Intermedias de Chile y América Latina.
Ponencia presentada en el Primer Encuentro Internacional
Humboldt. Buenos Aires, Argentina. Noviembre de
1999.