“El espectáculo de naturaleza como estrategia comercial turística en el
Alto Uruguay, Misiones.
Acciones y representaciones políticas y sociales”.
Emilce Beatriz Cammarata
Emiliano Vitale
Resumen
La investigación en
proceso corresponde a la reflexión teórica que alumbra aspectos de la realidad
compleja de la zona del Alto Uruguay, Misiones-Argentina, contigua a Río Grande
do Sul, Brasil.
El propósito que guió la elaboración de este trabajo fue el de enfocar dos
cuestiones significativas: la del rescate de la dimensión espacial de los
acontecimientos que construyen la realidad en toda su complejidad y la
valorización de los agentes que cimientan ese espacio transitándolo y
reproduciéndolo a través de sus prácticas, y apartarnos de las concepciones e
interpretaciones a-históricas de las realidades y de propuestas económicas y
ambientales de corte neoliberal. Las nuevas formas de organización del
territorio reflejan la fragmentación funcional creada por el control de los
recursos y renovadas intenciones que surgen en los procesos de transformación en
el
Parque Provincial Moconá, bisagra de dos áreas de preservación: la Reserva de Biosfera Yabotí
(RBY) y el Corredor Verde como instrumentos diseñados y creados desde 1988 para
preservar la selva paranaense.
En la localidad de El Soberbio este proceso se ve acompañado de la formación
relativamente reciente de territorios en protección ambiental y la aparición de
instituciones internacionales y ONGs que aportan planes y recomendaciones para
la acentuación del proceso de turistificación de la mano de la conservación del
medio ambiente en una combinación y actualización de propuestas de intervención
que han generalizado en llamar “desarrollo sustentable”, aspecto que destaca la
lógica capitalista en la gestión internacional del turismo, entre otros sectores
de la economía, y su relación con las agendas
locales.
Abstract
This research in process corresponds to the theoretical reflection
which sheds light on aspects of the complex reality of the Alto Uruguay
area, in Misiones – Argentina, adjacent to Rio
Grande do Sul,
Brazil. The
purpuse underlyiing this work was to focus two significant questions: the
revalorization of the spatial dimension of facts that build reality in all its
complexity and of the agents who consolidate this space travelling and
reproducing it through their practices. We need to go further the non historical
interpretation about reality in economic and environmental proposal of the
neoliberal policy. The new arrangement of the territory becomes functional
fragmentation created from different intentionalities, like the transformation
of the Mocona
Park, located between two
preservation areas: the Biosphere Yaboti Reserve and the Green Corridor created
in 1988 for to preservation of the paranaense tropical forest. In El
Soberbio the process is accomplished by means of the environmental protection
territories managed by International Institutions and the NGOrganization with
plans and recommendations to put into value tourism and forest preservation
named “sustentability development”, that is to say, the capitalism logic about
international management of tourism, among other sectors of the economy, and its
relations with the local agendas.
“En cada momento hay una relación entre el valor de la acción y el
valor del lugar donde se realiza; sin esto, todos los lugares poseerían el mismo
valor de uso y el mismo valor de cambio, valores que no serían afectados por el
movimiento de la historia”
(Milton Santos, 2000:73-74)
Introducción
El atractivo actual del río Uruguay “Saltos del Moconá” forman
parte del Parque Provincial -999 hectáreas- y bisagra de dos áreas de
preservación: a) la
Reserva de Biosfera Yabotí (RBY) que comparten el departamento
de San Pedro y el Municipio de El Soberbio, b) el Corredor Verde (integra a 22
municipios) ambos sitios como instrumento diseñado y creado para preservar la
selva paranaense entre los años 1993 y 1999,
respectivamente.
Intentaremos
abordar la emergente actividad turística desde las dimensiones histórico social
y territorial para apartarnos de las concepciones e interpretaciones
a-históricas de las realidades y de las propuestas económicas y ambientales de
corte neoliberal. El crecimiento de los
índices turísticos en términos de oferta y demanda en el segmento territorial
entre El Soberbio y el Parque Provincial Moconá nos lleva a pensar al turismo o
a los elementos que la actividad turística contiene (objetos, actores, acciones
e intereses), dentro de un proceso que genera transformaciones, que valoriza
espacios selectivamente y los reorganiza motivado e inducido hacia el interés
económico de quienes comandan el proceso de selección. El espacio aparece como
capital fijo vinculado al proceso de producción afectado tanto por las
inversiones de capital como por la circulación de capitales. Unos y otros
determinan diferencias en los costos y beneficios, beneficia o perjudica. El
resultado es el desigual desarrollo geográfico. (Harvey, 2007) De aquí que no
son particularidades intrínsecas de los territorios y lugares receptivos los que
determinan los espacios y los convierten en espacios turísticos. Es la
valorización social del espacio y la conversión al turismo como cuestión
constitutiva lo que nos interesa. La actividad turística se encuentra enmarcada
en un contexto histórico geográfico estructural regional y global pero también
influido por vaivenes coyunturales. El peso de las condiciones socio-históricas,
económicas y culturales, determinan y condicionan las nuevas relaciones y formas
económicas territoriales. Por esto la actividad turística en el momento en el
que se construye, es determinada por las formas anteriores, por la historicidad
de los lugares e influirá y moldeará el espacio hacia un nuevo
territorio.

Así los espacios geográficos en transformación, simultáneamente
apropiación de objetos y concretización de acciones de distintos actores
sociales (que directa o indirectamente se relacionan con la práctica turística),
sean influyentes o determinantes, modifican la zona urbana y rural en la zona
Moconá-El Soberbio.
Desde esta concepción intentamos explicar las lógicas de la
organización del territorio como síntesis provisional de las contradicciones y
de la dialéctica social, es decir como “una acumulación desigual de los tiempos”
(Santos, 1990:223)
Repensar desde una visión geográfica la dinámica turística debe
integrar entonces la historicidad del espacio objeto y del espacio relacional y
conjugarlo con el nuevo “par” objetos y acciones. Relaciones de producción,
infraestructura, tipos de tenencia de tierra y tipo de producción, relaciones de
poder, formas territoriales y factores de localización, variaciones culturales,
valorización del “ambiente natural” y comercialización de la naturaleza son
elementos constitutivos de la configuración espacial turística del Centro-Este
misionero.
I Memorias de algunos pobladores y representaciones
del “lugar aislado”
La
inserción periférica o disfuncional de los proyectos de los sectores subalternos
se demuestra en un trabajo publicado en el año 1987 por Julio Boher
y sus
“memorias” de la colonización en el Alto Uruguay, en especial
de
Alba Posse. Nos muestra de qué manera la falta de vías de comunicación
terrestres condicionaba las características económicas y la cotidianeidad de sus
pobladores.
El
autor al explicar los motivos por los cuales escribe estas memorias en la
introducción dice: (…)
“para
que a su vez sirva de estímulo en la lucha diaria por el progreso y el bienestar
de la zona. Esta lucha pasa en primer término por romper definitivamente la
incomunicación y el aislamiento e integrar la (dilatada) zona del Alto Uruguay
(comprendida desde el estuario del arroyo Acaraguá hasta El Soberbio) a la
provincia y el país.”(…)(Boher,
1987: 3).
Prácticamente
no había picadas consolidadas en la zona a mediados de siglo XX y la mayoría de
los viajes desde El Soberbio hacia el Sur de la provincia se realizaban por la
vía fluvial en embarcaciones precarias hasta el puerto de San Javier. Allí un
viaje a Posadas podía continuar por rutas terradas consolidadas. También
las
variaciones climáticas condicionaban la conexión con el resto de la provincia.
En momentos de precipitaciones abundantes las picadas se convertían
prácticamente en huellas intransitables.
El
río Uruguay y arroyos afluentes también dependían, y hasta hoy, de las
variaciones climáticas con el nivel de las aguas, dado que en momentos de
creciente. abundan sus torrentes
y
en bajante, dificulta la navegación por las características rocosas e
irregulares de su lecho. Importa señalar también que los excesos de agua en
alternancia con las bajantes se presentan en función a la actividad de las
represas construidas en el río Uruguay desde sus nacientes en territorio
brasileño.
La
foto 1 muestra la pasarela tapada por el desborde Aº Yabotí generando la
incomunicación terrestre con el Parque Provincial Moconá.

Foto 1. Imagen de la pasarela del Arroyo Yabotí. Diciembre de
2009.
El propio desarrollo de la actividad extractiva de madera, sobre
todo en la costa del Uruguay, no generó durante todas estas décadas la necesidad
de transformar a “las picadas” en rutas consolidadas y mucho menos en rutas
asfaltadas. La extracción forestal o tala se realizaba en la zona y, en muy
pocos casos se transformaba la madera. En la mayoría de los casos se
transportaba en jangadas por el Uruguay hacia centros
industriales del sur, Santo Tomé, Paso de los Libres, Corrientes y, Federación o
Concordia en Entre Ríos.
Los
Saltos de Moconá se conocían como un lugar “exótico”, “lejano”, prácticamente
inaccesible. La presencia de turistas, escasos, intentaban llegar a los Saltos
del Moconá como modalidad de aventura viajera por caminos ondulados, rocosos y
difíciles de recorrer para acceder al “paraíso exótico” que enmarcan a los
saltos del Moconá. Marcos Kaner (1999)
nos
acerca y resume las características de una visita a los Saltos del
Moconá.
“…Subimos por los cerros, bordeando selva y selva, hasta que la
ruta costea el arroyo El Soberbio. Cruzamos entre plantaciones que le dan
características diferentes a la de otras zonas de la Provincia (...) Unos años
atrás esta ruta era un sendero con tránsito de mulas y con mucho esfuerzo de
carretas tiradas por bueyes…” (1999:81)
“Usted
mismo, don Marcos, tendrá dificultades. La lancha de su amigo Fachinello está
desarmada por fallas en el motor. Es un contratiempo que llevará dos o tres
días.
No
se hagan problemas. Vine dispuesto a llegar al Moconá y he de llegar aunque
fuera en un caico…” (1999:83)
Estos
fragmentos de relatos evidencian de la nula presencia de servicios en relación a
las demandas típicas de la actividad turística.
Un
vecino de El Soberbio nos aporta una descripción sobre la forma en que se
desarrollaban las visitas al Moconá:
(…)
“porque
acá el problema era llegar a El Soberbio, uno. Después era quien te llevaba,
cómo ibas hacia los saltos, entendés? Porque no había la rutina, coso. Tenías
que ver a uno, a otro, convenir, y que el río esté en condiciones, que la lancha
este en condiciones, disponible (…) era como una travesía, una aventura. Vos
ibas no sabías cuando llegabas, tampoco sabías cuando
volvías” (…).
En
la localidad El Soberbio la presencia de turistas en los setenta y ochenta se
define con la motivación de “llegar hasta el Moconá”. Pero la visita se acotaba
a cierto tipo de visitantes, aquellos interesados no solo por conocer la
particularidad natural sino también por vivir una experiencia en un ambiente
dificultoso e imprevisible. El Soberbio como entrada a los Saltos del Moconá o
bien la región Centro-Este de Misiones no se había valorizado como atractivo
turístico y quizá su valorización solo estaba en los planes de algunos trabajos
de profesionales del turismo.
II El Alto Uruguay en la Planificación
Turística Misionera del siglo XX
Algunas preguntas orientan la tarea. ¿En qué momento histórico y
circunstancias se valorizan turísticamente los Saltos del Moconá? ¿Cuál es el
papel que juegan los privados (locales y extra-locales) y el Estado (Provincia y
Municipio) en el proceso de valorización económica del atractivo?
La localidad de El Soberbio y territorio que conforma el municipio
recién presentan rasgos de crecimiento turístico a fines de los años noventa y
primeros años de siglo XXI, al incluir los Saltos del Moconá como atractivo
turístico singular, así como la posibilidad de concretar de manera incipiente la
actividad económica. Importa señalar en este contexto territorial los cambios
que se fueron sucediendo en el territorio provincial, nacional y global. Los
acontecimientos no se dan aisladamente, sino en conjuntos sistémicos -efectivas
situaciones y combinaciones- que se insertan según un orden, una secuencia que
le da sentido al medio.
Las primeras apariciones del Alto Uruguay y de los Saltos del
Moconá en la agenda de interés turístico corresponde a la etapa de
provincialización del territorio misionero en 1953. A pesar de la
incipiente aparición de “El Moconá” (el parque provincial de 999 has se crea en
1988
frente al Parque Estadual do Turvo de RS, Brasil con 17.491 has) en las
planificaciones turísticas, el área costera del Uruguay continuaba con sus
actividades económicas tradicionales (agricultura, ganadería, y explotación
extractiva de la selva).
Hacia el año 2000 en la localidad de El Soberbio hay una hostería
y en su área inmediata de influencia pocos emprendimientos de posadas y cabañas.
La única ruta de acceso pavimentada hacia el Alto Uruguay es la ruta provincial
13 que parte del centro nodo de la ruta nacional 14 desde San Vicente. En 2001 el estudio
del “Plan Estratégico de Desarrollo Turístico de Misiones” de CONSULTUR
(Barcelona, España), define objetivos para orientar las actividades turísticas
como uno de los ejes del desarrollo económico provincial generador de divisas y
empleo. En este plan se identifica entre otros atractivos, los Saltos del
Moconá, la
Reserva de Biosfera Yabotí y el Río Uruguay, como elementos
“naturales y “culturales” para valorizar el Este de la provincia. La
particularidad y evaluación de estos tres puntos turísticos es de bajo grado de explotación y alta potencialidad futura. El plan
propone como elementos importantes de realización, el mejoramiento y la
finalización de dicha ruta provincial para mejorar la accesibilidad hacia el
Alto Uruguay y desarrollar la oferta de servicios e infraestructura general
alrededor de la operatoria turística.
En el trabajo de la ruta costera del Uruguay o “Parkway” (MRNR yT-UnDachary, 2006),
se realiza una amplia descripción turística construyendo una regionalización que
toma como eje y base para su desarrollo y, a partir de allí, se incluyen varias
dimensiones de análisis: intervención pública (incentivos, inversiones, planes
de región, infraestructura de comunicaciones), características económicas del
Este misionero y, por último, la relación entre el turismo y la conservación de
la naturaleza. En el “Parkway” prevalece un amplio desarrollo de temas en
relación con el turismo tratados de forma descriptiva y, si bien presenta
elementos teóricos sobre el espacio y el territorio, al igual que en el resto de
los trabajos enumerados, la problematización socio espacial y las
conflictividades, producto de contraposición de intereses, permanecen ausentes.
Para
comprender las fases en las que se fueron sucediendo los acontecimientos, nos
interesa colocar en perspectiva histórica, dos conjuntos diferenciados de
dinámicas que impulsan la globalización. (Sassen, 2010) Un primer conjunto dado
por la formación de instituciones globales, para este trabajo corresponde el
Programa MAB-UNESCO (Hombre y Biosfera) y la organización de la Eco 92 en Río de Janeiro,
Brasil ocasión en la que el presidente de Argentina propone la creación de
la Reserva de
Biosfera Yabotí (RBY) de 253.773 has., integrada por
propiedades privadas y propiedades del Estado.
Un
segundo conjunto de procesos se dan en el ámbito territorial y aunque no
necesariamente corresponden a la escala global en sí misma, forman parte de la
globalización, dados estos eventos: a) Misiones promulga en 1992 la Ley 2932 del Sistema de Áreas
naturales protegidas en la que se destaca el “turismo ecológico”, ley que se
basa en la Nacional 22.351/80 de
Áreas Protegidas, b) UNESCO reconoce en 1995 la RBY que integra la Red nacional e Internacional de
reservas de biosferas, c) en 1999 se promulga la Ley 3631 de El Corredor Verde que integra los
parques y reservas que se localizan en la provincia y paralelamente surgen d)
las redes ambientales comprometidas con la defensa del medio ambiente como los
proyectos Araucaria XXI, Fundación Vida Silvestre, Agencia Española de
Cooperación Internacional para el desarrollo (AECID), Ecología y Desarrollo
(Agencia española de la biodiversidad y derechos humanos en relación con las
comunidades aborígenes del Alto Uruguay, todas comprometidas con causas
específicas como el cuidado de la “selva atlántica”. La World Land Trusts con la reserva
de 3.764 has, Misiones Rainforest Corridor, Fundación “Frontera
Verde” y la empresa “El Moconá S.A.” crean una nueva área protegida,
la Reserva
Natural Cultural Moconá, en la que transfieren el 95 por ciento
de la superficie de un Lote costero a la Fundación
Frontera Verde, lo que implica una superficie aproximada de
4000
hectáreas.
La
Fundación lo destinará a la
creación de un área protegida “donde se implementarán actividades de
conservación, restauración e investigación y otras complementarias y compatibles
con dichos objetivos, procurando generar condiciones que permitan a las
comunidades aborígenes que actualmente allí habitan desarrollar en forma
autónoma y sustentable su cultura y tradicional modo de vida”, expresa el
acuerdo. En la superficie restante del 5 por ciento del inmueble, la empresa
desarrollará emprendimientos y actividades con finalidad turística, científica,
recreativa y de conservación ambiental, dentro de los parámetros de turismo
sustentable”.
Según funcionarios públicos, la propuesta resulta de interés para
los objetivos estratégicos de la Provincia en materia de turismo y conservación, al
reforzar la protección de un sector altamente estratégico, lindero al Parque
Provincial Moconá y al Parque do Turvo de Brasil.
El objetivo de crear
un área protegida con estas características, coincide con la política del
Gobierno de generar acuerdos voluntarios entre los actores sociales involucrados
para permitir un desarrollo armónico con la naturaleza y respetando los derechos
de los pueblos originarios de un todo conforme al Convenio 169 de
la OIT”,
previéndose la elaboración de un Plan Maestro de conservación que integre las
áreas adyacentes naturales, así lo señala el acuerdo que se formalizó en
la
reciente Fundación Frontera Verde.
Luego de explicar los alcances del
convenio, habló el titular de la Fundación interviniente, sir Ghillean Prance,
valiéndose de la ayuda de un intérprete.
Consideramos
de interés transcribir las palabras del gobernador de la provincia de Misiones
en ocasión de los acuerdos realizados con ese anexo de tierras públicas y
privadas para la
Fundación Frontera Verde: (…) “Este es un evento
muy especial, demasiado especial para lo que significa nuestra Provincia en su
visión integral de conservación del medio ambiente, de respeto a los pueblos
originarios, de desarrollo del turismo pero siempre en armonía con el medio
ambiente, que es nuestra gran fortaleza. Fíjense como estos pasos, que se han
venido dando durante casi 10 años, se cristalizan hoy de esta manera. Estamos
logrando aumentar de manera exponencial lo que puede ser el área protegida, el
parque en la zona del Moconá. Y esto tiene, a las claras, un punto de encuentro
y de esfuerzo compartido entre el sector público, nosotros el Gobierno; el
sector privado, la familia Laharrague, y aquellos que están trabajando desde el
conocimiento, desde la ciencia, desde la tecnología en países muy lejanos como
en este caso Gran Bretaña. Conceptualmente lo que hay acá es un acuerdo, un
acuerdo entre las tres partes. Con recursos aportados por la Fundación se compran las
tierras, y hay voluntad de la familia Laharrague de vender esas tierras y se
ponen en servidumbre al Gobierno provincial, para que exista esta área de
conservación y, en términos ambientales, lograr una conectividad. No solamente
aumentamos nuestra superficie, sino que logramos una conectividad con el centro
de la Reserva
de Biosfera de Yabotí. Este es un tema vital para esta área de conservación que
es ejemplo en el mundo, que lo logramos entre todos, incluso con aprovechamiento
económico, porque eso tenemos que dejarlo absolutamente en claro: esto se hace
también con aprovechamiento económico, pero qué diferencia ver semejante
conservación de la selva atlántica, de la selva paranaense, en contraposición a
lo que hay en otros lugares, que serian miles de hectáreas de soja, o de lo que
fuera”
(…) “Este es un gran paso
que hace a la conectividad que nos permite la finalización de la infraestructura
vial, una majestuosa ruta que llega a los Saltos del Moconá. Tener conservación
de manera armónica, con desarrollo, con aprovechamiento sustentable de los
recursos naturales y con la posibilidad de un desarrollo turístico en armonía
con el ecosistema, y con el respeto hacia los pueblos originarios. (…) “Un
capitulo de Misiones en las instalaciones majestuosas que hay en Gran Bretaña,
que probablemente una parte de este Gobierno vaya a conocer, porque tenemos que
saber cómo nos están viendo en el resto del mundo. Es bueno que nos vean como
ejemplo” (…)
Sin duda reconocemos que estas premisas organizativas nos permiten
evitar la trampa de la endogeneidad, dado que estamos frente a procesos
complejos que abarcan dimensiones económicas, sociopolíticas y culturales. El
espacio se controla, delimita y por esta vía se ejerce poder que encaja en
estructuras históricas diferentes. En este contexto se ensamblan tres
componentes transhistóricos: el territorio, la autoridad y los derechos que
asumen contenidos, formas e interdependencias de carácter específico en cada
estructura histórica. (Sassen, 2010:23,24)

Foto 2. Propiedad
privada dentro de Reserva de Biosfera Yabotí. Diciembre de 2009
III Las transformaciones fundacionales en perspectiva
histórica
A mediados de la década de los noventa la localidad de El Soberbio
comienza a posicionarse como “puerta de entrada a los Saltos de Moconá”. Este
hecho se refuerza debido a que, mientras se concretaba el trazado, mejora, y
pavimentación de la ruta provincial 13 (San Vicente-El Soberbio), era la única
vía de comunicación accesible a vehículos de cualquier tipo, mientras el resto
de la rutas hacía el Río Uruguay permanecen terradas y con dificultosa
transitabilidad.
La localidad de San Pedro queda a espalda del naciente atractivo
de los saltos, a pesar de que se encuentren políticamente en la misma
jurisdicción. En cambio El Soberbio recibe a los viajeros y cuenta con una
hostería “Puesta del Sol” en lo alto del cerro con excelentes miradores hacia el
municipio y Brasil. De a poco se construyen otros emprendimientos como las
cabañas “Saltos del Moconá” y aparecen los primeros hoteles turísticos en
la zona urbana de El Soberbio. Ambas inversiones las realizan actores
extra-locales. Hacia fines de los noventa comienza a construirse el primer
alojamiento en zona rural “Posada La Bonita”, ubicada en Paraje La Bonita a
40
kilómetros de El Soberbio. Es el primero de varios
emprendimientos llamados “Lodge de Selva” que surgen a partir del 2000 en el
municipio, todas inversiones no locales.
Algunos de los nuevos emprendimientos están alejados de la ruta
costera y a veces los accesos son algo dificultosos. Sin embargo, en esta nueva
etapa del recorrido pareciera que van cambiando las nociones de aislamiento y
viaje de aventura. Es así como explica Renato Ortiz (1996) su reflexión sobre la
globalización y la modernidad, y la noción de viaje que aún se encuentra en
discusión. Señala que la cuestión de la distancia física ya no se presenta como
un obstáculo en los desplazamientos porque el viajar no tiene el mismo
significado en la sociedad contemporánea, además las situaciones de extrañeza se
convierten en familiaridad. (…) “El
desplazamiento deja de ser una “aventura” desde el punto de vista de quien
organiza el traslado como de quien lo experimenta, producto de todo el
mobiliario y de los artefactos que rodean a los individuos de cualquier parte
del planeta” (…) (1996: 39).
Desde el sector público local no hay registro de políticas
concretas con referencia al turismo. A
su vez, la noción común del habitante local se presentaba como descreída al
futuro del desarrollo turístico y como alternativa económica, pese a contar en
la década de los noventa con problemas en los productos de la actividad agrícola
y ganadera, con gran caída de precios y, la situación cambiaria de Peso
argentino, respecto al Real brasilero incidió en la no prosperidad de la
actividad comercial en zona de frontera del “lado argentino”. Sin embargo,
aparecen señales varias y difusas desde el gobierno provincial, nacional y
agentes privados como conjuntos dinámicos que constituirán el punto de inflexión
hacia lo global en este espacio subnacional.
Interesa la reflexión de un emprendedor hotelero afincado en la
localidad de El Soberbio que comenta cuándo comenzó a construir su emprendimiento a mediados
de la década de los noventa:
“…decía ahí voy a hacer uno, dos, tres, cabañas, señalando al
monte, viviendo en, con las mínimas cosas indispensables viste, y decía voy a
hacer unas cabañas de material, van a tener cortina, va a tener esto, lo otro…
Cuando la señora se va, mi peón me dice doña no diga mas eso porque la gente
dice que está loca… porque yo decía que iban a hacer cabañas para turismo… nos
decían: esta gente loca, los porteños están locos…”
En esta época comienzan a aparecer turistas de los grandes centros
urbanos de Argentina. No obstante, quien no contaba con vehículo con doble
tracción para recorrer los malos caminos, estaba obligado a llegar a los saltos
por el Río Uruguay. Estos nuevos turistas presentan información sobre el
atractivo a conocer y además, poseen equipamiento para vencer las dificultades
del camino hacia el Moconá. A pesar de continuar como lugar de difícil de
acceso, ahora atrae a cierto tipo de personas que disponen de vehículos
apropiados para recorrer la ruta costera, antes de pavimentarse, ni
mejorarse.
A fines de los noventa se formaliza la oferta de excursiones desde
El Soberbio, al instalarse la primera agencia de viajes y turismo que opera con
emprendedores locales y comienza a priorizarse la excursión fluvial. Luego, al
poco tiempo aparece la segunda agencia también con capitales locales. Mayormente
se ofrecía la visita con el recorrido fluvial hacia los Saltos del Moconá. Los
dos oferentes proponían prácticamente el mismo servicio, priorizando hasta hoy
la visita embarcada y dejando en segundo plano la visita vía terrestre al Parque
Provincial Moconá, la cual quedaba a elección para quienes poseían vehículo
propio o bien el paseo se pactaba con algún baqueano.

Foto 3. Ruta Provincial Nº 2 mejorada previo a su trabajo de
asfalto. Arroyo Yabotí. Diciembre de 2009.
En la actualidad (Julio 2010), la finalización de la
infraestructura vial de la costera hasta el parque provincial Moconá, remite a
otro tipo de cambios en el territorio del Alto Uruguay. A partir de estas
lógicas de organización para acceder a los atractivos turísticos de naturaleza
se observan transformaciones territoriales entre ellas, la mejora en la
comunicación terrestre y la ampliación de la oferta de transporte público así
como la reducción de los tiempos de viaje hacia otras localidades, la
comercialización de la oferta de excursiones y
alojamientos.
A través del tiempo y en diferentes contextos la práctica
turística ha ido modificándose y haciendo que los mercados se constituyan y/o
cambien para atraer a la demanda turística. Para Bertoncello (2008), turismo
implica una práctica de movilidad o desplazamiento entre un lugar y otro,
motivada por las diferencias que uno muestra respecto del otro; movilidad que
conlleva a la realización de actividades diversas en los lugares de destino y
tipo de atractivo, vinculados a la infraestructura y servicios que posee. Por lo
cual, en esencia, el mercado turístico está relacionado a la práctica turística
predominante.
Desde los últimos años de la década de los noventa y con gran
impulso en los primeros años de siglo XXI se insertan en Misiones una serie de
discursos y algunas proposiciones que provienen del sector político provincial,
en consonancia con el gobierno nacional sobre las bondades y las oportunidades
de desarrollar turísticamente regiones que “no han alcanzado el desarrollo” o
que presentan “atrasos económicos”. La actividad turística se presentaría como
una opción incuestionable para mejorar la calidad de vida de los misioneros al
generar puestos de trabajo y progreso general.
En un trabajo pragmático de sondeo por encontrar sitios turísticos
desarrollables, El Soberbio comienza a ser visto como un lugar privilegiado,
poseedor de “paisajes selváticos vírgenes” y por ser “la entrada” a los Saltos
del Moconá. Desde entonces se considera a El Soberbio como un lugar de futuro
privilegiado y de actualidad sub-explotada. Como un sitio al cual habría que
transformar hacia la actividad turística para lograr el éxito económico local.
Es evidente que la valorización turística de la región del Alto Uruguay está en
proceso, pero cabe aquí preguntarse cuál es la naturaleza del proceso de
transformación, cuál es su profundidad, quién lo comanda, cuáles son los
intereses de los agentes sociales que están involucrados y, a quiénes
involucrará este proceso de cambio y transformación socio territorial.
En este sentido nos sumergimos en un proceso complejo que desborda
la escala local y provincial y, que presenta correlaciones con los procesos de
reorganización de capitalismo mundial de fines de siglo XX, redefiniendo
prácticas, territorios y relaciones de poder y, por supuesto generando nuevas
tensiones y resistencias.
Harvey (1998) señala que las repercusiones de la recesión de 1973
provocaron una reestructuración económica, política y social a nivel mundial. La
crisis del petróleo puso en un lugar agotamiento al régimen de acumulación
fordista dando paso a nuevo acomodamiento del capitalismo mundial que el autor
denomina régimen de “acumulación flexible”. Estas transformaciones del
capitalismo se caracterizan por presentar nuevas formas de organizar los
procesos laborales, nuevos sectores de producción y nichos de mercado, y un giro
en la distribución y dispersión geográfica de las
inversiones.
A
nivel nacional, el turismo como actividad socio-económica también presenta
transformaciones en el seno de los cambios en el modo de acumulación dominante.
A la histórica consolidación de los destinos turísticos, en principio de
“elite”, y luego como destinos turísticos masivos (Costa Atlántica bonaerense,
Sierras de Córdoba) en épocas de Estado de Bienestar, durante la segunda parte
del siglo XX, ahora, se le adiciona y complementa nuevos sitios que se valorizan
en torno a una multiplicidad de atributos denominados “naturales”, “históricos”,
“culturales” o “patrimoniales” convertidos en mercancías comercializables. Los
nuevos lugares tienen en el capital la búsqueda de la rentabilidad perdida, que
a su vez viene acompañada de un cambio en las pautas de consumo y en la
publicidad del gusto, controladas por el mismo capital.
En este contexto, en los años noventa, el turismo como actividad
inédita en la zona, comienza a desarrollarse en ciertas áreas de San Pedro, pero
sobre todo se concentra en la zona costera del Río Uruguay en el municipio de El
Soberbio. El proyecto de mejora y asfalto de la Ruta Provincial Nº
2 y su pronta terminación facilita la llegada de turistas de la región e inclina
la balanza para la instalación de servicios en el frente costero. La actividad
turística re-significa el espacio geográfico y valoriza territorios que en
coyunturas histórico-económicas anteriores se acomodaban en función a la
extracción maderera y que entonces, se presentaban como espacios marginales para
el gran capital transformándolo en un espacio de servicios turísticos, de algún
modo, articulado y en disputa (aparente) con el monocultivo de resinosos y con
el circuito tabacalero. Corresponde a la búsqueda de negocios rentables directos
o indirectos, por parte ciertos sectores del capital, por arrendamiento de
tierras, por la instalación de servicios de alojamiento con inversiones
relativamente bajas y disponibilidad de mano de obra barata y dúctil. Lo notable
y característico de este proceso, como en otras zonas del país, se viabiliza y
legitima por discursos gubernamentales e instituciones internacionales que
acompañan y justifican procedimientos y prácticas en relación a la manipulación
territorial, a la cuestión de la naturaleza y el ambiente y, al lugar que ocupan
los distintos agentes en el proceso de transformación económica social y
territorial.
La decisión política de invertir en infraestructura vial (asfalto
de la Ruta
Provincial Nº 2) para la conexión de la zona con el resto de la
provincia y del país, y las características y formas ideológicas y materiales
gubernamentales y no gubernamentales que van ideando la práctica turística en El
Soberbio, se forja en un ámbito contradictorio y de distancia entre lo que se
dice y lo que se hace, entre lo discursivo y lo práctico, dejando en un lugar
sombrío a las disputas por la apropiación y uso de la tierra y a las
conflictividades sociales.
En lo que sigue recorreremos los discursos oficiales y planes de
desarrollo aplicados al ámbito local, para interpretar el proceso construcción
turística en El Soberbio y el modo en que tal proceso transita un camino
argumentativo homogeneizante y a la vez exclusivo que como explican Belli y
Slavutsky (2005) queda objetivado en un texto que toma distancia de los actores
locales para argumentar en un colectivo indiferenciado.
IV Nuevos territorios, nuevos discursos, y la actividad turística
para “vencer el atraso”
El proceso de transformación turística se encamina no solo desde
la oferta de servicios públicos y privados sino también desde la iniciativa
política, desde los cambios técnicos en infraestructura y desde el plano de la
publicidad y la comunicación desde el sector
público.
Se le suma también a este proceso, en el caso de los Saltos del
Moconá y la reserva de Biosfera Yaboti (RBY), las designaciones y
reconocimientos públicos oficiales nacionales e internacionales hacia espacios
con elementos naturales singulares que adquieren un lugar central en el proceso
de valorización turística de El Soberbio y generan espacios con nuevas
funciones. Quizás sea la intervención de instituciones internacionales lo que
distingan a la cuestión turística en el Alto
Uruguay.
No
debemos creer que el comienzo del crecimiento de la actividad turística en esta
zona fue producto del mejoramiento de las condiciones técnicas de la
comunicación terrestre. Reconocer que las mejoras en las comunicaciones
propician el aumento de la visitas a los lugares de destino, no significa que
este cambio técnico juegue un papel único, exclusivo y determinante en el
proceso de construcción de la práctica turística en esta zona de Misiones. Hemos
visto anteriormente el papel fundante que el incentivo institucional, público y
privado, desarrolla en la construcción de la atractividad turística. Así lo
señala la nación respecto al valor ambiental y
turístico de los bosques nativos, que están en alza (Diario El territorio
21/04/2010), Para lo cual la nación entrega fondos para el cuidado de cuatro
zonas naturales de Misiones, (resolución 256/09), una de las zonas es
la Reserva
Biosfera Yaboti para el “Plan de manejo sustentable del área
buffer” en San Pedro y el ejecutor del trabajo es el Ministerio de Ecología,
Recursos Naturales Renovables y Turismo de Misiones junto con la Asociación Civil
Bosque Modelo San Pedro.
La valorización y comercialización de los Saltos del Moconá y de
la Selva
Misionera se encuentra concebida en el seno de un auge sin
precedentes por “el regreso a la naturaleza” y, un efímero interés, propio de la
posmodernidad, por la cuestión ambiental, convirtiéndola en espectáculo, así
como también las culturas y los modos de vida locales. Dice Gabriela Nouzeilles
(2002) que el turismo también fue alcanzado por la nostalgia del equilibrio
ecológico perdido en el camino hacia el progreso y la demanda de lo natural, han
alentado variantes híbridas del turismo (ecoturismo-etnoturismo-agroturismo
etc.).
“El subdesarrollo que no hace mucho se veía como causa principal
del atraso, justificando, mas allá de las diferencias, la posición subordinada,
pasan a ser de pronto garantía inesperada de reservas dietéticas, económicas y
simbólicas (…) Las estrategias de marketing para promover estos productos
insisten con tales asociaciones” (2002:13).
En tal sentido en las dos últimas décadas de siglo XX, la creación del Parque Provincial Moconá
y, sobre todo, la
Reserva de Biosfera Yaboti se produce en momentos de apogeo de
la cuestión ambiental en la provincia de Misiones y, de reconocimientos e
intervenciones internacionales (UNESCO-MAB). Organismos que proponen Desarrollo
Territorial, Sustentabilidad y siguen realizando inventarios de la biodiversidad
de América Latina y mundo para continuar con la política de apropiación,
patentamiento o biopiratería de flora y fauna nativas. En 1994 se declara la
provincialización de los recursos naturales y se establece una obligatoria
privatización, en forma de consignaciones que termina en la inédita
concentración de poder económico en gobiernos provinciales, justificado bajo el
manto del federalismo.
Las gestiones de los recursos y de la biodiversidad sustentadas
sobre instituciones como el Banco Mundial, G8, ONGs, World Wild Fund, World
Resource Institute y otras, son la mano izquierda de las políticas de grandes
intereses internacionales. (Programa GER-GEMSAL,
2010:85,86)
La más común que encontramos en las instituciones es el
tratamiento de la noción de “desarrollo sustentable” o, casi como sinónimo,
“desarrollo sostenible”. Este tópico recorre desde las propuestas
gubernamentales hasta intervenciones de profesionales del turismo en la gestión
del territorio y en la planificación turística.
Bajo el paraguas del desarrollo sustentable, como novedad teórica
y palabra comodín de diversas acciones, se plantea el desarrollo económico, la
“racionalidad” ecológica a futuro, la inclusión de la población local en estas
esferas y su participación continua, en las decisiones políticas al
respecto.
El discurso del “desarrollo sustentable” recupera la potencia
ideológica que el concepto polisémico de “desarrollo” adquirió desde la segunda
posguerra y se transforma en una dinámica de rescate de viejas premisas e
incorporación de nuevas formas de intervención. La más fuerte de las ideas
recuperadas es la noción taxonómica de desarrollo/subdesarrollo creada en la
sociedad. Aquellas homogeneizaciones hacia “los otros” y a sus territorios que
desde los países centrales se imponía a las sociedades no occidentales, por
estos tiempos reaparecen, no solo incluyendo formas unívocas de vencer la
pobreza y “el atraso”, sino que ahora se dictaminan los modos de “intervenir” y
“gestionar” la naturaleza y las actividades productivas en pos “de un manejo
adecuado” de los recursos para propiciar la salida de subdesarrollo como por un
sendero fijado hacia el desarrollo.
Entonces, la “participación de los sectores sociales locales”, la
fiscalización ambiental territorial, la (re) educación ambiental a la población
y, la aplicación de planes y estrategias desde el saber moderno occidental,
forman parte de un modo práctico de instalar e imponer bajo la propuesta de
mejora económica y social general, la actividad turística en la zona. El modelo
práctico se conjuga con la epistemología que entrecruza lo global y lo local
desde el diseño de planificación en el ámbito internacional hasta las prácticas
de intervención en el ámbito regional específico.
Detrás de los discursos y prácticas se evidencian procedimientos
que no se diferencian demasiado de lo que el “desarrollo sustentable” intenta
superar y cae en los mismos abismos en los cuáles las intervenciones
desarrollistas de pos-guerra cayeron. La homogeneización y la atomización social
ubican a la población local en un lugar a-histórico y, a partir de allí, la
sitúan en una línea de partida común, un único camino, “el camino deseable” y se
declara el punto de llegada a la situación “adecuada”. En ese camino se licuan
todo tipo de disputa social y geográfica y se dejan en la oscuridad las
posiciones desiguales propias del capitalismo y las relaciones de poder que las
revisten. El nuevo espacio geográfico busca legitimidad en el accionar de
ciertos agentes sociales pero invisibiliza y deslegitima a “los otros”. Detrás
de los territorios en protección ambiental y de desarrollo turístico sustentable
con su unívoca forma (occidental y moderna) de tratar la naturaleza y los
problemas ambientales, quedan oscurecidas las verdaderas causas históricas del
achicamiento de la
Selva Paranaense, las distintas significaciones que los
diferentes sectores sociales tienen de la naturaleza, los modos particulares de
ocupación y posesión de la tierra en el Alto Uruguay, las posiciones dominantes
y las relaciones de subalternidad que caracterizan la complejidad social de la
zona.

Foto 4. Cartelería en la Reserva de Biosfera Yabotí. Diciembre de
2009.
Reflexiones inacabadas
En las dos últimas décadas asistimos a una resignificación y
reconfiguración socio espacial de ciertas áreas que se valorizan en torno a la
actividad turística en El Soberbio.
Como parte constitutiva de este periodo del capitalismo denominado
flexible, la redefinición del espacio correspondería a un nuevo giro económico
entorno a la incorporación de territorios marginales, a los circuitos globales
de consumo y de acumulación de capital. Territorios que en anteriores momentos
históricos se constituyeron como espacios de economía de extracción y luego de
producción agraria hoy son re apropiados por la hegemonía económica y política
nacional como parte de una estrategia de negocios revalorizando y
comercializando las particularidades paisajísticas naturales y culturales de los
lugares. La creación de nuevos territorios en
protección ambiental (RBY) combinó una política, en apariencia neutral, de
control e intervención sobre la población local, y activó un (re) interés de los
propietarios terratenientes por tierras que eran marginales a sus propósitos en
otras épocas, provocando una conflictividad en la ocupación y uso de la tierra.
El proceso de cambio y transformación social, espacial y de significación en
torno a la naturaleza, se forja en un lugar en el cuál habitan diferentes
sectores sociales con posiciones socio-económica e intereses heterogéneos que
determina situaciones conflictivas y contradictorias.
Las instituciones gubernamentales dedicadas al rubro, más allá de
lo discursivo y con su accionar puramente difusivo y publicitario, no han
logrado el objetivo económico cierto de mejorar la calidad de vida de la
población local, dejando librada a la lógica del más fuerte la apropiación de
los beneficios del turismo. Se
incentiva la gran inversión extra-local y acompañan los desplazamientos
de sectores subalternos hacia lugares no valorizados por el turismo y con una
importancia secundaria ecológicamente hablando. La población local se ubica en
su amplia mayoría al margen de la actividad turística, sumergida todavía en la
pobreza estructural.
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2010.
Geógrafa, Docente e investigadora, Facultad de
Humanidades y Cs Sociales, Universidad Nacional de
Misiones
Geógrafo,
docente, investigador, Alumno de la Maestría en Antropología Social de la FHyCS Sociales
UNaM.
La
técnica de transporte de rollos “jangada” consistía en juntar una cantidad de
rollos ubicados en el mismo sentido de la pendiente del río, atados y amarrados
con maderas entre sí, los cuales se los dejaban arrastrar por la corriente de
río, acompañados por una balsa que los orientaba