La Ciudad dentro de la Metrópolis. El caso de
la Ciudad de El
Alto – Bolivia
Lic. Mariela Paula Díaz
Becaria
CONICET
Resumen
Estudio de la expansión de la urbanización en la
ciudad de El Alto, en el marco de la aplicación de las políticas neoliberales,
en la década de 1980, como un caso
particular de evolución urbanística, donde los principales actores de ese
proceso, son la población joven aymara, en parte provenientes de las comunidades agrarias migrantes; y sus
consecuencias a la hora de la apropiación de ese espacio urbano fragmentado,
desde el punto de vista de la segregación socio
económica.
Palabras
clave: El
Alto, urbanización, segregación, migración rural
Abstract
Study of the urbanization expansion in the city of El Alto, in the
context of the implementation of neoliberal policies, in the 1980s, as a special
case of urban development, where the main actors of this process are aymara
young people, partly from migrant agricultural communities; and their
consequences at the time of the appropriation of this fragmented urban space
from the point of view of socioeconomic
segregation.
Key
words: El
Alto, urbanization, segregation, rural migration
Introducción
Este
trabajo, que se plantea con un carácter exploratorio, se centra en la relación entre la expansión de la
urbanización en la ciudad de El Alto- Bolivia, y las políticas neoliberales plasmadas
en el Decreto 21060 del Gobierno de Paz Estenssoro, en la década del
‘80.
Siguiendo los diversos estudios sobre las
transformaciones socio- territoriales de las grandes áreas metropolitanas de los
países latinoamericanos, el caso de la evolución urbanística de un país como
Bolivia- donde según el último censo nacional, el 62 % de la población declara
su pertenencia a uno de los grupos étnicos- es un fenómeno reciente que requiere
profundización teórica.
En este sentido, José Blanes (2006), señala que
La Paz,
Cochabamba, y Santa Cruz, conforman el eje dominante del proceso de
urbanización, desde mediados del
siglo XX hasta nuestros días. En estos centros se fueron organizando la administración,
los servicios, la industria y los principales proyectos de desarrollo
regional. En particular señala a La Paz, como un modelo de urbanización
indígena, fundamentalmente Aymara, a diferencia del modelo moderno de Santa
Cruz, y el intermedio de Cochabamba, que goza de las características de
ambas.
La
ciudad de El Alto, también se insertaría en el modelo de urbanización indígena,
ocupa casi la mitad de la zona
metropolitana de la
Paz, compuesta básicamente por gente joven, y en parte por
migrantes de las comunidades rurales, de cultura fundamentalmente aymara, con
altos índices de concentración de pobreza. El crecimiento de La Paz, fue la base para la
expansión de los centros aledaños, urbanizándose las áreas rurales circundantes.
Según De Mattos (2007), esta
extensión “periurbana” junto con el policentrismo, son propios de las áreas metropolitanas en América
Latina.
Nuestra hipótesis, que se inserta en una
investigación más amplia, sostiene que en la ciudad de El Alto se vislumbra la
síntesis de la segregación y de la fragmentación socio territorial, que se
manifiesta como segregación socio-económica, así como residencial y cultural,
dando cuenta en esta ponencia solamente de la primera de las manifestaciones
mencionadas
Perspectivas teóricas acerca de la segregación
urbana
En primer lugar, partimos de la distinción de Lefebvre
(1983), entre la ciudad y lo urbano. En efecto, ha existido la polis griega, la
ciudad oriental o medieval, comercial o industrial, pero la sociedad urbana es
aquella que surge de la industrialización.
La sociedad urbana hace referencia a una
tendencia, orientación, una virtualidad, que se extiende a nivel mundial, lo que implica una extensión del tejido
urbano, consumiendo los residuos de la vida
agraria.
Con la ciudad industrial se da un proceso de
implosión – explosión, mediante una enorme concentración (de actividades, de
agentes, etc.) en el escenario urbano, junto con la proyección de múltiples
fragmentos socio-territoriales
(periferia, residencias secundarias, satélites, etc.), lo que nos hace concebir
ciudades policéntricas, centralidades diferenciadas y renovadas. Esta realidad
urbana, se convierte en fuerza productiva, ello significa que la ciudad no es un
lugar pasivo de la producción o concentración de capitales, sino que lo urbano interviene como tal,
en la creación de las condiciones generales de producción y reproducción del
capital y fuerza de trabajo.
En este sentido, siguiendo la tradición marxista,
de este autor se desprende la consideración de la segregación urbana como proyección
sobre el espacio de la división social del trabajo, tanto en el sentido local como
global.
Según Lefebvre (1978), la contradicción propia
intrínseca de las sociedades modernas capitalistas, surge entre la socialización
de la sociedad y la segregación
generalizada.
Esta última puede concebirse como espontánea, en
tanto que procede de los ingresos y las ideologías; voluntaria -estableciendo
espacios separados, asimilable a lo que se denomina auto segregación-; y la programada, donde hay una ordenación y
plan específico.
Con respecto a la segregación voluntaria, se puede asimilar con el
concepto de
autosegregación, cuando aquellos sectores de la clase media, y
media alta deciden voluntariamente asentarse en las urbanizaciones cerradas,
hacia las afueras de la
ciudad.
Actualmente, distintos autores ligan esta
tendencia a la segregación y fragmentación a partir del auge de las medidas
neoliberales. Si compartimos la noción de Lefebvre podemos decir que esta
condición es una tendencia de las sociedades capitalistas en sí, que se ve
profundizada y visibilizada, con el paquete de ajustes estructurales, pero no
una característica “nueva” del estado
neoliberal.
Hay que recordar que América Latina (más allá de
sus especificidades) conoció sus "treinta gloriosos", y que el periodo de gran
crecimiento urbano corresponde a los años 40 a 60, es decir, el periodo de
desarrollo de las industrias de sustitución de importaciones, de los asalariados
y de la clase media.
Como
definición, Harvey (2008), señala que el Estado Neoliberal implica una
restauración o la formación del poder de clase de las élites económicas, es
decir la coalición forjada entre la élite y los intereses financieros, a expensas de la fuerza de trabajo,
subsumida en condiciones de flexibilidad laboral, con bajos salarios y aumento
de la explotación laboral, unidas a una creciente desigualdad social, y
concentración de la riqueza y la renta.
Este
vuelco neoliberal, que se inicia hacia los años ’70 con la crisis de los Estados
“benefactores”, se asienta en la década del ’80 y ’90, con el conocido “Consenso
de Washington”. En America
Latina, las mismas fueron precedidas por gobiernos dictatoriales, los cuales
contaron con el apoyo de los EEUU, que condicionaron las nuevas concepciones de
la gestión urbana y territorial.
Lo que se aplicó, fue un ajuste estructural, que
permitió el impulso de la liberalización económica basada en principios de
subsidiariedad y neutralidad del Estado, se incluyeron medidas de desregulación,
privatización, apertura externa y flexibilización laboral.
Como señala C. de Mattos (2005), en este período
la governance urbana se asocia a estrategias de corte empresarial, orientadas a
intensificar la atractividad de la ciudad en el escenario internacional, con el
fin de intensificar sus niveles de acumulación físico, capital humano y progreso
técnico.
En ese sentido, el proceso de globalización
revitalizaría la tríada que H. Lefebvre estableció para caracterizar a la
sociedad urbana contemporánea: homogenización, fragmentación y jerarquización
del espacio, procesos que se reproducen simultáneamente a escala global y
local.
En
América Latina, asistimos a procesos de fragmentación y segregación socio
territorial, en la medida en que se crean redes trasnacionales de componentes
dinámicos a nivel mundial, al mismo tiempo que se segregan grupos sociales al
interior de cada región o ciudad.
En el mercado de trabajo, esta fragmentación laboral, se muestra en una
mayor polarización de salarios de un sector hegemónico con altos salarios y
seguridad de empleo, y un sector subordinado, que presenta características
inversas, en torno a la precarización
laboral.
Este proceso, corresponde a una fase de creciente
tercerización productiva, y financierización de la economía, que intensifica aún más la urbanización
de los mercados de trabajo.
En la medida que lo local está inserto en escenarios de desarrollo
desigual, y consecuentemente con situaciones de
fragmentación económica, social y cultural, puede existir en muchos casos una
“globalización de problemas nacionales” y al mismo tiempo, una “especificidad
singular de las ciudades y regiones” (Veiga, Danilo, 2009).
Esta
noción de la profundización de la segregación socio espacial a partir de las
mutaciones en la relación capital/trabajo desde la óptica neoliberal, y el
aumento de la desigualdad social, hipótesis del trabajo central- que excede a esta
ponencia-, contrasta con el punto de vista de autores, como Sabatini, Francisco, e Isabel Brian
(2008).
Estos
últimos señalan que, en realidad, dicha segregación disminuye, tanto en Chile
como en el resto de los países de América Latina, gracias a la
multiplicación de
barrios cerrados de las clases medias y altas en la periferia popular. Esto
permitiría una reducción de la distancia entre los grupos sociales que ocupan los extremos de la escala
social, es decir, como una
reducción de la segregación residencial, que conlleva ventajas comerciales,
laborales, urbanísticas y de servicios, entre otros.
Una aproximación a la Ciudad de El Alto -
Bolivia
El Municipio de El Alto es considerado capital de la cuarta sección de la provincia Murillo
del departamento de La
Paz, desde la aplicación de la Ley 728, el 6 de marzo de 1985. Hasta ese momento era considerada un barrio más de la ciudad de
la Paz, siendo
reconocida, por el Congreso Nacional, su estatus de ciudad en septiembre de 1988
(Ley 1014). De los 350,4 Km2 que
abarca este Municipio, según la Ordenanza
Municipal 065/2002 de mayo de 2002, se dividió políticamente en
9 distritos municipales, de los cuales 8 son urbanos y uno rural. Actualmente, la
cantidad de distritos municipales ascendió a 13. Según estimaciones del
Instituto Nacional de Estadística, el crecimiento poblacional promedio de El Alto, en el periodo
intercensal 1992-2001, fue de 5.1%, por lo que se estima que hacia finales del 2010 llegaría al millón de
habitantes.
Originalmente, en el período precolonial, los primeros pobladores
del área pertenecieron a las culturas Wankari y Chiripa. Luego sus
descendientes, los aymaras, los cuales llamaban a El Alto Alja Pacha (Tierra en
el Cielo), y posteriormente Altupata Marka (Pueblo de Arriba), de aquí su
nombre. Ya para principios del siglo XX, El Alto figuraba como una gran zona
rural, de propiedad de unos pocos hacendados de la élite paceña, sistema de
latifundio heredado de la colonia, en detrimento de las tierras comunales y
ayllus, que sobrevivieron de la época anterior a la conquista.
En los años cuarenta, los propietarios iniciaron gestiones para
urbanizar, y mediante el proceso de loteamiento, se funda la primera zona
urbana, Villa Dolores. Ya a fines de los años cincuenta, El Alto logra ser reconocida como una zona de la
ciudad de La Paz,
cobijando a habitantes provenientes de la ciudad de La Paz y de algunas regiones rurales
cercanas, al calor de los efectos de la revolución de 1952 y de la reforma
agraria que aquella conlleva, que provocaron procesos migratorios rural-
urbanos.
En sus orígenes, la Ciudad de El Alto, era más bien una
“ciudad dormitorio”, y la ciudad de
la Paz la
“residencia laboral” de estos habitantes.
En este sentido, las
migraciones en 1932, post guerra del Chaco, en 1952 Revolución de Abril y en 1985 las
“relocalizaciones en el sector minero”, y las migraciones del área rural, pueden
ser considerados como los antecedentes de lo que hoy es la ciudad de El Alto.
Para el decenio de 1990 se consolida como una de las cuatro
ciudades más grandes y pobladas de Bolivia, y actualmente es la segunda ciudad más
poblada del país, luego de Santa
Cruz. Se la considerada una ciudad
joven en dos sentidos, por su creciente creación y por la consolidación a nivel
demográfico de una población infantil- menor de 14 años- y juvenil- de
15 a 24
años.
Si retomamos, el
análisis de James Dunkerley, éste nos explica que hasta
los ’50, el 72% de la
PEA se dedicaba a la agricultura, que implicaba el 33 % del
PBI, y apenas el 4 %de todos los obreros estaban empleados en la industria
manufacturera, con una contribución de menos del 9% del PBI; la minería empleaba
a 3.2% de la población activa, producía el 25 % del PBI.
Ello constituye una muestra del predominio rural e indio
campesino, hasta avanzado el siglo XX, donde el retraso del país se estructuraba
por un desarrollo desigual y combinado, con un sector capitalista exportador
relativamente avanzado – la industria de estaño en mano de la
oligarquía-orientado a la exportación, que coexistía con una organización
agrícola arcaica. Más del 18% de las importaciones de un país mayormente
agrícola era alimentos, lo que se vincula con el hecho de que menos del 6 % de
la tierra cultivada fuera trabajada con maquinaria.
En este sentido, José Blanes (2006) señala, que en general en
Bolivia, el proceso de urbanización fue reciente y en un breve período de
tiempo. Hasta
mediados del siglo XX la población se duplicó sin mostrar cambios importantes en
su estructura. El Censo de 1950 reportó un total de 3.019.031 habitantes, con
una población urbana de 780.722 –el 25,86%-, porcentaje menor al promedio
mundial de ese entonces (29%). Su densidad poblacional ascendió a 2,75
habitantes por km2., como se puede observar en el Cuadro Nº 1 sobre la
composición de la población de Bolivia de 1950 a 2001.
La revolución de 1952, con la reforma agraria de 1953, la eliminación del pongueaje, y la reforma urbana del ’54, permitió que la población indígena
pueda asentarse en las ciudades. Hasta la víspera de la revolución se prohibía
la entrada a los indios a ciertas calles céntricas y plazas de La Paz. En esta fecha, El
Alto ya cuenta con seis urbanizaciones localizadas sobre las vías regionales
hacia Oruro y hacia el Lago Titicaca. La reforma agraria en el Alto, se hace concreta con la
expropiación de la hacienda el Tejar, que ocupaba toda la zona de
la Ceja-
actualmente es presentada como el lugar “cívico comercial” de la ciudad de
El Alto-, lo que da un impulso al proceso de urbanización de la
ciudad.
La
Reforma
urbana es considerada como un motivo de aceleramiento del proceso de
urbanización, a partir del cual se piensa en la Ciudad de El Alto como lugar
preferencial para la localización de las industrias; y con el fin de solucionar
el déficit de viviendas y servicios básicos de gran parte de la población urbana
y nacional, el Estado inicia obras de vivienda
social.
Sin embargo, los
estudios elaborados por el Gobierno Municipal de El Alto (GMEA), señala que el
crecimiento más fuerte de esta ciudad se registra a partir de 1976 a 1992- tasa de
crecimiento llegó al 9.4%- por varias razones económicas y sociales, entre ellos
la relocalización de mineros y fabriles, tras la aplicación de medidas de corte neoliberal, plasmada en
el Decreto 21060 del Gobierno de Paz Estenssoro, -que luego se plasmarían en el conjunto de América Latina
mediante el Consenso de Washington en los ’90-junto a las sequías e inundaciones por efecto del Niño, que
provocó la migración desde el Altiplano Norte. En el
mimo sentido, José Blanes señala que
el proceso de urbanización en Bolivia es muy reciente y rápido.
Según el censo de 1950, la población
rural representaba 73.80% de la población total de Bolivia y la urbana
26.20%, en tanto que en el año 2001 la
población rural alcanzaba el 37.57% y la urbana el 62.43%. .En
la Figura Nº
1 puede apreciarse la evolución de la mancha urbana, El Alto – La Paz.
En relación al departamento de La Paz, en 1950 la población urbana
representaba el 34.25% de la población total, y la rural el 65.75%, en tanto que en el año 2001 la
población urbana alcanza a 66.05% y la rural a 33.95%. El punto de cambio en la
composición poblacional por área se dio aproximadamente en 1978, es decir en el
periodo intercensal 1976-1992. (Ver Cuadro Nº
2, sobre la composición de la población en el departamento de La
Paz.)
Asimismo, la documentación consultada, describe a El Alto como una
ciudad con crecimiento desordenado, sin planificación, y discontinuidad territorial, por la
presencia del Aeropuerto Internacional, con una superficie de alrededor de 600
has, que divide en dos a la ciudad, entre el Alto Norte y el Alto Sur. A su vez,
es una de las ciudades más pobres, cerca del 60% tiene necesidades básicas
insatisfechas, lo que supera ampliamente el promedio de la pobreza en América
Latina y el Caribe, que según informe de la CEPAL, se encuentra alrededor del 30%.
Según datos obtenidos en el Censo 2001, los componentes de las
necesidades básicas insatisfechas (NBI), indicadores de pobreza, en el municipio de El Alto
registraron: insatisfacción en materiales de la vivienda 29,34%, en área urbana
29,12% y en área rural 82,25%; insuficiencia en espacios de la vivienda 72,36%,
con inadecuados insumos energéticos 13,42% e inadecuados servicios de agua y
saneamiento 50,75%; insuficiencia en la educación 47,43% e inadecuada atención
en salud 68,75%. En área urbana del municipio de El Alto, el porcentaje más alto
se presentó en insuficientes espacios en la vivienda con 72,36%, mientras que en
área rural, el porcentaje más alto se registró en inadecuados servicios de agua
y saneamiento con 99,81%. Aquellos porcentajes superan ampliamente a los que se
presentan en La
Paz, como sección capital, por ejemplo con respecto al
inadecuado servicio de agua y saneamiento, representa un porcentaje tres veces
menor (21,7%), al de la ciudad de El Alto (50.8%), algo similar ocurre con la
atención inadecuada de la salud, mientras en El Alto representa el 68,8%, en
la Ciudad de
La Paz, el 42,2 %.
Estas variables, están marcando indicadores de pobreza, según el Censo 2001, la
población pobre triplica aproximadamente la población que corresponde a
La Paz, y supera
el porcentaje del país en su conjunto. (Ver Cuadro Nº 3 sobre el NBI de estas
ciudades).
Es necesario, entonces, profundizar en un estudio posterior, las
trasformaciones del mercado laboral y las tasas de desocupación, en estos últimos
25 años, para analizar tanto los sectores económicas predominantes como su nivel
de precariedad, para comprender y vincular estas condiciones de pobreza que
incumben a los habitantes de la
Ciudad de El Alto y en parte a los de la Ciudad de La Paz.
Por último, se puede decir, que El Alto ha sido el epicentro de la
escena política boliviana, donde ocurrió la insurrección de octubre de 2003,
denominada “Guerra del Gas”, con la consigna de: ¡No a la salida del gas por
Chile! el pueblo alteño levantó barricadas, enfrentó a la policía y el Ejército,
haciendo posible la huida del gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada. En el año 2005, protagonizaron
movilizaciones dirigidas por la Federación de Juntas Vecinales
(Fejuve), lo que se conoce como la “Guerra del Agua”, proceso que concluye con
la salida de empresa capitalizada “Aguas de
Ilimani”.
Dinámica migratoria,
pertenencia étnica, y dinámica urbana
La
Ciudad
de El Alto cuenta con una población
predominantemente “joven” donde alrededor del 60 % tiene menos de 25
años, lo cual puede explicarse por factores demógrafos y por el perfil del
migrante. En el Cuadro Nº 4 se destaca la composición de la población de El Alto
según grupos de edad.
En relación a su
composición étnica, según datos del Gobierno Municipal de El Alto, el 74.25% de
la población se identifica con la cultura aymara, luego le sigue el quechua con
un 6.36%. Lo que explicaría su profundo carácter andino, por lo que urge indagar
cómo esto se expresaría también en la forma de apropiación del espacio y la
morfología de sus construcciones.
Por
el contrario, La
Paz da cuenta de la
afluencia de población desde un
entorno fundamentalmente aymara y de la formación de una “ciudad región”
culturalmente heterogénea,
donde
las poblaciones del centro y sur de la ciudad se distancian social,
económica
y
culturalmente de las poblaciones aymaras de las periferias (José Blanes,
2007)
La
Ciudad
de El Alto, se ha convertido en la segunda ciudad más poblada de Bolivia,
después de Santa Cruz, con un crecimiento de 30.000 habitantes por año (INE
2007).El promedio de crecimiento de esta ciudad (5.1%), es superior al
crecimiento de la población urbana de Bolivia que fue del 3.6%, y mayor al de la
ciudad de La Paz
que fue del 1.1%, durante el período 1992-2001. A su vez, es mayor a
la tasa anual de crecimiento
intercensal que presenta el departamento de La Paz (2,23%), según censo de 2001.
El Alto presenta una configuración piramidal, típica de los países
más pobres, con una base muy ancha, que se caracteriza por una alta natalidad,
ata mortalidad y reducida población de 60 años y más. Según datos del GMEA
(2004), hay una elevada tasa de fecundidad (4 hijos por mujer en edad fértil), y
la tasa de mortalidad (86 niños cada mil nacidos vivos) y una esperanza de vida (62.5 años). Esta configuración piramidal, es una
característica en sí de Bolivia, dada la pobreza estructural del país, y en particular del Departamento de
La Paz, de lo que
puede deducirse que también es denominado común de la ciudad de La Paz. Sin embargo, cabe destacar
el índice de Desarrollo Humano del PNUD, (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo)- más allá
de su sesgo al tomar sólo tres variables- según el cual, El Alto – cuarta
sección de La
Paz- ocuparía el puesto 47 entre los 327 municipios de Bolivia,
mientras la sección capital-
La Paz, se
hallaría en el lugar número 6.
Según el estudio del GMEA/ CEDLA, para el año 2000 el 59% de la
población alteña estaba conformada por personas nacidas en El Alto, y el 41% por
inmigrantes- no incluía a los inmigrantes del exterior-, de los cuales el 33%
eran antiguos y el 8% eran recientes. Por otra parte, el estudio del CEDLA, consigna amplios porcentajes de población no inmigrante en el
estrato hasta 14 años (86.7%), en
el estrato de 15
a 19 años (71%), y en el estrato de 20 a 24 años (55%), confirman
este proceso de formación de una población con raíces locales. En cambio,
analizando la población adulta, de más de 25 años, resalta la población
inmigrante antigua (63 %), en referencia a los inmigrantes recientes y a los no
inmigrantes, lo que distingue a la ciudad de El Alto en su proceso de
urbanización como tal. Estos
valores han sido consignados en el Cuadro Nº 5.
Por otra parte, se resalta la preponderancia de las mujeres sobre
los hombres en ambas tipologías de inmigrantes, dentro de los inmigrantes
recientes, en el estrato de 20
a 24 años, duplica a la proporción de la población
masculina (66% a 33%). Se consigna también en el Cuadro Nº
6.
La dinámica
migratoria de El Alto sufre un cambio importante a fines de los años ’90, donde
no sólo los inmigrantes van a provenir de áreas rurales sino también de otras
ciudades, particularmente de La
Paz.
Sin embargo, en función de los datos obtenidos, más allá de su
disidencia numérica que presentan los distintos organismos consultados, se
mantiene un alto índice de población migrante de origen rural, los cuales mantienen estrechas relaciones con sus comunidades de
origen, retornando periódicamente a las mismas para las fiestas locales y para
las épocas de siembra y cosecha.
De acuerdo con datos del CEDLA, se estaría
produciendo una paulatina
desintegración de la comunidad campesina, sobre todo a partir de los últimos 20
años debidos, en gran medida, a las políticas aplicadas por el neoliberalismo,
lo que implica abordar tanto el decreto de la década de los ‘80, como
la Ley INRA de mediados de
los años ’90, a partir del cual se dio un proceso de concentración de la tierra
y subdivisión que ha resultado insuficientes..
En síntesis, “se podría decir que se trata de familias que tienen
un pie en la ciudad y otro en el campo y que, para muchas de ellas, la pequeña
parcela que aún mantienen en propiedad es parte importante de la reproducción de
las mismas en los ámbitos urbanos”.
Conclusiones finales
Por un la lado, el
proceso de urbanización de la
Ciudad de El Alto, que en un principio formó parte de la ciudad
de La Paz, hasta
alcanzar su “status independiente como ciudad” en la década del ’80, se liga
especialmente con las políticas neoliberales aplicadas en el año 1985, las
cuales provocaron una importante migración desde las zonas rurales hacia dicha
ciudad. Como hemos comentado, el
crecimiento más fuerte de esta ciudad se registra a partir del periodo intercensal
1976 a
1992, donde la tasa de crecimiento
llegó al 9.4%, por varias razones. Entre ellas, la relocalización de los mineros
y fabriles, tras la aplicación del Decreto 21060 del Gobierno de Paz Estenssoro,
junto a las sequías e inundaciones por efecto del Niño; aunque se pueda nombrar
como antecedente más importante la Revolución de
1952.
Desde el punto de vista de Lefebvre, se analiza los procesos de urbanización,
en el marco de lo ocurrido en Europa y los EEUU, ligado a la industrialización,
y a la expansión de la vida urbana a expensas de las zonas rurales. En el caso
de Bolivia, que presentamos en este trabajo, se puede inicialmente considerar la
emergencia de una imbricación entre ambos espacios, en lugar de analizarlos como
dos aspectos totalmente diferenciados, sin dejar de considerar la tendencia a la
desintegración de las comunidades agrarias.
Aquello nos permite pensar, partiendo del presupuesto de C. de
Mattos (2002), de calificar a las zonas intersticiales o residuales, como zonas
híbridas entre lo urbano y lo rural,
cómo ocurre dentro de la misma formación urbana, - en el área
metropolitana de La
Paz, y especialmente en la ciudad de El Alto- una hibridez
entre lo urbano y lo rural, donde ambos espacios permiten la reproducción social
de los residentes de la ciudad de El Alto.
A
su vez, ambos espacios marcados por
la cosmovisión y prácticas de una población de origen étnico, fundamentalmente
aymara, nos lleva a analizar cómo estos jóvenes migrantes de la Ciudad de El Alto se
apropian de ese espacio, qué inserción laboral poseen, y de qué forma su cosmovisión aymara, y
sus prácticas comunitarias, inciden en sus propias relaciones sociales en el
ámbito urbano.
Por otra parte, considerando los indicadores utilizados de
segregación socio urbana, concepto que expresa espacios homogéneos a nivel socio
económico y, por lo tanto, retomando a Lefebvre de tipo “espontánea”, se puede
concluir que esta ciudad presenta altos índices de segregación, como enclave de pobreza,
que supera tanto a la
Ciudad de La
Paz como a la población pobre total del país.
Asimismo, considerando la pobreza estructural del país, esta
ciudad comparte con aquellas, la
configuración piramidal típica, con una base muy ancha, que se
caracteriza por una alta natalidad, ata mortalidad y reducida población de 60
años y más.
Finalmente, cabe preguntarse acerca de las continuidades y
rupturas entre las políticas neoliberales- anteriores a lo dictado por el
Consenso de Washington en la década del ’90 para el conjunto de América Latina-,
y las medidas de corte “estatista”
del ’52, en relación a las
condiciones y formas de vida de la población de la ciudad de El Alto y
La Paz, para
analizar cómo fue el desarrollo y la tendencia de los procesos de segregación
social del objeto de estudio en cuestión.
En consecuencia, es importante indagar la relación que se produjo
entre las transformaciones a nivel del mercado laboral, de las formas del
régimen político, y las condiciones de vida de la población de la ciudad de El
Alto- La Paz, y en
particular, de los migrantes rurales aymaras.
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Páginas
de Internet consultadas
CEDLA, 31/07/2006, “Un paquete de medidas para el sector campesino e indígena:
Reversión de Tierras de los residentes para consolidar la gran propiedad
agraria”, en http://www.cedla.org/
http://www.ine.gov.bo/ (Instituto
Nacional de Estadística de Bolivia).
Diarios y Revistas Consultadas
David
Harvey, “El
nuevo imperialismo: Sobre reajustes espacios-temporales y acumulación mediante
desposesión.”, en Revista Viento Sur
(Estado español), Nº 447, 16/04/04.
ANEXO
Cuadro
Nº 1
Bolivia: Población total, por área, según censos de 1950, 1976,
1992 y 2001
Descripción |
1950 |
%1950 |
1976 |
%1976 |
1992 |
%1992 |
2001 |
%2001 |
BOLIVIA |
2.704.165 |
100 |
4.613.486 |
100 |
6.420.792 |
100 |
8.274.325 |
100 |
Área urbana |
708.568 |
26.2 |
1.925.840 |
41.74 |
3.694.846 |
57.54 |
5.165.230 |
62.42 |
Área rural |
1.995.597 |
73.8 |
2.687.646 |
58.26 |
2.725.946 |
42.45 |
3.109.095 |
37.58 |
Fuente: Elaboración propia,
en base a la información del
INE Bolivia.
Cuadro Nº 2
La
Paz: Población
Total, por área, según censos de 1950 - 1976 -1992 -
2001
Descripción |
1950 |
%1950 |
1976 |
%1976 |
1992 |
%1992 |
2001 |
%2001 |
LA PAZ |
854.079 |
100 |
1.465.078 |
100 |
1.900.786 |
100 |
2.350.466 |
|
Área urbana |
292.507 |
34.25 |
697.263 |
47.59 |
1.193.821 |
62.81 |
1.552.146 |
66.04 |
Área rural |
561.572 |
65.75 |
767.815 |
52.41 |
706.965 |
37.19 |
798.320 |
33.96 |
Fuente:
Elaboración propia, en base a la información del INE Bolivia.
Cuadro Nº 3
Bolivia: Componentes del índice de NBI y porcentaje de Población
Pobre, según provincia y sección municipal. Censo
2001
Depart.
Provinc.y
Municip. |
Inade-
cuados
materia-
les de la vivien-da |
Insufi -ciente espa-cio de la
vivien-da |
Inadecuado servicio de agua y
saneamien-to |
Inadecua-do insumos
energéti-cos |
Insufi-ciencia
en educa-ción |
Inade-cuada aten-ción de
salud |
Total pobl.
Pobre |
Pobl-pobre
(%) |
Pobl. Censada |
Bolivia |
39,1 |
70,8 |
58,0 |
43,7 |
52,5 |
37,9 |
4,695,464 |
58.59 |
8,014,380 |
La Paz |
41,9 |
66,0 |
53,2 |
39,0 |
49,1 |
64,9 |
1,513,188
|
66.20 |
2,285,907 |
Pedro Domingo Murillo |
20,4 |
63,5 |
36,3 |
11,0 |
36,7 |
55,1 |
726,0 |
50.42 |
1,439,943 |
Sección capital- La Paz |
10,7 |
55,9 |
21,7 |
5,9 |
25,9 |
42,2 |
263,8 |
34.47 |
765,237 |
Cuarta sección-El Alto |
29,3 |
72,4 |
50,8 |
13,4 |
47,4 |
68,8 |
424,5 |
66.90 |
634,535 |
Fuente: Elaboración propia,
en
base a la información del INE Bolivia.
Cuadro Nº 4
El Alto: Proyección de Población según sexo y grupos de edad. Año
2005
Grupos de Edad |
Hombres |
|
Mujeres |
|
% |
0
a 4
años |
49,802 |
|
46,966 |
|
12,09 |
5
a 19
años |
130,37 |
|
127,487 |
|
32,22 |
20
a 39
años |
131,228 |
|
138,53 |
|
33,71 |
40
a 64
años |
67,795 |
|
77,15 |
|
18,11 |
65 años y mas |
13,417 |
|
17,52 |
|
3,87 |
Fuente: INE Bolivia.
Cuadro Nº 5
El Alto: Población
Total por tramos de edad según condición migratoria. Año
2000.
Condición de Inmigrante |
Total |
Total
(%) |
Hasta 14
años |
Hasta 14 años
(%) |
15-19
años |
15-19 años
(%) |
20-24
años |
20-24 años
(%) |
25 y más
años |
25 y más años
(%) |
Total |
705.393 |
100 |
276.149 |
100 |
68.414 |
100 |
75.313 |
100 |
285.517 |
100 |
Inmigrante reciente |
56.630 |
8.0 |
20.396 |
7.4 |
6.799 |
9.9 |
8.813 |
11.7 |
20.622 |
7.2 |
Inmigrante Antiguo |
234.023 |
33.2 |
16.417 |
5.9 |
13.119 |
19.2 |
25.029 |
33.2 |
179.458 |
62.9 |
No Inmigrante |
414.740 |
58.8 |
239.336 |
86.7 |
48.497 |
70.2 |
41.471 |
55.1 |
85.436 |
29.9 |
Fuente Elaboración propia, en base a la “Encuesta de
Empleo y Condiciones de Vida”. (CEDLA).
Cuadro
Nº 6
Estructura porcentuales de la población total por sexo y grupos de
edad y según condición migratoria. Año
2000 (en porcentajes por fila)
Condición migratoria/ grupo
|
Total |
Hombre |
mujer |
de edad |
|
|
|
Inmigrante reciente |
100 |
46,4 |
53,6 |
hasta 14 años |
100 |
51,1 |
48,9 |
15-19 años |
100 |
46,7 |
53,3 |
20-24 años |
100 |
33,4 |
66,6 |
25 años y más |
|
47,3 |
52,7 |
Inmigrante antiguo |
100 |
48,4 |
51,6 |
hasta 14 años |
100 |
39,6 |
60,4 |
15-19 años |
100 |
48,4 |
51,6 |
20-24 años |
100 |
54,1 |
45,9 |
25 y más años |
100 |
48,4 |
51,6 |
No inmigrante |
100 |
51,1 |
48,9 |
hasta 14 años |
100 |
52,8 |
47,2 |
15-19 años |
100 |
45,3 |
54,7 |
20-24 años |
100 |
50,3 |
49,7 |
25 y más años |
100 |
50,1 |
49,9 |
Fuente: Elaboración propia, en base a la “Encuesta de
Empleo y Condiciones de Vida” (CEDLA)..
Figura
Nº 1
Evolución de la urbanización de la Ciudad de El Alto y La Paz
(1912-2003)

Fuente: GMEA, Año
2004
Según información del GMEA; en cambio en la ciudad de La Paz, el 49.8% de la población se autoidentifica como de origen aymara,
que espacialmente se ubican a la periferia y laderas de la ciudad. Según censo
2001, alrededor de 60% de los habitantes de 15 años o más, se considera perteneciente a algún
pueblo indígena, de esta proporción aproximadamente 31% corresponde a personas
identificadas con el pueblo quechua y 25% a personas que se autoidentifican con
el pueblo aymara. En la población masculina se registra que cerca de 63% se
autoidentifica con algún pueblo originario o indígena concentrándose
aproximadamente 30% en el pueblo quechua y 26% en el pueblo aymara; en cuanto a
la población femenina se aprecia que el porcentaje de mujeres que se consideran
pertenecientes a algún pueblo originario se encuentra próximo a 62%,
correspondiendo alrededor de 31% al pueblo quechua y cerca de 25%al pueblo
aymara. En el departamento de La
Paz alrededor de 68% de la población se autoidentifica con el
pueblo aymara.
Un análisis comparativo, a partir de las estimaciones del INE y del (CELADE) en
relación
al periodo 1995-2000 permite observar una disminución superior a
50% respecto al quinquenio 1975-1980 y alrededor de 10% en cuanto al quinquenio
1990-1995.
De acuerdo con el Censo 2001, se observa una tasa global de
fecundidad, en Bolivia, de 6.2 hijos
por mujer en área rural y 3.6 hijos por mujer en área urbana, y en
el Departamento de La
Paz oscila en estas cifras (área urbana 3.5%, y área rural
5.5%) En Bolivia, según
estimaciones para el año 2000, la tasa de mortalidad infantil (TMI) habría
alcanzado, 66 defunciones por mil niños menores de 1 año, similar al
Departamento de La
Paz. (64
defunciones).
Según el CEDLA (2006), para el año
2000, el 56% provenía de áreas rurales y el 44% de otras ciudades,
particularmente de la ciudad de La Paz. Los inmigrantes recientes
(1996-2001) provienen fundamentalmente de áreas urbanas (58%), a diferencia de
los inmigrantes antiguos que provenían mayoritariamente de áreas rurales
(59%).Sin embargo, el 60% de los jóvenes alteños inmigrantes provienen de áreas
rurales, en contraste con el 40% de los centros urbanos. Según el INE (2002) se estima que alrededor del
84% de la población total corresponde a nuevos y antiguos migrantes aymaras de
otras regiones del Altiplano (INE, 2002)
CEDLA,
31/07/2006, “Un
paquete de medidas para el sector campesino e indígena: REVERSIÓN DE TIERRAS DE
LOS RESIDENTES PARA CONSOLIDAR LA GRAN PROPIEDAD
AGRARIA”
Ponencia
presentada en el XII Encuentro Internacional Humboldt "El Capitalismo como
Geografía", La Rioja, Argentina - 20 al 24 de setiembre de 2010.