POLÍTICAS PÚBLICAS
ENERGÉTICAS Y RELACIONES EXTERIORES EN MÉXICO
Mónica
Romegialli
RESUMEN:
La política exterior
de México ha experimentado una transformación significativa a partir de los años
80. La posición de México frente al exterior pasó de ser una política con bases
progresistas a una más conservadora y más alineada al vecino del Norte con una
acentuada dependencia comercial, tecnológica y financiera que se analizará en esta ponencia a
partir del abordaje de las políticas públicas energéticas y las relaciones
exteriores en México.
El presente trabajo
destacará el rol que cumple México como aliado estratégico clave en garantizar
la seguridad energética de Estados Unidos, abordando para tal fin, el proceso de
integración subordinado con la Alianza para la Seguridad y Prosperidad
de América del Norte (ASPAN) también llamado Tratado de Libre Comercio Plus o
integración profunda y el Programa de Integración Energética Mesoamericana
(PIEM) en el marco del Sistema de Integración Centroamericana (SICA), a su vez
una de las líneas de acción del Plan Puebla Panamá (PPP).
ABSTRACT:
The
exterior politic of Mexico has experimented a
significative transformation since the 80´s. The position of Mexico to the exterior turned from being a
politic with a progressive background into another more conservative, and more
aligned to his neighbour of the North with a pronounced commercial,
technological and finance dependence that is going to be analyzed in this work
from the boarding of the energetic public’s politics and the exterior relations
in Mexico.
This
work will highlight the role played by Mexico as a key strategic partner in
ensuring U.S. energy security,
using for this purpose, the integration process
subordinated with the Alliance for Security and Prosperity Partnership of North
America (ASPAN) also called Free Commerce Treatment or Deep Integration,
and the Integrity Mesoamerican Energetic Program (PIEM) under the American
Center System Integration (SICA), at the same time, one of Panamá Puebla Plan
(PPP) action lines.
Si bien, el Estado
mexicano es el único dueño de los yacimientos de petróleo y gas natural del
país y su producción la
controla la compañía petrolera estatal Petróleos Mexicanos (PEMEX), la
legislación aprobada en 1995 enmendó la Constitución mexicana para
permitir que compañías privadas, tanto nacionales como extranjeras, construyan y
operen gasoductos, y adquieran y operen sistemas de distribución de gas para
proveer a los consumidores
La privatización del
sector energético, la creación de mercados regionales de energía, la
desregulación y la reforma jurídica acordes a las necesidades de las firmas
petroleras involucradas han sido las políticas diseñadas en las Reuniones de
Ministros de Energía de las Américas.
El
petróleo es motivo de fondo del TLCAN que Bush saca a la luz en 2005 con
la ASPAN
(Alianza para la
Seguridad y Prosperidad de América del Norte) también llamado
TLCAN Plus o integración profunda y su Consejo para la Competitividad de
la América del
Norte, que incluye grandes empresas y cabildos.
Los
presidentes de los respectivos países acordaron avanzar en los siguientes
aspectos: la homologación regulatoria, la eficiencia energética, el comercio del
gas natural, la energía nuclear, el gas natural licuado, la confiabilidad de las
redes de transmisión eléctrica y la producción petrolera a partir de las arenas
bituminosas, al tiempo que se incorporaron los dispositivos de defensa.
Fue
durante la
Reunión realizada en Waco, Texas, el 23 de marzo de 2005, que
los presidentes Vicente Fox Quesada, de México, George W. Bush, de Estados
Unidos y el primer ministro de Canadá, Paul Martin dejaron formalizada
la ASPAN,
esfuerzo trilateral cuya finalidad sería aumentar la seguridad y prosperidad
común, bajo el principio de que son mutuamente dependientes y complementarias en
los tres países. Si bien en la historia reciente de los mismos se han dado
numerosas iniciativas a fin de fortalecer el proceso de integración, lo novedoso
de la propuesta es la integración de las tres economías en una zona o comunidad
de América del Norte (Hernández Arana, 2005).
“En
el ámbito de la energía se propuso el fortalecimiento de los mercados,
colaborando se dijo, con apego a los respectivos marcos jurídicos en el
incremento de la oferta confiable de energía para satisfacer las necesidades de
la región y de su desarrollo; en esencia las primeras propuestas en materia de
energía que se presentaron como parte de la agenda para la seguridad y
prosperidad fue fortalecer los mercados energéticos de Norteamérica facilitando
las inversiones para la infraestructura energética, promover mejoras
tecnológicas, la producción y distribución confiable de energía, alentando la
cooperación para identificar las mejores prácticas, actualizando regulaciones y
promoviendo tanto la eficiencia energética como el ahorro de energía, así como
impulsar tecnologías como el carbón limpio, la captura y el confinamiento de
carbono, el hidrógeno y la energías renovables (White House, 2005). También se
avanzó en la idea de una coordinación o armonización regulatoria. El Council on
Foreign Relations de Estados Unidos especificó sus objetivos en cuanto a la
incorporación de nuevas tecnologías, aunque esto no ocurrió en el caso de los
otros dos consejos empresariales.
La
verdadera propuesta en materia de energía es la conformación de un mercado
energético para América del Norte, a través de ampliar lo negociado en el TLCAN,
es decir, incorporar lo que se conoce como TLCAN plus. La particularidad de la
negociación fue que se inscribió la agenda energética (la propuesta
históricamente añorada por los Estados Unidos) y quedó fuera de la negociación
la iniciativa correspondiente a la inmigración mexicana a Estados Unidos”. Rosío
Vargas – Víctor Rodríguez Padilla (2006).
Tres
son los ejes básicos de la
Agenda energética. El primero es la apertura del comercio y la
inversión en el protegido sector energético, como preámbulo al establecimiento
de negociaciones que lleven a la liberación total en el plazo más corto posible.
El segundo eje es la garantía de abasto, conocida en Canadá como la <cláusula
del abuelo>, que apunta a que los consumidores de Estados Unidos reciban
tratamiento como canadienses en tiempos de escasez derivada de bajas en la
producción. El tercer objetivo de la agenda energética de la Aspan es lograr que México
rechace cuotas de exportación y precios mínimos de acuerdo con los lineamientos
de la OPEP.
Saxe-Fernández (2005, pp. 197-198).
Así,
el Gobierno de Estados Unidos, incitado por el poderoso lobby petrolero impulsa
un mercado energético integrado a través de la ASPAN con el objetivo de garantizar su
seguridad energética.
El
31 de marzo de 2006 se anuncia, desde Cancún, México, la formación del Consejo
de Competitividad de América del Norte (CCAN) como uno de los ejes operativos de
la ASPAN, se
trata de una instancia creada por las corporaciones privadas de México, Canadá y
Estados Unidos para hacer avanzar sus particulares intereses, está integrado por
35 grandes empresas de la región, entre las que se destacan la petrolera
Chevron, las empresas militares Lockheed Martin, General Electric, la
ferroviaria Kansas City Southern, Merck, Power Corporation of Canadá, Suncor
Energy, Consejo Mexicano de Hombres de Negocios, entre otras. Es de destacar que
tanto las empresas estadounidenses como las de Canadá y México están vinculadas
al sector energía, a la explotación de minerales, biodiversidad,
hidroelectricidad y recursos forestales.
“Dentro
de las recomendaciones públicas que han hecho las empresas transnacionales de la
región agrupadas en el CCAN, mediante el documento conocido como “Prioridades
del Sector Privado para la
ASPAN”, en su apartado de “integración energética”, se
encuentran dos que es muy importante revisar: 1) reforzar la colaboración
trilateral en materia de distribución de energía transfronteriza; y 2) permitir
al Consejo Federal de Energía (CFE) incursionar en contrataciones a largo plazo
con productores de Estados Unidos para la compra de electricidad. Otras
exigencias del CCAN, que se han puesto en la mesa de negociaciones de los
Ejecutivos de la región, pero que no se encuentran en los documentos públicos,
tienen que ver con el “desmantelamiento parcelar de Pemex, que sería privatizado
tangencialmente en su segmento gasero mediante la creación de Gasmex, a más
tardar en el año 2010; la construcción, propiedad y operación de gasoductos y
oleoductos en el que las transnacionales privadas de Estados Unidos jugarían
papel determinante para finalmente desembocar en la creación del CEAN: Consejo
de Energía de América del Norte” Jalife-Rahme, Alfredo
(2007).
En
la medida que Estados Unidos fue aumentando su dependencia estratégica del
abastecimiento petrolero y de gas de ultramar, y frente a los signos de
agotamiento de sus campos a
principios de la década de 1970, se acentuaron las presiones sobre México
para que ajustara su política a las necesidades de su gigante vecino. Se
presionaba para que este país abriera su sector energético –incluido el
eléctrico- , constitucionalmente reservado al Estado, Y aunque México mostró
reticencia a formalizar un apartado sobre energía en el TLCAN, el resultado se
acercó a lo buscado: un estudio de la Comisión de Comercio Internacional
para el Congreso de Estados Unidos sostuvo que, si bien México, “por razones de
seguridad nacional” excluyó el petróleo del acuerdo de libre comercio, en los
hechos puso en marcha “mecanismos alternativos que, sin modificar
la
Constitución y conservando para PEMEX el control nominal sobre
el hidrocarburo”, permitieron “la participación extranjera en ese sector, por
medio de empresas conjuntas, arrendamientos, contratos para la exploración y
subcontratación de diferentes servicios”. Esta agenda fue impulsada en silencio,
para evitar costos político-electorales, desde mediados de la década de 1970; y
durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) se llevó adelante
de manera más intensa y abierta. Saxe-Fernández (2005, p.
191).
Estados
Unidos y México mantienen una
relación comercial muy activa en lo que se refiere al petróleo crudo. México es
uno de los principales proveedores de petróleo para Estados Unidos, que al
presente importa un total de 10 millones de barriles por día, de los cuales el
14 % proviene de México.
La
estatal Pemex trabaja con empresas estadounidenses para desarrollar y modernizar
sus refinerías, las redes nacionales de distribución de gas y el desarrollo de
yacimientos de gas y yacimientos marinos de petróleo. Con el gobierno de Felipe
Calderón se lleva a cabo la Reforma Energética,
propuesta que llega al Congreso en abril del 2008, con el argumento de que había
que maximizar la riqueza a favor de la nación y asegurar el aprovechamiento de
los hidrocarburos en territorio nacional, sin embargo esta reforma significó una
gran concesión al actor privado, sobre todo trasnacional y un fuerte impulso
para concretar la seguridad energética de su vecino del
Norte.
El
papel de México como sitio de relocalización geográfica de infraestructura
energética que se realiza en la frontera se observa en las obras para regasificar el
gas procedente de otros países a fin de ser exportado al mercado estadounidense.
La crisis de energía eléctrica que ocurrió en California reactivó el interés de
invertir en gasoductos, en febrero de 2002, los gobiernos de Estados Unidos y
México aprobaron realizar las obras de construcción de lo que se considera el
mayor gasoducto entre ambos países. Sempra y Pacific Gas & Electric se
encargarán de construirlo en Baja California con una capacidad de unos cinco
millones de pies cúbicos de gas natural diarios que abastecerá a las plantas
Termoeléctricas de Mexicali y de La Rosita. También en Chihuahua,
estado fronterizo con Estados Unidos, el gobierno mexicano otorgó el permiso a
una empresa norteamericana para que se construya un
gasoducto.
De
modo que, del presente al 2020, el Departamento de Energía de los Estados Unidos
tiene programada la construcción de entre 1300 y 1900 plantas de electricidad,
muchas de las cuales serán ubicadas en la frontera, por lo que México cobrará
importancia como maquilador de electricidad o de plataforma de exportación al
mercado del país del Norte junto con la construcción de al menos 25 plantas de
regasificación, de las cuales ocho se instalarán en
México.
México
también lleva adelante una política energética que mira hacia el Sur con el
Programa de Integración Energética Mesoamericana en el marco del Sistema de
Integración Centroamericana (SICA), centrado en el ámbito eléctrico; los
primeros pasos para la construcción de un mercado eléctrico integrado regional
se han dado mediante la construcción de interconexiones eléctricas con países
vecinos, así como también en la ejecución de contratos de interconexión o
acuerdos para el manejo de transacciones entre dichos
países.
A iniciativa de
México, los países miembros del Sistema de Integración Centroamericana (SICA)
integrado por Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y
Panamá, junto a otros países como
Belice, Colombia, y República Dominicana adoptaron el Programa de Integración
Energética Mesoamericana (PIEM). En diciembre de 2005, estos países suscribieron
la
Declaración de Cancún en la que se comprometieron a sumar
esfuerzos para avanzar en la integración energética mesoamericana, buscando
fortalecer mercados integrados de productos petrolíferos, gas natural y
electricidad, bajo una óptica de aumentar el uso de las fuentes renovables y de
este modo lograr la eficiencia energética. El programa incluye siete grandes
proyectos en el tema energético que implican la construcción de una refinería;
una planta de generación de electricidad; una red de gasolineras de Petróleos
Mexicanos; la integración eléctrica México-Centroamérica-Colombia; la
gasificación de la región; el impulso de energías renovables; y la eficiencia
energética. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco
Centroamericano de Integración Económica (BCIE) son las principales fuentes de
financiamiento para los proyectos.
El 13 de diciembre de 2005 se adopta el
Programa de Integración Energética Mesoamericana, PIEM. Este programa abarca 18
proyectos:
1.
Evaluación
del Potencial Geotérmico Mesoamericano.
2.
SIEPAC;
Sistema de Integración Eléctrica para América Central, se cuenta con
financiamiento y con institución regional para la operativización del mismo.
Proyecto en ejecución.
3.
Conexión
Eléctrica México-Guatemala. Existe Memorando de entendimiento entre ambos
países.
4.
Electrificación
Rural para Guatemala.
5.
Programa
para la
Explotación de Recursos Geotérmicos de Guatemala para Proyectos
de Energía Eléctrica.
6.
Exploración
de condiciones de producción del campo Geotérmico de
Tecuamburro.
7.
Apoyo
al programa de desarrollo de la
FNT (GVEP).
8.
Refuerzo
al Sistema de Transmisión Nacional de El Salvador.
9.
Electrificación
Rural para Honduras.
10. Centro de Adiestramiento Regional
Geotérmico.
11. Interconexión Eléctrica Panamá –
Colombia.
12.
Interconexión
Eléctrica Guatemala – Belice.
Dentro de las acciones y proyectos que se llevan a cabo en el Programa de
Integración Energética Mesoamericana (PIEM), el más relevante se relaciona con
la construcción de una refinería de alta conversión de petróleo crudo en
territorio centroamericano, siendo Panamá, Costa Rica y Honduras los posibles
países de localización. Su objetivo es el de garantizar el abastecimiento de
productos petroleros en Centroamérica, además de reducir los costos de
producción por economías de escala, y minimizar las importaciones derivadas del
petróleo.
La refinería tendría la capacidad para procesar por lo menos 230 mil
barriles diarios del crudo producido por México conocido como “crudo maya”.
Producirá al día 120 mil barriles de gasolina, 72 mil de diesel, 17 mil de
combustóleo, 15 mil de turbosina y 7 mil de gas licuado de petróleo. El valor de
su construcción se estima entre 3 mil y 4 mil millones de dólares y se calcula
que entraría en operación este año, se complementaría con la instalación de un
sistema de distribución de petróleo.
Otro de los proyectos
del PIEM consiste en impulsar el consumo de gas natural en Centroamérica,
mediante la construcción de un gasoducto que uniría México y Colombia, con una
extensión de casi 3 mil Km. y un costo cercano a los 2 mil millones de dólares,
que incluye además la construcción de una regasificadora para integrar un
sistema de distribución de gas natural en la región. El gasoducto impulsaría la
generación de electricidad en Centroamérica, y podría permitir el desarrollo de
sectores industriales que usen el gas natural. Con el gasoducto se podrá
disminuir las importaciones de gas de Estados Unidos, las cuales provendrían de
Colombia, diversificar sus fuentes
de suministro y adquirir gas natural a precios más competitivos. Habría interés
de Chevron, Shell, Mitsui y Misubichi por participar en el emprendimiento.
Además de este
gasoducto, se prevé la construcción de una planta de generación de energía
eléctrica con la que se pretende aumentar la oferta de electricidad. La planta
generará electricidad para el istmo con el coque de petróleo producido por la
refinería (1500 toneladas diarias), que generaría al menos 350 megawats de
potencia. Su construcción demandará tres años y medio y requerirá una inversión
de entre 250 y 300 millones de dólares.
El programa energético contempla también
el establecimiento de una Red de Franquicias de PEMEX, orientada a ofrecer
derivados del petróleo de calidad.
Es importante
destacar que, el impulso al desarrollo del mercado regional de electricidad, se
hará a través de la consolidación de los proyectos de interconexión eléctrica y
el mercado eléctrico regional definidos en el PPP, hoy Proyecto Mesoamérica. En
ese marco se construirán las líneas de transmisión de electricidad entre México
y Guatemala y se culminarán los estudios pendientes entre Panamá y Colombia para
poder integrar la red de transmisión eléctrica
México-Centroamérica-Colombia.
El
Plan Puebla Panamá, hoy rebautizado Proyecto Mesoamérica , fue puesto en marcha a iniciativa del
mandatario mexicano Vicente Fox. El plan busca la promoción del desarrollo entre
el centro sur de México y el istmo centroamericano. La cancillería mexicana lo
define como un “instrumento de cooperación que busca integrar a la región
mesoamericana, en la perspectiva de promover el desarrollo integral” del
área.
El
12 de marzo de 2001 el presidente de México Vicente Fox anunció oficialmente la
ejecución del PPP, con el fin de buscar el desarrollo al Sur del país y lograr
la integración regional mesoamericana. Desde el punto de vista del Documento
Oficial, el PPP es la propuesta de 8 países mesoamericanos para fortalecer la
integración regional e impulsar los proyectos de desarrollo social y económico
en los estados del Sur-Sureste de México y el Istmo Centroamericano, se llama
Puebla Panamá porque en los límites de la región donde se va a desarrollar se
encuentran la ciudades de Puebla en México al Noroeste y Panamá, capital del
país con el mismo nombre al Sudeste.
El
PPP está destinado para los 116 millones de habitantes, que constituyen un
vínculo común en historia, cultura, tradiciones y valores que habitan un mismo
espacio geográfico y poseen aspiraciones e intereses
comunes.
El
PPP es administrado por una Comisión Ejecutiva, integrada por un delegado de
cada uno de los nueve países participantes, y un grupo Técnico
Interinstitucional que provee apoyo técnico y financiero en diversas áreas del
desarrollo regional. El grupo lo forman representantes del BID (Banco
Interamericano de Desarrollo), de la CEPAL (Comisión Económica para América
Latina y Caribe), del BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica) y
la CAF
(Corporación Andina de Fomento). El rol del Estado es el de la regulación, la
planificación y el financiamiento de la infraestructura y el de sus servicios
coordinando así, su acción con el sector empresarial
privado.
El
Plan reúne una serie de iniciativas para el control de recursos y bienes en la
región, propone llevar a cabo ocho diferentes iniciativas con sus proyectos
correspondientes. Las iniciativas son: de integración vial, de facilitación del intercambio
comercial, de interconexión energética, de integración de los servicios de
telecomunicaciones, de desarrollo sustentable, de promoción del turismo, de
desarrollo humano, y de prevención y mitigación de desastres
naturales.
El
PPP actualmente tiene una cartera de 99 proyectos con una inversión total de
8.079,89 millones de dólares (8 ejecutados, 50 en ejecución y 41 en proceso de
financiamiento). Contempla proyectos de integración de infraestructura
energética, comercio, telecomunicaciones y transporte.
En
el área energética contempla gasoductos, oleoductos, refinerías y represas
hidroeléctricas.
En
la agenda energética el Plan Puebla Panamá y el Programa de Integración
Energética Mesoamericana trabajan de manera coordinada.
En el sector
energético uno de los proyectos que está en ejecución es el “megaproyecto”
eléctrico para crear un Sistema de Integración Eléctrica para América Central
(SIEPAC), coordinado por Guatemala y compuesto por 1800 kilómetros de
líneas de transmisión y 15 subestaciones.
La infraestrutura del
proyecto SIEPAC consiste en la ejecución del Primer Sistema de Transmisión
Eléctrica Regional que reforzará la red eléctrica de América Central (Guatemala,
El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá el proyecto tendrá un
costo de US$ 385 millones y su construcción aunada a los proyectos de
interconexión Guatemala-México, Guatemala-Belice y Panamá-Colombia, permitirá
hablar de una amplia interconexión eléctrica entre los países de la región.
El Proyecto SIEPAC se compone de dos
pilares: un componente de infraestructura y un componente legal y regulatorio.
El primero consiste en integrar las redes de los nueve países del PPP y está
financiando la creación de un mercado regional de energía con una nueva línea de
transmisión eléctrica de
1867
km. de extensión.
El segundo pilar
consiste en apoyar la formación y consolidación progresiva de un Mercado
Eléctrico Regional (MER) mediante la creación y establecimiento de los
mecanismos legales, institucionales y técnicos apropiados, que facilite la
participación del sector privado en el desarrollo de las adiciones de generación
eléctrica. Este componente reglamentario e institucional lo realiza el Consejo
de Electrificación de América Central (CEAC).
El Mercado Eléctrico
Regional está encaminado a atender la demanda eléctrica regional que en algunos
casos es insuficiente y no responde a las necesidades de las comunidades
apartadas, así como a desarrollar la infraestructura de interconexión que
permita el intercambio de energía entre los países de la región. Este mercado
impulsará la competitividad de la región al establecer esquemas de libre
competencia, incrementar la transparencia y fortalecer los vínculos
interinstitucionales regionales.
Las organizaciones
creadas por el Tratado Marco para el funcionamiento del Mercado Eléctrico
Regional son: la
Comisión Regional de Interconexión Eléctrica (CRIE) con sede en
Guatemala, el Ente Operador de la
Red (EOR) y la Empresa Propietaria de
la Red
(EPR).
La creación del
Mercado Eléctrico Regional y la construcción de la Línea SIEPAC constituyen una
unidad que atraerá la inversión privada en centrales generadoras de mayor tamaño
y orientadas al mercado regional, con tecnologías modernas y alimentadas por
combustibles más eficientes y baratos. Se estima que durante la próxima década,
sólo en generación, la región
centroamericana necesitará inversiones por US$ 700 millones
anuales.
Entre los principales
beneficios que tendrá la integración eléctrica en el corto plazo están: el
aumento del acceso a los recursos energéticos, el mejoramiento de la
confiabilidad del sistema de transmisión, la implementación de economías de
escala, el aumento de la seguridad en el suministro a los mercados nacionales y
la asistencia en situaciones de emergencia, la generación de mayores niveles de
competencia en los mercados nacionales, la atracción de la inversión extranjera
y la consolidación del Mercado Eléctrico Regional.
Con esta iniciativa,
se espera un sostenido aumento de los costos energéticos para financiar los
grandes proyectos, lo que muy probablemente será trasladado a los usuarios a
través de alzas de tarifas. Además, la construcción de la línea de interconexión
significará deforestación a lo largo de todo el tendido eléctrico, afectando
ecosistemas y comunidades locales no beneficiarias de dicha
infraestructura.
La agenda energética
del Proyecto Mesoamérica contempla también proyectos regionales encaminados a la
producción de energías renovables como el Programa Mesoamericano de
Biocombustibles con la instalación de plantas piloto de biodiesel en Guatemala,
El Salvador y Honduras; la investigación y transferencia de tecnología a través
de una red de universidades, así como el apoyo en los ajustes de normatividad
entre los países de la región.
Consideraciones
finales:
Del análisis anterior
podemos concluir que en la región existen múltiples iniciativas de integración
energética de las que México forma parte.
México se consolida como un aliado estratégico que garantiza la seguridad
energética del país del Norte, apunta al libre comercio y representa en
Centroamérica los intereses norteamericanos, lleva adelante la tarea de
concretar las interconexiones físicas en el ámbito energético para con los
países de América del Norte y para con los países de
Mesoamérica.
Desde la denominada Iniciativa Energética
Hemisférica, presentada en la Primera Cumbre Presidencial de
las Américas (1994) se avala una serie de reformas en el sector de la energía,
reformas que consistieron en la eliminación de los obstáculos a las operaciones
de las empresas privadas nacionales y extranjeras en todas las ramas de la
industria energética, desde la exploración y producción de gas y petróleo, hasta
la distribución y venta de productos petroleros en el mercado final.
Sin duda el proceso
de integración energética es el contexto para concluir las reformas
estructurales pendientes. Para llevar adelante dicho proceso se proponen lograr
la armonización regulatoria (directivas, normas, determinación de precios de
mercado) como un aspecto de los cambios a la regulación secundaria, de modo que
se gestarán las reformas estructurales sin efectuar cambios radicales en el
sistema jurídico como llegar a modificar la
Constitución.
Pero,
casi todos los estudios asociados al proceso de ASPAN concluyen con
recomendaciones para ir hacia la
privatización de PEMEX.
Dentro
de las recomendaciones públicas que han hecho las empresas transnacionales de la
región agrupadas en el CCAN (Consejo para la Competitividad de
la América del
Norte), mediante el documento conocido como “Prioridades del Sector Privado para
la ASPAN” , en
su apartado de “integración energética”, se encuentran dos recomendaciones
prioritarias, una de ellas se refiere a la importancia de reforzar la
colaboración trilateral en materia de distribución de energía transfronteriza, y
la otra es la de permitir al CFE (Consejo Federal de Energía) incursionar en
contrataciones a largo plazo con productores de Estados Unidos para la compra de
electricidad.
Otras
exigencias del CCAN (Consejo para la Competitividad de América del
Norte), que se han puesto en la mesa de negociaciones de los Ejecutivos de la
región tiene que ver con el “desmantelamiento parcelar de PEMEX, que sería
privatizado tangencialmente en su segmento gasero mediante la creación de
Gasmex, a más tardar en el año 2010; la construcción, propiedad y operación de
gasoductos y oleoductos, en el que las transnacionales privadas de Estados
Unidos jugarían papel determinante para finalmente desembocar en la creación del
CEAN: Consejo de Energía de América del Norte”. Jalife-Rahme
(2007).
Estados
Unidos pretende adueñarse de las reservas petroleras mexicanas por la vía del
llamado “libre comercio” y los pactos tipo TLC o sea el de una integración comercial.
La reforma energética mexicana
materializa las demandas de las corporaciones privadas nacionales y
trasnacionales que forman parte de la integración profunda y en este sentido
sería la forma de acceder a los recursos energéticos y abrir las oportunidades
de privatización.
Para los estrategas
del libre comercio la región Mesoamericana también juega un papel central por su
ubicación geográfica en los circuitos del mercado global, donde el PPP (Proyecto
Mesoamérica) y el libre comercio van de la mano. Efectivamente, un aspecto
esencial de este plan es su íntima relación con el desarrollo del Área de Libre
Comercio de las Américas (ALCA) y
el Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos
De modo que, “Estados
Unidos se ha propuesto, y en buena medida lo ha logrado, recorrer hasta el Canal
de Panamá lo que considera su frontera geográfica de seguridad. El Plan Puebla
Panamá, como es bien sabido, es parte de esa vasta operación geopolítica, para
la cual ha contado con la colaboración de los gobiernos mexicanos al menos desde
Carlos Salinas hasta el presente. Pero no le basta recorrer de hecho esa
frontera. Necesita la sumisión de los gobiernos nacionales de esos territorios y
el control de sus recursos naturales y económicos –no la propiedad total, por
supuesto, sí el control y la subordinación. Frente a las potencias asiáticas y a
las potencias europeas cualesquiera sean sus relaciones con ellas en cada
momento, ésta es su zona de seguridad continental, su territorio amurallado. Esa
doctrina no sólo no ha cambiado con la globalización. Por el contrario, se ha
fortalecido con razones y exigencias nuevas antes inexistentes”. Gilly, Adolfo
(2009; p.2)
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en OSAL (Buenos Aires: CLACSO) Año , Nº 25, abril.
VARGAS, Rosío. “Integración energética de América del
Norte”. http://prdleg.diputados.gob.mx/publicaciones/libros/patrimonioenergético/PARTES/PE-81-86.pdf
VARGAS, ROSÍO – RODRÍGUEZ PADILLA,
VICTOR (2006) “La energía en la
Alianza para la Seguridad y Prosperidad en América
del Norte” en Norteamérica. Año 1. número 1, enero-junio de 2006. Pp
145 a
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VARGAS, ROSÍO – HICKMAN SANDOVAL,
ALFONSO (2009). “La
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energética (mexicana)”. Pp.
232 a
252.
http://www.vocesdelperiodista.com.mx/index.php?option=com_content&view=article&id=456&Itemid=
La nacionalización del petróleo fue
decidida el 9 de marzo de 1938, caminado por los campos de Morelos por dos
generales de Ejército Mexicano formados en las batallas guerreras de la
revolución y en las batallas jurídicas de la Constitución de 1917:Lázaro
Cárdenas del Río y Francisco J. Múgica. De esa decisión fue informado el
gabinete presidencial en la tarde del 18 de marzo, y la aprobó. Nadie sospechaba
hasta la noche de ese día –ni las compañías petroleras ni sus gobiernos- la
magnitud y los alcances de la medida expropiatoria. Gilly, Adolfo (2009, p.
1).
Con los gobiernos de
Vicente Fox (2000-2006) y Felipe Calderón (2007- hasta la fecha) se combina lo
económico empresarial con lo policial militar, según dos diseños de
la Casa Blanca:
la Alianza
para la
Seguridad y la Prosperidad de la América del Norte (ASPAN) y
la Iniciativa
Mérida. La
ASPAN comporta una integración profunda (saqueo) de recursos
naturales, un apartheid laboral y la tajante exclusión de población y
legislaturas de la “agenda trinacional. La Iniciativa Mérida
consta de una estructura empresarial puesta en marcha por Bush (h), desde Waco,
Texas, en 2005, que excluye a los parlamentos y a las respectivas sociedades de
EUA, Canadá y México. La Iniciativa Mérida
es un émulo del Plan Colombia, planteado por el gobierno de Bush por medio de
Felipe Calderón bajo la pantalla de la “guerra antiterrorista” y contra el
narcotráfico. Saxe-Fernández, John (2009 Pp 22 y 25).
El objetivo del PPP es
allanar el camino para el ingreso masivo de gran capital creando un marco
regulatorio eléctrico único para toda la región, con un solo administrador, una
sola empresa, una sola red integrada y asegurar el acceso a los recursos
hídricos y el gas natural. Contempla un mercado regional petrolífero (incluye
establecer una refinería en Centroamérica); un mercado regional de gas natural
(incluye un gasoducto centroamericano); un mercado regional de electricidad, MER
(plantas térmicas, hidroeléctricas e interconexión); fomento de energías
renovables y eficiencia energética (incluye agrocombustibles); y un marco
regulatorio regional (homologación de normas energéticas y regulaciones
ambientales). Larraín, Sara y Aedo, María Paz (2008. p.
30)