Uso de
las tierras, fisiografía y degradación, en el noreste del departamento
Aluminé.
Lic.
Marcos Damián Mare
Resumen
La cuenca del río
Kilca es uno de los principales sistemas hidrográficos de la región
antecordillerana, ubicada en el centro de la provincia de Neuquén. En esta zona,
de clima subhúmedo, el uso de suelo dominante es el de “veranada”, que consiste
en una de las tres etapas anuales de un tipo de ganadería trashumante, basado en
el aprovechamiento forrajero de pastizales naturales.
Dada la constitución
fisiográfica de estos paisajes, existe en ellos una gran propensión al
desarrollo de procesos geomorfológicos de erosión y remoción en masa. Los
factores históricos vinculados a la evolución de la actividad ganadera en la
región a ambos lados del eje cordillerano, han determinado desde fines del siglo
XIX, modalidades de uso de suelo caracterizadas por el exceso estacional de la
carga ganadera. Esta organización de la actividad implicó, no sólo un deterioro
de las pasturas, sino además el desencadenamiento y aceleración de los procesos
geomorfológicos.
El objetivo de esta
disertación es analizar la problemática actual, focalizando los procesos del
medio biofísico y su vinculación causal con las prácticas sociales. En este
sentido, se describen y explican las condiciones fisiográficas, en términos del
grado de inestabilidad y deterioro de las tierras.
Palabras
clave:
Usos del suelo –
Degradación de Tierras – Fisiografía
Resumo
A bacia do rio Kilca
e um dos pricipais sistemas hidrográficos da região antecordilherã, que fica no
centro da província do Neuquén. Nesta zona de clima subúmido, o uso do solo
predominante é a “veranada”. A “veranada” é uma das três etapas anuais do tipo
de criação de gado transumante que se baseia no aproveitamento forrageiro
pastarias naturais.
Pela formação
fisiográfica destas paisagens, existe nelas um grande desenvolvimento de
processos geomorfológicos de erosão e remoção massivas. Os fatores históricos
vinculados com a evolução da atividade pecuária na região determinou desde o
finais do século XIX, modalidades de uso do solo caraterizadas por o excesso estacional da carga
pecuária. Esta organização da atividade implicou, no só a deterioração das
forragens, mas ainda também o desencadeamento e aceleração dos processos
geomorfológicos.
A finalidade desta
dissertação é analisar a problemática atual, enfocando os processos do medio
físico e a sua vinculação casual com as práticas sociais. Neste sentido,
descreven-se e explican-se as condições fisiográficas, em térmos do grau de
instabilidade e deterioração das terras.
Abstract
Kilca
river basin is one of the main hydrographic systems, in the inland mountain
range located in central area of Neuquén province. In this sub-humid region,
native grassland is the dominant land use. It is related to the “veranada”,
which is of one of three annual stages of transhumance livestock
farming.
Attending
to fisiography, there is an important tendency in this landscapes to
geomorphologic processes development (mainly erosion and mass wasting). Since
XIX century, in the region on both sides of Andean Range, historical factors
related to livestock farming have determined a way of land use characterized by
the seasonal excess in charge capacity. Land degradation is a consequence of
that.
The
aim of this paper is to analyze the current problematic, focusing on biophysical
processes and its causality relations due to social practices. In this sense,
fisiographic conditions are described and explained in terms of the study
of land degradation
stage.
Introducción
En la
Patagonia, la ganadería extensiva constituye una de las actividades económicas,
con mayor peso en el proceso histórico de configuración del territorio. En el
norte de la región, la actividad presenta algunas variaciones, que se
manifiestan con características más significativas y contrastantes en el
territorio de la provincia del Neuquén. Al respecto, factores ecológicos e
históricos han definido el predominio de un tipo de actividad trashumante
que adquiere su mayor difusión en el norte y centro de la provincia. Se trata,
mayormente, de pequeños y medianos productores ganaderos, asentados por lo
general en tierras fiscales, cuya producción suele ser captada por entes
regionales de acopio. Por otra parte, en el sur y centro-oeste de la provincia,
el clima más húmedo del área andina y la presencia de pastos más tiernos, aptos
para el ganado vacuno y ovino, han alentado procesos de apropiación de las
tierras a manos de grandes explotaciones ganaderas con título de propiedad,
orientadas al mercado regional y nacional.
En el
centro de la provincia, se dan condiciones fisiográficas particulares, debido a
que, para esta latitud, los ambientes de clima sub-húmedo alcanzan sus
posiciones más orientales en las elevaciones ante-cordilleranas continuas de
la Sierra de
Cata Lil – Cordón del Chachil y La Atravesada. Como
consecuencia de ello, en las cuencas hidrográficas desarrolladas hacia el oeste
de estas grandes elevaciones, las condiciones ecológicas resultan propicias para
la existencia del bosque andino patagónico, de extensos pastizales y de
mallines,
constituidos por especies con elevada aptitud forrajera.
En estos
paisajes, dada su constitución
fisiográfica, existe una gran propensión al desarrollo de procesos
geomorfológicos de erosión y de remoción en masa. Los factores históricos, que
hacen al dinamismo de la actividad ganadera en la región a ambos lados del eje
cordillerano desde finales del siglo IXX, determinaron modalidades de uso de
suelo caracterizadas por el exceso estacional de la carga ganadera. Tal
organización de las sociedades implicó en distintos períodos, no sólo un
deterioro de las pasturas, sino además el desencadenamiento y aceleración de
procesos geomorfológicos.
El
progresivo deterioro de las tierras se produce en el contexto de importantes
transformaciones económicas y sociales en la escala nacional e internacional,
que condujeron al estancamiento de la actividad. Dada su complejidad, el estudio
de este proceso histórico requiere de un desarrollo aparte. Por el momento,
basta con destacar, principalmente, el cierre de fronteras tanto por parte de
Chile como Argentina durante las décadas de 1930 y 1940, dado que implicó el
desmantelamiento del sistema de producción - circulación y comercialización, que
hasta entonces definía una mayor integración regional con el país vecino, que
con respecto al resto del territorio argentino.
Durante la segunda mitad del siglo XX, la profundización de la crisis
estructural de las actividades agropecuarias en general, incidió también en las
economías ganaderas de la región que, a su vez, han debido enfrentar el
sostenimiento de precios poco favorables en el mercado internacional para sus
productos. Las situaciones resultantes, agravadas por la recurrencia natural
factores adversos (temporales, sequías, plagas, etc.), coadyuvaron a una
creciente pérdida de rentabilidad para las pequeñas y medianas unidades de
explotación y el consecuente empobrecimiento de los productores. El problema ha
afectado en especial a quienes, ante la imposibilidad de acceder a la propiedad
de las tierras, permanecieron en campos fiscales abiertos, en el contexto de
ecosistemas alterados desde las etapas históricas previas a la existencia del
alambrado en la región. Por lo tanto, estos campos ya se encontraban en proceso
de transición hacia nuevos estados de equilibrio, de menor productividad para
las actividades agropecuarias y mayor vulnerabilidad ante los procesos de
desertificación.
El
objetivo que se persigue en este documento, es confrontar las condiciones
sistémicas del medio biofísico en su estado natural, con respecto al desarrollo
de los procesos de degradación de tierras y su correspondencia con determinados
usos de suelo. Los factores socioeconómicos involucrados en la degradación de
las tierras, tal como han sido expresados en esta introducción, se desarrollarán
en próximas publicaciones del autor, incluyéndose en la presente únicamente
aquellas referencias territoriales necesarias para contextualizar el problema,
en el marco de la dinámica regional.
Referencias
conceptuales y metodológicas
El
análisis geográfico implica un conocimiento integrado de todos los aspectos
intrínsecos al comportamiento territorial de de la sociedad, en continua
interacción sistémica con los elementos y procesos naturales, en tanto son éstos
base material de los procesos productivos y de las condiciones de subsistencia.
En este sistema existe una multiplicidad de procesos imbricados que, ante
eventuales cambios, definen y redefinen tanto a los elementos del mismo, como a
las funciones que estos puedan cumplir. Se genera así una retroalimentación
progresiva que avanza hacia nuevos niveles de estabilidad o equilibrio dinámico,
que no necesariamente deben ser juzgados como positivos o negativos. Asimismo,
el sistema constituye una “totalidad” que no puede ser explicada mediante el
estudio aislado de los elementos que lo componen, ni tampoco, a partir de la
dinámica interna de los ecosistemas, ser escindidos de los procesos sociales que
los modifican, o viceversa.;
Un
planteamiento tan ambicioso, requiere entonces un tipo conocimiento que, desde
el inicio del proceso de investigación, sea construido progresivamente en el
campo de la interdisciplinariedad, más allá que los objetivos particulares
puedan orientarse predominantemente hacia uno u otro tipo específico de
manifestación de las relaciones entre la sociedad y la naturaleza.
Pero el
desafío de la geografía no acaba allí. La expresión de los fenómenos
territoriales puede contener su explicación no sólo en la integración de
diferentes campos del conocimiento, sino además en la inserción del objeto, en
sistemas regionales más amplios, por definición históricos. Por ello, el proceso
de investigación debe trascender la instancia de los tradicionales recortes
espaciales rígidos y plantear la existencia de márgenes de interacción y flujos
con otros espacios regionales. Con tal enfoque, la definición de lo regional
puede responder a una multiplicidad de criterios, en cuya dialéctica se
construye la razón temporal del límite. Consecuentemente, resulta necesario
comprender las estructuras históricas que determinan unas u otras modalidades de
las relaciones sociales de producción, en interfase con los procesos sistémicos
del medio biofísico. La región es entonces, la síntesis de tal construcción
dialéctica. Este camino metodológico permite reconocer y anticipar, mediante las
herramientas de la planificación, eventuales situaciones de conflicto y promover
procesos tendientes al desarrollo sustentable.
Ahora
bien, el problema de la degradación de tierras, necesariamente debe ser abordado
desde enfoques integradores como el que acaba de exponerse. El concepto “tierras” se emplea para definir un
complejo de fenómenos naturales considerados en su conjunto, en tanto que
“uso del suelo” se
aplica a todo tipo y modalidad de intervención humana permanente o
cíclica. De ello resulta que, el uso
del suelo implica el tipo intervención que las sociedades ejercen
sobre los ecosistemas, en un área definida y de una manera relativamente
sistemática.
En base
a lo anterior, se entiende por degradación de tierras a toda forma de
alteración negativa del equilibrio sistémico en el medio biofísico, que incida
en una reducción del potencial productivo de los ecosistemas (medido en biomasa)
y/o en cambios que impliquen el incremento de la energía cinética, en relación
al desarrollo de procesos geomorfológicos. Asimismo, el factor “tiempo” juega un
rol fundamental en la definición de la degradación de tierras, en términos de la
capacidad de renovación y reversibilidad.
Como
puede deducirse de lo anterior, a fin de alcanzar una adecuada comprensión de
esta problemática, es indispensable recurrir a marcos metodológicos lo
suficientemente específicos y a la vez abarcativos. Es por ello que, para el
estudio del medio biofísico, se apela al concepto de Sistemas Fisiográficos, el cual refiere
al estudio integrado, descriptivo y explicativo de los elementos, formas y
procesos de la naturaleza, atendiendo fundamentalmente a los rasgos del relieve,
características de sustrato, clima, geomorfología, vegetación y suelos,
hidrografía, etc. El resultado de este tipo de análisis es la identificación de
unidades más o menos homogéneas (según la escala de trabajo), que agrupan áreas
con patrones recurrentes, que permiten un cierto grado de generalización en el
análisis espacial. El objetivo de tal desarrollo analítico, es la posibilidad de
contrastación con el funcionamiento regional de la sociedad, en términos de
evaluar de aptitudes, riesgos y conflictos, vinculados a determinados usos y
modalidades de uso de suelo.
Un
sistema fisiográfico no sólo es evidencia de la dinámica actual del medio
natural, sino también de tiempos pasados. Esta temporalidad, inherente al
análisis integrado del medio natural y al conocimiento de las reglas
fundamentales de su funcionamiento, posibilita una confrontación con las
acciones, históricas, de la sociedad. Asimismo, es factible anticipar
potenciales conflictos y aptitudes, ante distintos escenarios futuros de usos de
suelo. Por este motivo, la metodología aplicada constituye una herramienta
fundamental en la planificación del territorio
La
organización territorial.
El
cuadrante nororiental del departamento Aluminé es abarcado mayormente por la
cuenca hidrográfica del río Kilca que, con una superficie de
73.500
ha, constituye el 15.5 % del departamento. En toda su
extensión en sentido meridiano, esta unidad es flanqueada por la meseta Pampa de
Lonco Luan por el oeste, mientras que hacia el oriente la divisoria es definida
a partir de las elevaciones ante-cordilleranas (Mapa 1). El área así comprendida se caracteriza
por los fuertes contrastes de altura, generando en los valles importantes
condiciones de reparo, mientras que las grandes elevaciones actúan como barrera
orográfica que capta la humedad de las masas de aire, alimentando el sistema
hidrológico de la cuenca.
El río Kilca cuenta
con una longitud de 35
km y es uno de los principales afluentes del río Aluminé.
Según sus características fisiográficas, la cuenca puede ser dividida en tres
grandes sectores. Los dos primeros, uno al norte y otro al este, son ambientes
de tipo cordillerano y clima sub-húmedo, con relieves intensamente trabajados
durante antiguos períodos glaciares. En estos ambientes alternan afloramientos
los rocosos, con una vegetación de estepa graminosa y de forma dispersa y
puntual los mallines. Asimismo se encuentra presente con un mayor o menor
desarrollo el bosque andino Patagónico. La tercera unidad, de menor altitud,
incluye a un paisaje dominado por la estepa de coirones y valles fluviales,
normalmente estrechos. Toda el área presenta fuertes pendientes y una potente
cobertura detrítica, en base a la cual se desarrollan los suelos y el coironal
manteniendo un delicado equilibrio geomorfológico en las laderas. Hacia el sur,
la mayor amplitud de las terrazas aluviales y las condiciones topográficas de
accesibilidad y reparo (por la presencia de Pampa de Lonco Luan al oeste), así
como la menor altitud y mayor infraestructura, han sido determinantes para el
asentamiento humano permanente.

En general, los
rasgos regionales del relieve son causa de dificultad para la circulación
terrestre entre el área de valles cordilleranos y la región extra-andina.
Grandes elevaciones, extensas escarpas de varias decenas de metros de altura,
profundos valles encajonados y rigurosas condiciones meteorológicas, son los
principales factores limitantes. La sierra de Catan Lil y las prolongaciones
septentrionales en el cordón del Chachil y La Atravesada imponen un obstáculo
importante para la construcción de vías aptas para el tránsito vehicular. En una
extensión de norte a sur con más de 80 km, sólo existen 3 vías de acceso,
todas susceptibles de quedar intransitables durante los meses de invierno.
La ruta provincial N°
13 es la única vía que atraviesa al área de estudio. Se encuentra emplazada
entre Portezuelo La
Atravesada (al oeste de Primeros Pinos) con más de
1.900
m.s.n.m. y los puentes sobre la confluencia de los arroyos
Cochico Grande y Cochico Chico, de los que nace el río Kilca. Este acceso
comunica a la localidad de Zapala
con Villa Pehuenia – Moquehue y desde allí, por la ruta provincial N° 23 hacia
el sur, con la localidad de Aluminé. De esta última ruta, a unos
20 km
antes de llegar a la cabecera departamental, se desprende hacia el este la ruta
provincial N° 15, que ingresa al área de estudio por Quilachanquil, una zona de
bajas colinas al sur del vértice meridional de Pampa de Lonco Luan (ver Mapa 1).
Este camino de tierra se torna prácticamente intransitable durante las tormentas
y sigue un recorrido aproximadamente paralelo al río, extendiéndose hacia el
norte hasta unirse con la ruta provincial N° 13.
Hacia el sur del paso
por Primeros Pinos, recién a una distancia de 50 km, la ruta provincial N° 13 comunica
por Rahue (a más de 1.400
m.s.n.m.) a las localidades de Zapala con Aluminé. Quedan
constituidas así estas dos únicas vías de circulación para el turismo de doble
temporada (verano e invierno) con destino a la región cordillerana, en el
departamento Aluminé, principalmente captado por la localidad de Villa Pehuenia.
Además, en esta última debido a su configuración como localidad de segunda
residencia, se mantiene un movimiento casi permanente durante todo el
año.
Se aprecia entonces
la magnitud de los relieves antecordilleranos y, dada la infraestructura
histórica y actual, su incidencia en la organización del territorio. La
población estable en la cuenca hidrográfica del río Kilca se encuentra asentada
de forma dispersa únicamente en la zona sur, en especial en las tierras de
invernada de estancias y en el valle relativamente bajo y reparado del arroyo
Limenco, afluente transversal al río Kilca. El amplio piso de valle, la extensa
llanura aluvial próxima a su desembocadura y la disponibilidad permanente de
agua, han sido factores decisivos en el asentamiento humano, establecido a
partir de las políticas nacionales de tierras que se aplicaron luego de la
expulsión violenta de los pueblos originarios, en las denominadas Campañas al
“Desierto” de la década de 1880. La presencia de esta población permanente, está
a su vez relacionada con la situación dominial sobre las tierras, predominando
alguna forma de titularidad.
En total se trata de
unas 15 a
20 familias, cuyo sustento se basa en la actividad ganadera y en tareas de
servicio desempeñadas en la escuela-albergue rural, creada en el año 1922, que
está emplazada en las terrazas del arroyo Limenco. En base a las observaciones
de campo y a las entrevistas realizadas, se estima una población estable de
alrededor 70 personas más 20
a 30 alumnos de la escuela. Se totalizan entonces cerca de
100 habitantes, de los que algo menos del 80% se localizan en el valle del
arroyo Limenco, donde se registra la mayor densidad demográfica, aproximadamente
23 habitantes por km2. Asimismo, un canal construido a lo largo del
valle del arroyo Limenco, durante la década de 1930 por iniciativa de un antiguo
poblador local, no sólo posibilito la expansión de las áreas de pasturas, sino
además el suministro de agua a viviendas y a la escuela. A esta obra se hará
referencia más adelante.
Otro
aspecto a destacar tiene que ver con la dinámica del asentamiento humano,
marcándose una tendencia opuesta a la del contexto regional en el medio rural,
en Patagonia. En el valle del arroyo Limenco, lejos de mostrarse tasas
decrecientes de población, se registra un incremento que está acompañado por el
fraccionamiento de lotes, la presencia de viviendas nuevas (generalmente
adquiridas en el marco de organismos provinciales de financiamiento) y otras
actualmente en construcción. Si bien se trata en muchos casos de las familias
tradicionales del lugar, también se registra la presencia de nuevos
propietarios, cuyas fuentes de ingreso no están en la explotación de los campos
adquiridos en el valle. Esta situación peculiar está siendo investigada, dado
que a nivel de hipótesis se considera una potencial reorientación
socioeconómica, en el mediano plazo, hacia el turismo.
En cuanto a la cuenca
media y superior del río Kilca, ésta permanece prácticamente despoblada entre
los meses de abril a noviembre, excepto por el tránsito discontinuo de bienes y
personas entre Villa Pehuenia y Zapala. Esta modalidad del asentamiento humano
surge principalmente de las condiciones climáticas y la inaccesibilidad de los
caminos. Al igual que el sector cordillerano oriental de la cuenca, se trata de
tierras fiscales que son ocupadas entre los meses de diciembre a febrero por
unos 55 a
60 productores, que llegan con sus familias y rodeos desde las zonas bajas de
invernada, totalizando una población que se estima entre 200 y 250 personas.
Desde mediados de febrero, aproximadamente la mitad de los integrantes de la
unidad doméstica retornan a las invernadas, debido al comienzo del ciclo lectivo
en las escuelas y de la actividad regular en los organismo estatales, donde es
común la existencia de empleo extra-predial de algún miembro de la familia. Por
ello, para este segundo período de verano permanece en el área una población de
100 a 150
personas afectadas a la actividad trashumante.
Por otra parte, las
condiciones de vida de los productores trashumantes en las veranadas son
particularmente duras. Los puestos muchas veces se encuentran en áreas
inaccesibles, únicamente transitables a por huellas de animales que pueden estar
trazadas en áreas de muy fuertes pendientes e incluso de cornisas. En el caso de
pequeños productores o puesteros
(caracterizados por rodeos predominantemente de caprinos) la vivienda suele ser
en extremo precaria, siendo los materiales más utilizados las paredes y techos
de de “pirca” y atados de “quila”
y chapas. Asimismo, según pudo comprobarse en los trabajos de campo, en estos
lugares generalmente no es posible establecer señal de comunicaciones mediante
celulares. Aún así, algunas familias cuentan con artefactos de este tipo,
especialmente modelos viejos con mayor alcance, a los que suelen dejar varias
horas en posiciones elevadas donde puedan establecer comunicación. Las señales
de radio son captadas en casi todos los sectores, siendo destacable la
importancia de una radio AM de Zapala por su función social. Sin embargo, en
algunos puestos situados en valles encajonados de altura, se verificó la
imposibilidad de captar señales de amplitud modulada ni frecuencia modulada, con
lo cual el grado de aislamiento se torna crítico.
En el caso de
productores medianos, normalmente diferenciados por un rodeo de vacunos que
supera las 40 cabezas, la vivienda presenta mejores condiciones, pese a tratarse
igualmente de tierras fiscales en la veranada. Únicamente la “cocina” mantiene
el diseño de los puestos antes descriptos, respondiendo más bien a pautas
culturales. Es frecuente que a estos puestos se acceda por huellas aptas para el
tránsito de vehículos.
En este esquema
regional de circulación, la existencia de un único circuito a modo de paso
transitable (ruta provincial N° 13) con rumbo las tierras fértiles occidentales,
llevó a que históricamente se concentraran en esta reducida franja, los
desplazamientos de población y rodeos de animales durante primavera, verano y
otoño, como parte del movimiento trashumante. En consecuencia, desde hace más de
150 años, grandes tropas de ganado han sido movilizadas a pie desde las áreas de
invernada en el este. Estos arreos de fines de la primavera implican una
sobrecarga ganadera que además coincide con las últimas semanas del período de
mayor frecuencia e intensidad de vientos. Por ello, en estas áreas se ha
conformado una interacción histórica entre sociedad y naturaleza que coadyuva al
desarrollo acelerado de severos procesos de
desertificación.
Otro factor de
importancia en la organización del territorio, tiene que ver con la
configuración regional del sistema de centros urbanos, en relación al
comportamiento de los actores sociales en el área de estudio. Para la zona
central y meridional, donde la mayor parte de la población reside en forma
permanente, la localidad de Aluminé actúa como polo regional. Esto es así por
dos razones, una jurisdiccional, por encontrarse en el mismo departamento y al
ser Aluminé cabecera político – administrativa, municipio de más antigüedad,
cantidad de habitantes, diversificación y complejidad de comercios y servicios,
etc. Y la otra, es por accesibilidad y distancias, ya se expuso anteriormente
las características de las vías de circulación material en la región. Sin
embargo, en cuanto a la comercialización, los pequeños y medianos productores
buscan colocar su producto en el mercado de Zapala y no en Aluminé. Esto es así,
debido a un factor regional en la configuración de la actividad ganadera y del
mercado. En la localidad de Aluminé, situada en la región sub-húmeda
cordillerana, convergen medianos y grandes productores (en muchos casos
estancieros locales) con importantes lotes de animales de calidad certificada.
En consecuencia los precios y condiciones de negociación no resultan favorables
para el productor de menor escala. Por su parte, la localidad de Zapala, situada
en un departamento colindante, fuera del área andina y en la región semiárida de
mesetas orientales, reúne mayormente a pequeños productores, predominantemente
orientados al caprino. Este mercado resulta entonces menos competitivo para los
pequeños y medianos productores de bovinos y ovinos del valle del arroyo
Limenco.
En cuanto a los
sectores cordilleranos del norte y este de la cuenca, las posibilidades de
acceso más rápido a centros urbanos están definidas por la ruta provincial N° 13, por lo que las localidades más
próximas pasan a ser Villa Pehuenia y Zapala. La orientación al turismo de Villa
Pehuenia implica una menor diversificación en rubros comerciales vinculados a la
actividad agropecuaria y unos costos de vida demasiado elevados como para atraer
el consumo de los productores trashumantes del área de estudio. Aún así, dado
que el turismo de paso atraviesa necesariamente el área, esto favorece a la
comercialización esporádica de animales para carne, en especial durante las
fiestas de Navidad, año nuevo y Pascuas.
Por otra parte, los
productores trashumantes en general poseen sus invernadas en proximidad a la
localidad de Zapala y Las Lajas. Teniendo en cuenta que las tareas de esquila,
parición y sanidad se realizan mayormente en dichas áreas, se establece un
vínculo con estas dos ciudades, ya sea por proximidad o bien por su función como
cabeceras político-administrativas departamentales. Sin embargo, es la ciudad de
Zapala el principal polo regional, con una población de más de 30.000
habitantes,
constituye el centro neurálgico de la red vial de comunicaciones en el interior
de la provincia. A ello, se debe agregar un gran número de otras funciones,
entre las que se destaca el ser cede de reparticiones estatales del Ministerio
Provincial de Producción y Tursimo, CENASA y una variedad de rubros comerciales
y de servicios destinados al agro. Asimismo, esta ciudad concentra la mayor
parte del producto comercializado por los pequeños y medianos ganaderos de la
región, ya sea en centros de acopio y comercialización creados en el contexto de
programas estatales de promoción de la actividad; o bien mediante firmas
privadas como las denominadas Barracas o Centros de Acopio de Frutos del País, o
carnicerías y negocios de productos artesanales, siempre con el paso intermedio
por el matadero municipal y las certificaciones correspondientes, dado que no es
permitida la faena por particulares.
Presentando
así el esquema de organización regional, se ha pretendido aportar al lector un
nivel de referencia necesario para la comprensión del fenómeno social en su
dimensión geográfica, como explicación y contexto en el que se construyen
históricamente determinadas modalidades de articulación entre sociedad y
naturaleza. Como se planteó desde el inicio, en dicha interacción existen rasgos
conflictivos, cuya manifestación puede concretarse en procesos de degradación de
las tierras. Asimismo, quedó establecido en los objetivos que no se presenta en
este documento, una explicación estructural de la problemática social, sino su
incidencia en los procesos del medio biofísico. Hecha estas dos aclaraciones, se
procede al desarrollo del segundo capítulo.
Fisiografía y
degradación de tierras.
En
la provincia de Neuquén, el análisis de los procesos de degradación de las
tierras conduce necesariamente, a la subdivisión del territorio en al menos tres
grandes unidades y sus respectivas zonas de transición. Por un lado, la zona
norte de la provincia, se caracteriza por los relieves montañosos occidentales,
en tanto que al este dominan serranías bajas, mesetas y valles
extracordilleranos. En esta región, la ganadería extensiva constituye también la
principal actividad económica en el medio rural y en toda el área se registran
severos procesos de desertificación, asociados a la sobrecarga ganadera. El área
central y oriental presenta condiciones climáticas de mayor aridez. En ésta, los
recursos forrajeros de la provincia fitogeográfica del Monte son el sustento en
las invernadas para la actividad ganadera trashumante, siendo también notable el
deterioro y pérdida de vegetación y suelos. Finalmente, las áreas cordilleranas
y ante-cordilleranas del centro y sur de la provincia, se diferencian por ser
ambientes más húmedos. En estas tierras, las posibilidades de obtener una renta
diferencial a partir de la elevada aptitud forrajera natural, orientó
históricamente el proceso de apropiación de las tierras hacia formas
concentradas. Si bien también existen graves procesos de deterioro de pasturas y
de erosión, la magnitud general de la alteración de estos ecosistemas es menor
en comparación a las otras dos regiones. Asimismo, la histórica explotación
maderera y el actual avance de las poblaciones sobre las áreas boscosas, son
factores a tener en cuenta como parte del problema.
Si
bien el área de estudio se localiza aproximadamente en la zona en que convergen
las tres unidades que acaban de bosquejarse, sus rasgos fisiográficos responden
más bien a las características propias de los ambientes sub-húmedos meridionales
y no tanto a las de un área de transición.
A fin de
explicar mejor esta última afirmación, se debe hacer referencia a la dinámica
del clima en la escala regional. A estas latitudes, los vientos dominantes del
sector oeste son consecuencia de pulsos discontinuos, emitidos desde el
anticiclón del Pacífico. La interacción entre las masas de aire, el océano y los
sistemas montañosos al oeste del continente, determinan los grandes rasgos
climáticos en la Patagonia nor-occidental. Los vientos originados en el centro
de altas presiones, cargan humedad de la evaporación en el océano. Al ingresar
al continente, la cordillera de los Andes, actúa a modo de barrera orográfica
por lo que el aire en movimiento debe elevarse, experimentando una pérdida
progresiva de presión y temperatura hasta alcanzar el punto de rocío. Tal
condensación desencadena la formación de nubes y de precipitaciones de tipo
orográficas. Una vez sorteado el obstáculo, los vientos vuelven a descender, con
un menor contenido de humedad.
Si bien
el área que se está analizando se localiza en la región de la sombra orográfica
de los Andes Patagónicos, para la latitud considerada (en torno a los 39° S),
distintos factores geográficos modifican, en parte, las apreciaciones expuestas.
Hacia el oeste, en el territorio de la República de Chile, el relieve se
caracteriza por la discontinuidad topográfica regional de la Cordillera de
la Costa, la
gran amplitud de tierras bajas en torno a los valles de los ríos Tolten e
Imperial que se extienden desde la costa en el océano Pacífico, por el valle
central Chile, hasta el área pedemontana andina. En el sector correspondiente de
los Andes Patagónicos, el incremento de la altura es interrumpido a lo largo de
su eje Norte – Sur por la presencia valles transversales bajos de origen
estructural y glaciar, que permiten la formación corredores eólicos. Tales
franjas de paso, relativamente deprimidas, permiten el ingreso de los vientos al
territorio argentino con una atenuación de la perdida de humedad por los
procesos adiabáticos.
lo
anterior debe agregarse que, para esta misma latitud, el eje antecordillerano,
formado por el cordón montañoso del Chachil (Mapa 1), es considerablemente más
elevado y continuo que el eje de los Andes Patagónicos,
si bien este último posee una extensión en sentido transversal a su eje que por
lo menos duplica a la del anterior. De esta forma, los relieves
antecordilleranos constituyen una barrera orográfica de gran incidencia en la
fisiografía de la cuenca del río Kilca, reestableciendo al interior del
continente el punto de condensación adiabático de las masas de aire que ingresan
desde el oeste y acentuando, a la vez, las condiciones de aridez en las mesetas
orientales.
En
respuesta a estos factores, en las cumbres y laderas altas de la cuenca del río
Kilca se reestablecen condiciones de humedad semejantes a las existentes en la
vertiente oriental de la cordillera. Debido a la gran altitud, también se
registran importantes acumulaciones de precipitaciones sólidas, especialmente
durante los meses de invierno y mayormente por encima de los
1.400
m.s.n.m.. Incluso existen sectores reducidos con hielos
permanentes y condiciones de almacenaje de agua propias de ambientes
periglaciares (canchales, permafrost estacional, etc.).
Además
de las consecuencias hidrológicas del paso de los vientos, es de tener en cuenta
el desarrollo de procesos eólicos tanto de erosión como de agradación, en
función de los rasgos topográficos. Especialmente en el sector central de la
Pampa de Lonco Luan, atravesando la cuenca de oeste a este por Portezuelo
La
Atravesada con rumbo a Primeros Pinos, queda conformado un
corredor eólico de magnitud considerable. En los sectores elevados los vientos
alcanzan una gran intensidad que, ante la pérdida de la vegetación que protege
al suelo, erosionan los materiales sueltos y dan lugar a extensas nubes de
polvo, que pueden ser apreciadas a decenas de kilómetros de
distancia.
Por otra
parte, si bien en la actualidad no existen glaciares, propiamente dichos, las
formas del terreno y materiales en la cuenca presentan rasgos notorios y
relativamente recientes, heredados de los procesos morfogenéticos asociados a
éstos. Grandes circos, artesas, niveles de terrazas y conos de transición
producto del outwash (en la actualidad fuertemente disectados por la acción
hídrica), morenas laterales, de altura y de fondo, rocas aborregadas, etc. son
rasgos comunes en casi toda la cuenca.
En
cuanto a los procesos tectónicos, no se los expondrá con detalle para este
trabajo, a fin de no desviar el foco de atención. Al respecto basta con decir
que explican la presencia, variedad de formas y disposición de los relieves
antecordilleranos vinculados a la gran variedad de formaciones rocosas en el
área. Todos estos factores son de gran importancia en la topografía,
geomorfología, tipo de sustrato geológico expuesto a los procesos de
intemperismo (por cuanto aportan materiales a la fracción mineral de los suelos)
y disponibilidad subterránea del recurso agua. Estos rasgos, que en su conjunto
constituyen el primer nivel de aproximación a la interpretación de los sistemas
fisiográficos actuales, son referidos a continuación respetando la secuencia
temporal de los últimos 10 millones de años. En cada etapa se destacan aquellos
aspectos de mayor interés, que serán retomados posteriormente, en relación al
objetivo de estudiar la degradación de las tierras:
ETAPA
C
- El más reciente se atribuye a la actividad volcánica postglaciar, de centros
efusivos occidentales, correspondiente a la posición actual del arco volcánico,
en torno al límite internacional. La mayor importancia radica en las efusiones
de tipo mesosilícias, debido a la producción de grandes volúmenes de cenizas y
materiales piroclásticos, principalmente lapilli de composición andesítica. Como
puede deducirse de lo explicado anteriormente en cuanto a dinámica atmosférica
regional, los materiales son transportados por los fuertes vientos desde la
cordillera con dirección al este. En consecuencia, toda el área de la cuenca del
río Kilca y, particularmente, en las laderas a sotavento, fue progresivamente
cubierta por un potente manto de cenizas y detritos de granulometría media a
fina. Un claro ejemplo de ello es el sector oriental de Pampa de Lonco Luan.
Sobre estos materiales, se ha desarrollado una cobertura densa de
suelo-vegetación que, en su mayor extensión, se encuentra representada por el
coironal.
ETAPA B
- Con anterioridad, principalmente en el Pleistoceno temprano y en menor
magnitud en distintos episodios posteriores, el enfriamiento a escala global dio
lugar a las grandes glaciaciones. Ya se expresó que esto incidió en las formas
del relieve, pero además, el final de estas glaciaciones originó una serie de
geoformas de agradación constituidas por materiales sueltos (ya sean
estratificados o no) de bajo grado de compactación, cuya presencia resulta
determinante al estudiar la dinámica actual de los procesos de la degradación de
tierras.
Por sus
dimensiones, se destacan los depósitos morénicos en el valle del arroyo Cochico
Grande y en la cuenca superior del arroyo Casheu Malle Hue, ambos tributarios
del Kilca. Pero la unidad que involucra la mayor extensión, corresponde a los
niveles de conos de transición, normalmente por encima de estratos de tobas y
tufitas
(ver ETAPA A). Es evidente, a partir del estudio de la red de drenaje, que con
posterioridad a su formación, los paleo-relieves fueron afectados por una
intensa erosión hídrica. Las corrientes que les dieron origen, profundizaron sus
cauces para formar una red paralela que discurre desde las artesas, en la cuenca
superior, hasta el nivel de base local en el valle del río Kilca. En cada uno de
estos cursos, paralelos entre sí, las fuertes pendientes y los materiales poco
consolidados, determinaron un sistema de avenamiento también paralelo. Las
evidencias fisiográficas actuales, permiten apreciar que, con posterioridad al
desarrollo inicial de los procesos de erosión hídrica, sucedió un período más o
menos continuo de estabilización de las laderas y formación del manto detrítico
de la ETAPA C.
ETAPA A
– Los relieves preexistentes a la etapa que acaba de ser referida, fueron
resultado de la actividad volcánica del Plioceno entre 2 a 5 ma., en relación a los
últimos episodios de migración del arco volcánico hasta su posición actual y del
sistema de fallas desarrollado hacia el oriente.
Durante este período se depositaron potentes mantos de tobas y tufitas,
estratificados y de composición variable, que ocuparon depresiones
preexistentes. Asimismo, el derrame de grandes coladas de lava andesítica y
basáltica, dio génesis a extensas planicies estructurales, actualmente mesetas
constituidas a partir de los procesos de erosión diferencial e inversión del
relieve.
El
primer tipo de formación rocosa, se presenta subyacente a los conos de
transición y aflora ampliamente difundido en la cuenca inferior del río Kilca,
donde conforma un paisaje de colinas bajas con cobertura edáfica fina a nula en
los sectores convexos. Se trata de rocas medianamente resistentes, pero que
pueden ser disectadas por las corrientes fluviales, en especial en sectores de
fallamiento estructural. Sin embargo, pueden resistir la divagación lateral de
la corriente, razón por la cual tienden a formarse “cajones” o valles en “V” con
laderas de pendientes abruptas.
Por otra
parte la proximidad del sustrato a la superficie constituye un condicionante
importante para el desarrollo de la vegetación. Asimismo, suelen tener un
contenido elevado de componentes minerales de cuya alteración resulta una
proporción considerable de arcillas. Estas cumplen un papel importante en el
desarrollo de procesos de remoción en masa. Por otra parte, las diferencias de
permeabilidad entre distintos estratos, configura planos subterráneos de
infiltración, fácilmente identificables en las laderas por el cambio lineal y
horizontal de la vegetación. Estos acuíferos de rocas permeables son en general
pobres. Tienen sus áreas de recarga por infiltración de precipitaciones en los
sectores elevados y poseen un caudal reducido, pero efectivo para crear
condiciones locales de humedad.
En cuanto a las mesetas de origen volcánico, éstas merecen una
consideración más detallada. En el área analizada se destacan tres grandes
unidades. La de mayor superficie, que ya ha sido referida en reiteradas
ocasiones, es Pampa de Lonco Luan. Una segunda unidad de este tipo, con
dimensiones significativas, se sitúa en el área central de la cuenca,
atravesándola de este a oeste, proveniente del centro efusivo Queli Mahuida. Se
trata de una sucesión de al menos tres coladas sobrepuestas, evidentemente
derramadas en un antiguo valle. El tercer caso a comentar es, la planicie
subhorizontal de Pampa del león, en el extremo sud-oriental de la cuenca. Ahora
bien, la importancia de estas unidades de relieve radica en dos aspectos a
destacar:
El primero, tiene que ver con la irregularidad de la superficie, que
permite la acumulación de un manto eólico discontinuo, con el aporte de clastos
resultantes de la meteorización mecánica de la roca de base. Asimismo, la
impermeabilidad de la roca volcánica subyacente, posibilita la concentración de
humedad en el estrato superficial. Estos factores han permitido el desarrollo de
suelos someros y rocosos, asociados al coironal de altura que, especialmente por
encima de los 1.500
m.s.n.m., comienza a tener una participación creciente de
la población de Festuca pallescens o
coirón dulce (de gran valor forrajero).
El
segundo aspecto, tiene que ver con la importancia hidrológica de estas planicies
lávicas. Como
consecuencia de las fuerzas y tensiones que se generan en la roca durante el
enfriamiento y solidificación de la lava, el manto de origen ígneo se encuentra
normalmente fisurado, cualidad que otorga a estas rocas macizas, una
permeabilidad secundaria. Por estos sistemas de grietas, el agua de la
superficie infiltra lentamente en profundidad, hasta alcanzar algún estrato
impermeable subyacente, donde llegan a conformarse importantes reservorios o
acuíferos subterráneos. En torno al plano de contacto profundo con los estratos
impermeables, el agua se moviliza lentamente siguiendo el sentido de las
pendientes subterráneas y la distribución y contacto de los estratos litológicos
permeables. Finalmente, el agua puede alcanzar los márgenes perimetrales de la
meseta, donde aflora dando lugar a vertientes de ladera. A su vez, esta
presencia de humedad puede estar vinculada con distintos procesos
geomorfológicos y al desarrollo de condiciones ecológicas azonales,
representadas por mallines y, en algunas áreas, por la expansión del
bosque.
En un
segundo nivel de aproximación, otros factores comienzan a tener una mayor
incidencia en la configuración de los sistemas fisiográficos. En las laderas
expuestas directamente a la acción de los vientos dominantes, normalmente la
cobertura detrítica suele ser muy delgada, dado que predominan los procesos
eólicos erosivos con respecto a los de agradación. En estos
sectores, la unidad suelo-vegetación está condicionada por la proximidad del
sustrato rocoso y por la incidencia directa de los vientos. En las laderas
orientadas hacia el norte, la mayor insolación repercute en un incremento de la
evapotranspiración. En estas condiciones, el pastizal posee una cobertura menor
y está compuesto mayormente por coirón amargo (stipa sp.), a excepción de sectores
específicos donde la presencia de vertientes naturales genera condiciones
locales diferenciadas. En las laderas orientadas al sur, en general más frías,
la menor evapotranspiración y el
reparo respecto a los vientos, favorece la concentración de la humedad y
sedimentos y, en consecuencia, la formación de suelos profundos y bien
desarrollados. En estas áreas es más frecuente el coironal denso, con una
proporción importante de especies de mayor valor forrajero.
Asimismo, en los
valles y sectores deprimidos de las cabeceras de las cuencas con orientación
sur, la mayor concentración de materiales aluviales y humedad (por la existencia
de niveles freáticos), posibilitan el desarrollo de un bosquecillo, constituido
mayormente por Ñire (Nothofagus
antartica) y Chacay (Discaria
trinervis) en estrato arbustivo, o bien caña de colihue (Chusquea culeou). Esta unidad de
vegetación cumple una función muy importante en la estabilización geomorfológica
de las laderas, sujetando el suelo y diminuyendo la velocidad del escurrimiento
superficial. Esto a su vez genera una mayor retención de humedad en las laderas
tanto temporal (retardo de la escorrentía) como areal (expansión de niveles
freáticos) y en consecuencia, de las áreas de mejores pasturas, lo cual se
retroalimenta para definir condiciones ecológicas favorables para su utilización
ganadera.
En las
áreas elevadas, el bosque suele ocupar mayores extensiones y estar asociado a un
matorral denso y bajo de caña de colihue. Asimismo, en condiciones topográficas
de reparo respecto a los vientos, reaparece el bosque Andino Patagónico con
hasta 3 estratos arbóreos, diferenciado en dos comunidades. Por un lado, el
bosque de Araucaria Araucana o
Pehuén, de mayor extensión en el área norte de la cuenca y en el sector superior
de la Pampa de Lonco Luan y Pampa del León, principalmente siguiendo la red de
drenaje y asociado a la presencia de afloramientos rocosos.
Por otro lado, el bosque mixto de Lenga (Nothofagus Pumilio) y Ñire (Nothofagus Antactica) y distintas
composiciones. El cambio de los pisos de vegetación responde al gradiente de
humedad en la atmósfera vinculado a la variación en altura que fue referida al
principio de este trabajo.
Resumiendo lo
expuesto hasta aquí en términos de lo establecido en el objetivo del trabajo, se
destaca entre los rasgos fisiográficos del área, la conjugación de un clima de
tipo subhúmedo, caracterizado por fuertes temporales de invierno y verano, con
relieves definidos por un claro predominio de pendientes fuertes a muy fuertes y
una densa red de drenaje. Asimismo, se encuentra ampliamente difundido un
potente manto de materiales sueltos que ha alcanzado, en la evolución dinámica
de estas laderas, un delicado nivel de estabilidad, en el que juega un papel
decisivo la presencia de una densa vegetación, ya sea de pastizal, matorral o de
bosque.
Mientras
estos sistemas fisiográficos permanecen en equilibrio, las condiciones físicas
pueden ser suficientes para soportar un mayor o menor grado de variaciones, sin
que necesariamente se desencadene el colapso de las laderas. Ahora bien, el
desarrollo de las actividades humanas implica inevitablemente un cierto nivel de
transformaciones, que en el área de estudio, han estado determinadas por la
histórica presión de uso de los recursos forrajeros y del
bosque.
Si bien
en la actualidad el tamaño de los rodeos es en muchos casos, menor a la
capacidad de carga de los campos, en cuanto a unidades de vegetación se refiere,
estas tierras sufrieron una intensa presión durante la primera mitad del siglo
XX, especialmente en la década de 1950. Productores de los alrededores de Zapala
enviaban a estas zonas de veranada grandes rodeos de caprinos y ovinos, muchas
veces a cargo de puesteros contratados. La presión sobre los campos llegó a ser
tal que, aquellos productores propietarios que residían en la cuenca del río
Kilca y empleaban los campos como invernadas, se vieron forzados a alambrar el
perímetro de su explotación para evitar que se interrumpiera el descanso de la
tierra durante el verano, debido al arribo de los rodeos de los trashumantes de
mayor escala. Todo esto, se condice además con otros factores que indican, que
existió una gran presión ganadera sobre los campos durante fines del siglo IXX y
la primera mitad del siglo XX.
En el área de estudio existen numerosos ejemplos de cárcavas, cicatrices de
deslizamientos de tierras y flujos de detritos relativamente viejos, que
actualmente se encuentran en procesos de ser estabilizados y repoblados por
vegetación. Ahora bien, esto no significa que en general se esté retornando a
una estabilidad geomorfológica, el parágrafo subsiguiente deja bien en claro que
los proceso continúan activos. Lo que se pretende mostrar es que la dinámica
actual del medio natural es en realidad, producto de la continuidad de fenómenos
que se vienen desarrollando desde hace varias décadas.
Un
ejemplo de procesos geomorfológicos vinculado a lo antedicho, se aprecia en gran
amplitud desde la ruta provincial N° 13, en las laderas meridionales del valle
del arroyo Cochico Chico. Allí, la conjugación de fuertes pendientes y los
factores antes explicados, ha dado origen un sistema de cicatrices que, en
algunas zonas representan más del 50 % del sector de laderas que se trate.
Intercalados a los anteriores, toda el área evidencia un típico escalonamiento
de terracetas en campos de pastaje. La marcada estacionalidad a estas latitudes
y el tipo de clima sub-húmedo de montaña, con considerables contrastes térmicos
entre el día y la oche, determinan un extenso período del año susceptible a la
ocurrencia de heladas. Ello favorece al desarrollo de la
reptación.
Los
efectos de la sobrecarga ganadera, en los sistemas fisiográficos, se manifiestan
de diferentes formas particulares. Antes de continuar, en este punto conviene
destacar que, a nivel general de toda la cuenca, no ha existido una alteración
total de los pastizales naturales, como sí puede apreciarse en distintos lugares
del norte de la Provincia.
En el caso estudiado, se trata más bien, de una generalizada reducción de la
cobertura que, en la actualidad, raramente supera al 50% de suelo desnudo
(recuérdese que se está haciendo referencia a la situación general y no a sitios
particulares). Asimismo, existe un retroceso de la población de especies más
palatables para el ganado ovino bovino y yeguarizo (coirón dulce y pastos
tiernos), lo cual va acompañado por el avance del coirón amargo. El pastoreo
selectivo, el pisoteo y la disminución de la cobertura de la vegetación, y del
sistema radicular que “sostiene” al suelo, no solo disminuyó la aptitud de las
tierras, sino que también alteró el balance hidrológico en la cuenca. Algunas
consecuencias evidentes de ello es el desarrollo del carcavamiento y, en el
valle del río Kilca y sus tributarios, la erosión de las terrazas fluviales,
signo de una mayor energía durante las crecidas y, por ende, de la redefinición
de la planicie de inundación.
En
cuanto se refiere a casos puntuales de una alteración irreversible, se destacan
los antiguos mallines de altura en torno a la ruta provincial N° 13, de la que
ya se explicó que es utilizada como ruta pecuaria. En este caso, los niveles
freáticos han sido deprimidos varios metros, como consecuencia del desarrollo
del carcavamiento, generando el desecado del mallín. En muchos sectores han
quedado los suelos totalmente expuestos, conservando sólo su estructura antigua
como horizontes secos, relicto de lo que fuesen fértiles praderas. En este
ejemplo (al igual que en la ruta provincial N° 15), el trazado del camino sin
prever las consecuencias ambientales en el diseño del sistema de alcantarillas,
deprimió contra el terraplén vial los niveles freáticos, concentrando los
excesos hídricos del mallín. De esta manera, en áreas relativamente planas, se
originó un escurrimiento superficial a partir del cual comenzó la profundización
de forma paralela al terraplén, hasta evacuar los excesos hídricos por algún
curso natural transversal al camino. También puede ocurrir, que dichos excesos
sean captados artificialmente por alcantarillas y, al ser encausados aguas
abajo, desarrollan nuevas cárcavas.
El
segundo tipo de eliminación total de la vegetación natural, se encuentra es en
algunas laderas de alturas intermedias, expuestas a los vientos dominantes (del
sector oeste). Se trata aquí de una nítida sustitución del coironal por especies
exóticas colonizadoras (principalmente acaena sp o abrojillo). Muchas de estas
tierras actualmente han sido destinadas para un uso
forestal.
Un
tercer caso se encuentra al sur de la cuenca, en los campos cerrados de la
estancia Quilachanquil, donde la conjugación de factores litológicos, una
reducción de las precipitaciones y la intensa carga ganadera histórica,
implicaron en algunos sitios una notable disminución del coironal puro, la
pérdida de suelos y la sustitución por una estepa arbustivo graminosa de media a
baja cobertura.
En
cuanto a los bosques, especialmente el ñire ha sufrido una fuerte explotación,
ya sea por su uso como leña o bien por la resistencia de su madera para la
construcción en viviendas, alambrados, etc. Asimismo, los brotes tiernos de
primavera son apetecidos por los vacunos y caprinos que arriban al área de
estudio en grandes rodeos, a partir de noviembre, además del ganado que en el
sur permanece en los campos bajos de invernada y que se trasladan a las
veranadas luego de diciembre. La eliminación del bosque, asociado a una
reducción de la cobertura del coironal (por más mínima que sea) se manifiesta en
la reactivación de los procesos de erosión hídrica, en los cauces naturalmente
estabilizados del antiguo sistema de drenaje (ver etapa 2 de la secuencia
presentada anteriormente). Este fenómeno tiene una particular manifestación en
el área central de la cuenca hidrográfica del río Kilca donde predomina una
estratigrafía de rocas sedimentaras y depósitos de origen
fluvioglaciar.
En este
sentido, la eliminación de estos bosquecillos está asociada a cambios que los
pobladores actualmente empiezan a percibir, si bien lo interpretan como una
mayor “fuerza de las tormentas”, se trata del incremento de la escorrentía
superficial y de la energía de los cursos intermitentes, con lo que en los
sectores de fuertes pendientes los torrentes llegan a movilizar bloques de hasta
más de 20cm de diámetro. Otra evidencia de ello es que, muchos abanicos
aluviales se encuentran actualmente totalmente desprovistos vegetación, siendo
evidente que los procesos de acumulación en la actualidad son muy
activos.
Un
factor más a considerar, tiene que ver con determinadas prácticas culturales de
manejo del agua, ampliamente difundidas en toda la región ganadera de la
provincia. Se está haciendo referencia a la captura de parte del caudal de los
arroyos y vertientes naturales, mediante sistemas gravitacionales de conducción
a cielo abierto. Una red de canales pobremente impermeabilizados irriga sectores
de ladera, favoreciendo, por la lenta infiltración, el proceso de
“mallinamiento” o expansión de áreas de pradera para su utilización forrajera.
Al igual que en el resto del territorio, la mayoría de los pobladores locales
tiene muy en cuenta el sentido del escurrimiento superficial, para el trazado de
los canales, siempre en sentido transversal a las pendientes, siguiendo
suavemente curvas a nivel de muy baja declinación. Sin embargo, las condiciones
fisiográficas en la cuenca del río Kilca adicionan un componente extremadamente
importante, que hasta ahora ha sido descuidado.
La
inestabilidad de los materiales sueltos de las laderas y la potencia de estos
depósitos (ver etapa 3 de la secuencia) se traduce en desmoronamientos, hacia
arriba de los canales, debido a la conjugación de los marcados procesos de
reptación y la pérdida de sustento al socavar para el trazado del canal, que
deriva en movimientos gravitacionales de los detritos. La impronta de estos
procesos genera un área de suelo desnudo, caracterizada por una zona distal
superior en forma de U abierta e invertida, dentro de la cual queda expuesto el
material de base en máxima pendiente. Este sector de ladera altamente dinámico
es a su vez afectado por procesos de remoción en masa de tipo reptación que, al
implicar el desplazamiento cuesta abajo de los detritos, extiende hacia arriba
la pérdida de sustento. Idéntica situación se plantea con la apertura y traza de
huellas y caminos rurales.
Pendiente abajo de
los canales, son otros los problemas. Por una parte, la elevada permeabilidad de
los materiales de ladera no suele ser compensada mediante una impermeabilización eficiente del canal.
De ello resulta la saturación del perfil en el área de ladera por debajo del
canal, una vez que la masa de detritos ha incorporado suficiente peso (por el
agua contenida), independientemente de la densidad superficial de la vegetación
(generalmente muy alta, representada por gramíneas y hierbas propias de áreas
mallinosas debido a la disponibilidad de humedad permanente por infiltración en
el suelo), ésta fluye pendiente abajo. Tales flujos pueden tener distintas
características. Uno de los casos observados en el área, está determinado por la
presencia de un estrato menos permeable por debajo del manto de detritos, por lo
que la zona de saturación no se encuentra inmediata al canal, sino a varios
metros de profundidad. En esta situación se manifiesta un rápido vaciamiento de
los materiales sueltos, abriendo una especie de cavidad o como consecuencia un
flujo rápido semejante a una colada de barro. Seguidamente, acontece el
desmoronamiento de los materiales sueltos y el desarrollo de la erosión hídrica.
Otro caso en que el movimiento de tierras puede ser violento resulta de la
presencia de pendientes moderadas a fuertes. Puede producirse en un único
episodio o secuencia corta, generalmente luego de las tormentas, en las que el
escurrimiento en toda la cuenca alcanza un pico.
En
presencia de pendientes moderadas a suaves, donde pueda existir un sustrato más
o menos resistente y relativamente próximo a la superficie, el movimiento toma
características propias de una lenta solifluxión, marcada por la migración del
área mallinosa extendida desde el canal, pendiente abajo, mediante lóbulos
sobrepuestos, de materiales que se movilizan como una masa coherente de suelo y
vegetación de pradera. El área superior queda desprovista de vegetación que de
coherencia a los detritos y en ésta suelen desencadenarse rápidamente procesos
de erosión hídrica encausada. Esto último a su vez, va drenando las áreas de
mallines en la medida que profundizan su cauce. Ello implica la pérdida de la
vegetación de pradera y de su potencial forrajero. Teniendo en cuenta la
potencia de las acumulaciones detríticas, una vez iniciado, el desarrollo de las
cárcavas puede profundizar varios metros.
En
referencia a los problemas que pueden encontrarse asociados a estos canales,
queda por hacer referencia a la inexistencia de compuertas o alcantarillas
destinadas a purgar los excesos hídricos, en especial cuando el canal corta
transversalmente un cauce natural de la red de drenaje, dado que al romperse, el
canal aporta un plus al caudal.
Uno de
los ejemplos más representativos de lo anteriormente descripto se encuentra en
el valle del arroyo Limenco. Durante la década de 1930, en las laderas situadas
al norte del curso de agua se construyó un canal desde las nacientes del arroyo,
hasta las terrazas aluviales donde se encuentra emplazado el paraje Kilca, con
un recorrido de más de 9.000 metros. La función de estas
obras era el riego de las terrazas del piso de valle y el suministro de agua a
la escuela del paraje Kilca. El canal funcionó de forma continua durante las
primeras décadas, pero a mitad del siglo XX se detuvo el paso de agua y fue
abandonado por más de 20 años. En la actualidad el canal funciona y es reparado
cada temporada o luego de las tormentas por los mismos pobladores. Sin embargo,
dadas las dimensiones de la obra, la mano de obra es insuficiente. La falta de
un mantenimiento adecuado, el incremento de la escorrentía y la conjugación de
los procesos geomorfológicos antes referidos, derivaron en una significativa
alteración de la estabilidad de las laderas, especialmente en las últimas
décadas según lo reflejado por pobladores locales durante las entrevistas y
trabajos en el terreno.
Quedan
aún por referir un sinnúmero ejemplos y rasgos geomorfológicos, que evidencian
el estadio actual y características particulares de los procesos de degradación
de las tierras en el área de estudio. Sin embargo, se considera que lo planteado
hasta el momento es más que suficiente para explicar el esquema metodológico
requerido en el abordaje de un problema tan complejo. En consecuencia, los
estudios deben adecuarse a la dinámica social y fisiográfica específica de cada
lugar y necesariamente han de ser planteados en el marco de equipos
interdisciplinarios. Es decir, no alcanza la simple traspolación de técnicas
específicas o la aplicación a modo de “recetario” de sistemas de indicadores que
pudieran haberse planteado para casos específicos. Esta última apreciación, si
bien un tanto irónica, se basa en el conocimiento de casos reales, especialmente
trabajos realizados por consultorías ambientales privadas en que, errores de
este tipo, han implicado la aprobación de proyectos de dudosa
sustentabilidad.
Conclusiones
El
análisis de sistemas fisiográficos, en relación con los procesos ecológicos y
geomorfológicos analizados, y en correspondencia a modalidades de usos del suelo
específicas, constituye una primera aproximación a la comprensión de los
problemas de la degradación de tierras. Esta confrontación permite poner de
manifiesto, en una forma más aproximada, cómo es la incidencia de tales procesos
en la aptitud y dinámica del sistema natural y qué características adquieren o
potencialmente podrían adquirir, bajo modalidades alternativas de uso de suelo,
ya sea en términos de aptitudes o de riesgos. En el mismo sentido, es factible
formular hipótesis, para rastrear en el proceso histórico regional, relaciones
de causalidad que puedan orientar la planificación.
La
existencia de rasgos geomorfológicos muy dinámicos en un pasado relativamente
reciente y posteriormente estabilizados, pone en evidencia la dimensión temporal
del problema, muchas veces ignorada desde los organismos del estado y en medios
académicos. De lo anterior, resulta posible confirmar que el grado de alteración
de las tierras en la cuenca hidrográfica del río Kilca, salvo en casos
puntuales, no responde tanto a la intensidad actual del uso del suelo, sino más
bien es la prolongación de un desequilibrio iniciado en un período histórico
anterior, en el que grandes productores de la región movilizaban sus rodeos de
ovinos, yeguarizos, bovinos y en menor medida caprinos.
En
cuanto a las áreas en las que actualmente existe una notable sobrecarga
ganadera, se destacan por sobre todo las rutas pecuarias. Al respecto, deben
recordarse las explicaciones brindadas, en cuanto a la limitante topográfica que
imponen los relieves antecordilleranos para la movilidad espacial, en
conjugación con el alambrado de los campos privados, que afectó huellas
históricas de los rodeos trashumantes. Ambos factores son causa de la
concentración de todos los flujos de la región por un número muy reducido de
pasos. En particular se destacó el tránsito en torno a la ruta provincial N° 13
debido a la sobrecarga ganadera en conjugación con los fuertes
vientos.
Por otra
parte, queda claro que para caso estudiado, resulta insuficiente evaluar la
degradación de tierras únicamente en función la fisonomía de la vegetación. Como
se ha planteado, la dinámica de los procesos geomorfológicos desarrollados en
fuertes pendientes con materiales no consolidados, incorporan un elemento que no
puede se obviado.
Finalmente, y en
relación con el punto anterior, las obras de riego e infraestructura vial,
constituyen un factor desencadenante de la pérdida de suelos y de vegetación, no
sólo por la simple traza, sino por la inestabilización de los materiales de
ladera, tanto hacia arriba como hacia abajo, y por la alteración del sistema de
escurrimiento.
Bibliografía
- BANDIERRI, S.; FAVARO, O.; MORINELLI, M.
Historia del NEUQUÉN. Colección: “Historia de Nuestras Provincias” Nº 16.
Convenio entre la
Universidad Nacional del Comahue (Dpto. de Historia) y
la Cámara de
Libreros, Papeleros y Afines de Neuquén. Editorial Plus Ultra. Buenos Aires,
1993.
-
BENDINI, Mónica (directora). Organización social y estrategias para la
transferencia de técnicas de control de erosión. Eje trashumante Zapala –
Aluminé. Grupo de Estudios Sociales Agrarios (G.E.S.A.). Convenio
Universidad Nacional del Comahue – Consejo de Planificación y Acción para el
Desarrollo (COPADE). Neuquén, 1992.
-
BENDINI, M.; TSAKOUMAGKOS, D.; DESTEFANO, D. Campesinado y Ganadería
Trashumante en Neuquén. Grupo de Estudios Sociales Agrarios (GESA).
Universidad Nacional del Comahue. Editorial La Colmena. Buenos Aires,
1993.
-
DE JONG, Gerardo M. Introducción al método regional. Segunda Parte: “La Aplicación” Capítulo V:
“La desertización en la
Patagonia: Un problema de escala de análisis y de acción”-
LIPAT - Facultad de Humanidades, Universidad Nacional del Comahue. Neuquén,
Octubre de 2001.
-
GALLI,
C. A. Hoja 35a, Lago Aluminé.
Boletín Nº 108. Carta geológico económica de la República Argentina.
Escala 1:200.000. Ministerio de Comercio e Industria de la Nación. Dirección
Nacional de Minería. Buenos
Aires, Argentina, 1969.
-
JURIO, Elsie. Geomorphology and Processes of Land Degradation in the Aluminé
Area, Argentina. Applications of Remote Sensing and Geographic Information
Systems for Desertification Analysis. Trabajo Final para el título de
postgrado: Master of Science in Applied
Geomorphological and Engineering Geological Survey (AGS), otorgado por: International Institute for Geo-Information
Science and Earth Observation (ITC). Enschede
- Holanda, 1998.
- MOVIA,
C.; OWER, G.; PEREZ, C. Estudio de la
vegetación natural de la provincia del Neuquén. Tomo I. “Relevamiento.
(Informe preliminar sujeto a revisiones)”. Ministerio de Economía y Hacienda -
Subsecretaría de Estado de Recursos Naturales. Neuquén,
1982.
-
SYS, C.; VAN RANST, E.; DEBAVEYE, J. LAND EVALUATION. Parte I:
“Principles in land evaluation and crop production Calculations”. P 9 ,
International Training Centre for Post-Graduate Scientists, Universidad de
Ghent, Bruselas, 1991.
-
TURNER, J. C. Hoja 36a, Aluminé.
Boletín Nº 145. Carta geológico
económica de la República Argentina. Escala 1:200.000. Ministerio de Comercio e
Industria de la Nación. Dirección Nacional de Minería. Buenos
Aires, Argentina, 1976.
- Van der ZEE, D. y
ZONNEVELD, I. Landscape ecology applied
in land evaluation, development and conservation.. International Institute
for Aerospace Survey and Earthsciences (I.T.C.), Enschede,
2001.
Al
respecto se recomienda la lectura de - BANDIERRI, S.; FAVARO, O.; MORINELLI, M.
Historia del NEUQUÉN. Colección:
“Historia de Nuestras Provincias” Nº 16. Convenio entre la U.N. del Comahue
(Dpto. de Historia) y la
Cámara de Libreros, Papeleros y Afines de Neuquén. Editorial
Plus Ultra. Buenos Aires, 1993.
El
bosque de Araucarias enfrenta su mayor problema por la escasez de renovales, ya
sea debido a la recolección masiva y sin control de sus frutos, o bien debido a
que, al caer a tierra pasan a constituir una parte importante en la dieta de los
caprinos.
Se
recomienda al respecto la lectura de: BANDIERRI, S.- FABARO,
O. – MORINELI, M. op. cit.
1993.
Ponencia presentada en el Décimo Encuentro
Internacional Humboldt. Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. 13 al 17 de
octubre de
2008.