OSCILACIÓN CLIMÁTICA
EN LA CUENCA DEL RÍO SAUCE
CHICO, ARGENTINA
Mariana Paula
Torrero1
Alicia M. Campo1,
2
1
Departamento de Geografía y Turismo, Universidad Nacional del Sur
2
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Resumen
El área de
estudio corresponde a la cuenca del río Sauce Chico, localizada en el Suroeste
de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Desarrolla una cuenca de forma
alargada con dirección general Noreste-Suroeste y tiene una superficie de 1.588
km2. Geomorfológicamente ocupa un ambiente mixto. Nace en el Sistema
de Ventania y discurre en una extensa llanura con pendientes muy suaves hasta su
desembocadura. La característica principal para la cuenca es la variabilidad en
las condiciones meteorológicas, por efecto de la alternancia permanente de masas
de aire de diversa índole y la influencia de factores locales. Pese a la
proximidad a la zona costera presenta una amplia oscilación térmica. El objetivo
de este es
detectar y analizar las oscilaciones espacio-temporales
de
los elementos climáticos y su relación con las variaciones
de la disponibilidad hídrica de la cuenca del río Sauce Chico. La importancia
del análisis se fundamenta en que se trata de uno de los principales recursos
hídricos superficiales para el abastecimiento para uso agrícola-ganadero, humano
e industrial de la zona. Se elaboraron mapas de isohietas e isotermas, diagramas
ombrotérmicos y balances hídricos. Se determinó la necesidad de agua, para el
período 1991-2000 y la variación con la década anterior. Las temperaturas medias
presentaron oscilaciones estacionales en el orden de 1ºC. Las precipitaciones
mostraron un marcado incremento en el verano e importante disminución para el
resto del año aumentando así el período de sequía. El sector agrícola ganadero,
es el más vulnerable a estos cambios hidroclimáticos.
Palabras
claves: Oscilación
climática, recurso hídrico, río Sauce Chico, Argentina,
desertificación.
Abstract
The
area under study belongs to the Sauce Chico river basin, located in the
Southeastern region of Buenos Aires province,
Argentina. It develops an elongated
basin with a North East –South East general course flow and a surface of 1588
km2. Geomorphologycally speaking it occupies a mix environment. It is
born in the Ventania system and it runs through an extense plain with very
smooth slopes. The main characteristic of the basin is the variability of the
meteorological conditions, result of the different air masses permanent
alternation and the local factors influence. In spite of the proximity to the
coast it presents a broad thermal oscillation. The objective of the present
study is to detect and analyze the time-space oscillations of the climatic
elements and their connection with the water availability variations of the
Sauce Chico river basin. The importance of this analysis lies in the application
of the river as one of the main superficial water resource for the agriculture
and cattle raising, industrial and human activities of the area. Isothermal and
isohyetal maps, precipitacion and temperature graphs and water balances were
elaborated. The water need for the period 1991-2000 was determined along with
the variation of the previous decade. The average temperatures presented
seasonal oscillations of around 1 ºC. The precipitation showed a distinct
increase during summer and an important decrease for the rest of the year,
enlarging the dry period. The agricultural and cattle raising activity are the
most affected areas regarding this hydroclimatic
variations.
Key
Words: Climatic
oscillation, water resources, Sauce Chico river, Argentina,
desertification.
INTRODUCCIÓN
El río
Sauce Chico desarrolla una cuenca en forma alargada de 1.588 km2,
nace a los 825 msnm en el Sistema de Ventania, en el Suroeste de la provincia de
Buenos Aires y desagua en el estuario de la bahía Blanca. Recorre un amplio
valle muy aterrazado sin recibir ningún tributario permanente. Dos corrientes
intermitentes se le unen por la margen izquierda, en las cuencas media y baja.
En su parte superior presenta un drenaje dendrítico muy denso, un tramo alóctono
en el ingreso a la parte media con características meandrosas que se acentúan en
el resto de su recorrido hasta su desembocadura. Discurre por los partidos de
Tornquist, Villarino y Bahía Blanca (Torrero y Campo, 2008) (Fig.
1).

Figura 1. Área de
estudio
El medio
físico se caracteriza por presentar un ambiente mixto, un área montañosa y una
extensa llanura con pendientes muy suaves y pastizales. La vegetación natural,
se manifiesta por un escaso tapiz vegetal de estepa xerófila donde alternan
arbustos de bajo porte y pastos duros. Predominan las gramíneas y la ausencia
arbórea natural (Bruno et al., 1999;
Benedetti
y Campo de Ferreras, 2002; Campo de Ferreras y Píccolo, 1999). El uso
del suelo en la cuenca dentro del sistema serrano, es exclusivamente pecuario en
la ladera alta y agropecuario en el pie de sierra. En el área de llanura
alternan agricultura y ganadería y en la terraza fluvial la explotación
hortícola (Bruno et al., 1999;
González Uriarte, 1984). El río Sauce Chico es uno de los recursos hídricos
superficiales más importantes para el desarrollo y crecimiento de las
actividades del sector.
El área se
encuentra comprendida en la faja zonal de climas templados, caracterizada por la
heterogeneidad estacional que presenta inviernos húmedos y veranos secos. Las
temperaturas medias oscilan entre los 14 ºC y 20 ºC y las lluvias le otorgan el
carácter subhúmedo (Campo
de Ferreras et al., 2004).
La
distribución espacial y temporal de los elementos del clima no es fija, sino que
oscila, año tras año, alrededor de un valor medio. En algunos años o períodos
esa distribución se aleja notablemente de la media; el desplazamiento puede ser
brusco o progresivo y dar lugar a un nuevo valor que permanecerá más o menos
tiempo, antes de volver al valor medio. Si tal fluctuación climática es suficientemente
larga como para influir en una media de 30 años, se puede afirmar que se
trata de una variación climática (Hufty, 1984; O.M.M., 1979; Cuadrat y
Pita, 1997).
La
variabilidad natural de los elementos del clima ocasiona dificultades para
detectar y diferenciar las alteraciones del sistema y los cambios o tendencias
que éstas pueden indicar. En la actualidad se considera como normales los valores térmicos y
pluviométricos de lapsos de 30 años, pero esta normalidad no tiene por qué ser
tal en una perspectiva de tiempo de mayor longitud (Cuadrat y Pita, 1997). Entre
la terminología utilizada para referirse al tema de los cambios climáticos se
encuentran conceptos diferentes para definir este hecho y así se habla tanto de
cambio climático, como de ciclo climático, variación climática, fluctuaciones,
oscilaciones, alteraciones, etc.
La
cantidad y características de los datos analizados en este trabajo, permiten
reconocer oscilación climática. La nomenclatura propuesta por la Organización
Meteorológica Mundial (1979) para la caracterización de las
formas de cambios y variaciones climáticas, define a la oscilación climática
como una fluctuación en la cual la variable tiende a cambiar gradual y
regularmente entre máximos y mínimos sucesivos. El
objetivo del presente
trabajo es
detectar y analizar las oscilaciones espacio-temporales
de
los elementos climáticos y su relación con las variaciones
de la disponibilidad hídrica de la cuenca del río Sauce Chico. El fin es obtener
un mayor conocimiento de los factores que favorecen el proceso de
desertificación y que influyen en los usos del suelo y en la organización del
espacio natural.
La
Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Desarrollo y Medio Ambiente (1992) y el Convenio Internacional
de Lucha contra la
Desertificación (1994) definen a la desertificación como un proceso que reduce la productividad y el
valor de los recursos naturales del planeta en el contexto específico de
condiciones climáticas áridas, semiáridas y subhúmedas secas como resultado de
variaciones climáticas y actuaciones humanas
adversas.
La
desertificación implica el empobrecimiento y degradación de los geoecosistemas
terrestres por sobreexplotación, uso y gestión inapropiados en territorios
fragilizados por las sequías y la aridez. El hombre es quien crea condiciones
propicias a la desertificación de los paisajes; el clima más o menos árido, la
recurrencia de sequías, son aspectos que favorecen la aparición, desarrollo y
expansión de este proceso (López Bermúdez, 1995,
1997, 1999).
MATERIALES Y
MÉTODOS
Se
analizaron los datos climatológicos de las estaciones de Bordenave, Pigüé, Puan,
Coronel Suárez y Bahía Blanca, correspondientes a las estadísticas
proporcionadas por el Servicio Meteorológico Nacional y por el Instituto de
Clima y Agua perteneciente al INTA de Castelar. Si bien algunas estaciones como
Coronel Suárez y Pigüé presentan falta de datos en algunos meses, se
consideraron para el análisis los promedios históricos. Se analizó el período
1991-2000 y su relación con la década anterior.
Se
elaboraron los mapas de isohietas e isotermas para la región. Se realizaron y
analizaron los diagramas ombrotérmicos y los balances hídricos empleando el
método de Thornthwaite y Mather (1957) para las localidades seleccionadas. La
precipitación y la evaporación potencial o necesidad de agua son los dos
elementos principales necesarios para realizar el cálculo del balance hídrico.
En general, el dato de precipitación se encuentra disponible en la totalidad de
las estaciones meteorológicas, no así el de evapotranspiración la que se calculó
por el método de Thornthwaite y Mather (1957).
El balance
hídrico está relacionado con almacenaje o retención de agua que tenga el suelo.
El ingreso de agua está dado por la precipitación y la salida por la
evapotranspiración. Si la precipitación es mayor que la evapotranspiración
(P>E), primero se cubrirán las reservas de agua en el suelo (R), la cual
depende del tipo de suelo, su capacidad de retención, porosidad, permeabilidad,
etc. Si la cantidad de precipitación es mayor que la necesaria para satisfacer
esta demanda, se produce un exceso de agua (Ex). El exceso se refleja en el
sistema en la generación de escorrentía subterránea o superficial. Si la
precipitación es menor que la evapotranspiración (P<E), primeramente se
utilizará la reserva de agua (R) que haya en el suelo. Si esta reserva es
insuficiente para compensar la necesidad de agua, se entrará en déficit
(D).
La
relación entre el déficit y la necesidad de agua está dada por el índice de
aridez. El índice de humedad muestra la relación entre el exceso y la necesidad
de agua. Las variaciones estacionales de la efectividad hídrica se reflejan en
la variación del índice hídrico, que determina el tipo climático de las
distintas estaciones meteorológicas. La clasificación del tipo climático por el
índice hídrico tiene rango de 20 en 20, cuanto mayor es la diferencia entre los
índices hídricos son más marcadas las diferencias climáticas entre las décadas
analizadas.
RESULTADOS Y
DISCUSIÓN
Oscilación
climática
La
distribución espacial de las precipitaciones anuales en el Suroeste bonaerense
muestra mayores valores al Norte y Noreste y decrecen hacia el Sur, donde se
incrementan las condiciones de aridez. El trazado de las isohietas presenta
pequeñas variaciones en el período 1981-1990 respecto de la distribución de la
década anterior. En 1971-1980 la isohieta de 800 mm que se localizaba al Noreste de
la localidad de Tres Arroyos (788 mm) se desplaza hacia el Suroeste
en la década siguiente (841
mm) y las de 400, 500 y 600 mm hacia el Noreste. En el caso de
la isohieta de 600
mm, el desplazamiento se debe al descenso del orden de los
100 mm
en la precipitación media anual en la ciudad de Bahía Blanca que varió de
712 mm a
613 mm
(Capelli y Campo, 1994) (Fig. 2). Las precipitaciones de 1991-2000 sufren un
marcado incremento en el verano y una importante disminución para el resto del
año aumentando así el período de sequía. Coronel Suárez, al Norte de la región
presenta el mayor registro anual (868,10 mm).

Tabla 1. Valores
medios estacionales de temperatura y precipitación 1981 -
1990
A
diferencia de las precipitaciones, la variación de las temperaturas no es
gradual sino que responde a factores locales como la altitud y continentalidad.
Las localidades próximas al Sistema de Ventania muestran los valores más bajos
del área en las dos décadas. Pigüé y Coronel Suárez, registran una media anual
de 13,4
ºC y los menores valores estivales respecto de las demás
localidades (Tabla 1). Hacia el Sureste los registros son mayores destacándose
Bahía Blanca con 15,5
ºC, máximo valor anual en el área (Fig.
3).

Figura 2. Mapa de
isohietas

Figura 3. Mapa de
isotermas
Con
respecto a la década anterior, para 1991-2000 Pigüé y Coronel Suárez presentan
un descenso en la temperatura media estival y mantienen los registros más bajos.
Bahía Blanca y Bordenave registran mayores temperaturas. En todos los casos, los
registros medios estivales muestran un descenso y las del resto de las
estaciones un ascenso en relación con 1981-1990. En las áreas serranas de Pigüé
y Coronel Suárez los inviernos son más fríos que en el resto del área donde los
valores son más homogéneos. En otoño y primavera las temperaturas medias oscilan
en los 14
ºC para 1981-1990 y en 14 – 15 ºC para 1991-2000 siendo de casi
1 ºC el
aumento en la temperatura media en estas estaciones del año para algunas
localidades (Tabla 2, Figs. 4 y 5).
El Segundo
Informe del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático, estima un
incremento de la temperatura media global para este siglo de
0,3 ºC
por década, el que podría oscilar entre 0,2 - 0,5ºC. El cambio en las
condiciones climáticas a nivel mundial puede detectarse en el área de estudio,
en donde comienzan a apreciarse los períodos más cálidos, siendo la década
1991-2000 la más cálida hasta el presente registrada (Velázquez de Castro,
2008).

Tabla 2.
Valores medios estacionales de temperatura y precipitación
1991-2000


a)
b)


c)
d)
Figura 4.
Diagramas ombrotérmicos. a) Coronel Suárez 1981-1990; b) Coronel Suárez
1991-2000; c) Pigüé 1981-1990; d) Pigüé 1991-2000 (1981-1990 modificado de Campo
de Ferreras et al.,
2004).


a)
b)


c) d)
Figura 5.
Diagramas ombrotérmicos. a) Bahía Blanca 1981-1990; b) Bahía Blanca 1991-2000;
c) Bordenave 1981-1990; d) Bordenave 1991-2000. (1981-1990 modificado de Campo
de Ferreras et al.,
2004)
Balance hídrico de la
cuenca
El estudio
del balance hídrico local y regional es una de las principales fuentes de
análisis y explicación de las variaciones en el tiempo y en el espacio de las
condiciones climáticas y sus repercusiones en el régimen hidrográfico. No se
elaboraron los balances hídricos para Bordenave y Pigüé de temperatura y
precipitación para el período 1981-1990 por falta de información climatológica.
El análisis y comparación de los balances hídricos para las localidades de Bahía
Blanca y Coronel Suárez para las décadas 1981-1990 y 1991-2000 y de Bordenave y
Pigüé para 1991-2000, permitieron detectar cambios en la disponibilidad hídrica.
En Coronel
Suárez el balance para 1981-1990 muestra que la utilización y reposición del
agua del suelo asciende a 85,53 mm. El período de variación de
agua de utilización se da de diciembre a febrero reponiéndose posteriormente,
desde marzo a mayo mes en que comienza el período de exceso
(119,68
mm) que se extiende hasta noviembre. Las condiciones
cambian notablemente en la década siguiente donde se produce una importante
alternancia de los procesos en el período que en 1981-1990 presenta exceso (mayo
a noviembre). En 1991-2000 un mínimo exceso de 0,80 mm se da en octubre. La recarga
se produce entre marzo y julio (60,12 mm) y luego en septiembre
(17 mm)
ocurriendo en agosto un período de utilización (0,55 mm). Hay una disminución respecto
la década precedente en la utilización y reposición del agua del suelo que
asciende a 77,12
mm (Fig. 6
a y b).
a)

b)

Figura 6.
Balance hídrico de Coronel Suárez a) 1981-1990 (modificado de Campo de Ferreras
et al., 2004) y b)
1991-2000.
Bordenave,
al igual que Coronel Suárez, no presenta período de déficit en 1991-2000. Las
reservas de agua del suelo comienzan a reponerse en diciembre y enero, en
febrero se registra una pequeña utilización (2,76 mm) continuando en marzo la
reposición hasta el mes de junio en
que comienza el período de exceso (29,32 mm) que se extiende hasta
octubre (Fig. 7). En Pigüé comienza a manifestarse la aridez. La humedad del
suelo se agota desde fines de octubre hasta comienzos de enero
(59,78
mm) comenzando un período de déficit que se extiende hasta
febrero (5,26
mm). A partir de este momento las precipitaciones superan
a la evapotranspiración potencial y las reservas de agua del suelo se reponen,
le suceden períodos de alternancia de utilización y recarga sin alcanzar en
ningún momento el exceso de agua (Fig. 8).

Figura 7.
Balance hídrico de Bordenave 1991-2000.

Figura 8.
Balance hídrico de Pigüé 1991-2000.
La aridez
se presenta en los balances hídricos de Bahía Blanca. El período en que se
extiende esta situación es menor en la década 1981-1990 que en 1991-2000, sin
embargo, los valores son mayores en el primer período (199,03 y
135,80
mm). El tiempo de reposición se corre aproximadamente un
mes de una década a otra como consecuencia de la extensión de la situación de
aridez, ocurriendo en este caso una variación de los valores producto de las
mayores precipitaciones en mayo y junio y menores entre julio y octubre
(1991-2000) superando siempre la evapotranspiración potencial (Fig
9 a y b).
a)

b)

Figura 9.
Balance hídrico de Bahía Blanca a) 1981-1990 (modificado de Campo de Ferreras et al., 2004) y b)
1991-2000.
Variaciones de los
índices hídrico, de aridez y de humedad
En el
análisis y comparación de los valores obtenidos con los estudios realizados
previamente (Capelli y Campo, 1994 y Campo de Ferreras et al., 2004) se detectaron variaciones
en el índice de aridez únicamente para Bahía Blanca. En 1981-1990 se registró
una gran deficiencia de agua respecto a la década anterior, para 1991-2000
ocurre un período aún más lluvioso. Coronel Suárez presenta una nula diferencia
de agua en los tres períodos al igual que Bordenave en 1991-2000. Pigüé registra
una pequeña diferencia en la última década. Excepto Coronel Suárez que 1971-1980
y 1981-1990 presenta un exceso moderado de agua en invierno, las otras
localidades presentan nulo exceso de agua en todos los períodos. Estas
variaciones estacionales de la efectividad hídrica se reflejan en la variación
del índice hídrico que determina el tipo climático en las diferentes estaciones
meteorológicas. No se observan variaciones en la clasificación climática de las
estaciones de Bahía Blanca y Coronel Suárez. El tipo climático correspondiente a
Bahía Blanca y Pigüé es el subhúmedo seco (C1) y a Coronel Suárez y
Bordenave el subhúmedo (C2). El incremento negativo del índice
hídrico en la década 1981-1990 para Bahía Blanca se debe a una disminución de
casi 100
mm entre esta década y la anterior, acompañado de un leve
incremento de temperatura de 0,17 ºC. El último decenio presenta un
incremento en las precipitaciones por lo cual desminuye este índice pero sin
alcanzar los valores de 1971-1980 (Tabla 3).

Tabla 3.
Índices de aridez, humedad e hídricos para las décadas de 1971-1980, 1981-1990 y
1991-2000.
Viento
La cuenca
está localizada en un área de transición climática entre la región semiárida del
Oeste y la templado húmeda del Este bonaerense, como consecuencia de la
influencia de diferentes masas de aire que afectan la zona. Los inviernos son
rigurosos y los veranos cálidos y secos con frecuentes días de polvo en
suspensión. Los vientos son constantes todo el año. La característica principal
que presentan todas las estaciones es la variabilidad en las condiciones del
tiempo. Cuando predominan las condiciones de
sitio, sean éstas derivadas del ambiente natural o producidas por la actividad
del hombre, se observan variaciones a escala local. Hacia el Sur del Sistema de
Ventania la frecuencia predominante de vientos es del cuadrante Noroeste y Oeste
y hacia el Norte de las sierras se evidencia un mayor predominio con componente
Norte.
El
comportamiento de los vientos de la región es similar para los períodos
1971-1980 y 1981-1990. Coronel Suárez y Bordenave ubicadas al Norte de las
sierras, presentan direcciones del viento predominante del cuadrante Norte. En
Bahía Blanca, al Sur, dominan los vientos del Norte y Noroeste. Una situación
particular se observa en Pigüé donde no registra prácticamente vientos de los
cuadrantes Noroeste y Sureste sino que además, no domina ninguna dirección en
especial. Las localidades de Coronel Suárez y Pigüé sobresalen por la frecuencia
de calmas anuales con registros de valores muy elevados respecto la frecuencia
de vientos por direcciones 329 %0 y 394 %0 respectivamente (Capelli y Campo, 1994;
Campo de Ferreras et al., 2004)
(Figs. 10 y
11).


a)
b)
Figura 10.
Rosas de los vientos anuales 1981-1990. a) Coronel Suárez; b) Bordenave
(modificado de Campo de Ferreras et
al., 2004).

a)
b)
Figura 11.
Rosas de los vientos anuales 1981-1990. a) Bahía Blanca; b) Pigüé
(modificado de Campo de Ferreras et
al., 2004).
La desertificación …
¿un proceso presente en la cuenca?
La
desertificación involucra una serie de procesos físicos,
biológicos, históricos, económicos, sociales, culturales y políticos
interrelacionados y
que se manifiestan a diferentes escalas espaciales y temporales. Se
identifica a
las tierras áridas, semiáridas y subhúmedas secas como las regiones más
amenazadas por la desertificación y con el riesgo de que esta condición aumente.
Por un lado, la continuidad del modelo de desarrollo socioeconómico y actuales
sistemas de uso y gestión de los recursos naturales que no permiten el
desarrollo sustentable. Por otro, por las alteraciones que pueden producir las
condiciones climáticas (López Bermúdez, 1997, 1999).
Las
características climáticas adversas, las dificultades socioeconómicas de los
pequeños y medianos productores agrícolaganaderos e industriales y la falta de
políticas, que regulen las actividades y promuevan acciones tendientes al
crecimiento de la región, son aspectos presentes en la cuenca del río Sauce
Chico. Las
áreas más comprometidas son las de Pigüé y Bahía Blanca. Los balances hídricos
reflejan la falta de un período
de exceso de agua en el año lo que condiciona directamente a la actividad
principal de la región, la agropecuaria y produce con el tiempo, cambios en los
usos del suelo. El aumento de las temperaturas reduce directamente la cantidad
de agua del suelo e indirectamente, como consecuencia de la sequía contribuye a
la extensión y profundización del proceso de desertificación. El mayor impacto
negativo es en la productividad y en el valor de los recursos naturales
(Marenco, 1994; Lorda, 2005; Schefer, 2004; Luque y Paoloni, 2005; PNUD, 1992,
1994).
Ante
esta situación es necesario promover acciones, que
involucren a los Organismos Públicos Municipales, Provinciales y Nacionales en
diversos grados de responsabilidad, así como a Organizaciones Agrarias,
Asociaciones de agricultores, Investigadores, etc. Sobre la base
de las recomendaciones del Anexo IV del Convenio de Naciones Unidas de Lucha
Contra la
Sequía y Desertificación (1994) y al Programa de Acción Nacional contra
la
Desertificación de Madrid (2001) se recomienda llevar a
cabo:
·
Planificación y
ordenación de los usos de la tierra: Integrar en políticas de ordenación
territorial la prevención de la desertificación.
·
Seguimiento y
evaluación del proceso de desertificación.
·
Identificación de las
Áreas Sensibles a la
Desertificación y de las Zonas de Acción Prioritarias,
mediante un Sistema de Información Geográfica.
·
Prácticas agrícolas
sustentables. Aplicación de las técnicas de agricultura de conservación.
Tratamiento adecuado de los restos de cosecha. Utilización racional de
fertilizantes y productos fitosanitarios. Prácticas de conservación de suelos
agrícolas. Mantenimiento de estructuras de conservación de suelos y uso
potencial de los sistemas tradicionales de conservación del
suelo.
·
Control y medidas de
seguimiento de regadíos abastecidos con aguas salinizadas.
·
Gestión sustentable y
sostenible de los recursos hídricos. Búsqueda y utilización racional de recursos
hídricos adicionales o alternativos. Programas de gestión y reducción de la
demanda hídrica.
·
Integración de las
disponibilidades hídricas como criterio fundamental en la política de
planificación territorial y desarrollo agrícola, forestal, industrial,
turístico, urbano, etc.
·
Medidas de
recuperación del buen estado de las aguas superficiales y desarrollo de la
cultura del agua en los usuarios, como recurso vital y
limitado.
·
Divulgación veraz y
rigurosa sobre la importancia y magnitud de la desertificación. Formación y
concientización de la sociedad.
CONCLUSIONES
Las
oscilaciones climáticas evidencian las principales características estacionales
y ponen de manifiesto aspectos del cambio climático. Se observó una variabilidad
espacial y temporal de los elementos climatológicos con un ascenso de casi
1 ºC en la
temperatura media en las estaciones de otoño y primavera y un incremento de
entre 0,2 - 0,4
ºC en las medias anuales en un período de 20 años. Las
oscilaciones interdecádicas en los índices de aridez y humedad no fueron lo
suficientemente importantes para producir cambios en la variación de la
clasificación climática.
La
tendencia manifiesta en el aumento paulatino de la temperatura y su impacto en
la cantidad de agua del suelo junto al prolongado período de deficiencia hídrica
estival y la ocurrencia de vientos fuertes y constantes durante este mismo
período, incrementan la aparición y extensión del proceso de desertización en la
región, principalmente en los partidos de Bahía Blanca y Pigüé. El contexto de
condiciones climáticas subhúmedas secas son propicia para su desarrollo, sumadas
las variaciones climáticas y las intervenciones antropogénicas adversas. Su
consecuencia negativa es directa sobre la actividad agropecuaria, principal
motor de la economía regional, a la vez que genera una degradación ambiental que
dificulta e impide la conservación de los recursos naturales, fundamentales para
el desarrollo sustentable.
El
conocimiento integrado de las condiciones climáticas, características
hidrológicas, geomorfológicas y ecológicas de los ambientes secos coadyuva a la
mitigación de los efectos negativos de la desertificación, como también de
procesos erosivos, salinización, etc. A los efectos de una adecuada
planificación del uso de los recursos naturales se recomienda: formar y
concientizar a la sociedad sobre la importancia de la conservación y uso
racional de los recursos naturales; estimular y garantizar la participación
efectiva a los niveles local, regional, nacional y supranacional y de las
Organizaciones no Gubernamentales. Los esfuerzos para conservar los recursos
naturales y combatir la desertificación, no pueden tener éxito sin el compromiso
participativo de las poblaciones locales. Se debe tender a promocionar políticas
y fomentar marcos institucionales que desarrollen la coordinación y cooperación
interregional, nacional e internacional y elaboren y ejecuten Proyectos y Planes
de Acción a escalas Nacional, Regional y Local.
REFERENCIAS
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