Aspectos de la Exclusión Social de
la Población
Envejecida en
el Entorno
Mexicano
María Inés Ortiz Álvarez
María Elena Cea Herrera
Departamento de Geografía Social, Instituto de
Geografía,
Universidad
Nacional Autónoma de México, México
Resumen
En las últimas décadas han tenido lugar numerosas transformaciones en
diferentes ámbitos del desarrollo de México; uno de ellos es el demográfico,
dentro del cual se registra el envejecimiento de la población que, de acuerdo
con las proyecciones oficiales, tendrá un futuro inédito y deberá afrontar
importantes cambios producto de la transición demográfica, es decir, de la
disminución proporcional de la población joven y el incremento de la de mayor
edad (65 años y más). El contexto territorial donde se da este envejecimiento
poblacional se encuentra en áreas del país que, por lo general, han tenido un
rezago a lo largo de su historia, independientemente de que sean áreas urbanas o
rurales.
El estudio hace referencia a la importancia de la población de 65
años y más en el entorno urbano de México, grupo social que hoy día constituye
una minoría excluida de diversos procesos socioeconómicos, con un crecimiento
tan significativo que será el predominante en los próximos treinta años, debido
a los cambios demográficos que presenta. Se hace énfasis en la Ciudad de México por ser la
entidad federativa que registra un mayor número de
ancianos.
Abstract
THEMES OF THE SOCIAL EXCLUSION OF THE POPULATION
AGED IN THE MEXICAN SCOPE
In last decades, numerous
transformations had taken place in different scopes in the modern development of
Mexico, one of them is the demographic change, in which an increase in the
population aged is registered, and according to official projections, an
uncertain future is possible for this social group, meanwhile it will be
important changes due to the demographic transition (proportional reduction of
young people versus the old age population increase, 65 years old, and more).
This
grow old increase occurs, from the point of view of geographer, in those areas
of the country that generally have remained backward throughout the history,
independently if they are urban or rural
areas.
This research study the population of 65 years,
and more in the urban development of Mexico, the social group that today
constitutes a minority excluded from diverse socio-economic processes, and
recognized with a significant growth that it will be predominant in the next 30
years, due to the demographic changes that the group has registered. Emphasis in
the Mexico City
is crucial to this analyze because is the federal and political organization
that register a major number of older
people.
Introducción
El proceso de envejecimiento registrado en México
es resultante de la avanzada etapa de la denominada transición demográfica en
que se ha insertado el país a partir de la década de 1940, cuando empezó a
disminuir paulatinamente sus tasas de mortalidad y de la de 1970 en que comenzó
la reducción de las tasas de fecundidad, así como del mejoramiento de las
condiciones de salud e higiene por los adelantos de la medicina, incrementando
con ello la esperanza de vida de la población y por tanto la proporción de
viejos en su composición por edades.
Otro factor que ha influido en ese proceso es el
migratorio, ya que los grandes volúmenes de las corrientes de migrantes campo -
ciudad, integrados principalmente por población joven, produjeron desde entonces
un importante crecimiento de los centros urbanos y, al término de su vida
activa, contribuyen al envejecimiento de la población de esos
centros.
El aumento de la población envejecida genera una
seria problemática por las necesidades derivadas tanto de los padecimientos y
enfermedades como de la pérdida de facultades, aspectos característicos en las
edades más avanzadas que se incrementan sobre todo en la población de 80 y más
años de edad. El proceso de envejecimiento plantea nuevas demandas de servicios
especializados de salud, alimentación, centros de atención y de servicio social,
sistemas de pensiones, de asistencia y de seguridad social, etc., que
generalmente son insuficientes en el país.
Esa insuficiencia de infraestructura para la
atención a los ancianos hace que este creciente sector de la población gravite
en torno a la población de adultos jóvenes y maduros, de cuya productividad
dependerán los grupos todavía importantes de niños y personas muy jóvenes
(0 a 14
años) y los mencionados grupos de adultos mayores y viejos (65 y más años de
edad). La problemática de la dependencia de los descendientes y ascendientes
debe ser solucionada por los integrantes de las familias, que constituyen “el
instrumento no presupuestario con el que los gobiernos hacen frente a la
dependencia” y sobre quienes recae la responsabilidad de satisfacer las
necesidades de cuidados de los ancianos en situación de fragilidad (Puyol y
Abellán, 2006), y que, por lo común, cuentan con limitados recursos económicos y
sociales para asumirla adecuadamente.
El objetivo del estudio es resaltar diversos
aspectos geográficos, socioespaciales y demográficos inherentes all proceso de
envejecimiento del país y en particular de la Ciudad de México como representativa
de este proceso, señalando aquellos aspectos que han influido en la conformación
de su población envejecida y que, a la vez, han sido causa y efecto del mismo en
diferentes ámbitos, en los cuales ésta puede ser afectada y excluida del
desarrollo urbano.
Metodología
El presente trabajo se elaboró a partir de la
información oficial censal, principalmente para los períodos 1940-2005, con base
en la cual se construyeron tanto los cuadros sintéticos de información básica
como el material cartográfico y gráfico ilustrativo a escala nacional y de
la Ciudad de
México o Distrito Federal, así como del análisis documental sobre la temática de
estudio.
Se basa en el análisis de la población de 65 años
y más de edad, la cual se considera que constituye al grupo de adultos mayores,
término que se emplea indistintamente para designar a la población vieja,
anciana, envejecida o en proceso de
envejecimiento.
Asimismo se hace un uso indistinto de los nombres
Ciudad de México o Distrito Federal para designar a la entidad considerada como
caso de estudio.
La población envejecida en el entorno
mexicano
La población anciana se distribuye irregularmente
en las distintas entidades del país; el estado que presenta una mayor tasa de
envejecimiento, de 7%, es Zacatecas, con 96 032 personas de 65 y más años de
edad, le siguen el Distrito Federal, Oaxaca, Michoacán, Nayarit, San Luis Potosí
y Veracruz, cuyas tasas exceden de 6.5%; por el contrario, la entidad que tiene
la menor tasa de envejecimiento, de 2.4%, es Quintana Roo, con 27 749
ancianos, siguiéndole Baja California y Baja California Sur, con 4 o menos por
ciento de ancianos. También se advierten notables diferencias en la distribución
de la población envejecida en las áreas urbanas; el Distrito Federal, por las
propias características de gran ciudad, registra el 99% de sus viejos en el área
urbana, le siguen Nuevo León y Coahuila, con 80% y más. Las entidades donde los
ancianos se distribuyen con menor proporción en las áreas urbanas son Oaxaca con
19%, Hidalgo (25) y Zacatecas (26) únicas con menos del 30% de este indicador
(Anexo 1).
En la actualidad el envejecimiento demográfico adquiere una gran
importancia en los países como México, caracterizados por encontrarse en proceso
de desarrollo, en los cuales se advierte una significativa presencia de personas
de 65 años y más de edad, tanto en números absolutos como
relativos.
La población de México con 65 años y más comparte con las otras
estructuras etáreas aspectos relacionados principalmente con la precariedad
económica y con la insuficiencia de servicios especializados, los que en esta
etapa de la vida presentan una mayor demanda por su condición de vulnerabilidad
y la creciente desigualdad existente en su entorno. El proceso de
envejecimiento, o mejor dicho los procesos que muestran el paso de los
diferentes estadíos de la población hacia uno denominado envejecimiento, se
manifiesta por las diversas situaciones que resultan de los cambios en la
natalidad, la mortalidad y las migraciones, los cuales han incidido en la
estructura por edades de la población.
A escala nacional el proceso de estos cambios, denominado transición
demográfica plantea una situación en la cual se registran bajas tasas de
natalidad de 34.7% en 1980
a 19.0% en 2000, y de mortalidad de 7.0% en
1980 a
4.9% en 2000, así como modificaciones en los patrones de morbilidad al disminuir
las enfermedades infecciosas para dar paso a las crónico degenerativas,
incidiendo a su vez en el aumento de la esperanza de vida que ha pasado de
67años en 1980
a 74.5 en 2000.
El cambio en la composición de la estructura por edad de la población
modifica la conformación de las pirámides de edades, determinado un
envejecimiento relativo influido por la inercia demográfica; la población
infantil tiende a decrecer y los estratos de adultos y adultos mayores tienden a
registrar una mayor presencia. Si bien en la actualidad es mayor el peso en el
incremento de la población adulta, con el consecuente aumento de la presión
sobre los mercados laborales y de vivienda y la situación ventajosa de una mayor
cohorte de población económicamente activa que excede en dos o tres veces el
volumen de las personas en edades dependientes, con el paso de los años se
presentará la problemática del aumento de los adultos mayores, cuyo monto actual
de cerca de 6 millones se calcula que se cuadruplicará para el año
2050 a
cerca de 25.9 millones (CONAPO-SEGOB,
2008:7)
Estos cambios han sido más significativos en los últimos treinta
años, como se puede observar en la estructura y silueta de las pirámides de
edades en los distintos espacios territoriales de México, donde los peldaños de
éstas presentan una reducción de la base, correspondiente a la población
infantil y un ensanchamiento en la cúspide, con el aumento de los escalones
correspondientes al grupo de 65 años y más (Ortiz, 2007), que es claro indicador
del avance del envejecimiento en el país (Figura 1) y en las entidades
federativas que lo conforman (Figura 2).

Figura 1. Estructura de la población en México,
1970-2000.

Figura 2. Estructura de la población por grandes grupos de edad y
sexo, 2000
La tasa de envejecimiento señala que la Ciudad de México, junto con Zacatecas,
Oaxaca, Nayarit, Yucatán y Michoacán, son las entidades que para el año 2000
registraron valores superiores al 7%, los cuales, aún siendo bajos para
considerar a una población como vieja, plantean la necesidad de tomar en cuenta
las tendencias que registra el envejecimiento y que, de acuerdo con las
proyecciones del CONAPO (2002), en los próximos 30 años, las entidades
mencionadas serán las más envejecidas. (Cuadro 1, Figura
3)

Figura 3.Tasa de envejecimiento de la población en México,
2000

Cuadro 1. Tasa de envejecimiento por entidad federativa, 2000-
2030
El proceso de envejecimiento es más notable en las áreas urbanas, en
las cuales el modelo de desarrollo económico centralizado favoreció la migración
a algunas entidades y principalmente a sus espacios urbanos, tal es el caso de
la Ciudad de
México, donde el desarrollo y la urbanización fueron factores que atrajeron
importantes volúmenes de población que hoy día, junto con los habitantes
oriundos de la entidad, han conformado una población cuya tendencia es a
envejecer de manera significativa, debido en gran medida a que la población
vieja presenta patrones de poca movilidad, éstos se caracterizan por ser muy
reducidos en tiempo y distancia y la mayoría de las veces son casi nulos, dando
lugar a un envejecimiento in situ
(Negrete, 2001:18-19 y 2003).
El envejecimiento en la Ciudad de
México
En México, la entidad
denominada Distrito Federal o Ciudad de México es la capital del
país y sede de la ciudad más importante; se ubica en una gran depresión que en
realidad es una cuenca endorreica que ocupa el 20.9% de la superficie de la
región denominada Valle de México, con una extensión territorial de 1 499.1
km2 y rodeada por
montañas.
En este sitio se encontraba una diversidad de lagos que, por razones
geológicas, se fragmentaron dando lugar a una zona lacustre que más tarde fuera
el espacio geográfico donde se asentó la Ciudad Prehispánica,
luego la ciudad Virreinal y hoy en día la Ciudad de
México.
Es considerada como asiento hegemónico no sólo político, sino también
económico y social, aspectos que trajeron como consecuencia un crecimiento
poblacional que pasó de 101 mil habitantes en el año de 1742 a 138 000 en 1803; a 345
000 en 1900 y para 1930 registró 1 millón de habitantes; en 1970 la población
llegó a 6.9 millones, en 1990
a 8.2 millones y en 2000 ascendió a 8.5 millones de
habitantes; para 2005 la
Ciudad de México registró una población de 8.7 millones de
personas.
Este aumento no sólo ha
sido poblacional, sino que fue acompañado de un crecimiento espacial con una
extraordinaria expansión física que sobrepasó los límites
político-administrativos de la entidad, integrando paulatinamente a
numerosos municipios conurbados, para dar lugar a la actual
Zona Metropolitana de la
Ciudad de México.
En la década de
1940 ya era una ciudad muy compacta que se caracterizó por la
concentración, en la porción central, de viviendas para personas de escasos
recursos, pero, debido al fuerte impacto de
la industrialización, se dio una expansión hacia el norte, por la presencia de
nuevas zonas industriales y hacia la porción sur y poniente principalmente con
fines de vivienda, acompañada además por el crecimiento de los barrios y
colonias existentes.
Ya para la década
de 1960, la ciudad había traspasado los límites político-administrativos del
Distrito Federal en distintas direcciones, principalmente hacia el norte y este,
por el crecimiento de la industria y para el oeste como área habitacional, desde
antes aún.
Esta expansión se manifiesta por un crecimiento habitacional para población de
ingresos altos que podía adquirir vivienda de lujo, con espacios en que se
intercalaba con áreas de urbanización escasa y vivienda de población proletaria
localizada por lo general en zonas de montaña, barrancas y cañadas con
insuficiente infraestructura de servicios básicos. (Peña, 2003:
88-102)
Su crecimiento demográfico
se liga al desarrollo económico nacional y se asocia con los distintos modelos
económicos que han sido implementados en el país. Siendo la Ciudad de México una de las
ciudades de alta primacía, ha sido el polo de atracción de la población nacional
a través de diversos procesos migratorios de distinta intensidad y origen, los
cuales en la actualidad han decrecido, ya que la tendencia actual es a emigrar.
Esa disminución de la
inmigración,
acompañada de una baja natalidad y una fecundidad en decremento, así como con
procesos internos que se manifiestan a través de una desconcentración de la
ciudad central hacia la periferia, han
derivado en una reducción de la población en general a partir del decenio de
1980.
Ello se debe en gran parte a la saturación del espacio físico, al
aumento del valor del suelo urbano, a cambios en el uso del suelo urbano
principalmente en las cuatro delegaciones centrales, al deterioro ambiental, lo
cual ha dado lugar a tasas de crecimiento negativas, como la que se registró en
el período 1980-1990 de –0.69; para el periodo 1990-2000 la tasa de crecimiento,
aunque positiva, fue escasa significación (0.4%).
La densidad poblacional en
la entidad de estudio, por los aumentos en números absolutos, se ha visto
acrecentada; de 2 035 habitantes por km2 en 1950, pasó a 5 817.4 habitantes por km2 en 2005.
Sin embargo, cabe mencionar que algunas
delegaciones que la integran han empezado a disminuir su volumen de habitantes
en los últimos treinta años: Azcapotzalco y las cuatro delegaciones que
conforman la parte central y más antigua de la Ciudad de México (Benito Juárez,
Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo y Venustiano Carranza), en gran parte debido al
aumento de las actividades terciarias en esa parte central de la ciudad; y, por
la misma expansión de la ciudad, las delegaciones periféricas han registrado
aumentos en su población, como Cuajimalpa, Tláhuac e Iztapalapa, que destacan
por un aumento más significativo. Esta forma de poblamiento de las delegaciones
centrales hacia las periféricas está incidiendo sobre los patrones espaciales de
envejecimiento de la población en la ciudad.
Este trabajo, que tiene por objeto el estudio del
envejecimiento, analiza el caso del envejecimiento en la Ciudad de México, por ser la entidad
que tiene el mayor número de ancianos en el país (596 210 que representan el
6.8% de su población total), y aunque por el porcentaje que registra la rebasa
el estado de Zacatecas, la proporción de población de la tercera edad que
concentra (10.4) es mayor que la de su población total (8.4), comparadas ambas
con los totales respectivos del país. Además, en los últimos 30 años del siglo
XX el número de viejos en la
Ciudad de México aumentó más que su población total. Mientras
que el total de habitantes de esta entidad se multiplicó por 1.25 en todo el
período, los ancianos alcanzaron más del doble (2.11) de su población en
1970.
En la
Ciudad de México, la tasa de natalidad fue de 27.4% en 1980 y
para 2006 de 14.4%; la de mortalidad fue de 4.5% en 1980 y de 5.5 en 2006; la
tasa global de fecundidad pasó de 3.2 a 1.6 para estos años, la tasa de
crecimiento total de 0.7% a 0.0; y la de crecimiento natural de
2.3 a
0.9%; por otra parte, la esperanza de vida
fue de 71.9 y de 75.4 años respectivamente (CONAPO,
2008).
Los cambios más significativos se advierten en los grandes grupos de
edad, en particular en el de 65 años y más; éste en el decenio de 1940 registró
una población de 50 198 personas y para el año 2000 la cifra fue de 503 357
habitantes, con tasas de crecimiento que fluctúan entre 6.9 en el período
1940-1950
a 2.5% en el de 1990-2000. Este grupo es el que ha
mostrado las mayores tasas de crecimiento en comparación con el de niños, que en
las dos últimas décadas registró tasas de -2.6% en el período 1980-1990 y de
-1.11 en el de 1990–2000; y con el adultos cuyas cifras para el último decenio
llegan a 0.8% (Figura 4).

Figura 4. Estructura de la población por edad y sexo en
la Ciudad de
México, 2000.
Las delegaciones con mayores tasas de envejecimiento para el año
2000, son Benito Juárez 10.5%, Miguel Hidalgo 8.8%, Cuauhtémoc 8.3%, Venustiano
Carranza 7.5%, Azcapotzalco 6.8%, Iztacalco 6.7%, Coyoacán, 6.5% y Gustavo A.
Madero 6.3%, es decir que el 50% de las delegaciones que integran a
la Ciudad de
México, registran tasas de envejecimiento superiores al promedio de la entidad y
que por lo general corresponde a aquellas que constituyen el núcleo central de
la ciudad (Figura 3).

Figura 3. Tasas de envejecimiento en la Ciudad de México,
2000.
Uno de los grupos que integran a esta población envejecida en
la Ciudad de
México, es el que corresponde a la población hablante de lenguas indígenas
(phli), la cual se caracteriza por las más graves condiciones de marginación,
“esta población presenta elevadas tasas de mortalidad por causas transmisibles,
que en su mayoría son prevenibles y curables […] la tasa global de fecundidad en
este grupo es casi 30% mayor que la observada entre las mujeres no indígenas”
(CONAPO 2006, citada en CONAPO-SEGOB, 2008: 5). Se trata de una población que se
integra de diversas etnias provenientes de diferentes regiones indígenas del
país; los indígenas mayores de 50 años representan el 20.5% de la phli existente
en la Ciudad de
México; es una minoría étnica que participa de los procesos excluyentes de la
población vieja en el ámbito urbano. Esta población se ubica primordialmente en
las delegaciones que presentan mayor rezago y marginación: Iztapalapa concentra
el 22.5% del total de phli en la
Ciudad de México y Gustavo A. Madero el 12.8%. Las 14
delegaciones restantes sólo registran en el 1.1% y el 7.5% de phli; esto permite
inferir la distribución espacial de los ancianos indígenas en el Distrito
Federal
Consideraciones finales
El panorama demográfico descrito para la población envejecida del
país, y particularizado para la
Ciudad de México, advierte situaciones diferenciales de acceso
a los servicios, principalmente a los de salud y asistencia social, y a la falta
de empleo.
La distribución territorial de la población de 65 años y más para el
año 2000 se concentra principalmente en localidades urbanas y representa el 57%
del total; el mayor porcentaje, 18.5% corresponde a la población de las
localidades de 100 mil a menos de 500 mil habitantes; el 12.4% a las de 500 mil
a menos de un millón y el 12.3% a las de un millón y más de habitantes, patrón
que se ha venido conservando desde el decenio de los ochenta, y por el cual se
advierte la necesidad de revalorar desde la perspectiva geográfica, la migración
de retorno en ciertos espacios urbanos y rurales de origen y el envejecimiento
de otros por la emigración, que conduzca a una mejor comprensión de este proceso
en las áreas urbanas.
La población envejecida por lo general presenta una exclusión social,
con escasas posibilidades para desarrollarse en su vida cotidiana o para ser
atendida por sus congéneres, al ir perdiendo la plenitud de sus aptitudes y
facultades ya sean físicas o mentales, se convierte en una carga y un “estorbo”
para la familia, situándose con grandes desventajas económicas y sociales para
poder afrontar los años más difíciles de su existencia, ya que las oportunidades
de empleo, los servicios de salud o la infraestructura para su desenvolvimiento
físico, social y económico son prácticamente limitadas. Por otra parte, la
situación de exclusión en el anciano también deriva de su falta de capacidad
productiva y de solvencia económica, además, por negarse a aceptar los estilos
de vida actuales se ven enfrentados a los grupos de menor edad que los ignoran,
menosprecian y marginan, causando conflictos intergeneracionales, ya que con el
aumento de la longevidad la estructura familiar se ha modificado propiciando la
convivencia de dos o más generaciones
simultáneamente.
La población vieja representa todavía una minoría, pero en las
próximas décadas será un sector más numeroso que competirá y dependerá de la
población no envejecida de manera más evidente. Debido a ello, este creciente
sector de la población nacional manifestará una mayor dependencia y marginación
en las próximas décadas, en el entorno de la población mexicana.
Cabría además profundizar en estudios diferenciales por grupos
etáreos al interior del conjunto de la población en proceso de envejecimiento ya
que, de acuerdo con Solís (1998, citado por Negrete, 2003) la diferencia entre
ser funcional o no serlo marca una “situación de transición o frontera entre la
tercera y cuarta edad, límite que se ubica aproximadamente a partir de los 80
años cuando se agudiza la situación de dependencia, ya que “una de cada dos
personas tiene discapacidad y necesita ayuda en diverso grado” (Puyol y Abellan
op. cit.).
”Así la vejez como la etapa de
la vida caracterizada por mermas en la salud, disminución de las capacidades
físicas, obsolescencia social y económica y pérdida de la autonomía, demanda un
anhelo en la calidad vida diaria, en la salud e independencia social […] no sólo
bastan los buenos deseos, siempre debe haber prácticas y políticas individuales,
familiares y de gobierno para lograr una vejez digna (Ham, 1994: 49).
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ANEXO 1. POBLACIÓN TOTAL Y POBLACIÓN ENVEJECIDA, POR
ENTIDAD FEDERATIVA Y EN LOCALIDADES
URBANAS

Según
el Gobierno del Distrito Federal, la división territorial
establecida en la Ley
Orgánica de 1941, se modificó hasta el mes de diciembre de
1970, mediante reformas a dicha Ley. Una de las reformas más significativas se
observa en capítulo II, " Del Territorio", en su artículo décimo: " El Distrito
Federal o Ciudad de México se divide, para los efectos de esta ley y de acuerdo
a sus características Geográficas, Históricas, Demográficas, Sociales y
Económicas, en 16 Delegaciones..."
Ponencia presentada en el Décimo Encuentro
Internacional Humboldt. Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. 13 al 17 de
octubre de 2008.