TURISMO Y
DESARROLLO EN LA REGION DE AYSÉN.
Adriano Rovira
María Dolores
Muñoz
Rodrigo
Sanhueza.
El territorio de la Región de Aysén, ubicado en el extremo sur de
Chile (44 a 49 grados de latitud sur), presenta
grandes oportunidades para todo
tipo de actividades turísticas orientadas a la recreación y esparcimiento, lo
que sumado a la belleza paisajística y abundantes zonas para la pesca deportiva,
hacen de Aysén un territorio de inigualable valor y atractivo para el visitante.
Esta condición natural ha- generado un aumento de la demanda turística a nivel
regional, que sigue la tendencia mundial. En este sentido la tasa de crecimiento
del número de pasajeros llegados a Aysén para el período 1990 - 1999 llegó al
12,1 % (Silva y otros, 2001), siendo mayor el incremento en el número de
turistas extranjeros, por sobre los chilenos. El año 2005 llegó a la Región, un
total de 34.369 pasajeros, los que registraron un total de 55.919
pernoctaciones. Del total de pasajeros, el 31% eran extranjeros quienes fueron
responsables del 29% de las pernoctaciones. Diversos autores advierten que se
debe tener presente que aproximadamente el 30 % de los pasajeros que llegan a
Aysén son registrados en los establecimientos formales, existiendo una alta
proporción de alojamientos informales, por lo que se puede llegar a estimar en
poco más de 100.000 los turistas que entran a la Región.
La Figura 1 presenta la llegada de pasajeros por tipo de
establecimiento de alojamiento turístico en el año 2005. Se aprecia el claro
predominio de los hoteles sobre el resto de los establecimientos, lo que dada la
distribución espacial de este tipo de equipamiento, hace presumir un turismo
centrado en las ciudades principales (Coyhaique y Puerto
Aysén)

Figura 1.- Llegada de
pasajeros a tipos de establecimientos de alojamiento turístico. Región de Aysén,
año 2005.
Fuente:INE – SERNATUR. 2006.
Teniendo en cuenta las características de la Región, Silva (2002)
citando un informe de Eurochile, corporación empresarial de la Comunidad
Europea, elaborado por encargo de CORFO en 1998, menciona como posibles
productos turísticos regionales, el turismo cultural, el agroturismo, el
ecoturismo y el turismo deportivo. La principal oferta turística de la Región es
su naturaleza, la que dado el bajo nivel de intervención que presenta, surge
como un gran atractivo especialmente para el ecoturismo, entendiendo que se
trata de una actividad cuya principal motivación es la observación y
contemplación de la naturaleza. Para estos fines la Región posee una gran
superficie de tierras bajo instrumentos de protección (tabla 1), los que son
motivo de visitas por parte de los turistas.
Tabla 1. Superficies oficiales de Áreas Silvestres Protegidas del
Estado.
CATEGORIA
DE PROTECCION |
Hectáreas |
PARQUES
NACIONALES |
3.026.968 |
Parque
Nacional Queulat |
154.093 |
Parque
Nacional Isla Magdalena |
157.616 |
Parque
Nacional Laguna San Rafael |
1.742.000 |
Parque
Nacional Isla Guamblin |
10.625 |
Parque
nacional Bernardo O’Higgins |
921.000 |
RESERVAS
NACIONALES |
2.175.394 |
Reserva
Nacional Las Guaitecas |
1.097.975 |
Reserva
Nacional Lago Rosselot |
12.725 |
Reserva
Nacional Lago Las Torres |
16.516 |
Reserva
Nacional Lago Carlota |
27.110 |
Reserva
Nacional Trapananda |
2.305 |
Reserva
Nacional
Mañihuales |
3.587 |
Reserva
Nacional Coyhaique |
2.676 |
Reserva
Nacional Cerro Castillo |
179.550 |
Reserva
Nacional Lago Jeinimeni |
161.100 |
Reserva
Nacional Tamango |
6.943 |
Reserva
Nacional Katalalixar |
674.500 |
Reserva
Nacional Río Simpson |
41.634 |
Reserva
Nacional Lago General Carrera |
178.400 |
MONUMENTOS
NACIONALES |
409 |
Monumento
Natural Dos Lagunas |
181 |
Monumento
Nacional Cinco Hermanas |
228 |
Fuente: www.conaf.cl
Del total de turistas que llegan a la Región, aproximadamente un tercio de
ellos visitan las áreas silvestres protegidas, lo que queda en evidencia al
observar el gráfico de la figura 2.

Figura 2.- Relación
entre Turistas y Visitantes a las Areas Silvestres
Protegidas.
FUENTE: Tomado de Silva (2002)
El Servicio Nacional de Turismo informa de 23.250 visitantes a las
Áreas Silvestres Protegidas de Aysén, en el año 2004, de las cuales, 11.544
corresponden a extranjeros. El 90 % de los extranjeros se concentran en el
Parque Nacional Queulat (4.001 visitantes) y las Reservas Nacionales Río Simpson
(5.229 visitantes) y Coyhaique (1.276 visitantes). Cabe hacer notar que las dos
Reservas Nacionales se encuentran en el área central de la Región, más
concretamente en el camino entre Coyhaique y Puerto Aysén, por lo que influye en
esta estadística la cercanía respecto a los centros poblados. Por su parte el
Parque Nacional Queulat es atravesado por el Camino Longitudinal Austral (Ruta
7) en el trayecto desde el norte de la Región hacia Coyhaique. Por otra parte,
la estacionalidad de las visitas se constata en el hecho de que el 80 % de ellas
se produce entre los meses de Diciembre y Febrero (www.sernatur.cl).
Resulta importante observar que muchas de las áreas protegidas no
registran visitas, como es el caso de los parques nacionales Isla Guamblin, Isla
Magdalena y Bernardo O’Higgins, lo que se constituiría en una oferta no
explotada para el ecoturismo.
Respecto al equipamiento que posee la Región para acoger a los
turistas, se dispone de un total de 251 establecimientos que ofrecen servicios
de alojamiento, pero de ellos, 83 corresponden a la categoría hospedaje
familiar, lo que muestra el grado de desarrollo que tiene el sector. Se cuenta
con sólo 17 hoteles, los cuales se concentran en las dos ciudades principales
(Coyhaique y Puerto Aysén). En cuanto a la oferta de camas, estas alcanzan a un
total de 4.234, de las cuales 707 corresponden a los hoteles y
940 a los
hospedajes familiares, lo que muestra que este último tipo de oferta es de
pequeña magnitud individual. A esto se debe sumar una no despreciable oferta de
hospedaje familiar no formal, cuyos datos por lo mismo no son conocidos.
Un problema específico del turismo de Aysén es su marcada
estacionalildad. Si bien, en general el turismo en Chile muestra un ciclo anual,
la situación para el caso de la Región de Aysén se extrema como efecto de las
condiciones climáticas predominantes en el sur austral de Chile. Esta
estacionalidad queda reflejada en los datos que conforman el gráfico de la
figura 3. Este gráfico, con información del año 2005, muestra la fuerte
concentración de las visitas durante los meses de verano, especialmente enero y
febrero, meses que corresponden al periodo de vacaciones en Argentina y en
Chile, fuentes principales de origen de los
turistas.

Figura 3.-
Distribución mensual de turistas chilenos y extranjeros llegado a la Región de Aysén.
2005.
Fuente SERNATUR, 2006
Desde el punto de vista del empleo, el turismo, durante el año
1999 ocupó en promedio un 6,85 % de la fuerza de trabajo total, lo que equivale
aproximadamente a 2.500 puestos de trabajo. En cuanto al aporte al PIB regional,
según, es posible estimar que dicho sector contribuye en aproximadamente en un
10% del total regional. De igual manera los ingresos que se percibieron el año
2001 se estiman en 50 millones de
dólares, y su proyección al año 2010 es del orden de 150 millones de dólares (
SERPLAC, 2000).
Según Silva (2005), el sector turismo registró un total de 594
personas ocupadas en establecimientos de alojamiento turístico, al año 2004,
siendo Aysén, la Región con el menor número de personas ocupadas en este rubro.
Esta ocupación es además notablemente estacional, concentrándose en los meses de verano,
lo que se traduce además, en que se trata de puestos de trabajo de tipo
temporal, en una buena proporción.
Como una forma de organizar la oferta turística natural, el
Servicio Nacional de Turismo posee un instrumento de ordenación del territorio
denominado Zona de Interés Turístico (ZOIT), cuyo propósito principal es
preservar los atractivos turísticos y hacer sostenible la actividad. La
declaración de Zona de Interés Turístico Nacional, tiene por objetivo
fundamental focalizar coordinadamente la acción de los organismos del Estado que
intervienen directa o indirectamente sobre la compleja red de servicios y demás
elementos que componen esta actividad; además de fijar reglas claras para
estimular la inversión privada consecuente con el potencial turístico de la zona
y mitigar los efectos nocivos de aquellas actividades que presenten algún grado
de incompatibilidad con el mismo (SERNATUR, 2004).
En el mapa de la figura 3 se presentan las cinco ZOIT
identificadas en la Región. De ellas, la signada con el número 2,
correspondiente al Lago General Carrera, es la única que se encuentra decretada
oficialmente. Las restantes áreas se encuentran en proceso de declaración y se
trata de las siguientes: ZOIT Tortel – Lago O’Higgins (1); Hoya superior ríos
Simpson y Blanco (3); ZOIT Puyuhuali – Raúl Marín Balmaceda (4); y Puyuhuapi –
Quitralco . Estero Elefantes (5).
Se entiende por Zona de Interés Turístico Nacional, aquella área
de características esencialmente rural, amplia en extensión, donde junto a
recursos turísticos relevantes coexisten otros usos o actividades con una
compatibilidad básica con estos. Los atractivos turísticos que ofrece,
corresponden a una gama variada y contribuyen a conformar circuitos y/o áreas
turísticas generalmente no explotadas, de carácter potencial, siendo conveniente
velar por la preservación y puesta en valor de los recursos turísticos que
posee, debiendo contar para ello con un plan de Ordenamiento Territorial de
carácter extensivo que resguarde y encauce adecuadamente su desarrollo
turístico.
Es este el principal instrumento de gestión territorial turística
con que cuenta el Estado chileno, pero en algunos casos se han presentado
oposiciones de parte tanto del sector privado como del público, puesto que ha
significado un obstáculo adicional para la inversión, debido a que todo proyecto
debe ser sometido al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental, mediante un
Estudio de Impacto Ambiental.

Figura 4.- Áreas de desarrollo turístico definidas por el Servicio
Nacional de Turismo.
FUENTE: SERNATUR, 2005.
Tipología de Actividades Turísticas
La oferta turística de la Región de Aysén, constituida básicamente
por su naturaleza, es objeto de usos diversos, desde aquellos de alto estándar
hasta otros de carácter informal.
De esta manera parecen organizarse dos tipos de espacios
turísticos. El primero de ellos está representado por los circuitos que se
comercializan por operadores internacionales, destacando el tema de la pesca
deportiva y del turismo aventura. La pesca deportiva ofrece grandes atractivos
derivados de la abundante oferta de lagos y ríos, en los cuales el principal
interés lo concita la pesca del salmón, especie que llega a alcanzar tamaños
espectaculares, entre 10 y 20 kilos, lo que para los pescadores representa un
desafío mayor.
Este tipo de turismo está focalizado en los llamados “lodge de
pesca”, que ofrecen el sistema completo: desde el alojamiento hasta las
excursiones de pesca con guías especializados. Los turistas son casi
exclusivamente extranjeros (de Estados Unidos, Canadá, Japón y Europa), arriban
por vía aérea y son trasladados a los lugares de pesca en avionetas o en
helicóptero. Se trata del más claro ejemplo de turismo de alto estándar en la
Región.
Adicionalmente han surgido ofertas de mayor exclusividad aún que
por valores del orden de los 23.000 dólares por semana, aseguran jornadas de
pesca inolvidables en lugares prácticamente inaccesibles por vías
normales.
Estas actividades no sólo implican usuarios extranjeros sino que
además en la mayor parte de los casos los capitales también lo son. Ello implica
que los beneficios económicos no tienen repercusiones locales ni siquiera
regionales, tratándose en la práctica de verdaderos enclaves de la
globalización. El propio personal de estos establecimientos suele también ser
extranjero o de Santiago, debido a que la población local no tiene los niveles
de capacitación que se requieren para atender este tipo de clientes.
En el caso del turismo aventura, los intereses se centran en los
descensos por los caudalosos ríos de la Región, ya sea en balsa, en kayak o en
canoas. El otro centro de interés lo constituyen los glaciares y ventisqueros,
en cuyo caso se trata de caminatas de acercamiento a estos cuerpos de hielo, o
bien el ascenso a algunos de ellos. En este último caso destacan las ofertas que
se refieren al Campo de Hielos Norte.
Este tipo de actividades también está orientada al turismo
extranjero y aunque sus usuarios no alcanzan los niveles de gasto que los
pescadores, constituyen un nicho de demanda muy especializada y por lo tanto
requiere también de servicios de alto nivel, desde el alojamiento hasta el
servicio de guías e instructores, los que muy a menudo también son extranjeros o
provienen de otras regiones. Se refleja una vez más la falta de capacitación en
la población local, que les permita participar de estas fuentes de ingresos. En
algunos casos, tanto los prestadores de servicio extranjeros como los chilenos
de otras regiones, han establecido domicilio definitivo o temporal en la Aysén,
lo que de alguna manera permite un mayor grado de captación local de estos
ingresos.
Mención aparte merece el naciente turismo de cruceros que se
aprovecha del auge que esta actividad tiene a nivel mundial. Durante la estación
veraniega algunos de los cruceros que pasan por Chile, recalan en Puerto
Chacabuco y desde allí se les traslada en grupos a visitar los alrededores,
llegando hasta Coyhaique, que dista no más de dos horas del
puerto.
Un caso especial son los cruceros nacionales, los que se realizan
en navíos de mucho menor estándar que los internacionales y cuya principal
atracción consiste en la observación de las bellezas que ofrece el paisaje de
las numerosas islas, canales y fiordos por los que pasan sus circuitos, y sobre
todo en la visita a la laguna y ventisquero San Rafael. Se trata de una
actividad controlada por operadores de Puerto Montt y Santiago, por lo que no
revisten significado económico para la Región de
Aysén.
Un segundo espacio de mayor informalidad, se genera en relación
con la oferta de servicios de alojamiento y alimentación de bajo estándar y que
deben su desarrollo a los requerimientos demandados por los viajeros
intraregionales, que deben salvar largas distancias para trasladarse de un
pueblo a otros. Un caso típico de esto es el que se registra en Cochrane, centro
poblado ubicado a mitad de camino entre los centros poblados del sur de la
Región y la capital regional, por lo que adquirió un rol de “posta” que aún hoy
sigue prestando. Cochrane se encuentra a cuatro horas de Coyhaique y a cinco de
Tortel y siete de Villa O’Higgins. Estas distancias eran de un día, antes de la
consolidación del sistema carretero regional.
Este sistema de carácter más local, es utilizado principalmente
por turistas nacionales y por extranjeros que practican el turismo de
“mochileo”, en bicicletas o en sistemas de buses locales. En el caso de los
turistas nacionales, se trata de familias que se desplazan en sus propios
automóviles y sus actividades son preferentemente del tipo observación de la
naturaleza, visitas a lugares destacados de la Región. Consiste más que nada en
recorridos por los caminos de la Región, aprovechando el sistema de alojamientos
a que ya se hizo alusión.
Los extranjeros son preferentemente jóvenes con espíritu de
aventura que visitan un lugar que tiene un lugar destacado en el imaginario de
quienes buscan la naturaleza menos alterada, sitios prístinos, naturaleza
salvaje y agresiva. Eso les hace disfrutar de la lluvia, que está presente casi
todo el año, los malos caminos y los alojamientos sin mayores
comodidades.
En este caso sí que los gastos de los turistas quedan en las
comunidades locales, en su mayoría, puesto que también en este nicho se
encuentran inversiones en proyectos con capitales extra regionales y
extranjeros.
Conclusiones
No obstante el gran potencial turístico que presenta la Región, se
torna indispensable la consecución de inversiones provenientes ya sea del
sector público o del privado,
destinadas a mejorar la oferta turística, tanto en los aspectos de
infraestructura, como en aquellos que dicen relación con los servicios
turísticos. De igual manera se requiere entregar señales claras a los
inversionistas, por medio de la definición de las mencionadas zonas de interés y atractivo
turístico, que por una parte permitan materializar inversiones y por otra
contribuir a impedir la ocurrencia de conflictos de uso con otros sectores
productivos.
Entre las debilidades y amenazas que presenta el turismo en la
Región, se destacan las deficiencias de la infraestructura en general, y
específicamente en las Reservas y Parques Nacionales. A ello se agrega una
deficiente protección a los recursos naturales, falta de circuitos turísticos
locales, problemas de acceso a los atractivos turísticos y el aislamiento
comunicacional que se presenta en toda la Región, y en las áreas de mayor
atractivo para el ecoturismo, en particular.
La oferta turística, en términos de establecimientos, no presenta
una diferenciación suficiente para atender los distintos segmentos de la
demanda. En general las empresas son de tamaño pequeño, por lo que no poseen
todos los servicios que requiere el visitante. Además los precios son muy
elevados, sin distinguir con ello la calidad que se ofrece. El único ejemplo que
se está apreciando en cuanto a oferta discriminada son los “lodges de pesca”,
orientados a satisfacer la demanda de pescadores que practican la pesca con
mosca y en sistema de captura y liberación.
Con el objeto de mejorar la oferta turística, especialmente hacia
el mercado del ecoturismo, y así contribuir a la generación de un mayor número
de fuentes de trabajo que permitan el desarrollo de las comunidades locales, se
requiere incentivar e impulsar la cooperación entre los empresarios, a la vez
que se necesita una mejor coordinación entre los organismos públicos con
incidencia en el sector. Pero no basta con el desarrollo de un empresariado
organizado y coordinado, es necesario desarrollar los atractivos turísticos, por
medio de inversiones en infraestructura y en promoción y
marketing.
Se advierte que el turismo rural y el ecoturismo en particular,
constituyen las principales fuentes de negocio en el sector para la región de
Aysén, ante lo cual es muy necesario tener presente las discusiones que sobre
este tipo de turismo se presentan en el ámbito de los investigadores y
especialistas en la materia. Así mientras Rodrigues (1996) asocia estas
prácticas con las posibilidades de un desarrollo sustentable, César y
Arnais(2006) lo estigmatiza como una forma de neo-colonialismo practicado en lo
que llama “la última frontera”, donde las riquezas naturales de paisajes
preservados por la utilización sabia que de ellos hacen los habitantes
originarios, son pasto de el botín de “los nuevos
descubridores”.
Así entonces, las posibilidades de aprovechar las actividades
turísticas para conseguir impulsar procesos de desarrollo local, requiere de
mayores estudios, en las comunidades involucradas, para establecer las reales
potencialidades que ellas tienen para internalizar estos procesos y lograr
conducirlos en su beneficio.
Bibliografía
César Dachary, Alfredo y Arnaiz, Stella Maris. 2006. Territorio y
Turismo. Nuevas dimensiones y acciones. Universidad de Guadalajara. Guadalajara,
México. 182 páginas.
INE - SERNATUR, 2006. Turismo. Informe Anual 2005. Instituto
Nacional de Estadísticas, Santiago de Chile. 87
páginas
Rodrigues, Adyr A.B. 1996. Desafíos para os estudiosos do turismo.
En: Rodrigues, Adyr (ed) Turismo e geografía. Reflexoes teóricas e enfoques
regionais. Editora Hucitec. Sao Paulo, Brasil. Páginas 17 –
32.
SERPLAC XI Región. 2000. Estrategia de Desarrollo Regional de
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2000.
SERNATUR. 2005. Cartografia Zonas y Centros de Interés Turístico
Nacional. Áreas en estudio. Zonas Norte – Centro – Sur. Servicio Nacional de
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Silva, Iván. 2002. Desarrollo local y alternativas de desarrollo
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ILPES – CEPAL. Serie Gestión Pública N° 24. Instituto Latinoamericano y del
Caribe de Planificación Económica y Social – ILPES. Santiago (Chile). 84
páginas.
Silva, Iván; Schulte, Silke y Buitelaar, Rudolf. 2001. Desarrollo
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la Región de Aysén. En: Memorias del seminario internacional de ecoturismo:
políticas locales para oportunidades globales, mayo de 2001. CEPAL - SERIE
Seminarios y conferencias N° 17. Pag 143 –
175