ME FULMINABAN CON LA MIRADA
Como otras veces, en el Noticioso me dijeron:
-
¿Tenés
los documentos al día…? Porque pasado mañana viajás a Ecuador y Venezuela con
una delegación de empresarios y periodistas.
-
Siempre
tengo todo al día y ¡la valija abierta…!
-o-
Aterrizamos
en Guayaquil, pero el recuerdo que tengo de la ciudad es nebuloso. Apenas
paramos unas horas. Hacía calor, mucho calor. Y por suerte en el hotel había una
piscina para refrescarnos. A la mañana siguiente legamos a Quito. Y de
Quito
sí,
puedo
contar
algunas
vivencias sin sentirme sabihondo, como hacen algunos tipos que llegan –por
ejemplo– a Buenos Aires, salen del hotel para visitar un par de lugares de la
rutina turística y cuando vuelven a su país escriben sobre “la historia de las
tradiciones argentinas”.
-o-
La
delegación viajera estaba compuesta por legisladores, gremialistas,
empresarios
y
periodistas,
invitados
por el entonces ministro de Economía José Ver Gelbard. (Sí, el de la “inflación
cero”.) Que después se haya convertido en una entelequia lo del cero está en la
lista de los imponderables.
Entre
los
periodistas
había
algunos
amigos,
otros
conocidos,
y los más eran… periodistas. Quito es la residencia del gobierno y el primer día
lo pasamos en la cobertura de los actos oficiales: visita a las autoridades; el
presidente –de facto– era el general Guillermo Rodríguez Lara y los empresarios
iniciaron conversaciones para –como se dice siempre y se cumple pocas veces–
afianzar las relaciones entre los dos países. Pasé el informe y me hice tiempo
para conocer la ciudad. Hay una iglesia cada 200 metros y le feligresía es muy
devota. Frente al convento de mayor predicamento pregunté a un
tipo:
-
¿Señor…
este es el convento de San Francisco?
-
Si…
-
¿Es
aquí donde germinó el primer grano de trigo y de cebada en el
Continente…?
-
No
lo sé. ¿Es usted ecuatoriano?
-
No,
soy argentino.
-
Pues
hombre, viene usted de la
Argentina y lo sabe y yo, que soy de aquí… me entero
ahorita…!
-o-
A la mañana siguiente otra vez a la actividad y al
informe al Noticioso, pero como Quito –Ecuador– tienen cosas admirables, que no
se pueden perder, otra vez al turismo
constructivo.
A media hora de taxi del centro de Quito está línea
equinoccial que imaginariamente divide al globo terráqueo en dos medias
naranjas. Así quedan determinados los hemisferios Norte y Sur. El viaje, en
taxi, costaba (1975) entre 8 y 10 dólares. Para bajar el costo invité a varios
periodistas a compartir la tarifa. Muchos dijeron que ¡Sí, cómo no…! Pero fui
solo. (Muy pocos trabajamos de curiosos).
-o-
En
el “centro del mundo” hay un monolito de 12 metros de
altura
y
desde la base parten dos líneas que, imaginariamente prolongadas a través de la
circunferencia de la tierra marcan el límite de los dos hemisferios. Allí la
altura es de 2483m sobre el mar y en 1744 técnicos franceses y pobladores
ecuatorianos –mayoría indígenas– midieron la distancia con precisión métrica. No
resistí la tentación cholula de posar para mi Minolta con disparador automático,
pisando con un pie el hemisferio Norte y con el otro el
Sur.
¡Y pensar que esa medición se hizo hace más de dos
siglos y medio!!!
En Radio El Mundo hablé sobre Ecuador, en micros
especiales, durante dos meses por lo menos.
o-o
El convento de San Francisco es tradicional. Entré a la
tardecita, a la hora de la misa diaria. Estaba rebosante. Los pisos son de
madera, muy gastados. Advertí, realmente, devoción. Comencé a disparar mi cámara
y en el silencio el clic del obturador sonaba como una chicharra. Las… devotas
me miraban con odio. Yo era algo así como un profanador que estaba tomando
fotografías cuando debía estar allí por convicción. Entonces me iba un poco más
allá para escapar de las miradas fulminantes y para buscar otro ángulo para mis
notas. Pero el piso crujía a mi paso y otras miradas me excomulgaban. No eran
miradas muy católicas, con lo cual yo me sentía absuelto y
perdonado…
Extraído del libro "Maipú 555 - Anécdotas de un Periodista -
(1956-1976)", de Ampelio Liberali. Ediciones Buen Humor. Buenos Aires. En
prensa.