¡PARÁ DE DARLE MANIJA…!
Carlos Ulanovsky dijo: “… lo que no se cuenta carece
de sentido”. Por eso cuento cosas que me sucedieron y que tienen que conocerlas
alguien más… No es que tengan tanta importancia como para merecer lectores
consecuentes, sino para que se conviertan en testimonios de un tiempo de vida
que, en momentos de escribirlas ya había cumplido más de 87 años. Tengo plena
conciencia de que algunas son absolutamente personales y carecen de entidad
pero… me divierto –o me emociono– cuando las paso por la Olivetti, así que, como
dicen los gallegos, ¡vale!
-o-
Allá por el 72 había nevado fuerte en Santa Cruz. El
entonces gobernador de la provincia, don Jorge Capernic, invitó a un grupo de
periodistas de la
Capital a visitar la provincia para documentar la gravedad de
la situación. Fuimos como 20, un miércoles y nos hicieron recorrer gran parte de
las zonas más afectadas por la nevazón. Como correspondía pasamos la información
a nuestros medios y el viernes a la mañana, todos –casi– decidieron regresar.
Don Capernic puso mala cara y rezongó:
- Parece que los muchachos extrañan el fin de semana
en Buenos Aires…
-o-
Le manifesté mi decisión de quedarme un par de días
más porque tenía la impresión de que el problema no había terminado y que era
necesario ahondar un poco más en la situación de los santacruceños:
- ¿Puedo quedarme unos días,
gobernador?
- ¡Cómo no…! Eso es lo que quería pero sus amigos se
van…
- Amigos… algunos. Otros compañeros. Y
otros…
Me quedé. La idea era por dos o tres días pero… el
sábado a la madrugada cayó otra nevada que cubrió todo el territorio y, en
algunos lugares, con más de un metro de nieve. Cerraron el aeropuerto, los
caminos quedaron intransitables… No hubo más comunicación que un helicóptero que
acudía en auxilio de los enfermos, heridos, afectados por el temporal…! Durante
15 días no hubo manera de salir. Y como periodista yo era el único que podía
pasar información a la radio. Si bien las comunicaciones telefónicas no eran lo
eficiente que son hoy –eran los tiempos de ENTEL, no olvidarlo…- las chicas de
la telefónica hacían lo imposible por comunicarme antes del mediodía, que era la
hora del Panorama. Como constancia de la importancia de la situación comprobé
después que los diarios de la tarde copiaban lo que transmitía Radio El Mundo.
Hasta con los lógicos errores del apuro y la improvisación de cada
crónica.
-o-
El helicóptero era conducido por un aeronauta de
lujo: Rodolfo Valentino Alonso. (Su madre, me dijo, era admiradora del actor
latino más famoso de principios del cine y él se ligó un apelativo popular.)
Alonso iba y venía en su aparato y salvó la vida de varias personas que, por
accidentes o dolencias de otro tipo, sólo podían llegar a los hospitales de Río
Gallegos a bordo del aparato. La información radial y la repercusión que se
potenciaba por el rebote en los medios fue un elemento de enorme valor para los
sufridos pobladores de la
Patagonia.
-o-
Pasó el período crítico, poco a poco la ciudad y gran
parte de la provincia recuperaron la normalidad y llegó el momento de regresar.
Dos semanas entre la nieve con la obligación de trabajar no son la mejor manera
de hacer turismo, pero sí dan la satisfacción de cumplir un deber esencial.
Mientras tanto el helicóptero quedó en Gallegos porque, si bien lo peor había
pasado, resultaba de gran utilidad. Y don Capernic se negaba a devolverlo al
ministerio del que dependían aparato y piloto, Bienestar Social. Desde el
Noticioso seguíamos insistiendo en la imperiosa necesidad de que el aparato y su
tripulante permanecieran en tareas comunitarias en el Sur, idea que, en el
ministerio, no compartían. Y fue en ese momento cuando un amigo me llamó al
Noticioso y me dijo, textualmente:
- Te lo digo como amigo: dejate de joder con el tema
del helicóptero porque ya pasó lo de la nevada
y…
- Pero Jorge… es necesario allá! Aquí se puede
reemplazar, pero en Gallegos y en la provincia no hay otro
recurso…
- Te lo digo por última vez: el ministro está muy
cabrero con la radio y especialmente con vos, que les está dando manija, así
que…
(El ministro era José López Rega).
Extraído del libro "Maipú 555 - Anécdotas de un Periodista
- (1956-1976)", de Ampelio Liberali. Ediciones Buen Humor. Buenos Aires. En
prensa.