LA MEDICIÓN
DE LA POBREZA A PARTIR DE DATOS
CENSALES
El caso de Bahía Blanca
Nidia Formiga
María
Belén Prieto
Departamento de
Geografía y Turismo
Universidad
Nacional del Sur
Resumen
El
estudio de la pobreza ha cobrado, en los últimos años, indiscutible importancia
y en torno a esta problemática se han desarrollado intensos debates sobre los
enfoques teórico-metodológicos más apropiados para su análisis, tomando en
cuenta las limitaciones en su
medición.
Esta
ponencia tiene como propósito analizar aspectos relacionados con la medición de
la pobreza, a partir de datos proporcionados por el Censo de Población, Hogares
y Vivienda correspondientes al año 2001, en relación a la aplicación de dos
métodos: Necesidades Básicas Insatisfechas e Índice de Privación Material de los
Hogares (IPMH). Se destaca el aporte de este último en la identificación de
hogares pobres, reconociendo la heterogeneidad e intensidad de las situaciones
de privación que se complementa con el análisis espacial mediante la aplicación
de Sistemas de Información Geográfica.
Introducción
El
estudio de la pobreza ha cobrado, en los últimos años, indiscutible importancia.
Actualmente pobreza y desigualdad son fenómenos que se han acentuado
considerablemente. Así lo afirma Ocampo en su discurso pronunciado en el Día de
las Naciones Unidas en el año 2002 “...la pobreza y la desigualdad social siguen
siendo objetivos esquivos de nuestro desarrollo y han sido duramente golpeados
en los últimos años por nuestra vulnerabilidad macroeconómica...” En torno a
esta problemática se han desarrollado intensos debates sobre los enfoques
teórico-metodológicos más apropiados para su análisis, tomando en cuenta las limitaciones en su
medición.
Al abordar el estudio desde la
perspectiva de la diferenciación socioespacial, la atención se focaliza en uno
de los aspectos constituyentes de la realidad urbana, vinculado directamente a
las áreas residenciales de los grupos de población de menores recursos, que por su relevancia social y espacial,
conforma uno de los rasgos destacados de la morfología
urbana.
Esta
ponencia tiene como propósito analizar aspectos relacionados con la medición de
la pobreza, en relación a la aplicación de dos métodos: Necesidades Básicas
Insatisfechas e Índice de Privación Material de los Hogares (IPMH). Se destaca
el aporte de este último en la identificación de hogares pobres, reconociendo la
heterogeneidad e intensidad de las situaciones de privación que se complementa
con el análisis espacial mediante la aplicación de Sistemas de Información
Geográfica.
Como
estudio de caso se selecciona la ciudad de Bahía Blanca donde se evidencia una
importante diferenciación socio-residencial, que se corresponde con importantes
desigualdades en la calidad de vida. Las áreas ocupadas por los asentamientos
carenciados se concentran en los
sectores con menores condiciones desde el punto de vista ambiental, con
importantes limitaciones en la habitabilidad. Los datos utilizados para el estudio corresponden al Censo de
Población, Hogares y Vivienda del año 2001. Se dispuso de información a nivel de
radios censales, lo que permitió el análisis intraurbano y el tratamiento
espacial se realizó mediante un Sistema de Información Geográfica. Los
resultados obtenidos permiten establecer las potencialidades y las debilidades
de los métodos aplicados para una adecuada cuantificación y caracterización de
la pobreza en Bahía Blanca. En particular, es preciso destacar las limitaciones
que imponen los datos disponibles, que resultan en sobre o subestimaciones de
los hechos analizados.
La
Pobreza: dificultades en definición y
localización
La pobreza, como problemática que
atrae la atención tanto de científicos sociales como de funcionarios y
políticos, se presta a una diversidad de interpretaciones conceptuales. Aunque
el término pobreza es ampliamente utilizado y existe un consenso más o menos
implícito en cuanto al grupo de referencia, los científicos sociales concuerdan
en que el concepto no se inscribe en ningún cuerpo teórico particular y se
aborda como problemática desde diversos enfoques conceptuales (Altimir, 1979; Franco,
1982; González, H., 1995).
Desde la denominada “cultura de la pobreza”, a las
personas sujetas a esta situación se les atribuyen ciertos rasgos de fatalismo y resignación, que se explican por la
falta de adopción de valores modernos. Al respecto, Argüello (1982) critica esta
postura y señala que la pobreza es un síndrome socio-económico-cultural mucho
más complejo, un aspecto del cual está representado por la insuficiencia
educacional. Comprende los factores materiales de su existencia, que se repiten
de generación en generación, y que suelen cristalizarse en una marginación general, que abarca desde las
oportunidades para la inserción laboral, el acceso a las posibilidades
educacionales, la participación en actividades culturales y sociales en general,
hasta una ubicación ecológica que en muchos casos, desde lo geográfico, es una identificación de su ubicación
dentro de la sociedad (ibid. ,pp.217).
Para Franco (op. cit.,pp.46), el
problema radica en la forma cómo se abordan los fenómenos y en el modo en que se
recorta la realidad social que los incluye, ya que considera que en cualquier
definición de pobreza, de manera explícita o implícita, se está haciendo una
referencia acerca del resto de la
sociedad.
Dentro de los estudios llevados a
cabo en Argentina, Minujin y Vinocur (1989, pp.8), parten de la reflexión de que
los cambios estructurales que se observan en el país son efectivamente
excluyentes de un amplio sector social, debido a que la polarización no es
sólo resultado de una estructura
distributiva inequitativa sino que el modelo de acumulación implicaría una nueva
conformación social. De allí que realizan un análisis de la pobreza según los
cambios evidenciados en los años
ochenta, como consecuencia de las variaciones estructurales que sufre la sociedad, y
que resultarían en un aumento de la
heterogeneidad social.
Por otro lado, el estudio del INDEC
(1990, pp.17) sobre la pobreza
urbana en la
Argentina, la enmarca como una manifestación específica de la
pobreza en general, que es resultado de un crecimiento socioeconómico
dependiente y distorsionado, común a (y propio de) los países latinoamericanos.
Se señala que el deterioro en la distribución de los ingresos y el crecimiento
de las posiciones precarias (asalariadas y no asalariadas) se expresa en el
incremento de población en peligro de no poder satisfacer sus necesidades
básicas. Entonces, el mercado de trabajo que genera formas heterogéneas de
pobreza y las condiciones de privación a que se ven sujetos los hogares,
configuran un problema complejo y múltiple
que atañe al conjunto de la estructura social. Los pobres forman un grupo
funcional al sistema económico y constituyen una reserva laboral que presiona sobre los salarios
deprimidos vigentes en la actividad económica.
Altimir señalaba la ambigüedad del
concepto y las dificultades en su formulación teórica, cuyas disquisiciones
aparecen como superfluas frente a la magnitud social del problema. "La pobreza
es, por lo pronto un síndrome situacional en el que se asocian el infraconsumo,
la desnutrición, las precarias condiciones de vivienda, los bajos niveles
educacionales, las malas condiciones sanitarias, una inserción inestable en el
aparato productivo o dentro de los estratos primitivos del mismo, actitudes de
desaliento y anomia, poca participación en los mecanismos de integración social,
y quizás la adscripción a una escala particular de valores,
diferenciada en alguna medida de la del resto de la sociedad. "(Altimir, 1979,
pp.1).
Pobreza y riqueza son los extremos
de las desigualdades sociales, que son esencialmente relativas. Pero la
desigualdad no se reduce a la pobreza y no toda privación relativa es pobreza;
el concepto de desigualdad es mucho más general al abarcar una gran variedad de
situaciones y, por lo tanto, engloba tanto casos de privación relativa que
quedan incluidos dentro de la pobreza como
otro conjunto que están marcados sólo por la desigualdad (ibid., pp.9).
La pobreza es una de las consecuencias de los mecanismos que actúan en la
determinación de las desigualdades sociales. Pobreza y desigualdad son términos
que a veces se utilizan indistintamente, pero que no son equivalentes. Al
concentrarse en la pobreza, se ha llamado la atención sobre los problemas más
acuciantes de la desigualdad, pero también su ambigüedad es una forma de
desfocalizar la atención de un planteamiento más integral de la desigualdad.
El concepto de pobreza es relativo
en tanto los criterios para su determinación están referidos a un contexto
social y a un momento específico, que implica un marco de
valores y un determinado estilo de
vida. La identificación de las
carencias, de la privación,
depende de la situación del
grupo de referencia. Si bien está presente la relatividad contextual, se
considera que el concepto de pobreza contiene una dimensión absoluta, un núcleo
irreductible al decir de Altimir, que nace de la noción de dignidad humana y de la universalidad de los derechos
humanos básicos (ibid., pp.11).
Si bien hay coincidencia en
reconocer que los pobres constituyen el estrato más perjudicado desde el punto
de vista socioeconómico, son
diversos los criterios que se plantean con el fin de establecer el grupo de
referencia y ponen en evidencia las dificultades en su identificación, las que provienen de la ambigüedad
conceptual.
Las dificultades se presentan en el
análisis de la pobreza absoluta en relación a los condicionantes locales de las
distintas sociedades, como por ejemplo el determinar un nivel de ingresos que
sirva como límite adecuado ante las variaciones espaciales que se verifican en
el costo de vida y los cambios en las expectativas de la población. Estos
diferenciales llevan a proponer el
concepto de pobreza relativa para tomar en cuenta las especificidades locales.
Sin embargo, tampoco este término relativo está exento de imprecisiones e inconvenientes.
En esta perspectiva, el estudio de
La pobreza en la
Argentina (INDEC,1985) busca una aproximación a las situaciones
de necesidades básicas insatisfechas y de pobreza, con el propósito de
dimensionar y establecer la distribución espacial de estos problemas a nivel
nacional.
Desde el punto de vista
metodológico, el concepto de pobreza es esencialmente normativo; se considera
pobre a quien no obtiene o no puede procurarse recursos suficientes para llevar
una vida mínimamente decorosa, de acuerdo con los estándares implícitos en el
estilo de vida predominante en la sociedad a la que pertenece. El desarrollo de
esta línea de investigación basada en las necesidades básicas insatisfechas
(NBI) continuó siendo ampliamente utilizada, posteriormente, para estudios
comparativos en todo el país.
La pobreza relativa plantea la
diferencia entre los pobres y el resto de la sociedad pero no introduce las
desigualdades existentes dentro de cada uno de esos subgrupos. Al respecto y en
forma complementaria, se considera oportuno plantear dos determinantes que
influyen en la heterogeneidad de la pobreza, por la forma en que inciden en las
oportunidades, las expectativas y, en general, en las condiciones de vida. Están referidos al capital
social y al capital cultural de los cuales Minujin y Kessler, basándose en P.
Bourdieu, hacen la siguiente caracterización. El capital social se refiere a la posesión, o no, de una red de familiares y de amigos que
estén en posición de brindar trabajos, comprar bienes u obtener algún tipo de
servicio en condiciones favorables; su valor depende de las diferentes
trayectorias sociales y orígenes familiares. El capital cultural se refiere a
que el origen social, la educación recibida, el tipo de experiencias y la
posición ocupada en los distintos ámbitos
sociales que se han transitado, van forjando formas casi inconscientes de
mirar el mundo y de representarse su propio lugar en él; su incidencia se plasmará en las distintas formas de percibir, de actuar, de
reflexionar y de demandar (Minujin
y Kessler, 1995, pp. 44-46).
La pobreza constituye un fenómeno
mucho más amplio que la satisfacción de necesidades básicas y se relaciona
directamente con modelos y diversas estrategias de desarrollo llevados a cabo.
Como lo indica Arriagada, se ha llegado a cierto consenso en que la pobreza “es
la privación de activos y oportunidades esenciales a los que tienen derecho
todos los seres humanos. La pobreza está relacionada con el acceso desigual y
limitado a los recursos productivos y con la escasa participación en las
instituciones sociales y políticas. Deriva de un acceso restrictivo a la
propiedad, de bajos ingresos y consumo, de limitadas oportunidades sociales,
políticas y laborales, de insuficientes logros educativos, en salud, en
nutrición, en acceso, uso y control en materia de recursos naturales, y en otras
áreas del desarrollo” (2005, pp 102)
Desde la perspectiva del desarrollo
y como una ampliación de las libertades, la pobreza en palabras de Sen
(2000,pp114) “...debe concebirse como
la privación de capacidades básicas y no meramente como la falta de
ingresos, que es el criterio
habitual con el que se identifica
la pobreza.”
Sen señala (ibid.) las siguientes
ventajas de esta concepción:
1.
La
pobreza puede identificarse de forma razonable con la privación de capacidades;
el enfoque se centra en las privaciones son intrínsecamente importantes
(diferencia que renta baja es importante sólo desde lo instrumental).
2.
Hay otros
factores que influyen en la privación de capacidades, además de la falta de
renta –no es el único instrumento que genera capacidades-.
3.
La
relación instrumental entre la falta de ingreso y la falta de capacidades varía
de unas comunidades a otras e incluso de una familia a otras y de unos
individuos a otros.
Boltvinik (2005) plantea una
conceptualización más general, la del florecimiento humano, como marco para
fundamentar el recorte del eje correspondiente al nivel de vida y a la pobreza.
Sostiene “la visión de la pobreza (que ahora llamo económica) como la situación
por debajo de un punto de corte normativo en el eje del nivel de vida, ahora
concibo este eje como la perspectiva económica del eje de florecimiento humano,
cuyos elementos constitutivos son las necesidades y capacidades humanas”
(pp.10). Dentro de este marco, la satisfacción de necesidades básicas constituye
el umbral a partir del cual comienzan a cobrar significado las necesidades de
orden superior.
Adoptando un concepto amplio de
pobreza que va más allá de lo económico y tiene que ver con las privaciones para
la realización del hombre como persona
en libertad, con el desarrollo total de sus capacidades y oportunidades, en este caso se aborda el estudio de las
necesidades básicas como un primer nivel de satisfacción.
La medición de la pobreza con datos
censales
En esta ponencia se abordan los dos
métodos que utilizan datos censales en la medición de la pobreza:
ü
Necesidades Básicas Insatisfechas
- NBI -
ü
Índice
de Privación Material de los Hogares – IPMH -
El método de
NBI
Identifica los hogares que no
satisfacen un conjunto mínimo de necesidades básicas a partir de variables
censales referidas a calidad de la vivienda, disponibilidad de servicios
sanitarios, accesibilidad a la educación y ocupación del jefe de hogar, que se
considera se presentan con alta frecuencia en situaciones de bajos ingresos y
asociadas con otras dimensiones de las necesidades básicas. Este método ha
alcanzado gran difusión debido a que utiliza variables censales, por lo cual
permite su aplicación a distintas escalas territoriales y la comparación entre
unidades espaciales.
Los resultados del Censo Nacional de
2001 indican que un hogar es pobre por NBI si presenta al menos una de las
siguientes condiciones:
ü
Hacinamiento: más de tres
personas por cuarto.
ü
Vivienda
inadecuada: pieza de inquilinato, vivienda
precaria u otro tipo, lo que excluye casa, departamento y rancho.
ü
Condiciones
sanitarias: ningún tipo de retrete
ü
Menores no
escolarizados: al menos un niño de
6 a 12 años
que no asiste a la escuela.
ü
Capacidad de
subsistencia: cuatro o más personas por miembro
ocupado y cuyo jefe de hogar no
haya completado el tercer grado de escolaridad primaria.
Importantes críticas se han
planteado en cuanto a las limitaciones de este procedimiento para una adecuada
captación de los hogares pobres y para la cuantificación de la pobreza. Entre otras se ha señalado (Gómez et
al., 2005, pp.1003) que:
¨
la
cantidad de pobres que se identifica depende de la cantidad de indicadores que
se utilizan para definir la población con NBI (Boltvinik,
1997);
¨
no es
posible la distinción entre grados de satisfacción de necesidades dado que la
metodología incorpora indicadores que sólo captan situaciones extremas,
considerándose a la pobreza como un fenómeno único y homogéneo, sólo susceptible
de una clasificación dicotómica:
pobre-no pobre (INDEC, 1994;
Minujín 1992);
¨
la
probabilidad de cada hogar de ser identificado como pobre depende de su
estructura demográfica, vale decir que los indicadores de privación se refieren
a distintos niveles de mensurabilidad de los hogares (Alvarez y otros,
1997);
¨
no es
posible el reconocimiento de la población afectada por los procesos de
pauperización ocurridos en las últimas décadas (Beccaria y Minujín,1985;
Kaztman, 1996) debido al carácter estructural de las carencias identificadas ya
que el indicador de capacidad de subsistencia refleja escasamente la
insuficiencia de ingresos (Alvarez, 2002);
¨
la
sobrerrepresentación de los indicadores de la dimensión habitacional determina
que una gran proporción de la pobreza medida a través de las NBI se explique a
partir de carencias habitacionales (Giusti, 1988; INDEC,
1994);
¨
los
indicadores de carencia reciben idéntica ponderación a pesar de que expresan
privaciones de distinta intensidad (Feres y Mancero, 2001);
¨
los
comportamientos de los hogares con NBI muestran inconsistencias que impedirían
una ponderación diferencial de los indicadores, a la vez que la clasificación
por NBI suele albergar en su interior conjuntos de situaciones heterogéneas
(Alvarez, Lucarini y Mario, 2001).
El Índice de Privación Material de los
Hogares (IPMH) se plantea con el propósito de superar las limitaciones
señaladas. Permite avanzar respecto a la dicotomía entre pobres y no pobres,
tendiendo a captar la heterogeneidad de la pobreza mediante la distinción de
categorías basadas en la disponibilidad de recursos materiales según dos
dimensiones: recursos corrientes y patrimonial. Se considera que pobreza debida a la
insuficiencia de recursos corrientes –más ligada a las fluctuaciones del ciclo
económico- y la pobreza patrimonial o estructural.
Las dos dimensiones establecidas
(patrimonial y recursos corrientes) responden a la forma de disponer de dos
tipos de recursos básicos:
a)
los que
demandan ahorro e inversión acumulados en períodos prolongados de tiempo,
y
b)
el acceso
cotidiano a otros bienes de consumo inmediato cuya adquisición es menos costosa
pero debe renovarse permanentemente.
De allí que se establece la distinción
entre hogares con carencias en una de esas dimensiones y los que presentan ambas
carencias- pobreza convergente. Así se establece cuántos son los hogares con
privación y su caracterización: cómo son y cuán grave es la situación que
presentan.
“La incapacidad de los hogares para
proveerse de uno u otro tipo de recursos es lo que distingue entre los hogares
con privación o sin ella. El primer
aspecto, se vincula a la privación patrimonial que afecta a los hogares en forma
más estable y dada su característica de persistencia se la considera de tipo
estructural o crónico. En cambio, la privación de recursos corrientes puede
variar considerablemente en el corto plazo y está ligada más directamente a las
fluctuaciones de la economía.” (INDEC, op.cit.)
La combinación de las dos
dimensiones da lugar a las cuatro situaciones representadas en el siguiente
esquema:
Esquema
1. Construcción del IPMH
Suficiente |
PRIVACION
SÓLO DE RECURSOS CORRIENTES
(PR) |
SIN
PRIVACIÓN
(SP) |
Insuficiente |
PRIVACIÓN
CONVERGENTE
(PC)
(Insuficiencia
patrimonial y de recursos corrientes) |
PRIVACIÓN
SÓLO PATRIMONIAL
(PP) |
|
Insuficiente |
Suficiente |
|
|
|
|
Recursos
Corrientes
Respecto a la composición de los
indicadores que integran el
IPMH se indica los
siguientes (Gómez et al.,op.cit,
pp.1005) :
Para la construcción del IPMH se
utilizan dos indicadores complejos construidos a partir de la información
contenida en la cédula censal. Por una parte, para aproximarse al patrimonio de los hogares, se elaboró
un indicador de las condiciones habitacionales del hogar (CONDHAB) dado que la
vivienda es un bien cuyo disfrute depende usualmente de la acumulación exitosa y
sostenida, permitiendo inferir su situación patrimonial. CONDHAB fue elaborado a
partir de las características de los materiales constructivos y de la
infraestructura sanitaria que componen la vivienda.
En tanto que la dimensión de recursos corrientes, se captó a través
de un indicador de la capacidad económica
del hogar (CAPECO), concebido como una aproximación a la insuficiencia de
ingresos. Este indicador se construye a partir de la relación entre los años de
educación formal aprobados por los perceptores de ingresos y la cantidad total
de miembros del hogar (Alvarez, 2002).
La
metodología de IPMH establece un umbral para cada uno de estos indicadores que
distingue a los hogares según posean o no un nivel de satisfacción adecuado en
cada una de las dimensiones. Los hogares que presenten al menos una privación
son considerados pobres.
Debilidades y fortalezas de los
métodos
La comparación entre NBI e IPMH permite establecer las
diferencias en cuanto a la captación de las unidades de análisis, de acuerdo a
los criterios que se establecen en cada caso respecto a identificación y
agregación.
Identificación de los hogares
pobres: El problema
que presenta el método de NBI en la captación de hogares pobres es que de los 5
indicadores utilizados sólo 2 se aplican a todo el universo de hogares (Tipo de
vivienda y Condiciones sanitarias), dado que los otros tres establecen
condiciones de estructura y
composición. En consecuencia una parte de hogares pobres no son captados por
este método.
En el caso del IPMH los dos
indicadores son observables en el universo de hogares.
Agregación de los hogares
identificados como pobres: “El criterio de combinación de
indicadores que se adoptó el caso de la metodología NBI, fue el de la ‘condición
suficiente’: un hogar se identifica como pobre si tiene insatisfecha al menos
una de las necesidades básicas. En consecuencia, se obtiene una clasificación
dicotómica que diferencia entre hogares pobres y no pobres a través de la
incidencia de los hogares con NBI sobre el total de hogares.”(Gómez et al. op.
cit, pp.1006)
El IPMH posibilita cuantificar los
hogares con privación y su incidencia en el total de hogares, así como la
intensidad (privación convergente respecto a recursos corrientes y
patrimonial) y la dimensión que prevalece mediante la razón de privación de
recursos corrientes (recursos corrientes o
patrimonial).
El IPMH “…constituye un instrumento
de medición con alto poder discriminatorio que reproduce diferentes alternativas
de satisfacción de necesidades básicas, distinguiendo grupos internamente
homogéneos y diferentes entre sí…., ofreciendo una aproximación a la pobreza que
va más allá de la dicotomía entre pobres y no pobres, dando cuenta de la
heterogeneidad de la misma”(Gómez et al, pp.1007).
El caso de la
ciudad de Bahía Blanca
Al aplicar ambos métodos al caso de
la ciudad de Bahía Blanca se obtiene resultados con diferencias considerables,
derivados de los distintos criterios adoptados para captar los hogares pobres.
En el caso del IPMH se detecta una sobreestimación de hogares pobres que se debe
a no poder discriminar en el caso de los jefes de hogar de estudiantes su
condición de dependientes con recursos.
Ciudad de Bahía Blanca 2001
NBI |
IPMH |
Total
de hogares |
85340 |
Total
de hogares |
85340 |
Hogares
sin NBI |
79493 |
Hogares
sin privación |
62173 |
Hogares
con NBI |
5847 |
Privación
sólo recursos corrientes |
17103 |
|
|
Privación
sólo patrimonial |
2336 |
|
|
Privación
Convergente |
3728 |
|
|
Total hogares con
privación |
23167 |
Fuente: INDEC, Censo Nacional de
Población, Hogares y Vivienda,
2001.
Hogares con
NBI
En el ámbito de
la ciudad de Bahía Blanca se observa una alta concentración de hogares con
necesidades básicas insatisfechas en el sur y oeste de la ciudad, que
corresponde al sector donde se localizan los barrios de familias de menores
recursos como así también los restantes radios periféricos con porcentajes altos
de NBI. De los cálculos resulta que del total de hogares -85340- en la ciudad se
registra 5847 hogares con necesidades básicas insatisfechas. Estos últimos
forman parte del hábitat popular y los integran asentamientos irregulares, con
invasión de terrenos en gran parte propiedad del Estado y en distintas etapas de
regularización dominial.

La aplicación del
IPMH
En primer lugar se puede observar la
distribución de hogares sin privación, donde es notoria la concentración
en el sector norte y en el centro de la ciudad. Corresponde a las áreas ocupadas
por los barrios de mayor prestigio, vinculados al verde en la periferia urbana,
así como los sectores céntricos que presentan elevados niveles de calidad de
vida. Es importante destacar los valores que alcanzan los porcentajes por radio.
El primer grupo- radios con menores porcentajes de hogares sin privación- es
amplio y comprende de 5
a 32 % de los hogares del radio, que se localizan en la
parte más periférica del sur-oeste, a los que se agregan los radios donde se
ubican Stella Maris y Miramar. Adyacente y hacia el interior, se encuentra el
siguiente grupo -33
a 56 % de los hogares sin privación- que completa el área
de hábitat con mayores carencias.

Los hogares con privación de
recursos corrientes están vinculados a situaciones más coyunturales
relacionadas a condiciones de empleo y percepción de recursos monetarios y la
mayor privación abarca de 35
a 53% de los hogares del radio. Si bien los mayores
porcentajes corresponden a radios de la periferia, los valores más altos no
abarcan el eje sur
(ferrocarril-puerto), que se encuentran más afectados por la privación
convergente, como se verá más adelante. Es preciso tomar en consideración que
este tipo de privación se presenta en hogares que disponen de adecuadas
condiciones de vivienda y servicios sanitarios. Sin embargo, los radios localizados en
el sector norte y dentro de la trama consolidada se considera que no
corresponden a situaciones de carencias de ingresos sino que, dado que es el barrio
universitario, se encuentran habitados por una gran proporción de estudiantes
provenientes de la región. Debido a que no son perceptores de ingresos pero son
personas dependientes con disponibilidad de recursos, provenientes de sus
padres, no son captados de manera adecuada por este
índice.

La situación que presenta la
privación sólo patrimonial –
vinculada a las condiciones materiales de vida – no se presenta tan acuciante
dado que los valores de mayor privación representan de 15 a 23 % de los hogares del
radio. Los radios con mayores carencias se localizan hacia la periferia oeste y
este, donde se encuentra una importante concentración del hábitat popular y, en
parte, de asentamiento reciente. En la explicación de esta situación es preciso
considerar que las áreas de mayor carencia están vinculadas a presencia conjunta
de los dos tipos de privación.

En el caso de la privación
convergente –hogares que presentan conjuntamente privación de recursos
corrientes y patrimonial - se captan las situaciones más graves afectadas por la
pobreza estructural y la pobreza coyuntural. La situación más grave representa
de 33 a
61% de los hogares del radio y comprende un número limitado de radios – un grupo
concentrado en el sur- que comprende los asentamientos carenciados a lo largo
del arroyo Napostá y Barrio Saladero, así como un caso en el oeste que abarca
Villa Nocito, un asentamiento con origen en la invasión de tierras y en proceso
de legalización, cuya población presenta un alto grado de
carencias.

Al tomar en consideración las
relaciones que se establecen entre los distintos tipos de carencias (INDEC),
se determinan tres tipos de
razones: incidencia, intensidad
y privación de recursos corrientes.
INCIDENCIA
La incidencia (I) responde la
pregunta sobre magnitud del fenómeno. Se define como la suma de los hogares con
algún tipo de privación, sea sólo de recursos corrientes (PR), sólo patrimonial
(PP) o convergente (PC) sobre el total de hogares (N) [1].
En este caso, se observa que al
tomar en cuenta, conjuntamente, los tres tipos de privaciones las situaciones
más graves corresponden a radios donde de 65 a 95% de los hogares están afectados
por algún tipo de privación. Como se ha manifestado en el análisis previo, las
situaciones más críticas se localizan en las áreas ocupadas por los
asentamientos carenciados mencionados anteriormente, se agrega Bajo
Rondeau.

INTENSIDAD
La medida que refiere a la
intensidad (INT), da cuenta del peso relativo de los hogares con
privación convergente sobre el total de hogares con privación expresando cuán
grave es la pobreza.
Se observa que el mayor peso de la
privación convergente se localiza en los radios mencionados anteriormente y se
agrega un radio ubicado más hacia el interior donde se ubica un asentamiento precario –
Villa Quilmas-. Este asentamiento fue objeto de un proceso de
relocalización de las familias a un
barrio próximo (Programa Arraigo), pero
fue nuevamente ocupado por familias carenciadas.

RAZÓN DE PRIVACIÓN DE RECURSOS
CORRIENTES
La medida de composición (tipo de
privación que predomina) es la razón de privación de recursos
corrientes (RPRC): hogares con privación de recursos corrientes por cada cien hogares con privación
patrimonial. Valor próximo a 100: la composición de la pobreza es totalmente
heterogénea valores inferiores a 100 predomina la privación patrimonial y con
superiores la de recursos corrientes:
Los valores de las clases indican el
predominio de la privación de recursos corrientes, dado que el inicio se
establece en 87% (87 hogares con privación de recursos corrientes por cada 100
hogares con privación patrimonial) que está indicando la heterogeneidad de la pobreza en un alto
porcentaje de radios.

Se observa aquí que es en los radios
de la periferia donde afectan los dos tipos de privaciones, como se puso de
manifiesto en los análisis previos.
También aquí se evidencia el
problema, respecto a los datos
censales en la aplicación del IPMH, en los radios que alcanzan un alto valor en
esta razón y se localizan en el sector norte de la ciudad, dentro de la trama
urbana compacta y corresponde a radios donde se localizan gran número de
departamentos ocupados por estudiantes, como se ha señalado anteriormente. Dado
que no son perceptores de ingresos, esos
hogares de estudiantes están consignados como con privación de recursos corrientes. En la
realidad, corresponden a áreas residenciales de buena calidad donde se
desarrolló un proceso inmobiliario importante relacionado con este tipo de
demanda.
Consideraciones finales
Es evidente la diferencia en los
resultados obtenidos con ambos procedimientos y que deriva de los distintos criterios aplicados. Con
los resultados de NBI hay una
subestimación de hogares pobres, en tanto con el IPMH se obtiene una
sobreestimación, por lo cual se requiere tomar en consideración la incidencia de
las limitaciones de los datos en el análisis de las áreas particularizadas. En
el IPMH el problema corresponde a los jefes de hogar que se clasifican como
económicamente inactivos, pero que en realidad disponen de algún tipo de
ingreso/recurso (estudiantes, rentistas, etc.).
En coincidencia con ambos
procedimientos, se detecta que el sector
periférico del sur y oeste de la ciudad, a lo que se agregan algunas
áreas periféricas correspondientes a asentamientos carenciados, constituyen el
espacio donde se concentra las situaciones de mayor pobreza. En general, en
cuanto a distribución espacial, hay coincidencia en los resultados obtenidos con
NBI e IPMH.
Al
considerar la distribución de los hogares sin privación en la ciudad de Bahía
Blanca se advierte que las mejores situaciones de hogares se localizan
preferentemente en el micro y macro centro y en algunos sectores periféricos que
coinciden con el emplazamiento de barrios parques de carácter residencial
exclusivo como lo son Barrio Palihue,y
Barrio Parque Patagonia, de alto poder adquisitivo (84-95%). En el resto, la proporción de hogares
sin privación material disminuye progresivamente desde el centro hacia la
periferia de la planta urbana.
Las
situaciones más desfavorables –5 a 32%- corresponden al sector sur y suroeste de
la ciudad: Villa Rosario, Barrio Thompson, Villa Moresino, Spurr, Villa Serra,
Villa Talleres y Barrio Saladero, Villa Nocito, área sur del Barrio Noroeste.
Además en el sector noreste se destaca Stella Maris y Miramar. En gran parte
corresponden a asentamientos carenciados con problemas de regularización
dominial.
Respecto a
la privación convergente, esta caracterización de hogares representa la
privación conjunta tanto de recursos corrientes como
patrimoniales.
El valor
extremo en la distribución corresponde al área sur, donde el 61 % de los hogares
se encuentra afectado por este tipo privación. Se agregan en este grupo con las
condiciones más graves (33
a 61%), en el sector sur, Villa Rosario Sur, Spurr,
Thompson, Villa Moresino, Villa Serra, Villa Talleres y Barrio Saladero; hacia el suroeste se agrega, además,
Villa Nocito.
El estudio
permitió comprobar lo indicado por
Gómez, Mario y Olmos, en cuanto a que “La utilización complementaria de las
medidas derivadas del IPMH -magnitud, composición e intensidad- constituyen
herramientas cualitativamente diferentes de las tradicionales para el abordaje
de la pobreza a partir de la fuente censal que posibilitan una descripción más
ajustada de la realidad y permite,
a la vez, una aproximación más valida para el diseño y aplicación de políticas en distintos
ámbitos de la acción social y localización territorial”(op.cit.,
pp.1011).
La fragmentación y segregación
socio-espacial se expresa en los rasgos morfológicos de la ciudad de Bahía Blanca y la
aplicación del Índice de Privación Material de los Hogares permitió una aproximación a la
cuantificación de la pobreza intraurbana.
Bibliografía
Altimir, O., (1979), Dimensión de la pobreza en
América Latina, Serie Cuadernos de la CEPAL, N°27, Santiago.
Altimir, O., (1981), La pobreza en América Latina. Un
exámen de conceptos y datos, En Revista de la CEPAL, N°13,
Santiago.
Alvarez G. y otros (1997), Las Necesidades Básicas
Insatisfechas: sus deficiencias técnicas y su impacto en la definición de
políticas sociales, ponencia presentada en el Congreso Pobres y Pobreza en la Sociedad
Argentina, organizado por Universidad Nacional de
Quilmes, Bs. As.
Alvarez G. (2002), Capacidad económica de los hogares. Una aproximación a la
insuficiencia de ingresos,
En Notas de Población, Nº 74, Santiago de
Chile.
Alvarez G., Lucarini A. y Mario S. (2001), “La
pobreza a partir de los datos censales: nuevos desarrollos basados en
la Capacidad
Económica de los hogares. Censo Experimental, Pergamino,
1999”,
ponencia presentada en las VI
Jornadas Argentinas de Estudios de la Población organizada por
AEPA, Neuquén.
Argüello, O. (1982):
"Pobreza, población y desarrollo". En FRANCO, R. (Coord.) “Pobreza,
necesidades básicas y desarrollo”, CEPAL/ILPESUNICEF Santiago de
Chile.
Arriagada, Irma, (2005),
Dimensiones de la pobreza y políticas desde una perspectiva de género, En
Revista de la
CEPAL, N°85, Santiago de Chile.
Boltvinik, Julio (2005), “Ampliar la mirada, un nuevo
enfoque de la pobreza y el florecimiento humano”. En Papeles de Población
Nº 44, p. 9-42.
Feres J. C. y
Mancero X. (2001), El método de las necesidades básicas insatisfechas
(NBI) y sus aplicaciones en América Latina, CEPAL, Serie Estudios
Estadísticos y Prospectivos N° 7, Santiago.
Franco,
R. Coord. (1982): Pobreza, necesidades básicas y desarrollo. Santiago de
Chile, CEPAL/ILPES/UNICEF.
González, H.
(1995): “El sujeto de la pobreza: un problema de la teoría social”. En Minujín,
A. et al.: Cuesta Abajo. Buenos Aires, UNICEF-Losada 3ra.
ed.
Gómez, A., Mario, S., Olmos, ‘F.
(2005), “Indice de privación material de los hogares (IPMH): Desarrollo y
aplicación con datos del Censo
Nacional de Población, Hogares y Viviendas, 2001”.En AEPA, VII Jornadas
Argentinas de Estudios de Población, Tomo II, Buenos Aires,
2005.
INDEC,
(1984), La pobreza en
la
Argentina, Serie Estudios Nº 1, Buenos Aires.
INDEC,
(1990), La pobreza urbana en
la
Argentina, Buenos Aires
INDEC,
(2004), El estudio de la pobreza según el Censo Nacional de Población, Hogares y
Vivienda 2001. Metodología de elaboración del Índice de Privación Material de
los Hogares (IPMH), Serie pobreza, Buenos Aires.
Minujín,
A y Vincour, (1989),¿Quiénes son los pobres?, Editorial IPA-INDEC, Buenos
Aires.
Minujín,
A y Kessler, G, (1995), La nueva pobreza en la Argentina, Editorial Planeta,
Argentina.
Sen, Amartya (1992), Sobre conceptos
y medidas de pobreza, En Revista Comercio Exterior, vol. 42, Nº 4,
México.
Sen, Amartya, (2000), Desarrollo y Libertad,
Editorial Planeta, Buenos Aires, Argentina.