La lluvia de
verano no pudo con la voluntad scout
Asi lo titulo
Ampelio Liberali en su articulo para el Diario La Nueva Provincia.
Al pie de la serranía tandileña, allí
donde se levantan --no mucho-- las alturas más viejas del continente, este mes
instaló su campamento la Agrupación Scout Don Ernesto Pilling, de Ingeniero
White. Cuatro días con sus noches, tormentas,
lluvias, truenos y relámpagos anegaron el bosque, aunque no hubo riesgo para los
integrantes de la Pilling, quienes sobrellevaron el rigor climático con
experiencia y habilidad. Al cesar la lluvia se
anduvo chapaleando barro hasta que el escurrimiento y el sol evaporaron el
terreno. No hubo otra molestia que el infaltable resbalón y la mancha barrosa
del pantalón. Protegidas por un enorme carpón
cuartelero, ni una sola de las 36 carpas sufrió
deterioro. Los demás días, favorecidos con
temperaturas casi primaverales, se aprovecharon para visitar los lugares
tradicionales de la zona: el Calvario, hito histórico de la cristiandad; el
Parque Independencia, rincón secular de la región, y la Sierra de las
Animas. La jefatura del campamento estuvo a
cargo de Iván Candel (quien se despidió de esa función), Oscar Sampietro, Luis
Castillo y Karina Arcuri. La Manada, la
Unidad, los Caminantes y los Rover, cada cual en su misión, desarrollaron la
tarea propia de una comunidad scout ya experimentada.
Seriedad y
respeto
La agrupación, sin dudas la de
mayor vigencia permanente en el país, es un ejemplo de conducta. Su presencia ha
merecido siempre el respeto y la consideración de la gente de cada localidad
visitada. No es fácil la conducción y la convivencia de 115 chicos de ambos
sexos, pero la seriedad y el respeto, que son tradición en el grupo, hace
sencillo lo que se presume complejo. El sábado
14 de este mes, último día completo, el contingente se trasladó a la zona
céntrica de Tandil. Los chicos, tras recorrer calles y plazas, caminaron hacia
el lugar más preciado: la heladería. En grupos de 10, en fila, observados por
sus jefes y sin urgencia, hicieron trabajar a destajo a las cuatro vendedoras
que se cruzaban entre los potes, porque cada uno pidió la mezcla más heterogénea
del cucurucho. Y esa noche, otra vez como
antes, un aguacero impidió la gran despedida con el fogón
tradicional.
Ampelio
Liberali/Especial para "La Nueva Provincia" http://www.lanueva.com/06/01/27/61r103.sht
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