Rumbo al
VIII Encuentro Humboldt
El "retorno"
de la política
Colón, Entre
Ríos
25 a 29 de
septiembre
El imperialismo y la lucha de clases en el siglo
XXI
Crítica epistemológica y política de la globalización
Camilo Valqui Cachi
UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE GUERRERO
La intrincada metamorfosis global del capital
contemporáneo, ha conducido efectivamente a una transfiguración de la totalidad
capitalista y de las fuerzas productivas sobre las que este descansa; pero esto
no está reñido con la dialéctica del propio capitalismo ni significa un cambio
en su esencia, como suponen algunos publicistas, académicos y políticos al poner
en entredicho y abandonar el enfoque epistémico del imperialismo y reemplazarlo
por términos de uso corriente como globalización y/o mundialización o
hegemonía. El abandono de la teoría
marxista del imperialismo,1 herramienta epistemológica central de la
Critica de la Economía Política, conduce a falsear la naturaleza expoliadora,
opresora, depredadora y antihumana de la totalidad del capitalismo del Siglo
XXI, así como a mistificar sus metamorfosis y carácter histórico con la
obcecación de naturalizarlo y eternizarlo.
El término de "globalización" (de uso
anglosajón) y su equivalente de "mundialización" (de uso francés), se utilizan
por lo general como sinónimos. Conforman hoy una semántica ideológica de moda
que se ha popularizado rápidamente a través de todas las redes mediáticas del
capital trasnacional, hasta convertirse ahora en una clave del lenguaje
cotidiano, académico y político a nivel planetario
La idea que vierten los académicos y
economistas de la globalización, es que nos encontramos hoy, ante un proceso de
ampliación, profundización y aceleración de una interconexión (homogeneización)
mundial en todos los aspectos de la vida social contemporánea, desde lo cultural
hasta lo criminal, desde lo financiero hasta la espiritual.2
Tal visión, más descriptiva y normativa que
científica, pretende persuadir a la gente que la globalización es la onda
necesaria del futuro, la etapa superior y final de la historia en la cual todos
los países y las economías están vinculados armónicamente a través del mercado
capitalista. La misma visión imperialista del estadounidense Francis Fukuyama,
para quien con el fin de la historia, los mercados, la democracia liberal y la
prosperidad que genera el capitalismo, ponen punto final a los conflictos, a los
regímenes autoritarios y al reino de la necesidad.3 .El fin de la
historia según Fukuyama significa sencillamente que fuera del capitalismo no
habría ya nuevos progresos en el desarrollo de los principios e instituciones,
porque el triunfo universal del capital resuelve todos los problemas cruciales
de la humanidad.
Utopía imperialista y vulgar, que el ideólogo
del Departamento de Estado de los EE.UU., lo plantea así:
Todos los países que se modernizan
económicamente (CVC. Hacen capitalistas) han de parecerse cada vez más unos a
los otros; han de unificarse nacionalmente en un Estado centralizado, han de
urbanizarse, sustituyendo las formas tradicionales de organización social, (…),
por formas económicas racionales, basadas en la función y la eficiencia, (…).
Estas sociedades se han visto ligadas cada vez más unas a otras, a través de los
mercados globales y por extensión de una cultura universal de consumidores.
Además, la lógica de la ciencia natural moderna parece dictar una evolución
universal en dirección al capitalismo.4
De esta manera, los apologistas del capital
bastardean los análisis de los procesos geoeconómicos y geoestratégicos del
actual imperialismo -capitalismo monopolista transnacional-. Situándose en una
perspectiva ambigua, abstracta y ahistórica, burlan el movimiento real del
imperialista capitalista y embellecen su carácter rapaz, depredador, dominante y
parasitario. Semejante papel los evidencian como agentes ilustrados de la
burguesía transnacional, dando pruebas suficientes de su lealtad al sistema,
pero de ninguna manera, como estudiosos e investigadores serios, capaces de
hacer una lectura científica, crítica y ética del imperialismo del siglo XXI.
Tal como sostiene James Petras:
La globalización, los inmensos flujos de
capital, beneficios, patentes, pagos de intereses y lavado de dinero que fluyen
-por ejemplo CVC- desde América Latina, ni explica la red de bases militares y
misiones de los EE.UU., ni las operaciones del ejército y la inteligencia a
través de los cuales Washington interviene en América Latina. La globalización
no describe el control y la explotación por parte de los EE.UU., de bancos
multinacionales y firmas inversoras sobre las finanzas, la energía, el comercio
y las materias primas de Latinoamérica.5
Como afirma, Saxe Fernández: la "versión pop"
de la globalización es una oferta de moda, eufórica y determinista, acrítica y
superficialmente aceptada por grandes públicos empresariales, políticos y
académicos. El estudio de la globalización como ideología permite encarar el
extremismo del discurso globalista sintetizado en una "sabiduría convencional"
cimentada y fomentada por poderosas fuerzas e intereses, habiéndosele instalado
entonces como paradigma montado sobre varias falacias, mitos o slogans, como que
es un fenómeno nuevo, homogéneo y homogeneizante que conduce a la democracia, el
progreso y el bienestar universal, que acarrea la desaparición progresiva del
Estado y que los actuales procesos de regionalización, tipo Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN), o son consecuencia de la globalización o
inevitablemente conducen a ella. 6
Por parte, Carlos M. Vilas resume en seis las
ideas paralógicas de la globalización: 1). La globalización es un fenómeno
nuevo, 2). se trata de un proceso homogéneo, 3). es, asimismo un proceso
homogeneizado, gracias a la globalización todos seremos, antes y después,
iguales 4).la globalización conduce al progreso y al bienestar universal, 5). la
globalización de la economía conduce a la globalización de la democracia y 6).
La globalización acarrea la desaparición del Estado o al menos una perdida de
importancia del mismo. 7 Paralogismos que se hacen trizas al ser
confrontados con la historia y la sórdida y cruda lógica y realidad del
imperialismo en curso.
Pablo González Casanova echa más luz sobre
este claroscuro de falacias al sostener:
[…] la globalización es un proceso de
dominación y apropiación del mundo. La dominación de estados y mercados, de
sociedades y pueblos, se ejerce en términos político-militares,
financiero-tecnológicos y socio-culturales. La apropiación de los recursos
naturales, la apropiación de las riquezas y la apropiación del excedente
producido se realizan –desde la segunda mitad del siglo XX- de una manera
especial, en que el desarrollo tecnológico y científico más avanzado se combina
con formas muy antiguas, incluso de origen animal, de depredación, reparto y
parasitismo, que hoy aparecen como fenómenos de privatización,
desnacionalización, desregulación, con transferencias, subsidios, exenciones,
concesiones, y su revés, hecho de privaciones, marginaciones, exclusiones,
depauperaciones que facilitan procesos
macro sociales de explotación de trabajadores
y artesanos, hombres y mujeres, niños y niñas. La globalización se entiende de
una manera superficial, es decir, engañosa, si no se le vincula a los procesos
de la dominación y de apropiación.8
En esta perspectiva teórica, lógica e
históricamente las fracciones del imperialismo capitalista siguen hoy,
desplegándose en el mundo. Sus crisis, metamorfosis, dialéctica, pugnas y
proyectos de dominación desvanecen las falacias de la globalización.
Como destaca Adolfo Gilly: "La mundialización
(imperialismo capitalista, CVC) no uniforma a los países ni aplana a las
naciones. Más bien, el hondo espesor de la historia modela desde atrás las
formas que en cada uno de ellos toma el proceso global. La expansión sin límites
de las relaciones capitalistas, el despojo del patrimonio humano y la
proletarización y desvalorización universal de la fuerza de trabajo exacerban
hoy, en sentido negativo para los pueblos y positivo para la valorización del
capital, los rasgos propios de cada país tal como éste se fue haciendo en la
historia". 9
Por eso, la crítica de la globalización como
esta ideología no debiera centrarse en el bizantino debate de la semántica de
estos términos –globalización y/o mundialización-, sino en qué medida los
mismos, aprehenden objetivamente o encubren y falsean el la fase imperialista
del capitalismo mundial.
Hacer lo contrario, es seguir los pasos de la
nueva legión de espadachines del sistema imperialista, que ejercen el
cientificismo10 profesional al desfigurar lo que tiene de más
respetable la ciencia.
Estos "teóricos y apologistas de la
globalización" con gran desparpajo extienden ilegítimamente el campo del saber
científico a un conocimiento cotidiano como lo es la ideología de la
globalización. Pretender atribuir carácter de teorema científico y status
filosófico a la globalización, es grotesco, equivale por ejemplo a entender al
revés las palabras de un genuino economista liberal como, John K. Galbraith,
quien afirmara en 1997: "la globalización no es un concepto serio. Nosotros, los
norteamericanos, lo inventamos para ocultar nuestra política de penetración
económica en el exterior". 11
Por esta vía, la ciencia se detiene y sólo se
exportan sus teoremas más allá de su campo de pertinencia, directamente hacia
las falacias discursivas, el engaño político y sobre todo hacia la enajenación
del pensamiento filosófico y científico críticos y de la propia realidad, dando
paso a la miseria académica y a la vulgaridad de pensamiento.
Como podemos comprender, la crítica de la
globalización en tanto ideología, pone de manifiesto la conciencia de la
necesidad actual, de renovar y asumir la Critica de la Economía Política, capaz
de expresar la esencia y las formas históricas de la realidad del capitalismo
transnacional contemporáneo, cuya racionalidad y despliegue hace imposible no
sólo el desarrollo de la humanidad, sino su propia existencia.
Desde el punto de vista teórico se trata de
ajustar cuentas con la especulación pragmática, con la economía política pura,
con la metafísica del pensamiento burgués, con la política de la recolonización,
con el fundamentalismo liberal y los paradigmas eclécticos, que reducen la
universalidad a las particularidades abstractas, la humanidad al movimiento del
capital y la realización del hombre al proceso de valorización, en nombre de una
libertad metafísica y de un desarrollo que cosifica al género humano. .
Así como ajustar cuentas también, con el
pretendido afán mistificador de la economía política burguesa que no admite que:
"Las enormes ventajas materiales derivadas del
saqueo moderno del planeta siempre se sepultan bajo la retórica más vaga posible
acerca de la "competencia internacional", que no está gobernada por presuntas
leyes naturales (tales como la desigualdad racial), ni por leyes
pseudo-naturales (tales como el carácter único de las culturas , o las normas
del mercado postuladas por la teoría económica), sino por las opciones
estratégicas de las naciones y de los pueblos dentro del marco específico de
cada sistema histórico" 12
La ideología de la globalización pretende
negar al mismo tiempo, que:
"El pensamiento social, […] está íntimamente
vinculado al problemas del poder social (capitalista CVC), bien sea al
justificar determinado sistema o al oponerse a él y proponer uno diferente.
Dentro de la totalidad de las concepciones que conforman el pensamiento burgués,
la que mejor responde a las exigencias planteadas por las distintas fases del
desarrollo capitalista gana con facilidad su lugar de predominio y se convierte
en el "pensamiento único" del momento"13
En suma, es clave para la radicalización del
actual auge de la lucha de clases a nivel internacional, la lucha sin tregua
contra el pragmatismo cínico y vulgar de la globalización, en todos los terrenos
desde la filosofía, economía, política y la academia hasta la cultura y la
ética.
Metodológicamente, se impone la tarea de
desmontar y superar la dictadura de la metafísica nepositivista y neoliberal en
las investigaciones filosóficas, económicas, políticas, educativas, ecológicas y
culturales, que deducen de la naturaleza las leyes del capital y trasladan la
investigación del capitalismo transnacional, del ámbito de la producción a la
esfera del mercado
global, "ruidosa esfera instalada en la
superficie y accesible a todos los ojos", donde reina el fetichismo de las
mercancías y se reifican y cosifican las relaciones sociales, prevaleciendo sólo
las visiones fantásticas, idílicas y fenoménicas en torno al imperialismo
capitalista.14
Para llevar a cabo esta crítica radical hay
que enfrentar y resolver problemas de orden teórico y metodológico que tienen
que ver con lo que Marx denominó método de investigación y método de exposición
para abordar una materia investigada y que desgraciadamente los exponentes del
pensamiento único burgués dejan de lado y por lo mismo quedan atrapados en la
telaraña ideológica del pensamiento burgués, donde las clases sociales, lucha de
clases, capitalismo, acumulación de capital, plusvalía, imperialismo, naciones y
otras realidades no existen porque se han volatilizado en simples abstracciones
como gente, multitud y ciudadanía.
"Convendría –como afirma Atilio Boron–
recordar que las leyes de movimiento de una sociedad no desaparecen por un
capricho del concepto",15 como tampoco surgen nuevas leyes con la
sola invención de nuevas ideas, mucho más con el viejo afán de naturalizar al
capital imperialista.
Y esto les sucede justamente a los ideólogos
de la globalización: la revisten conceptualmente –para el consumo pragmático y
político de coyuntura– y abandonan la búsqueda de las relaciones esenciales, las
leyes y categorías del imperialismo, detrás de las nuevas formas del capitalismo
actual..
También esto les ocurre a ciertos académicos
de "izquierda" al caer en el garlito del eclecticismo, pues temen utilizar en
sus análisis la teoría de Marx y por el contrario, se suman al escamoteo
intelectual de los conceptos marxistas, y adoptan el confuso lenguaje posmoderno
para asegurarse un sitio en el nuevo parnaso poscomunista.
De esta manera crece como una bola de nieve la
"verdadera industria del arrepentimiento". Unos y otros intelectuales se
muestran más interesados en una tercera vía que obvie la contradicción universal
capital-trabajo,16 es decir, que obvie el socialismo como alternativa
al capitalismo.
Pese a la hegemonía actual de las concepciones
ideológicas de la globalización, un estudio serio de El Capital nos
permite desmistificarla; vale decir: sanear nuestra gramática científica del
lastre ideológico de la visión occidental, y cerrar el paso a la pretensión de
suplantar el análisis científico del imperialismo por una moda de opinión
pública; y la crítica objetiva, por una racionalidad mítica,17 que
hace apología del orden burgués. Para esto, es necesario confrontar las el
marxismo revolucionario, por un lado, con el contexto y con las propias
concepciones de la sabiduría convencional, y por el otro, con las nociones, los
discursos y la ideologías prevalecientes en las dos últimas décadas del siglo
XX, entre ellas con las del "postmodernismo", el "neoliberalismo" y la
"globalización". Profundizar la crítica de estas posturas burguesas es condición
sine qua non para enfrentar al imperialismo e impedir la domesticación de las
lucha de clases, la amputación de la memoria histórica y el abandono de
conceptos e instrumentos de investigación esenciales en cualquier diagnóstico de
la condición socio-política y económica actual. Como nunca antes se impone la
necesidad de realizar un análisis de clase del imperialismo -como lo hizo Carlos
Marx en su tiempo-, para enfrentar la frívola e interesada lectura aséptica de
algunos segmentos ruidosos de la comunidad académica. 18
Mientras Marx, conceptualiza a partir de la
realidad la potencia de universalidad y la infinitud del dominio del
capital19 –tendencias que se realizan a plenitud en el presente siglo
bajo la forma de capitalismo monopolista transnacional y un complejo proceso de
imperialización–,20 los ideólogos y ciertos críticos de la
globalización parten de sus propias abstracciones subjetivas, para luego
hallarle un equivalente "corpóreo" en la realidad. Caen en la ilusión de
concebir la realidad capitalista como resultado de su pensamiento y justifican a
ultranza la demonización industrial de la obra de Carlos Marx y el abandono ya
no sólo de su instrumental teórico-metodológico, sino también el de cualquier
otra alternativa teórica o pensamiento crítico.
No es difícil descubrir que la burguesía de
nuestros días y sus ideólogos producen y reproducen la misma vulgaridad y las
mismas miserias teóricas que Marx denunciará en el siglo XIX, al decir:
"En el dominio de la economía política, la
investigación científica libre no solamente enfrenta al mismo enemigo que en
todos los demás campos. La naturaleza peculiar de su objeto convoca a la lid
contra ella a las más violentas, mezquinas y aborrecibles pasiones del corazón
humano: las furias del interés privado". Ciertamente, en estos tiempos como
entonces: "Ya no se trataba si este o aquel teorema era verdadero, sino de si al
capital le resultaba útil o perjudicial, cómodo o incómodo, de si contravenía o
no las ordenanzas policiales. Los espadachines a sueldo sustituyeron a la
investigación desinteresada, y la mala conciencia y las ruines intenciones de la
apologética ocuparon el sitial de la investigación científica sin prejuicios."
21
Los constructores del "nuevo cuadro teórico"
burgués en su intento por dar cuenta del mundo actual, renuncian a los rigores
de la ciencia y al análisis de clase y son amigos de las modas
"teórico-conceptuales" y del pragmatismo mercantil que siguen plagando a las
comunidades académicas y a las tribus políticas de mercado de las metrópolis y
las países recolonizados.
Eligen en vez del trabajo y la literatura
científicos, el fácil camino de la especulación, donde se funden pragmatismo,
filosofía de mercado e ideología, suficientes para producir una amplia
literatura vulgar en torno capitalismo actual, cuyos pensadores orgánicos
sienten aversión por el análisis marxista, los conceptos y las contradicciones
dialécticas, prefiriendo las frases y nociones de mercado como:
"pre-industrial", "tradicional", "paternalismo", "modernización", "aldea
global", "fábrica global", "sistema-mundo", "moneda global", "capitalismo
global", "mundo sin fronteras", "fin de la geografía", "nave espacial", "nueva
Babel, ""economía de mercado", "globalización", "subdesarrollo", "Tercer Mundo",
"Este-Oeste", "gobernabilidad", "Sur", "Norte", 22 en fin, un arsenal
paralógico orientado a la defensa y justificación del actual imperialismo,
despreciando los referentes empíricos, los conceptos y los corpus teóricos
críticos para la comprensión y transformación revolucionaria del capitalismo
mundial.
Esta misma lógica asume, Imperio, obra
de Michael Hardt y Antonio Negri al abandonar las herramientas conceptuales del
materialismo histórico y de la Crítica de la Economía Política y suplantarlas
por las provenientes del pensamiento único. Atilio Boron al examinar
críticamente tal trabajo advierte:
[…] la falla crucial del libro se encuentra en
sus graves errores de diagnóstico y la total desconexión o incompatibilidad
entre un marco teórico de naturaleza indiscriminadamente conservadora -[…]-
derivado principalmente del saber convencional del neoliberalismo que exalta la
globalización y "naturaleza" al capitalismo y la visión borrosa de una nueva
sociedad y un nuevo orden internacional […]. […] nuestros autores parecen no
tener la menor conciencia de la continuidad fundamental que existe entre la
supuestamente "nueva" lógica global del imperio, […] y la que existe en la fase
presuntamente difunta del imperialismo. H&N parecen no haberse percatado de
que los actores estratégicos son los mismos, las grandes empresas
transnacionales pero de base nacional y los gobiernos de los países
industrializados; que las instituciones decisivas siguen siendo aquellas que
signaron ominosamente la fase imperialista que ellos ya dan por terminada
[…].23
A propósito de este lenguaje aséptico que
aborrece conceptos radicales como clases sociales, lucha de
clases, capitalismo, plusvalía, imperialismo y , revolución,, con
acierto Harry Magdoff decía: "Es verdaderamente extraño encontrar proposiciones
encaminadas a rechazar el término imperialismo, cuando los rasgos clásicos del
imperialismo son tan evidentes en los asuntos actuales", y "[...], justo cuando
aparecen muchos eruditos que afirman que el imperialismo ha sido reemplazado, la
historia revive el concepto que nos ronda como un fantasma".24
Por esto, pondera James Petras:
"Resulta útil comparar y contraponer el
"concepto" (CVC) con el imperialismo, para aclarar la debilidad analítica del
primero y la fuerza del segundo.[…]. El "concepto" (CVC) de globalización
argumenta a favor de la interdependencia de
las naciones, la naturaleza compartida de su
economía, el carácter mutuo de sus intereses y los beneficios compartidos de sus
intercambios. El imperialismo pone énfasis en la dominación y la explotación de
los Estados imperiales, las corporaciones multinacionales y los bancos sobre los
Estados menos desarrollados y las clases trabajadoras." 25
Este fenómeno sólo evidencia una de las formas
de la sempiterna guerra del capital contra el trabajo en el terreno de las
ideas. Al persistir el capital, por un lado, en privar de su filo crítico a la
teoría de Marx, y, por el otro, en el desmonte teórico y enajenación respecto a
las ciencias sociales y humanas, lo que busca estratégicamente es la
cretinización conceptual de la teoría radical de los proletarios y pueblos del
Siglo XXI: el marxismo crítico y revolucionario..
Contra esta ofensiva totalitaria del
imperialismo, se impone la importancia estratégica y revolucionaria de
comprender y desarrollar la esencia del pensamiento de Carlos Marx. Asumirla
como totalidad crítica y radical para encarar la realidad y la historia en el
Siglo XXI. Por lo mismo, quienes hoy, proclamándose partidarios de Carlos Marx
lo reivindican vergonzantemente y callan cuando las clases opresoras castran y
envilecen su obra y acción, son inconsecuentes con la revolución comunista, y
leales al actual orden de cosas.
Por ello, es insoslayable para los marxistas,
los trabajadores y pueblos revolucionarios del mundo, la lucha sin tregua contra
el adocenamiento industrial del marxismo que pretende el gran capital. Pero, no
se puede luchar ni vencer contra el ejército global de ideólogos, contra la
maquinaria política y mediática globales de la burguesía imperialista, con las
armas melladas procedentes del mismo capital ni con posturas retóricas,
reformistas y oportunistas, sino con el desarrollo de la teoría de Marx en
correspondencia con la compleja dialéctica del capitalismo mundial, todas las
formas de lucha de clases y sociales y una praxis revolucionaria por la
emancipación de las clases y los pueblos oprimidos del orbe..
En el curso de esta desmitificación teórica y
práctica se puede constatar la existencia empírica del imperialismo con toda su
carga, por una parte, de barbarie, recolonización, expolio, carrera
armamentista, parasitismo, guerras preventivas de agresión, genocidios,
devastación humana y ambiental, y, por otra parte, de nuevos flujos de luchas
obreras, campesinas, indígenas, estudiantiles, emigrantes, mujeres, populares y
de ecologistas en el planeta.
Finalmente, el valor epistémico y la vigencia
crítica de la teoría marxista del imperialismo es incuestionable. El
imperialismo del Siglo XXI, exhibe como rasgo central distintivo el predominio
absoluto de los monopolios transnacionales. Junto a este rasgo, no sólo se
conservan rasgos del viejo imperialismo, como el parasitismo, el belicismo, el
reparto de lo ya repartido, la recolonización, y la dominación totalitaria, sino
que estos son exacerbados por la lógica y las
crisis sistémicas del capitalismo mundial así
como los flujos de la luchas de los trabajadores y pueblos del mundo.
MÉXICO 2006
REFERENCIAS Y NOTAS BIBLIOGRAFICAS
1 Para el debate abierto en torno
al imperialismo o la globalización véase entre otros los siguientes textos:
Gowan, Peter. La puesta por la globalización. La geoeconomía y la geopolítica
del imperialismo euro-estadounidense, Edi. Akal, Madrid 2000; Petras, James y
Henry Veltmeyer. Las dos caras del imperialismo. Vasallos y guerreros, Edi.
Lumen, Buenos Aires 2004; y Saxe-Fernández, John et. al. Globalización,
imperialismo y clase social, Edi. Lumen, Buenos Aires 2001.
2 Held, David, Anthony McGrew,
David Goldblantt and Jonathan Perraton. Transformaciones globales. Política,
economía y cultura, Oxford University Press, México, 200, pp. XXX y XLVII.
3 James, Petras."Globalización: un
análisis crítico", en Saxe-Fernández, Saxe et. al. Globalización,
imperialismo y clase social, Edi. Lumen, Buenos Aires, 2001, p. 57.
4 Fukuya, Francis. El fin de la
historia y el último hombre, Edi. Planeta, México 1992, p. 15.
5 Petras, James. "Hegemonía,
globalización o imperialismo", en http://www.rebelion.org ,17 de julio de 2005.
6 Saxe Fernández, John
(Coordinador). Globalización: crítica de un paradigma, Ed. UNAM-Plaza Janés,
México, 2002, p. 10.
7 Ibidem, pp. 70-101.
8 González Casanova, Pablo. "Los
indios de México hacia el nuevo milenio", en La Jornada, 9 de septiembre
de 1998, p. 12.
9 Gilly, Adolfo. "De piqueteros y
otros sujetos", http://www.jornada.unam.mx, 19 de septiembre de 2004.
10 Cueli, José. "Cientificismo", en
La Jornada, México, 24 de abril de 2004.
11 Galbraith, John K. "Entrevista a
John K. Galbraith", en Folha de Sao Paulo, Brasil, noviembre de 1997, pp. 2.
12 Amin, Samir. Los fantasmas del
capitalismo. Una crítica de las modas intelectuales contemporáneas, El Áncora
Editores, Bogotá, 1999, pp. 55 y 56.
13 Ibidem, p. 35.
14 Véase Carlos Marx. El Capital,
ed. cit., t. I, pp. 38-50, y 110-138; Fürntratt-Kloep, Ernst Fidel, "El derrumbe
del "socialismo real existente" y la "globalización" como resultados de la
"guerra fría"", en: Risquet Valdés, Jorge y Fürntratt-Kloep, Ernst Fidel, 1997,
op.cit., p. 10; Grass Günter y Juan Goytisolo. "Frente a la catástrofe
programada (conversación entre "dos escritores que ensucian su propio nido")",
en AAVV. Pensamiento crítico vs....., 1998, p. 85-90; Néstor Kohan, Marx en
su (tercer)..., pp. 100-104, 117-120, 214-215.
15 Atilio Borón. "La «crisis del
marxismo»: nuevo artículo cultural de consumo de masas", en Vega C., Renán,
1997, Marx y el siglo XXI. Una defensa de la historia y del socialismo, Ed.
Antropos Ltda., Santafé de Bogotá, p. 184.Véase, además, la aguda crítica a la
fobia y falacias de la ideología burguesa en torno a las contradicciones del
sistema capitalista, a las clases y la lucha de clases, así como a los mitos de
los movimientos sociales en: Alberto Pérez Lara. "La lucha "sin clases" de la
globalización", en Cuba Socialista, núm. 10, pp. 51-62; también: Samir Amin,
"Hacia un Foro Mundial Crítico. La alternativa al pensamiento neoliberal. Pensar
la construcción de una economía al servicio de los pueblos", en Dialéctica, núm.
31, p. 18; Jaime Caycedo Turriago. "El sujeto histórico y su complejidad", en
Conocimiento y Humanismo, Año 2, núm. 4, octubre 1998, Santafé de Bogotá, pp.
75-93; Carla Filosa – Gianfranco Pala. "El neocorporativismo en el nuevo orden
mundial", en Marx Ahora, núm. 2, La Habana, 1996, p.68 y 75.
16 A propósito de esta postura
intelectual, Juan Goytisolo escribía: "El juglar desapareció un día., pero el
recuerdo del amaestramiento y disciplina de los palomos no se disipó. A menudo
me traen a la memoria la conducta obediente, conforme a la sendas trazadas, de
esa intelectualidad que en España y fuera de ella se autodenomina posmoderna",
"El vuelo del escritor e intelectual posmoderno no se aventura allende el campo
trazado: desde su jaula académica corporativista o mediática vuela al
frontispicio del Banco y regresa a ella. El mundo exterior y sus dramas no le
conmueven ni le inquietan. Lo importante es el retorno a la jaula, el respeto a
lo se declara respetable y su cauta esquivez de los riesgos y animadversiones
que implica el ejercicio de la libertad". (véase Juan Goytisolo. "Palomos
amaestrados", en AA.VV. Pensamiento crítico vs. ..., pp. 271–272). En esta misma
ruta se puede comprender con Elena Díaz González, el por qué algunos
intelectuales que hoy abandonan el marxismo, a veces no sólo es porque no crean
ya en el marxismo y piensen que se ha destruido como teoría, sino también es
porque temen utilizar sus conceptos y sentirse fuera de una moda o de una línea.
(Véase "El imperialismo actual, ...", p. 6, 11-15). Por su lado Renán Vega
descubre la consolidación actual de una intelectualidad más dependiente del
Estado, del capital privado o de las fundaciones investigativas, para lo cual
abandona la "ideología" para seguir los senderos de la "ciencia" y la
investigación pura. El intelectual perteneciente a esta grey es un funcionario a
sueldo que contemporiza con el poder y el capital. (Véase Renán Vega C. "Marx y
la historia después de el «fin de la historia»", en Renán Vega C., (Editor),
1997, Marx y el siglo XXI. Una defensa de la historia y del socialismo, pp.
227-229; véase además José Ramón Fabelo Corso. "Del postmodernismo al
postcolonialismo: ¿solución al caso latinoamericano?, en Dialéctica, nueva
época, año 23, núm. 32, invierno de 1999, pp. 100–108).
17 Samir Amín advierte a propósito
de esta miseria teórica: "Es un rasgo clásico de todos los totalitarismos
conferir estatuto científico a una ideología. La economía que se denomina "pura"
permite dar un barniz universitario al ultraliberalismo. Importa poco que esté
desconectada de la realidad como toda fábula, no sirve más que de pretexto."
(Samir Amin, "De las «seudo-matémicas» al cibermercado", en AAVV. Pensamiento
crítico vs..., p. 55) Y agrega: "[...], en vez de buscar una explicación
racional de la realidad económica, se opta desde el principio por la
construcción de una racionalidad mítica". (ídem, p. 56). De allí que en la
crítica de las mitologías fundamentalistas "[...], el primer paso del
pensamiento científico consiste precisamente en buscar la manera de ir más allá
de la visión que los sistemas sociales tienen de sí mismos" (Samir Amin,
"Imperialismo y culturalismo: mutuamente complementarios", en Renán Vega C.
(editor), 1998, Marx y el siglo XXI. Hacia un marxismo ecológico..., p. 298).
Sobre la racionalidad mítica burguesa véase, además, "Nacionalismo, patriotismo
y emancipación", en: Contracorriente, núm. 9, pp. 118-119; John Saxe-Fernández,
"La globalización: aspectos geoeconómicos y geopolíticos", en Globalización y
bloqueos económicos: realidades y mitos, Publicación del Seminario Nacional
sobre Alternativas para la Economía Mexicana, Centro Universitario de Ciencias
Sociales y Humanísticas, México, 1995; Manuel Monereo Pérez, "La izquierda
europea: entre el estancamiento y la renovación", en: H. Dilla, M. Monereo, y J.
Valdés Paz, (coords), Op. cit, pp. 22; Juan Valdés Paz, "Globalización y
regionalización: una perspectiva de izquierda", en la misma fuente, pp. 73-74;
"El imperialismo actual: un debate",..., pp. 9, 11 y 12; Osvaldo Martínez,
"Globalización y neoliberalismo", Conferencia magistral impartida en el
Encuentro Internacional Economía 98, 1ş de julio de 1998, Ed. World Data
Research Center, La Habana, pp. 9-11; e Ignacio Ramonet. "¿Agonía de la
cultura?, en AAVV. Pensamiento crítico vs..., pp. 251 y 255.
18 Saxe Fernández, John et. Al.
Globalización, imperialismo y clase social, Ed. Lumen Hvmanitas, México,
2001, p. 11.
19 Göran Therborn al respecto ha
enfatizado: "Muchos de los fenómenos previstos por Marx y Engels hace unos 150
años sucedieron efectivamente: las tendencias a la concentración capitalista, la
interrelación global, las crisis económicas cíclicas, la socialización de las
fuerzas productivas, el crecimiento de la clase obrera industrial, el desarrollo
y la unificación del movimiento obrero". (Göran Therborn, "Vida y tiempos del
socialismo: esbozo de un retrato histórico", en Anguiano, Arturo (Coord.), 1991,
El socialismo en el umbral del siglo XXI, Ed. Universidad Autónoma
Metropolitana, Unidades Azcapotzalco y Xochimilco, México, p. 32). Michael Löwy
por su parte sostiene: "En muchos aspectos el Manifiesto no es solamente actual,
sino más actual hoy que hace 150 años. Tomemos por ejemplo su diagnóstico de la
mundialización capitalista" y agrega "El capitalismo, insistían los dos jóvenes
autores, está conduciendo un proceso de unificación económica y cultural del
mundo: "Por su explotación del mercado mundial, la burguesía ha vuelto
cosmopolitas la producción y el consumo de todos los países. Para gran
frustración de los racionalismos, retiró a la industria su base nacional (...).
La autosuficiencia y el aislamiento regional y nacional antaño han dejado lugar
a la circulación general, a una interdependencia general de las naciones, tanto
para las producciones materiales como para las producciones intelectuales",
(Michael Löwy. "Mundialización e internacionalismo: actualidad del Manifiesto
Comunista", en Memoria, núm. 113, julio de 1998, México, p. 16); Véase asimismo
Jesús Albarracín. "Del «Estado del Bienestar» a la «ley de la selva»", en H.
Dilla, M. Monereo y J. Valdés Paz (Coords.), 1995, op.cit., p. 207; Aurelio
Arteta. 1993, op.cit., p. 7 y 8; Sergio de la Peña. "América Latina frente a la
globalización", en Dialéctica, núm., 27, pp. 27-28; Maria rosa Della Costa.
"Capitalismo y reproducción", en Viento del Sur, Núm. 3, diciembre 1994, México,
p. 50, 51 y 55; Miren Etxezarreta. "Globalización e intervención pública", en
Manuel Monereo (coord.), 1994, Propuestas desde la izquierda. Los desafíos de la
izquierda transformadora para el próximo siglo, p. 168; p. 168; Nelson Fajardo.
"Acumulación de capitales, transnacionalización y dependencia", en Conocimiento
y Humanismo, núm. 4, pp. 111–134; Andrés Solimano. 1999, op.cit., pp. 71–72.
20 Camilo Valqui Cachi.
1991, Op. cit., pp. 13 y SS; y del mismo autor: Desde Cuba: el derrumbe del
socialismo euro soviético, Editorial Feijóo, Santa Clara, Cuba, 1998, pp.
18-20.
21 Marx, Karl. El Capital, Edi.
Siglo XXI, 1982, México, pp. 8 y 14.
22 Hablando el historiador Josep
Fontana de esta esterilización del lenguaje histórico y científico, enfatiza:
"[...]abandonar los términos como "clase", "burguesía", "feudal" o
"capitalismo", [...] para reemplazarlos por otros [...] que [...] estén limpios
de carga ideológica, [...] apuntan a un orden social "autorregulado" inventado
por una sociología "libresca" (Cit. por: Renán Vega C. "Marx y la historia
después de el "fin de la historia", en Renán Vega C. (editor), 1997, Marx y el
siglo XXI. Una defensa de la historia y del socialismo, p. 227.
23 Boron, Atilio A. Imperio
Imperialismo (una lectura crítica de Michael Hardt y Antonio Negri), Ed.
CLACSO, Buenos Aires, 2002, pp. 135-138.
24 Harry Magdoff. "¿Cuál es el
significado del imperialismo?", en Renán Vega C. (editor), 1998, Marx y el siglo
XXI. Hacia un marxismo ecológico..., pp. 292. Sobre esta cuestión también puede
consultarse en: Linda Carty. "Imperialismo: ¿Periodización histórica o fenómeno
actual?, en la misma fuente, pp. 283, 285 y 287. Sobre la ofensiva teórica e
ideológica anti-marxista Vega Cantor escribe: "En resumen, también habríamos
asistido al fin del imperialismo, otro de los temas clásicos del pensamiento
marxista del siglo XX, como se pone de presente en el abandono del término por
parte de los investigadores sociales. Tal como sucede con las nociones de clases
sociales, explotación, plusvalía, el término imperialismo prácticamente ha sido
desterrado del vocabulario sociológico y político y su lugar está siendo ocupado
por la retórica de la interdependencia y de las relaciones de cooperación y de
ayuda mutua desinteresada entre naciones". (Renán Vega Cantor. "Las nuevas
expresiones del imperialismo. Un bosquejo cartográfico", en Renán Vega C., 1998,
Marx y el siglo XXI. Hacia un marxismo ecológico..., p. 308.Véase, además, José
María Vidal Villa. "La investigación empírica y el análisis marxista de la
realidad", en: AAVV. Tendencias de la economía..., pp. 31; Bob Sutcliffe.
"Nuevas formas de imperialismo en los años 80", en la misma fuente, p. 123;
Carla Filosa y Gianfranco Pala, "El neocorporativismo en el nuevo orden
mundial", en Marx Ahora, núm. 2, p. 65 y 66; Alberto J. Plá "Una reflexión
histórico–metodológica sobre la crisis de fin de siglo en América Latina", en
Viento del Sur, núm. 6, p. 54; "El imperiali.smo actual...", pp. 2, 3 y 16;
Rafael Cervantes Martínez et. al. "La metamorfosis del capitalismo...", p. 27;
Riccardo Petrella. "Mundialización e internacionalización...", en Viento del
Sur, núm. 10, p. 48.
25 Véase: Petras, James. "La
globalización: un análisis crítico", en Saxe-Fernández, John et.al.
Globalización, imperialismo y clases social, Edi. Lumen, Buenos Aires, 2001, p.
38.