BRECHAS SOCIALES Y AMBIENTALES
EN CIUDADES ARGENTINAS DE TAMAÑO
INTERMEDIO.
LAS DIFERENCIAS Y LIMITES QUE SUPIMOS
CONSEGUIR
María Celia
García
Centro de Estudios Alexander von
Humboldt (Buenos Aires, Argentina) y
Centro de Investigaciones Geográficas
(CIG), Fac. Cs. Humanas,
Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos
Aires (Tandil,
Argentina)
Abstract
Urban Quality Life, Level of Life and
Management of urban wastes are related social and environmental differences
called breaches. This work show how deeply differences are, through an applied
study between 6 citizen cases of study: Mar del Plata, Bahía Blanca, Tandil,
Zárate, Olavarría and Azul (all of them are middle size cities and had haven
growth population).
It work using GIS, making cluster into
urban areas, computing Quality Life index, collecting wastes samples, and
confronting their differences with the Municipal Politics of wastes
effects.
The must important results are the
following: -Urban life is a kind of extreme consumption model; -There are big
differences in Quality Life and Label of consumption; -Into the middles-big towns this
breaches are biggest; -The model of municipal planning about wastes making
openings more deep. -Social and Environmental breaches are negative factors for
growth and life in middle size citizen.
Resumen
El presente trabajo vincula Calidad
de Vida, Nivel de Vida, y Políticas Municipales de gestión de residuos a la
materialización de brechas que acentúan las diferencias sociales preexistentes e
impiden cada vez más, hablar de medios urbanos sustentables. Para ello se
realiza un estudio comparativo entre seis localidades de tamaño intermedio de
Argentina: Mar del Plata, Bahía Blanca, Tandil, Zárate, Olavarría y Azul.
Primero considera aspectos teóricos
de diferencias sociales extremas o brechas sociales que pueden medirse por
estudios de calidad de vida de la población (García, 1999), nivel de vida o
consumo y considerando los efectos derivados de políticas públicas, que realizan
una gestión de residuos igualitaria en tarifas y focalizada en servicios e
impactos ambientales.
Se construye un agrupamiento de áreas
homogéneas en cada una de las localidades de estudio. Para el cluster se
emplearon 8 variables construidas con
datos oficiales inéditos (INDEC, 1991) discriminados por radio-fracción
censal. Dichas áreas homogéneas fueron diferenciadas espacialmente, aplicando
índices de calidad de vida, realizando un muestreo estratificado de composición
y peso de residuos y considerando elementos de la gestión pública de los
residuos sólidos domiciliarios. Se utilizó sistemas de información geográfica
para el análisis y la presentación de resultados.
Por último se afirma que -existen
diferencias de calidad de vida extremas para algunas de las ciudades estudiadas;
-el modelo de consumo (en el cual nuestra sociedad urbana está inmersa), implica
cada vez mayores problemas sociales y ambientales; -el consumo del derroche de
algunos sectores de la población convive con la privación del consumo de
sectores más pobres; –Estas brechas de desigualdad son acentuadas por las
políticas sectoriales vinculadas a la gestión de residuos; -En términos
comparativos las mayores brechas de calidad de vida, nivel de vida y calidad
ambiental se manifiestan en las ciudades de mayor tamaño, aunque no se hallan
ausentes en las intermedias medias y pequeñas.
Considerando que las ciudades
intermedias son las que mayor crecimiento poblacional registraron entre los
censos nacionales 1970 a 1991, se advierte que con los cambios globales de los
años noventa la brecha de desigualdad seguiría su curso, y esos quiebres
sociales influyan sobre el crecimiento de estas ciudades. Por tanto se requiere,
en forma urgente, la adopción de nuevas estrategias que orienten el desarrollo
urbano hacia rumbos más equitativos y en el cual se contemplen las diferencias
existentes.
Introducción:
Los términos Calidad de Vida y
sustentabilidad se hallan fuertemente asociados, tanto que es imposible hablar
de uno de ellos sin referirse al otro. Una realidad sustentable social y
ambientalmente significa que se puede mantener sin situaciones conflictivas que
constantemente la hagan rever (García, M. 2001). Por lo tanto, si las
diferencias entre las condiciones de vida de la población se hacen cada vez
mayores, y existen brechas entre los que viven muy bien con una carga que pesa
sobre una mayoría de población que vive en pésimas condiciones, no se puede
hablar de condiciones de vida sustentable. El equilibrio social de una sociedad
parecería estar garantizado por una estructura equilibrada de acuerdo al modelo
ideal funcional, donde la clase media, ampliamente mayoritaria constituye el 80%
de la población (Torres Burriel, D. 2001).
Es en las ciudades, y sobre todo en las ciudades que más están creciendo
donde debemos enfocar el análisis de cómo es su calidad de vida, y ver si las
diferencias existentes entre las condiciones de calidad de vida urbana son
marcadas y constituyen un quiebre social. Sólo a partir del análisis de estas
condiciones de vida de la población, se puede hablar de si esa ciudad es o no
sustentable.
Es común que en trabajos de Calidad
de Vida Urbana se hable de la escala de ciudades de tamaño intermedia como una
esperanza territorial que garantiza condiciones de vida más equitativas. Así lo
han expuesto varios trabajos presentados en seminarios latinoamericanos e
internacionales. Sin embargo, en el marco de un mundo globalizado y en un mundo
de consumismo muy marcado, aún en estas ciudades esperanza, comienza a
manifestarse los efectos de la
desesperación ante el aumento de pobreza y problemas del ambiente físico. Los
cambios paulatinos en la estructura social funcional (con amplia clase media),
así como el aumento paulatino del consumo y la producción de residuos urbanos,
traen a los gobiernos de estas ciudades problemas de gobernabilidad muy
profundos. Y muchas veces estos gobiernos municipales, mediante sus políticas
sectoriales e igualitarias, profundizan las diferencias sociales y ambientales
(García, M.C. 2001).
Las condiciones de vida de una
población, pueden diferenciarse entre la propia y privada de cada hogar y la
derivada de políticas públicas. La primera trata las condiciones de vida que
acontecen dentro del propio grupo familiar, su hogar y vivienda, como son el
nivel educativo alcanzado, condiciones de alimentación, salud, tipo de vivienda,
si poseen comodidades de habitaciones o de retrete exclusivo en la vivienda y
relaciones de tamaño habitantes/vivienda, por ejemplo. Todo ello hace a la forma
en que viven los habitantes en su faz más privada y a la que se podría denominar
Calidad de Vida Privada. Se trata de una medida de calidad de vida que toma
condiciones internas de los habitantes del hogar y la vivienda. Para medir
Calidad de Vida en el ámbito latinoamericano, se considera como óptimo alcanzar
que en los hogares y sus habitantes se alcance a superar el umbral de la
pobreza. De allí que muchos trabajos de calidad de Vida urbana empleen
indicadores de necesidades básicas
insatisfechas.
Los
niveles de consumo de cada hogar y población incluida, nos hablan de hábitos y
poder adquisitivo para el consumo. Aquí los modos de consumo, o nivel de vida privados no deben
confundirse con la satisfacción de necesidades básicas de la población. No puede
confundirse con condiciones de vida privadas, aunque ambos elementos se
relacionen directamente con la sustentabilidad urbana.
Por otro lado, también se puede
diferenciar Calidad de Vida Pública. Este concepto se refiere a la accesibilidad
de la población, hogar y viviendas a mejoras públicas en equipamientos y
servicios (por localización de escuelas, salas de salud, espacios verdes,
tendido de red de agua potable, mejoramiento de calles, etc). Para hacer este
tipo de mediciones se considera si las políticas que actúan sobre el territorio
y la sociedad (a partir de las cuales, puede beneficiarse a todos o sólo a
algunos de los grupos de calidad de vida privada) mejoran o empeoran las
condiciones de vida privadas. Por ejemplo, los planes de Salud, Alimentación y
de Vivienda públicos, la dotación de servicios y equipamientos urbanos son
elementos que influyen sobre la calidad de vida de la población. Los modelos de
Gestión de Residuos Sólidos Domiciliarios (GRSD) forman parte de estas políticas
públicas. Aunque la emisión de residuos de cada vivienda marcan una pauta de
consumo y condiciones de vida privados diferentes para distintos sectores de la
ciudad (es decir nos marcan una realidad desigual); sin embargo esa gestión de
RSD, teniendo en cuenta su costo igualitario (sobre una realidad que no es
igual), el diseño y frecuencia diferencial de sus recorridos (diarios,
periódico, etc) y el impacto sobre los lugares donde se alberga o depositan esos
RSD, no afecta igualitariamente a toda la población. En muchos casos como
resultado de la falta de planificación urbana se aumenta la brecha de desigual
Calidad de Vida preexistente.
Las
ciudades en transformación dentro de un mundo globalizado, han hecho a la
necesidad de rever las políticas de gestión del territorio (Borja
y Castells, 1997) e
intentar entrar en un proceso más integral del Municipio. Así surgen términos
como Agendas Locales, Planes Estratégicos (Borja y Castells; Op.
Cit)
y Marketing Urbano.
(Precedo Ledo, A. 1996).
Si bien en cada uno de ellos se intenta hacer un mejoramiento de la ciudad como
un todo, muchas veces en la práctica se focaliza hacia un grupo destinatario o
se intenta tomar a la ciudad como producto.
En
un mundo globalizado de horror
económico (Forrester, V. 1997) conviven la frivolidad de un mundo
privilegiado e inmutable ante la pobreza más extrema, sin embargo gobiernos
débiles y modelos privatistas continúan acentuando esas diferencias. Como
expresa Coraggio
(1997),
las ciudades se vuelven cada vez más ingobernables ante el avance del sector
privado en áreas estratégicas que limitan el poder de gobierno.
Metodología
empleada:
Para delimitar áreas homogéneas de
cada localidad estudiada, y debido a que muchas de las variables del Censo INDEC
resultan redundantes (es decir explicadas a su vez por otras variables), se
decidió aplicar un test de interdependencia. Respecto de las variables de
calidad de vida privadas no decisivas, se decidió eliminarlas para el cluster, a
excepción de la variable
hacinamiento.
Para medir el acceso al agua
(elemento vital para el hombre y para la salud de la población), normalmente se
toma como variable Censal al
“Porcentaje de viviendas con conexión de agua dentro de la vivienda”
(variable de Calidad de Vida pública y privada). Sin dejar de considerar la
vital variable de acceso al agua; para el presente trabajo se emplea como
variable al “Porcentaje de viviendas con deficiencias o problemas de acceso al
agua” con las opciones menos favorables de acceso al recurso agua (suma de
bombeo a mano, uso de cisterna, aljibe, otros e inclusive se incorporaron los
ignorados). Esta variable se ha determinado de este modo debido a que se cree
más apropiada para diferenciar Calidad de Vida privada en grupos de radios
fracciones en los que si bien existe la red pública, no existe la posibilidad
privada de conectarse, o bien directamente falta la red pública. Esta variable
es más adecuada para diferenciar espacialmente en las zonas de la periferia
urbana y rurales.
Las variables empleadas en el cluster
con distancia de Gower (Gráfico 1) fueron las siguientes: 1.“Porcentaje de
hogares que no cuentan con retrete de uso exclusivo”; 2.“Porcentaje de Grupos
familiares no propietarios”; 3.“Porcentaje de Hogares con hacinamiento extremo
(más de tres personas por cuarto)”, 4.“Porcentaje de hogares cuyo jefe tiene
nivel de instrucción deficiente”, 5.“Porcentaje de población con nivel de
instrucción menor a primario”, 6.“Porcentaje de viviendas rancho”,
7.“Porcentajes de viviendas de inquilinatos o pensiones”, 8.“Porcentaje de
viviendas con problemas de acceso al agua”. Obsérvese que en cada caso, al
aumentar el valor de cada variable, disminuye la Calidad de Vida, y que cuanto
mayor amplitud de cada variable, mayor diferencia entre las mejores y perores
condiciones existen. Estas amplitudes de variables fueron analizadas
comparativamente entre las ciudades
estudiadas.
Mediante el empleo de Sistemas de
Información Geográfica se obtuvieron las cartografías de Areas homogéneas de
cada localidad (áreas donde se agruparon radios fracciones censales) y luego a
cada área se la diferenció aplicando un índice de Calidad de Vida.
Una vez calculados los índices de
Calidad de Vida (ICV) de las áreas homogéneas diferenciadas en cada localidad,
utilizando idénticos parámetros a los empleados para el cluster, se compararon
las amplitudes de los ICV de cada localidad y se calcularon las proporciones de
población 1991 que quedaban incluidas dentro de cada valor de índice. Esos
valores de Calidad de Vida se los organizó en Clase baja, media y alta y se
comparó la proporción que conformaba cada estrato con respecto al modelo ideal
funcional de sociedad (Gráfico 2).
Luego se realizó un muestreo
estratificado (Cartografía 1), de composición y peso de los residuos generados
por cada área de determinada Calidad de Vida, obteniéndose valores de Nivel de
Vida o consumo. Se procedió a diferenciar estos consumos comparando los
promedios de consumo en kilogramos por grupos de igual ICV, y luego también se
compararon los promedios de consumos extremos registrados en muestras de
localidades.
Por último se analizaron
características de las gestiones públicas en torno a residuos sólidos
domiciliarios (presupuestos, costos y localización de áreas servidas con
frecuencias de recolección de residuos, así como de los lugares para dar destino
final a los residuos). En los casos en que la gestión invirtiera en proyectos de
reciclado, también fueron evaluados.
Se confeccionaron 74 cartografías a
igual escala por localidad; se recogieron, pesaron y clasificaron 884,60
Kilogramos de residuos sólidos domiciliarios y se analizaron tablas y gráficos
con los resultados obtenidos.
Desarrollo comparativo de Calidad de
Vida en Localidades:
Los rangos óptimos de las ocho variables empleadas para conseguir
el agrupamiento muestran su mayor distancia en el “% Problemas de acceso al
agua” para las ciudades de Olavarría (Amplitud ó A: 98) y Mar del Plata (A:92).
En este caso ciudades intermedias grandes y pequeñas tienen amplitudes
similares. Le siguen en orden de diferenciación por amplitud de variable las
siguientes variables por localidad: “%Hogares sin inodoro exclusivo” para la
ciudad de Mar del Plata (A: 47); “%Hacinamiento extremo” para la ciudad de Bahía
Blanca (A: 69); “% Nivel menor a primario en Jefes de Hogar” para Bahía Blanca
(A: 59); “%Ranchos para Mar del Plata (A: 47); “%Nivel educativo menor a
primario” en Mar del Plata (A: 41) y el de "% de Hogares No Propietarios" para
la localidad de Olavarría y “%de Inquilinatos y Pensiones” en la que comparten
situaciones de amplitud similares Bahía Blanca (A: 5.24) y Olavarría (A: 5.16).
Sin embargo, en esta última variable si se observan el número de fracciones y
radios afectados por estos valores; así como la población y cantidad de
viviendas ocupadas, muestran una peor situación relativa en las condiciones de
Bahía Blanca, localidad intermedia de tamaño mayor que
Olavarría.
También considerando estos criterios,
se observa que la situación de niveles educativos de la población y de los jefes
de Hogar, son mejores en las ciudades de mayor tamaño dentro de lo que es el
conjunto de la ciudad. Pero, si consideramos la extensión de los intervalos
mayores se presentan en las periferias urbanas de mayor concentración de
población, esta conjunción de variables hace retroceder la situación favorable
de estas ciudades.
Considerando el conjunto de
amplitudes de las ocho variables por localidad, se observa sin embargo que las
localidades de Olavarría y Tandil son las mejores ubicadas, mientras que Mar del
Plata y Zárate son las que arrojaron una mayor
amplitud.
De acuerdo a los clusters (Gráfico 1)
identificados en cada localidad; se observa un mayor número de grupos
diferenciados con una distancia Gower mayor en los casos de Bahía Blanca y Mar
del Plata (localidades intermedias grandes), seguidas por la localidad de Zárate
(intermedia media). La menor cantidad de grupos diferenciados, inclusive con una
menor distancia de Gower para el cluster, se da en Olavarría (intermedia
pequeña). La localidad con menor número de cluster diferenciados con una
distancia Gower intermedia es Tandil (intermedia
media).
Las amplitudes de valores de ICV
muestran una mejor situación para las localidades de Azul, Olavarría y Tandil
(Cartografías 2). Las mayores diferencias se dan cita en una ciudad intermedia
grande (Bahía Blanca) y en una intermedia media ubicada en cercanías de Buenos
Aires (Zárate), (véase Cartografías 3).
Las estructuras sociales por Clases
de Calidad de Vida, permiten afirmar que las localidades de Mar del Plata y
Olavarría poseen una mayor proporción de clase media, y la menor proporción de
clase baja. En términos comparativos por valores absolutos, Olavarría se ubica
en mejor posición que Mar del Plata. Las menores proporciones de clase media se
dan cita para las localidades de Azul, Tandil y Zárate; y las mayores
proporciones de clase baja están identificadas para Tandil y Azul, y un poco
mejor ubicada en la localidad de Zárate (Ver Gráfico
2).
Las diferencias entre los consumos
promedios de grupos ICV más altos y los de menor calidad de vida en algunos
casos son superiores a 9 veces (casos de Mar del Plata y Olavarría). Este
consumo en cambio se hace más parejo para las localidades de Azul y
Zárate.
Si en cambio se comparan los
promedios de consumo extremos registrados en muestras de la localidad, nos
encontramos con brechas donde los mayores consumos superan en 31 partes (Mar del
Plata), 30 partes (Zárate), 24 partes (caso Olavarría) y 22,3 partes (caso
Tandil) a los consumos menores. Si bien no se pudo realizar con todas las
muestras, un rico análisis surgió al reconstruir los valores (en pesos) de las
muestras a partir de las marcas (envases con etiquetas) y productos que aparecían en el momento de la
clasificación (Gráficos 3).
Los efectos ecológico ambientales de
las gestiones de residuos también permiten hacer diferencias entre las
localidades y dentro de ellas. La cantidad de Basurales Clandestinos y hectáreas
que ocupan en cada localidad (tomados aquí como indicadores de referencia de la
gestión de residuos), ubican a las localidades de Tandil, Olavarría y Bahía
Blanca en las peores posiciones. Al considerar la cercanía de estos al área
urbana y a las zonas de periferia donde se ubica población con peores
condiciones de vida (menor índice de calidad de vida) y mayores problemas de acceso al agua
potable, nuevamente son las localidades de Tandil, Olavarría y Mar del Plata las
evaluadas en forma más desfavorables. En cuanto a la recuperación, adecuación de
basurales y rellenos preexistentes, o el hecho de considerar estrategias de
reciclado de residuos, las localidades que poseen mejor situación son las de
Bahía Blanca y Azul. En cambio las peores situaciones corresponden a Mar del
Plata, y también Olavarría y Zárate (Cuadro
1).
Considerando indicadores financieros que sustentan a la gestión
municipal de residuos, el aprovechamiento de los residuos y la mano de obra
especializada (cirujas), así como indicadores de externalidades de la gestión
(disminución en valor de la propiedad o la materialización de tasas de cobro
injustas espacial y socialmente hablando) se han evaluado las diferencias
económicas que agregan las gestiones a su localidad. De ello surge que las
peores situaciones se dan cita en Mar del Plata, Bahía Blanca y, aunque mejor
ubicadas, también en Tandil y en
Zárate.
Conclusiones:
1)
A
medida que aumenta el tamaño de ciudad se verifican mayores diferencias en los
rangos de variable de calidad de vida y mayor cantidad de grupos homogéneos
(clusters) diferenciales, los que a su vez se obtienen a partir de aumentar la
distancia Gower.
2)
Existen
mayores diferencias sociales (entre valores extremos de calidad de vida de la
población) a medida que las ciudades intermedias son de mayor
tamaño.
3)
Las
estructuras sociales por clases de calidad de vida de las localidades (en
valores proporcionales y absolutos de población) ubican en mejor situación a las
localidades intermedia grande (Bahía Blanca) e intermedia pequeña (Olavarría).
4)
Si
se comparan las proporciones de Clases de Calidad de Vida de las localidades
respecto a las ideales de una estructura funcional, se observa un desfazaje
tendiendo a la desaparición de la porción de clase media. Existe inclusive un
marcado aumento de las proporciones de clase baja en la localidad de Azul
(intermedia pequeña) y en ambas
ciudades intermedias medias. Teniendo en cuenta que la existencia de una
clase media garantiza un equilibrio social, mientras que el aumento de las
proporciones de pobreza implica conflictos sociales, se considera que la brecha
social ya está presente en las ciudades intermedias, y por tanto de acuerdo a
los casos estudiados, las ciudades intermedias ya no son las "ciudades
esperanza'' planteadas por los teóricos; y estas brechas sociales planteadas no
sólo conllevan a situaciones de ingobernabilidad mayores sino más bien pueden operar como factores de
emigración, y de disminución de la tasa de crecimiento de
población.
5)
Las
brechas de consumo promedio de grupos de igual ICV se hacen más marcadas en las
localidades que presentan estructura social más equilibrada y con mayor
proporción de clase media. En cambio los desfazajes o brechas de consumos
extremos (promedios de máximos y mínimos kilogramos, registrados en la
localidad) se dan inclusive en Zárate, localidad que posee la menor proporción
de clase de calidad de vida media de los seis casos analizados, y una igual
proporción de clases baja y alta. Esto indica que el consumismo es una pauta
incorporada socialmente en la clase media, y no únicamente privativo de las
clases altas. Entre estas dos la diferencia es notoria si se consideran las
marcas y precios de los productos
consumidos.
6)
El
manejo municipal de los residuos sólidos domiciliarios agrega diferencias
ambientales que afectan principalmente a las localidades de Mar del Plata,
Olavarría y Tandil. Las externalidades económicas evaluadas incorporan nuevos
elementos que aumentan las brechas sociales y ambientales, sobre todo en las
localidades de mayor tamaño.
7)
Si
en el próximo milenio nos espera hablar del problema de la desigual calidad de
vida urbana, el empleo de este procedimiento de diagnóstico de Calidad de Vida
nos mostraría el hilo de una base no sustentable de estas ciudades. Por lo tanto
el Estado municipal debe intentar, además de asumir nuevos roles, agilizarse con
la adopción de este tipo de metodologías.
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existe mejor dato censal para medir este nivel de vida que el muestreo de los
residuos sólidos domiciliarios. Pero lamentablemente no se disponen de esos
datos oficialmente, sino que casi siempre los censos se hacen en forma privada
por empresas planificadoras de mercadeo.