LA EVOLUCION DEL COMERCIO MINORISTA DE BAHÍA BLANCA
Y
SUS CONSECUENCIAS TERRITORIALES.
Silvia
Marenco
Depto de Geografía y Turismo
UNS Bahía Blanca
smarenco@uns.edu.ar
RESUMEN
El comercio, en tanto actividad económica y a la
vez social, puede ser abordada desde dos perspectivas por los geógrafos: una,
desde su aspecto funcional en tanto redes interrelacionadas entre la esfera de
la producción y la del consumo; y otra, desde un punto de vista “horizontal”,
analizando las formas de inserción y su impacto en el seno de las ciudades y de
sus territorios. El abordaje de estas dos formas está inspirado en las
mutaciones sin precedentes de las actividades comerciales, que participan de la
triple revolución tecnológica, económica y social de este nuevo
milenio.
La crisis de los últimos años en Argentina, evidenció falencias de
tipo estructural de larga data. Como todas las crisis ésta también es
contradictoria en sus manifestaciones: al mismo tiempo que impulsó una toma de
conciencia por parte de los empresarios, que debían instrumentar cambios para
adaptar sus comercios, se quedaron sin recursos para incorporar las innovaciones
necesarias. El propósito de este trabajo es analizar y explicar cómo se han
producido estas innovaciones, cuáles son sus características actuales en un
contexto de mundialización económica y cuáles son las consecuencias en el
espacio urbano bahiense.
Este trabajo está
financiado por la Secretaría y Ciencia y Tecnología de la UNS y se enmarca en el
Proyecto de Investigación: “Factores
de cambio en la estructura urbana y dinámica económica bahiense” (36-G
26)
LA EVOLUCION DEL
COMERCIO MINORISTA DE BAHÍA BLANCA Y SUS CONSECUENCIAS
TERRITORIALES.
Silvia Marenco
Depto de Geografía y Turismo
UNS Bahía Blanca
smarenco@uns.edu.ar
- Introducción
Desde sus inicios hasta la actualidad, la actividad comercial
evolucionó como todas aquellas realizadas por el hombre, desde la construcción
de sus propios elementos de subsistencia, pasando por el trueque, la
determinación del valor de las mercancías en función del peso, la aparición de
la moneda, los mercaderes nómades, la función de las ferias y mercados de la
edad media, la aparición del comercio urbano (en todas sus formas), el comercio
virtual a través de Internet, son a grandes rasgos las formas que fue adoptando
esta actividad, más allá de la intensidad y diversidad que despliega. La
evolución pasó por varias etapas diferenciales, temporales y espaciales, pero a
partir de mediados del siglo XIX la aceleración de los cambios produjo fuertes
impactos en la economía, la sociedad y los territorios, desarticulando y
rearticulando espacios.
La evolución experimentada por esta actividad significó la
introducción de innovaciones en varios aspectos, entre los que se puede
mencionar: a) las formas de ofrecer los productos, b) la gestión de los
establecimientos, c) el tipo y la variedad de productos ofrecidos, d) la
localización de los emprendimientos.
Desde el punto de vista disciplinar, el comercio, en tanto
actividad económica y social, puede ser abordada de dos formas por los
geógrafos: una, desde su aspecto funcional en tanto redes interrelacionadas
entre la esfera de la producción y la del consumo; y otra, desde un punto de
vista “horizontal”, analizando las formas de inserción y su impacto en el seno
de las ciudades y de sus territorios. El abordaje de estas dos formas está
inspirado en las mutaciones sin precedentes de las actividades comerciales, que
participan de la triple revolución tecnológica, económica y social de este nuevo
milenio.
A escala mundial, se describen aquí las innovaciones que dieron
paso a las prácticas en la actividad que marcaron una verdadera revolución
comercial, tanto en Europa como en Estados Unidos, resultando en dos tipos de
localizaciones característicos de trayectorias culturales
diferentes.
En el caso de Bahía Blanca, la crisis de los últimos años dejó al
descubierto falencias estructurales de larga data. Como todas las crisis ésta
también es contradictoria en sus manifestaciones: al mismo tiempo que impulsó
una toma de conciencia por parte de los empresarios, que debían instrumentar
cambios para adaptar sus comercios, se quedaron sin recursos para incorporar las
transformaciones necesarias. Sin embargo, la ciudad no es ajena a los procesos
de innovaciones, aunque éstas no se produjeran en forma simultánea con aquellas
de escala nacional e internacional.
El propósito de este trabajo es analizar y explicar cómo se han
producido estas innovaciones y sus características actuales, en un contexto de
mundialización económica, y cuáles son las consecuencias a escala territorial en
una ciudad de tamaño medio como Bahía Blanca.
2. Consideraciones teóricas
2.1. El contexto
El proceso de mundialización de la economía tiende a homogeneizar
la apariencia de los territorios y los lugares, a partir de una racionalidad
única. En este marco se ha modificado
la demanda por parte de los consumidores en general, que cada vez elevan
más sus exigencias en calidad y diferenciación de los productos. Esta demanda se
asocia a la difusión de una cultura mediatizada a través de las comunicaciones,
que es funcional al proceso mencionado y da lugar a un consumo exacerbado: el
consumismo. La pretensión de transformación de un mundo, particularmente urbano
uniformizado, creador de valores simbólicos de los objetos a partir del sistema
de flujos (García B., 2000:31) y de gran interculturalidad, uno de los elementos
de esta mundialización posmoderna, el territorio se presenta en realidad como
una gran mezcla donde conviven nuevos y viejos modelos, nuevas y viejas
ideologías. Se está en presencia de una cultura del consumo cuyo mediador es el
comerciante y el comercio la actividad económica que lo
sustenta.
En las ciudades latinoamericanas, y particularmente en Argentina,
la desfuncionalización de los espacios tradicionales constituye la evidencia de
algunos cambios, que obedecen a un proceso de globalizador inconcluso; es decir
un territorio donde la funcionalidad de la articulación
espacio-sociedad-actividades tradicionales, muestra signos de desajuste y
deterioro y donde, por otro lado, las transformaciones que responden al modelo
global son incipientes, modestas, en consecuencia
inacabadas.
El valor de aquello construido localmente, el cotidiano, posee un
peso muy fuerte a partir de una lógica de funcionamiento interno que le es
propia, y reacciona frente a la racionalidad homogeneizadora del orden global,
con estrategias que la diferencian del resto. Así cada espacio local, el lugar,
representa la individualidad del cotidiano en su
territorio.
La geógrafa brasilera María Aparecida de Souza, respecto del lugar
indica que:
“El lugar de manera
general es un espacio sensato, esto es, apropiado a nuestro sentido, un espacio
que nos conviene, un espacio sensible. Pero también un espacio orientado. En fin
es un espacio que da lugar al sentido, al buen criterio, al pensamiento sensato.
Un lugar es un espacio habitado o habitable….. Un lugar se abre para otros
lugares y el lugar de todos los lugares el lugar común, es el mundo. Es tenue
por tanto la diferencia entre lugar y mundo. La presencia y la coexistencia son
los fundamentos del acontecer solidario, esto es de los lugares. Esta presencia
históricamente determinada en los lugares por el trabajo y sus divisiones, se ve
en nuestra contemporaneidad, limitada. Son la presencia y el conocimiento,
elementos de disyunción del trabajo y de los lugares. Presencia y coexistencia
en esta contemporaneidad implica, una refuncionalización de los lugares.
Refuncionalización dicha por la ruptura del proceso que en este siglo
caracteriza al mundo y define los lugares, el mundo del trabajo”... (Aparecida
de Souza, 1998).
La desfuncionalización o desestructuración de los sistemas
territoriales tiene sus causas en los procesos políticos experimentados por los
distintos países. En Argentina este proceso de
desestructuración-reestructuración política, entre los años 1973/75 y 1991
(Bustos Cara, R., 2002:125), coincide con la irrupción evidente y casi violenta
del modelo globalizador de la economía neoliberal. “La rapidez del cambio y la
rapidez con que fue operado sorprendió y desarticuló la estructura territorial
anterior sin dar posibilidad a un retorno (op. cit, 2002:125). Si bien el autor
hace referencia a los sistemas territoriales de escala nacional, también se
puede observar este proceso a escala urbana.
La aparición de las grandes superficies de venta, que afectó al
comercio minorista pequeño y mediano, no encontró, en este período, las
regulaciones imprescindibles para evitar la enorme competencia que aquellas
significaban en la economía de la ciudad. Al mismo tiempo, las localizaciones de
los grandes supermercados (particularmente de capitales internacionales),
imponían una lógica de gestión diferente, desfuncionalizando y desarticulando
los espacios tradicionales. En tanto las estrategias empresariales locales, a
veces de carácter muy conservador, provocaron una involución en las áreas
centrales de las ciudades, donde además las políticas públicas no han acompañado
su refuncionalización, generando conflictos de intereses entre conservadores e
innovadores. Esto ha dado como resultado tanto un decrecimiento de la actividad,
como un deterioro en áreas que cobijan al comercio y los servicios, en
general.
Las innovaciones, en el comercio tradicional, con el tiempo
aparecen. Pero para que este proceso de transformación modifique las estructuras
del entorno local, es preciso contar con una capacidad empresarial innovadora,
capaz de detectar los problemas y buscar las soluciones. Es necesario además
disponer de recursos humanos capacitados para llevar a cabo el cambio y un
Estado eficaz, desde las políticas, en el acompañamiento de su
gestión.
Sin embargo, la reestructuración y la refuncionalización se ven
impulsadas desde las instituciones privadas como las Cámaras, las Corporaciones,
los Sindicatos, quienes muestran una mayor preocupación por la reactivación de
las actividades económicas y su consecuencia directa en el desarrollo del
empleo.
2.2. El carácter de las
innovaciones
La actividad comercial ha experimentado una evolución muy
importante a partir de la introducción de nuevas prácticas en las formas de
comercializar que implican innovaciones desde el punto de vista de la
organización y la gestión, resultando en la construcción de un tejido comercial
que responde a un tipo de demanda particular por parte de los consumidores.
Territorialmente, estas innovaciones y transformaciones, se traducen en
localizaciones diferenciadas en la trama urbana, tanto por el requerimiento de
superficie en el interior de las ciudades, como por la expansión del gran
consumo de estas superficies sobre áreas las periurbanas adyacentes. Los avances
tecnológicos ejercieron una gran influencia en estas transformaciones, desde la
difusión mundial de los medios de transporte, como en los instrumentos de manejo
de las empresas comerciales.
Las innovaciones que se describen en el Cuadro 1, aluden en principio a un
cambio en las prácticas comerciales, a la transacción en sí, la forma de
negociar y gestionar los establecimientos, como a la demanda de determinados
tipos de localizaciones preferenciales según las necesidades. La Geógrafa belga
Bernardette Mérenne-Schoumaker, destaca que “los cambios en términos de
logística y de gestión han modificado en gran medida el comercio y han
contribuido, sin ninguna duda, a la reducción de los costos de funcionamiento,
una lógica presente después del comienzo de la distribución moderna, que no es
ajena a las cuatro innovaciones comerciales mayores, registradas desde 1851: los
grandes almacenes (o tiendas), las tiendas populares, el autoservicio y los
hipermercados” (Mérenne-Schoumaker, B., 2003:183) (Traducción de la autora). Se
agregaron en este trabajo, algunas formas asociadas a las innovaciones
mencionadas.
Cuadro 1. Las cuatro innovaciones comerciales
mayores
Innovacion |
Año |
Quién |
Dónde |
Porqué |
Cómo |
Grandes tiendas |
1851 |
Boucicaut |
Paris
Buenos Precios |
. Urbanizac.
.Industrializ.
. consumo
. medios de transporte |
. grandes superficies
. gran amplitud en compensación de
márgenes
. compra por impulso
. rotación rápida del capital
. beneficio unitario
modesto |
Tiendas populares |
1880 |
Woolworth |
Estados
Unidos |
urbanización
industrializac.
. consumo
.medios de transporte |
. surtido con rotación rápida
. precios débilmente dispersos
|
Auto – servicio
Supermercados |
1916 |
Carence
Saunder |
Estados Unidos |
urbanización
industrializac
. consumo masivo
. automóvil |
. gran surtido alimentario
. traspaso del trabajo al consumidor:
autoservicio
. rotación
rápida de stock
|
Hipermercados |
1963 |
M. Fournier |
Francia |
. saturación del centro
. costo de las grandes
tiendas
banalización de
los productos industriales |
Localización
periférica
sup. superior a
2500 m2.
.gran estacionamien
. margen bajo
. surtido
amplio |
Fuente:
M. Dupuis, Distribution: la nouvelle donne, Paris. Ed. D´Organisation, 1988, p.204. Citado
por Mérenne-Schoumaker (2003), p. 182
2.2.1. Grandes
Tiendas
El paso del comercio minorista tradicional al comercio moderno de
los grandes almacenes o tiendas, se produjo en Francia a mediados del siglo XIX,
cuando Aristide Boucicaut, en 1852 decide transformar su tienda introduciendo
nuevas prácticas, que constituyen la base del surgimiento de las “grandes
tiendas”. Dicha transformación se estructuró en torno a algunas ideas fuerza
(Green, R. et al., 1996: 4). La primera, es la adopción de “precios marcados”,
es decir precios iguales para todos los clientes y conocidos de antemano. Este
hecho se produce en un momento en que la discusión del precio era la práctica
habitual.
La segunda idea, se basaba en la “exposición” de las mercaderías,
que además debían ubicarse a la vista de los potenciales clientes, quienes
además debían poder circular libremente por el interior del local. Esto se
oponía a la práctica del comercio en la que, entre la mercadería y el cliente se
interponía el mostrador y el vendedor.
La tercera idea, quizá la más potente, fue la aplicación de un
margen de ganancia reducido (entre el 13% y el 20%), pues consideraba que los
beneficios se obtenían por un mayor volumen de venta, esto significaba mayor
rotación de capital y mercaderías.
Complementariamente se introdujeron otras prácticas, referidas a
lo que hoy conocemos como “marketing”: a) búsqueda de una oferta diversificada
de productos que, a nivel de la tienda, incorporaba lencería, calzados,
artículos de moda, etc., b) instituyó la práctica del “cambio de mercadería”, es
decir, cuando el cliente no quedaba satisfecho con su compra podía sustituirla
por otra; c) ambiente de fiesta en los locales, con gran decoración y precios
especiales, por ejemplo: mes del calzado; d) inaugura una oficina para
“reclamos”; e) incorpora el servicio de venta a
domicilio.
Estas innovaciones no se redujeron solamente a las prácticas
comerciales, sino que además tuvieron gran incidencia en el empleo: se produjo
una nueva división del trabajo dentro de las empresas y mecanismos de incentivos
a los trabajadores, como comisión por ventas, descanso semanal de los
vendedores, etc. Asimismo desarrollaron nuevos instrumentos para gerenciar la contabilidad (Green, R. et al., 1996:
5).
2.1.2. Tiendas
populares
Luego de la primera gran innovación producida en Paris, le suceden
otras. Así en 1878, un comerciante estadounidense llamado Frank W. Woolworth,
sobre la base de las “grandes tiendas”, incorpora en su negocio un mostrador, de
gran accesibilidad al público, una gran cantidad de artículos no vendidos con un
cartel que indicaba “todo a cinco centavos”. Se da lugar de esta manera a la
aparición de las “tiendas populares”.
Estos nuevos emprendimientos se localizaban en calles comerciales
y de gran circulación, a los que se agregaban nuevos componentes: a) el
aprovisionamiento se hacía directamente con los fabricantes; b) oferta de una
gran variedad de productos de consumo masivo y a precio
fijo.
2.2.3. El Autoservicio y
supermercado
En 1916, Saunders crea en Estados Unidos el primer autoservicio,
trasladando las innovaciones anteriores al rubro alimenticio. En 1929 Michael
Cullen abre el primer “supermercado” en Nueva York, cuya estrategia se
sustentaba en el mantenimiento de precios bajos con reducidos márgenes de
ganancia, venta de productos de uso masivo, autoservicio (con lo cual pasaba a
manos de los clientes el trabajo de los vendedores), posibilidad de
estacionamiento, gastos fijos reducidos, venta de productos alimenticios con una
gran diversidad y unos pocos productos no
alimenticios.
El primer autoservicio en París data de 1948, quien consideraba
más importante que el cliente se sirviera por sí mismo, sin bajar los precios.
Con el “almacenero” Eduoard Leclerc comienza la historia de la distribución
moderna en Francia (Green, R. et al., 1996: 6). Su idea consistía en bajar el
costo de vida, en una época de inflación luego de la finalización de la segunda
guerra mundial, vendiendo al público a precios mayoristas, para lo cual solo
contemplaba un muy reducido margen de ganancia (alrededor de 9 %, pero sin
superar el 14 %). Esta estrategia de venta trajo aparejado una serie de
conflictos, con el resto de los comerciantes minoristas altamente perjudicados;
sin embargo Leclerc fue favorecido por las políticas estatales orientadas a
reducir la inflación, extendiendo finalmente sus filiales a una gran cantidad de
ciudades francesas. En Argentina los primeros autoservicios surgen en
1951.
Al mismo tiempo aparecen innovaciones en otros rubros comerciales,
como por ejemplo la sociedad FNAC que se crea como gran superficie de venta de
libros a precios rebajados. También las ventas por catálogo comienzan a
expandirse en tanto nuevas estrategias comerciales: en 1958 se lanza el primer
catálogo de 3 Suisses, que evita los desplazamientos de los clientes, acercando
sus compras al domicilio.
3. Las innovaciones en un contexto de
mundialización
3.1. El Hipermercado y los Centros
Comerciales
La gran expansión del uso del automóvil y la saturación del centro
de las ciudades promueven la instalación de grandes superficies comerciales
fuera de las ciudades, en algunos casos estas localizaciones responden a
necesidades propias del tipo de productos ofrecidos (automóviles, maquinarias
agrícolas, muebles, etc.), en otros casos a una demanda de los consumidores, que
con menor tiempo disponible, realizan sus compras con menor frecuencia, pero en
mayor cantidad, particularmente productos alimenticios, por tanto el uso del
vehículo particular se hace imprescindible y necesita espacios de
estacionamiento, que no encuentra en el centro.
Estos hipermercados, se diferencian fundamentalmente de los
supermercados por las superficies que demandan, pero también por la diversidad
de productos que ofrecen, ya que han incorporado, al ya tradicional rubro
alimenticio, artículos de limpieza y bazar, otros como vestimenta, hogar y
muebles, calzados, perfumería, electrodomésticos, ferretería, juguetes,
librería, pinturas, bricolaje, sanitarios, y artículos para automotor,
jardinería, pequeños maquinarias, entre otros. Algunos también incluyen
cafetería.
Generalmente, estos hipermercados están insertos en Grandes
Centros Comerciales, en algunos casos de carácter regional, es decir que no solo
abastecen a la población de la ciudad inmediata, también atraen clientes de
centros urbanos menores, lo que perjudica al comercio de esas
localidades.
En 1969, se abre el primer Centro Comercial Regional y un Shopping
Center en Paris, así como sociedades comerciales especializadas en venta de
muebles, bricolaje, electrodomésticos, en la periferia de las ciudades, lo que
implicaba no solamente un cambio en las prácticas comerciales, sino un
desplazamiento en el territorio, producto de la masificación del uso del
automóvil y una mejora generalizada de la renta en las familias, que además,
comenzaban a modificar sus hábitos de consumo. En Argentina aparecen en
1981.
3.2. Las innovaciones en el ámbito
bahiense
El cuadro 1 descrito, no puede extrapolarse a Bahía Blanca, debido
a condicionantes demográficos, económicos y culturales, propio de la época. En
1851, año de la primera gran innovación, señalada por Dupuis, la situación de
este asentamiento militar, la Fortaleza Protectora, era de gran precariedad. El
exiguo crecimiento poblacional obedecía, entre otras, a tres razones esgrimidas
por los historiadores (Wiemberg, 1978: 229), como fundamentales: en primer lugar
el marcado aislamiento, pues no existía comunicación terrestre con otros fuertes
o bien con Buenos Aires, la conexión solo era posible por mar; en segundo lugar,
la seguridad, ya que el fuerte era asediado constantemente por los indígenas (el
último malón corresponde a 1859), y, en tercer lugar las características
climáticas, con fuertes vientos, inviernos muy rigurosos y veranos tórridos, que
dificultaban la vida cotidiana.
Desde el punto de vista demográfico, los datos disponibles
refieren lo siguiente:
Cuadro 2. Número de habitantes de Bahía Blanca, desde la fundación
hasta 2001.
Censo Año |
Número habitantes |
1834 * |
741 |
1836* |
1.461 |
1856* |
1.317 |
1869 |
1.057 |
1895 |
14.238 |
1914 |
44.143 |
1947 |
112.597 |
1960 |
126.669 |
1970 |
152.158 |
1980 |
223.727 |
1991 |
250.919 |
2001 |
274.311 |
Los datos correspondientes a 1834*, 1836* y 1856*, pertenecen a
Weinberg (1978), y son consignados como relevamientos efectuados desde la
guarnición militar. En 1836, el incremento se debe al aporte de tropas militares
(885 militares, 477 familiares de soldados, 99 vecinos); en 1856 una epidemia de
cólera redujo sensiblemente los efectivos poblacionales, a la que siguió otra
epidemia, esta vez de tifus.
En los primeros años de la fundación, como se observa en el Cuadro
3, la presencia del comercio se reducía a las pulperías, que abastecían la
demanda de los militares de la Fortaleza, cuyas provisiones llegaban por barcos
de escasa frecuencia, y que además abastecían al incipiente comercio del fuerte.
Hacia 1840, aún subsistían las pulperías, a las que se sumaban “… nuevos
comercios que, aunque modestos satisfacen en la medida de lo posible las
necesidades de consumo local, manteniendo sin embargo como característica
dominante aún, la indiferenciación” (Cignetti, A. M., 1978: 138, en Weinberg,
1978). A partir de 1860, con una mayor demanda, aparecen los comercios con
rubros diferenciados. “Como dato ilustrativo podemos mencionar que la ciudad
contaba en 1869 con: 14 almacenes de comestibles, tejidos y otros artículos, 18
bodegas y tabernas, 1 botica, 1 café, 1 carnicería, 3 fondas y 2 panaderías”
(Op. Cit: 139). Esta especialización marcó el pasaje del almacén de ramos
generales (mayorista y minorista), a la venta separada: a) mayoristas
especializados y b) minoristas con vidrieras a la
calle.
La especialización en determinados rubros significó una innovación
frente a las pulperías y los almacenes de ramos generales, debido principalmente
a la creciente demanda, proveniente de una población con un gran porcentaje de
inmigrantes europeos. Hacia 1880, existían 98 establecimientos registrados, que
aumentaron a 330 en 1890, lo que representó un incremento del 336%, respecto de
la década anterior. Entre otros factores, la llegada del ferrocarril, que
permitió la comunicación por tierra con otros centros, como Buenos Aires, y el
aumento de un mercado local y regional en expansión, impulsaron el consumo y el
acceso a todo tipo de productos. En 1895, aparecen los primeros mayoristas
especializados.
Cuadro 3. Las innovaciones en el ámbito bahiense.
Innovación |
Año |
Quién |
Porqué |
Cómo |
Pulperías |
1830 |
Piris,
Palao
Jones
Girard
Coulin |
. mayoría pobla-ción militar
. sin rutas ni medios de
transp.
terrestre |
. pequeñas superficies
. pocos comestibles
. muchos licores
.consumo subsistencia. |
Ramos Generales |
1840 |
|
. población militar y civil
. incipiente comunicación |
. pequeñas superficies
. comestibles y otros
. consumo subsistencia
. beneficio importante |
Almacén al por mayor |
1895 |
Varela y Álvarez |
. aumento de población
. llegada FFCC
. inmigración |
. superficies medias
. comestibles, textil, calzado, bazar,
muebles
. escasa rotación de capital.
.beneficio importante |
Grandes tiendas |
1904 |
Gath y Chaves
Harrods |
. urbanización acelerada
. industrialización incipiente
. consumo especial
. medios de com. y
transporte |
. superficies medias
. surtido amplio
. compra por impulso
. rotación rápida del capital
. beneficio unitario
modesto |
Tiendas populares |
1960 |
Tía |
. urbanización
. industrialización
. consumo
.medios de transp. |
. surtido con rotación rápida
. precios débilmente
dispersos |
Auto – servicio
Supermercados |
1965 |
Cooperativa Obrera |
. urbanización
. industrialización
. consumo masivo
. automóvil |
. surtido alimentario
. rotación
rápida de stock |
Hipermercados
Centros Comerciales
Shoppings |
1997 |
Disco
Wal Mart
BBPS. |
. saturación del centro
. costo de las grandes tiendas
|
localización periférica
. sup. may. 2500 m2
. gran estacionamiento.
. margen bajo
. surtido
amplio. |
Fuente: elaboración
propia sobre la base de M. Dupuis, Distribution: la nouvelle donne, Paris. Ed.
D´Organisation, 1988, p.204. Citado por Mérenne-Schoumaker (2003), p.
182
En 1904, cuando
se instala la tienda “La Capital”, que operaba bajo la firma de Almacenes
Argentinos Gath & Chavez Limitada, luego adquirido por Harrods, surge la
primera innovación: “las grandes tiendas”, y como una verdadera transformación
lo destaca la publicación en homenaje al Centenario de la ciudad “Cuando Gath
& Chaves, empezó a romper las rutinas comerciales, inauguró una nueva forma
de comercio que habría de ejercer perdurable influencia. Desde luego la casa
consideró de capital importancia la presentación de los artículos en forma
irreprochable. Fueron rápidamente reemplazadas las instalaciones deficientes,
para ser sustituidas por otras en las que el buen gusto predominaba. El público
favoreció resueltamente al nuevo establecimiento que ofrecía, para atraer a la
clientela, la ventaja de la venta a precio fijo, dándole así la seguridad de no
ser explotado, es decir despertando en él la confianza que es secreto del éxito
en todo negocio, en el cual el vendedor es uno solo y el comprador es toda la
comunidad” (Diario
La Nueva Provincia, 1928:513). A este primer local innovador se sumaron años
después otros, cuyos fundadores eran ex empleados de “La Capital”: Galerie de la
Mode, La ciudad de Bahía Blanca, etc.
En 1963 se avanza hacia una nueva forma con la apertura de una
sucursal de TIA (Tiendas Israelitas Argentinas), que se constituye en la primera
tienda popular de la ciudad, sobre calle O´Higgins. Funcionó con muy pocas
modificaciones, salvo edilicias, con un solo modelo comercial para todas las
sucursales hasta 1991, en que se reconvierte a Tía Express y luego forma parte
de la cadena Norte.
En 1965 la Cooperativa Obrera, inaugura la Sucursal Nº 5 “Centro,
en el rubro alimenticio dando lugar así al nacimiento del primer autoservicio.
En esta década nuestro país, y la ciudad de Bahía Blanca en particular, se ven
favorecidos por circunstancias económicas, demográficas y sociales para la
instalación de este nuevo formato comercial, ya que se registran altas tasas de
urbanización, aumenta el número de empleados industriales Estos además gozan de
mejoras en sus salarios lo que les permite acceder a los tres artículos que
favorecen las ventas masivas: heladera, automóvil y televisor, al tiempo que
aumentan el radio de influencia de los negocios. Por otro lado el gran
desarrollo de la industria nacional en rubros como alimentos, bebidas, textil,
bazar y artículos para el hogar, incrementan el surtido de artículos y las
fuentes de trabajo. Comienzan a generalizarse así los supermercados, con mayor
superficie de atención al público. La Cooperativa Obrera continúa su expansión
en los años 70 con seis supermercados, y otros tantos en los ´80, distribuidos
en toda la ciudad. A esta empresa acompañan otras como SUMA en 1989,
Supermercado Hernández, en 1977 y Burgos, en 1988.
La otra gran innovación llega en 1996 con la apertura de la
sucursal Nº 28 de la Cooperativa Obrera, denominado “Hipermercado de Aguado”. En
realidad se trata de un supermercado integral tradicional; en él se incorporó
tecnología y mayores servicios al cliente, con atención personalizada en
determinados departamentos. El verdadero hipermercado, lo inauguró Wal Mart, en
agosto de 1997, en un área periférica, sobre una ruta de ingreso a la ciudad. La
llegada de este hipermercado y de otro supermercado también de capitales
extranjeros (Disco S.A.), con estrategias comerciales sustancialmente distintas
a las de los supermercados locales, alteró las prácticas de los empresarios
bahienses. La publicidad a través de todos los medios de comunicación
(televisión, radio, prensa, revistas y folletos), modificó los flujos de capital
hacia la propaganda, debiendo ajustar los beneficios de rentabilidad, para
lograr la captación de mayor clientela. Así, de las estrategias tradicionales de
rebajas periódicas para algunos productos de un mismo o de unos pocos rubros, se
pasó en el hipermercado a “precios bajos todos los días y para todos los
rubros”, con beneficios extra en cuanto a servicios como tintorería Express,
farmacia, revelado de fotografías, cajeros automáticos, cajas para pagos de
servicios e impuestos, etc.
El hipermercado Wal Mart, instalado en el denominado Shopping
Paseo del Sol, inauguró, además del primer hipermercado en la ciudad, el primer
centro comercial, en un área periurbana, es decir otro formato comercial
diferente a los conocidos en la ciudad.
A los pocos meses se inauguró, sobre la misma vía el “Bahía Blanca
Plaza Shopping”, con un comercio ancla como la Cooperativa Obrera. Las
diferencias entre ambas instalaciones fueron notorias desde un principio. El
primero, diseñado en una sola planta y decoración rústica apuntaba a un segmento
del mercado de ingresos medios, en poco tiempo aumentaron la cantidad de locales
desocupados, evidenciando la falta de demanda real por los mismos. La empresa,
entonces, modificó su estrategia, reduciendo el número de locales y ampliando e
incorporando dos rubros mayoristas nuevos: uno dedicado a la venta de alimentos
(Makro) y el otro a artículos de construcción y decoración del hogar
(Tehuelche). Así, “la introducción de estos cambios en la oferta resultó en un
considerable dinamismo de las actividades comerciales y el incremento de la
demanda fue inductor de la instalación de locales comerciales, restaurantes,
cafeterías, y puestos de objetos artesanales que han cambiado de manera notable
la fisonomía de este centro comercial” (Garriz, et
al.,2005:6)
El Bahía Blanca Plaza Shopping, puede definirse como el típico
shopping. En sus inicios, también existían numerosos locales vacíos, el cambio
de estrategia en este Centro se tradujo en la subdivisión de los locales de
mayor superficie y en la cuidadosa selección del tipo de negocios a instalarse.
Cuenta con actualmente con negocios de indumentaria, calzado, muebles,
artesanías, servicios de comunicaciones, supermercado, lugares de esparcimiento
(cines, juegos electrónicos), cafés, bares temáticos, restaurantes, heladerías,
librerías, regalerías, etc.; no existiendo en este momento disponibilidad de
locales en alquiler.
4. La evolución de los formatos comerciales y su impacto en el
territorio
Hasta primera mitad del siglo XX, las actividades comerciales y
sus innovaciones estuvieron
signadas por transformaciones que obedecían al crecimiento y expansión de la
ciudad en el contexto nacional. Por un lado se observa una gran concentración
comercial en el centro bahiense, que no solo obedece a la demanda de la densidad
del área inmediata, sino que atrae a toda la población de la ciudad debido a su
característica de espacio simbólico y de servicios, y a la gran accesibilidad
desde todos los sectores, a través del servicio de transporte de pasajeros. Por
otro lado se destacan localizaciones comerciales barriales, que configuran
pequeños subcentros de servicios, que abastecen las necesidades diarias de la
población residente. El comercio de escala barrial registra un escaso nivel de
tecnología y poca adaptación a los cambios en la práctica de la actividad
comercial.
Las manifestaciones más acentuadas de las innovaciones se observan
en las dos últimas décadas, en que la globalización presenta un acelerado ritmo
de difusión en el país. Así los mayores impactos los acusan aquellos territorios
con mayor predisposición o potencialidad para incorporarlos, impactos que se
traducen en un desplazamiento hacia la periferia de las ciudades de nuevas áreas
comerciales, con incorporación primordial, preponderante y rápida, de
tecnología. A su vez, este traslado del comercio genera nuevos subcentros, en
los espacios intersticiales de consumo como el eje Altos de Sarmiento, ubicado
entre el centro bahiense y el área de los shopping centers, “que inciden en la
conformación de un dinámico eje de expansión urbana” (Formiga, N.,
2002:54).
Algunos autores apuntan a un cambio en la reestructuración de las
ciudades medias argentinas que pasan de un estilo e ideología de cultura
europea, hacia la ciudad americana de grandes “shoppings centers”, campus
universitarios, barrios cerrados, etc. (Rapposo, 1998). Sin embargo, la realidad
muestra una tendencia muy marcada a mantener los centros tradicionales,
renovando y rehabilitando áreas cuyo patrimonio histórico-arquitectónico,
resignifican la identidad de la ciudad, como ámbito simbólico y de pertenencia.
En el caso bahiense, las áreas de consumo de las periferias, van
quedando integradas a través de los ejes de comunicación, al centro tradicional,
que no pierde valor pese a su deterioro. En estos ejes el incremento del flujo
vehicular es notable, como así también las redes que generan a partir de las
necesidades de abastecimiento de productos.
La calle Sarmiento y su prolongación, la Avenida de Penetración,
es la más representativa de la ciudad, en este
sentido.
Las nuevas estrategias de localización de determinados tipos de
rubros se pueden observar claramente en estas arterias, cuya oferta está
orientada hacia productos de alto valor y que no requieren de una ubicación
central para su venta. Los tradicionales usos comerciales de abastecimiento
diario dan paso a negocios de venta de productos especializados y destinados a
un tipo de población de ingresos medio-altos y altos. La diversidad de rubros es
notable, particularmente sobre calle Sarmiento (sector denominado Altos de
Sarmiento): viejos anticuarios, artesanías, amoblamiento para cocinas,
carnicería, panaderías y verdulerías tipo “boutique”, veterinarias, vehículos
importados, muebles artesanales, servicios de seguridad, representaciones de
viviendas industrializadas, rotiserías de pastas y mariscos, pinturerías,
vivero, productos para jardines y accesorios para piscinas, locales de
esparcimiento (pubs y cyber-pubs), farmacias, telefonía móvil y
comunicaciones..
En general puede afirmarse que los empresarios del comercio, de
este sector, se caracterizan por novedosos métodos de gestión de sus locales, en
los cuales se privilegia la atención personalizada y el asesoramiento adecuado
y, dependiendo del rubro, la incorporación de servicios (pago rápido,
distribución a domicilio, etc.)
Desde el punto de vista del diseño urbano la calle Sarmiento, ha
modificado su aspecto barrial, evidenciando una rápida renovación y evolución.
En los últimos diez años el desplazamiento del uso residencial por el comercial
ha sido muy importante; las viviendas que aún existen han remozado sus fachadas,
adecuándolas a la nueva fisonomía del sector. El dinamismo se expresa a través
de la demolición de viejas viviendas y la construcción inmediata de modernas
edificaciones de frentes vidriados y gran calidad estética.
Con respecto a la Avenida de Penetración, en predios de mayores
dimensiones, las implantaciones comerciales son de carácter diferente, y aún
predominan los grandes espacios abiertos y vacantes. Allí se han instalado dos
shoppings, dirigidos a dos tipos de demanda diferentes; mayoristas; venta de
vehículos importados; hotelería, centros de servicios para el transporte
(estaciones de servicio), restaurantes, pubs, y locales de entretenimiento
nocturno, entre otros. Este sector constituye el área de expansión urbana del
segmento mayores ingresos de la población, con viviendas de alto valor en
terrenos de grandes dimensiones, donde predominan las áreas verdes parquizadas y
la forestación.
5. Reflexiones finales
Los cambios en las innovaciones registradas en los primeros años
de vida bahiense, fueron lentos, como producto de condicionantes demográficos,
económicos y culturales, como así también de los procesos de desestructuración y
reestructuración del territorio, en consonancia con la ideología imperante desde
el punto de vista político.
Las pulperías y almacenes de ramos generales, de mediados y fines
de siglo (con una gran indiferenciación de la oferta) dieron paso a las tiendas
especializadas por rubros para atender a una demanda cada vez más exigente en
cuanto a diversificación y calidad, constituyendo las primeras innovaciones
producidas en el ámbito del comercio, debido al refinamiento cultural, de una
incipiente burguesía local y de inmigrantes. Esta etapa coincide con la
estructuración del territorio a partir de promulgación de la Constitución
Nacional, en 1853.
El desarrollo del comercio entre 1880 y 1930, produjo las primeras
grandes innovaciones, sustentado en el marco de una ideología liberal que Bustos
Cara (op.cit.:123) denomina primera modernización. Entre 1945 y 1975, etapa de
difusión del llamado estado benefactor, produjo un comercio de tipo conservador,
amparado en la seguridad de un Estado empresario y
contratista.
De la localización netamente urbana y central de los comercios
minoristas, producto de la escasa innovación registrada en el ámbito local, se
pasa en la última década a la instalación, en áreas periurbanas, de grandes
complejos comerciales, que responden a nuevas demandas en el consumo, generando
un estancamiento y deterioro marcado del centro tradicional, que necesita una
urgente renovación y rehabilitación. Esta etapa, como se mencionara, corresponde
a la desfuncionalización del área urbana central y refuncionalización de las
áreas periurbanas. Pese a estas condiciones, esta área se presenta como
aglutinadora de población en tanto espacio de encuentro y compras, por la
diversidad de los servicios que ofrece: administrativos, financieros,
tecnológicos, institucionales.
Las innovaciones recientes demandan territorios de la periferia
que organizan en función de sus prácticas, estructurando además áreas de gran
movilidad y accesibilidad donde la característica predominante la constituyen
áreas residenciales y de servicios de jerarquía en sus proximidades, como los
barrios Altos de Palihue, Patagonia, además de hotelería, restauración,
concesionarias de automóviles y nuevas áreas de esparcimiento, y espacios de
gran valor paisajístico.
Por otro lado, el proceso innovador impone como condición
esencial, la necesidad de recalificar los recursos humanos, ya que la demanda
exige un empleado de comercio capacitado en el asesoramiento de las cualidades
de los productos que ofrece, y no solamente un vendedor. Sin embargo los
empresarios locales, manifiestan actitudes pasivas frente a las nuevas
estrategias y lógicas de gestión en sus negocios. Será necesario indagar acerca
de estos comportamientos, frente a una competitividad territorial y cambios en
el modelo cultural que se imponen cada vez con más fuerza en el proceso de
expansión de la actividad en la ciudad.
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Ponencia presentada en el Simposio Problemáticas Urbanas.
Séptimo Encuentro Internacional Humboldt. Villa de Merlo, San Luis – Argentina.
Viernes 23 de setiembre de 2005.