OCUPACION ANARQUICA DEL ESPACIO EN EL
PIEDEMONTE DE LA CIUDAD DE SAN LUIS
Espinosa, Diego
O.
Oliveira,
Mónica A.
1.
Introducción
La Argentina pedemontana ocupa un lugar relevante del territorio
nacional. Todas las provincias de la frontera oeste del país, más un número
importante de las centrales forman parte del paisaje de piedemonte. En éste, la actividad humana y la
presión creciente de los asentamientos humanos lo convierten en un área cada vez
más vulnerable al impacto ambiental y a los riesgos tanto de orden natural como
antrópico.
Por lo tanto centrar la atención en estas áreas sometidas a tensiones de
origen múltiple es una responsabilidad conjunta tanto de los organismos de
gestión como de las comunidades que habitan en
ellas.
Las condiciones ambientales
generales a las que están
sometidas las zonas áridas y
semiáridas del centro-oeste del país, hacen que una gran precipitación en cordillera o en
ambiente de sierras como es el caso de San Luis derive en rápidos torrentes que
buscan la pendiente a través de antiguos cauces, donde discurren en forma
atenuada o violenta según sea la intensidad y cantidad del agua
caída.
Por otra parte, las actividades humanas: urbanización, infraestructuras
de obra pública, uso del suelo orientado a los servicios, asociadas al desmonte
y el intenso tratamiento de la topografía, han puesto en riesgo el frágil
equilibrio de estas amplias zonas de contacto que concentran en algunos casos
más del 60% de la población provincial.
La pendiente
asociada a diferentes maneras de intervención y ocupación del suelo puede
colaborar para que un paisaje
tranquilo se transforme en poco tiempo en un caos de agua, barro o arena que
llega repentinamente a las áreas altamente
humanizadas.
El crecimiento
acelerado en los últimos años de las ciudades intermedias ha impuesto en la
naturaleza una forma de ocupación no siempre adecuada a las condiciones del medio,
localizándose a veces en pasos naturales de las aguas, zonas bajas o deprimidas
o con pronunciada pendiente. Así,
las fricciones humanas sobre el medio han operado en muchos casos negativamente
en las ya frágiles relaciones con el medio natural.
Las condiciones físicas son a veces
difíciles de corregir: pronunciadas pendientes, la escasa vegetación, cauces
torrenciales cuya existencia está marcada por la intensidad, frecuencia y
duración de las precipitaciones.
Esta
situación se ha transformado en problema, porque al facilitarse las condiciones
para que las ciudades crezcan, habitantes y autoridades ignoran los mecanismos
naturales más simples, como por ejemplo desconocer los lechos de arroyos que
descienden de las laderas montañosas y que dejan su impronta en una intrincada
red hídrica. De este modo se les cierra el paso o se los desvía por debajo del
pavimento o las edificaciones, minimizando su función natural específica: el
escurrimiento del agua.
Se suma la anarquía en la
disposición del amanzanamiento y las edificaciones, complicando la geografía de
estas rampas naturales que ponen en contacto montaña y playas, obstruyendo el
paso del agua a la vez que aumentan el caudal a desaguar.
El caso de San Luis es ejemplo de una expansión notable de la
urbanización asociada a la sobrecarga de actividades e infraestructura sobre el
área pedemontana que le sirve de soporte.
Analizar la particularidad del fenómeno en la capital puntana permite
tener un ejemplo de poco feliz acuerdo entre medio y sociedad en un ambiente
semiárido de una ciudad intermedia. Por otro lado, puede ejemplificar en mucho
las dificultades propias de la ocupación humana en la geografía pedemontana
argentina.
En este documento, se presenta un descriptivo correspondiente a un
proyecto mayor, donde se triangulan los siguientes conceptos: ambiente
pedemontano, urbanización en ciudades intermedias y riesgo y vulnerabilidad. Un
enfoque sistémico permitirá abordar las variables componentes más significativas
y las relaciones que operan entre ellas. (ver cuadro 1) adoptándolo como estudio
de caso.
2.
El soporte natural: una frágil plataforma con diseño de
rampa.
La ciudad de San Luis se asienta sobre un extenso piedemonte –de unos 30
km de largo- que se proyecta desde el contacto con el frente de falla de la
sierra de San Luis, un enorme bloque
granítico, hacia el oeste.
La
unidad morfológica citada se encuentra surcada por una red de avenamiento densa,
con cauces que se originan en la montaña y se alimentan con lluvias estivales de
carácter irregular y desiguales en tiempo, espacio o frecuencia. Estos
elementos, sumados a pendientes
pronunciadas que van desde un 5 % a 10 % dan como resultado un fenómeno
complejo, el de las inundaciones y aluviones de alta peligrosidad, que ha
producido en otras áreas próximas pero de igual naturaleza a la del espacio
estudiado, pérdida de vidas humanas y materiales significativas. Según la zona, la pendiente y la
cantidad de agua caída será el poder erosivo que demuestre y el transporte y
acumulación de material en las zonas más bajas.
La
cubierta vegetal –en condiciones naturales- se compone de un monte bajo arbóreo
y arbustivo que en área de contacto con las laderas serranas adquiere notoria
densidad. Este tapiz vegetal sirve de manto protector a suelos de textura franco arenosa, donde
el modelado fluvio-eólico da lugar a un espacio de topografía ligeramente
ondulada. Estos suelos de poco desarrollo y débil estructura, presentan materiales sueltos, compuestos de
gravilla y arena.
En
este ambiente cuya altitud promedio oscila entre los 500 y 550 metros, las
condiciones son propias de clima semiseco, con precipitaciones de 550 a 450 mm,
que caen concentradas en el verano (un 38,8 % de las
precipitaciones)
3.
La expansión de la ciudad de San Luis sobre espacios poco aptos para
ser
urbanizados.
Los
problemas ambientales y las dificultades en la relación sociedad - medio
acompañan a San Luis desde sus orígenes. Los permanentes cambios de sitio
de la ciudad -urbe “portátil” que contabiliza en su historia urbana dos
desplazamientos y tres sitios de asentamiento- dan cuenta de una historia vinculada al
problema del agua a la vez que han contribuido a construir las bases de las
relaciones del hombre con el entorno que lo rodea.
La ciudad se localiza entre los 33°
de latitud sur y 66° 21 de longitud Oeste, coordenadas que confirman la
condición de ciudad del centro oeste argentino.
Desde la instalación
definitiva en torno a la actual plaza Independencia en 1632, la ciudad mostró un
lento crecimiento físico y demográfico semejante al comportamiento de la mayoría
de las ciudades recostadas sobre los piedemontes de las Sierras
Pampeanas.
Lentamente fue extendiéndose en el espacio hacia los 4 puntos
cardinales, sólo limitada en su crecimiento hacia el sur por el río Chorrillo y
hacia el NE por la sierra de San Luis, último bastión del macizo
serrano.
Primero el ferrocarril y
posteriormente en la década del 80 la promoción industrial fueron los factores decisivos que
favorecieron el crecimiento demográfico y espacial más importante de la ciudad
obteniendo una expansión urbana significativa y con numerosas consecuencias de
orden social y ambiental, así como una nueva visión de la ciudad por parte de
sus habitantes.
El crecimiento de la ciudad se
desarrollo en detrimento de los
espacios destinados a las pequeñas propiedades agrícolas que rodeaban el pequeño
núcleo urbano, las que en la actualidad
ya han prácticamente desaparecido. De ésta forma el espacio donde se
levantaba el paisaje agrario bajo riego quedó sepultado bajo la trama urbana en
expansión, esa situación determinó que el perímetro edificado de la ciudad
contraste directamente con el marco natural del monte y que no exista un espacio
suburbano de función mixta o rururbano como está presente en otras ciudades del
oeste argentino.
En San Luis desde sus inicios
hasta 1940, el crecimiento se desarrolló despacio y en forma ordenada, siguiendo
el plano en cuadrícula propio de las ciudades de origen español en
Latinoamérica. Presentaba una edificación continua y densamente poblada aunque
donde predominaron siempre las viviendas unifamiliares de una planta. Entre 1940
y 1970 la ciudad desbordó las 4 avenidas principales que enmarcaban el área
central y pericentral, tradicional por su dinámica económica y de mayor densidad
de población, Avenidas España al
Norte, Lafinur al Oeste, J. A. Roca al Sur y T. Gral. D. Perón al Este.
Durante
esos 30 años , la ciudad fue ocupando el resto de los espacios libres hasta
formar una cuadrícula central adaptada a una evolución lenta e espontánea , la
que fue modificada por la construcción de los primeros barrios, unidades
espaciales estandarizadas, que surgieron especialmente hacia el Norte y Oeste de
la ciudad “Estas unidades comunitarias invadirían los predios del extrarradio
adoptando de ésta manera una fisonomía ciudadana....” La superficie urbana se
reparte en distintas unidades físicas que componen así el sitio geográfico
actual.
A partir de 1980 los ritmos
de crecimiento del espacio ocupado por la urbanización se aceleraron y
acrecentaron por el ritmo demográfico propio de la ciudades intermedias y por la
llegada de un gran número de inmigrantes provenientes de otras provincias y del
extranjero. Esto origina un aumento rápido y desordenado de la trama urbana.
En
1984 este proceso se intensificó por la influencia de la radicación industrial
la que aumentó de manera desproporcionada la población en relación a las
unidades habitacionales y los servicios, lo que trajo aparejado numerosos
problemas tales como falta frecuente de agua y energía, existencia de pequeños y grandes baldíos
destinados a la acumulación de basura, calles deterioradas y cierta
discontinuidad entre los espacios edificados y los espacios
vacíos.
No todos los espacios
ocupados, en esta época, son los más adecuados para la instalación humana y la expansión de servicios,
aumentando así la presión sobre el
medio físico, el que no se adapta a la diversidad de funciones crecientes en una
ciudad en fase de madurez. De este modo, una cantidad de problemas comienza a
aparecer.
4.
Una
suerte de problemas ambientales

Cuadro 2
Si se observan las tendencias
del crecimiento urbano manifiestas hasta el momento y analizando las
características particulares de cada una con relación al sitio de la ciudad de
San Luis y sumándole los contrastes que se detectan a partir de
que el hombre trata de adaptar el medio a sus
necesidades, se puede evaluar así
la aptitud del sitio para el futuro
crecimiento urbano
Muchas áreas ocupadas
fueron edificadas sin ningún estudio de impacto previo y dejando de lado lo
expuesto en la Carta del medio ambiente realizada durante 1992. (Capitanelli,
Ricardo, 1992) Esto origina en la actualidad serios problemas en perjuicio de la
ciudad y de cada uno de sus habitantes.
El sector NE de la ciudad es
el área elegida para este estudio ya que en los últimos 3 años se ha convertido
en el ámbito en donde se ha desarrollado una intensa y acelerada urbanización
acompañada de un deterioro significativo de las condiciones del marco y medio
natural que lo sustenta. (ver cuadro 2)
La urbanización acelerada del
piedemonte, ha provocado un daño muy importante sobre el tapiz vegetal y el
cambio de pendientes. El agua de las lluvias escurre superficialmente a gran
velocidad, con un enorme poder erosivo que va socavando profundamente las calles
y hasta en algunos casos descalce de cordones y cimientos de las edificaciones.
Los
servicios municipales acondicionan regularmente el lugar, pero esta acción no
alcanza para solucionar el grave proceso de erosión que se ha generado por el
intenso, veloz y desordenado desmonte al que ha sido sometida la zona en estudio
a causa de la gran urbanización.
A este problema se le suma la
falta de pavimento que intensifica la posibilidad de erosión originada por el agua y el viento,
además de la alteración de la topografía con la presencia de las vías de
circulación. El desnivel generado por la ruta 147 dificulta la circulación normal del agua
en épocas de crecidas por las lluvias de verano y del material de arrastre,
originando así espejos de agua estancada que perduran entre una lluvia y otra, y
que provocan riesgos de enfermedad y accidentes, a la vez que afectan la imagen
de los barrios construidos en el lugar.
Durante las lluvias
estivales, el agua escurre rápidamente convirtiendo las calles de dirección Este-Oeste en verdaderos ríos que
transportan gran volumen de agua y material arrastrado de distinto grosor y
tamaño producto de la erosión y
socavamiento de las laderas de las sierras
desnudas de vegetación.
La deforestación
producto de la urbanización del sector agrava el problema de la escorrentía de
las aguas aumentando con su ausencia el poder erosivo de las aguas de lluvia y
deposición de material aluvial en las zonas bajas del área de análisis o en el
resto de la ciudad provocando malestar especialmente en el centro y al oeste del
área urbanizada poniendo en peligro el futuro de la infraestructura de
servicios
La masa vegetal en esta zona
es fundamental para proteger el piedemonte y evitar así los problemas ya
señalados. Predominaban en el sector
formaciones vegetales de bosques (monte) serranos y pastizal con especies
tales como jarilla, espinillo,
tala, piquillín etc. La misma
facilitaba la escorrentía difusa y con ella había una mayor capacidad de
absorción de agua de lluvia por parte del suelo. Su desaparición sistemática
lleva a que las aguas superficiales concurran según pendiente aumentando su
fuerza erosiva.
La degradación
biológica provocada por el desmonte intencional en pro de la urbanización
comprende la disminución del contenido de materia orgánica y los cambios
generalmente desfavorables que se producen en la flora autóctona del área de estudio (incluye la microflora).
De este modo, los efectos de la degradación del suelo de las vertientes son
variados entre los que se pueden mencionar las voladuras de suelos y la
formación de profundas cárcavas de erosión, así como la acumulación de
materiales de arrastre depositados
en sectores más deprimidos –los cuáles a veces llegan al medio metro de
espesor- a lo que se suma el severo deterioro de calles pavimentadas y de
tierra.
En su recorrido violento el agua tiende a encausarse en las calles convertidas en
canales, comenzando así el proceso de formación de surcos y luego zanjas de
erosión o cárcavas que se aceleran por cuanto el declive es mayor, causando
enormes daños.
La zona edificada
sobre el este de la ciudad está compuesta por viviendas buenas en material y bajo un patrón
arquitectónico homogéneo, propio de planes de vivienda, recientes en
construcción ya que la urbanización intensa es de 4 a 5 años de antigüedad promedio. Conforma un
área servida por agua potable, gas, cloacas, televisión por cable y recolección
de residuos.
Cada
Barrio tiene un número diferente de manzanas y en cada una de ellas existen
entre 100 y 160 casas que
concentran en su conjunto unas 6800 viviendas y 25.000 pobladores
aproximadamente. Esto es un dato importante porque estipula la cantidad de
población afectada por el problema de modo directo y la presión ejercida sobre
el medio.
Las
manzanas están dispuestas en el plano diseñando un tramado con forma de telaraña
que no respeta la pendiente, dificultando así el escurrimiento del agua en época
de lluvias. Los barrios que se disponen aquí cubren la mayor parte del
piedemonte serrano que había quedado libre entre la ciudad y la sierra. A través
de la observación directa se
visualiza la homogeneidad en el estilo de la construcción, igualando el
paisaje.
Las crecidas de verano son de origen natural e irreversible y también
provocadas por la acción del hombre, que son las que una buena planificación y
concientización del problema son las que se pueden corregir en parte. Con una
actitud más responsable y un comportamiento adecuado a las exigencias que el
medio tiene en la zona la relación sociedad- naturaleza puede ser más
equilibrada en pro de minimizar los problemas del sector en estudio y del resto
de la ciudad.
El sitio de la ciudad tiene
condiciones que favorecen la formación de crecientes. Las lluvias durante el año
alcanzan los 539 mm, concentradas especialmente en los meses de verano,
diciembre y febrero, con un 48 % del total de milímetros caídos anualmente.
Pueden llover 67 días al año de los cuales el 38,8 % corresponde a la mencionada
estación.
A este régimen
de precipitaciones se le suma la topografía que tiene la ciudad, la que está
edificada sobre el piedemonte, con fuertes pendientes de entre 6 y 7 grados, en
dirección Este–Oeste; es homogénea, con escasas rupturas significativas, sólo
una falla importante en el sector este del área de estudio. Desde el área
señalada y el centro de la ciudad es de aproximadamente 16 ° de pendiente
especialmente desde el sector nordeste.
La ciudad de San Luis en su
conjunto muestra distintos problemas ambientales algunos originados en el área
de análisis, especialmente el polvo que existe en la ciudad durante otoño y
primavera, época de intensos vientos, que originan la concentración de polvo en
días de viento y sus posteriores calmas. Este es producto de la falta de
pavimento en gran parte de la
ciudad y especialmente en los últimos años por la tierra generada en la zona de
estudio que carece de pavimento y
vegetación observándose nubes o remolinos de polvo afectando no sólo a la
urbanización del piedemonte sino también al resto de la
ciudad.
La falta de espacios verdes
complica la situación porque su existencia permitiría mejorar el ambiente y
contribuir a detener en parte el agua de escorrentía.
5.
Conclusiones
La
ciudad de San Luis padece desde hace muchos años el problema de las crecientes,
que originan graves inconvenientes de difícil solución. Ocurren en cualquier
época del año pero su mayor frecuencia e intensidad se producen en los meses de
la estación estival. Estas dificultades se ven agravadas por el aumento de la presión urbana
sobre el medio, en particular entre el espacio libre entre la ciudad y la
montaña. El equipamiento en servicio y en especial de obras públicas no es
suficiente y acentúa el problema de las
inundaciones que en este último verano ya provocó pérdida de vidas
humanas. Los costos del municipio en mantenimiento y movimiento de personal para
corregir los daños de las lluvias son cuantiosos y crecientes y significan una
importante erogación para los vecinos.
La
construcción de obras de orden público o privado sin estudios previos, la mala
planificación de los nuevos barrios, los asentamientos ilegales, las ripieras y
el desmonte sin mesura colaboran para complicar la situación descripta. Estas
provocan serias y aceleradas transformaciones del medio porque facilitan aún más
los contratiempos que pueden ocurrir en estos tipos de
área.
El
desarrollo urbano en San Luis debe incorporar políticas territoriales que tengan
como punto de partida un estudio integral del sitio donde se levanta la ciudad
actual y el espacio potencial donde tendrán lugar los nuevos espacios
edificados, en especial, considerando que los ambientes pedemontanos son
unidades complejas cuya intervención puede alterar severamente el medio y
finalmente atentar contra la calidad de vida de los habitantes.
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La
ciudad de San Luis.
Area edificada y sector de estudio.
Plano
de
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