Japón y la
radioafición, por J. M. Yagüe
José María Yagüe es periodista,
miembro de la Asociación de la Prensa del Campo de Gibraltar y de la FAPE.
Vuelve a haber un desastre natural, y vuelven a aparecer los
radioaficionados como único medio de comunicación fiable en los lugares
devastados.
Los radioaficionados y cebeístas han sido y están siendo claves, incluso, en el
país más avanzado tecnológicamente del mundo, donde el ADSL vuela, los
teléfonos móviles son de ultimísima generación y la información corre por fibra
óptica.
Pero todo eso, ante un terremoto, maremoto y tsunami, se va al garete. No hay
electricidad, y por tanto, no hay ni internet, ni repetidores de teléfonos
móviles, ni posibilidad de conectarte a ninguna red.
Tan sólo los radioaficionados, con sus instalaciones muy fiables, pues sólo se
necesita, en el peor de los casos, una batería de 12 voltios, la propia
emisora, (cada vez más pequeñas y con más cobertura de frecuencias), una antena
que puede ser un simple cable eléctrico de unos pocos metros, pueden
comunicarse.
Con esta instalación tan simple se puede comunicar a grandes distancias, para
solicitar ayuda, o pasar información de víctimas, o supervivientes.
Hay muchos ejemplos de cómo se opera en estas bandas cuando hay una emergencia,
pasando datos sobre el desastre: Haití, México, Chile, Nueva Orleáns, etc, son
claros ejemplos del importantísimo papel de los radioaficionados en los casos
de desastre natural.
Por eso, desde el principal radio club de Japón se ha rogado amablemente
mantener limpias y atender la escucha en algunas frecuencias.
Incluso desde aquí, en la otra parte del globo, no es extraño escuchar a
radioaficionados japoneses pasando información a radioaficionados de otros
países sobre extranjeros desaparecidos.
Así que aquellos que piensen que la radioafición es obsoleta, y que no merece
la pena montar en casa o en el coche antenas y equipos para comunicarse con
otras personas, que vean las imágenes de Japón, o las de Haití o Chile, y
busquen una pared con un cable dónde enchufar el teléfono o el router adsl,
que, por desgracia, no lo encontrarán.
FABER MOSQUERA A.
HK6F