El
que había sido abofeteado y lastimado se alejó demasiado de la orilla y
comenzó a ahogarse, siendo r¡pidamente salvado por su amigo. Al
recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: “Hoy, mi mejor amigo me salvo la vida”. Intrigado, su amigo le preguntó: ¿Por qué después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora que te he salvado escribes sobre una piedra? Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando
nuestro amigo nos ofende debemos escribirlo en la arena, donde el
viento del olvido y el perdón se encargan de borrarlo para siempre;
mientras que cuando sucede algo grandioso y excepcional tenemos que
grabarlo en la memoria de nuestro corazón, donde ningún viento podr¡
jam¡s borrarlo". "Se
necesita sólo de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para
que te guste, un día para quererlo; pero se necesita de toda una vida
para mantener este amor". |