nº
137
En este
Correo:
*Andalucía, El 21,7%
del PIB andaluz en la economía
sumergida - Enlace Estudio
del CES
*Andalucía, El SOC
prevé volver a las
movilizaciones contra el "decretazo" del
Subsidio
*Opinión,
La lucha
andaluza: en Andalucía.
Andalucía
Libre
*Andalucía - ¿Petróleo
andaluz? - Petróleo: ¿el
próximo conflicto hispanomarroquí?,
Iñigo
Moré
*Opinión,¿Petroleo Andaluz?,
Andalucía Libre - Enlaces Estudios y Mapas
petroliferos
*Andalucía, REUNIÓN DE ESCRITORES/AS
EN ANDALUZ, Una Crónica y una valoración, Ventura Salazar
*La centralidad del Estado en el mundo
contemporáneo, James Petras
*Convocatorias: Manifestación en
Sevilla, Paremos la Guerra
contra Iraq
*Solidaridad con Palestina,
*Directorio, Música,
Suscripciones-Apoyo
--oOo--
Andalucía
Segun
un estudio del Consejo Económico y Social (CES) de Andalucía
El
21,7% del PIB andaluz está en la economía sumergida
Un estudio elaborado por el
Consejo Económico y
Social (CES) de Andalucía recoge que el
21,7% del Producto Interior Bruto (PIB) andaluz corresponde a
la economía sumergida, superior en más de 3 puntos a la media
estatal.
El director del estudio, el catedrático de
Economía Aplicada de la Universidad de Sevilla, Francisco Ferraro, explicó en
conferencia de prensa que el trabajo se ha centrado entre 1980 y 2000 y una de
las conclusiones obtenidas es que la economía sumergida «se acentúa en las
épocas de expansión económica» y que ha ido en aumento con el transcurso de los
años. Ferraro indicó que
Sevilla es la provincia del Estado
español con más economía sumergida,
seguida de Granada,
mientras que la comunidad autónoma donde más se detecta es Madrid, seguida de
Andalucía y Cataluña.
Los sectores en los que más se ha
detectado esta economía son el servicio doméstico, la agricultura, ganadería y
pesca; textil y confección; la construcción; la hostelería; la reparación de
vehículos y el comercio al por menor.
El director de
este estudio hizo hincapié en que también hay otros sectores donde la economía
sumergida «es muy importante pero que no tiene mucha relevancia porque el nivel
de empleo que genera es muy bajo», como ocurre en el alquiler de viviendas y en
la promoción inmobiliaria.
Las actividades de mayor
grado de ocultación de economía se caracterizan por el tamaño reducido de las
empresas, el uso intensivo del factor trabajo, la escasa cualificación laboral
requerida y la baja complejidad tecnológica. Francisco Ferraro aseguró que entre
las motivaciones detectadas para que no emerja la economía están el evitar el
pago de las obligaciones tributarias, la facilidad para la ocultación y la
permisividad y aceptación que hay, en general, en la sociedad para este tipo de
actividad. Cabe citar al respecto que se observa que la temporalidad en el
empleo aumentó en 2001 en un 5,7%. De esta forma, del número de contratos
registrados en Andalucía en 2001 -3,23 millones- el 96,4% -3,11 millones- fueron
temporales y sólo el 3,6% -117.549- indefinidos.
La
economía sumergida provoca competencia desleal entre los distintos sectores
productivos, ya que al no pagar los impuestos, pueden poner precios más bajos;
«gorrones sociales», que son aquellas personas que disfrutan de los beneficios
sociales sin contribuir; precarización laboral y «además distorsiona la
realidad», según Ferraro.
El estudio del CES recomienda
la puesta en marcha de algunas medidas para combatir la economía sumergida como
son campañas de sensibilización, medidas de control y sanción a los
infractores, sobre todo en el ámbito fiscal, así como la modificación del
panorama inmobiliario. También serían necesarias reformas en la Administración y
actuaciones específicas en aquellos sectores donde hay más economía
sumergida.
La presidenta del Consejo Economía y Social,
Rosamar Prieto-Castro, explicó que a final de 2000 se decidió poner en marcha
este estudio porque «consideramos que se trata de un tema que es de interés
generalizado para Andalucía» y es un fenómeno que existe en todo el mundo.
Prieto-Castro resaltó la «especial» dificultad con que se han encontrado para
elaborar el estudio, ya que por sus características «no es fácil obtener los
datos» y por ello se han utilizado métodos de los denominados indirectos.
Enlace:
Andalucía
El
SOC prevé volver a las movilizaciones contra el
"decretazo"
El Sindicato de
Obreros del Campo (SOC) prevé romper
la tregua concedida a las movilizaciones contra el decreto de reforma del
sistema de prestaciones por desempleo, al considerar que "no se están
produciendo avances" en las negociaciones que el sindicato inició el pasado 26
de agosto con el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales sobre el subsidio
agrario y el PER.
El secretario
general del SOC, Diego Cañamero, explicó que, pese a que esta decisión ha de ser
adoptada esta tarde en la Asamblea Nacional del sindicato, "lo más probable" es
que se acuerde romper la tregua, ya que "así lo están pidiendo los pueblos",
porque "tras seis reuniones la negociación está en un punto de bloqueo y no se
han producido avances por parte de quien tiene la capacidad de decisión
política".
Cañamero criticó
la actitud del ministro de Trabajo, Eduardo Zaplana, y recordó que, mientras ha
habido inicialmente acercamiento de posturas entre las propuestas del SOC y los
técnicos del INEM, "al final es el ministro el que decide políticamente".
Ante esta
situación, el SOC analizará esta tarde en profundidad el estado de las
negociaciones, y prevé acordar, en el caso de que se retomen las protestas, el
diseño de un nuevo calendario de movilizaciones.
Durante el
proceso de negociación, el Gobierno central se ha comprometido, según el SOC, a
no endurecer el régimen de sanciones, de manera que no habría expulsiones del
subsidio. Ha cedido a que a los trabajadores mayores de 52 años --que hasta la
promulgación del decreto cobraban el subsidio íntegramente- se les abone el
50% del desempleo por jornada durante todos los días que trabajen. También
se ha mostrado partidario de revisar la figura del fijo-discontínuo, para que
estos trabajadores puedan percibir el desempleo en las épocas de inactividad. No
obstante, el SOC considera estos resultados "deficientes e insatisfactorios" y
entiende que la reforma acometida por el Ejecutivo "perjudica gravemente los
derechos de los trabajadores para que éstos acepten unos pequeños retoques que
no cambian nada la sustancia de la misma". A pesar de las medidas que se adopten
en el seno de la Asamblea Nacional, el SOC mantiene su voluntad de seguir
negociando con el Gobierno, señaló Cañamero. 24/09/2002
Opinión
La lucha andaluza: en
Andalucía.
Andalucía Libre
CCOO-UGT-Patronal
en un día
normal, sin marcha
Va siendo hora
de afrontar una reflexión política -que no sólo sindical o sindicalista- tanto
sobre las medidas gubernamentales de recorte del Subsidio Agrario-PER como,
sobre todo, sobre las alternativas que hasta ahora se han ido planteando.
Quizá pudiera ser esta una de esas ocasiones en las que los intereses
estratégicos de la clase no coinciden necesariamente con los intereses
individuales inmediatos de los trabajadores directamente afectados o al
menos con la forma en que estos están siendo formulados por sus
organizaciones, incluso las más combativas. Dejemos esta tarea para una
próxima ocasión.
En el ámbito
general -que acompañaba el paquete agrario- no hay dudas sin embargo sobre el
alcance de la agresión y la imperiosa necesidad de revertir este ultimo
ataque, a partir del cual, Gobierno español y patronal pretenden plantear
una nueva oleada de restricciones de derechos y de disminución de la ya
menguada capacidad de resistencia de la clase obrera. Es evidente
que un día de paro pacifico, civilizado,
democrático... estrictamente controlado y puntual; dirigido por
los mismos aparatos sindicales que han facilitado la sobreexplotación, el
desempleo y la precariedad; que se sostienen gracias a los fondos
estatales y que además -como en la cuestión nacional- ejercen de forma
contundente de instrumentos de desmoralización y división
españolista al servicio del Estado español, no ha sido ni es suficiente
ni de lejos para modificar la situación. Por eso ha fracasado políticamente la
socialmente exitosa Huelga General del 20 de Junio.
En esa tesitura, las
burocracias de CCOO-UGT apuestan por una movilización limitada, férreamente
encuadrada, que les facilite trabajar con ella para fortalecer la candidatura
del PSOE a la alternancia en el Gobierno español. Fidalgo y Méndez actúan bajo
un doble eje: 1º. Que no se le desmande la gente y disminuya
su capacidad de representación y dirección y que revalidando su imagen de
control del movimiento obrero, recuperen fuerza interlocutora en relación al
Gobierno PP; 2º. Que el PSOE aparezca, paralelamente,
como el referente político natural del malestar, traduciendo sus
demandas de forma y manera que sea visto también como su
solución .
La Marcha a Madrid de
CCOO-UGT que empieza hoy en Córdoba con la presidencia de honor de su
alcaldesa Rosa Aguilar y la presencia de la plana mayor del PSOE y
del PCE-IU, no tiene nada que ver con la que realizó este verano el SOC.
La del sindicato jornalero andaluz fue una acción propia de agitación y
propaganda con la que ganar peso público y mantener viva la cuestión agraria
andaluza y fue precedida de ocupaciones simbólicas de fincas. La de CCOO-UGT
es una nueva entrega de la habitual y recurrente utilización de los
trabajadores andaluces para relleno por parte de los aparatos sindicales
españoles en Madrid. Nada se ha perdido en esta Marcha ni en la concentración
del día 5 en Madrid a unos trabajadores andaluces a los que sus organizadores
reducen al papel de figurantes y con cuyo numero lo único a lo que aspiran es
a lustrar el pito y la pluma -el pito para dar ordenes de
acción o freno; la pluma para los pactos posteriores-, instrumentos
fundamentales en la concepción y practica burocráticas de la acción sindical.
Dado el nivel de degradación de la situación -y no ya solamente por razones
nacionales- no es el éxito sino el fracaso de la Marcha y la concentración de
CCOO-UGT -y desde nuestra perspectiva, especialmente de la presencia andaluza
en ambas- lo que mejor puede venir para abrir nuevas perspectivas realmente
útiles y alternativas.
Ciertamente, hace falta
otra Huelga General -sobre todo otro tipo de Huelga General- y hace
falta otro tipo de acción sindical en las ramas y en las empresas. Pero esto
no se consigue engrosando como extras una representación ya preestablecida
-donde incluso tiene ya reservado su papel en el guión el consabido sector que
se pueda desgañitar reclamando la Huelga- sino situando a las direcciones
sindicales de CCOO-UGT ante el abismo, disminuyendo su autoridad; forzando a
diversificar y descentralizar la movilización y favoreciendo que se legitimen
de nuevo medios, tácticas y estrategias de lucha sindical que esas mismas
burocracias llevan decenios acogotando y vilipendiando. Un terreno y un
espacio naturalmente más favorables para quienes tienen claro que el destino
de los trabajadores andaluces se juega en ultima instancia en Andalucía -en
sus empresas, en sus calles y en sus campos- y no en los despachos de
Madrid (ni en las calles que conducen a
ellos).
-
-
Andalucía
- ¿Petróleo
andaluz?
Petróleo: ¿el próximo conflicto hispanomarroquí?
(13/9/2002)
Hay razones para
pensar que el futuro de las relaciones entre España y Marruecos podría basarse
en el beneficio mutuo y la cooperación, generando una razonable armonía entre
ambos países. Pero esta hipótesis está lastrada por un considerable número de
factores que llevan a los dos vecinos a tomar decisiones unilaterales, generando
desencuentro y la confusión.
Al margen de los
problemas de todos conocidos, como la emigración clandestina o el tráfico de
drogas, existen otros menos públicos pero tan relevantes como los anteriores.
Entre ellos figuran las carencias energéticas de Marruecos. Según el
Departamento de Energía de EEUU, el consumo marroquí de
energía per cápita en 1999 fue de 13,6 millones Btu, frente a los 132,6 de
España o los 355,8 de EEUU. Esta carencia da lugar a nuevos factores para añadir
al desencuentro entre los dos países, como el programa nuclear marroquí (su
primer reactor se conectará en breve) o los esfuerzos realizados por Rabat para
encontrar petróleo en su territorio, todo ello rozando el límite de lo que es
internacionalmente aceptable, según se recoge en un dictamen emitido por la ONU.
España, por su parte, ha actuado en el terreno petrolero con igual interés, con
idéntica unilateralidad, pero siempre dentro de la más estricta legalidad
internacional. El autismo de los dos países en este asunto ha generando dos
situaciones de riesgo, que someterán a las relaciones bilaterales a una dura
prueba.
El primer
problema
La primera de
esas dos situaciones comenzó a gestarse en marzo de 2000, cuando la petrolera estadounidense Conoco
obtuvo de las autoridades marroquíes la "licencia de reconocimiento" petrolero
de sus aguas territoriales en el Mediterráneo. Según un mapa de la zona que
ofrece la marroquí Office National de Recherches
et d'Exploitations Pétrolières (Onarep) esta zona, llamada “W”, incluye las
aguas que circundan Ceuta, Melilla, el Peñón de Alhucemas e incluso la isla de
Alborán, situada a 29 millas al
Norte de Melilla y 65 al Sur de Almería y, por tanto, con indiscutible derecho a
doce millas de aguas territoriales. El 23 de Marzo de 2001, Conoco obtuvo la
ampliación de este permiso por un año, que le obliga a adquirir datos sísmicos
de la zona en dos dimensiones y realizar estudios geológicos para determinar el
potencial petrolero así como los lugares más favorables para la perforación
(1)1.
El Gobierno
español, lejos de expresar su desacuerdo por esta amplia interpretación del
concepto "aguas territoriales", otorgó a la misma sociedad (BOE 251 de 19 de octubre de 2001)
cuatro permisos de investigación de hidrocarburos, llamados Alboraneo Bryce, Alboraneo
Cristóbal, Alboraneo David y Alboraneo Eric. Todos ellos son colindantes y están
situados en la parte española del mar de Alborán, frente a la costa de
Marbella. Estos permisos tienen una vigencia de seis años y obligan a la
empresa estadounidense a realizar una inversión total de 17,5 millones de euros
entre estudios sísmicos, geológicos y perforaciones.
Fuente: elaboración propia (I. Moré)
El mapa carece de precisión cartográfica y se ha
elaborado
Esto supone que la misma sociedad posee los
derechos petroleros a ambos lados de la frontera hispano-marroquí, lo que
sugiere que Conoco está tras la pista de un "sistema petrolero" que se
extendería a ambos lados de la frontera marina entre los dos países. La zona,
que ocupa la parte Oeste del mar de Alborán, está considerada por la industria
petrolera como frontier (poco explorada y sobre la que sólo hay datos
anticuados). Históricamente, ha atraído un escaso interés por la profundidad de
la zona (más de 2.000 metros), lo que dificultaría la extracción de los
hidrocarburos. A esto se añaden condiciones meteorológicas difíciles, donde no
son extraños vientos de fuerza 6 e importantes corrientes marinas. Todo ello
hace que apenas haya antecedentes para establecer la probabilidad de encontrar
un yacimiento.
Da la impresión
de que Conoco se ha interesado por Alborán Oeste porque era fácil obtener estos
territorios. Por un lado, al no haber mucha demanda de otras compañías, Conoco
ha afrontado unos bajos costes de acceso; los términos fiscales que ofrecen
Marruecos y España son atractivos y, por último, ha obtenido las zonas a cambio
de compromisos muy reducidos (el permiso marroquí no obliga a perforar, la parte
más cara de la exploración, mientras que el español le cede el terreno por seis
años a cambio de realizar solo una perforación). A priori, parece que Conoco ha
decidido obtener tanto territorio "barato" como le ha sido posible. En todo
caso, la empresa parece optimista sobre las posibilidades de esta zona y la
conferencia “Oil and Gas in North
Africa”, que se celebrará en Túnez el próximo mes de octubre recoge en
su programa una ponencia a cargo de sus directivos titulada
"Sistemas petroleros y potencial de exploración del Oeste
del Mar de Alborán".
¿Hay petróleo en
Alborán?
En el caso de
que se encontraran hidrocarburos en la zona y estuvieran situados en la
frontera, aproximadamente delimitada por el paralelo 36, se iniciarían
negociaciones entre los propietarios de los derechos petroleros y los gobiernos
español y marroquí para su explotación. Como Conoco es el propietario de los
derechos en los dos lados de la frontera, las negociaciones serían mucho más
simples ya que implicarían sólo a tres partes.
La situación se
volvería más complicada si el hallazgo se ubicara frente a Ceuta, Melilla o
Alborán, ya que Marruecos no parece reconocer aguas territoriales a estas
plazas. En realidad, la Onarep tiene una idea muy amplia del territorio
marroquí. En noviembre de 2001 atrajo la atención al otorgar dos permisos
similares a los de Conoco que repartían las aguas del Sahara entre la petrolera
de EEUU Kerr MacGee y la francesa Total Fina Elf.
Hasta el
momento, Conoco ha realizado diversos trabajos preliminares en Alborán Oeste.
Para valorarlos, hay que explicar que en contra de la creencia popular, los
yacimientos de hidrocarburos no son "lagos subterráneos". El petróleo está
infiltrado en las rocas, más o menos como el zumo está en el interior de una
naranja y los yacimientos suelen tener la estructura de esta fruta; una capa de
roca estanca que envuelve otra capa de roca donde el petróleo está infiltrado.
Los estudios sísmicos permiten conocer dónde existen este tipo de estructuras
geológicas, pero nada garantiza que alberguen hidrocarburos. Una vez
identificadas, sólo perforando se puede saber lo que hay dentro. Lo más habitual
es que no haya nada o que los hidrocarburos que albergue carezcan de valor
comercial. Gracias a las modernas tecnologías de investigación, se pueden
identificar las formaciones geológicas con tal precisión que se obtiene un éxito
de cada cuatro pozos de exploración perforados.
Pues bien, hasta
hoy, Conoco ha realizado casi todos los estudios previos de la zona. Contrató el
estudio sísmico en 2D a la noruega Fulgro Geoteam, además de una campaña
batimétrica y un estudio geoquímico encargado a TDI Brooks en octubre de 2000.
Este estudio químico buscaba emanaciones de metano (gas natural) que pudieran
revelar la existencia de yacimientos. Los resultados obtenidos ahora son objeto
de una ampliación computerizada así como su interpretación. Una vez que Conoco
los combine en un mapa, podrá identificar las zonas más favorables para albergar
hidrocarburos. Aquellas más prometedoras serán objeto de un estudio detallado y,
eventualmente, de una perforación para inspeccionar su contenido.
Si Conoco llega
a perforar la zona, y lo hace cerca de las plazas españolas en África, caben
pocas dudas de la fuerte reacción que puede tener Rabat, sobre todo tras el
conflicto de Perejil. Pero los verdaderos problemas comenzarían si Conoco
encontrase un yacimiento, aunque fuese modesto, similar a los que existen en el
Norte del Mediterráneo español. No parece exagerado afirmar que las relaciones
entre España y Marruecos dependerán de dónde se realice este pozo y de sus
resultados. Eso sí,
dejando aparte los otros problemas que pudiera plantear una perforación a la
vista de municipios turísticos como Fuengirola o Marbella.
El segundo
problema
La otra
situación de riesgo para el futuro en las relaciones bilaterales que ha generado
el petróleo es más conocida por el gran público. Se trata de las exploraciones
que se realizan en la costa canaria y saharaui. Esta situación tiene su origen
unas 1.000 millas al sudeste de las Canarias, en plena costa mauritana. Allí
lleva operando desde 1997 un consorcio de petroleras en la que participa la
australiana Fusion Oil. En mayo de 2001 este consorcio encontró el primer
yacimiento marino de petróleo de Mauritania. El consorcio anunció el hallazgo de
"una columna de petróleo de 90 metros" en el pozo Chinguetti-1, perforado 80
kilómetros mar adentro de la costa mauritana. Hasta el momento, nunca se había
encontrado ningún yacimiento en el off-shore mauritano y la imaginación de los
miembros del consorcio se disparó. Quizá recordando los notables yacimientos
marinos de los otros países de la misma orilla de África, como Angola o Guinea,
uno de ellos declaró a Reuters que era como descubrir "un nuevo Golfo de
México". La publicación Magreb Negocios advirtió en junio de 2001 que "las
implicaciones políticas de un gran yacimiento serán muy relevantes, ya que
Mauritania limita al Norte con el Sahara".
No hizo falta confirmar
las dimensiones del yacimiento.
Seis meses
después, en noviembre de 2001, Marruecos concedió la "licencia de
reconocimiento" petrolero sobre la costa del Sahara a la francesa Total Fina Elf
y a la estadounidense Kerr Macgee. Haciendo una interpretación extensiva del
concepto de aguas territoriales, Marruecos firmó un contrato de reconocimiento
petrolero con KerrMacgee, llamado Bojador off-shore, que cubre un área marina de
110.400 kilómetros cuadrados, justo la mitad norte de la costa del Sahara. La
francesa Total Fina se quedó con la mitad sur de la costa saharaui, adyacente a
Mauritania y, por tanto, más prometedora. Su zona, llamada Dakhla off-shore,
abarca 114.556 km2. Es la primera operación de Total en el país, mientras que
KerrMacGee tiene seis permisos de exploración en torno al Cabo Draa junto a la
sudafricana Energy Africa y a Enterprise Oil. El frente Polisario se apresuró a
denunciar esta situación ante Naciones Unidas. Su dirigente, Mohammed Abdelaziz,
calificó estos contratos de "provocación... que empeora un situación ya muy
degradada".
Tres meses
después (BOE 20 de 23 de enero de 2002) el Gobierno español concedió a Repsol
nueve permisos colindantes, situados entre la costa de Marruecos y las islas de
Lanzarote y Fuerteventura. Estos permisos tienen seis años de duración y
comprometen a Repsol a invertir 30 millones de euros perforando dos pozos de
exploración. Rabat reaccionó de forma durísima a esta concesión. En una nota
diplomática entregada a la embajada de España en Marruecos calificó este hecho
de "inamistoso e inaceptable", "invitando insistentemente a España a suspender
su aplicación". El ministro marroquí Benaissa explicó su reacción alegando que
España había delimitado de forma unilateral la frontera entre las zonas de
interés de Canarias y Marruecos. Eso sí, España colocó la raya justo en la
mediana entre las islas y el continente. La contundencia de la nota sugiere que
Rabat quizá esperaba aplicar el modelo de Alborán a esta zona limítrofe.
Seis días
después de la concesión a Repsol, el 29 de enero de 2002, la asesoría jurídica
de la ONU emitió un dictamen sobre las
concesiones marroquíes en el Sahara. Tras la denuncia del Polisario, este
dictamen había sido solicitado por Kofi Anan para aclarar si Rabat podía o no
realizar estas concesiones. Y el jurista Hans Correll afirmó que "las
actividades económicas en territorios no autogobernados deben de realizarse en
beneficio de la población"(pág.4). Por tanto, el simple "reconocimiento", que no
implica perforaciones y no tiene capacidad para generar un rendimiento
económico, sería legal, pero no un "permiso de exploración" o "concesión", que
ya implican perforar y pueden generar beneficios. Este dictamen plantea la
cuestión de cómo no podría hacerse nada en beneficio de la población del Sahara,
en la medida en que no hay acuerdo sobre el censo de la zona.
Así, las
petroleras han proseguido con sus actividades en la zona y la empresa TGS-NOPEC
está realizando un estudio sísmico en 2D con su buque Northern Access. Se cree
que sus clientes son Total-Fina Elf y quizá Kerr MacGee.
Ante esta
situación, el Polisario ha contratado a la petrolera australiana Fusion Oil (integrada en el consorcio que realizó
el descubrimiento de Mauritania) para que evalúe el potencial petrolero de toda
la plataforma marina saharaui que Marruecos ha repartido entre Total y Ker
Macgee. Este "acuerdo
de cooperación técnica"se ha extendido por un periodo de dieciséis meses en
exclusiva, tras el que Fusion deberá de entregar un informe sobre el potencial
petrolero y gasista de la zona. El pago por este estudio será una opción para
perforar hasta tres zonas del territorio que tengan una superficie inferior a
20.000 km2. Los permisos serán concedidos, como muy tarde, seis meses después de
que la República Árabe Saharaui Democrática "se convierta en miembro de la ONU".
Al no existir infraestructura legal para este acuerdo, las partes han acordado
que los royaltis y fiscalidad de esas futuras exploraciones "tendrán que ser
competitivas frente a las que se ofrecen en las zonas adyacentes".
Fusion llevaba
un cierto tiempo preparando su entrada en el Sahara. Fueron presentados a los
responsables del Polisario en 1999 por el Foreign Office británico, que
oficialmente defiende las tesis marroquíes sobre el Sahara. Esta empresa
australiana parece tener muy presente el caso de Timor Oriental, donde un
referéndum similar al convocado en el Sahara terminó con la dominación indonesia
de la isla.
¿Hay petróleo en el
Sahara?
La zona
Sahara-Canarias no parece muy prometedora. Al contrario que Alborán, el Sahara
ha sido objeto de una amplísima e infructuosa investigación petrolera. Mientras
la zona fue una colonia española, el territorio fue detalladamente explorado
antes de renunciar a su soberanía. Tras los hallazgos franceses de Hassi Mesaoud
y Hassi R'mel en Argelia en 1956, España inició un sostenido esfuerzo de
perforación. Se dividió el territorio saharaui en 108 cuadrículas, casi todas de
40' de paralelo por 20' de meridiano. Las más acreditadas compañías
internacionales exploraron 42 de ellas. En 1964 ya se habían realizado 57
sondeos, perforándose 100.706 metros. Durante un tiempo el Sahara español fue el
área del mundo por el que más interés demostraban los petroleros
internacionales.
Aunque
aparecieron indicios de la existencia de petróleo en algún sondeo, no se
encontró ningún yacimiento cuya explotación pudiera ser rentable. En la
práctica, quedó descartada la posibilidad de que hubiera yacimientos en el
territorio. Eso sí, las tecnologías de la época no permitían una exploración tan
detallada de la plataforma marina, que fue investigada, entre otras, por la
estadounidense Union Carbide. Todo lo que se puede decir es que no hallaron
indicios de petróleo en el off-shore saharaui. Respecto a la costa canaria, en
1978 y 1983 las antiguas compañías estatales Eniepsa e Hispanoil realizaron
diversos estudios, sin que de ellos se derivasen datos que permitieran albergar
expectativas positivas. Claro que la tecnología que utilizaron está lejos de la
precisión que hoy ofrecen los actuales equipos.
La posibilidad
de encontrar algo no se debe cerrar. Un posible yacimiento en la costa del
Sahara, similar al de Mauritania atizaría el conflicto entre Rabat y el Frente
Polisario. Un hallazgo frente a Canarias supondría la inmediata protesta de
Rabat a tenor de la nota emitida por su Ministerio de Asuntos Exteriores cuando
se otorgó el permiso a Repsol.
¿Por qué este
conflicto?
En el mundo del
petróleo tienen poco valor las previsiones, estudios e incluso la experiencia.
Solo hay petróleo donde se encuentra, y sólo se encuentra si se perfora y de
cada cuatro perforaciones sólo una tiene éxito. Esto significa que si las
petroleras implicadas obtienen datos positivos de sus estudios y deciden
perforar en Alborán Oeste o la costa del Sahara, hay un 25% de probabilidades de
hallar gas o petróleo o incluso las dos cosas. Esto equivale a decir que hay un
25% de posibilidades de que esta cuestión derive en un conflicto cuya intensidad
estará en función de las dimensiones del posible yacimiento (más probable en Alborán que en
el Sahara).
Por otro lado,
los gobiernos implicados encontrarán en estas investigaciones petroleras un
freno para cambiar sus políticas en la zona. Esto supone que Marruecos se
enquistará aún más en el Sahara, al menos mientras se investiga su potencial.
Sin embargo, y siguiendo el ejemplo de España, será más fácil que lo abandone si
dentro de varios años el territorio resulta estéril.
Esta situación
es demasiado relevante como para no analizar cómo se ha llegado a ella. Da la
impresión de que las partes implicadas han considerado que los hipotéticos
beneficios compensarán el muy real conflicto previo además del hipotético a
posteriori. Algo que no parece muy inteligente. Otros países limítrofes han
preferido ahorrarse enfrentamientos creando petroleras mixtas para explorar las
fronteras, tal y como han hecho Túnez y Libia. ¿Por qué España y Marruecos no
han hecho lo mismo?. ¿O
sí lo han hecho? La concesión del mar de Alborán a Conoco podría ser un ejemplo
de este tipo de cooperación a través de un tercero. En ese caso, ¿por qué
no se hizo lo mismo en el Sahara-Canarias? ¿Qué ocurrió para paralizar esta
hipotética cooperación entre la concesión a Conoco (19 de octubre 2001) y la de
Repsol (enero 2002)? ¿Tiene algo que ver la retirada del embajador marroquí
Abdesalam Baraka el 27 de octubre de 2001? Hay que recordar que el gobierno
marroquí no precisó las razones de esta iniciativa en la nota verbal con la que
se la anunció al Ministerio de Asuntos Exteriores español. Claro que estas
preguntas sólo son pertinentes si el gobierno español sabía que otorgaba los
derechos petroleros del Alborán Oeste español al propietario de los mismos en la
parte marroquí. Y el gobierno español, hasta el momento, no ha confirmado nada
en este sentido.
(1) Este permiso "de
investigación" debería haber sido renovado o ampliado a "de exploración", en
marzo de 2002. Algo que posiblemente ocurrió ya que Conoco envió un comunicado a
los autores en agosto de 2002 afirmando que disponía de derechos petroleros en la
zona marroquí de Alborán: "Conoco confirms that it has exploration rights on
the Moroccan and Spanish sides of the Mediterranean area known as the Alboran
Basin". No obstante, la empresa no explicó qué tipo de derechos ni cuándo
los obtuvo. Tampoco Onarep ha hecho público si ha prorrogado el permiso de
Conoco. Se limita a afirmar que negocia con la empresa sobre este
territorio.
Enlaces:
Opinión
¿Petroleo Andaluz?
Andalucía
Libre

A las zonas anteriores del Valle del
Guadalquivir y el Golfo de Cádiz se suma el espacio marítimo andaluz del
Mar de Alborán como área de exploración y prospección petrolifera. Los datos
que se conocen dan a esta empresa una entidad significativa. Por supuesto, en
asuntos de geología no cabe presuponer y sólo resulta sensato esperar a
que la experiencia empírica confirme o desmienta las expectativas que, de
momento, ya motivan a quienes andan enfrascados en la tarea. Se
impone la prudencia y el rigor.
Pero en asuntos de política sí conviene
-especialmente cuando hablamos de petróleo- mantenerse
extremadamente alertas e ir avanzando algunos criterios, por lo que
pudiera ocurrir.
De entrada, procede vigilar que el trabajo
petrolero no afecte ni menoscabe el medio ambiente, es decir, a la pesca
y el turismo.
Tambien procede realizar a partir de ahora un
estrecho seguimiento de los resultados, en la medida que sea posible obtener
valores fiables y procurar que no se instaure el secretismo tan habitual en
estos asuntos. Adelantando riesgos, cabe perfectamente que las prospecciones
afirmen que no hay petróleo o que existe en una cantidad que no haga rentable
su explotación o que las reservas halladas sean escasas. Pero al respecto hay
que exigir transparencia e incluso auditorias ajenas (especialmente
recomendable sería la participación de técnicos al servicio de la Junta
de Andalucía) que avalen que los datos que pueda suministrar en su día la
multinacional yanqui Conoco se corresponden estrictamente con la realidad. No
sería el primer caso en que este tipo de trabajos dan lugar a conclusiones
falseadas en los que a determinados yacimientos se le adjudican rendimientos
menores de los reales para dejarlos en reserva, bien por intereses
empresariales o bien por intereses geoestratégicos, dictados desde Washington
(y el estrecho de Gibraltar es una zona, como sabemos, singularmente caliente
e importante).
Además, dado que desgraciadamente estas
exploraciones comienzan cuando Andalucía todavía depende de Madrid y no
dispone de Soberanía Nacional ni de un Estado nacional propio que la proteja,
también conviene estar políticamente atentos a su desarrollo y derivaciones.
No habría porque extrañarse de que -de darse las circunstancias
apropiadas- este asunto pudiera entrar como moneda de cambio en los
tratos entre Madrid y Rabat (supongamos, por ejemplo, para comprar un nuevo
olvido del Majzen de la cuestión colonial de Ceuta y Melilla). Por supuesto,
desde Andalucía no debemos reclamar ni una milla cuadrada más de lo que nos
corresponde en el Mar de Alboran en torno a ese islote andaluz y debemos
sumarnos a las reclamaciones marroquíes sobre sus legítimos derechos
marítimos; pero tampoco podemos ni debemos aceptar ningún hipotético
cambalache hispano-marroquí que nos prive de una sola milla o de un solo
barril.
Si seguimos situados en esta hipótesis -que
haya petróleo y sea rentable- y continuamos especulando al respecto, mucho
dependería en su momento de su cantidad para fijar la modulación; pero el
criterio nacional esencial, de darse el caso, sí tendría que estar
meridianamente claro: el petróleo andaluz es sólo andaluz. Sólo
Andalucía tiene derecho a negociar con su petróleo; sólo Andalucía tiene
derecho a beneficiarse de su petróleo. Ni un céntimo de euro, ni un centavo de
dólar, salido de ese supuesto petróleo andaluz podría o
debería irse arriba de Despeñaperros. Los compromisos asumidos por el
Estado español con empresas o potencias extranjeras nunca podrían sobreponerse
al derecho del pueblo andaluz al control de sus recursos. Sería una indignidad
nacional que se reprodujera con el crudo o el gas lo que ya ocurrió con
nuestro cobre, nuestro plomo, nuestro hierro o nuestro vino y que volviéramos
a financiar los andaluces otro despegue y enriquecimiento español o que
volviéramos a repetir el sacrificio de Andalucía, como cuando la integración
del Estado español en la Unión Europea. Si el sueño se confirmara y
además en una cantidad significativa, es evidente que aparecería un
escenario políticamente prometedor para el movimiento nacionalista
andaluz (recordemos la experiencia de Escocia) y para nuestras aspiraciones de
independencia nacional.
En cualquier caso, volviendo al presente y
saliendo del sueño, las tareas primeramente apuntadas -vigilancia del impacto
medioambiental, exigencia de intervención de la Junta y de información
contrastada- ya son vigentes.
Andalucía
REUNIÓN DE ESCRITORES/AS EN
ANDALUZ
Una Crónica y una
valoración
Ventura Salazar
García
Entre el
30 de agosto y el 1 de septiembre pasados tuvo lugar en la localidad de Mijas
la primera Reunión de Escritores/as en andaluz, organizada con el
objetivo de servir de foro de encuentro y debate para todas aquellas personas
que propugnan que el andaluz ha de contar con una normalización escrita
diferente de la del castellano. Aquí ofrezco, por si resulta de interés, una
breve crónica de dicha reunión, con algunos comentarios y valoraciones que me
ha suscitado
LOS HECHOS
El día 30 no hubo ninguna sesión propiamente dicha. Se
dedicó únicamente a la recepción y acomodo de participantes llegados esa
tarde, y a una primera toma de contacto informal. Hubo también otros ‘actos de
convivencia’ a lo largo del foro, como fueron las comidas conjuntas y una
visita guiada por la localidad.
El comienzo del encuentro, en sentido estricto, tuvo
lugar el día 31 por la mañana. Tras la recogida de documentación (que incluía
el volumen de actas), se celebró una mesa redonda sobre el “status del
andalú”, en la que actuó como moderador José Miguel Marín y en la que
participamos Gorka Reondo y quien redacta estas líneas. Tanto en las
intervenciones iniciales como en el posterior turno de preguntas salieron a la
luz varias de las cuestiones que ya en su día aparecieron en el debate que
sobre esta cuestión mantuvimos varias personas en la lista de correo Andalucía-Foro de
Debate Andaluz. Gorka Reondo defendió abiertamente la
escritura en andalú como instrumento para la dignificación de la
realidad cultural y lingüística de Andalucía. Yo, por mi parte, señalé que la
escritura en andalú no aportaba nada (antes al contrario) a dicho
objetivo, y argumenté en contra de la viabilidad y la validez de una ruptura
con la norma general del castellano escrito. Ambos participantes eludimos
entrar en la cuestión de si el andaluz es una lengua, un dialecto o un habla.
Y, aunque la discusión transcurrió por cauces serenos y constructivos, quedó
patente que entre ambas posturas se abre un abismo prácticamente insalvable,
que no admite soluciones de compromiso.
Tras un breve descanso, la sesión de la mañana
continuó con dos ponencias de carácter teórico. La primera corrió a cargo de
Manuel Hijano del Río, profesor de la Universidad de Málaga y miembro del
CEHA. En ella se presentaron algunos avances de una investigación, todavía en
curso, sobre el tratamiento de la cultura andaluza en el sistema educativo.
Los datos ofrecidos son sumamente reveladores de la escasa (y, en no pocas
ocasiones, nula) atención que reciben la historia y la realidad de Andalucía
en los libros de texto que se manejan en nuestros centros de enseñanza. Esta
ponencia ha sido distribuida con posterioridad a través de la red, ya que no
llegó a tiempo de ser incluida en el volumen de actas. La segunda ponencia fue
presentada por Kerión, y versó sobre el origen y devenir histórico
del andaluz. La hipótesis defendida por Kerión se aleja considerablemente de
la historiografía oficial en varios puntos. Por ejemplo, sostiene que el
andaluz es una lengua diferenciada del castellano desde hace muchos siglos, y
que la cultura castellana no fue gestada por la población del norte
peninsular, sino por los mozárabes procedentes de Andalucía. Sin duda, aquí
hay márgenes para la polémica, pero permitidme que no sea yo quien entre en
ella.
Las sesiones de la tarde del sábado y de la mañana del
domingo estuvieron dedicadas a la presentación de distintas matrices
ortográficas. Se ofrecieron tres propuestas, a cargo de Kerión, Huan Porrah y
Gorka Reondo, respectivamente. A eso hay que añadir otras dos que no llegaron
a ser discutidas (por inasistencia de sus promotores), pero que figuran en el
volumen de actas. No voy a entrar tampoco a comentar los detalles de cada una
de ellas. Simplemente diré que todas cuentan con puntos comunes, pero también
con notables diferencias (más o menos acusadas, según los casos) que hacen que
no parezca previsible, al menos de momento, la adopción de una matriz única y
comúnmente aceptada.
En la mañana del domingo intervino también Tomás
Gutiérrez (conocido por el libro Sin ánimo de ofender), que ofreció una
reflexión personal acerca de la dignidad de la realidad lingüística andaluza,
con referencias al sentir actual de Asamblea de Andalucía respecto de
esta cuestión. Hizo pública la iniciativa, aún en estudio, de organizar un
“Día de la lengua andaluza”. Como posible ‘candidato’, se baraja el 28 de
septiembre, día del nacimiento del poeta costumbrista almeriense (sobre el que
admito mi total ignorancia) José Martínez Álvarez de
Sotomayor.
El domingo por la tarde estaba prevista una ponencia
de Huan Porrah y la presentación de diversos textos literarios escritos en
andalú. Dado que yo tuve que abandonar la reunión a mediodía, no estoy
en condiciones de informar de primera mano sobre dicha
sesión.
ANECDOTARIO
Aunque no tienen más valor que el de meras anécdotas,
quiero referir a continuación un par de circunstancias que quizá puedan servir
como piedra de toque para la reflexión acerca del estatus del andaluz, y su
relación con el castellano.
La primera tiene que ver con la presencia en la
reunión de personas de fuera de Andalucía. En concreto, una mujer procedente
del País Vasco, que colaboró activamente en tareas organizativas, y otra,
oriunda de Puerto Rico, que asistió a la cena de convivencia del sábado. Pues
bien, no tengo constancia de que ello diera lugar a ningún tipo de problemas
de intercomunicación: ni ellas tuvieron que ponerse a hablar en andaluz para
ser entendidas, ni los demás nos sentíamos obligados a renunciar a nuestra
modalidad vernacular. Si el movimiento se demuestra andando, la unidad
(diversa y variable, pero unidad al fin y al cabo) del dominio lingüístico
hispánico se demuestra hablando. Todas las disquisiciones teóricas sobre si el
andaluz es o no una lengua diferente del castellano tienen para mí menos valor
que diez minutos de conversación con aquella joven
puertorriqueña.
Y ahora la segunda anécdota. Uno de los ponentes
presentó en su intervención el envoltorio de un determinado producto de
limpieza. Y lo hizo porque en él aparecía un etiquetado en varias lenguas,
entre las que figuraban, de modo separado, el ‘español’ y el ‘argentino’. Esto
se esgrimía como evidencia de que ciertas empresas multinacionales empiezan a
darse cuenta de que la unidad lingüística del dominio hispánico no es tal, y
que algunas de sus modalidades han adquirido ya el estatus de lengua
diferente. Y, claro está, si ello es válido para el argentino, ¿por qué no va
a serlo para el andaluz?. Lo que ocurre es que, una vez leídos y confrontados
los textos, se vio que la única diferencia apreciable entre uno y otro es que
donde en ‘español’ ponía “bayeta ecológica”, en ‘argentino’ ponía “paño
ecológico”. Así que, después de todo, no parece que leer el argentino sea algo
muy difícil.
LA VALORACIÓN
Supongo que toda valoración que se haga de un evento
como éste depende de la percepción subjetiva de cada cual, y muy
particularmente de las expectativas previas. Habría que preguntar a los
promotores cuáles eran las que ellos tenían depositadas en esta reunión, pero
creo sinceramente que, por poco elevadas que fuesen, difícilmente puede
decirse que hayan quedado siquiera mínimamente satisfechas. Es cierto que han
recibido (no siempre para bien) cierta atención por parte de la prensa, en
buena medida gracias a la labor de una corresponsal de la agencia Efe. Pero,
más allá de esta circunstancia, lo cierto es que el poder de convocatoria ha
sido bastante limitado. La asistencia a las sesiones osciló en torno a las
treinta personas (en un cálculo generoso), de las cuales más de la mitad hay
que situarlas como parte del círculo próximo a la organización. No hubo
ninguna presencia institucional (que seguramente tampoco sería deseable) ni de
colectivos. Aunque es cierto que entre los participantes había miembros de
distintos grupos políticos, sindicales y culturales, todo indica que
asistieron a título estrictamente individual y, como ya he indicado, en un
número más bien exiguo.
Cabe notar varias ausencias de última hora, incluidas
las de algunos ponentes. Pero más llamativa me parece la total indiferencia
entre los sectores académicos dedicados a la investigación de la modalidad
lingüística andaluza. Se quiera o no, éste es un indicador bastante fiable
para determinar la falta de prestigio de las propuestas de escritura en
andalú. Si no me equivoco, no acudimos más profesores universitarios
que Manuel Hijano, con una ponencia que no guarda relación directa con la
normalización lingüística, y yo mismo, que fui allí precisamente para
argumentar en contra de la fragmentación de la norma común del castellano
escrito (y que, como me dijo un amigo, estaba en ese foro ‘como Pilatos en
el Credo’). Supongo que alguien puede achacar eso a ciertas lacras del
estamento universitario, y no le faltará parte de razón. También puede
apelarse a que, por lo novedoso de estas propuestas, aún resulta prematuro
esperar su aceptación por parte de la comunidad científica. Pero también hay
que ver en ello un claro síntoma de las inadecuaciones y deficiencias de
partida que lastran las propuestas de ortografía para el andaluz. Y esto es
algo que requiere una profunda reflexión, ante la que no cabe refugiarse ni en
la resignación ni en el victimismo.
En cuanto a la organización, se vio claramente que la
puesta en marcha del encuentro era fruto del empeño personal de Huan Porrah, y
que el entusiasmo intentaba suplir, en la medida de lo posible, la palmaria
falta de medios. Aunque en circulares previas se mencionó una subvención del
ayuntamiento de Mijas, ésta no llegó a hacerse efectiva, por lo que no se
contaba con ninguna financiación externa. Desde un punto de vista
estrictamente político, no lamento esta circunstancia, ya que estoy en contra
de que se gaste un solo euro de fondos públicos en unas iniciativas que me
parecen erradas y perjudiciales para Andalucía. Pero, por otro lado, comprendo
el malestar de los organizadores, ya que, al parecer, la retirada de la
subvención (que ya estaba presupuestada) se debió a razones ajenas al
encuentro en sí mismo. Así las cosas, casi hay que agradecer el que, al menos,
se contara para la celebración de las sesiones con unas instalaciones
suficientemente dignas, en un Instituto de Bachillerato. La colaboración de
otras personas (en especial, de miembros del colectivo Tamiza) y el
hecho de que el encuentro se mantuviera en unos márgenes nada multitudinarios
hizo que las eventualidades organizativas pudieran ser superadas con las
oportunas dosis de flexibilidad y comprensión. Claro que esto debe servir de
aviso en el supuesto de que se desee dar continuidad en el futuro a esta clase
de eventos, ya que el voluntarismo no da mucho más de sí.
Debo reconocer que los debates en torno a las
distintas matrices ortográficas fueron bastante animados y tuvieron un
indiscutible interés. Ya he hecho público repetidas veces (antes, durante y
después de esta reunión) mi rechazo frontal a las propuestas de escritura en
andalú. Por tanto, en este terreno yo ‘niego la mayor’. Ahora bien, una
vez que se daba eso por sentado, no tuve ningún inconveniente en participar
activamente en las discusiones, ya que bajo tal o cual decisión ortográfica
subyace siempre un problema de análisis lingüístico ante el que, por vocación
y por profesión, no puedo mostrarme indiferente. Así que, después de todo,
siempre se le puede ver el lado positivo a este asunto.
A tenor de lo visto en la reunión de Mijas, creo que
se puede concluir señalando que el futuro de la escritura en andalú es
bastante incierto. O, dicho en otros términos, quienes somos contrarios a esa
escritura podemos seguir tranquilos y, al menos de momento, no preocuparnos
excesivamente de esta cuestión. Y es que, cuando se habla de escritura en
andalú, lo primero que hay que preguntarse es ¿qué escritura?, porque
ya he advertido que circulan como mínimo cinco matrices ortográficas
distintas. Y eso sin contar con otras iniciativas que circulan por internet de
un modo más o menos informal, como la de resucitar la tradición aljamiada por
medio del uso del alefato árabe. Los promotores de las distintas matrices
ortográficas son sin duda conscientes de que con tal pluralidad difícilmente
podrán ampliar su implantación, ya que no harán más que generar confusión y
desconcierto entre las personas o colectivos que se interesen por tales
iniciativas. Pero, por otro lado, las diferencias de criterios actualmente
existentes no permiten augurar la convergencia de posturas. Desde luego, el
diálogo resulta inviable con quienes parten de una pretendida y delirante
yenwa ‘ndalussa (que ni es lengua ni es andaluza). Pero, incluso entre
quienes se basan en la oralidad contemporánea, las discrepancias son más que
considerables y de hondo calado. Y ello tanto en lo relativo a la selección de
las variantes de referencia para la normalización (cosa nada fácil, dada la
diversidad interna del andaluz) como a la conservación o sustitución de
elementos de la ortografía castellana estándar (en cuestiones tales como el
grafema ñ, las normas de acentuación, etc.). En definitiva, una
situación que, mientras no se resuelva, mantendrá la escritura en
andalú en un callejón sin salida. Y yo, desde luego, no tengo ningún
interés en que salga de ahí, ya que para mí la clave no está en la dificultad
de la tarea, sino en su manifiesta e intrínseca
inutilidad.
Como lo cortés no quita lo valiente, y viceversa,
cierro este texto expresando mi más sincero agradecimiento a Huan Porrah, a
Gorka Reondo y a los demás responsables de la organización del encuentro. En
primer lugar, por su invitación, que ha permitido que se oiga una voz
discrepante en ese foro. En segundo, y más importante, por la amabilidad y las
atenciones que me dispensaron durante mi estancia en Mijas. Como era de
esperar, nuestras diferencias de opinión no se han reducido ni un milímetro, y
es posible que en el futuro vuelvan a hacerse patentes en otros debates. Pero,
afortunadamente, el respeto y el aprecio en el terreno personal quedan al
margen de esas contingencias.
Enlaces:
La centralidad
del Estado en el mundo contemporáneo
James Petras*
Investigador del departamento de Sociologia, Univ. Binghmton - Nueva York
(EEUU)
Traducción:
Elisa Nieto - Campaña contra el Banco Mundial Barcelona 2001. Madrid -
Junio de 2001
La idea de que vivimos en un mundo sin estados-nación es
uno de los mitos más recurrentes e insidiosos de nuestros tiempos[1]. Nada más
lejos de la realidad. En todas las regiones del mundo el estado –sea
imperialista, capitalista o neocolonial– se ha visto reforzado, se han impulsado
sus actividades y ha aumentado su intervención en la economía y en la sociedad
civil. El estado en las naciones imperialistas –lo que denominamos el estado
imperial– desarrolla una actividad especialmente intensa de concentración de
poder en la nación para proyectarlo sobre el exterior a través de una gran
variedad de instituciones, tanto económicas como políticas, y estableciendo
vastas esferas de influencia y dominación. Estados Unidos lidera este fenómeno
como estado imperial, seguido por la Unión Europea (UE), encabezada ésta por
Alemania y Francia, y Japón. El poder del estado imperial se extiende hasta las
Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como el Fondo Monetario
Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), el Banco Asiático (BA), la
Organización Mundial del Comercio (OMC), etc. Los estados imperiales aportan la
mayor parte de los fondos, nombran a los líderes de las IFI y les
responsabilizan de políticas que favorecen a las corporaciones multinacionales
de sus respectivos países. Los que anuncian un mundo sin estados-nación o
teóricos de la globalización se niegan a comprender que las IFI no constituyen
una nueva forma de gobierno por encima del estado-nación; son instituciones que
obtienen su poder de los estados imperiales.
Este ensayo abordará la discusión y crítica de
argumentos poco consistentes como los de las teorías de la globalización, así
como el debate en profundidad sobre el significado del estado en el mundo
contemporáneo, en las economías regionales y locales[2]. La tercera parte de
este ensayo presentará una explicación sobre las causas del crecimiento de lo
estatal en las economías neoliberales del mundo.
II. Argumentos relacionados con el mito de un mundo
sin estados-nación
Los defensores de la tesis de un “mundo sin
estados-nación”, a los que llamamos “teóricos de la globalización”, parten de
presunciones bastante cuestionables. Existen ciertas discrepancias entre ellos,
ya que mientras unos consideran que el estado-nación es un anacronismo, otros
afirman que está en decadencia, y para un tercer grupo ya no constituye una realidad. A pesar de
que estas diferencia continúan suscitando el debate, lo más significativo son
los paralelismos que se encuentran en las teorías globalizadoras. Éstas dudosas
premisas son:
Presunción 1ª: Las corporaciones multinacionales son
organizaciones globales que no localizadas en ningún lugar específico de un
estado-nación concreto. Forman una nueva economía mundial ajena a los controles
nacionales y son parte de una nueva clase gobernante mundial.
Esta idea está basada en el hecho de que grandes
corporaciones operan en diferentes países, tienen gran movilidad y poder para
evadir impuestos y regulaciones en muchas jurisdicciones nacionales. Esta
presunción plantea varios problemas conceptuales y empíricos.
En primer lugar, el hecho de que las corporaciones
multinacionales actúen en numerosos países no entra en contradicción con el
hecho de que sus cuarteles generales, de donde surgen la mayor parte de las
decisiones estratégicas, directores y beneficios, estén situados en Estados
Unidos, Unión Europea y Japón[3].
En segundo lugar, la movilidad está basada en decisiones
estratégicas tomadas por directores desde las centrales situadas en los núcleos
imperiales. Estas decisiones dependen de condiciones económicas y políticas
creadas por el estado imperial y sus representantes en las IFI. La movilidad es
contingente respecto a las relaciones interestatales.
En tercer lugar, logran eludir impuestos y regulaciones
gracias a decisiones políticas tomadas en el estado imperial y sus bancos
multinacionales[4]. El debilitamiento de las leyes de los estados neocoloniales
contra la transferencia de ganancias ilícitas de los estados imperiales es una
forma de actuación estatal que favorece la concentración a gran escala de
riqueza y engrosa las cuentas externas de los países imperiales. Las
corporaciones multinacionales obvian las regulaciones de los estados
neo-coloniales y forman parte de un
engranaje de relaciones de poder ancladas en relaciones estatales imperiales y
neocoloniales.
Presunción 2ª: El gobierno de los viejos estados-nación
ha sido sustituido por un nuevo gobierno mundial formado por los dirigentes de
las IFI, la OMC, y los directores de las corporaciones multinacionales. Este es
un argumento basado en un debate superficial de epifenómenos, evitando un
análisis profundo de la lógica de poder. Si bien es verdad que las IFI toman
decisiones muy importantes en relación con diferentes zonas geográficas,
afectando así a sectores económicos y sociales significativos, estas
decisiones y los que las adoptan
están fuertemente influidos por los estados imperiales y sus corporaciones
multinacionales. Los miembros más poderosos de las IFI son dirigidos desde sus gobiernos
nacional-imperiales. Las líneas políticas más importantes, que guían las
condiciones de los préstamos, son determinadas por los ministros de economía,
finanzas y del tesoro de los estados imperiales. La inmensa mayoría de los
fondos de las IFI provienen de los estados imperiales y la representación de la
cúpula ejecutiva de las IFI se establece en proporción a los fondos aportados
por los estados imperiales. El FMI y el BM han estado siempre liderados por
individuos de Estados Unidos o la UE[5].
La visión globalizadora se niega a analizar el poder de
las IFI como derivado de los estados imperiales; rechazan la idea de un poder
internacional basado en las entidades no-supranacionales de los estados
imperiales. Esta visión exagera la autonomía de las IFI e infravalora su
subordinación a los estados imperiales. La verdadera significación de las IFI
reside en su forma de magnificar, extender
y profundizar el poder de los estados imperiales, en cómo se convierten
en terreno de competición entre estados imperiales rivales. Lejos de debilitar
los viejos estados, las IFI han reforzado su posición.
Presunción 3ª: Uno de los argumentos más frecuentes de
los teóricos de la globalización consiste en afirmar que se ha producido una
revolución informativa que ha
eliminado las fronteras estatales y ha creado una nueva economía global.
Consideran que esta revolución tecnológica ha transformado el capitalismo,
aportando un nuevo ímpetu al desarrollo de las fuerzas productivas. Dudamos de
la validez de una concepción que afirma que las tecnologías de la
información han revolucionado las
economías, creando así una nueva economía global, en la que los estados-nación y
las economías nacionales serían ya inútiles.
Un análisis comparativo del crecimiento de la
productividad en Estados Unidos a lo largo de los últimos cincuenta años no
corrobora este argumento globalizador. Entre 1953 y 1973, antes de la llamada
revolución de la información, en Estados Unidos la productividad crecía una
media del 26%; con la introducción de los ordenadores el crecimiento de la
productividad entre 1972 y 1995 se redujo a la mitad[6]. Incluso en el llamado
período del boom de 1995-1999, el crecimiento de la productividad fue del 2%,
por debajo del período anterior a la informatización. Japón, país donde se da un
uso extensivo de informática y robótica, ha sufrido una década de estancamiento
y crisis. Entre los años 2000 y 2001, el sector de la información sufrió una
fuerte crisis, con diez mil despidos, cien empresas en bancarrota y caída del
80% del valor de los capitales. La burbuja especulativa, que definía la llamada
economía de la información, explotó. Por otro lado, los autores de la
globalización sostenían que la mayor fuente de crecimiento de la
productividad se encontraba en la
informatización del área de fábrica
de ordenadores. Diversos estudios han mostrado que el uso de ordenadores en las
oficinas consiste fundamentalmente en el uso personal, y no potencia el
intercambio de ideas, tal y como confirman algunas estimaciones de las que se
extrae que hasta un 60% del uso del ordenador se dedica a temas no relacionados
con la empresa. Las fábricas de ordenadores suponen el 1,2% de la economía de
Estados unidos y menos del 5% del capital stock[7].
Por otro lado, el censo poblacional de Estados Unidos
aporta una explicación diferente en relación con las fuentes de productividad,
que se identificarían con los 5 millones de trabajadores en Estados Unidos, la
mayor parte inmigrantes ilegales que han inundado el mercado de trabajo en los
noventa. Desde el momento en que la productividad se mide en función de la
producción de cada trabajador estimado, estos 5 millones de trabajadores no
incluidos en la estimación engrosan los datos de productividad. Si fueran
considerados, los datos sobre productividad llegarían a descender hasta situarse
por debajo del 2%.
Con el declive de la economía de la información y las
valoraciones de stock se hace patente que la revolución de la información no es
el elemento explicativo esencial a la hora de entender la lógica de las
economías de los grandes estados imperiales, y desde luego tampoco ha provocad
la aparición de un nuevo orden mundial. El hecho de que muchísimas personas
tengan acceso a ordenador e internet, o que algunas empresas tengan un mejor
control sobre sus inversiones, no significa que el poder haya dejado de estar en
manos del estado-nación. Mientras continúan las proclamas en relación con la
revolución informativa, los inversores en los mercados mundiales de stock
desvían fondos hacia la economía real alejándose de las empresas etéreas de alta
tecnología que no aportan ningún beneficio y aumentan las pérdidas.
Presunción 4ª: En relación con la presunción anterior,
los globalistas afirman que vivimos en una Nueva Economía superadora una Vieja
Economía basada en fábricas, minas, agricultura y servicios sociales. Según los
globalistas el mercado crea una “democracia real” en la que la “gente corriente”
tiene ante sí opciones reales sobre su futuro y la nueva eficiencia aportada por
las nuevas tecnologías garantiza altos niveles de crecimiento. La recesión de
finales del 2000-2001 claramente refuta las bases de la Teoría de la Nueva
Economía: el ciclo económico no sólo no se ha alterado sino que resulta reforzado por la naturaleza
especulativa de la “Nueva Economía”. De esta forma, la “Nueva Economía” contiene
todos los elementos propios de una economía volátil y especulativa, guiada por
demandas exorbitantes de altos beneficios. Ante la ausencia de estos beneficios,
resulta que parte de lo que se calificaba como “Nueva Economía” consistí
esencialmente en una estafa
financiera colosal, donde las altas ganancias de los primeros inversores
llevaban a aquéllos que invertían con posterioridad a la ruina
financiera.
La nueva eficiencia vaticinada por los partidarios de
la “Nueva Economía” no resistió la
lógica del ciclo de negocio capitalista. La producción “Just In Time” se estableció en función
de un crecimiento estable y continuo de la demanda: la recesión de 2001, causada
por la caída repentina de la demanda, conllevó una acumulación de inventarios
entre productores y vendedores, provocando abundantes despidos. Con los
problemas de la circulación de líquido
se multiplicaron los impagos y quiebras propias de la “Vieja
Economía”.
Parece claro que la llamada “Nueva Economía” no sólo no
evita las crisis capitalistas, sino que es aún más vulnerable y cuenta con menos
recursos a la hora de recuperarse debido a que la mayor parte de su flujo de
dinero depende de expectativas especulativas y de altas ganancias constantes. El
fuerte declive de los ingresos por anuncios publiciatrios en los sitios web y la
saturación del mercado infomático ha causado la crisis estructural de los
productores de hardware y software, creando un auténtico trauma en la
“industria”. El valor exorbitante del capital se ha reducido drásticamente y las
grandes compañías de Internet luchan por
sobrevivir en el conjunto de la “Nueva Economía”.
Presunción 5ª: Algunos teóricos de la globalización como
Toni Negri afirman que el llamado “sistema imperial” es incompatible con un
sistema de estados imperialistas – como si el uno pudiera existir sin el
otro[8]. El “sistema” no tiene “centro” porque los estados se habrían diluido
ante las poderosas compañías multinacionales que dominan los mercados. Esta
oncepción parte de una premisa equivocada al no tener en cuenta el poder de
clase e institucional de los bancos e industrias de propiedad y dirección
nacional. Y aún más grave, los
teóricos de sistemas se niegan a relacionar las estructuras, operaciones,
códigos legales y otros elementos de los estados imperiales con suscorporaciones
multinacionales y ramificaciones en las IFI. El amplio alcance de su poder se
concentra en beneficios, intereses, rentas y regalías que revierten en los
estados imperiales. El “sistema” se deriva de y es sostenido por las fuerzas
combinadas de los estados imperiales y sus corporaciones multinacionales. Si a
la hora de describir un estado imperial no se tiene en cuenta la lógica de la
propiedad y el poder de ese estado se pierden de vista las contradicciones y
conflictos básicos, las rivalidades Inter.-imperiales y las luchas populares por
el poder del estado. La quimera de los “imperios sin estado” conlleva los mismos
problemas que la noción del “mundo sin estados-nación”; exagera la autonomía del
capital respecto al estado y propaga la falacia del “libre mercado”, en la que
el “mercado” (o según Negri el capitalista colectivista) domina el sistema
imperialista.
Presunción 6ª: Los “globalistas” operan en un nivel
excesivamente alto de abstracción al abordar la definición de la configuración
del poder, obviando las variaciones más significativas en relación con
regímenes, estados y lógicas de clase. En consecuencia, no aportan una
concepción válida del cambio socio-económico. El fallo conceptual más grave se
encuentra en la definición los diferentes estratos del sistema mundial[9], que
denominan “centro”, semiperiferia y periferia. Este tipo de estructuración
abstracta y simplista de la economía y el poder mundiales, subordina la dinámica
de las relaciones de clase a una distribución estática de cuotas de mercado.
Estas categorías abstractas oscurecen las diferencias fundamentales que plantean
los diversos intereses de clase entre naciones en cada categoría, diferencias
que determinan cómo se distribuyen las cuotas de mercado entre naciones, la
estructura de propiedad, los niveles de vida, así como las diferencias entre
países dinámicos y estancados. Aún más importante, al observar la situación del
mercado, los globalistas no consideran
la ubicuidad del agente estatal a la hora de preservar o cuestionar la relación entre estados y
economías y la reestructuración de
la economía mundial.
III. La centralidad del estado
En el mundo contemporáneo el “estado-nación”, tanto en
su variante imperial como neo-colonial, ha multiplicado y expandido su
actividad. Lejos de ser un anacrónico, el estado se ha convertido en un elemento
vital para la economía mundial y para el resto de los estados-nación. Con todo,
las actividades de cada estado varían en función de su carácter de clase, esto
es, en función de su condición imperial o colonial.
Estados imperiales
En los últimos años, la centralidad del estado
imperial[10] se ha puesto de manifiesto en áreas fundamentales de la actividad
política, cultural y económica. De hecho, ha sido el apoyo fundamental de la
continuidad del poder imperial, en concreto en el caso de Estados Unidos.
La gestión de la crisis
A lo largo de la última década se han producido fuertes
crisis en diferentes regiones del mundo. En cada caso, los estados imperiales,
sobre todo Estados Unidos, han intervenido para salvar a las corporaciones
multinacionales y evitar el colapso de los sistemas financieros. Por ejemplo, en
1994, cuando el sistema financiero mejicano estaba al borde de la quiebra, el
entonces presidente Clinton intervino inyectando 20 billones de dólares en Méjico, con el
objetivo de tranquilizar a los inversores estadounidenses y estabilizar el peso.
Durante la crisis asiática de 1998, Estados Unidos y los gobiernos europeos
concedieron una ayuda de varios billones de dólares a cambio de la apertura de
sus economías, en especial Corea del Sur, a la toma de sus industrias básicas
por parte de extranjeros. En la crisis brasileña de 1999 y en la de Argentina de
2001, Washington presionó a las IFI para que sostuvieran estos regímenes. En
EE.UU. la amenaza de quiebra de uno de los mayores bancos inversores, provocó la
intervención de la Reserva Federal (banco central), que presionó a los bancos
privados para que concedieran su apoyo. En otras palabras, en el manejo de las
crisis el estado imperial ha jugado un papel cada vez más importante y ha
contado con recursos cada vez mayores a la hora de evitar la quiebra de los
grandes inversores, apuntalar
corporaciones multinacionales insolventes y prevenir el colapso de las
monedas. Más que nunca, las corporaciones multinacionales y la denominada
“economía global” dependen de la intervención masiva y constante de los estados imperiales para gestionar
las crisis y asegurar beneficios (compra de empresas locales).
Competición Inter-imperialista
La competición entre poderes imperiales rivales y
corporaciones multinacionales ha sido espoleada por estos mismos estados
imperiales. Por ejemplo, EE.UU. presiona constantemente a la UE para lograr la
apertura del mercado europeo a la carne de vacuno norteamericana y a las
exportaciones norteamericanas de plátanos procedentes de América central y del
sur, mientras que Japón y los estados europeos negocian con EE.UU. el aumento de
la cuota de una serie de exportaciones, entre ellas el acero, los textiles, etc.
El comercio y los mercados vienen definidos en buena medida por acuerdos entre
estados. La competición en términos capitalistas está mediatizada, influida y
dirigida por el estado. Los mercados no superan al estado y de hecho actúan dentro de fronteras
definidas por éste.
La conquista de mercados
El estado tiene una función de inmensa trascendencia
tanto en la conquista de mercados extranjeros como en la protección de los
mercados locales. En primer lugar, proporciona ayuda directa e indirecta a los
sectores de la exportación[11]. Las exportaciones agrícolas de Estados Unidos
reciben subvención en forma de agua y electricidad, y ayudas a la exportación a
través de reducción de impuestos. En segundo lugar, el estado imperial presiona
a los estados beneficiarios de préstamos en el Tercer Mundo a través de las IFI
para lograr la eliminación de las barreras al comercio así como la privatización
y des-nacionalización de empresas mediante la firma de acuerdos condicionados.
Esto permite a las corporaciones multinacionales estadounidenses, europeas y
japonesas penetrar en los mercados y comprar empresas locales. La mayor parte de
las exportaciones están financiadas por agencias estatales. La denominada
“globalización” no existiría sin la intervención del estado, como tampoco los
mercados permanecerían abiertos si no fuera por la intervención militar y
electoral del estado, las amenazas político-económicas, la presión y el
reclutamiento de los clientes locales. El imperialismo adopta muchas formas,
pero siempre con objetivos similares: la conquista de los mercados del Tercer
Mundo, la penetración de las economías de los competidores y la protección de
los mercados nacionales. Estados Unidos, Europa y Japón han elaborado conjuntos
de barreras al comercio en un amplio grupo de áreas de producción de importancia
estratégica: las auto-importaciones, como el del azúcar, los textiles, el acero,
etc, se encuentran limitadas por
cuotas[12]. Existen múltiples restricciones no tradicionales o bajo la forma de
acuerdos informales (siempre fruto de la negociación entre estados) que limitan
la entrada de países exportadores en los mercados estadounidenses. En muchos
casos, al negociar con regímenes neocoloniales, como el Brasil de Cardoso,
Estados Unidos rechaza el principio de reciprocidad, reclamando y garantizando
la liberalización de la industria de la información, cuando paralelamente impone
la restricción de las exportaciones de acero de Brasil, basándose en el falso
pretexto de costes de “anti-dumping”.
Acuerdos comerciales
Cada uno de los grandes acuerdos económicos, que
liberalizan el comercio y regulan
la inversión, son negociados por los estados y sometidos a modificaciones
también estatales. El GATT, la OMC, Lome, etc., que establecieron las normas del
comercio y el marco de las “redes comerciales globales”, fueron formulados por
los estados. Además, los acuerdos comerciales bilaterales y multilaterales
regionales, como el NAFTA, LAFTA, etc. fueron el resultado de iniciativas del
estado imperial cuyo objetivo fue siempre la apertura de mercados a sus
multinacionales. El estado imperial actúa siempre de acuerdo con su corporación
multinacional. La “expansión de los mercados” no tiene nada que ver con
corporaciones multinacionales superadoras de un sistema estatal anacrónico. En
realidad, la mayor parte de los movimientos de capital hacia nuevos mercados
depende de que el estado intervenga y destruya obstáculos económicos, o desestabilice, en algunos casos, a los
regímenes nacionalistas.
Acuerdos sobre inversiones
Los nuevos acuerdos sobre inversiones multilaterales y
bilaterales son formulados en el nivel estatal con el beneplácito y la
participación activa de las corporaciones multinacionales. La razón es obvia:
las corporaciones multinacionales reclaman una participación estatal que evite la expropiación de su capital o la
restricción de sus beneficios y garantice la minimización de impuestos
“discriminatorios”. El estado asegura el cumplimiento de las garantías sobre la
inversión, elemento crucial en la expansión de la inversión corporativa. En
muchos casos, los estados imperiales utilizan su representación en las IFI para
imponer nuevos códigos de inversión como condiciones sobre préstamos de
“estabilización” o desarrollo.
Protección, Subvenciones y Adjudicación
Los estados imperiales de la Unión Europea protegen
férreamente sus productos
agrícolas. Estados Unidos y los estados europeos subvencionan fuertemente su
agricultura mediante el descenso del nivel impositivo sobre el uso de
electricidad y agua. La investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías
obtienen abundante financiación estatal para que sus resultados sean más tarde
aplicados a las multinacionales. En cada estadio, antes, durante y después, de
la expansión de las corporaciones multinacionales en el mercado internacional,
el estado está profundamente implicado. Más aún, allá dónde las empresas
nacionales no son competitivas, los estados imperiales inventan pretextos para
protegerlas de productores más eficientes. Japón protege a sus productores de
arroz, a pesar de que su precio resulte finalmente diez veces más caro para el
consumidor. Estados Unidos proporciona una enrome subvención a los exportadores del “agro-business”
de California en forma de investigación, impuestos leves sobre el agua y
préstamos ligados a la compra de las exportaciones de grano estadounidense. La
UE subvenciona la formación de sus industrias de alta tecnología, agricultura,
etc.
La estatalidad o la neo-estatalidad es el elemento
central de la “expansión global” de las corporaciones multinacionales. El estado
ha crecido, su alcance se ha extendido, su función en la economía internacional
es esencial. La retórica falaz del
“mercado libre”, promovida
por ideólogos conservadores, ha sido extendida y cimentada por la izquierda
“globalista”. Mientras la izquierda se alarma ante el debilitamiento del rol del
estado, la derecha se ha preocupado por poner en marcha una actividad dele
estado orientada a la satisfacción de los intereses de las corporaciones
multinacionales. Mientras la izquierda la “globalización” de los mercados, las
corporaciones multinacionales de los países imperiales y sus estados se
reparten esos mismos mercados,
logrando aumentar sus esferas de dominación y control.
Ante todo el estado imperial no es simplemente una
institución económica; la expansión exterior de las corporaciones
multinacionales depende intensamente del rol militar y político del estado
imperial.
La Expansión del poder político y militar del estado
imperial
La expansión exterior de las corporaciones
multinacionales ha sido posible gracias a la expansión político-militar del
imperialismo euro-americano a través de la OTAN y sus ejércitos vasallos en
África del Sur, América Latina y
Asia. En Rusia (la antigua URSS) y Europa del Este, los regímenes
clientelares han sido financiados e impulsados por los estados imperiales,
preparando el terreno para la toma de un vasto conjunto de industrias
estratégicas, fuentes energéticas, etc. El triunfo del estado imperial
estadounidense sobre la URSS
proporcionó el impulso necesario para el desmantelamiento de los estados de
bienestar en Europa y el llamado estado de bienestar, si es que puede ser
considerado como tal, en Estados Unidos. Las guerras euro-americanas en el Golfo
Pérsico y los Balcanes consolidaron la preeminencia de los estados imperiales y
extendieron su control sobre los estados disidentes. La desestabilización de los
antiguos regímenes comunistas y las guerras destructivas contra los regímenes
nacionalistas en África del Sur o América Latina entre otros, abrieron estas
regiones a las prescripciones políticas neoliberales. La expansión militar
imperial, estrechamente relacionada con los aparatos militares estatales
promovió la expansión exterior de las corporaciones multinacionales. La llamada
globalización creció a partir de los arsenales del estado imperial. Hoy, para
proteger aún más al capital en el extranjero, Estados Unidos y la UE han creado
una nueva doctrina de la OTAN que legitima las guerras ofensivas dentro y fuera de Europa y contra
cualquier país que amenace intereses económicos vitales (sus corporaciones
multinacionales)[13]. La OTAN se ha ampliado para incorporar nuevos
estados-clientes en Europa del Este, y nuevos “socios de paz” en los estados
bálticos y las antiguas repúblicas de la URSS (Georgia, Kazajstán, etc.). En
otras palabras, las alianzas militares del estado imperial incorporan más
estados, incluyendo más aparatos militares estatales que antes, con el objetivo
de asegurar una penetración eficaz de las corporaciones multinacionales
euro-norteamericanas en nuevos países y el flujo fácil de beneficios hacia sus
centros de decisión en Estados Unidos y Europa occidental.
El Estado y los medios de comunicación de
masas
Ahora que los mass media y su aparato político-cultural
atraviesan más fronteras que nunca, la propiedad y el control de los mismos
están claramente concentrados en las corporaciones multinacionales
estadounidenses y europeas. Sus mensajes son crecientemente homogéneos, dictados
y coordinados por políticos de
Washington, Berlín, Londres, etc. Flujos globales y controles imperiales: esa es
la esencia de los mass media en la actualidad. Los estados imperiales fijan la
línea política y definen los parámetros de discusión, que son más tarde
difundidos por las corporaciones multinacionales de mass media, garantizando así sus ingentes beneficios.
En definitiva los estados imperiales, lejos de haber sido sustituidos por la expansión
del capital en el exterior, han crecido hasta convertirse en componentes
esenciales en la configuración de la economía política mundial. Los teóricos
globalistas banalizan el rol del estado imperial y al hacerlo parecen erigirse
en defensores de los privilegios y el poder de las corporaciones
multinacionales.
Llegado el caso de que algunos teóricos de la
globalización admitieran el peso
específico del estado imperial, lo harían introduciendo un importante matiz: son
ahora los estados re-colonizados los que se están marchitando ante las
corporaciones globales, que minan su capacidad para tomar decisiones y regular
sus economías nacionales.
IV. Estados recolonizados: el estado
como ámbito de lucha.
Debemos partir de un punto de vista histórico a la hora
de analizar la situación de los Estados del Tercer Mundo (ETM), dado que la
mayor parte de este grupo de estados llevaron a cabo políticas contrarias a las
prescripciones del FMI y el BM a lo
largo del período 1945-1975. Detrás de esta actitud encontramos a la URSS tan
sólo tangencialmente. La explicación fundamental hay que buscarla en las clases
sociales, las alianzas políticas y la ideología que motivaba las decisiones de
los ETM, así como en la presión ejercida por los movimientos de masas. A lo
largo de este período de treinta años, los estados imperiales (fundamentalmente
Estados Unidos) presionaban a los ETM para que liberalizaran sus economías,
privatizaran sus empresas públicas, etc. La mayor parte de estos ETM resistieron
estas presiones imperiales, las mismas que hoy se insiste en denominar
globalización. Dos cambios esenciales vinieron a alterar este escenario: los
poderes imperialistas, liderados por EE.UU., emprendieron una ofensiva militar,
utilizando las fuerzas político-militares clientelares como mercenarias. Esta
ofensiva se desplegó en África del Sur, América Central y del Sur y Asia, con el
objetivo de destruir sus economías y derribar aquellos regímenes nacionalistas y
socialistas que rechazaban el programa liberal. El segundo de los cambios fue el
ascenso de una nueva Clase Capitalista Trasnacional en el Tercer mundo (CCT),
formada fundamentalmente por altos funcionarios políticos y ligada con los
circuitos financieros internacionales. Esta nueva clase cuenta con cuentas
bancarias en el extranjero, inversiones y está participa activamente en los
mercados de exportación. Al aceptar y compartir el programa neoliberal de los
poderes imperiales, se transforma en la clase dirigente en los ETM e inicia la
implementación de políticas que privilegian a los poderes imperiales. La
dinámica interactiva entre la CCT y los poderes imperiales produjo lo que hoy
erróneamente se describe como globalización. Lo que realmente se inició fue la
recolonización del Tercer Mundo a través de la función de bisagra de la CCT en
los Estados del Tercer Mundo.
Los ETM son
descritos por los teóricos de la globalización como agentes débiles que carecen
de los atributos propios de un estado, y por lo tanto incapaces de resistir las
fuerzas de la globalización. Este planteamiento conlleva diferentes problemas.
En primer lugar amalgama todos los ETM bajo una misma rúbrica, sin lograr singularizar aquellos que en el
pasado adoptaron parte de los atributos de los estados neo-coloniales. En
segundo lugar, no tiene en cuenta el hecho de que los ETM promovieron
voluntariamente políticas que
facilitaban la liberalización de
las economías. En tercer lugar, los teóricos de la globalización ignoran las
variantes que existen en las políticas de los ETM a partir de una misma agenda
liberal determinada por los poderes imperiales. En cuarto lugar, prácticamente
obvian la importancia de la configuración de una nueva clase, la CCT, que ha
adquirido creciente influencia en el estado e impulsa la agenda liberal. Por
último, los globalistas infravaloran el alcance y profundidad de la intervención
del estado en la economía y la sociedad liberales, concluyendo erróneamente que
la ausencia de un estado de bienestar social significa automáticamente que
estemos ante un estado débil. En realidad, el estado neocolonial practica una
política de regulación e intervensionismo tan activa como la del estado de
bienestar o populista. La diferencia estriba en que su actividad, sus normas y
su intervención están dirigidas al servicio de diferentes intereses de clase: el
capital extranjero y la CCT.
A lo largo del proceso de adaptación de su política a
los designios de los capitalistas extranjeros, banqueros, los estados
recolonizados requieren y retienen recursos sustanciosos y beneficios
suficientes para llevar a cabo su
función. De hecho, si no existiera un estado recolonizado fuerte los objetivos
imperiales no serían alcanzados. En este contexto la fortaleza se mide en
función de la capacidad de los actores estatales y sus instituciones para llevar
a puerto cambios estructurales que
aseguren su estabilización frente a
la oposición que representan los movimientos sociales populares, los sindicatos
y partidos políticos. El estado recolonizado es débil ante las demandas de las
IFI, pero fuerte a la hora de convertir esas exigencias en política nacional. De
hecho, el concepto de estado débil plantea en sí muchas dudas, ya que desde el momento en
que el estado recolonizado comparte las políticas del estado imperial y cuenta
con asociados de las corporaciones multinacionales – su propia CCT – no puede
ser concebido como un actor que capitula ante las IFI o está dominado por las
llamadas “fuerzas globales”.
La centralidad del estado recolonizado en la
contra-revolución liberal se pone de manifiesto en diferentes áreas políticas
relacionadas entre sí.
Privatización
El estado recolonizado, tras consultar a las IFI, aplica
su programa liberal a través de la privatización de empresas públicas
estratégicas y lucrativas. Esta privatización requiere una intensa intervención
estatal que incluye la construcción de alianzas políticas, la represión de los
sindicatos del comercio y/o despido de trabajadores militantes, la socialización
de las deudas de las empresas, la
garantía del apoyo de los bancos
inversores extranjeros en la organización de la venta, una intervención que
garantice que los compradores obtengan ventajas en la compra, y la eliminación
de cualquier control sobre el precio o tarifa en el caso de que la empresa
pública funcione con cuotas fijas.
La imposición de Políticas de Ajuste Estructural
(PAE)
En esencia las siglas PAE significan mucho más que un
mero “ajuste” económico y “estructural”. Hacen referencia al poder, la riqueza y
el control de clase[14]. En este
caso, el estado recolonizado cobra una enorme importancia ya que las PAE
suponen un cambio esencial en el concepto de propiedad (de público a privado, de
nacional a privado), la imposición de impuestos regresivos (aumento de los VAT
contra la imposición progresiva sobre el capital rico y extranjero),
reconcentración de los beneficios y la propiedad (políticas salariales
regresivas, congelación de los salarios mínimos, promoción del agro-business a
expensas de la agricultura campesina, etc.), descenso de las barreras
arancelarias (arruinando a los productores nacionales, poniendo en manos de las
corporaciones multinacionales mayores porcentajes de los mercados locales,
etc.), disminución de los gastos sociales en salud y educación y aumento de las
subvenciones a los exportadores. Las Políticas de Ajuste Estructural son una
estrategia por y para la clase gobernante (CCT) y el capital extranjero contra
la inmensa mayoría de los productores locales, trabajadores y campesinos.
Aumenta la desigualdad y la pobreza. La aplicación de las PAE requiere un estado fuerte dispuesto a
imponerse a pesar de la oposición de la mayoría, un estado entregado a una
ideología y dispuesto a abandonar su papel histórico como entidad independiente
y rechazar la idea de soberanía popular en aras de la implementación de
políticas mediante medios autoritarios,
a través de decretos del poder ejecutivo.
Cuando hablamos de un estado neoliberal nos referimos a
un estado poderoso que impone y lleva a cabo su política.
Flexibilidad laboral
Este es un eufemismo utilizado para hacer referencia a
la concentración de poder en manos de los patronos y el estado recolonizado. Las
“nuevas” Reformas sobre el Trabajo y las Pensiones incrementan el poder en manos
de los patronos a la hora de contratar trabajadores en precariedad y despedirlos
con poca o ninguna indemnización. Representa el total sometimiento del trabajo
al capital. Los trabajadores quedan privados de cualquier posibilidad de control
sobre sus horas o días de trabajo, condiciones de seguridad o salud. Los
contratos precarios eliminanla
seguridad en el trabajo desde el momento en que los contratos son de
corta duración, sin vacaciones, pensiones, etc. La privatización de los fondos
de pensiones pone billones de dólares en manos de las empresas privadas que
reciben honorarios exorbitantes y acceden a fondos para especulación y fraude,
enriqueciendo a unos pocos y
amenazando los ingresos por jubilación de millones. La aplicación de
legislaciones laborales y de pensiones regresivas requiere de un estado fuerte que pueda
actuar contra los sectores populares de la sociedad civil, y reprimir y resistir
las protestas de los sindicatos fuertes. Para lograr el cumplimiento de esta
tarea es preciso que se consolide el apoyo mutuo y colaboración entre los
capitalistas, asegurándose el
respaldo de las IFI, siempre disponibles. Un estado débil nunca sería capaz de
resistir la presión de las clases populares, haría concesiones. Un estado
fuerte ignoraría las protestas y
procedería a la aplicación de la citada legislación laboral y de
pensiones.
Al examinar detenidamente las políticas más importantes
emprendidas por el estado recolonizado, se hace patente que la intervención
estatal es más intensa que nunca.
La principal diferencia se encuentra en la dirección socio-económica de la
actividad estatal: el neo-estatalismo liberal viene definido por una
intervensionismo que persigue poner la riqueza y la propiedad en manos del
capital privado, rico, y, ante todo, extranjero. El estado recolonizado no ha
desregulado la economía, sino que ha establecido nuevas normas que regulan la
política de ingresos, pensiones, relaciones laborales, políticas de
exportación-importación, flujo de capital, etc. Esta nueva normativa, que
favorece a la CCT y al capital
extranjero, necesita un nuevo régimen regulador, en el que las dicotomías
trabajo-capital, populistas-nacionalistas, son reemplazadas por un único agente:
los representantes de la nueva clase liberal gobernante. Con el desmantelamiento
del régimen regulador previo, la economía social, y la construcción de la nueva
economía y sociedad liberal, el estado recolonizado juega un papel esencial,
activo e intervencionista (aunque actue bajo la dominación del estado imperial).
El porqué del papel central del estado
Los poderes imperiales y la CCT del Tercer Mundo tienen
una visión mucho más realista y pragmática de la centralidad del estado – sea
éste imperial o recolonizado – que la
de los teóricos globalistas que pretenden pertenecer a la izquierda. Los
portavoces de la clase gobernante proclaman y aceptan formalmente la retórica
globalista, pero en la práctica se esfuerzan por fortalecer y ampliar el poder
del estado, condición necesaria y previa
a la hora de lograr la expansión y supervivencia de sus intereses.
Diversos factores hacen del estado un actor esencial en el mundo
contemporáneo.
La volatilidad de los mercados
La economía mundial contemporánea está profundamente influida por los
sectores financieros y la actividad especulativa, ambos altamente volátiles y
necesitados constantemente de una intervención estatal que evite que crisis financieras periódicas en
regiones concretas afecten a toda la economía mundial. Los especuladores del
mercado de capitales en los países imperiales dependen en gran medida de los
precios de los intereses fijados por los Bancos Centrales. Los sistemas
financieros y bancarios que colapsan dependen de una intervención del estado
orientada a la “reestructuración” de los préstamos “malos” (en los que se paga a
los prestatarios con dinero de los contribuyentes) como en el caso de Japón,
Corea del Sur o Rusia. Las economías estancadas, como Japón o China, necesitan de la intervención estatal
para estimular su crecimiento. El número de ejemplos podría multiplicarse, pero
la idea fundamental es que los movimientos crecientes de capital especulativo
han extendido el rol del estado. Éste intenta estabilizar la anarquía del
mercado, con cualquier recurso a su alcance, fundamentalmente a través del
aumento de las cargas impositivas sobre los contribuyentes con ingresos bajos.
Desregulación financiera
El fenómeno de disminución del control estatal sobre las
transacciones financieras ha ido acompañado de la acentuación paralela de la
intervención del estado en el manejo de las crisis y la salvaguarda de los
sistemas financieros y empresas (por ejemplo en el caso de la crisis de Savings
and Loan en Estados Unidos). La inexistencia de controles sobre el capital y la
libre conversión han permitido la especulación monetaria y la huida masiva de
capital en tiempos de pánico. La intervención del estado ha buscado la
protección de las monedas o el establecimiento de reservas monetarias,
acompañadas o no de la reducción de los préstamos a través de la subida de los tipos de
interés. La frecuencia y creciente intensidad de las crisis hacen que podamos
hablar de un estado-bombero (ha dejado de ser esencialmente policía) que lucha
contra los incendios creados por las conflagraciones financieras.
Competición interimperialista
Los estados imperiales han tomado una postura
crecientemente activa en la lucha por las cuotas de mercado, defendiendo cada
uno sus propias corporaciones
multinacionales. Los estados recolonizados emprenden empresas arriesgadas que
unen a sus núcleos capitalistas trasnacionales con las corporaciones
multinacionales. Los estados imperiales han negociado cuotas de importación, han
llevado a sus competidores a la OMC, organizado boicots, etc., con el objetivo
de fortalecer sus corporaciones multinacionales a expensas de sus rivales. El
estado imperial norteamericano ha defendido a sus exportadores de ganado frente
a la UE, amenazando con boicots y represalias, y ha limitado la importación de
productos agrícolas de los países tropicales productores de azúcar. En pocas
palabras, la competición entre corporaciones multinacionales nacionales ha
tomado la forma de conflictos
interestatales, en los que los mismos estados acaban siendo el árbitro
definitivo. Ante mercados que se hunden y una creciente recesión desde comienzos
del 2001, es fácil predecir un aumento de la intervención estatal y la
protección.
El alcance y la profundidad de las
transformaciones
Ninguna corporación multinacional tuvo nunca el
poder suficiente como para
emprender la enorme transformación de las estructuras sociales y económicas que
precedió y permitió el flujo masivo de capital hacia los mercados extranjeros.
Fue el estado el que creó el caparazón en el que fluyó el capital, y estableció
las reglas del juego que guiaron la expansión al extranjero. Dada la fragilidad
de estas estructuras el estado debe involucrarse continuamente en la salvaguarda
del capital, reflotando a los regímenes recolonizados.
Respaldando a las IFI
Dado que las IFI dependen de los estados imperiales
para determinar sus líderes,
programas y prioridades, el apoyo de los estados imperiales es también esencial
a la hora de permitir que las IFI continúen interviniendo en los estados
recolonizados. Los fondos de las IFI dependen de los estados imperiales, y sin
ambos no contarían con autoridad alguna con la que imponer sus prescripciones.
Las IFI sirven como nexo de unión entre los estados imperiales y los
recolonizados. Las IFI obtienen su poder de los centros imperiales. Por estas
razones, el estado continua y continuará siendo esencial para la economía
política mundial. Lejos de ser un poder residual vestigio del pasado, la
continuada relevancia del estado esta anclada estructuralmente en el sistema
imperial contemporáneo.
V. Conclusión.
Las teorías derivadas del paradigma de la globalización
no logran explicar el papel central que juega el estado en las economías del
mundo contemporáneo. De la misma forma, la noción de sistema imperial carece de
significación si no analizamos las actividades del estado imperial y la
multiplicidad de funciones que desarrolla en la apertura de mercados para la
expansión de sus corporaciones multinacionales.
La actual configuración del poder en la economía mundial
no está basada en la “ausencia de estados” o en “corporaciones globales” sino en
corporaciones multinacionales que trabajan codo a codo con sus estados
imperiales[15]. Las IFI, como el BM o el FMI, no conforman un nuevo estado
global sino que derivan su poder y sus recursos de los estados imperiales. El
concepto clave a la hora de entender los conflictos interestatales y la
competición intercorporativa es imperialismo y no globalización. Estados
imperiales y corporaciones multinacionales no son agentes enfrentados o
contradictorios, sino que más bien actúan en un contexto de sinergias entre
neo-estatalismo y neo-liberalismo. En el mundo actual, y en contra de la propia
ideología neoliberal de libre mercado, los políticos de los estados imperiales y
recolonizados eligen a los ganadores y a los perdedores mediante incentivos,
subvenciones y aranceles, provocando la expansión de grupos capitalistas
específicos y el declive de las pequeñas y medianas empresas o grandes empresas
no vinculadas estrechamente con el régimen impuesto.
El debate entre economistas burgueses se centra en
dilucidar si la intervención a gran escala, largo plazo y protección de las corporaciones multinacionales es
un “peligro moral”, es decir, si el que los directores corporativos sepan de
antemano que el estado subvencionará sus pérdidas alimenta la “especulación
temeraria”. Los economistas de la Nueva Economía olvidan su ideología de libre
mercado, recurriendo al estado en busca de recursos financieros que eviten la
quiebra, en tiempos de crisis. Estos mismos neoliberales fundamentalistas
continúan afirmando que los beneficios se obtienen a partir de la base de los
riesgos de inversión y, por lo tanto, si el estado elimina ese riesgo acaba con
la asignación eficiente de recursos y promueve la especulación
destructiva.
El problema central de la teoría de la
globalización es que se enfrenta al
estudio de epifenómenos, como
la expansión exterior de las
corporaciones nacionales hacia muchas regiones, sin tener en cuenta sus lazos
con los centros estratégicos de estas corporaciones. Las corporaciones
multinacionales compran y venden globalmente pero sus decisiones
estratégicas sobre tecnología e
inversión son controladas desde sus cuarteles generales en el estado imperial.
Por su forma son multinacionales, pero su esencia es nacional. Esta máxima es
especialmente clarificadora cuando analizamos los lazos estrechos entre los
centros de las corporaciones multinacionales y sus directores principales en el
estado imperial.
La proclama globalista de un nuevo “régimen global”
basado en la supremacía de las IFI, surgida de una extrapolación superficial de
las actividades del FMI y el BM que
obvia la matriz estado imperial, de
la que en realidad son un elemento subordinado. Como consecuencia, los teóricos
globalistas logra magnificar el poder de las IFI y minimizar el poder del estado, en
particular el del estado imperial.
Los globalistas intentan enmendar sus errores
interpretando el paso del activismo estatal desde el ámbito de lo social al de la
subvención de las pérdidas de las corporaciones multinacionales como “declive
del estado” o “debilitamiento del estado”. Tal y como hemos demostrado, el
estado sigue teniendo enormes recursos y capacidad, así como una posición
estratégica entre los productores y la economía Mundial.
De esta forma, no se trata de globalizar la lucha sino
de transformar la naturaleza de clase del estado, reconfigurando su relación con
las corporaciones, multinacionales y la clase capitalista trasnacional. Esto
significa que la lucha de clase dentro del país por el poder del estado es
esencial a la hora de obtener los recursos económicos –centros de investigación
tecnológica, medios de producción, tierra– necesarios para la redistribución de
la riqueza y la reconstrucción de los mercados nacionales. La intensas actividad
que el estado recolonizado o imperial lleva a cabo en relación con las corporaciones
multinacionales muestra que se trata de un centro de recursos, poder y actividad
que puede llegar a transformar y mejorar las vidas de los trabajadores si se
revoluciona, si se le da la vuelta. La ideología del declive y la desaparición del estado
es una falacia imperial diseñada con el fin de desviar el objetivo de los
movimientos populares hacia instituciones estrictamente secundarias que
además derivan su poder del
estado.
El internacionalismo del ala izquierda globalista está
basado en eventos –encuentros contra el FMI, BM etc.– donde un amplio
conglomerado de grupos se encuentran, protestan y se dispersan. A pesar de que
logran una amplia cobertura mediática, estas actividades no amenazan los pilares
estatales y las estructuras del poder imperial y neocolonial.
El internacionalismo se hará fuerte allá donde los
movimientos políticos nacionales sean poderosos, donde las clases oprimidas
conquisten el poder del estado y puedan intervenir para apoyar a sus camaradas
en el extranjero. Movimientos nacionales fuertes construyen una solidaridad
internacional poderosa.
NOTAS:
[1]
Los más preeminentes defensores de esta visión son Ignacio Ramonet y Bernard
Cassen de Le Monde Diplomatique y sus discípulos de la organización
ATTAC.
[2]
Para encontrar una crítica más exhaustiva de las teorías de la globalización
ver La Globalización desenmascarada (Zed/Fernwood: Londres 2001)
de James Petras y Henry Veltmeyer. Ver también Globaloney de James Petras
(antídoto: Buenos Aires 2000).
[3]
El mito de la corporación Global de Paul Doremus, William Kelly y Simon Reich
(Princeton University Press 1999) capítulo 5.
[4]
Banca privada y MONEY LAUNDERING: un estudio de caso de las Oportunidades
y Vulnerabilidades, intervenciones ante el Subcomité Permanente de
investigación del Comité de Asuntos Gubernamentales, Senado de los Estados
Unidos, Congreso número 106, 9-10 noviembre, 1999. Ver también Report on Correspondant Banking:
a Gate to Money Loundering. Personal minoritario del Subcomité
Permanente de Investigación del Senado, febrero 2001.
[5]
Washington tiene al director del
Banco Mundial, Europa al director del FMI. En la reciente elección del
director del IMI, Estados Unidos intentó imponer su candidato, pero los
europeos acabaron imponiéndose,
viéndose forzados, eso sí,
a cambiar su candidato.
[6]Ver Economía no tan nueva de Martin Wolf, en Financial Times, 1
de agosto de 1999, página 10.
[7] Martin
Wolf, op.cit.
[8]
El sistema imperial de Toni Negri. 15-22 de marzo de
2001.
[9]
Consultar La producción anual de Immanuel Wallerstein.
[10] Ver El estado imperial de James Petras en Review, otoño
1980, para una discusión más avanzada.
[11] En el año 2000 la exportación-importación de Estados Unidos
financió más de 1,5 billones de dólares de las ventas por exportación.
Actualmente, Estados Unidos ocupa el séptimo lugar en la lista que mide el
nivel de subvención de exportaciones por países- detrás de Japón, Francia,
Alemania, Países Bajos, Canadá y Corea del Sur. Ver el Financial Times de 6 de marzo de 2001,l p.4.
[12] Tanto Estados Unidos como la Unión Europea manipulan las
regulaciones “anti-dumping” para proteger industrias no competitivas de
productores más eficientes. Ver el Financial Times del 6 de marzo de 2001,
p.8.
[13] El concepto estratégico de la Alianza Atlántica en la cumbre de la
OTAN, 23-24 de abril de 1999. Ratificado por los líderes estatales en
Washington.
[14] Ver Neoliberalismo y conflicto de clase en América
Latina de James Petras y
Steve Vieux (Londres: MacMillan 1997. Capítulo 3).
[15] El Financial Times informa de que el 48% de las 500 corporaciones
multinacionales más grandes son de EE.UU., el 35% son europeas y el 11%
japonesas. Es absurdo hablar de “globalización” cuando la inmensa mayoría de
los propietarios de las corporaciones multinacionales son norteamericanas o europeas, ver
Financial Times, 27 de enero de 1999.
Convocatorias
Manifestación en
Sevilla
Viernes 27 de Septiembre de
2002, 19,30 horas
en la Plaza
Nueva
Solidaridad con Palestina
Música: A las
Barricadas
Suscripciones-ayuda a ANDALUCÍA LIBRE
a nombre de J.G.P., en la Cuenta Corriente del
BBVA:
0182 3344 24
0202889151
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