
Andalucía Libre
Independencia República
Socialismo
nº 68
Cita Nacional:
Granada, 2 de Enero de 2002
Toma NO; Viva
Andalucía Libre
En este
Correo:
Especial contra la "globalización"
capitalista
Presentación.
Peter
Boyle, La desobediencia civil y el
mov. antineoliberal
Lutte
Ouvrière, La OMC, la LCR y
nosotros
Attacc,
Niza, no tan bonita
Declaraciones
de Dakar, 2000
E.
Toussaint, A. Zacharie, Pistas alternativas
Presentación
Incluimos en este
Especial materiales diversos que, desde diferentes perspectivas políticas,
afrontan lo que se ha venido en llamar "globalización" capitalista y cómo
organizar y articular la lucha contra el capitalismo imperialista que nos ha
tocado vivir.
Cuando iniciamos la
recopilación de textos, teníamos la intención de
acompañar alguno con matizaciones criticas. Pero al engrosar el
Índice y con él, las cuestiones discutibles -desde enfoques bien distintos-
hemos concluido que las breves acotaciones proyectadas corrían el riesgo de dar
lugar a un articulo sincopado y sobre todo, excesivamente extenso. Por tanto,
nos limitamos a ofreceros hoy estas opiniones e informaciones que esperamos que
resulten de vuestro interés. Por nuestra parte, concluimos esta
presentación recordando que el hecho de reproducir textos ajenos no
presupone identificación con todos sus contenidos. La tarea anunciada, en
dimensiones y con pretensiones modestas, la llevaremos a cabo las dosis
adecuadas en próximos Boletines. Saludos.
--oOo--
Australia
LA DESOBEDIENCIA CIVIL Y EL MOVIMIENTO
ANTINEOLIBERAL
Peter Boyle*
La nueva corriente contra la mundialización neoliberal
se ha construido alrededor de una serie de acciones de desobediencia civil que
acosaban las cumbres de las principales instituciones del capitalismo mundial.
Por ello, estas instituciones tienen dificultades para encontrar ciudades en las
que reunirse al abrigo de amplios movimientos de protesta.
Consecuencia de ello, se cuenta que la Organización
Mundial del Comercio (OMC), por
ejemplo, es incapaz de encontrar una ciudad que quiera acoger su próxima cumbre.
Según el Financial Times de Londres, el pequeño estado de Qatar se ofreció a
ello pero ahora intenta dar marcha atrás invocando la falta de hoteles
suficientemente espaciosos y el hecho de que el Ramadán, el mes del ayuno
musulmán, podría coincidir con la fecha probable de la reunión prevista para
noviembre de 2001. Los demás candidatos no demuestran mucho entusiasmo para
reemplazar a Qatar a pesar del cebo que constituyen los cerca de 5000
responsables, lobbystas y periodistas esperados. Después de todo, ¿quién quiere
las lamentables situaciones vividas en Seattle en Diciembre de 1999?. Su centro
urbano fue cerrado, sus comercios saqueados, el jefe de la policía tuvo que
dimitir y la ciudad debe enfrentarse a las denuncias por parte de 600
manifestantes. Ya se planifican los asedios a la próxima cumbre del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco
mundial y el Forum económico Mundial (FEM).
¿Pero, es la capacidad de desorganizar los encuentros de
estas instituciones la base sobre la que reposa la fuerza de estos nuevos
movimientos?
¿Nueva Dirección?.
Recientemente, Michel Albert, uno de los fundadores y
editores de ZMagazine
(una revista de Internet influyente en el
nuevo movimiento) ha abogado a favor de una reorientación del estilo de
actividades de este movimiento, planteando una orientación para poner en el
centro la participación de las masas. Escribe: ¿Qué es lo que no está bien, os
preguntais? Miles de militantes, gente valerosa, afluye de ciudad en ciudad. ¿No
acabó Praga un día antes?. ¿No se les crean problemas a los lacayos del dinero?
¿No son visibles para todos los horribles impactos de la OMC, el FMI y el Banco
Mundial? Ciertamente, pero nuestro objetivo no es solo meter mucho ruido, ser
visibles, o valientes, ni siquiera asustar a los peores administradores del
capitalismo para que abrevien sus reuniones. Nuestro objetivo es obtener cambios
para mejorar millones de vidas. Lo que cuenta no es solo lo que hemos alcanzado
sino aquello hacia lo nos dirigimos.
Obtener “reformas no reformistas” para una plena justicia demanda una
reflexión estratégica. ¿Pero no es esto lo que ha ocurrido? ¿No tenemos una estrategia en estos
grandes acontecimientos y no llevamos a cabo nuestros planes a pesar de la
oposición?. Si , pero para abolir el FMI y el BM ahora, y obtener nuevas
instituciones a largo plazo, tenemos necesidad de cada vez más partidarios con
una conciencia política y un compromiso cada vez mayor, capaces de utilizar
múltiples tácticas movilizadoras y simultáneamente aumentar los costes sociales
que la élite no puede soportar sin ceder. Es la lógica de la “disidencia”:
convertirnos en crecientes amenazas a las prioridades que las élites buscan,
multiplicándonos y diversificando nuestras estrategias y tácticas hasta que nos
concedan nuestras reivindicaciones y luego pedir más.
La ironía en todo esto es que la eficacia de la
desobediencia civil y otras tácticas militantes no tiene nada de irreal ni de a
priori. Reside, al contrario, en el encuentro entre estas prácticas militantes y el
movimiento creciente de los disidentes,
aunque, apoyando su lógica y marchando en esa dirección, a muchos de
ellos les resulte imposible unirse a tales tácticas. Lo que da a la
desobediencia civil y a las demás manifestaciones la fuerza de obligar a la
élite a suscribir nuestras reivindicaciones es el miedo de que precedan a una
amenazadora explosión social. Sin embargo, si ocurre un sit-in de 2.000 o de
10.000 personas, incluso repetidamente, pero sin el apoyo de una comunidad de
disidentes más amplia, más visible, que pueda alimentar y aumentar las filas de
los que hacen la sentada, entonces no hay seria amenaza de explosión social.
La discusión a propósito de las tácticas no debería
reducirse a argumentar contra el ultraizquierdismo liberal, sobre todo cuanto
más fuerzas conservadoras intentan poner un freno al radicalismo político del
nuevo movimiento. En Melbourne, en Praga y en Seul, el enfrentamiento sobre las
tácticas ha separado también a los radicales de quienes buscaban satisfacer las tentativas de
los empresarios mundiales de dar un rostro humano a sus instituciones
predadoras.
En Australia, la vía de las reformas ha sido
tradicionalmente identificada con el ALP (Australian Labour Party, Partido
laborista australiano). Si uno está a favor del cambio, habla con su diputado
(laborista), hace circular una resolución en las asociaciones (ALP), hace que el
Partido laborista entre en el gobierno y
uno se cruza de manos esperando que ese gobierno decrete una
reforma. Son los medios habituales
de los “disidentes”, pero desde hace dos decenios mucha gente ha experimentado
que estos medios no funcionaban. Los gobiernos laboristas se parecen a los
gobiernos liberales. Los dos han apoyado abiertamente e implantado las medidas
neoliberales en Australia. En Melbourne, cerca de 20.000 personas han votado
participando masivamente en los piquetes para romper la vía tradicional de las
reformas. Las tentativas del ALP de debilitar/aislar el bloqueo contra la
reunión del Forum Económico Mundial no han conseguido sino subrayar la
independencia política de la Alianza contra esta cumbre y hacer la victoria aún
más satisfactoria.
La desobediencia civil.
Rebelarse contra el aparato político y las estructuras
tradicionales es la forma preferida de este movimiento para expresar su
desacuerdo: se traduce en la desobediencia civil. Esta expresa la voluntad deliberada de
romper con los medios habituales de “disidencia”. Durante la manifestación de
Melbourne, la táctica de bloqueo pacífico de masas sedujo la imaginación de la
gente que está harta de los medios habituales. Probablemente muchos habrían dudado en ir si se hubiera tratado de otra
manifestación convocada por burócratas sindicales o políticos laboristas que no
están muy interesados en cambiar la sociedad.
La táctica del bloqueo de masas contribuyó mucho al
éxito de la movilización, incluso si algunos participantes han podido tener la
ilusión de poder forzar al Forum Económico Mundial a cambiar de curso y a pesar
de la presencia de pequeños grupos, algunos en atuendo de combate, que hicieron
el efecto de una diversión colorista. Pero estaban también los grupos que
querían demostrar que eran los más militantes incluso al precio del éxito del
movimiento. Hizo falta mucho trabajo
a los militantes de izquierda más clarividentes para impedir que
prevaleciera la concepción táctica de la
extrema izquierda que quería reducir el bloqueo a un enfrentamiento de
una o dos horas con los policías (tal como explicaba un dirigente de la
organización International Socialist).
Hubo que trabajar duramente para ganar la batalla moral
contra los partidarios de los métodos violentos y mantenerse en un bloqueo no
violento de masas. Por otra parte, los participantes en el bloqueo lo deseaban
así.
Finalmente, el bloqueo fue un gran éxito. Hubo también
que luchar en el seno de la Alianza para asegurarse de que las tácticas
desesperadas para impedir la celebración del FEM no despojaran al movimiento de
su victoria principal, el hecho de deslegitimar el FEM y su programa
neoliberal.
El miedo a la centralización.
Sin embargo, el gran desafío del nuevo movimiento es
poner a punto de una forma independiente su propia política radical. El miedo a
la centralización entre numerosos militantes de izquierda impide al
movimiento plantear sus
reivindicaciones, lo que deja el campo libre a las ONGs, a las burocracias
sindicales y a las demás instituciones conservadoras para expresarse en su
nombre.
Fue
imposible concluir la discusión sobre las tácticas y los problemas de
organización. Este fracaso de la Alianza, incapaz de ir más allá de su consigna
¡Eliminemos el FEM ¡ (Shut down the WEF!) , contribuyó a poner en pie una
división informal y parcial del trabajo que permitió a los expertos más
conservadores o a los militantes con un acceso más fácil a los medios de
comunicación ser los portavoces oficiosos del movimiento.
Si, con la “desobediencia civil”, el movimiento post
Seattle intenta romper con el conservadurismo de los movimientos tradicionales,
significa también para ellos un innegable retroceso. Muchos militantes del nuevo movimiento
desconfían de toda dirección o de
todo centralismo a causa de su experiencia en los antiguos movimientos dominados
por burócratas socialdemócratas o estalinistas. El rechazo a la jerarquía es muy
aparente en el nuevo movimiento.
Algunos gustan decir que no tiene dirección. Se tiene
tendencia a sacralizar el pretendido modelo organizativo de Seattle construido
sobre la base de una convergencia idealizada de pequeños grupos de afinidad
ligados por Internet.
Todo esto son fantasías semianarquistas. Cuando se
intenta aplicar este modelo, no funciona. Cuando los militantes de los EE.UU. llegaron a la
manifestación contra el congreso del Partido Demócrata en Los Angeles, algunos
decían: Aquí hay algo que falla. ¿Esto es verdaderamente democrático?. En la
marcha hacia la cumbre de Praga, algunos veteranos de Seattle marcaban la línea
a los militantes checos a la vez que predicaban el supuesto modelo sin dirección de Seattle. Después de Praga, muchos
militantes se han expresado sobre las consecuencias antidemocráticas y
desmoralizantes de los pequeños grupos por afinidad que tenían el derecho de
atacar violentamente a los policías y luego salir corriendo, mientras dejaban a
las masas de manifestantes pacíficos bajo los porrazos, los gases lacrimógenos y
los cañones de agua. Solo un mayor funcionamiento democrático puede impedir a
pequeñas facciones (o provocadores de la policía) dictar su forma de lucha y su mensaje político bajo la excusa de
oponerse al centralismo.
El nuevo movimiento puede organizarse democráticamente
sin sacrificar su diversidad cultural y política. No se tiene necesidad de una
dirección centralizada que dicte a todos como manifestarse pero el movimiento
tiene necesidad de funcionamiento
colectivo si quiere desarrollarse y guardar su independencia
política.
El modelo de los grupos por afinidad no ha sido nunca la
única forma de organizar las grandes manifestaciones del nuevo movimiento. La
Alianza en Melbourne, por ejemplo, funcionaba sobre la base de reuniones
abiertas y centralizadas de militantes en las que se tomaban las decisiones por
voto mayoritario. Semejantes coaliciones ayudaron a la organización de Seattle y
Washington, trabajando concertadamente y en colaboración con los representantes
de los grupos por afinidad.
Melbourne nos ha permitido entrever las posibilidades
que el movimiento antimundialización ofrece a un gran número de personas de
hacer la experiencia de la fuerza de la democracia de base en tres días que
hemos pasado en los lugares de bloqueo alrededor del Crow Casino. Todas
las decisiones clave fueron discutidas, votadas y puestas en práctica por los
participantes en el bloqueo. Fue esta democracia militante participativa aliada
a una coordinación centralizada de todo el bloqueo por la Alianza más que por
los grupos de afinidad lo que hizo tan eficaz la manifestación.
*Peter Boyle es miembro de la ejecutiva
nacional del Democratic
Socialist Party-Partido
Socialista Democrático (DSP) de Australia,
cuyos militantes estuvieron muy activos en la organización de la manifestación
contra la reunión del Forum Económico Mundial en Melbourne, los días 11-13 de
septiembre 2000.
Traducido al español de la traducción que del inglés al
francés habían hecho Jacqueline Loiselle y Marc Bonhomme
(Quebec).
Francia
La OMC, la LCR y
nosotros
El artículo que consagramos a
la Organización Mundial del Comercio (OMC) y a las manifestaciones contra su
reunión en Seattle, en el número de febrero del Lutte de Classe,
conllevó un comentario por parte de los camaradas de la LCR
(Rouge del 2 de marzo de 2000).
Esto es normal:
criticamos en ese artículo algunas tomas de posiciones de militantes
representativos de la LCR porque adoptaban los discursos y el lenguaje de los
organizadores de la manifestación y globalmente presentaban la movilización de
Seattle como una "toma de conciencia de la opinión pública de las fechorías de
las leyes del beneficio", incluso "una combinación peligrosa para el orden
establecido".
Desgraciadamente
este texto de Rouge no abre una verdadera discusión pues, aunque nos
critica en su entorno, no busca responder a lo que nosotros escribimos
realmente. Sus críticas podrían ser resumidas por la frase: "Laboriosa, la
demostración conlleva errores de análisis de fondo, incomprensión de los
resortes de la movilización e ignorancia de las posiciones presentes,
para justificar la ausencia de LO en las manifestaciones".
Pasemos al
aspecto formal del reproche: no parece que la LCR haya estado más presente que
Lutte Ouvrière-Lucha Obrera en la manifestación de Seattle, aunque Lutte
Ouvrière no ha estado en absoluto...
Sobre todo es
nuestro "análisis de fondo" lo que Rouge critica, así como nuestra
"incomprensión de los resortes de la movilización" y nuestra "ignorancia de las
posiciones presentes"
Pero,
manifiestamente, lo que se critica sobre todo, es que hayamos descrito la
heterogeneidad de aquellos que fueron a impugnar la reunión de la OMC en
Seattle, que iban en efecto desde militantes de extrema izquierda a
"soberanistas" de todo género, partidarios del proteccionismo nacional, pasando
por ciertos dirigentes sindicales americanos poco reputados por su progresismo,
defensores de la naturaleza de todas clases y ecologistas de cualquier
obediencia política, etc. Sin embargo, en este caso no se trata de un análisis,
acertado o no, sino de una descripción de hechos que Rouge se guarda de
contestar.
Igualmente
habíamos señalado que algunos de los dirigentes políticos del mundo
imperialista, comenzando por Clinton, han manifestado su simpatía, sincera o no,
con respecto a los manifestantes.
Finalmente
habíamos mostrado que el fracaso de la reunión de Seattle se debe mucho más a
los conflictos de intereses comerciales entre miembros de la OMC que a las
manifestaciones que se desarrollaban fuera.
Pero es necesario
creer que Rouge tiende a aparecer como el portavoz de los manifestantes
de Seattle, hasta el punto de dejar a un lado cierto número de hechos que, sin
embargo, los mismos organizadores de las manifestaciones no disimulaban
especialmente.
No tenemos
intención de volver a discutir aquí qué es la OMC, ni incluso la manifestación
de Seattle, y más habiendo tenido lugar otras desde aquella con los mismos o no.
Por nuestra parte, aparte del artículo de la Lutte de Classe en
cuestión, hemos dedicado a la OMC un Cercle León Trotsky, disponible en
folleto.
Pero el fondo de
las críticas de Rouge se resume en esta conclusión: "En realidad, la
divergencia que nos separa de Lutte Ouvrière se encuentra menos respecto a la
OMC que sobre la dinámica de los movimientos sociales y el papel que los
revolucionarios pueden y deben jugar. Esto no es nuevo".
En efecto, no es
nuevo.
Nuestros objetivos fundamentales
En el fondo
nuestra posición es simple. Nuestra razón de ser fundamental es la de construir
un partido obrero revolucionario capaz de defender y hacer prevalecer los
intereses políticos de la clase obrera y que tenga la competencia y la
capacidad, en los periodos de lucha de clases aguda, de proponer al proletariado
la política que le permita tomar y conservar el poder y comenzar la
transformación revolucionaria de la economía y la sociedad.
Esta óptica
distingue fundamentalmente nuestras perspectivas de todas aquellas fuerzas
políticas que se sitúan en el marco de la organización actual de la sociedad, de
la economía del mercado, del monopolio de una minoría capitalista sobre los
medios de producción, etc. En nuestra opinión, tal partido no podría ser más que
comunista en el sentido en que lo entendían Marx, Lenin, Trotsky, Rosa
Luxemburgo y muchos otros, y se construirá sobre la base del marxismo. Nuestras
solidaridades y alianzas se encuentran en función de esta perspectiva
fundamental.
En principio, la
LCR comparte con nosotros esta convicción fundamental, aunque no sea más que por
su filiación trotskista. Lo precisamos porque es en función de esta perspectiva
por lo que criticamos tal actitud o aspecto de la política de la LCR o algunas
de sus elecciones.
No nos erigimos
en jueces de las numerosas organizaciones que militan contra una u otra de la
multitud de injusticias u opresiones que engendra sin cesar el capitalismo, y
que no tienen como objetivo acabar con el mismo. Debemos defender, en todas las
cuestiones políticas, un punto de vista que parta de los intereses de clase del
proletariado.
Siendo solidarios
de numerosas iniciativas de estas corrientes contestatarias diversas y variadas
que no se sitúan en el terreno de la lucha de clases, incluso que la rechazan
claramente, no aceptamos, sin embargo, fundirnos con estas corrientes
abandonando o disimulando nuestra propia política.
Las
organizaciones de este género son numerosas, unas con cierta influencia, otras
sin ninguna; algunas efímeras, otras duraderas; unas, aunque provenientes de la
corriente socialdemócrata o del PC, son engullidas por la servidumbre de sus
dirigentes respecto al capitalismo cuando están en el poder; otras no ven
contradicción entre la política de los gobiernos socialistas y la denuncia,
demagógica o sincera, de ciertos aspectos del capitalismo.
La corriente
ecologista, contrariamente a las dos anteriores, no ha tenido ningún lazo con el
movimiento obrero, ni histórico ni lejano, pero algunas de sus preocupaciones,
en particular las que conciernen a los daños al medio ambiente, la oponen a la
economía del beneficio.
También son
numerosas las asociaciones que militan en el campo de la defensa de los
excluidos, especialmente los inmigrantes sin papeles, los sin techo, los
parados, y que no sólo no se reivindican de una corriente política sino que
manifiestan una desconfianza proclamada, incluyendo a este respecto a la extrema
izquierda revolucionaria. También son frecuentes, igualmente, sindicatos salidos
o no de confederaciones sindicales pero en ruptura con ellas, como la
Confederación campesina o aún el SUD.
Podemos
encontrarnos al lado de los militantes de estas asociaciones o sindicatos en
bastantes circunstancias, siempre criticando el término "movimiento social",
término inventado para negar las nociones de "clase" o de "lucha de clases".
Pero no tenemos ninguna intención de abandonar estas nociones ni la realidad que
describen para complacer a estos movimientos. No vamos a ser garantes de su
proclamado apoliticismo que, sincero o no, va en contra de la necesidad de la
clase obrera de defender sus intereses políticos de clase.
Los movimientos
contra los "excesos" del capitalismo
Y después, desde
algunos años, con lo que se ha llamado la "mundialización" o la "globalización",
es decir, después de la desregulación de los mercados financieros y la dictadura
cada vez más visible de las finanzas sobre la producción, se han visto aparecer
movimientos, generalmente provenientes también ellos de la socialdemocracia en
general, que diciéndose desconfiados ante la política, critican la evolución de
la economía capitalista en términos a menudo justos, incluso radicales, y
proponen respuestas a algunos de sus aspectos más repulsivos.
Es una corriente
con los límites mal definidos que culpabiliza sin orden ni concierto a las
desregularizaciones, al robo en el Tercer Mundo, a la especulación, presentando
todo esto como excesos del capitalismo o, aún, como las consecuencias de la
política ultraliberal preconizada no hace mucho por Reagan o Thatcher, antes que
todos los Partidos Socialistas en el poder la hicieran suya. Esta corriente
vapulea a las instituciones internacionales de la burguesía como la Organización
Mundial del Comercio (OMC), el Fondo Monetario Internacional (FMI), la Banca
Mundial, etc., y reclama la reforma de estas instituciones, incluso su
supresión.
Las
personalidades más destacadas de este movimiento no intentan en absoluto
apoyarse en la movilización de la clase obrera, pues eso sería muy peligroso,
pero sí convencer -si se presenta el caso, incluso haciendo presión, pero
presión solamente- a las instituciones de la sociedad actual.
Es lo mismo para
gran parte de la base de este movimiento que, incluso si se rebelan sinceramente
por tal o cuál aspecto del capitalismo, comparten ampliamente las perspectivas
de sus dirigentes. De otro lado, su hostilidad por las instituciones
internacionales de la burguesía, tanto unos como otros, coinciden en
reivindicaciones como la supresión de las deudas de los países pobres o la
aplicación de una tasa sobre la especulación internacional, como la "tasa
Tobin", con la proposición complementaria de la distribución, a los países
pobres, del producto de esta tasa.
Un reagrupamiento
como Attac representa
bastante bien, en Francia, las preocupaciones e ideas de este movimiento, como
lo representa por ejemplo, el periódico Le Monde
Diplomatique dónde numerosos redactores son miembros
activos de Attac.
¿Cómo considerar
este movimiento, qué política tener respecto a él?. Esta es, en efecto, una
divergencia que tenemos con la LCR, que nos reprocha unas veces nuestra falta de
solidaridad con respecto a este movimiento- lo cual es falso pues podemos ser
solidarios con determinadas iniciativas suyas sin dejar de decir lo que pensamos
de su perspectiva general-; otras veces se nos reprocha, siguiendo su expresión,
el no "invertir" en ese movimiento enviando militantes, es decir, participando
en su construcción en los entornos dónde no existe.
Pues bien, al
menos en este último punto asumimos voluntariamente la crítica que nos hace.
Reivindicaciones parciales
y perspectiva general
Precisar tan solo
que no somos de aquellos que, en nombre de perspectivas revolucionarias, miran
con desdén las luchas parciales que se dan. Eso sería, seguro, una forma de
abandonar el terreno revolucionario pues nadie puede saber a partir de qué
movilización, contra qué injusticia de la sociedad burguesa, se producirá la
movilización del propio proletariado y su toma de conciencia del papel político
decisivo que tiene que desempeñar. Es por ello por lo que un verdadero partido
obrero revolucionario, por parafrasear a Lenin, debería invertir en todos los
sectores de la vida social.
Ni Lutte
Ouvrière, ni la Ligue Comuniste Révolutionnaire tienen el número de militantes,
la implantación en barrios o en empresas, la influencia, para que puedan estar
presentes en todos los sectores de la vida social. Es una prueba de que la
construcción del partido obrero revolucionario es aún una tarea por cumplir y no
una tarea ya cumplida. Y ello impone elecciones sobre lo que se hace y, sobre
todo, en la manera en que se hace.
Es en el seno del
proletariado, y más particularmente entre los contingentes más importantes
reagrupados en las grandes empresas, dónde es prioritario defender, propagar y
popularizar la política revolucionaria.
Hemos elegido dar
prioridad a nuestra implantación entre los trabajadores de las grandes empresas.
Por útiles y legítimas que sean muchas de las luchas parciales o defensivas
llevadas a cabo por diversas categorías de oprimidos, pertenecientes o no a la
clase obrera, la única fuerza social capaz de cambiar realmente la relación de
fuerzas entre los mantenedores del orden capitalista y sus víctimas, es la
fuerza colectiva y consciente del proletariado.
Este trabajo de
implantación en las grandes empresas en sí mismo cura rápidamente de tentaciones
de "ultra-izquierda" y no deja apenas lugar para posiciones únicamente
propagandísticas a favor del comunismo. No es con una propaganda general, aunque
sea justa, como los revolucionarios pueden ganar la confianza de los
trabajadores. Las preocupaciones y luchas concretas de los trabajadores exigen
una política concreta. La cuestión es saber qué política. La nuestra, sean
cuales sean los resultados inmediatos, apunta en todas las circunstancias a la
toma de conciencia de los trabajadores, a acrecentar su sentimiento de
pertenecer a una clase que tiene sus propios intereses políticos. Por ejemplo,
todas las huelgas no desembocan en perspectivas de transformación social, pero
hay muchas que permiten a los que en ellas participa comprender la diferencia
entre una política que se sitúa en esta perspectiva y una política al servicio
del orden social existente.
Entonces, la
cuestión no está de ningún modo dónde la sitúa el título del artículo de
Rouge "¿Testimoniar contra el capitalismo... o combatirlo?"- pues la
formulación que se quiere criticar, a nuestro parecer, no es correcta, nosotros
nos contentaríamos con "testimoniar" en nombre del comunismo, a diferencia de
los que lo "combaten". Este mismo título "testimonia" en sí mismo que, para el
redactor de Rouge el combate es lo que hacen los de Seattle, y los
defensores de las ideas comunistas están reducidos a testimoniar, a menos que se
sumen a los de Seattle. No se les ocurre pensar que entre "la lucha contra el
capitalismo" a la manera de ellos, que no quieren transformar el orden social
sino solo mejorarlo y la posición puramente propagandística a favor del
comunismo, hay un lugar para una política que se sitúe en la perspectiva de la
destrucción del orden social capitalista por el proletariado revolucionario.
¿Somos
organizaciones demasiado pequeñas, demasiado poco influyentes sobre el
proletariado para hacer prevalecer esta política?. Cierto. Las ideas
revolucionarias no pueden transformar el mundo más que si las masas se las
apropian. Esto no llega más que en periodos de crisis revolucionarias, que no
son frecuentes. Pero entonces es necesario que existan militantes en esos
momentos, un partido fiel a esas ideas y que proponga la política resultante y
que no las hayan abandonado para reemplazarlas por un sucedáneo que no pasa de
reformismo. Esto nadie lo hará en nuestro lugar.
La prioridad dada
al trabajo revolucionario entre los trabajadores de las grandes empresas no nos
impide, sin embargo, mostrar nuestra solidaridad con muchas otras luchas útiles
y legítimas que no se sitúan en la perspectiva revolucionaria. Sin querer
polemizar con la LCR, a menudo nuestros camaradas han sido más numerosos que los
suyos participando en manifestaciones por la defensa de los intereses de los sin
papeles, por el derecho al voto de los trabajadores inmigrantes, por la
liberación de Mumia Abu Jamal, para apoyar a las asociaciones de parados o la
defensa de los derechos de las mujeres, participando en la movilización de los
docentes de Seine-Saint-Denis o en la de la enseñanza técnica, por citar sólo
las últimas acciones.
Por otra parte,
que existen movimientos que contestan los "excesos" del capitalismo ¡tanto
mejor!. Podemos, hasta debemos, encontrarnos a su lado en cierto número de
manifestaciones sin ponerles condiciones, concretamente sin ponerles como
condición el compartir nuestras perspectivas revolucionarias, lo que sería
estúpido. Pero rehusamos atribuir a esos movimientos una significación
revolucionaria que no tienen y que ni sus dirigentes ni su misma base quieren
darle de ninguna manera.
Hemos puesto en
evidencia, sistemáticamente, los lazos que existen entre tal o cual ignominia de
la sociedad capitalista y su funcionamiento general. Hemos mostrado que mucho de
los "excesos" del capitalismo o presentado como tales el dominio de los
monopolios, el robo al Tercer Mundo, las crisis económicas, la orientación de
las elecciones económicas en función del beneficio para una minoría y la misma
explotación- no son precisamente "excesos" sino el modo de funcionamiento del
capitalismo. Queremos mostrar que no se puede acabar con esos "excesos" sin
acabar con el mismo capitalismo.
Tenemos que tomar
el camino contrario de todos los que buscan canalizar las indignaciones
legítimas hacia perspectivas aceptables por la burguesía o incluso hacia falsas
perspectivas donde las organizaciones reformistas saben usar y abusar, al menos
en tanto no están en el poder. Por ejemplo, designando falsos blancos Maastrich,
la OMC, etc. que no ponen fin a la burguesía, a la patronal, para disimular las
oposiciones de clase.
Una política de
renuncias
Una de las formas
tradicionales de la LCR de renunciar a este campo y de fundirse en los
movimientos que apoyan, a los que atribuye un "dinamismo objetivamente
progresista" (cuándo no revolucionario) es adoptar en nombre de este "análisis",
la dinámica propia del movimiento, incluso cuándo éste no representa para nada
un progreso desde el punto de vista de la toma de conciencia o de la
movilización de los trabajadores o, más vulgarmente, marcar su mismo paso, tomar
como suyas las preocupaciones y hasta el vocabulario de las organizaciones
reformistas que en ellos participan y que los dirigen.
Tomemos como
ejemplo la participación de la LCR en Attac y su actividad militante en torno a
la tasa Tobin que Attac defiende. Que esta tasa, propuesta no hace mucho por el
viejo consejero de economía de Kennedy y de Carter, no sea nada revolucionaria,
es una evidencia que la LCR no niega... no más que Attac que, de todas formas,
no tiene ninguna intención de hacerse pasar por revolucionaria.
Con rigor se
puede considerar como un progreso el hecho de que la idea de tal tasa avance,
aunque el que la sostenga algunas de las cabezas pensantes de las finanzas, nos
debería hacer desconfiar de ella. Aún más, se puede decir que vale más que el
proyecto de una tasa sobre el gran capital, aunque mínima, sea extensamente
compartido, que cualquier idea de tasación sobre el capital especulativo sea
rechazada en nombre del "liberalismo" ambiente.
Pero los
revolucionarios tienen otro programa que defender en materia de fiscalidad sobre
el gran capital, incluso en forma de "reivindicación transitoria"!. Y además no
es solo esto. Si hubiera un verdadero movimiento popular en torno a esta
reivindicación, los revolucionarios deberían preguntarse ¿cómo participar en
ellos y cómo hacer progresar las conciencias?. Sería ciertamente, no escondiendo
sus propias ideas. No dejando de oponerse a todos aquellos para los que defender
la tasa Tobin no es más que una coartada. No dando al movimiento virtudes que no
posee.
Pero, además, la
"dinámica" actual se sitúa en una perspectiva puramente parlamentaria. La LCR se
lanza a esta dinámica, estando entre los iniciadores, por ejemplo, de un Comité
Attac en el Parlamento europeo. A pesar de usar un vocabulario diferente, es
igualmente la trayectoria de Los Verdes. Pero en esta trayectoria, los Verdes
son más lógicos cuando afirman que si los parlamentarios de derecha se suman a
la tasa Tobin, tanto mejor pues eso permite constituir una mayoría para votarla.
Con esta
política, el hecho de que un Bayrou se declare partidario de la Tasa Tobin es un
paso adelante. También lo es cuándo en el Parlamento europeo un Pasqua vota a
favor de un texto que, no pudiendo llevar a ninguna decisión concreta, puede en
cierto sentido contribuir a propagar la idea. Pero, ¿dónde está el progreso para
las ideas comunistas?. ¿Dónde está el paso adelante desde el punto de vista de
la construcción de un partido revolucionario?
El mismo artículo
de Rouge testimonia como, a fuerza de querer defender el movimiento,
comprendidas cuestiones dónde sería mejor no silenciar sus críticas, la LCR
termina por adoptar su trayectoria. Veamos el pasaje dónde el autor del artículo
busca convencernos de que "los manifestantes de Seattle han jugado un papel
progresista, trampolín para nuevas luchas". Admitimos el razonamiento, pero la
demostración se limita a afirmar que "las firmas internacionales se preguntan
acerca de la funcionalidad de los Estados; intentan elaborar nuevas reglas
legales, más adecuadas a sus objetivos. Para los "trabajadores" no es
indiferente que consigan o no vencer los obstáculos, especialmente las
legislaciones "nacionales", que sancionan particularmente en Europa- conquistas
sociales y democráticas frutos de luchas pasadas. Disipando la opacidad que
conviene habitualmente a las transacciones internacionales, los manifestantes de
Seattle han jugado un papel progresista, trampolín para nuevas luchas" (las
comillas de las palabras trabajadores y nacionales son del redactor. Nos
preguntamos qué significan).
No, no es
indiferente para los trabajadores que sus conquistas sean demolidas. Pero ¿no
será que por sus silencios, la demostración sugiere que la demolición de las
protecciones sociales es obra de la OMC o de las organizaciones internacionales
de la burguesía y sugiere que los Estados nacionales y las legislaciones
nacionales protegen, en cierta medida al menos, a los trabajadores cara a la
agitación de los primeros?.
Pero hay que ser
ingenuo para escribir cosas del género: los truts multinacionales se preguntan
sobre la "funcionalidad de los Estados". Ellos se plantean aún menos que son
precisamente los Estados nacionales los principales instrumentos de dichas
firmas multinacionales y de la gran patronal para demoler las protecciones
sociales, para hacer saltar las famosas conquistas sociales. Si los
revolucionarios tienen una lucha que conducir, es mostrando como la
"mundialización", es decir, el dominio de los grandes truts sobre la economía,
comienza aquí mismo; que las firmas nacionales no son una realidad virtual a la
sombra de organismos lejanos como la OMC y el FMI, sino que se trata de truts
donde muchos tienen aquí gran parte de sus fábricas y sus sedes sociales y que
alcanzan a los trabajadores y a sus acciones colectivas.
Es una forma de
abundar en el mismo sentido que los proteccionistas, y de participar en esos
discursos de moda que consisten en trazar un paralelismo, es decir una relación
causa-efecto, entre la pretendida disminución del papel de los Estados como
instrumentos de la gran burguesía de un lado y la degradación de las condiciones
de vida del proletariado por otro. Pero, en primer lugar, el papel de los
Estados no ha disminuido en absoluto. Segundo, no protegen en nada a las masas
laboriosas contra la patronal. Nunca los Estados nacionales han jugado un papel
tan importante en el enriquecimiento de los grupos multinacionales. Nunca los
Estados han recortado tanto al conjunto de la sociedad y más concretamente a las
clases laboriosas, para poner las sumas recortadas a disposición de la gran
patronal.
Otro capítulo
tienen por título: "¿Todos proteccionistas?". Nuestro artículo de Lutte de
Classe evidentemente no afirma que todos los participantes en las
manifestaciones de Seattle eran proteccionistas sino señalaba que eran
numerosos, que marcaban el tono y que era preferible para una organización
revolucionaria desmarcarse, en lugar de integrarlos en un juicio general muy
positivo- de Seattle. Pero este tipo de título sirve rápidamente al autor del
artículo para desviar la discusión afirmando beatíficamente: "No se trata de
negar la confusión política de algunas organizaciones presentes en Seattle, ni
la existencia de tentaciones proteccionistas alimentadas por una visión poco
crítica del modelo social europeo o de la excepción francesa".
¿Qué significa
"la confusión política de algunas organizaciones presentes en Seattle"?. ¡Es la
confusión de la LCR de lo que discutimos!. No es divertido reprochar a
Chevenement, aún menos a Pasqua, ser "confusionistas". Tienen una posición
política. Pero es nuestro deber llamar gato a un gato, nacionalista reaccionario
a un nacionalista reaccionario, reformista a un reformista, ecologista a un
ecologista, en lugar de mezclarlos, después secundando todo, decretar que el
conjunto "amenaza el orden establecido"... con la bendición de Clinton.
Todas estas
gentes no son para nada revolucionarias y no afirman serlo, al contrario. Y han
constituido, ampliamente, la mayoría de esta manifestación. Una vez más, el
problema no está en rehusar manifestarse, llegado el caso, a su lado; está en el
hecho de disimular lo que son, en un artículo consagrado a analizar qué ha
pasado en Seattle y, por consiguiente, en principio, para aclarar a sus
militantes.
¿Por qué,
también, la LCR aparenta, en este artículo, defender a la Confederación
campesina que, por nuestra parte, no hemos atacado?. José Bové y su organización
luchan en el terreno que han elegido. Están en su derecho. Una vez más decimos
que podemos encontrarnos a su lado en ciertos aspectos de su lucha y que,
entiéndase bien, hemos apoyado la defensa de José Bové cuándo estuvo preso.
¿Pero por qué diablos disimular lo que diferencia su lucha de la nuestra?
¿Por qué afirmar
que "Mundializar las luchas contra el nuevo desorden mundial, es desarrollar los
lazos entre los sectores de la sociedad que entran en movimiento, con el fin de
hacer progresar, concretamente, un nuevo internacionalismo. ¡Hace falta estar a
su lado!"? Pero ¿qué son pues ese "nuevo internacionalismo"?. ¿Qué son pues esos
lazos entre "los sectores de la sociedad que entran en movimiento"?. Solo hay
que la LCR presenta, este movimiento como el comienzo de una internacional,
tanto por lo que dice como por lo que calla, pero utilizando prudentemente la
palabra "sectores" para no hablar de clase social.
Entonces, para
terminar, nosotros no sufrimos para nada la "satisfacción solitaria de ser los
únicos que expedimos las verdaderas respuestas" pues, si sufrimos por algo,
sería más bien por la tristeza de ver escrito esto en Rouge. Sólo
decimos que hoy, al igual que el pasado, la transformación social en el
sentido en que la entendemos, es decir en el sentido comunista, no podrá venir
más que de la fuerza colectiva del proletariado. Afirmar esto pudiera ser, como
dice el redactor del artículo, "cultivar la nostalgia impotente de los tiempos
en que las corrientes revolucionarias estaban presentes en la clase obrera".
Pero hemos
elegido trabajar para que las corrientes revolucionarias estén de nuevo
presentes en la clase obrera, mejor que diluirnos en movimientos que, aún
conduciendo luchas que pueden ser legítimas, no ambicionan dirigir la lucha a la
transformación revolucionaria de la sociedad y, lo peor, desvían al mundo del
trabajo de la única política que podría llevarles a realizar este objetivo.
Traducción del
artículo del mismo título aparecido en el nº 51 de Lutte de
Classe, revista de LO.
Mayo-Junio
2000
Nice: not so nice
(Juego de palabras
en inglés que pierde sentido al
ser traducido. "Niza: no tan
bonita")
Declaración del Grupo
Attac-Instituciones europeas
Traducción
Attac-Sevilla.
Un primer balance de la Cumbre de Niza, tiene que
comenzar, obligatoriamente, explicando las condiciones en las que los ciudadanos
han tenido que ejercer sus derechos fundamentales, de manifestación y de
reunión, así como el derecho de libre circulación dentro del territorio de la
Unión. Estos dos primeros derechos
han sido ensombrecidos.
-Los obstáculos de todo tipo que han
encontrado para manifestarse.
-Represión
"ejemplar" contra los parados que querían coger trenes
"gratuitos".
-Negativa de las
autoridades a conceder sitios públicos para albergar a los manifestantes así
como espacios para las reuniones y debates.
-Recorridos
reducidos al mínimo para la manifestación del 6 de Diciembre.
-Represión
desmesurada de las manifestaciones del 7 de
Diciembre.
-Detención durante
un mes de ciudadanos españoles que no habían tomado parte en ningún acto de
violencia.
-Evacuación con
violencia y uso de gases lacrimógenos del gimnasio Lerys cuando estaba ocupado
por una reunión de 2000 personas.
-Y para terminar
la paralización en la frontera italiana de un tren que transportaba 1500
pacíficos manifestantes italianos pertenecientes al grupo Tute Bianche. Una grosera interpretación de la libre
circulación de personas.
Todo esto ocurría mientras se proclamaba
solemnemente, dentro del mayor sigilo, una Carta de los derechos
fundamentales de la Unión Europea, que representa un retroceso en
relación con las declaraciones internacionales de las que son firmantes todos
los Estados miembros, y en muchos casos, con relación a las constituciones y
legislaciones nacionales. Una Carta que seria el primer paso de un proceso
constituyente europeo, que podría llegar a ser el preámbulo de una futura constitución federal, pero
sobre todo porque el procedimiento seguido
para su elaboración y adopción seria el modelo para desarrollar textos
más ambiciosos. Por consiguiente el
método empleado para elaborar este texto es por sí mismo una amenaza para la
democracia. La Carta, es en efecto, la obra de una convención cooptada por
los gobiernos de los Estados miembros y por las instituciones europeas quienes,
sin ningún mandato popular previo, han elaborado y negociado con instancias
privadas (ONG, asociaciones, sindicatos, lobbies patronales etc..) este texto
del mayor rango político.
Dentro de esta forma de decisión post-moderna,
todas las transacciones están permitidas, todos los agentes de la sociedad civil
pueden intervenir: solo se excluye el que una representación popular con un
mandato específico pueda decir la Última palabra, como conviene en
democracia.
Este orden nuevo que pretende reemplazar la
democracia coincide con un refuerzo de las competencias de la Comisión: que no solamente, se parecerá
cada vez mas a un gobierno, su presidente podrá de ahora en adelante
remodelarla, sino que obtendrá con más facilidad amplios poderes para las
negociaciones sobre los servicios (excepto, por el instante, la educación y la
salud) en la medida en que el Consejo, una vez modificado el artículo 133, podrá
dar mandato en esta materia y en muchas otras a la mayoría cualificada. Por otra
parte, la Unión se ha dado una fuerza militar que actuará dentro del marco de la
OTAN, según las modalidades ya
probadas en Bosnia y Kosovo.
Cada
vez mas, las instituciones europeas se alejan de la legitimidad democrática
nacional sin construir una democracia federal europea. Las Instituciones
europeas se orientan hacia un poder auto-proclamado, que ignorando la soberanía
popular, "dialoga" con la sociedad civil. Esta situación que en otros tiempos se
calificaba como "déficit democrático", ha pasado a ser ahora un modelo político
que pretende servir de base para una nueva constitución: la "gouvernance
europea", sobre la que la Comisión
prepara ya un Libro Blanco. La Gouvernance europea, lejos de crear un Estado
Europeo, es un instrumento poderoso de la globalización en la medida en que
priva a los ciudadanos de todo medio político de resistencia a la liberalización
generalizada y a la transformación en mercancía de todos los aspectos de sus
vidas.
El grupo ATTAC-Instituciones europeas, consciente
de las amenazas que tal orientación política hace pesar sobre la democracia,
llama a los ciudadanos de Europa a estar vigilantes y a hacer una defensa sin
fisura de los principios democráticos. Igualmente invita a la Comisión así como al conjunto de
las instituciones de la Unión Europea a relanzar el proyecto europeo sobre una
base democrática y ciudadana. El Grupo
ATTAC-Instituciones
europeas.
Complemento: IU
y la Cumbre de Niza, Enlace
AQUI
Declaraciones de Dakar 2000, de la Resistencia a
las Alternativas
Fuente: CADTM; Resumen,
Andalucía
Libre
Manifestación en Dakar,
Senegal - 19 de Diciembre 2000
Entre los días 11 y 17 de
Diciembre de 2000 se celebraron en Dakar, capital de Senegal, dos conferencias
internacionales por la anulación de la Deuda Externa y para la elaboración de
alternativas de desarrollo.
Ambas han constituido auténticos
éxitos para el movimiento contra la deuda. Más de 200 representantes de
organizaciones de 22 países del África Subsahariana; representaciones de Europa,
Estados Unidos, América Latina, Asia...
Teatro contra la deuda, poesía,
manifestaciones, testimonios de mujeres y jóvenes; comunicaciones de las
coaliciones de artistas, sindicatos, jovenes... han acompañado a los trabajos en
comisión y en plenario de la Conferencia
panafricana organizada conjuntamente por CONGAD, Jubileo Sur,
CADTM y CNCD. Las ponencias de Mr. Kasse (Senegal), Samir Amin (Egipto), Eric
Toussaint (Bélgica) y Yash Tandon (Zimbabwe) dieron lugar a cuatro talleres
sobre deuda y educación, deuda y salud, economía-empleo y alternativas y
estrategias. Los trabajos de estas comisiones permitieron desagregar para cada
sector las constantes del impacto perverso de la deuda y las políticas del FMI y
el Banco Mundial, así como las resistencias pasadas y futuras frente a esta
realidad y las alternativas a apoyar para alumbrar otro modelo de desarrollo. Un
amplio documento recogerá estos trabajos así como declaraciones sectoriales y un
Manifiesto. El espíritu y las conclusiones de este encuentro quizá puedan ser
bien resumidas por las palabras del abogado senegales Maître El Hadji Guissé:
«La dette est historiquement injuste, socialement insoutenable et juridiquement
infondée».
Por su parte, la Conferencia Estrategias Norte-Sur
avanzó en los análisis y en el establecimiento de coordinaciones regionales
(África occidental, central, etc) en la perspectiva de las citas pendientes:
Porto Alegre, enero de 2001; Bruselas, Mayo...
A continuación,
ENLACES
con las Declaraciones aprobadas en Dakar (en
francés):
Jubileo Sur,
Gauteng, Sudáfrica, Noviembre
1999
Bélgica Garantizar a todos/as la satisfacción de las necesidades
humanas fundamentales.
Pistas para Alternativas
Eric Toussaint y
Arnaud Zacharie,(*)
Según la Declaración de los Derechos Humanos:
"Toda persona tiene derecho a un nivel de vida que le permita preservar su
salud, su bienestar y los de su familia, especialmente en lo referido a la
alimentación, el vestido, la vivienda, los cuidados médicos así como el acceso a
los servicios sociales básicos. Toda persona tiene derecho a la educación, al
trabajo y a la seguridad social".
Según el Programa de Naciones Unidas para el
Desarrollo, serían necesarios solo 40.000 millones de dólares anuales, durante
diez años para garantizar a cada uno de los habitantes de la tierra el acceso a
los bienes y servicios básicos. "El costo de la provisión y el mantenimiento del
acceso universal a la educación básica, a los cuidados de la salud elementales,
a una adecuada alimentación, al agua potable y a infraestructuras sanitarias,
así como el acceso de las mujeres a la atención ginecológica y obstétrica ha
sido estimado en 40.000 millones de U$S por año, lo que representa menos del 4%
de la riqueza acumulada en 225 grandes fortunas (PNUD, 1998, pág.33) y si bien
no lo dice expresamente deja entender que un impuesto del 4% a las 225 personas
más ricas del mundo bastaría para garantizar el acceso irrestricto a los
servicios fundamentales. Una vez más, la miseria del presente enfrentada a la
riqueza de lo posible. Relacionado con otros gastos la suma mencionada
equivaldría al 5% de los gastos militares y al 4% de los gastos mundiales
anuales en publicidad.
Es imposible esperar de la lógica del mercado y
de sus beneficios que satisfagan estas esenciales necesidades. Los 1,3 mil
millones de personas que no disponen de agua potable y los 2 mil millones de
anémicos no disponen de poder de compra suficiente. Solo políticas públicas
podrán garantizar la aplicación de la Declaración Universal de los Derechos del
Hombre y por lo tanto es necesario que los poderes públicos dispongan de los
medios políticos y financieros.
Esto no se logrará sin un poderoso movimiento
social y ciudadano a favor de medidas concretas a aplicar. He aquí algunas
posibilidades para resolverlas (conforman como una propuesta de plataforma
minima a mejorar):
Quebrar el infernal ciclo de la deuda
Los defensores de la mundialización liberal nos
explican que los países en desarrollo (incluyendo a Europa del Este) deben
reembolsar su deuda externa si quieren seguir recibiendo flujos financieros
desde el exterior. En realidad luego del estallido de la crisis de la deuda en
1982 los flujos se han desplazado de la Periferia hacia el Centro.
El mecanismo de reembolso de la deuda se agregó a
otros preexistentes (desigual intercambio comercial, pillaje de riquezas
naturales y humanas) reforzándolos poderosamente. Desde 1982 los países de la
periferia han trasladado a los acreedores del Centro (dejando a los capitalistas
locales sus correspondientes comisiones) importes equivalentes a varios planes
Marshall.
Se justifica por lo tanto asumir la contrapartida
del discurso oficial: es necesario anular la deuda pública externa del Tercer
Mundo. Si se analiza la deuda del Tercer Mundo (reembolsada mas de cuatro veces
desde 1982) no es tan pesada frente a la deuda histórica, ecológica y social que
han contraido con éste los ricos países del Norte. La deuda de los países del
Tercer Mundo (excluidos los países del ex Bloque del Este) llegaba en 1999 a
alrededor de los 2060 billones de dólares (de las cuales el 75% son deudas
públicas), que en realidad constituye un pequeño porcentaje de la deuda mundial
que alcanza al menos los 40 mil billones de dólares (solo la suma de la deuda
pública y la privada en los EEUU asciende a 21 mil billones de dólares). Si la
deuda pública externa del Tercer Mundo fuera totalmente anulada, sin indemnizar
a los acreedores, esto representaría una mínima pérdida de solo el 0,5% de su
cartera. Mientras que, contrariamente,
los pueblos liberados del peso de la deuda dispondrían de sumas
considerables que podrían ser utilizadas en mejorar la salud, la educación,
crear empleos. El reembolso de la Deuda Publica del Tercer Mundo, en efecto,
requiere destinar alrededor de 200 mil millones por año, es decir cinco veces la
suma necesaria para satisfacer las necesidades humanas básicas definidas por el
PNUD.
También se argumenta que un importante flujo de
nuevos préstamos contrabalancea el reembolso del Tercer Mundo. Falso. En 1999 el
Tercer Mundo transfirió a los acreedores 100 mil millones más que lo que recibió
como nuevos préstamos (que por otra parte no hicieron sino aumentar el monto de
la deuda).
También es falso afirmar que el monto de la Ayuda
Oficial al Desarrollo (AOD) neutraliza los efectos negativos del pago de la
deuda. En 1999 la suma total de APD no superó los 50 mil millones de dólares es
decir cuatro veces menos que lo que pagó el Tercer Mundo en el mismo período
como servicio de la deuda pública. Según el BM, los AOD solo equivale a un 0,24%
del PBI de los países donantes mientras que la ONU fijó como objetivo el 0,7%.
En realidad los APD bajaron un 33% entre 1992 y 1998, en escandalosa
contradicción con los compromisos asumidos por los Jefes de Estado de los países
industriales en 1992, en Río de Janeiro.
Los antecedentes históricos en cuanto a anulación
de deudas han mostrado los ventajosos efectos que esto puede generar,
especialmente si se recuerda la anulación del 51% de la deuda de guerra alemana
en 1953, lo que permitió a Alemania transformarse en la primera potencia y
locomotora de la construcción europea. Existen igualmente otros antecedentes: la
deuda del Estado ruso 1917, la deuda de los estados suramericanos luego de la
crisis de 1929, la deuda del Japón entre 1941 y 1952, la mitad de los créditos
del Club de París a Polonia en 1991, etc.
Es evidente que los países mencionados obtuvieron importante desarrollo
luego de las medidas de anulación.
Algunos agregan que la anulación de la deuda
llevaría a la exclusión del acceso de dichos países a los capitales
internacionales. Esta afirmación no se fundamenta en ningún estudio serio de la
historia de las crisis de endeudamiento. Además no tiene ningún sentido para la
mayoría de los países del Tercer Mundo, pues éstos hace mucho que no tienen
acceso a dichos capitales. Según el PNUD " solo 25 países en
desarrollo tienen acceso a los mercados privados para las obligaciones, los
préstamos de bancos comerciales y las inversiones de cartera" (PNUD, 1999, p.3).
Es de destacar que el PNUD incluye entre los 25 países mencionados a los estados
del Este Europeo, mientras que el conjunto total reune a 170
países.
También es importante recordar el concepto de
"deuda odiosa" del Derecho internacional y que constituye una parte considerable
de la deuda del Tercer Mundo. ¿De qué se trata? Una deuda es "odiosa" según el
Derecho Internacional si fue contraida por un gobierno no democrático y tampoco
disfrutada por las poblaciones locales. "Si un poder despótico contrae una deuda
no según las necesidades y los intereses del Estado, sino para fortalecer su
despotismo, para reprimir a la población que se le opone, esta deuda resulta odiosa para toda la
población de dicho Estado. Esta deuda no es obligatoria para la nación: es una
deuda del régimen, una deuda personal de quienes la contrajeron y por lo tanto
cae con la caída del poder que la generó" (Willame, pág.
86).
La responsabilidad es la de los acreedores en
cuestión. La jurisprudencia expresa que sustancialmente las deudas estatales
deben ser contraidas y utilizadas en interés público, mientras que a los ojos de
los acreedores las que estamos considerando no cumplían con este requisito. De
modo que los acreedores han cometido un acto ilegal con respecto a la población,
de modo que no pueden esperar que una nación liberada del poder despótico asuma
las deudas odiosas de carácter personal de dicho poder.
En términos generales puede decirse que los
banqueros del Norte y los dirigentes del Banco Mundial que no reaccionan ante
las irregularidades cometidas en materia de costos, de planes arteros, de
contratos sospechosos, adoptan un comportamiento hostil con relación a la
población. Y por lo tanto la deuda debe ser considerada nula y no
contraida.
Para que la anulación de una deuda sea útil al
desarrollo humano, es evidentemente necesario que las sumas destinadas hasta ese
momento al pago de la deuda sean depositadas en un fondo de desarrollo
democráticamente controlado por la población local. Pero una vez franqueado esta
primer paso es indispensable sustituir esta economía de endeudamiento
internacional por otro modelo de desarrollo socialmente justo y ecológicamente
sustentable.
Un Fondo Internacional de reparación para el
Desarrollo.
Para responder al pillaje secular sufrido por el
Tercer Mundo y con el objeto de romper radicalmente con la lógica actual es
necesario pensar en un Fondo Internacional de Reparación histórica. Este fondo
podría conformarse de varios modos:
Restituir a los ciudadanos del Tercer Mundo los
bienes mal adquiridos por las elites del Sur. Considerables riquezas acumuladas
ilícitamente por gobiernos y capitalistas locales han sido transferidas por
razones de seguridad a los países más industrializados con la complacencia
activa de las instituciones financieras privadas y la de los gobiernos del Norte
(movimiento que no se ha detenido). Pensemos, por ejemplo, lo que representaría
para la población del Congo-Kinshasa, la restitución de parte importante de los
bienes de Mobutu (equivalente a diez veces el presupuesto anual del estado
congoleño)
Estos fondos mal habidos deberían ser
incorporados a un fondo de desarrollo democráticamente administrado por la
comunidad (movimientos sociales y instituciones parlementarias). Esto desde
luego requiere que se realicen investigaciones sobre los haberes de tales
gobiernos depositados en los bancos del Norte y del Sur. Investigaciones que
requieren la total cooperación internacional. Permitirían además no dejar
impunes a los corruptos y§ a los corruptores; esta sería la única manera de
poder ver un día a la democracia y a la transparencia venciendo a la corrupción
(sin olvidar que un acto de corrupción implica a un corrupto pero también a un
corruptor)
Establecer un impuesto a las transacciones
financieras. Esta propuesta, hecha inicialmente en 1972, del Premio Nobel de
Economía, James Tobin, posteriormente desarrollada por otros economistas, luego
por la red internacional ATTAC (Asociación por una Tasación de las Transacciones
financieras para la Ayuda a los Ciudadanos), podría aportar importantes sumas al
desarrollo. Según evaluaciones realizadas por el CNUCED (Conferencia de las
Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo) 1000 mil millones de dólares
por día producirían, con impuesto del 1% 720 mil millones por año.
Como hipótesis de trabajo propone además cortar
la manzana en dos: 360 mil millones para un fondo social y ecológico para los
países en que se originen las transacciones y los restantes 360 mil millones a
distribuir entre los países del Sur (para educación, salud, etc).
La plataforma internacional de ATTAC planteaba un
impuesto del 0,1% que produciría unos 100 mil millones anuales destinados a
luchar contra las desigualdades en materia de educación, salud, seguridad
alimentaria y desarrollo sostenido. Resulta evidentemente imposible poder
determinar con exactitud los montos que podría generar dicho impuesto dado que
ellos dependen del porcentaje que se establezca y del tamaño de los flujos
financieros. Pero parece necesario, en vistas de la globalización operada en los
mercados desde la propuesta inicial de Tobin (y especialmente por los productos
derivados que generan los pases entre mercados) establecer un impuesto a todas
las transacciones financieras (acciones, obligaciones, divisas y derivados) de
modo que los operadores se "acostumbren" a aceptar esta tasa solidaria, sin
evitarla buscando otros subterfugios.
Llevar la Ayuda Oficial al Desarrollo al menos al
0,7% del PBI: resulta intolerable que después que los gobiernos de los países
ricos se comprometieron a aumentar sus AOD, en realidad estas fueron diluyéndose
como nieve al sol. Con un promedio actual del 0,24%, las AOD deberían
multiplicarse por tres para cumplir con los compromisos asumidos. Sabiendo que
las AOD oscilan en los 50 mil millones de dólares, multiplicándolos por tres se
llegaría a los 150 mil millones por año que deberían ser íntegramente donados
(como reparación y no más, como sucede todavía a menudo, bajo la forma de
créditos a la exportación o de créditos concesionales).
Establecer un impuesto excepcional a las grandes
fortunas: en su informe de 1995 la UNCTAD propone establecer un impuesto mundial
único que permitiría movilizar fondos bastante
considerables.
Una nueva lógica de desarrollo
A la actual lógica de desarrollo que se basa en
la adopción por los países del Sur, de programas de ajuste neoliberal, bajo la
presión de los acreedores, es preciso sustituirla por una lógica de desarrollo
endógeno e integrado.
Esta mutación requiere dos fases:
Poner fin a los planes de ajuste estructural:
estos planes provocan el debilitamiento del Estado y lo vuelven dependiente de
las fluctuaciones externas (baja de precios, ataques especulativos, etc), frenan
todo desarrollo sociocultural (educación, desempleo, acceso a los medicamentos,
etc) y condenan a los ciudadanos de la periferia a ver bajar sus remuneraciones
mientras suben los precios (IVA, devaluaciones, desindexaciones,etc.). Deberían
en consecuencia ser totalmente suprimidos.
Adoptar un modelo de desarrollo parcialmente
autocentrado: estos modelos requieren la construcción de fundamentos económicos
interiores lo suficientemente sólidos como para poder abrirse inmediatamente a
los intercambios comerciales internacionales. Este tipo de desarrollo implica la
creación de zonas política y económicamente integradas, el surgimiento de
modelos de desarrollo endógenos, el fortalecimiento de los mercados internos, la
creación de ahorro local para el financiamiento local, el desarrollo educativo y
sanitario, la puesta en marcha de impuestos progresivos y de mecanismos de
redistribución de la riqueza, diversificación de las exportaciones, reforma
agraria que garantice el acceso de todos los campesinos a la tierra, etc.
La actual arquitectura mundial que impone a la
periferia la función de aportar las materias primas y mano de obra barata a un
centro que dispone de capitales y de tecnología, debe ser reemplazada por
agrupaciones económicas regionales. Solo este tipo de desarrollo autocentrado
permitiría el surgimiento de relaciones Sur-Sur, condición sine qua non para el
desarrollo económico del Tercer Mundo (y por extensión del mundo). Estas
regiones integradas podrían dotarse de poderes económicos regionales con poder
de regulación económica y social.
Modificar las reglas del comercio mundial que en
la actualidad consisten en el proteccionismo de los países del Norte hacia los
países del Sur y una apertura total de los mercados del Sur hacia los países del
Norte. Esta lógica no solo debe ser revertida, (amplio acceso de los productos
del Sur a los mercados del Norte, combinada con un cierta de proteccionismo del
Sur, especialmente para permitirles adquirir soberanía alimentaria) sino que,
además, las reglas comerciales
mundiales deben ser subordinadas a criterios ambientales sociales y culturales estrictos. La
salud, la educación, el agua o la cultura deben ser eliminados del campo
comercial internacional.
Restablecer mecanismos de control de los capitales
Controlar los movimientos de capitales, de modo
que la afluencia de capitales no desemboque permanentemente en reflujos
devastadores. Una medida adecuada podría ser el establecimiento de un depósito
temporario y obligatorio, a toda entrada de capital, por el término de un año y
por un importe equivalente al 30% de la suma invertida. Al término del año este
depósito le sería reintegrado al inversor (alentado así a invertir a largo
plazo). Este depósito no recibiría ninguna remuneración. Existen muchas otras
medidas de control, por ejemplo el mantener las obligaciones y las acciones por
lo menos durante un año antes de revenderlas, restringir la convertibilidad de
la moneda solo a las operaciones comerciales (excluyendo en consecuencia los
activos financieros), imponer un impuesto alto en los casos de excesivas
fluctuaciones (como lo propone el economista Bernd Spahn),
etc.
Volver a reglamentar los mercados financieros: la
desregulación de los mercados financieros provocó un desmesurado desarrollo de
la especulación financiera. La actual y absoluta ausencia de controles y de
normas especialmente en operaciones sobre productos financieros complejos,
inventados cada día permite especular durante determinados
plazos.
Tal es el caso de los productos cotizables en los
que dos inversores pueden especular, por ejemplo, sobre la correlación entre la
cotización del trigo y la del petróleo durante el curso de un mes (se dirá que
el trigo y el petróleo son activos subyacentes de los cuales deriva la
operación). Si la correlación entre los dos se mantiene dentro de ciertos
márgenes (una cotización) predefinidos por ambas partes uno de los especuladores
gana ; si por el contrario la cotización supera dichos márgenes es el otro el
que gana. Es evidente que ninguno de ellos se preocupa ni por el trigo ni por el
petróleo sino en su carácter de variables sobre las que especular durante un mes
(estas variables pueden ser reemplazadas por cualquier otro tipo de activos:
acciones, divisas, indices bursátiles, etc). Y la economía real ve fluctuar
estas cotizaciones en función de operaciones cuyo único objetivo es hacer dinero
con el dinero mismo.
Es tiempo de reglamentar los mercados financieros
comenzando por asegurar la "trazabilidad" de todas las operaciones financieras
(determinar claramente qué hace quién y en qué sentido) y reglamentarlas en
consecuencia.
Suprimir los paraísos fiscales que tienen por
efecto inflar el globo financiero y fragilizar las economías lícitas (se
blanquean anualmente entre 500 y 1500 billones de
dólares).
Medidas anexas
Reducir drásticamente la producción de armas:
mientras se pregona austeridad hacia los cuatro puntos cardinales, la reducción
de los presupuestos militares permanece tabú. Es necesario sin embargo romper
con esta lógica. La mayor responsabilidad cabe a los ricos países del Norte dado
que tres países concentran el 80% de la venta de armas en el mundo: EEUU, 50%,
Francia 15% y el Reino Unido 15%.
La emancipación de la mujer: como lo destaca la
Marcha
Mundial de las Mujeres "la situación
en que se hallan las mujeres solo se explica por la fuerza conjunta de dos
fenómenos mundiales: el capitalismo neoliberal y el patriarcado que se
retroalimentan y se refuerzan mutuamente para mantener a la gran mayoría de las
mujeres en inferioridad cultural, desvalorización social, marginación económica
"invisibilización" de su existencia y de su trabajo, "mercantilización" de su
cuerpo, situaciones todas que se asemejan a un verdadero apartheid”. La Marcha propone construir un mundo de
igualdad entre hombres y mujeres, un mundo donde las mujeres estén liberadas de
toda forma de violencia y de explotación, incluyendo la violencia doméstica, las
violaciones, la prostitución, el tráfico de mujeres, el acoso sexual, la
violencia social y la violencia estatal.
La Marcha propone encarar las causas
estructurales de la pobreza de y la violencia hacia las mujeres y propone
precisas reivindicaciones.
Muchas otras medidas deben ser tomadas tanto en
el Norte como en el Sur, pero sería demasiado extenso mencionarlas a todas. Aquí van algunas: el derecho universal
al trabajo mediante una reducción radical del horario laboral opuesto a la
lógica actual en que coexisten desocupados y trabajadores sobrecargados y
agobiados por el stress; la libre circulación y la libre residencia de las
personas; la ruptura en el Norte con el mecanismo de la deuda pública que genera
políticas de austeridad y de transferencia masiva de ingresos de los ciudadanos
hacia los dueños del capital.
Como señala Ricardo Petrella "la urgencia
política solo puede ser satisfecha mediante la promoción del bien común. Esto
significa en primer término la salvaguardia o el restablecimiento de condiciones
vitales de existencia a millares de seres humanos (aire, agua dulce, océanos,
energia solar) que deben adquirir el status de bienes patrimoniales de la
humanidad- Una segunda serie de tareas políticas planetarias incluye: la
seguridad común (alimentaria, ambiental, financiera, sanitaria), la paz, la
diversidad cultural, la represión de los crímenes contra la humanidad. En este
sentido, la urgencia política reside en la definición y la puesta en marcha de
un nuevo sistema financiero y monetario mundial y de nuevas normas para el
comercio internacional, en ruptura con las normas del Fondo Monetario
Internacional (FMI) y de la OMC (Le Monde Diplomatique, agosto de
1999).
(*)
Este texto ha sido editado en Francès en el libro: "Le Bateau Ivre de la
mondialisation. Escales au sein du village planétaire" (El ebrio navío de
la mundialización. Escalas en la aldea planetaria). Co-Edition
CADTM - Bruselas/ SYLLEPSE - Paris, 2000, 264pp. ISBN
2-9600254-0-7 // Bibliografia: en la pagina del CADTM
Dos Encuestas Abiertas:
1ª.
Preferencias en Frecuencia de envíos; 2ª. ¿Adonde llega Andalucía Libre?.
Vota desde la
pagina principal-Encuestas o envía un correo en blanco a tus
opciones
|